Me encontraba en el Aeropuerto, esperando a Edward con los pasajes en la mano. Había hablado con el y habíamos quedado en encontrarnos en ese lugar a esta hora.

A lo lejos pude ver que veía arrastrando su maleta. Se acerco a mi y me saludo.

-     Viajas ligero? – Dijo mirando que no tenia bolso.

-     Ya lo despache – Dije

-     Vamos, queda poco tiempo – Dije señalando con la cabeza la dirección a la que teníamos que ir.

Caminamos por los pasillos de aeropuerto, y luego de despachar su maleta, fuimos a sentarnos cerca de la puerta de embarque. Pasamos por una tienda de perfumes y me detuve unos segundos. Tome una botella de perfume y una de las chicas se me acerco para hacerme probar la fragancia… el perfume era dulce, pero agradable. Estaba en duda si comprármelo, pero desistí de la idea porque llamaron a nuestro vuelo.

-     Vamos? – Dijo Edward.

-     Vamos  - dije

Nos fuimos a la puerta de abordaje, y pasamos al avión que por supuesto estaba sobrevendido… Nos sentamos en primera clase, y al instante que subimos al avión, me quede dormida.

-     Señorita – Dijo la azafata suavemente tocándome el hombro.

-     Si?- Dije incorporándome

-     Estamos por aterrizar, por favor colóquese el cinturón de seguridad

Me incorpore en el asiento, y Edward estaba dormido a mi lado, recostado sobre mi hombro.

-     Edward – Dije tocando su cabeza.

Parecía que no reaccionaria…

-     Bella – dijo suspirando.

-     Si? – Dije

-     Vuelve con migo – Dijo

Cuando dijo eso mi corazón dio un vuelco. Será que me extraña? Será que me ama? Será que extraña mi amistad?

-     Edward – Dije acariciando su mejilla

Como acto reflejo, Edward Abrió los ojos y me miro fijo, puso su mano por arriba de la mía que aun seguía en su mejilla como una caricia. La agarro y la llevo a sus labios besándola… Esa acción me hizo temblar. Me quede mirándolo a los ojos soñando despierta. Acordándome de todos los momentos hermosos vividos a su lado…

-     Señores, por favor, abrochen sus cinturones – Dijo el capitán – comenzaremos el descenso.

Edward soltó mi mano y abrocho su cinto, y yo imite su acción.

Una vez en la tierra, salimos del avión para encontrarnos con nuestros padres, que nos recibieron con un fuerte abrazo. Se sentía muy bien estar en casa. Parecía como si el tiempo no hubiera pasado.

Por la tarde, Salí a dar una vuelta por el pueblo… Llegue a la Push, como era de costumbre cuando quería estar sola. Me quede contemplando el atardecer… Me levante de la arena cuando comenzó a hacer demasiado frio.

Cuando ingrese a casa, me lleve la sorpresa de que Carlisle, Esme y Edward vendrían a cenar… pasaríamos acción de gracias con los Cullen…

Subí a cambiarme a mi habitación. Quería estar presentable para la ocasión, por lo que me vestí con un pantalón entallado negro, y una camisa holgada con un cinturón negro de brillantes a la cintura. La camisa era abierta en el cuello, y caía sobre un lado dejando mi hombro descubierto. Me deje el cabello suelto de manera natural, y me maquille con tonos oscuros, marcando mis facciones.  La imagen de mi espejo era aceptable… bueno, un poco más que aceptable… La idea era sorprender a Edward…

El timbre sonó. Sabía que eran ellos, por lo que me quede unos minutos más en mi habitación. Quería hacer una entrada…

-     Bella… Baja por favor, ya estamos todos! – Dijo René.

-     Ya bajo mama! – Grite desde arriba.

Me mire una vez más al espejo, y baje las escaleras. Edward estaba parado al costado de los sillones de la sala, junto con Esme, quien me miro.

-     Bella… No había notado lo hermosa que estas… ya eres toda una mujer – Dijo agarrando mi mano.

-     Gracias Esme – Dije sonrojándome.

Edward giro su cabeza cuando su madre me hablo y se quedo embobado mirándome. Salude a los padres de Edward y me senté en la sala junto a mis padres, cruzando mis piernas.

-     Bella… Que modales… No saludas a Edward?- Dijo René

-     René! – Dijo Esme – Seguro están hartos de verse todo el día…

-     Lo siento – Dije parándome – Hola Edward.

Me acerque a el, y deje un suave beso en su mejilla.

-     Hola Bells – Respondió casi imperceptiblemente.

-     Porque no pasamos al comedor? – Dijo René

-     Vamos! – Dijo Esme seguida de Carlisle y mi padre.

Con Edward caminamos al ultimo, y antes de llegar agarro mi mano, me atrajo hacia el y hablo en mi oído

-     Estas hermosa – Dijo provocando millones de descargas eléctricas en mi espina.

No pude responderle. Sabía que si abría la boca, solo saldrían incoherencias de ella… Lo mire fijo a los ojos… Seguro el podía notar todo el deseo reflejado en ellos…

-     Vamos chicos – Dijo Mama…

Nos sentamos a la mesa, uno al lado del otro.

-     Bella… Tu madre me conto que fue duro el semestre para ti – Dijo Esme

Sus palabras me hicieron tensar al momento.

-     Si… me fue mal en unos exámenes, pero por suerte pude recuperarlos…

-     Pero que te paso? Siempre fuiste tan buena estudiante – Dijo preocupada.

Agache la cabeza, y pude sentir la mano de Edward en mi pierna, pero no de manera sensual, si no en forma de apoyo.

-     Me costo mucho adaptarme – Dije sin saber que decir…

-     Bueno, pero por suerte ya estas bien…

-     Si, ya estoy mejor – Dije mirando a Edward que estaba a mi lado.

Su mano no se movió de mi pierna en toda la noche, solo cuando alguien se levantaba o le pedían que alcanzara algo. Ese acto llevo a que este toda la noche con el corazón en la boca…

La cena termino. Estábamos todos charlando en la sala tomando un café, cuando Sue, nuestra cocinera apareció en la sala.

-     Sue? – Dijo Mama – Te hacia en tu casa hace horas!! Que paso?

-     Los caminos están cerrados – Dijo – comenzó a nevar, y una pequeña capa de nieve helo las calles y están cerradas…

-     Por dios! – Dijo Esme

-     No se hagan problema… - Dijo Mama – Hay espacio para todos!

Sue se quedo en el cuarto de servicio que estaba cerca de la cocina. Esme y Carlisle tomaron el cuarto de huéspedes y Edward… tenia dos opciones… o dormía en mi cuarto, o dormía en el sillón de la sala. Me imagine que mis padres no permitirían que Edward se quede en mi habitación, pero fue todo lo contrario. Lo alentaron a que disfrutara de la comodidad de mi alcoba… El mundo conspiraba para no separarme de su lado…