Sin Eleccion (+18)

Autor: cari
Género: + 18
Fecha Creación: 13/11/2010
Fecha Actualización: 28/01/2011
Finalizado: SI
Votos: 56
Comentarios: 104
Visitas: 219951
Capítulos: 29

 

Tres años atrás, obligada por el ultimátum que le había dado su padre para que abandonara a Edward Cullen, Bella se había quitado la alianza de boda sólo setenta y dos horas después de casarse…

Ahora otras circunstancias igualmente desesperadas obligaban a Bella a suplicar la ayuda de su ex marido. Pero Edward exigía un precio muy alto por su ayud ....... "si no se casaba con él, se marcharía y no la ayudaria"…

Bella no tenía elección, por lo que accedió a casarse por obligación…pero resultó que la obligación tenía sus momentos de placer......

 

este fic es una adaptacion de la autora Helen.

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Capítulo 18: La primera cena como esposa

Una cena privada, la primera como esposa de Edward, en la que la impresión causada y la imagen rivalizaban con la importancia de la invitación

Bella  eligió un vestido negro, de diseño clásico, que se ajustaba a su talle esbelto. El amplio escote revelaba su blanca piel. Se puso el colgante de diamantes que Edward le había regalado y los aretes a juego. El pelo se lo había sujetado con una peineta brillante, y se había maquillado poco, sólo resaltaban ligeramente los ojos y los labios.

El vestido iba con una chaqueta ajustada a juego. Se la puso, se miró en el espejo, agarró el bolso y se reunió con Edward, que, como siempre, tenía un aspecto magnífico, con su traje impecable, su camisa blanca, su corbata de seda y un reloj de oro en la muñeca. Recién afeitado, guapísimo… y suyo.

Llevaba su apellido, dormía en su cama, y, por la noche, era incluso posible creer que el pasado no existía, sólo el presente, y vislumbrar lo que el futuro les depararía. Las dudas y la inseguridad venían con la luz del día, cuando ella, sin darse cuenta, escudriñaba su expresión, examinaba su estado de ánimo, todas sus palabras y trataba de analizar todos los matices en busca de un significado oculto. Luego se reprochaba en silencio esa búsqueda de lo imposible.

—Cuando quieras.

—¿Vamos a adentrarnos en la jungla social? —Edward le dedicó una rápida sonrisa teñida de burla.

—Ya conoces el terreno — Bella le contestó en tono ligero.

—¿Y los animales?

—No te refieres a los domésticos, ¿verdad?

—Pórtale bien —le puso la mano en la cintura.

—Siempre lo hago.

El lugar al que iban era una mansión en Vancluse, situada en una colina con vistas panorámicas del puerto. Ya había varios coches de lujo aparcados, y, cuando Edward paró el suyo, Bella se armó de valor para la velada que la esperaba.

Los anfitriones eran una pareja encantadora: un socio de Edward y su esposa. Había, además, diez huéspedes, a seis de los cuales ella conocía de otros actos sociales a los que había acudido como hija de Charlie . Los cuatro restantes eran una actriz y su marido, un productor mucho mayor que ella, y un escritor y su secretaria. Bella  pensó, sin resentimiento, que todos pertenecían a la gente «guapa», educada desde el nacimiento para desempeñar un papel. Iban a buenos colegios, pasaban las vacaciones en el extranjero, dominaban al menos una segunda lengua y pasaban obligatoriamente un año en Europa.

Ella había sido uno de ellos. Hasta que las circunstancias cambiaron y descubrió que sus supuestos amigos no lo eran de verdad. Como esposa de Edward, la volvían a aceptar en el rebaño con los brazos abiertos y expresiones de alegría. ¿Genuinas o superficiales? No estaba segura de querer saberlo.

¿Cuánto tardaría alguno de los presentes en preguntar por qué se habían vuelto a casar? Trató de engañarse pensando que tal vez predominara la cortesía y no se diera rienda suelta a la curiosidad.

Beber champán y mantener una conversación superficial era algo que sabía hacer. Tenía mucha práctica, y consiguió aparentar suficiente amabilidad mientras caminaba al lado de Edward.

Resultó interesante hablar con el escritor, felicitarle por su éxito en el mercado y preguntarle por su nuevo trabajo.

—Tengo buenas razones para no hablar de él.

—¿Es algo íntimo mientras sólo lo comparten el ordenador y usted?

—Veo que entiende el proceso creativo.

—¿Tal vez cree que hablar demasiado de él podría gafar el resultado?—su sonrisa era genuina.

Touché —elevó una ceja—. ¿Debo suponer que tiene usted un proyecto creativo en mente? —se rió suavemente—. No diré más.

—¿De qué habláis? —la secretaria se reunió con ellos. La mirada que dirigió al escritor fue reveladoramente íntima.

«Qué interesante», pensó Bella mientras otro de los invitados hablaba con Edward. Se dirigió hacia los anfitriones, pero la actriz se interpuso en su camino.

—Marlena.

—Edward tiene entradas para el estreno de mi obra.

¿En el teatro? Tendría que dar un repaso a qué y quién estaba de moda.

—Estamos deseando verte actuar.

—Edward nunca se ha perdido una noche de estreno desde que le dejó.

—¿De veras? —quería corregir a la actriz y decirle que fue ella quien lo dejó. Pero consiguió sonreír cortésmente.

—Edward es uno de mis más fervientes admiradores.

Bella  dedujo que Marlena quería hacerle creer que Edward era más que eso. ¿Por qué? «¡Por Dios!», se dijo con menosprecio, «como si no lo supieras».

—Querida —dijo una voz familiar.

Bella  se volvió hacia Edward con una sonrisa esplendorosa, que mantuvo mientras entrelazaban las manos y él la besaba. Era una prueba de amorosa devoción, salvo por la oscuridad de su mirada, que Bella  optó por no tener en cuenta.

—Marlena —dijo Edward.

—Querido, le estaba diciendo a Bella  que eres uno de mis admiradores más fervientes —sólo su sonrisa era digna de aplauso—.

—¿Ah sí?

Una respuesta inocua como pocas.

—Tendrás que perdonarnos —continuó Edward.

—Justo cuando la cosa se estaba poniendo interesante —observó Bella  en voz baja mientras él la conducía hacia otros dos invitados.

—A Marlena le gusta… —hizo una pausa que ella aprovechó para interrumpirlo.

—¿Le gustas tú?

—Hacer un drama de todo porque sí —concluyó.

—Ah, ¿le gusta representar culebrones?

—Recuérdame que te regañe cuando estemos solos.

—¿Por qué esperar, cariño? —le preguntó con una sonrisa deslumbrante.

Capítulo 17: Nota de autora..... Capítulo 19: Pelea

 
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