La mañana del domingo me pareció distinta a las anteriores en Forks, algo dentro de mí me obligaba a creer en el mundo que los chicos de La Push habían descrito, eso...eso haría todo más sencillo y a la vez complicado...

Las horas pasaron con lentitud, estuve leyendo Orgullo y Prejuicio de nuevo mientras se llegaba la hora de ir a casa de Mike. Cuando el reloj dio las seis de la tarde, comencé a arreglarme y a las ocho en punto, me encontraba tocando el timbre en casa de los Newton.

Al abrirme la puerta, Mike me miró de arriba abajo y vi en sus ojos lo que veía en los de todo hombre, ese deseo sexual que caracteriza a la especie masculina, ese instinto animal...esa perversión propia de los chicos. Sonreí fingidamente y entré. Iba vestida con una falda corta negra, un corselete rojo con adornos de encaje negro, y traía unos botines negros de tacón aguja, y una gabardina negra que me quité al entrar a la casa.

Ángela y Ben estaban tomados de la mano conversando en un sillón, Lauren estaba platicando con Jess sobre moda, Tyler revisaba la colección de discos y Mike me seguía, sin perder detalle de mi cuerpo. Mientras, yo iba intentando parecer natural y los saludé a todos con un entusiasmo inexistente, al menos para los que no se llamaban Ángela Weber.

La música sonaba de fondo, nos reíamos por cualquier tontería, comíamos y tomábamos. Las carcajadas inundaban la casa, ese era el resultado de beber tanto, llevaba unos tres botes de cerveza y aun no me sentía mareada, a pesar de ser la primera vez que me embriagaba. Solo esperaba que la resaca el lunes no fuera tan mala como creía.

A eso de las dos de la mañana, Ángela y Ben se despidieron y partieron. Tyler fue el siguiente, seguido por Lauren. Así, a eso de las tres solo estábamos Mike, Jess y yo, pensé en irme primero, pero Jess se adelantó alegando ser muy tarde y tuve que quedarme a limpiar junto a mi nuevo acosador.

Mientras lavaba algunos platos, comencé a ponerme nerviosa, un poco paranoica mejor dicho. Podía sentir los ojos de Mike puestos en mi a cada movimiento que hacía. Era algo desagradable e incómodo.

Una vez terminamos, unos quince minutos después de que se fuera Jess, tomé otro trago de mi bebida para tranquilizarme, pero no mejoró nada. Comencé a sentirme un poco mareada y me temblaron las piernas, como pude me senté en el sillón y cerré los ojos un instante. Escuché a Mike apagar el reproductor de discos y acercarse a mí. Abrí los ojos solo para ver como sus labios encontraban los míos en un beso cargado de desesperación y lujuria. Intenté apartarlo, pero el cuerpo no me respondía como deseaba, estaba entumida...como si hubiera tomado algún medicamento de esos que te dejan tonta unas horas...como si me hubieran drogado. Un clic resonó en mi mente por segunda vez el fin de semana, Mike había puesto algo en mi bebida mientras no lo notaba.

Me tomó entre sus brazos y me llevó a su cuarto, no podía moverme, quejarme o gritar...estaba paralizada, pero en mi mente maldecía mi suerte y planeaba cientos de formas de matarlo. Sus manos fueron descubriendo mi cuerpo y sus labios tocando mi piel con anhelo, con urgencia. Marcas en el cuello y en las muñecas aparecerían al día siguiente, sentía la sangre subir a mis mejillas por la vergüenza, la furia y el miedo...como afrontaría esto a partir de ahora...verlo en la escuela y fingir que no pasó nada...

Sus labios encontraban los míos de vez en cuando, seguía sin poder reaccionar. Los ojos se me llenaron de lágrimas cuando sus pantalones cayeron al suelo, estaba aterrada por lo que se avecinaba, aunque lo hubiera vivido tantas veces. Sus ojos me mostraron superioridad cuando entró en mí de forma bruta, como alguien que nunca lo ha hecho antes. Las lágrimas corrían empapando mis mejillas con cada movimiento, no encontraba mi voz para pedirle que parara, mi cerebro no daba ordenes, solo intentaba bloquear el momento.

Las alucinaciones comenzaron a hacerse presentes. El cuerpo de Mike cambio a ser el de Phil y sentí de nuevo el miedo de la primera vez, me veía indefensa y pequeña, falta de cariño...sin una madre que me cuidara de su monstruoso esposo...

Los recuerdos de mis noches con mi padrastro pasaron a una velocidad de vértigo ante mis ojos. El sonido de la puerta al abrirse nos sorprendió a ambos. Jess estaba de pie mirándonos con odio y dolor...me quería morir en ese instante.

-Esto es...yo...pensé que éramos amigas, Bella, no que te ibas a meter con mi novio cuando tuvieras oportunidad.-vi su rostro empaparse a causa del llanto y cubrió con una mano su boca para acallar los sollozos. En sus manos traía el abrigo color azul que había olvidado, y sin decir más se giró y azotó la puerta al salir.

Mike no le dio importancia y siguió con su juego, hasta que el orgasmo llegó...

Apenas se durmió intenté levantarme, caí dos veces al intentar caminar, me vestí aprisa y al caminar por el pasillo hacia la salida vi que eran las cuatro y media de la mañana. Subí a mi coche a trompicones y encendí el motor apurada, mis músculos aun no reaccionaban bien y las piernas me temblaban al andar, algo que se iba a pasar en unas cuantas horas más, quizás para la tarde o noche.

El camino a casa fue doloroso, me sentía sucia y avergonzada. Me bañé deteniéndome de la pared para no caer, sentía mis mejillas mojadas, pero no a causa del agua; terminé sentada en el suelo con el rostro entre las manos intentando parar el llanto. Me vestí con una falda de mezclilla, unos converse altos y una camiseta negra sin adorno, un maquillaje un poco más ligero al no tener marcas que cubrir. Los chupetes en el cuello no se notaban y las marcas en las muñecas eran invisibles con mi abrigo. Me miré al espejo y noté las ojeras marcadas, los ojos hinchados y los labios amoratados, el dolor de cabeza era horrible y tenia nauseas. Pensé en faltar, pero Phil se enteraría y no sería de su agrado.

Conduje al instituto despacio por mi poca coordinación de movimientos, pero lo que más deseaba era chocar en ese momento.

Jessica no llegó a las clases que compartíamos, y Mike me miraba a cierta distancia complacido.

Me mantuve en mi mundo e intenté bloquear lo de la noche-madrugada pasada. No funcionaba.

La hora del almuerzo me daba terror. Debía sentarme en la mesa con Ángela, soportar las miradas de Mike y los desplantes de Jess...o correr hacia Alice, atravesando toda la cafetería bajo la atenta mirada de los demás alumnos. Comer en el baño me parecía más placentero en ese instante.

Me crucé con Edward en el pasillo que doblaba hacia la cafetería, estaba apoyado en la pared con los ojos cerrados, el ceño fruncido y los brazos cruzados, parecía molesto y pensé que no me había notado. Cuando pasé justo frente a él, abrió los ojos y el negro hechizante me paralizó un instante; me sonrojé, sintiendo que él lo sabía, bajé la mirada y un escalofrío me recorrió.

-Bella...-escuché su melodiosa voz llamarme, el "Bella" se escuchaba dulce en sus labios...deja de pensar en eso, tonta.

-Lo siento...-susurré antes de abrirme paso hacia mi infierno personal. Antes de cruzar la puerta escuché los comentarios de los estudiantes y me congelé un segundo con la mano sobre la puerta.

"¿Lo escucharon? La nueva se acostó con Newton anoche..." "Si, es una zorra" "Solo miren como se viste, incluso lo de su tutor, se acuesta con él..." "y era amiga de Jessica" "Pero si se maquilla y se viste como prostituta" "¿Qué le vio Newton?" "Talvez ya se enredó con alguno de los Cullen y por eso no se hablan" "incluso acordó una cita con un chico que conoció en el centro comercial, ¡y de 14!"

Abrí la puerta y todo se silenció. Los cuchicheos empezaron un minuto después de mi entrada, las miradas de reprobación por parte de las chicas eran desagradables; y las de los chicos, demasiado insinuantes.

-Pero miren quien esta aquí.-la voz de Lauren resonó en el gran salón.

-¿Cuánto cobras la hora, Bella?-escuché que preguntó un chico y luego todos estallaron en risas.

-Siempre pensé que parecías una callejera, pero no esperaba que lo fueras.-la voz herida de Jess me lastimó y una bofetada impacto contra mi mejilla antes que pudiera hablar. -¡Vete!- chilló y las mejillas se le mojaron.

Me di la vuelta y caminando con la cabeza en alto salí del lugar. Apenas atravesé el umbral de la puerta sentí mi rostro mojarse de nuevo y vi las gotas saladas caer a mis pies. Giré de nuevo por el pasillo y Edward seguía ahí de pie, mirándome molesto.

Intenté pasarlo por alto, pero su mano atrapó una de mis muñecas y me obligó a mirarlo al levantar con su mano libre mi mentón.

-¿Por qué te has disculpado?-su voz seguía sonando dulce, aunque sus ojos negros brillaban a causa del enfado.

A jalones me solté de su agarre y caminé por el pasillo con él siguiendo mis pasos. Me sentía mal, y él no mejoraba mi situación. El baño seguía siendo la mejor opción, me quedaría ahí hasta que terminara el almuerzo y luego huiría a casa.

Cuando la campana que anunciaba el final del descanso comenzó a sonar, salí de mi escondite, encontrándome completamente sola en el gran pasillo. Mis pasos hacia el coche fueron torpes, estuve a punto de caer varias veces, por fin había dejado de llorar, pero aun estaba intranquila.

Subí a mi auto, aunque no pensaba marcharme aun. Me senté en el asiento trasero con la espalda recargada en la puerta. Saqué unas pastillas de mi bolso y las tomé. La noche pasada había sido todo un completo desastre. Ahora, ¿qué iba a hacer? Cerré los ojos y me mantuve tranquila al reconocer a los Cullen parados junto al volvo de Edward, que estaba junto a mi coche, conversando. Al parecer no habían notado mi presencia.

-¿Qué pasa, Edward?-la voz de Rosalie sonaba extraña, incluso un poco lejana. Las pastillas me estaban atontando y tuve que hacer un gran esfuerzo para escuchar.

-No lo sé, Rose. Ya les dije que me resulta imposible leer su mente, Bella no es como los demás.- dijo Edward.

Hablaban de mi, ¡qué raro! Este día todo el mundo sabia mi nombre. Y ¿qué era eso de leer mentes? ¿A eso se referían con los dones de los vampiros los chicos de la Push?

-No lo vi venir. Quizás fue decisión del momento, sino mis visiones me hubieran advertido.-dijo Alice un poco confusa. –Tuve una visión donde nos decía que podíamos llamarla Bella, y ya se cumplió.-habló de nuevo.

¿Visiones? Eso explicaría por qué me llamaban Bella cuando nadie más lo hacía. Entonces, Alice ¿veía el futuro?

-Pero, es tan raro. Se veía tan...distinta hoy.- la voz de Emmett sonó un poco más cercana y lo vi recargarse en mi coche, tapando con su cuerpo la ventana por la cual podía observarlos.

-Sus sentimientos estaban encontrados, pero predominaba la vergüenza y el arrepentimiento.-Jasper hablaba perfectamente de mi sentir, aunque no entendía la razón.

-¿Pudiste sentir algo más, Jazz? Como se sentían sus amigos.- le dijo Alice.

¿Jasper podía saber lo que sentían los demás? ¡Vaya, eso era fascinante!

-Jessica estaba dolida; Lauren, victoriosa; Mike, complacido; Ángela, ella confía en Bella; Ben no le dio importancia; Tyler y Eric, estaban molestos y envidiosos...pero la que más me preocupa es Bella.-volvió a hablar el rubio. Al menos ahora sabia que me era posible contar con Ang y Ben.

-Antes de entrar a la cafetería, me pidió disculpas...-comentó Edward, y todos se quedaron callados.

-¿Por qué?-preguntó Rosalie.

-No lo se.-

Mi pulso se aceleró de golpe y me vi incapaz de abrir los ojos. Mi cuerpo se quedó helado y no pude moverme. El aire me faltaba.

Al parecer ellos parecieron notarlo. Emmett se movió a prisa de mi coche y dijo mi nombre. Luego...

Todo se quedó negro.

Sobre este capi...dejenme decirles que me siento como una perra, creo que me ha afectado la pelicula de anoche...si no han visto "Crueles intenciones" conocida normalmente como "Juegos Sexuales" os la recomiendo, aqui el resultado xD

Hemos estado viendo a una Bella un tanto fuerte, intentando encubrir lo que siente y pasa a su alrededor, los Cullen necesitaban un pequeño empujonsito para entenderla...por desgracia, Mike se los ha dado.

De ahora en adelante, veremos que pasa realmente...

Gracias por los comentarios!

Besos Magui_vulturi