AMOR POR CONTRATO (+18)

Autor: Isabella_256
Género: Romance
Fecha Creación: 01/05/2013
Fecha Actualización: 18/12/2015
Finalizado: SI
Votos: 65
Comentarios: 270
Visitas: 229127
Capítulos: 27

Edward Cullen es un joven y exitoso empresario reconocido internacionalmente, proveniente de una de las más importantes familias de Londres, por una desilusión amorosa se mudó a Los Ángeles y pese a ser un mujeriego empedernido lleva una vida muy solitaria hasta que se cruce en su camino Isabella Swan.

Pese a haber tenido una vida difícil la hermosa joven es alegre y carismática pero no confía en los hombres, ambos se conocen en una accidentada situación y se involucraran en un enredado acuerdo para que ella finja ser su novia ante su familia durante un par semanas. ¿Lograrán ambos superar sus temores y disfrutar su amor plenamente?....

 

Los personajes de esta historia son propiedad de Stephanie Meyer pero la historia es escrita por mi y es producto de mi loca imaginación por favor no publicar en esta página o en cualquier otra sin mi autorización.

 

Los invito además a leer mi otra historia (Dando clic en el título del fic)

"CORAZÓN IMPREDECIBLE (+18) (Finalizado)"

 

Además los invito a pasar por mi nueva historia

"SIEMPRE TUYA (+18) (En Proceso)"

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Capítulo 26: Síndrome de Abstinencia

Hola chicas!!!... no se imaginan lo feliz que me encuentro porque al fin he podido subir el capi que llevaba semanas deseando terminar y subir, ya sé que deben estar muy enojadas pero la verdad es que estuve enferma, luego bastante ocupada con el trabajo atrasado y para rematar tuve problemas con mi compu pero aquí estoy. Millón gracias por su apoyo y sus comentarios GINNADECULLEN, DANIELAC, MCLLANOS, JUDITH, ALEXANDRAGEYCULLEN, a mi maravilloso esposo HANSVULTURI_85 que siempre me brinda su apoyo incondicional, a mi amiga EMI20 por ayudarme dandome una valiosa idea para el capi y por supuesto a todas esas lectoras silenciosas. Aquí les dejo el capi, DISFRUTENLO… 

 

 

 

Mi recuperación ha sido un desfile interminable y en ocasiones abrumador de mimos por parte de Edward, Sue y de mi adorable suegra e incluso mi madre que de vez en cuando viene a verme pero Phil y yo la persuadimos de que es mejor que vaya a casa y descanse.

Luego de que todos los Cullen volvieran a Londres, Esme insistió en quedarse a cuidarme y por ende a su nieto, además de ocuparse más de cerca de los detalles de la planeación de la boda, la cual estoy más que feliz de dejar en sus expertas manos con la colaboración a la distancia de Alice con quien teníamos largas charlas mediante Skype para decidir entre diversidad de objetos de decoración para la boda.

Llevaba mes y medio en casa bajo la obsesiva mirada de Edward que en su mayoría pasaba el día junto a mí o en su despacho, desde que me dieron de alta había estado trabajando en casa y yendo a la oficina solamente cuando le era imposible evitarlo.

Era genial sentirme tan mimada y protegida pero Edward estaba llevando esto a niveles alarmantes, tenía la impresión de que era como una frágil bailarina de cristal que se iba a romper con la más mínima presión y eso me estaba volviendo loca porque ya me sentía como yo misma, las molestias y dolores habían desaparecido por completo y mi cuerpo lleno de hormonas gritaba de deseo por él.

Hacía ya varias semanas que me sentía bien pero para él no habían cuidados suficientes y el incidente de hace tres semanas lo había dejado completamente trastornado.

Cuando me desperté esa mañana y estiré mi brazo solo me encontré con la almohada vacía pero al enfocarme un poco más escuche el tenue sonido de la ducha en el baño, ya no tenía ni un solo moretón en mi cuerpo, los raspones se habían curado y el dolor en mi estómago había desaparecido casi por completo a excepción de cuando hacía un movimiento brusco.

Me levanté, me quité el pijama y caminé hacia la ducha completamente desnuda y allí estaba él con los ojos cerrados dejando que el agua cayera por su cuerpo desnudo sin percatarse de mi presencia.

Allí de pie admirando su deseable cuerpo mis hormonas empezaron a hacer su trabajo y toda clase de escenas eróticas protagonizadas por los dos pasaron por mi mente, de manera que sin detenerme a pensarlo ni un segundo abrí la mampara de la ducha y me deslicé dentro abrazándolo por la espalda, haciendo que se sobresaltara.

– Buenos días – dijo dándose la vuelta para quedar frente a frente mientras recorría mi cuerpo con su mirada, definitivamente habían sido unas largas semanas de abstinencia.

– ¿Cómo amanecieron mi hijo y la mamá más hermosa del mundo? – dijo posando su mano en mi vientre con ternura, pero su tierno toque era lo último que quería.

Deseaba sus manos recorriendo mi cuerpo su boca sobre la mía deslizándose por mi cuello, devorando mis senos, su lengua deslizándose sobre mi estómago, mi vientre y llegando aún más abajo.

El solo pensamiento hizo que mi cuerpo entero se sintiera en llamas así que sin responder a su pregunta envolví mis brazos en su cuello y lo atraje hacia mí poniéndome de puntillas y besándolo con todo el deseo que sentía por él en ese momento.

El me devolvió el beso con la misma intensidad presionándome contra su cuerpo, fundiéndonos en ese beso y su erección rápidamente se hizo notar contra mi vientre haciendo estremecer mi sexo.

La cascada de agua caliente cayendo sobre nosotros solo ponía mi piel más sensible, él nos giró y me dejó aprisionada contra su cuerpo y la pared de la ducha, frotándose contra mí, sus labios bajando por mi cuello besando todo a su paso hasta el inicio de mis pechos e involuntariamente yo empecé a gemir pero entonces él se congelo y apoyó su frente contra mi hombro.

– ¿Qué pasa? – pregunté con la respiración entre cortada.

– No creo que esto esté bien… podría lastimarte – dijo Edward con la respiración igual de alterada que la mía levantando su mirada hacia mí y podía ver sus ojos verdes oscurecidos por la pasión pero su temor era más fuerte que su deseo, a veces creía que cada vez que me miraba seguía recordando la imagen de mí en el hospital inconsciente, herida, llena de golpes y raspones.

– Está bien – dije pegándome más a él restregándome contra su erección – quiero esto, no tienes idea de cómo lo deseo – continué antes de atraerlo a mis labios.

Esta vez nuestros besos eran aún más frenéticos nuestras manos no podían quedarse quietas y el parecía haberse olvidado de sus reticencias hasta que me tomó por los muslos para que envolviera las piernas en su cintura, pero al hacerlo un grito ahogado de dolor se me había escapado, él se congelo de inmediato y luego estalló lanzándome un millón de preguntas.

– ¿Estás bien? ¿Te duele mucho? ¿Debemos ir al hospital? Pero que estoy diciendo claro que debemos ir al hospital – dijo contestándose a sí mismo.

– Estoy bien – dije sonriendo para convencerlo de que estaba exagerando intenté atraerlo hacia mí de nuevo pero el desenvolvió mis brazos de su cuello con suavidad pero con el ceño fruncido.

– Iremos al hospital – dijo tomando mi rostro entre sus manos mirándome intensamente con el ceño fruncido y de inmediato mis hormonas aceleradas se hicieron presentes de la peor manera.

– Ya basta quieres – dije apartando sus manos con poca delicadeza.

– Te estas comportando como un demente solo hice un movimiento brusco y sentí algo de dolor pero estoy bien – dije saliendo de la ducha malhumorada para luego envolverme en una toalla.

– Llamare a papá – amenazó Edward desde el baño.

– ¡Oh perfecto! – dije exasperada – llama a mi futuro suegro y dile que me lastimé intentando seducirte de seguro le parecerá muy entretenido.

 

Y al parecer esa fue una experiencia demasiado traumática para mi sobreprotector futuro esposo y desde entonces he visto frustrados todos y cada uno de mis torpes intentos por seducirlo.

Ya estaba completamente repuesta pero Edward continuaba con sus miedos y eso me estaba volviendo loca y me ponía de muy mal humor, si seguíamos así pasaríamos nuestra luna de miel jugando damas chinas.

– Yo creo que el nuevo club que Garret abrió en la ciudad es nuestra mejor opción – dijo Alice.

– Si yo muero por conocerlo dicen que es muy exclusivo – dijo Angela – Bella me ha contado que su club en Londres era increíble.

– Entonces no se diga más – dijo Alice – será en el club de Garret les avisaré a los chicos para que no se aparezcan por allí.

– Bueno que si lo hacen no sería el fin del mundo – dijo Rose sonriendo pícaramente.

– ¿O debo recordarte lo bien que lo pasamos en tu despedida de soltera cuando los chicos decidieron reunirse con nosotras? – añadió Rose sonriendo perdida en sus recuerdos.

– ¿Estás de acuerdo Bella? – preguntó Nessie.

– Si de seguro será un lugar estupendo – dije levantando mi vaso de jugo de naranja para darle un sorbo.

Nos encontrábamos junto a la piscina hablando sobre mi despedida de soltera, había insistido en que no quería ninguna fiesta sino que solo saliéramos por allí un rato, pero hoy me encontraba particularmente malhumorada.

– ¿Bella estás bien? – preguntó Angela.

– ¿No estarás pensando en dejar a mi hermano plantado en el altar? – preguntó Alice frunciendo el ceño.

– ¡Claro que no! – exclamé horrorizada

– ¿Cómo puedes decir eso?

– Es que parece que estas distraída e irritable – dijo Nessie.

– Es más si no los conociera diría que te hace falta un poco de buen sexo – dijo Alice tomando un sorbo de su bebida y no pude evitar fulminarla con la mirada.

– ¡Es eso!... – gritó Rose – no sé cómo ha sido posible pero tienes todos los síntomas del síndrome de abstinencia a mí me pasa cuando Emmet me hace enojar y lo castigo sin sexo.

Al ver mi expresión todas se echaron a reír antes de soltar tantas preguntas que me aturdieron hasta que al fin accedí a hablar y les conté el fatídico intento de seducirlo en la ducha que traumo tanto a Edward que ha esquivado cada uno de mis intentos por seducirlo.

– Pues tienes que usar todas tus armas de seducción – afirmó Rose.

– Necesitamos la lencería más sexy jamás imaginada – dijo Alice.

– Un momento chicas ya intenté todo lo que tenía a la mano y no sé si ya me vieron pero déjenme decirles que no me caracterizo por ser muy sexy que se diga – dije exasperada.

– Eso no es cierto y lo sabes – dijo Angela enarcando una ceja y de inmediato la alarma en mi rostro se disparó al saber lo que se venía.

– Angela no – advertí pero ella hizo caso omiso.

– ¿Exactamente a qué te refieres? – preguntó Nessie.

– A que Bella y yo tomamos clases de pole dance y ella era muy buena – dijo Angela.

– ¿En serio? – preguntaron incrédulas Alice, Nessie y Rose a la par.

– Gracias por la confianza chicas – refunfuñé.

– Ignórala son solo las hormonas – dijo Rose para que Angela continuara.

– Pues resulta que yo quería darle una sorpresa a Ben para su cumpleaños así que decidí tomar clases de pole dance dos meses antes y mi amiga aquí presente – dijo señalándome – después de mucho rogarle acepto acompañarme por solidaridad, pero resulto que le fue mucho mejor que a mí.

– Pues ahí lo tienes – dijo Alice con esa sonrisa que hacía que casi vieras la bombilla encendiéndose sobre su cabeza.

– ¿Qué? ¿A qué te refieres? – pregunté cada vez más asustada aunque por las sonrisas en sus rostros no sabía ni porque preguntaba.

– ¡Ay por favor Bella!... Eres más inteligente que eso, así que no te hagas la desentendida y ve por tu bolso mientras yo hago unas llamadas.

– ¿A dónde vamos? – pregunté.

– ¿Que no es obvio? – dijo Nessie y todas gritaron….

– ¡De compras!...

 

 

– Ya está todo listo – dijo Alice guardando su celular para ese entonces íbamos hacia el estacionamientos de centro comercial cargadas de bolsas.

– ¿Y exactamente donde haremos esto? – pregunté sintiendo mis nervios crecer conforme transcurrían los minutos.

– En el club de Garret él se está encargando de que todo, nos dará un lugar y de hecho ya está instalando todo lo necesario para esta noche – dijo Alice.

 

*********

– Alice no estoy segura de que esta onda de callejera le vaya a gustar a Edward – dije señalándome a mí misma con los nervios de punta y las piernas temblándome tanto que rogaba no tropezar con los tacones de mis botas mientras estiraba mi minifalda como si mágicamente más tela fuera a aparecer.

– Claro que le gustará – dijo Alice – en el fondo todos los hombres fantasean con ver a su mujer vestida así haciéndoles un baile privado.

– Además te ves preciosa – dijo Rose.

– Y cuando vea tus habilidades lo vas a volver loco – añadió Angela.

– Si eres la mitad de buena de lo que Angela asegura te ira muy bien, hasta estoy pensando en pedirte unas clases – dijo Nessie.

– Eso espero – murmuré, solo esperaba no tropezar con mis propios pies, caer y terminar adolorida además de con mis ojos irritados por estos lentes.

Respiré profundo, me coloque el antifaz y entré para ver a Edward tenso paseándose de un lado a otro luciendo completamente comestible con esos jeans ajustados y una camisa negra con sus mangas dobladas hasta los codos que se ajustaba perfectamente a su musculosa figura sonreí al ver su expresión cuando me vio, sus ojos casi se salían de sus cuencas y su mirada recorrió todo mi cuerpo, definitivamente mi atuendo le había llamado la atención.

Sonreí mientras caminaba hacia el tubo que Alice le había dicho a Garret que instalara, tomé mi lugar mientras la canción “Buttons” de Pussycat Dolls empezaba a sonar y automáticamente mi cuerpo empezaba a moverse al ritmo de la música.

 

Edward (POV)

Por más que intentaba concentrarme en los documentos que estaba leyendo en lo único que podía pensar era en Bella, en sus intentos por seducirme y el hecho de que cada vez es más difícil rechazarla.

Después de ver cuánto dolor le había causado aquel día en la ducha me propuse esperar hasta después de la boda para estar seguro de que ella estuviera completamente bien y aunque me repetía a mí mismo que era un idiota no podía evitarlo ya le había causado suficiente dolor y sufrimiento al alejarla de mi lado llegando al punto de poner su vida en peligro.

Con solo pensarlo mi cuerpo se estremecía, no querría verla jamás sufriendo por mi culpa y la sola idea de perderla me mataba.

Pero por otro lado con solo recordar sus intentos por seducirme y su cuerpo desnudo aquel día en la ducha, el agua corriendo por su piel, su delicioso aroma invadiendo mis fosas nasales, me hacía fantasear con ella, con su cálido cuerpo fusionado con el mío, sus gemidos, su rostro contrayéndose de placer.

– ¡Concéntrate! – me reprendí a mí mismo cuando empecé a sentir como mi miembro se sacudía, pero no podía evitarlo extrañaba sus besos apasionados hoy más que nunca que no la había visto desde la hora del desayuno y no estaba de muy buen humor que digamos.

– Muy bien Ed deja lo que estés haciendo porque es hora de divertirnos – dijo Emmet seguido por Jasper, Jacob, Ben a quien últimamente había estado tratando y que me caía muy bien e incluso Mark con quien ahora teníamos una relación mucho más cordial.

– De acuerdo solo déjenme terminar con esto – dije señalando los documentos que tenía sobre el escritorio.

– Nada de eso – dijo Emmet arrebatándomelos. Suspiré de frustración pero sabía que era una batalla perdida, así que me puse de pie y los seguí.

– Vamos Ed quita esa cara – dijo Jasper al verme mirando por la ventanilla con expresión ausente, los demás chicos se habían ido con Emmet.

– Estoy seguro que al final de la noche vas a tener una gran sonrisa en tu rostro – dijo mientras estacionaba frente al nuevo club de Garret.

– ¿Espera a que te refieres? – pregunté.

– Ya lo veras – dijo e ignorándome bajo al encuentro con los demás chicos. Luego de una hora de tragos y plática masculina a la que incluso Garret se dio el tiempo para sumarse Jasper y Jacob se pusieron de pie.

– Bueno Ed hay algo de lo que tenemos que hablar si nos acompañas – dijo Jasper.

– Ya déjate de misterios y por favor habla de una vez – espeté.

– Yo que tú les haría caso Edward como tu amigo te digo que te conviene – los secundo Garret y aunque no muy convencido suspiré resignado y los acompañé.

Me condujeron hasta una zona apartada del bullicio frente a un par de puertas de caoba y cuanto estuvimos frente a ellas Jacob y Jasper se colocaron a los costados de las mismas y me indicaron q las abriera y cuando entre los muy infelices cerraron las puertas a mis espaldas.

La habitación parecía ser originalmente una oficina pero había sido convertida en un escenario de pole dance o al menos eso parecía con la tenue iluminación.

– ¡Debe ser una broma!... – grité cuando supe el propósito de encerrarme aquí intenté abrir la puerta pero estaba cerrada con llave.

¡Iba a matarlos! En cuando saliera de aquí los mataría, pensé mientras caminaba de un lado a otro como león enjaulado.

Pero entonces mis pensamientos fueron interrumpidos cuando el pequeño escenario se iluminó y una figura se materializó frente al tubo.

Aquella chica era delgada, su cabello rubio caía en una cascada de suaves rizos hasta la mitad de su espalda, lucía un diminuto top rojo dejando expuesta parte de la blanca y perfecta piel de su abdomen, una minifalda negra de tablones encontrados que dejaba muy poco a la imaginación y exponía el inicio de un liguero del mismo color que sostenía sus medias de mallas, unas botas negras de tacón alto que subían hasta arriba de sus rodillas, la mitad de su rostro estaba cubierto por un antifaz negro recubierto de tul con hilos pateados y lo que parecían ser cristales swarovski sobre sus ojos y sus labios brillaban con el mas rojo de los labiales.

Una sensual música empezó a llenar la habitación y aquella desconocida empezó a moverse y contornearse al ritmo de la música, caminando sensualmente alrededor del tubo apoyándose en él y luego deslizándose por él, no podía hacer más que tragar saliva, mi boca estaba reseca y mi ritmo cardiaco se disparó tanto que mi respiración se volvió irregular, pero lo más martirizante fue cuando en uno de sus sexys giros en el tubo mi miembro dio una sacudida.

¿Qué hacía yo aquí encerrado con esta mujer sintiéndome así de excitado? Quería pensar que era la falta de sexo la que me tenía completamente excitado con esta completa desconocida mientras la mujer a la que amo probablemente esté pensando en mí en este momento ya que ella tampoco estaba nada contenta con nuestra falta de actividad en la cama.

Mis piernas se sentían temblorosas así que me senté en el sillón dispuesto frente a ella para que disfrutara del show cómodamente, me sentía como un adolescente hormonal disfrutando de su primer baile privado.

Pero aún faltaba mucho para que mi dulce tortura terminara y mi cuerpo entero tembló cuando ella se separó del tubo luego de otro elaborado giro y empezó a caminar hacia el borde del escenario, bajo los dos escalones y caminó hacia mí.

Se movía al ritmo de la música incluso mientras caminaba y empezó a rodearme clavando en mí su intensa mirada azul enmarcada por largas pestañas que sobresalían de su antifaz.

Pasó una de sus manos por mi hombro y luego mi pecho conforme caminaba a mí alrededor hasta que se plantó frente a mí moviéndose sensualmente y yo no podía despegar mi mirada de ella aunque mi vida hubiese dependido de hacerlo.

Y mi tortura fue mayor cuando mi autocontrol fue puesto a prueba, aquella desconocida se sentó a horcajadas sobre mí y su aroma solo me ponía peor, olía a fresas y alguna otra fragancia floral, olía muy parecido a Bella solo que esta no era mi Bella.

Aquella chica se froto descaradamente contra mí moviéndose al ritmo de la música lanzado su cabeza hacia atrás, quería apartarla ponerme de pie y salir de allí de inmediato pero mi cuerpo no respondía.

Mi autocontrol se resquebrajaba a un ritmo alarmante para cuando me di cuenta mis manos estaban en la parte superior de sus muslos atrayéndola hacia mí.

– Ummmm… – ronroneó ella al sentir mi erección contra su sexo separados solo por la ropa.

Esto no estaba para nada bien no sabía quién era esta mujer ni porque me atraía de esta forma pero no podía hacerle esto Bella, ella era el amor de mi vida y no podía hacerle esto.

Aquella desconocida seguía moviéndose sobre mí acariciando mi cuello con su nariz y haciendo acopio de todas mis fuerzas la tome por los hombros y la separé de mí lo más que pude.

– Lo siento eres hermosa pero no puedo hacer esto, amo a mi prometida y esto no puede llegar más lejos – dije con la respiración acelerada.

Ella sonrió maliciosamente y con suavidad retiró mis manos de sus hombros y aun sobre mí se acercó a mi oído.

– Solo cierra los ojos y piensa que soy ella – susurró con voz ronca – será nuestro secreto.

– Lo sabré yo – dije lo más convencido que pude aunque en realidad solo me provocaba arrancarle la ropa.

La miré y allí estaba de nuevo esa sonrisa maliciosa y sexy en sus labios carmesí.

Se levantó moviéndose sensualmente, dejando que la música la envolviera y casi sufro un infarto cuando llevo sus manos a sus pechos acariciándolos levemente deslizando sus manos por todas su perfecta anatomía para luego llevarlas a un costado de su falda, bajó el cierre lentamente y dejo caer la prenda en el piso luego le siguió su top quedándose solamente en un diminuto y muy revelador conjunto de lencería negro.

Verla solamente en su diminuta ropa interior, ligero, medias y botas de tacón alto casi me hizo perder el control, tuve que aferrarme a mi asiento para no levantarme y atraerla a mi regazo, pero ella no había terminado con su espectáculo y aun moviéndose sensualmente llevo sus manos hacia su espalda y en un instante estaba despojándose de su sujetador y dejando a la vista su hermosos y bien formados pechos.

Abría mi boca intentando decir algo para detenerla mientras caminaba hacia mí, pero volvía a cerrarla sin lograr que ningún sonido saliera.

Cuando ella se sentó sobre mí a horcajadas nuevamente con sus pechos desnudos a solo centímetros de mi rostro y sus dulces labios se unieron a los míos supe que estaba perdido.

Sus besos eran apasionados y cargados de necesidad, soltando suaves gemidos cuando nuestras lenguas se rozaban, volviéndome completamente loco, no había manera de que pudiera detenerla incluso cuando la razón me decía que debía hacerlo, sin despegar nuestros labios sus manos se deslizaron a los botones de mi camisa luchando por abrirlos rápidamente.

Sus labios abandonaron los míos para deslizarse por mi cuello y continuar su camino hacia mi pecho mordisqueando mi piel sensible.

Sus manos llegaron a la cinturilla de mis pantalones y empezó a desabrochar mi cinturón mientras sus pechos subían y bajaban mostrándome en su respiración aceleraba que ella me deseaba con la misma desesperación que yo.

– Espera… detente… – dije con la respiración completamente errática, mi corazón latiendo desbocado en mi pecho y una dolorosa erección en mis pantalones.

– Shhhh… – fue todo lo que salió de sus labios y acercándose a mi boca todas mis protestas fueron silenciadas con un beso profundo y lleno de hambrienta necesidad que solo reflejaba el estado en el que yo me encontraba mientras sus manos continuaban en sus tarea hasta que finalmente liberó mi erección y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo cuando su mano rodeo mi pene frotando suavemente.

Gemí de pacer y a la vez de frustración no había manera de que pudiera frenar a esta mujer pero tampoco había forma de que yo le fuera infiel a Bella.

– Detente… por favor… – dije entre jadeos – no puedo hacerle esto a mi prometida.

– Claro que puedes hacérselo – dijo aquella desconocida sonriendo sensualmente.

Y de seguro fue mi imaginación porque su voz era idéntica a la de Bella pero apenas y tuve tiempo de procesar lo que oía cuando aquella chica arranco su antifaz y era ella, allí estaba mi Bella rubia y de ojos azules pero era ella sonriéndome.

– ¿Cómo…? – intenté decir pero su mirada reflejaba la misma necesidad que yo y antes de que pudiera decir nada más ella se colocó de rodillas entre mis piernas y sus labios estaban sobre mi erección deslizándola dentro de su boca.

Cualquier pregunta que tuviera hasta ese momento sobre que había estado ocurriendo aquí fue eclipsada al sentir su cálida boca rodeando mi erección, mis caderas se elevaron automáticamente y tomé su cabeza presionándola más contra mí para estar más profundamente dentro de ella.

Su boca se deslizaba sobre mi pene, su lengua lamía desde la base hasta la punta para volver a introducirlo hasta el fondo rozándome levemente con sus dientes volviéndome loco, haciendo que deseara tanto estar dentro de ella que era casi doloroso.

– Ya basta – dije jalándola hasta acomodarla en mi regazo tirando de sus piernas para que quedara a horcajadas sobre mi presionando nuestros sexos separados solo por su ropa, y la atraje a mis labios besándola quizás con demasiada rudeza pero eso no parecía molestarle, emitió un gemido ahogado pero sonrió al verme desesperado deseándola a más no poder.

Mis manos locas por sentirla se deslizaban por la cara interna de sus muslos sintiendo su tersa piel hasta que mi mano llego hasta su núcleo paseando mis dedos por su húmeda hendidura y teniendo el placer de oírla gemir desesperada por sentirme.

– Te deseo ahora mismo – dije antes de romper sus delicadas bragas de encaje, ella gimió en voz alta, podía ver el deseo en sus ojos y rápidamente tomo mi erección entre sus manos y se deslizó sobre ella en un rápido movimiento que provoco que ambos echáramos nuestras cabezas hacia atrás por la intensidad del placer que sentíamos.

Había sido demasiado tiempo sin estar dentro de ella y al parecer las hormonas del embarazo habían tenido a Bella deseando que este momento llegara porque sus movimientos eran rápidos, desesperados, sus labios entreabiertos en busca de aire y sus gemidos con cada movimiento me lo demostraban.

Tenerla sobre mí de esa manera con su rostro mostrando placer con cada movimiento, escuchando sus sensuales gemidos y tenía que reconocer que la peluca rubia era algo desconcertante pero a la vez muy excitante.

– Dios te sientes tan bien – dije con la mandíbula apretada tomando sus caderas hundiéndome aún más profundo en ella y Bella gritó cerrando sus ojos con fuerza dejando caer su cabeza hacia atrás, dejándose llevar por el placer de su orgasmo y sentir su centro palpitando a mi alrededor sumado al verla tan entregada a placer hizo que me dejara ir derramándome en su interior.

Bella cayó sobre mi pecho acomodando su rostro en mi cuello aun jadeando y yo no pude hacer más que aferrarme a ella aspirando su dulce aroma.

– Está es la mejor despedida de soltero que cualquier hombre pudiera desear jamás – murmuré en su oído.

– Me alegra que te gustara porque a mí me encantó – dijo mirándome tímidamente bajo sus larguísimas pestañas postizas con el rubor extendiéndose en sus mejillas.

– Adoro tus sonrojos aunque debo reconocer que contrasta mucho con tu imagen, te ves… tan sexy – dije acariciando su sonrojada mejilla y recorriendo su cuerpo descaradamente con mi mirada.

– Tal vez deba dejarte volver a tu despedida de soltero – dijo poniéndose de pie pero la vi morder su labio y estremecerse cuando mi miembro salió de su interior.

Verla allí de pie solo hizo que la deseara más aun con la peluca puesta, con las medias, ligero y la bragas rotas, mi miembro no tardo en volver a despertar y por la mirada que ella me dedicó supe que mi mujer tampoco había tenido suficiente por esta noche.

– De ninguna manera voy a volver allí fuera – dije atrapando su mano y tirándola sobre mí regazo.

– Por ahora lo único que quiero es llevarte a casa y perderme en tu cuerpo una y otra vez – dije recorriendo con la palma sus redondos pechos sintiendo como se endureciera con mi toque.

– Entonces iré a cambiarme – dijo poniéndose de pie rápidamente.

– Creo que quiero un poco más de ti vestida así – dije mordiendo mi labio inevitablemente y ella sonrió sonrojándose furiosamente.

– Mis cosas están en el baño dame un minuto – dijo antes de desaparecer.

– Allí esa mi chica de vuelta – dije cuando reapareció con su cabello castaño y sus ojos chocolate a la vista de nuevo, vistiendo la misma ropa sexy con la que acababa de seducirme y con un abrigo de gabardina negro en el que se envolvió rápidamente abrochando sus botones pero cuando vi su abrigo cubriendo su provocativo atuendo la detuve antes de que abrochara el cinturón del abrigo.

La atraje hacia mí para luego dejarla arrinconada contra la pared, le quité el abrigo rápidamente para luego colocarme de rodillas y luego de levantar su falda y sostenerla en sus caderas pase mi lengua a lo largo de su hendidura y fui recompensado con un largo gemido.

Conforme mi boca succionaba y lamia su intimidad ella se aferraba con fuerza a mi cabezo hasta lastimarme en el momento en que su orgasmo llego pero sentirla disfrutando así palpitando sobre mi boca solo me encendió más.

Me puse de pie mientras ella jadeaba apoyada en la pared aun con los ojos cerrados y la tomé por los muslos haciendo que envolviera sus piernas a mí alrededor y sin más me hundí en ella.

– Edward – gritó aferrándose a mis hombros mientras de mis labios solo escapaban gemidos y gruñidos de placer al estar tan dentro de ella embistiéndola con fuerza.

Lo único que podía pensar era en hacerla mía una y otra vez, tendría que usar toda mi fuerza de voluntad para salir de esta habitación.

Por suerte no había ninguna prisa en hacerlo.

 

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Hola chicas espero que el capi les haya gustado y que me dejen sus votitos y comentarios para saber que les pareció. También espero tardar menos en llevarles el epilogo de esta historia que adoro y que está llegando a su fin para luego subir mi nueva historia de la cual pronto sabrán un poco más.

Cuídense mucho.

Nos vemos.

Besitos.

 

 

 

 

Capítulo 25: Dulce Despertar Capítulo 27: EPÍLOGO

 
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