Dulce y Violento (Terminado)

Autor: magui_vulturi
Género: + 18
Fecha Creación: 14/07/2011
Fecha Actualización: 25/09/2011
Finalizado: SI
Votos: 12
Comentarios: 33
Visitas: 34595
Capítulos: 16

Perdonen es que no se como hacer el resumen haci que lean el prologo y hay mas o menos descrive la historia! XD

no sean duras es mi primer fic!! XD


Ninguno de los personajes aqui descritos me pertenece, todos son de Stephenie Meyer. No ahgo este fic con animos de lucro ni gano nada con ello, solo el reconociemiento de todos aquellos que lo leen. No me acuseis de nada, por favor!


Espero que les guste y comenten!

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Capítulo 8: Secretos

La mente humana es algo incomprensible en algunas ocasiones. La mayoría de las personas tenemos la fiel creencia del túnel oscuro y la luz al final del camino; ese pasadizo que nos conducirá a un mundo nuevo; un lugar donde no hay tristeza, dolor o sufrimiento. Pero, de ser así, ¿por qué no puedo verla?

Me encuentro sumergida en las sombras, sin voz...sola. Y a pesar de eso, no logro ver un final...o talvez esto solo sea un principio, el inicio de un castigo por mi debilidad.

Comienzo a gritar, pero de mis labios no escapa palabra alguna. Corro, pero todo es igual...no hay un modo de salir. No soporto mi propio peso y caigo de rodillas, hundiéndome en la desesperación, mientras siento las lagrimas bañar mis manos. ¿Qué está pasando? ¿Dónde estoy? ¿Por qué siempre me pasan cosas así?

Bella.

Mi nombre hace eco y por instinto busco a la persona que lo ha pronunciado, pero no hay nadie.

Bella.

¿Mamá? No, Renée no me llamaría de ese modo al verme aquí. Quizás si dijeran cielo podría ser ella.

Bella.

¿Papá? No, Charlie preferiría decirme princesa antes que Bella. Mamá me contó que siempre lo hacía.

Bella.

Me levanto y giro en el mismo punto, intentando ver algo...lo que sea. No importa si me lastima, solo...quiero ver algo más.

Y entonces noto ese resplandor que con tanta desesperación estuve buscando hace un momento, la luz que iluminará mi camino y me alejara de las sombras que me atrapan y ahogan. Camino lentamente, acortando la distancia que me separa de esa vela en una noche de lluvia, ese sol que aleja la noche, porque esa luz es...

¿Edward?

Es él.

Su piel brilla como si del reflejo de miles de diamantes se tratara. Bella. Pronuncia mi nombre una vez más, y me noto congelada en el mismo sitio. ¿Qué me ocurre? Me siento como el ratón, atrapado por los ojos de la serpiente.

Sus ojos dorados resplandecen, atrayéndome, hechizándome. Sus labios se curvan en esa sonrisa torcida que tanto me gusta, aunque nunca lo haya reconocido.

Bella. Me llama una vez más y veo a mis pies moverse por sí solos. Mi cuerpo se mueve involuntariamente hasta dejarme frente a él. Siento la sangre subir a mi rostro y las mejillas arder. Desvió la mirada avergonzada.

Sus pálidos y fríos dedos levantan mi mentón y me obligan a mirarlo, nuevamente sus ojos me cautivan y soy incapaz de reaccionar. Sus labios rozan los míos y siento el desenfrenado palpitar de mi corazón y la sangre hervir bajo mi piel, su tacto helado me quema...

Sus labios trazan un camino hasta mi cuello, provocando más latidos...más calor. Su aliento me produce escalofríos, y entre susurros pronuncia:

"Te deseo, Bella."

Sonríe con los colmillos a la vista. Poco a poco, mi mente le da sentido a su frase, pero la presa no le teme a su depredador. Me quedo sin respirar un instante y cierro los ojos. Sus colmillos atraviesan mi cuello y siento la sangre correr, pero no me molesta.

Porque eso es lo que deseamos ambos.

-¿Bella?- comienzo a abrir los ojos con pereza al escuchar que alguien me llama. La luz me deja ciega unos instantes, pero luego todo comienza a aclararse. Y nuevamente me encuentro en un sillón claro y rodeada por siete personas...

-¿Qué pasó?-pregunto con voz suave mientras me incorporo, pero me mareo y tengo que acostarme de nuevo.

-Te desmayaste, cielo. ¿Estás segura de no estar enferma?-la dulce voz de Esme me habla con ternura, y aun no logro acostumbrarme.

-No estoy enferma, no que yo sepa.-sus ojos dorados buscan los de Carlisle y él me sonríe antes de acercarse a mí.

-Talvez debamos hacerte algunos estudios, Bella. Tus desmayos no son normales.-comienza el doctor Cullen. -¿Algún otro síntoma?-pregunta y yo niego.

-Estoy bien, solo es cansancio.-las excusas simples como esa no suenan falsas en mi boca. Aunque Edward siempre parece percatarse de ello. Debe ser parte de su don...

Vuelvo a levantarme, y esta vez logro sentarme con éxito. Le sonrío a Esme y al resto de los Cullen, intento despedirme...pero me lo impiden.

-Bella, me gustaría hablar contigo. Una charla de chicas, ¿qué dices?-Esme me ofrece algo que mi madre solía acostumbrar, las miradas que me dedican Rosalie y Alice terminan por convencerme.

-Vale, pero todo lo que diga se queda con vosotras. Les prohíbo incluso que piensen en ello.-las tres intercambian una sonrisa nerviosa con Edward y el niega con la mirada, el típico mirar a izquierda y luego a la derecha.

Subimos las escaleras, al cuarto de Alice, y me siento en la cama. Esme ocupa el lugar a mi lado, Alice en el suelo junto a su "madre" y Rosalie en una silla cercana. No necesita estar pegada a mí para oír mis susurros, su naturaleza es esa.

-Bella, cielo. Alice y Rosalie me han contado lo que sucedió con tu amigo Mike y como te trataron los chicos de la escuela, ¿cómo te sientes?- Ella inició del modo que pensé que lo haría. ¿Qué podía extrañarme? Después de todo, estamos en Forks.

-Como una perra.-dije con normalidad.

-Cometiste un error, mi niña. Eso no te hace una mala persona, ni merecedora de esos tratos. No debes olvidar que eres humana.-dijo de forma maternal. Pero la frase: "No debes olvidar que eres humana" dio paso a un montón de ideas en mi cabeza.

-¿No sabías que salía con Jessica?-me preguntó Alice. Negué con la cabeza. –Entonces no es tu culpa.-dijo resuelta.

¡Claro que no lo era! ¿Quién en su sano juicio desea que le pase todo lo que me ocurre? ¡Nadie! Pero a veces creo que es mejor que estas cosas me pasen a mi y no a las chicas que conozco. Es algo que no le deseo a nadie más.

-Nadie merece esto...-mis pensamientos pasan a ser palabras y aunque lo pronuncio en un susurro, sé que ellas lo escucharon. Sin embargo, no hacen comentario alguno, y en mi fuero interno se los agradezco.

-¿Desde cuando sales con tu novio?-noté el ligero cambio de tema de Rosalie. Y aun así, este no era mejor que el anterior.

-Desde los doce-

-¿Cómo se conocieron?-la curiosidad de Alice es realmente peligrosa. ¿Cómo conocí a Phil? Oh, pues verás Alice; él y mi madre se casaron y cuando ella murió y comenzó a abusar de mí se auto proclamó mi novio. ¡No podía decirle eso!

-Era profesor suplente de deportes en mi escuela- "Oh" fue todo lo que escuché de su parte.

-Bella, ¿cuándo comenzaste a tener relaciones sexuales?-abrí los ojos como platos y me caí de la cama. Desde el piso de abajo se escuchó una fuerte carcajada, que supuse, provenía de Emmett. Seguido de un golpe y escuché al novio de Rose decir "Lo siento, Edward."

¡Estúpidos sentidos desarrollados de los vampiros!

Sentí mi cara ponerse roja, pero no supe si de vergüenza o de coraje.

-A los trece- dije avergonzada.

-¿Te proteges?-me preguntó dulcemente Esme.

-No siempre, pero tomo anticonceptivos desde que empecé.-eso era cierto, si algo no deseaba era embarazarme de ese hombre.

-Talvez estas embarazada...-dijo Rosalie como si fuera la cosa más natural del mundo. Parpadeé confusa, ¿yo, embarazada? ¿De Phil o de Mike? ¡Imposible!

-Yo...-los ojos se me llenaron de lagrimas al solo pensar en la posibilidad. Sentí los dedos de Alice limpiar mis mejillas, mientras sonreía. –No puedo estar embarazada...¡no puedo!-comencé a sollozar, en mi mente podía ver lo que ellas creían. Y por un momento lo pensé también. Pero todo tiene una explicación lógica...

-Tranquila, corazón. Debemos hacerte unas pruebas primero, y pase lo que pase, aquí nos tendrás.-sollocé más fuerte.

¡Un momento, eso es! La primera vez me desmayé porque casi no había dormido y Phil me había golpeado, aparte de que choqué con un vampiro. Y ésta es la segunda, Mike me drogó anoche, ¿cierto? Cierto; tomé tranquilizantes esta mañana y las píldoras "del día siguiente", sumadas a los anticonceptivos normales... por eso me adormecí, podía haber muerto por una sobredosis de medicamento. ¡Maldición! ¿Por qué tenían que aparecer los Cullen?

-Pude haber muerto esta mañana..-murmuré y ellas me miraron como si estuviera loca. Como por arte de magia, las lágrimas habían cesado.

-¿De que hablas?-preguntó Alice.

-Yo, bueno...esto...bebí anoche y creo que había algo en uno de mis tragos...tu sabes, drogas. Y estaba muy alterada por lo de Jess, tuve que tomar tranquilizantes antes de ir a la escuela...y los anticonceptivos, también las píldoras esas por si hay posibilidad de embarazo y en el coche...tomé otros tranquilizantes...bueno, yo...creo que fue solo una reacción por sobredosis.- me miraron con cara de "¿Solo eso?"

-¿Estas loca?-saltó Rosalie y por un momento dudé de mi cordura. -¿Acaso intentabas suicidarte?-

-¡No! Bueno no conscientemente...solo...no sé.- No planeaba morir en mi coche, obviamente.- Aun no.-dije y me miraron ahora si molestas.

-¿Pero si piensas suicidarte?-preguntó Esme con voz preocupada.

-Yo...no.-pero la voz se me quebró cuando respondí y ellas lo notaron.

-¿Por qué lo harías, Bella?-me preguntó Alice.

-No lo se.-mi voz sonaba rota, siempre era de ese modo cuando ocultaba la verdad.

Luego nos quedamos en silencio, solo podía escuchar el constante tic tac del reloj fuera de la habitación. No supe si fueron minutos u horas las que estuvimos de ese modo, pero cuando fue capaz de reaccionar, solo estaba Esme conmigo. Las chicas ya se habían marchado.

-Creo que debes quedarte aquí por esta noche.- intenté negarme, pero con la insistencia de mi acompañante, no pude competir. –Puedes quedarte en el cuarto de Edward.- abrí los ojos con exageración. ¿Con Edward? Estaba en shock, y me congelé en el marco de la puerta. –Vamos, cariño. Edward no están aterrador, ¿o si?- negué con la cabeza.

El cuarto de Edward era grande, tenia demasiados discos...muchos de los que ni siquiera conocía a los interpretes. Claro de Luna, de Debussy, inundaba la atmósfera, sumergiéndome en una tranquilidad que no conocía. Él estaba ahí, terminado de acomodar una almohada en el sillón de cuero negro. Esme me guió a la cama y dijo qué seria mejor que no estuviera sola.

Le agradecí su hospitalidad, pero en mi interior maldecía a todos por acercarse tanto. Me dejaban sola con un chico, aunque en realidad no era un chico, era un vampiro. ¡Podría matarme mientras duermo! Eso no estaría tan mal...a menos que los chicos de La Push se equivoquen y él realmente no sea una criatura mitológica.

Se acostó en el sillón, me deseó buenas noches y al rato se quedó dormido. O fingió dormir...

Apenas lo hizo, me senté en la cama y rodeé con los brazos ambas piernas, coloqué el mentón sobre ellas y me dediqué a observar la pared. Con la mirada perdida y la mente en otro lugar, pasé la mayor parte de la noche, y los minutos que dormí...tuve una pesadilla y Edward tuvo que despertarme para que dejara de gritar. Y luego se sentó a mi lado, intentando descubrir la razón de mi llanto, algo que no consiguió.

Me fui temprano a mi casa, sin contar con que me esperaba una sorpresa poco grata.

 

Capítulo 7: vergüenza Capítulo 9: Sorpresa

 
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