La Novia Cautiva (+18)

Autor: Mimabells
Género: + 18
Fecha Creación: 24/03/2010
Fecha Actualización: 17/11/2010
Finalizado: SI
Votos: 16
Comentarios: 29
Visitas: 66245
Capítulos: 18

Chicas es Fic es de NessiBella y me gusto su historia asi que la voy a publicar con permiso de la autora

TERMINADA


----------------PROLOGO---------------

Ella odiaba a su secuestrador , pero era muy atractivo , y muy convincente y tená vez por eso apareció en Isabella Swan un gran remolino de emociones y sentimientos de deseo , pero ella no podía parar de preguntarse como podía sentir tales sentimientos ardientes por un hombre al que odiaba.

Ella se había prometido no ser nunca posesión ni esclava de un hombre y menos de aquel que se lo exigía por la entre las arenas del desierto su resistencia fue cayendo ante el amor de él.

Poco a poco la insistencia del joven fue destruyendo la muralla que Bella tenía a su alrededor , hasta que esta por fin se entregó a él , pero al sucumbir a los encantos de Edward la vida se le hizo mas complicada , porque hay envidias y celos , los cuales son causas de luchas.

Entregándose por fin a ese hombre experimentó miles de sensaciones que jamás había sentido, pero a la vez se adentraba en un mundo donde cada paso que daba estaba vigila

Esta historia es una adaptación del libro "LA NOVIA CAUTIVA" pero protagonizado por Edward en el papel de un jeque y Bella , la cual es una chica occidental de buena familia .

Espero que os guste de corazón , pero quiero aclarar que no escribiré la historia tal y como en el libro , ya que introduciré cosas de mi propia cosecha .


+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 17: Capitulo 17

-Maldición, doctor, ¿por qué no despierta? Ya van tres días, y usted dijo que no era más que una herida superficial... ¡ni siquiera era necesario vendarla!

Emmet se paseaba por el dormitorio de Isabella mientras el viejo doctor William cerraba su maletín.



-De acuerdo con lo que me informa el Señor Cullen, me temo que el problema de Isabella es mental, no físico. Cuando reaccionó del primer desmayo y escuchó el segundo disparo, imaginó que habían matado a su hijo. No hay ninguna razón que le impida despertar... sencillamente, no lo desea.

-¡Pero tiene motivos fundados para vivir!

-Lo sabemos, pero ella no. En definitiva, sugiero que usted se siente aquí y le hable... trate de arrancarla de la inconsciencia. Y no se inquiete demasiado, Emmet. En el curso de mi vida profesional jamás he perdido a un pariente que muriese de mera obstinación. Excepto su madre. Pero ella tenía lucidez total y deseaba morir.

Hable con Isabella. Dígale que su hijo la necesita... dígale todo lo que pueda arrancarle de su sopor. Cuando despierte estará perfectamente.

Cuando el doctor William se marchó, Edward entró en la habitación y se detuvo al lado de la cama.

-¿Qué dijo William? -preguntó Edward.

-¡Que no hay motivo que le impida despertar! ¡Sencillamente, no lo desea! -replicó irritado Emmet-. ¡Maldita sea! Está deseando morir de pena, exactamente como hizo nuestra madre.

Bien entrada la noche, después de que Emmet hubiera pasado el día entero hablándole, Isabella abrió los ojos.

Miró a Emmet, que estaba sentado en una silla al lado de la cama y se preguntó por qué su hermano se encontraba allí, recordó lo que había ocurrido.

-¡Oh, Dios mío, no... no! -gritó histéricamente.

-Está bien, Bella... ¡El pequeño Edward está perfectamente! Vive y está sano. ¡Lo juro! -se apresuró a decir Emmet.

-Emmet, no... no me mientas -imploró Isabella entre sollozos. -Lo juro, Bella, tu hijo no sufrió el más mínimo daño. Está en la habitación contigua y duerme.

Ella no podía dejar de llorar.

-¡Oí un disparo! Lo oí perfectamente.

-Bella, el disparo que oíste fue en la planta baja, cuando Jacob dejó caer las pistolas al suelo. Nadie fue herido... el pequeño Edward está muy bien.

Isabella apartó las mantas y comenzó a bajar de la cama. Pero un dolor lacerante le atravesó la cabeza, de modo que tuvo que volver a acostarse.

-Deseo verlo personalmente.

-Muy bien, Bella, si no me crees... Pero ahora siéntate sin hacer movimientos bruscos. Has estado en cama tres días.

Finalmente Emmet tuvo que llevarla a la habitación del niño. La acompañó suavemente al lado de la cuna y la sostuvo para que no cayera. Isabella contempló a su hijo dormido. Acercó la mano a su carita, sintió el aliento tibio y le acarició la mejilla. El niño se movió y volvió la cabeza.

-Vive -murmuró complacida Isabella.

Emmet volvió a alzarla y la llevó de regreso a su lecho. Isabella volvió a llorar, pero esta vez de alegría.

-Bella, ordenaré que te traigan de comer. Y después debes descansar un poco más.

-Pero dijiste que había dormido tres días. No necesito más descanso, Emmet. Deseo saber qué ocurrió -observó serenamente Isabella.

-Uno de los criados de los Black me encontró en los establos. Lord Billy Black envió al muchacho con el fin de que me advirtiese que Jacob venía armado. Oí el primer disparo antes de llegar a la casa. Encontré a Jacob en el vestíbulo. El segundo disparo fue accidental. Tú gritaste y yo pensé que Jacob había matado a Edward. Pero cuando subí vi que tú eras la herida. Bella... pensé que estabas muerta.

Pero Edward me aseguró que sólo te habías desmayado después de oír el segundo tiro. Si no hubieses perdido el sentido hubieras sabido que el pequeño Edward estaba perfectamente. El primer disparo no lo molestó, pero los ecos del segundo lo asustaron y gritaba con toda la fuerza de sus pulmones. Ni siquiera nuestra querida ama de llaves consiguió calmar su llanto.

-¿También Edward está bien?

-Sí. Ambos habrían estado perfectamente si no te hubieses cruzado en la línea de fuego. Bella, sé por qué lo hiciste, pero me pareció que no era asunto mío decírselo a Edward. Gracias a Dios, la bala solamente te rozó.

-¿Dónde está ahora Edward?

-Creo que abajo, emborrachándose, como hizo las últimas tres noches.

-¿Y Jacob... está bien?

-Creo que Jacob estaba más conmovido que todos los demás. Creyó que te había matado. Lloró como un niño cuando le dije que sólo te habías desmayado. Pero me temo que lo han arrestado. Después de todo, te disparó.

-Pero estoy bien... no fue más que un accidente. Emmet, no quiero que lo retengan en la cárcel. Jacobenloqueció porque rompí nuestro compromiso. Quiero que obtengas su libertad... esta misma noche.

-Veré qué puedo hacer, pero primero te traeré de comer.




-Señorita Bella, querida, despierta. Aquí hay alguien que desea ver a su mamá.

Isabella se movió en la cama y vio a la anciana ama de llaves que sostenía en brazos al pequeño Edward. Sonrió, pues incluso cuando lo acunaban el niño se movía inquieto. Isabella se desabrochó el camisón y comenzó a amamantar al niño mientras miraba a la anciana, que mostraba evidente nerviosismo mientras ordenaba las cosas de la habitación.

-¿Qué te ocurre? -preguntó Isabella.

-La verdad, me asustaste muchísimo... tres días completos en la cama. Y para colmo, tu hermano me ordena venir a preguntarte si puedes ver al señor Jacob. Si me lo hubiese preguntado, me habría negado; pero ya nadie me pregunta nada.

-Oh, deja de protestar. Veré a Jacob apenas termine de alimentar al pequeño Edward.

-Quizá todavía no estés en condiciones de recibir visitas? -propuso con cierta esperanza.

-No estoy enferma. Ahora, continúa con lo tuyo y dile a Jacob que lo veré en seguida.

Un rato después Jacob llamó a la puerta cuando Isabella regresaba de la habitación infantil, donde había dejado al pequeño Edward. Isabella abrió la puerta y vio que Jacob vestía ropas de viaje. Lo invitó a pasar.

-Bella, yo...

-Está bien, Jacob-interrumpió Isabella-. No tienes que decir nada acerca de si fuera por mí ahora mismo estarias muerto .

-Pero deseo hablar -dijo Jacob, y tomó entre las suyas las manos de Isabella-. Lo siento mucho, Bella. Tienes que creerme. De ningún modo quise lastimarte.

-Lo sé, Jacob , pero tus acciones no eran nada sanas , estas enfermo para haber actuado así.

Pero Jacob hizo oidos sordos a las palabras de Isabela y siguió disculpandose .

-Ahora comprendo cuánto amas a Edward Cullen. Hubiera debido comprenderlo antes, pero estaba obsesionado con mis propios sentimientos. Cuando Cullen llegó a esta casa vi en él sólo a un rival. Pero ahora sé que nunca fuiste mía... siempre fuiste suya. Dile que lamento lo ocurrido. Aún duerme; por eso no puedo decírselo personalmente.

-Puedes hablar con él más tarde si lo deseas , aunque no creeo que sea muy recomendable .- dijo Bella sin ningun sentimiento en su voz.

-No, no estaré aquí. Parto por la mañana.

-¿adónde vas?-preguntó ella .

-He decidido ingresar en el ejército -dijo tímidamente Jacob - y no volveré nunca.

-Así lo espero, Jacob. Te lo digo de veras. Y te deseo toda la suerte del mundo a pesar de lo sucedido.

Cuando Jacob se marchó, Isabella permaneció largo rato en el centro de la habitación. Se sentía muy triste y solitaria, como si le hubiesen arrancado un pedazo del corazón. El Jacob con quien acababa de hablar era el de siempre, el hombre a quien ella quería como a un hermano; y estaba segura de que en el futuro le echaría de menos profundamente. Pero ahora mismo estaba demasiado dolida , para ella lo sucedido fuñe como si una persona de tu propia sangre te hubiera traicionado .



Edward despertó con un horrible dolor de cabeza. La luz del sol que inundaba la habitación no aliviaba su malestar. Presionó sus sienes con los dedos, para aliviar el sufrimiento, pero no sirvió de nada. Examinó su propia figura; estaba completamente vestido, aunque le faltaba un zapato. Gimió por lo bajo.

Anoche Emmet le había dicho que al fin Isabella había despertado. ¿O lo había soñado? Bien, había un modo de comprobarlo. Se puso de pie. Un dolor agudo le atravesó de nuevo la cabeza y Edward se juró que no volvería a beber whisky por mucho tiempo. Se salpicó agua sobre la cara y después permaneció inmóvil un rato, con las manos apoyadas en la mesa del tocador, hasta que el dolor se calmó un poco.

Después de un rato Edward pudo encender el fuego que no se había molestado en encender la noche anterior. Se afeitó y se cambié de ropa. Comenzó a sentirse otra vez casi humano y decidió que era el momento oportuno para ver a Isabella.

Caminó los pocos metros que lo separaban de la habitación de Isabella y entró sin llamar; la encontró sentada en la cama, ataviada con la túnica de terciopelo negro que cubría un camisón adornado con encaje blanco. Los largos cabellos cubrían gran parte de la almohada y envolvían la cabeza

-¿Nunca llamas? -preguntó Isabella secamente.

-De todos modos, me dirías que pasase, así que no vale la pena perder tu tiempo y el mío. -Edward cerró la puerta y ocupó la silla que Emmet había acercado a la cama.

-De modo que al fin has despertado. ¿Qué demonios pretendes lograr durmiendo tres días y dejando a mi hijo a merced de una nodriza?

Por el tono de voz Isabella no pudo decidir si Edward se burlaba o hablaba en serio. Decidió atenerse a la segunda posibilidad y se irritó.

-Lamento que mi prolongado sueño te haya inquietado, pero yo he visto a mi hijo esta mañana. Y creo que se arregló bastante bien. Y puesto que parecen desagradarle las nodrizas, ¿puedes decirme, Edward, cómo te las arreglarás si acepto entregarte a mi hijo?

-¡Maldita sea, mujer! -rugió Edward, y emitió un gemido provocado por el sonido de su propia voz.

Isabella comprendió lo que le pasaba y se hecho a reír.

-¿Qué demonios te parece divertido? -Edward la miró con ojos irritados.

-Tú -dijo Isabella mientras trataba de contener la risa-. ¿Qué te indujo a beber tanto tres noches seguidas? Sé que te preocupó la posibilidad de perder al pequeño Edward, pero no tenías motivo para emborracharte. Sabías que él no había sufrido el más mínimo daño.

-Estás aquí, acostada, inconsciente, y no sé si vivirás o morirás... ¿y me preguntas qué me indujo a beber?

-¿Qué te importa que yo viva o muera? Estoy segura de que si yo no hubiese sobrevivido Emmet te habría entregado el pequeño Edward. Te habrá complacido mucho la perspectiva de obtener lo que deseabas. Lamento haberte decepcionado.

Edward se recostó en la silla y miré fijamente a Isabella.

-¡Debería desollarle viva a causa de esa observación! Ah, demonios.- en fin... hubiera sido mejor esperar un poco antes de hacerte esta visita. Era evidente que estabas muy conmovida porque tu amante se encuentra encerrado en la cárcel.

-¡Maldita sea, no fue mi amante! -observó irritada Isabella-. Señor Cullen, que quede claro que usted fue el único amante que yo tuve jamás.

-No es necesario gritar, ¡por todos los diablos! -gritó Edward.

-¿No necesito gritar? Yo diría que es el único modo de que me oigas. Y además, Jacob ya no está en la cárcel. Fue...

-¿He oído bien? -Edward la interrumpió, y sus ojos verdes se ensombrecieron.

-Me oíste bien -replicó Isabella, sin hacer caso de la cólera de él-. Jacob fue liberado anoche...

-¡Por todos los santos! -estalló Edward, que había olvidado su dolor de cabeza.

-¿Ya has hablado con él? -la interrumpió Edward.

-Sí. Vino a verme esta mañana.

-¿Pero proyectabais casaros de verdad?

-Él pidió mi mano el primer día que volví a casa, y después, día tras día, hasta que ya no pude soportar más. Lo rechazaba, pero él no estaba dispuesto a ceder. Fui a Victory para alejarme de Jacob, pero cuando regresé a casa él volvió a insistir. Pedí a Emmet que tratase de apartar a Jacob, pero mi hermano prefirió apoyarlo. Creí que no volvería a verte nunca, y por eso cedí. Acepté casarme con Jacob porque todos querían que lo hiciera. Éramos amigos, y yo lo quería como amigo... Eso no ha cambiado. Esta mañana, cuando vino a despedirse, había vuelo a ser el mismo de siempre.

-¿Despedirse?

-Sí, ingresará en el ejército. Le echaré de menos. Cuando rompí nuestro compromiso enloqueció de celos, pero ahora está bien. ¿Todavía deseas acusarle?

-No. Si se ha ido, le deseo buena suerte. ¿De modo que para ti no era más que un buen amigo?

-Sí.

Edward comenzó a reír estrepitosamente. Se inclinó hacia adelante, sin abandonar la silla.

-Te diré algo que debí decirte hace mucho tiempo. Te amo, Bella. Siempre te amé. Creo que no vale la pena vivir la vida sin ti. Deseo llevarte a casa conmigo... quiero que vayamos a Victory. Pero lo comprenderé si te niegas; tengo que pedírtelo. Y si aceptas, no te exigiré nada. Sé que me odias por el sufrimiento que te infligí, pero lograré soportar tu odio mientras pueda convivir contigo.

Isabella se echó a llorar. No podía creerlo.

-Bella, no es necesario que me contestes ahora.

Ella se incorporó de la cama y acercandose a él lo cogió por el cuello de la camisa obligandolo a que se levantara y acercandolo a ella . Ambos calleron sobre la cama , ella debajo de él , agarrando sus dos manos al cabello bronce de Edward y juntando su boca con la de él en un beso locamente apasionado que reflejaba todo el tiempo que habían estado separados.

Él se separó levemente de ella y con sus labios a milimetros de los de Bella le preguntó :

-¿Quieres decir que vendrás conmigo?

-Edward, ¿acaso pensabas otra cosa? ¿Cómo puedes creer que te odiara? Te amo con todo mi corazón. Creo que te quise desde el principio, pero lo comprendí sólo cuando la otra tribu me secuestró. Habría continuado toda la vida en Egipto si no me hubieses arrojado de tu lado. Y cuando ocurrió eso, sufrí muchísimo, hasta que supe que llevaba a tu hijo en mi vientre. El pequeñío Edward me dio un motivo para continuar viviendo.

-Por favor, Bella, no me mientas. No te expulsé del campamento. ¡Tú me abandonaste!

-Pero no miento, Edward. Todavía tengo la nota que James me entregó cuando tú saliste en busca del campamento . Al principio no pude creerlo. Pero cuando James me dijo que tú deseabas casarte con Jessica, acepté la situación y le acompañé.

-Bella, no escribí ninguna nota. Fui a los campamentos aliados para invitar a su tribu a nuestra boda. Cuando volví...

-¡Nuestra boda!

-Sí... En realidad, había comenzado a creer que me querías realmente. Deseaba casarme contigo para asegurarme de que jamás te perdería. Nuestra boda tenía que ser una sorpresa. Pero cuando volví, te habías marchado, y... déjame ver esa nota.

De mala gana, Isabella se apartó de Edward y se acercó a su escritorio. Del cajón superior extrajo el arrugado pedazo de papel y se lo entregó a Edward.

-¡James! -rugió Edward después de ver la nota-. ¡Tendría que haberío adivinado! ¡Aunque sea mi último acto en esta vida, volveré a Egipto y mataré a ese bastardo!

-No entiendo.

-¡James escribió esta nota! Me dejó otra firmada con tu nombre, y en ella me pedías que no te siguiera. Pensé que el último mes me habías engañado. Creí que sólo fingías que eras feliz, con el fin de que te dejase sola para facilitar tu fuga.

-Edward, ¿cómo pudiste creer tal cosa? jamás me sentí tan feliz en mi vida como durante ese mes contigo. No podría haber fingido esa clase de felicidad. -Sonrió afectuosamente y acarició la nuca de Edward-. Pero, ¿por qué hizo esto James?

-Seguramente concibió la esperanza de que yo iría a buscarte a Inglaterra y no regresaría. James siempre me odió por que yo era el favorito de nuestro padre, y porque me convertí en jefe de la tribu. Para él, ser jeque era más importante que nada. Yo entendía su situación y le permití hacer su voluntad en muchas cosas. Pero llegó demasiado lejos para obtener lo que quería. Planeó tu secuestro y mi muerte . Cuando el hermano de Angela me revelé la verdad, busqué por doquier a James, pero no pude hallarlo. Finalmente, renuncié a mis esfuerzos. Por otra parte, no podía soportar la vida en aquel país, donde todo lo que veía evocaba tu recuerdo. Pero no es posible perdonar a James. Por su culpa hemos perdido un año entero de mutuo amor.

-Habría sido bastante difícil durante algunos meses del año -rió Isabella-. Pero no importa... porque ahora nos tememos uno al otro, y para siempre. -Hizo una pausa-. Pero, ¿qué me dices de Tanya? Afirmaste que la deseabas.

-Sólo porque sabía que me escuchabas, querida. ¿Por qué crees que dejé abierta la puerta?

Edward se levantó de la cama y atrajo a Isabella. Se unieron en un beso apasionado y Isabella creyó que el éxtasis la abrumaba. Edward le sostuvo la cara entre las manos, y le besó los ojos, las mejillas y los labios.

-Bella, ¿te casarás conmigo? ¿Vivirás conmigo y compartirás siempre mi vida y amor?

-Oh, sí, amor mío, eternamente. Y jamás volveré a ocultarte mis sentimientos.

-Tampoco yo los míos.

-Pero, Edward, hay algo que aún me desconcierta. ¿Por qué me trataste con tanta frialdad desde el momento de tu llegada a esta casa?

-Querida, porque vine para casarme contigo, pero en cuanto entré oí que aceptabas la propuesta de otro hombre. La cólera me dominaba de tal modo que no pude ver claro.

-¿Estabas celoso? -preguntó Isabella alegremente, mientras le acariciaba la mejilla con los dedos.

-¡Celoso! ¡Jamás he sentido celos! -Edward se apartó y cerró con llave las puertas del dormitorio. La atrajo bruscamente hacia él-. Pero si te veo desviando los ojos hacia otro hombre, ¡te arrancaré la piel a tiras!

-¿De veras? -Ella pareció sorprendida y asustada.

-No -murmuró Edward. Los ojos tenían una expresión maligna mientras la despojaba de la túnica negra

-. No abandonarás el lecho el tiempo necesario para darme motivos.

Bajo la túnica Bella solo llevaba un fino camisón de encaje blanco , tan fino que se trasparentaban sus partes más femeninas.

Edward la miró de arriba abajo , mientras Isabella seguía con su propia mirada hacia donde miraba Edward.

-No cabe duda de que estás tan fantástica y hermosa como siempre -dijo dándole un beso en el cuello -Pero como siempre mi dulce Bella , llevas demasiada ropa , y ya sabes que eso me molesta.

-Bien , pues si te estorba , eso tiene fácil solución ¿ no crees?-dijo ella dándole una mirada tórrida y pasional .

Él la alzó en brazos y la soltó bruscamente sobre la cama mientras él se desvestía con prisa ,.Había sido mucho tiempo alejados el uno del otro , y era de esperar que por parte de él no pudiera esperar ni un segundo más en hacerla suya.

En el rostro de Isabella se formó una ligera sonrisa ante la impaciencia de su amado .

Cuando él estuvo totalmente desnudo cogió dos puñados de tela del camisón de Bella y lo desgarró completamente , dejándola totalmente desnuda..

Edward se abalanzó sobre ella como un león a su presa , pero Isabella colocó sus manos en su pecho deteniéndolo e incorporando su cuerpo mientras lo inclinaba lentamente hacia atrás colocándose sobre él con movimientos lentos y sensuales.

Edward se quedó perplejo ante la forma de actuar tan desinhibida con la que se estaba comportando en ese momento , pero no por eso le dejaba de agradar menos , le encantaba ver como Bella por si sola quería tomar la iniciativa.

Edward se tumbó totalmente sobre la cama y Isabella con un ágil movimiento introdujo la gran virilidad de su amado dentro de ella .

Podía recordar de nuevo ese calor que sentía hacia él cuando ambos estaban juntos y unidos en ese ritual que unía la pasión y el amor .

Bella subía y bajaba con agilidad y destreza por el miembro varonil de Edward . Él colocó sus manos sobre la cintura de ella , recorriendo con suavidad el contorno de su cuerpo femenino hasta llegar a sus pechos .

Él cogió con una de sus manos un pecho de Isabela , pero con mucho cuidado y sin apretarlo , los acariciaba dulcemente al igual que los erectos pezones de esta.

El pudo notar como el interior de Bella empezaba a convulsionarse debido a la proximidad de su orgasmo , así que dejó los pechos de la joven para volver a posar sus manos en su cintura y así hacerla cabalgar sobre él más deprisa , haciendo que el orgasmo para ambos fuera el comienzo de una fantástica vida juntos para siempre , y esa vez nada ni nadie los separaría.

Capítulo 16: Capitulo 16 Capítulo 18: Capitulo 18

 
14445650 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios