Sin Eleccion (+18)

Autor: cari
Género: + 18
Fecha Creación: 13/11/2010
Fecha Actualización: 28/01/2011
Finalizado: SI
Votos: 56
Comentarios: 104
Visitas: 219966
Capítulos: 29

 

Tres años atrás, obligada por el ultimátum que le había dado su padre para que abandonara a Edward Cullen, Bella se había quitado la alianza de boda sólo setenta y dos horas después de casarse…

Ahora otras circunstancias igualmente desesperadas obligaban a Bella a suplicar la ayuda de su ex marido. Pero Edward exigía un precio muy alto por su ayud ....... "si no se casaba con él, se marcharía y no la ayudaria"…

Bella no tenía elección, por lo que accedió a casarse por obligación…pero resultó que la obligación tenía sus momentos de placer......

 

este fic es una adaptacion de la autora Helen.

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Capítulo 16: Agradecimiento

Era tarde cuando apagó el ordenador y se fue a acostar. Su mente corría veloz, lo que le impedía dormir, y cuando, por fin,  cayó en un estado de somnolencia, fue asaltada por sueños, por episodios desgarradores del pasado, cuando trabajaba a todas horas y no tenía dinero para pagar las facturas básicas.

Se despertó de madrugada sin saber dónde se hallaba, pues las imágenes eran tan vívidas que creyó que había vuelto al piso minúsculo que compartía con Jacob. Encendió la luz con manos temblorosas y respiró aliviada al ver que estaba en aquel dormitorio, en casa de Edward, aunque él no estuviera en la cama.

Miró la hora, vio que casi había amanecido y supo que no volvería a dormirse. Si Edward estuviera allí, la abrazaría y transformaría su vigilia en sexo lento y pausado. Al pensar en la intimidad que compartían lanzó un suspiro lánguido y golpeó la almohada con un gemido de frustración.

Muy bien. Se vestiría, prepararía café, se lo llevaría al despacho y se pondría a trabajar.

Se tomó un descanso de diez minutos para desayunar y comió en el despacho. Al final de la tarde había reducido la lista de proveedores a dos. El lujo era caro, pero los artículos que había elegido estaban muy por encima de lo que se encontraba en los grandes almacenes y en las tiendas especializadas.

El interiorista le había enviado por fax unos bocetos preliminares, de los que hizo copias para modificarlos. Dibujó una bañera antigua en un lado de la habitación y un baño de asiento en el otro. Las toallas estarían meticulosamente dobladas en montones. Habría estanterías con tarros de todas las formas y colores que contendrían sales de baño, aceites y perfumes. Lo veía, casi podía tocarlo y oler los sutiles aromas. Esponjas, cepillos de mango largo, gorros de baño, frascos de farmacia con algodones de colores… Y velas aromáticas.

Bella  se sintió como una niña al tomar una caja de pinturas y colorear el boceto, que cobró vida ante sus ojos.

La cena la vivió como una intromisión, aunque cedió a las palabras sensatas de María sobre la necesidad de comer y alabó el plato que le había preparado. Después se llevó el café al despacho y estudió los costes y el margen de beneficios. Debía tener en cuenta la posibilidad de contratar a un empleado a tiempo parcial. También necesitaba un medio de transporte. Era ridículo seguir dependiendo de Spence.

Allí la encontró Edward cuando volvió, escribiendo deprisa en el ordenador y con montones de papeles sobre el escritorio. Estaba tan absorta, que no se dio cuenta de que había entrado ni de que observaba su mirada de concentración y cómo se mordía el labio inferior. Tenía el pelo revuelto, y el moño que se había hecho estaba a punto de deshacérsele. A Edward le habían dicho que llevaba recluida desde el amanecer y que sólo había salido para comer.

Bella  alzó la vista y sonrió sobresaltada.        

—Hola, ya has vuelto—lo saludó con voz ronca.

—Pulsa la tecla de guardar y déjalo por esta noche —le pasó la mano por los hombros.

—Casi he terminado. Déjame dos minutos.

—Uno —observó cómo corrían sus dedos por el teclado.

Bella  cerró el programa, apagó la pantalla y lanzó un suspiro de placer cuando él comenzó a masajearle los hombros y el cuello.

—Gracias —le dijo. Se merecía más que un simple agradecimiento. Hizo un gesto indicando la habitación—. Por todo esto. El sitio en Double Bay es perfecto. Todo está sucediendo demasiado deprisa —se interrumpió cuando él la tomó en brazos—. ¿Qué haces?

—Llevarte a la cama.

—Otras veces he trabajado más que ahora —protestó mientras le ponía las manos alrededor de la nuca. En los años anteriores, todos los días.

—No pongo en duda tu energía ni tu fuerza de voluntad.

—Bájame.

—Enseguida.

Edward entró en a habitación, cerró la puerta, la dejó en el suelo y la besó a conciencia. Ella estaba demasiado cansada para pensar o vacilar. Se dejó guiar por sus instintos y le devolvió el beso, regocijándose con sus caricias, su contacto y su sabor. Quería más, mucho más, y sus dedos buscaron los botones de la camisa masculina, los desabrocharon y sintieron su piel, sin darse cuenta de que él le había desabrochado los vaqueros y le estaba quitando la camiseta, a la que siguió el sujetador. Bella  gimió cuando él le agarró los senos y comenzó a acariciarle los pezones.

La excitación se extendía por su cuerpo. Gritó cuando la besó al final del cuello. Las manos masculinas descendieron y se introdujeron en sus pantalones hasta las nalgas. Ella le soltó el cinturón y le bajó la cremallera de los pantalones.

Casi se desmayó ante el tamaño y la fuerza de su erección. Lo acarició suavemente, le oyó gruñir débilmente y lanzó un grito ahogado cuando él la levantó y apretó la boca contra uno de sus senos. Bella  enlazó las piernas alrededor de sus caderas para sostenerse.

La ropa se había convenido en un obstáculo, por lo que pronto se la quitaron. Después, Edward la besó de tal modo que sintió que se derretía.

—Ven a ducharte conmigo.

No era una invitación, sino una afirmación de lo que iban a hacer, y ella no quiso pensar mientras él la llevaba en brazos a la ducha y abría el grifo. La piel se les volvió resbaladiza con el agua y el jabón, y se enjabonaron el uno al otro, jugueteando y provocándose hasta no poder más.

Edward la alzó y ella le rodeó la cintura con las piernas y se hundió en él con delicia al tomarlo por entero. Se mantuvo así hasta que alcanzaron un ritmo de acometidas largas y lentas que la volvieron loca. Luego, ella tomó la iniciativa y lo llevó al clímax. Y se regocijó en su poder cuando él perdió el control.

Pasó un rato hasta que cerraron el grifo, se secaron y se metieron en la cama.

—Me toca a mí, ¿no? —Edward se puso encima de ella, le recorrió la garganta a besos, saboreó la suavidad de sus senos antes de desplazarse a la cintura y acariciarle el abdomen. Después, buscó su excitado clítoris y le dio el beso más íntimo de todos, sosteniéndola por las caderas mientras su lengua y los delicados mordiscos de sus dientes se convenían para ella en algo imposible de soportar.

«Déjate ir», le dijo una voz interior Y estalló en mil pedazos, sollozando descontroladamente con una emoción tan intensa, que perdió la noción de quién era o de dónde se hallaba.

Edward la abrazó con fuerza mientras le acariciaba la mejilla con los labios y sus manos la calmaban subiendo y bajando por su espalda. Le murmuró palabras que ella no entendió y la besó con tanta dulzura, que no pudo dejar de llorar.

Mágico, evocador, libidinoso. Una mirlada de sensaciones imposibles de describir. En otro tiempo, bella  lo habría llamado amor, convencida de que su deseo primitivo por aquel hombre y las sensaciones que despertaba en ella sólo podían ser la preciada emoción definitiva. ¡Dios mío! ¡Qué inocente había sido!

 


 

ola chikas.... una disculpa ... por el tiempo k tarde en actualizar .... por eso ... ahora les dejo 3 capitulos..... espero sus votos y sus comentarios... quiero saber k opinan de los caps.... espero no estarlas desepcionando ... por k no he tenido muchos votos.... como en mis historias anteriores... ok pz espero sus respuestas ......

por cierto .. les comento k pienso iniciar una nueva historia...... pero cuando decida de k tratara .... se los hare saber.....

grax...


 

Capítulo 15: Empezando con el trabajo Capítulo 17: Nota de autora.....

 
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