AMOR POR CONTRATO (+18)

Autor: Isabella_256
Género: Romance
Fecha Creación: 01/05/2013
Fecha Actualización: 18/12/2015
Finalizado: SI
Votos: 65
Comentarios: 270
Visitas: 229436
Capítulos: 27

Edward Cullen es un joven y exitoso empresario reconocido internacionalmente, proveniente de una de las más importantes familias de Londres, por una desilusión amorosa se mudó a Los Ángeles y pese a ser un mujeriego empedernido lleva una vida muy solitaria hasta que se cruce en su camino Isabella Swan.

Pese a haber tenido una vida difícil la hermosa joven es alegre y carismática pero no confía en los hombres, ambos se conocen en una accidentada situación y se involucraran en un enredado acuerdo para que ella finja ser su novia ante su familia durante un par semanas. ¿Lograrán ambos superar sus temores y disfrutar su amor plenamente?....

 

Los personajes de esta historia son propiedad de Stephanie Meyer pero la historia es escrita por mi y es producto de mi loca imaginación por favor no publicar en esta página o en cualquier otra sin mi autorización.

 

Los invito además a leer mi otra historia (Dando clic en el título del fic)

"CORAZÓN IMPREDECIBLE (+18) (Finalizado)"

 

Además los invito a pasar por mi nueva historia

"SIEMPRE TUYA (+18) (En Proceso)"

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Capítulo 8: Noche de Tormenta

Hola chicas aquí les dejo el otro capi que le prometí espero sus comentarios para saber si les gustó, además les invito a pasar por mi otro fic CORAZON IMPREDECIBLE (+18) y para las que se animen espero sus votos y comentarios si es que les gusta claro jajajaja. No las canso más y aquí les dejo el capi...

 

 

 – Y que me dices de tu padre? – preguntó Edward de forma casual mientras nos encontrábamos en su cómodo sofá compartiendo una copa de vino blanco después de haber cenado.

Habíamos estado hablando sobre nuestro fin de semana y de lo que habíamos hecho mientras estábamos separados y él me había hecho un montón de preguntas sobre Renné, Phil y las escasas amistades que había dejado en Forks.

– No hay mucho que decir sobre él, si alguien te pregunta solo debes decir que falleció de cáncer hace casi dos años y que era policía – dije queriendo zanjar el tema lo último que quería ahora era recordar el infierno que era la vida junto a Charlie Swan.

– Porque nunca hablas de él? – preguntó Edward con cautela.

– Es solo que no me gusta hablar de él – dije y no pude evitar estremecerme recordando los arrebatos violentos de mi padre cuando bebía.

– Te hizo mucho daño verdad? – preguntó en voz baja.

– Edward no entiendo porqué tanto interés por él fue un mal hombre y un pésimo padre, es parte de mi pasado y si no me importa a mi no debe importarte a ti – dije sintiéndome desesperada.

– Lo lamento no quise hacerte sentir incómoda es solo que hemos hablado mucho y ya casi lo sabes todo de mí y me has contado sobre tu madre, sobre Phil, Ángela y sé que no te agrada hablar de tu padre es solo que tenía curiosidad, quería saber de ti – dijo dulcemente.

– Tal vez tengas razón en lo último pero aun hay cosas sobre ti que no se, como por ejemplo que sucedió exactamente con Jessica cuando terminaron – dije temiendo haberlo incomodado pues la verdad solo quería distraer su atención.

– Tienes razón ya te he contado sobre nosotros y como le pedí que se casara conmigo – ya en una de nuestras noches de platica me había contado como le pidió matrimonio en frente de toda su familia y la de ella en la fiesta graduación de Jessica y no pude evitar sentir celos imaginándolo de rodillas ofreciéndole un anillo a aquella mujer a la que aun sin conocer me hacía sentir intimidada.

– No hay mucho que contar sobre como terminamos, la verdad es que a nadie le gusta ir por allí contando como lo dejaron un día antes de la boda – añadió sonriendo y tenía que reconocer que no era un tema nada cómodo.

– Además ya te lo había dicho simplemente me envió un sobre a la oficina yo estaba arreglando los últimos detalles antes de nuestra “luna de miel” – dijo señalando comillas en el aire – cuando llegó el sobre con una nota que decía: lo siento no puedo hacerlo, atentamente Jessica y esa fue la manera en que me terminó – dijo Edward aun sonriendo lo cual supuso una gran tranquilidad para mi pues parecía que ella en verdad ya no le importaba.

– Solo una nota? – pregunté y él asintió.

– Pero yo me había dado cuenta de que llevaba tiempo distante y pensaba que solo estaba nerviosa por la boda y los preparativos, yo también estaba nervioso por la ceremonia habrían 300 invitados, pero creo que había alguien más, solo que nunca lo pude confirmar y luego de que termináramos tampoco tenía sentido seguírmelo preguntando – dijo encogiéndose de hombros.

No pude evitar imaginar cuan duro habría sido para él enfrentar la vergüenza y la humillación de todas esas personas y sus murmuraciones sin contar con el dolor de haber sido defraudado por la persona que amaba, no podía culparlo por haberse negado al amor y convertirse en un mujeriego, porque ahora estaba segura que era así por miedo a ser lastimado, no confiaba en ninguna mujer así que jamás se acercaba lo suficiente para ser lastimado.

– Y tú?... que me puedes contar sobre tu vida amorosa – y de inmediato sentí el sonrojo extenderse en mis mejillas ¿Cómo le decía que mi experiencia amorosa era escasa y mi experiencia sexual ninguna?

– Eres adorable cuando te sonrojas – dijo sonriendo mientras acariciaba mi mejilla sonrojada y acercó sus labios a los míos besándolos suavemente.

El aparatoso sonido de un trueno retumbó inundando la habitación haciéndome sobresaltar, seguido de enormes gotas de lluvia estrellándose contra el cristal de los ventanales.

– Creo que será mejor que me vaya – dije tomando mi bolso.

– Está loca si crees que te voy a dejar ir con este clima – dijo firmemente.

– Dijimos que no apresuraríamos las cosas – susurré.

– Y así será pero no te permitiré irte con este clima por favor quédate – dijo mirándome intensamente.

– Además aquí tienes todo lo que necesitas y mañana podremos ir directamente al aeropuerto – añadió.

– De acuerdo – dije resignada a que no permitiría que me fuera.

– Ven – dijo tendiéndome su mano y dirigiéndome hasta el piso de arriba hasta una de las habitaciones.

Me llevó hasta una de las puertas y al abrirla mi mandíbula cayó abierta, la habitación era impresionantemente amplia y elegante, color blanco, una enorme cama con almohadas y edredón blanco, muebles en tonos beige y celestes con toda una pared de cristal que proporcionaba una impresionante vista del océano sumido en la oscuridad.

– Esta es mi habitación – dijo y antes de que yo pudiera decir nada tomo mi rostro entre sus manos.

– Te dije que no quería apresurar nada y no lo haré – susurró sobre mis labios y yo solo asentí – pero esta es la mejor habitación de la casa y quería que la usaras, yo iré a una de huéspedes, en mi armario están las maletas con todas tus cosas empacadas, ponte cómoda – añadió sonriéndome.

Otro trueno retumbó rompiendo el silencio de la habitación logrando sobresaltarme nuevamente.

– Espera – dije cuando empezó a caminar hacia la puerta.

– No voy a desalojarte de tu habitación, tu cama es enorme, además no me gustan las tormentas y… confió en ti no tienes irte – dije y de inmediato una sonrisa se dibujo en su boca cincelada.

 

 

*********

Edward se había ido a su estudio a revisar unos documentos aunque en realidad creo que fue un pretexto para concederme algo de espacio así que aprovechándolo, saque el cepillo dental que llevaba en mi cartera, después de cepillarme los dientes me di una relajante ducha y desempaque un pijama Victoria Secret’s color azul oscuro parte del sinnúmero de prendas que habíamos comprado el sábado y que ya se encontraba empacada en dos enormes maletas dentro del armario de Edward, dudo que él las haya empacado y prefería no pensar mucho en Sue empacando mi nueva lencería francesa.

Para cuando Edward volvió me encontraba sentada contra el cabecero de su cama cubierta con el edredón de su cama pues esta bata era bastante corta.

– Ese color le da a tu piel un aspecto adorable – dijo antes de dedicarme una sonrisa y se dirigió hacia el baño.

Al cabo de un rato apareció con un pantalón de pijama celeste, el cabello húmedo y su torso desnudo era la viva imagen de la tentación así que costó toda mi fuerza de voluntad apartar la mirada.

Abrió el edredón a mi lado y se metió a la cama en silencio pero podía sentir su mirada sobre mí y no pude resistir la tentación de mirarlo y quedé atrapada por el hechizo de su mirada.

– Buenas noches – susurró mientras acaricia mi mejilla suavemente con su mano para luego deslizarla hacia mi cuello y atraerme hasta juntar nuestros labios en un corto beso – duerme bien preciosa.

– Tu igual – murmuré aturdida.

Nos recostamos y él deslizó su brazo por mi cintura no lo detuve porque lo sentí como un gesto cariñoso y protector, disfrutando de su calidez y su aroma masculino me sumí en la inconsciencia.

 

***********

Solo podía escuchar el sonido de cosas rompiéndose, no otra vez pensé aun adormilada, cuando abrí los ojos todo estaba oscuro pero podía ver que estaba en la habitación de nuestra vieja casa en Forks, llovía intensamente y Edward dormía a mi lado.

Me levanté y caminé hacia la puerta de mi habitación pero el ruido había cesado giré y di unos pasos hacia mi cama pero Edward continuaba dormido de repente una mano sobre mi boca me impidió respirar pero no lograba ver a mi agresor hasta que un relámpago iluminó la habitación y pude ver mi reflejo en el espejo mientras era inmovilizada por él.

– Creíste que podías escapar de mí – dijo la iracunda voz de mi padre y pude percibir el fuerte olor a alcohol.

Intente liberarme y pedirle ayuda a Edward pero el dormía profundamente.

– No creas que él te ayudará, tu madre me abandonó por tu culpa y ahora me las vas a pagar – dijo colocando una fría navaja en mi cuello para luego deslizarla hacia mi nuca y continuar bajando por mi espalda, podía sentir claramente el frío metal a través de mi pijama.

– Todo esto es tu culpa – levantó la mano con la que empuñaba la navaja y la introdujo de golpe en mi espalda.

Desperté abruptamente, gritando mientras Edward sacudía mis hombros y las lágrimas comenzaban a correr por mis mejillas.

– Tranquila, estás a salvo, solo fue un mal sueño – dijo rodeándome con sus brazos mientras yo sollozaba en su cuello.

– Lo lamento – dije luego de unos minutos de lagrimas y sollozos.

– Quieres hablar al respecto? – preguntó suavemente.

– Son solo pesadillas hacía tiempo que no ocurría tal vez fue por la tormenta, crecí en Forks un pequeño pueblo en el estado de Washington donde llueve todo el tiempo y mi padre era un hombre muy violento por eso no me gusta hablar de él y creo que la tormenta me trajo esos recuerdos – dije restándole importancia.

– Si no quieres contármelo ahora está bien pero por favor no le restes importancia – dijo aun sosteniéndome contra su pecho.

– Gracias – susurré y dejándome llevar levanté mi rostro y junte sus labios con los míos.

Nuestros labios se movían suavemente pero de inmediato la naturaleza del beso cambió volviéndose mucho más apasionado.

Pese a que aun temblaba de miedo por mi vivido y tormentoso sueño de inmediato sentí a mi cuerpo responder con la misma pasión que en la tarde mientras estábamos en su oficina y su respuesta no se hizo esperar, nuestras lenguas barrían la boca del otro explorándola, devorándola, repartiendo electricidad por donde sus manos me acariciaban.

Suavemente nos recostamos en la cama sin despegar nuestros labios mientras él acariciaba mi rostro y su mano continuaba deslizándose por mi cuello y por encima de mis senos sin detenerse a acariciarlos, bajando por mi estómago y aun por encima de la fina seda me estremecía ante su tacto.

Su mano continuó su recorrido hasta llegar a mi muslo y se detuvo.

– Te deseo más de lo que nunca llegué a desear a ninguna mujer pero no quiero que te sientas presionada a hacer nada que no quieras – susurró cerca de mis labios con sus ojos oscurecidos por la pasión contenida.

– No hay nada que desee más en este momento que estar entre tus brazos – dije con la respiración entrecortada y de inmediatos sus labios regresaron a los míos aun con más pasión.

Sus labios se deslizaron por mi mandíbula, por mi cuello y hombro removiendo con sus dientes la fina tira para apartarla de su objetivo y continuó hacia el otro lado para repetir la acción con el otro tirante y así lograr que mis senos quedaran al descubierto ante su hambrienta mirada, y siguió repartiendo besos húmedo por mi pecho hasta llegar a uno de mis senos y tomarlo entre sus labios.

Succionaba suavemente mis senos alternando su atención entre ambos enloqueciéndome por completo, despertando cada terminación nerviosa de mi cuerpo.

Sentía mi cuerpo arder en llamas por sus íntimas caricias arrancado un gemido tras otro de mi garganta, abandono mis senos para volver a mis labios, podía sentir su tremenda erección contra mi cadera.

Se enderezó frente a mi tomándome entre sus brazos me levantó hasta estar sentada frente a él para quitar mi bata por mi cabeza dejándome únicamente con la diminutas bragas a juego con la bata, me miró unos segundos con adoración y de inmediato volvió a mis labios besándome con pasión mientras sus manos acariciaban mi espalda hasta que se topó con la pequeña cicatriz horizontal en mi espalda que antes no había notado ya que la tira del broche de mi brazier la cubre casi por completo y pude sentir que sus labios se tensaban sobre los míos pero sabiamente no dijo nada y en unos instantes más la tensión había desaparecido debido a nuestras caricias.

– Tienes algún método anticonceptivo – preguntó Edward de repente.

– Píldoras – dije entre jadeos sin pensarlo el sonrió y se inclinó había a la mesita junto a la cama y saco un preservativo.

– Por precaución usaremos esto aunque se que estoy en perfecto estado de salud pues mi último chequeo fue hace un mes y siempre me cuido – dijo con la respiración acelerada y lo dejó a un costado de la cama.

Yo estaba demasiado abrumada con las sensaciones pensar en lo que el acababa de decir.

Sus labios continuaron devorando los míos mientras su mano se movió hasta mi cadera y enganchó sus dedos en mi ropa interior.

– Espera no se como hacer esto – dije de repente invadida por el miedo.

– Bella ya te lo dije si no estás convencida… – puse mi dedo índice contra sus labios.

– Es solo que nunca lo he hecho – dije sintiendo mi rostro arder.

– No has hecho que? – preguntó confuso.

– Nunca he tenido relaciones con nadie… esta… esta es mi primera vez – dije titubeando.

– Pero las píldoras…

– Mi doctora me las resetó para regular la menstruación – le expliqué.

Pude ver la confusión y luego la comprensión atravesando su rostro, de inmediato su mirada se suavizo.

– Estás segura que deseas que yo sea el primer hombre en tu vida? – dijo con sus hermosos ojos verdes oscurecidos por la pasión.

– No hay nadie más en el mundo con quien me imagine haciendo esto – dije sosteniendo su mirada.

– Lamento si fui brusco en un inicio, no tenía idea y aunque suene machista de mi parte no sabes cuánto me excita saber que soy el primero – dijo frotando su erección sugestivamente en mi vientre para que yo pudiera sentirla.

Mientras me besaba aun podía sentir su pasión pero a la vez sus besos eran más tiernos, pero no pasó mucho antes de que se volvieran más profundos e insistentes.

Su mano se deslizó con facilidad dentro de mi ropa interior y gimió suavemente al sentir lo húmeda que me encontraba.

Sus hábiles dedos acariciaban mi intimidad estimulándome hasta hacerme perder la razón tanto así que no supe en que momento había removido mi única prenda y se había quitado las suyas dejándome sin aliento al ver su cuerpo desnudo y su descomunal erección.

– Creo que no necesitaremos esto – susurró contra mis labios lanzando el preservativo sobre la mesa de noche, yo a penas era consciente de lo que escuchaba.

Se posicionó sobre mi cuerpo y muy lentamente se deslizó dentro de mi hasta que sentí el dolor profundo en cuanto traspaso la fina barrera de mi virginidad, de inmediato un jadeo de dolor se escapó de mis labios y mis uñas se clavaron en su suave pero musculosa espalda.

– Eres hermosa – susurró entre gemidos.

– Y ahora eres solamente mía – mordí mi labio para contener un gemido de excitación al escuchar sus palabras.

Se quedo quieto un momento para darle tiempo a mi cuerpo de adaptarse al suyo para luego empezar a moverse muy lentamente.

De inmediato el dolor remitió para dar paso a algo que jamás había experimentado… el placer.

Su miembro entraba y salía de mi cuerpo casi por completo haciéndome tocar el cielo y arrancándome gemidos en cada estocada.

Sus embestidas eran cada vez más rápidas y profundas hasta alcanzar un ritmo frenético, dentro de mi empezaba a formarse una extraña y desconocida sensación mientras gemía audiblemente.

Podía sentir como el fuego aumentaba en mi vientre hasta que con tres embestidas más pude sentir como mi cuerpo entero se fragmentaba entre sus brazos por el placer de mi primer orgasmo golpeándome con fuerza mientras balbuceaba una enredada versión de su nombre.

La habitación se llenaba de nuestros gemidos, con dos embestidas más Edward se quedó quieto con los ojos cerrados y los músculos de sus brazos y espalda tensos mientras se vaciaba en mi interior susurrando mi nombre.

Me besó suavemente antes de salir de mi y luego acomodó las sabanas para cubrir nuestros cuerpos desnudos.

– Ven aquí – dijo sonriendo mientras me atraía al abrigo de sus brazos.

– Debes descansar, mañana será un largo día – dijo y besó mi cabeza y segura entre sus brazos me abandoné en un sueño profundo.

 

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Hola chicas espero que les haya gustado el capi y me perdonen por la tardanza espero sus comentarios y sugerencias. Nos vemos....

Capítulo 7: Bienvenida Capítulo 9: Sentimientos

 
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