POV ALEC

El amor de mi vida se había ido. Yo sin sus besos no era nada; yo sin sus caricias perdía el sentido, cuando por fin pensaba que podía vivir una inmortalidad llena de amor y felicidad junto a ella… desaparece de mi vida.
Lo único que tengo en esta vida son ellos, mis hijos.
Alexander, Anthony y Reneesme.
Ellos tenía tres meses; pero aparentaban trece años: en un futuro muy cercano ellos dejarán atrás su vida humana; bueno la poca que tenían; ya que ellos solo duermen, y yo velaba por sus sueños; sobre todo los sueños de mi dulce Reneesme. Era igualita a su madre; era mi princesa, lo daría todo por ella.
A pesar de que ellos no conocían a su madre la querían con locura, cada día me pasaba contándole historias de ella; les enseñaba fotos, videos, de todo un poco. No dejaría que el olvido se la llevase de mi lado.
Estábamos a unos 9 kilómetros de la casa, junto al río, nos encontrábamos cazando.
Para ellos era un juego, a ver quien cazaba más pumas, pero sin embargo para mi era simple aburrimiento, todavía me acuerdo cuando cazaba con Nessie… que tiempos aquellos. Ojala estuviese aquí, a mi lado.

- ¿Que ocurre papá? – la dulce voz de mi hija me sacó de mis pensamientos

- Nada hija

- Papá: ya sabes que no me puedes mentir. Tengo un don. – me dijo con una perfecta sonrisa.

Su don; ella podía saber si la mentían o no. Útil para unas cosa; e innecesario para otras. No me gustaba mentirle, pero era necesario, ellos tenía que saber que yo era alguien fuerte, que había superado lo de su madre… pero no.
En esos momentos sentí una presencia detrás de mi, su olor era inconfundible; pero ella, estaba muerta, ¿o no?

POV NESSIE

Tenía que verle cuanto antes; tres largos meses sin el habían sido una tortura, y pensar que yo me creí las mentiras de Jake o más bien las mentiras de Aro.
Estaba ansiosa; con una felicidad que no me cabía en el pecho.
Me faltaba apenas un kilómetro para llegar a su encuentro cuando le sentí; podía percibir su aroma; y el de ellos, mis niños, aunque su olor no me era familiar sabían quienes eran.
Y de repente lo vi; un ángel caído del cielo.
Este me daba la espalda pero de pronto giro su hermosa cabeza y nuestras miradas se encontraron.
En su rostro podía ver la confusión pero a la vez la felicidad.
Volví a sentir esa conexión que un día nos unió para siempre.
Un abrasador escalofrío lleno todo mi cuerpo. Quería acercarme; besarle; abrazarle; sentir el contacto de su piel. Nos quedamos callados durante unos instantes; el mi hermoso ángel. Todo el dolor ya se había ido, ahora solo había amor, pasión.
Su aroma me volvía loca; el era una dulce, dulce tentación.
Pero en esos instantes me percaté de ellos.
Tres hermosos ángeles; me miraban con admiración; con amor. Mis niños.
Los dos niños eran igualito a Alec; con esa cara angelical; con unos cabellos sedosos color chocolate; y sus ojos como la miel; se les veía apuestos; con estilo; como el; y la niña; mi preciosa niña; era igualita a mi; aunque tenía trece años se la veía esbelta; hermosa; la niña más hermosa que había pisado la tierra.

- ¿Mamá? – preguntaron los tres a la vez
- Si – dije mientras varias lágrimas recorrían mi rostro

Y entonces estos tres se abalanzaron sobre mi, por fin los tenía conmigo; por fin estábamos juntos. Me dolía no haber estado con ellos durante su corta infancia; escuchar sus primeras palabras; ver sus primeros pasos…

- ¿Qué haces aquí mamá? ¿Cómo es posible que estés viva? – me dijo uno de los niños

- Lo primero de todo; ¿Quién eres tu? ¿Anthony o Alexander?

- Por favor mamá; soy Anthony; el más guapo de los tres

- Ah – dije con una sonrisa - ¿o sea que eres tu el que imita a Emm o que el que le intenta imitar? – le dije mientras le sacaba la lengua

- Mamá – dijo haciendo un puchero; pero enseguida sacó su magnífica sonrisa; típico de Emmett

- Es una larga historia; ya os la contare, pero lo importante es que estoy aquí – y dicho esto mire de reojo a Alec, este seguía mirándome. – Niños; ¿os importaría volver a casa solos? Necesito hablar con vuestro padre

- Claro mamá – me dijeron al unísono

- ¿Tendréis cuidado?

- Siempre lo tenemos

Les di un beso en la frente a cada uno y estos salieron disparados hacia la casa; por fin estábamos solos.

- Alec – dije en un susurró  mientras me acercaba lentamente

- Reneesme – su aliento frío rozo con mi hermoso rostro; una dulce locura