Los días pasaban lentamente, quedaban dos días para el festival y mi ansiedad aumentaba conforme pasaban las horas. Después del día del ensayo no volví a ver a Edward en el instituto, eso me preocupo mucho, porque él jamás había faltado por más de dos días a clases y mucho menos faltando tan poco para terminar el trimestre. Pero en fin no podía quejarme de nada si no tenía el suficiente valor como para averiguar por él.

Era sábado a eso del mediodía y mis queridas amigas – y asesoras de imagen – estaban de camino a mi casa para lo que ellas llamaban seria mi gran noche, aun seguía pensando que fue lo que realmente paso entre Edward y esa zorra de Ángela, porque jamás se me paso por la cabeza que alguien como Edward sería capaz de ser tan cínico conmigo y demostrar tanto dolor y sufrimiento como los había visto en él

Necesitaba distraerme un poco, por lo que encendí mi vieja computadora para poder apartar un poco las ideas de mi mente. Hace semanas no revisaba mi correo, por lo que eso fue lo primero que hice, tenía aproximadamente diez correos electrónicos, cinco eran de mis viejos amigos de Chicago, cuatro eran correos basuras y uniera de la persona que menos esperaba en el mundo, era de la muy… de Ángela Weber asunto LEELO PORFAVOR!. Estaba muy indecisa, una parte de mi decía ‘Vamos Bella, no será tan malo, que te rompan una vez más el corazón este mes que más da’, pero la parte más pequeña en mi cerebro me decía ‘Bells, no leas algo que seguramente te matara’, pero la duda fue mas grande que mi momento de sensatez, así que abrí el correo muy ansiosa de ver que decía.

“Bella: Primero que todo quiero pedirte perdón por todas las cosas que pasaron, a estas alturas ya debes saber cual fue la relación que tuve con Edward y como fue que arruine las cosas, pero quiero que sepas la verdad de las cosas, la única verdad que existe.

Lo que sucedió ese día fue que yo me lancé sobre él, mientras el me decía lo mucho que te amaba y que a mi no me quería ni un poquito, y tiene todo el derecho de hacerlo, pero solo saber que él era feliz mientras yo me quedaba sola, pensé que verlo solo al igual que yo me haría sentir mejor, pero cuando lo ví correr hacia ti, me di cuenta que no quería que nadie se sintiera como yo me sentía. Hace algunas semanas estoy saliendo con Ben, creo que te lo comenté y en verdad con él me siento muy feliz, por eso quiero que sepas que Edward jamás tuvo intenciones de engañarte, porqué todo fue mi culpa.

Si piensas perdonarlo, por favor Bella, que sea pronto porque jamás sabes lo que pueda pasar mañana. A mi si quieres no me perdones pero ninguno de los dos se merece lo que les hice.

Ángela.

Por Dios!, por Dios! Que idiota soy, él diciéndome que jamás me engañó y yo la muy estúpida no fui capaz de escucharlo. Tuve que esperar a que otra persona me hiciera abrir los ojos en vez de confiar en lo que él me decía, y lo peor de todo es que lo hice sufrir, rompí mi promesa de hacerlo feliz… tenía que buscar una forma de recuperarlo, de pedirle perdón por lo imbécil y desconfiada que fui, que le dolor de sus ojos desapareciera para siempre, pero no se me ocurría como. Estaba tan preocupada en mis pensamientos que no escuche cuando mis amigas entraron a mi habitación y me llamaron.

-¡¡BELLS!! – ambas gritaron al la vez

-¿Qué pasa? – respondí asustada

-eso es lo que queremos saber – Alice me miraba fijamente - ¿Porqué estas llorando?

-No me digas que estas pensando otra vez en mi hermano – Rose se sentó en mi cama

-O en la insípida de Ángela – la molestia de Alice se notaba a kilómetros a la redonda – por favor amiga, no sabes que eso te hace mal

-No… o sea… sí – estaba tan feliz que las palabras se atropellaban – es que no saben lo que paso – ambas me miraron expectantes – lo que sucede es que Ángela me mando un correo explicándome todo lo que pasó en realidad, Edward no me engaño y yo no le creí, soy una estúpida de primera, pero tengo que arreglarlo todo, tengo que pedirle perdón, pero no sé como hacerlo y…

-BELLS!... hay no sabes que feliz me siento de saber que abriste los ojos – Alice daba brincos a mi lado

-Por fín Isabella, con Alice ya pensábamos que sufrías algún retraso mental

-Un momento – las mire fijamente – ustedes sabían todo esto?

-Es que o sea, la verdad sí, pero déjame terminar – Rose tomaba mis manos – tú no querías que habláramos de mi hermano en tu presencia, por eso no pudimos decirte nada, porque Edward esperaba que tú te dieras cuenta del error que cometías

Ahora sí estaba llorando de tristeza, él esperaba que yo me diera cuenta, me daba el espacio que necesitaba, definitivamente era el hombre más maravilloso del mundo y me amaba, mucho más de lo que yo lo amaba, porque a decir verdad, quien ama no desconfía eso está mas que claro obviamente.

-Amiga, no llores – Alice me consolaba

-No… necesito calmarme para verme hermosa esta noche – ambas me miraban como si estuviera loca

-Que vas a hacer Bella?

-Esta noche todo Forks sabrá que es lo que soy capaz con tal de recuperar lo que yo misma perdí.

Edward POV

Hace dos días que no pongo un pie fuera de casa, necesitaba pensar seriamente lo que había dicho el director del instituto después del ensayo de cantó con Bella, que por un momento pensé que iba a perdonarme, porque sus ojos desbordaban amor igual que antes cuando pasábamos horas en nuestro prado, sabía que ella me amaba, tanto como yo a ella, pero era conciente que necesitaba su espacio y mientras estuviera cerca de ella, no iba a lograr recuperarse del todo.

Ahora en la soledad de mi habitación buscaba la mejor manera de informar a mi familia de la decisión que tomé hace un día atrás.

-Señor Culle, espero que allá pensado la proposición que le hice el día de ayer – el director me recibiera en su oficina después de pensar mucho lo que iba a hacer – así que dígame, ¿Qué le parece esta proposición?

-Señor, me siento muy halagado que mi capacidad sea reconocida de esta forma, así que acepto irme de intercambio a Brasil – esa era la mejor forma de darle tiempo para que me perdonara.

Sabía que era de cobardes irme de esta forma, pero es lo mejor para los dos, ella necesita tiempo y yo se lo daré, estaré el último trimestre en una escuela de Río de Janeiro, serían exactamente cuatro meses los que estaría lejos de mi familia y de la mujer que amo, pero estoy seguro que valdrá la pena.