Hola chicas por aquí estoy de nuevo agradeciéndoles por su paciencia pues como ya les había dicho en este momento no tengo una compu propia de manera que cuando tengo acceso a la compu tengo que aprovechar para trabajar y particularmente este mes ha sido muy complicado para mi en lo labora así que he tardado un mundo en poder escribir el capi pese a que en mi mente ya estaba desarrollado. Gracias a quien sea que me dejo ese nuevo voto para mi significa muchísimo y gracias también a las chicas que me dejaron sus comentarios INGRIDCOLLEN, EMI20, GINNADECULLEN, GLORIACULLEN, NOE, ALISS CULLEN, JUDITH chicas las quiero mucho gracias por el apoyo y sobre todo gracias a mi esposo HANSVULTURI_85, no las canso más y aquí les dejo el capi. DISFRUNTELO…
En cuanto desperté estiré mi cuerpo y cada musculo protestó deliciosamente tenso por la maratón sexual de anoche, miré a Edward que aun dormía a mi lado, lucía relajado y aún más joven con el cabello revuelto y su respiración acompasada, nada que ver con el elegante ejecutivo que es en la oficina.
Miré el reloj y me asombró ver que ya eran las 11 de la mañana así que decidí hacer el desayuno, me levante intentando no hacer el menor ruido pero cuando lo hice una especie de vértigo me sacudió y tuve que volverme a sentar sobre la cama.
Después de visitar el baño me encaminé a la cocina y hurgué en el enorme refrigerador hasta dar con los ingredientes que necesitaba y en poco tiempo ya tenía casi todo listo.
Escuché mi celular sonando en algún lugar de la sala y cuando lo localicé vi el nombre de Mark en la pantalla pues la noche anterior habíamos intercambiado números.
– Hola hermosa – saludó Mark.
– Hola Mark – contesté mientras volvía a hacer mi camino hacia la cocina.
– Perdón si te desperté se que anoche no estabas bien pero me quedé preocupado por ti y quería saber cómo te sentías.
– Gracias por preocuparte Mark anoche solo me sentía un poco extraña pero hoy me encuentro como nueva.
– Si anoche fue una noche muy extraña – concordó algo distraído.
– Bueno días preciosa – dijo Edward abrazándome por la espalda y besándome en el cuello.
– Buenos días amor – contesté sonrojándome al saber que Mark de seguro nos podía escuchar del otro lado de la línea.
– Creo que mejor hablamos después – dijo Mark con cierta nota de incomodidad en su voz.
– De acuerdo.
– Bella… si necesitas algo siempre estaré aquí para ti ¿lo sabes verdad?
– Claro que si – dije y tuve que ahogar un gemido cuando Edward deslizó su mano bajo mi bata y al darse cuenta de que no llevaba ropa interior su mano comenzó a provocarme.
– Adiós Bella – dijo.
– Adiós – dije en un esfuerzo por sonar normal.
– ¿Quién era? – preguntó entre besos.
– Mark – contesté aunque de seguro Edward ya lo suponía pero igual lo sentí tensarse – estaba preocupado por lo de anoche y quería saber como me encontraba – añadí rápidamente.
– Que atento de su parte – dijo pero no pudo mantener la tensión fuera de su voz.
Me giré rápidamente, enrede mis brazos en su cuello y me puse de puntillas para besar sus labios lentamente al principio luego de forma febril.
– Tu eres el único – le dije con la respiración entrecortada y volví a sus labios besándolo de forma apasionada recorriendo con mi lengua cada centímetro de su boca, mordiendo sus labios suavemente, dejándole en claro cuanto lo amaba y lo deseaba.
Su respuesta no se hizo esperar y en unos cuantos movimientos me subió en la isla de la cocina y mi bata era lanzada en el otro extremo de la cocina mientras que nuestros labios continuaban unidos y nuestras lenguas luchaban la una contra la otra.
Enredé mis piernas alrededor de su cintura atrayéndolo más el me aparto hasta dejarme recostada sobre la superficie de granito y sus manos cubrieron mis senos masajeándolos, mientras su boca recorría mi estómago y mi vientre hasta que llego a mi intimidad y el placer me hizo perder la cordura.
Cuando mi cuerpo no pudo más y me abandoné en el placer del orgasmo que el acababa de darme, me ayudó a incorporarme y me beso haciéndome probar mi esencia en sus labios, mis manos acariciaron su espalda desnuda hasta llegar a su cintura y empecé a empujar con mis manos los pantalones de su pijama mientras el succionaba uno de mis pezones y al sentir que mi mano acariciaba su miembro, perdió el control y de inmediato me penetró.
– Amo estar dentro de ti – susurró en mi oído mientras yo solo podía gemir con sus profundas estocadas.
Ambos gemíamos sin control hasta que el placer nos invadió y ambos fuimos sacudidos por un orgasmo devastador.
Lo abrasé y descanse mi frente en su hombro mientras él me envolvía con sus brazos y me presionaba en su pecho esperando a que nuestras respiraciones volvieran a su ritmo habitual.
Desayunamos en la terraza era un día precioso y el mar resplandecía bajo la luz del sol que lo inundaba todo.
– ¿Qué quieres hacer hoy? – preguntó Edward ayudándome a acomodar los platos en el fregadero.
– No lo se me siento un poco cansada porque no solo nos quedamos en casa y nos relajamos.
– Segura que te sientes bien – dijo tocando mi frente – tal vez deberíamos ver a un médico.
– Estoy bien Edward es solo que ayer fue un largo día, además podemos ir a la playa un rato, desde que estoy quedándome aquí jamás te he visto ir a la playa y no entiendo como viviendo en un lugar como este no sales a disfrutar del sol y el mar.
– De acuerdo haremos lo que tu quieras – dijo atrayéndome a sus brazos y posando sus labios en mi cabeza.
– Muy bien señorita vaya a buscar su biquini – dijo dándome una nalgada juguetona – hoy pasaremos el día en la playa.
Hice lo que me pidió y volví en seguida con un traje de baño blanco, nos tomamos de la mano y salimos corriendo hacia la playa, luego nos tendimos al sol un rato hasta que me tomó en sus brazos y entramos al agua.
– Edward – lo reprendí cuando salí del agua luego de que el me dejara caer a propósito, en un instante me envolvió en sus brazos y me besó de forma lenta y profunda.
– ¿Me creerías si te digo que fue sin querer? – me preguntó sin poder dejar de sonreír.
– Claro que no – dije y luego lo besé de la misma forma en la que él lo había hecho hace un instante hasta que el empezó a caminar hacia la playa conmigo en sus brazos.
Al llegar me dejó sobre la arena y cubrió mi cuerpo con el suyo mientras su lengua exploraba cada rincón de mi boca logrando que cada terminación nerviosa de mi cuerpo comenzara a arder por completo y de inmediato empecé a desear que volvamos al interior de la casa.
Sin pensarlo enredé una de mis piernas alrededor de su cintura, él empezó acariciar mi muslo presionando más su erección contra mi intimidad pero entonces la voz de Nessie nos sacó de nuestra burbuja personal.
– ¡Oh por Dios mis castos ojos! – exclamó.
– Creo que me gustaría creer eso – dijo Edward lanzándole una mirada exasperada pues llegaba de la mano de Jacob.
– Lo siento no queríamos interrumpir – se disculpó Jacob.
– No te preocupes, porque mejor no vamos a la piscina y tomamos algo – propuse y todos aceptaron. Nessie y Jacob se pusieron sus trajes de baño y luego nosotras fuimos juntas a preparar piñas coladas las cuales bebimos con los chicos junto a la piscina.
Los chicos nos lanzaron a la piscina y luego todos chapoteamos como niños.
En mitad de la tarde preparamos ensalada de atún y comimos en una de las mesas junto a la piscina.
La tarde transcurrió rápidamente y de forma entretenida, riendo sin parar por las ocurrencias de Jacob, luego Nessie propuso ir a la playa para ver la caída del sol y todos concordamos con ella.
– Adelántense yo los alcanzaré enseguida.
– ¿Estas bien? – preguntó Edward mientras Jacob y Nessie seguían su camino hacia la playa.
– Si solo voy necesito ir al baño – le expliqué.
– De acuerdo – dijo y besó mi frente antes de seguir a los chicos.
No mentí al decir que iba al baño pero en realidad mi objetivo era el pepto-bismol del botiquín porque mi estómago estaba muy revuelto, por supuesto no le diría esto a Edward para no preocuparlo pero si seguía así tendría que ser una buena chica e ir al médico.
Encontré el medicamento lo ingerí y lo bebí rogando porque mi malestar estomacal desapareciera porque odio los hospitales, las agujas, los médicos y como siguiera así terminaría en el consultorio de uno.
Procuré regresar rápido pero cuando salí encontré a una hermosa joven de cabello castaño claro con un gran vientre de embarazo tomando el sol en una tumbona junto a la piscina y de inmediato supe que se trataba de Claire la esposa de Quil.
– Hola – dije y de inmediato se sobresaltó.
– Lo siento no quería asustarte – me apresuré a decir – Claire ¿verdad?
– No te preocupes es solo que últimamente estoy cansada y distraída todo el tiempo – dijo acariciando su vientre – y tu debes ser Isabella la mujer que al fin logró conquistar a Edward.
– Solo Bella – dije completamente ruborizada – parece que ya no falta mucho para que nazca.
– Solo unas cuantas semanas más por suerte – dijo sonriendo.
– Debes estar impaciente.
– Si lo estoy muero por conocerlo y tenerlo entre mis brazos además hoy por hoy me siento demasiado pesada y mis pies me están matando.
– ¿Sabes si va a ser un niño o una niña? – No, quisimos que fuera una sorpresa, no puedo creer que ya este por nacer parece que fue ayer cuando me enteré de que estaba embarazada.
– Quil debió estar muy feliz cuando lo supo – comenté.
– Pues si, después del shock inicial – dijo sonriendo – yo estaba tomando anticonceptivos así que cuando los malestares empezaron pensé que tenía un virus estomacal o algo así jamás pensé que se tratara de un embarazo.
– Bella… ah hola Claire – dijo Edward que venía llegando en ese momento y la saludo con un beso en la mejilla – veo que Sue ya llego.
– Si así es pero salió con Quil a comprar algunas cosas y yo preferí esperarlos aquí, espero que no les moleste – dijo con gesto de disculpa.
– Claro que no Claire siéntete en tu casa – dijo Edward.
– Veo que ya conociste a mi futura esposa – dijo tomándome por la cintura y me dio un corto beso en los labios – lamento interrumpirlas pero Nessie dice que vuelvas o te perderás la mejor parte.
– De acuerdo ¿quieres acompañarnos Claire?
– Gracias pero creo que prefiero quedarme aquí y descansar un rato – ambos nos despedimos y fuimos hacia la playa.
Mientras Jacob y Nessie jugueteaban riendo en la orilla Edward y yo nos sentamos en la arena con mi espalda apoyada en el pecho de Edward y sus brazos rodeando mi cuerpo.
– Te amo – susurró Edward en mi oído – eres lo mejor que me ha pasado.
– Yo también te amo – dije y luego bese su cuello – te amo tanto que a veces me da miedo amarte así, porque si te perdiera…
– No tienes nada que temer estoy aquí para ti y así será mientras viva, estoy muy agradecido con Ángela por dejarte haciendo su trabajo y regalarme ese hermoso espectáculo en la sala de juntas – dijo riendo.
– ¡Edward!... – lo regañé.
– Hasta con el ascensor por averiarse y dejarme pasar la noche contigo – continuó y no pude evitar sonreír con aquellos recuerdos.
– Esto es hermoso – dije señalando el horizonte con el sol cayendo, arrancando destellos del mar y el cielo tiñéndose en una infinidad de tonos.
– No lo creo porque en este preciso instante estoy teniendo la visión más bella del mundo – dijo mirándome y no pude evitar besar sus labios profundamente disfrutando de su sabor y su calidez.
***************
– Despierta preciosa – susurró Edward en mi oído y cuando abrí los ojos lo vi completamente arreglado con un traje negro sin corbata, el cabello hacia atrás y oliendo delicioso.
– ¿Qué hora es? – dije incorporándome rápidamente y el mismo vértigo del día anterior me lanzó de vuelta a la almohada.
– Wow… ¿Estas bien? – preguntó Edward.
– Si solo me levanté demasiado rápido.
– Tranquila aún es muy temprano para ti pero yo ya debo irme porque tengo un desayuno de trabajo y tengo que pasar a recoger unos papeles por la oficina antes – dijo acariciando mi mejilla.
– Pues que tengas un buen día entonces – dije atrayéndolo hasta juntar nuestros labios.
– Quil te llevará al trabajo – dijo Edward en cuanto nos separamos.
– De acuerdo.
– Me tengo que ir – dijo y beso nuevamente mis labios.
– Te amo – susurre.
– Y yo te amo a ti – respondió sonriendo y me lanzó un último beso antes de salir de la habitación.
Después de quedarme por 20 minutos más en la cama abrazada a la almohada de Edward aspirando su aroma me levanté, me duché y me vestí con unos pantalones negros de vestir, una blusa roja de botones sin mangas de seda y unos tacones negros.
Me maquillé ligeramente y recogí mi cabello en una coleta antes de bajar a desayunar.
– Hola Sue – la salude mientras me sentaba a desayunar.
– Buenos días Bella – dijo poniendo delante de mí un plato con pan tostado y huevos revueltos.
– Gracias Sue
– De nada querida ¿quieres café o jugo? – dijo mientras servía una taza de café pero el olor me revolvió el estómago así que preferí tomar jugo de naranja y por más que luché contra mi estómago no pude terminar mi desayuno.
En cuanto me levante de mi lugar ante la mirada reprobatoria de Sue que alegaba que no estaba bien irme al trabajo prácticamente sin desayunar, me despedí de ella con un beso en la mejilla y salí disparada hasta donde Quil me esperaba.
– Hola desconocida – dijo Angela dejando un cappuccino en sobre mi escritorio.
– Hola Angela – dije poniéndome de pie y nos saludamos con un abrazo.
– ¿Cómo te fue con Ben? – pregunté sabiendo que ella y Ben pasarían el fin de semana en la finca de sus tíos.
– No pudimos salir de la ciudad hubo una emergencia en la oficina y su jefe lo hizo trabajar el sábado e incluso llevó trabajo a casa – dijo con una sonrisa brillante.
– Ok… ¿entonces por qué estás tan feliz? – pregunté confusa.
– Porque mientras estaba sola en nuestro departamento decidí limpiar un poco y encontré una pequeña cajita de terciopelo escondida en su armario – dijo dando saltitos.
– ¡Nooo!…
– Siiiiii… era un anillo de compromiso.
– De seguro por eso quería llevarte fuera de la ciudad y proponértelo.
– Si, y esta mañana me dijo que para compensarme lo del fin de
semana me tenía una sorpresa muy especial preparada esta noche y estoy muy nerviosa no se como he logrado controlarme en frente de él hasta ahora – dijo al borde de la histeria.
– Tranquila todo va a salir bien.
– Eso espero y me voy porque tengo mucho trabajo que hacer si quiero salir temprano.
– De acuerdo amiga y felicidades – le dije aunque ella ya iba camino a los ascensores dando saltitos.
Cuando volví a mi escritorio encendí mi computadora y tome un sorbo del cappuccino que Angela me había traído pero el sabor hizo que mi estómago se revolviera por completo y aunque respiré profundamente para controlar las náuseas fue inútil y salí corriendo al baño donde devolví todo lo que había desayunado, luego me lave la manos, la cara y enjuagué mi boca.
Al volver a mi escritorio ya me sentía mejor y por suerte el malestar no regresó en todo el día pero empezaba a preocuparme.
– Hola amor – dije cuando mi celular sonó y vi que era Edward.
– Hola preciosa ¿ya estas por salir?
– Si estoy apagando la computadora ¿tú ya estás listo?
– Lo siento cielo pero tengo algunas cosas d último minuto que arreglar y Jake se quedará a ayudarme pero Quil está esperando por ti para llevarte a casa.
– De acuerdo, pero siento que hoy a penas y te he visto.
– Lo siento cielo pero te prometo que trataré de llegar temprano.
– Está bien – dije resignada – te amo.
– Y yo te amo a ti preciosa – dijo antes de colgar.
Hoy Edward había tenido mucho trabajo solo nos habíamos visto cuando se despidió en la mañana y un corto momento antes de que el saliera para una junta al otro lado de la ciudad de manera que no pudimos almorzar juntos y ya lo estaba extrañando mucho toda esta apretada agenda suya me hacía desear cerrar los ojos, volver a Londres con su familia y tener de vuelta al Edward relajado y no al elegante empresario.
– Hola Quil – lo saludé al salir.
– Hola señorita Swan – dijo abriendo la puerta del auto para mi.
– Gracias Quil – dije entrando – pero no se cuántas veces tendré que pedirte que me llames Bella.
– Creo que no las suficientes – dijo sonriendo.
– ¿Y como está Claire?
– Bien aunque quejándose de sentirse cada día más pesada – dijo y era un hecho que al hablar de ella se le iluminaba el rostro.
– Si ayer me lo comentó y hablamos un poco sobre su sorpresivo embarazo.
– Si fue una sorpresa para ambos – dijo Quil.
Y en cuanto él pronunció esas palabras recordé la conversación con Claire “Yo estaba tomando anticonceptivos así que cuando los síntomas empezaron pensé que era un virus estomacal o algo así jamás pensé que se tratara de un embarazo” Yo tenía los mismos síntomas y también había estado tomando anticonceptivos.
No… de seguro Clare olvidó alguna de sus píldoras y yo las había tomado siempre sin falta incluso había tenido la regla este mes durante solo un día pero no era la primera vez que eso me ocurría y entonces la realidad me golpeó.
La noche en la que nos quedamos atrapados en la cabaña de caza a causa de la tormenta, esa noche no había tomado mi píldora.
– No puede ser – murmuré y sentí como la sangre se drenaba de mi rostro.
– ¿Se siente bien señorita Swan? – dijo Quil mirándome por el espejo retrovisor.
– Si es solo que olvidé comprar algo puedes detenerte en la siguiente farmacia. Quil asintió y luego de conducir por un par de calles más se detuvo frente a una farmacia.
– No tardo – dije y entré en la farmacia caminando por los pasillos de forma ausente dejando que mi cuerpo obrara de manera automática, por suerte solo había una persona en la caja así que pague y de inmediato estuve de vuelta en el auto.
– ¿Lista? – preguntó Quil.
Yo solo asentí en la cabeza mientras me preguntaba si estaba lista para esto.
Cuando llegamos a casa Edward me despedí de Quil y fui directamente hasta nuestra habitación y saqué la prueba de embarazo de la bolsa de la farmacia.
Definitivamente no podía hacerlo estaba demasiado nerviosa necesitaba un poco de aire así que me quité la ropa que traía puesta y la reemplace por unos shorts, un top beige y una balerinas del mismo color, llegue hasta la playa y me quité los zapatos para caminar descalza por un rato pensando en cuál sería el resultado y que haría si el resultado era positivo y sobre todo que diría Edward.
Finalmente me obligue a entrar a la casa para hacer la bendita prueba para así terminar con la incertidumbre, después de leer y releer las instrucciones al fin la hice y coloqué el test sobre el lavamanos esperando por el resultado.
Me senté sobre la tapa del inodoro sin poder pensar en nada más que en lo lento que transcurrían los segundos y cuando al fin se cumplió el tiempo indicado en las instrucciones necesité reunir todo mi valor para ver el resultado de la prueba.
Y allí estaban dos pequeñas líneas color de rosa que cambiaban todos mis planes en un futuro próximo, estaba congelada con aquella prueba entre mis manos, levante mi mirada hacia el espejo y vi mi reflejo lucía aún más pálida de lo normal.
Deje la prueba sobre el mesón del lavamanos y no pude evitar levantarme el top para ver mi vientre aun plano en el espejo buscando algún indicio de crecimiento y aceptando al fin que una vida crecía dentro de mí.
De inmediato el miedo remitió dando paso a una mezcla de ternura y emoción un bebé fruto del amor que había nacido entre Edward y yo crecía dentro de mi aún estaba muy nerviosa pero el miedo se había ido.
– Bella – llamó Sue del otro lado de la puerta y yo di un salto antes de responderle.
– Si dime Sue - traté de responder con normalidad.
– La señora Esme está al teléfono y quiere hablar contigo.
– De acuerdo Sue salgo en un segundo.
Me guarde la prueba de embarazo en el bolsillo lateral de mis shorts, fui hasta la cama y tomé el teléfono, había estado tan distraída que no lo había escuchado sonar.
– Hola Esme – contesté.
– Hola cielo ¿Cómo estás? – pregunto de forma maternal y por un segundo me sentí al descubierto y tuve que recordarme a mí misma que no había manera de que ella supiese de mi embarazo.
– Muy bien Esme
– ¿Estas segura? Te noto algo extraña ¿Edward está contigo? – dijo y casi podía verla frunciendo el ceño con preocupación, por un momento considere decírselo y preguntarle cuál creía q sería la reacción de Edward pero lo mejor era que él fuera el primero en saberlo.
– Claro que si Esme solo estoy algo cansada hace poco que llegue de la oficina y Edward aun esta allá resolviendo algunos asuntos pendientes – mentí.
– Oh cielo… debes tratar de descansar un poco y también Edward en fin yo solo te llamaba para decirte que la próxima semana Carlisle y yo estaremos en Los Ángeles él tiene que resolver algunos asuntos con sus socios y yo voy a ir a organizar algunas cosas sobre la boda.
– Eso es genial Esme nos dará mucho gusto verlos ya sabes que respecto a la boda tienes carta blanca confío en tu buen gusto – le aseguré y en verdad era así pues ya habíamos hablado sobre el número de invitados y que no queríamos nada demasiado grande así que lo demás se lo dejaría a ella.
– De acuerdo cielo te volveré a llamar para decirte que día viajaremos, no puedo creer que mi bebé vaya a casarse al fin gracias por hacerlo tan feliz Bella.
– Creo que las cosas son al revés – dije y oí su risa al otro lado de la línea.
– Cuídate mucho y dale mis saludos a mi hijo
– Ok lo haré
– Nos vemos pronto cielo, te quiero mucho.
– Yo también te quiero mucho – dije y me quede sonriendo por las atenciones de mi encantadora suegra cuando colgué el teléfono.
– Vaya me gustaría saber con quién hablabas para saber a quién quieres tanto que te deja con una sonrisa en el rostro al escuchar su voz – dijo Edward con rudeza de pie en la puerta, al principio pensé que estaba jugando pero al ver su rostro me di cuenta de que algo andaba mal.
– Solo hablaba con tu mamá Edward ¿Qué te pasa? ¿Por qué hablas así? – pregunté desconcertada.
– ¿Quieres saber que me pasa? – preguntó con acritud.
– Por supuesto.
– Esto es lo que me pasa – dijo arrojando sobre la cama un sobre manila, de inmediato tome el sobre y lo abrí sin la más mínima idea de que encontraría y al abrirlo y ver su contenido me quedé sin aliento.
Tres fotos de gran tamaño en las que aparecía besando a Mark cada foto con una toma más cerrada de la misma fotografía que claramente habían sido sacadas en la fiesta del hotel ¿pero cómo? La primera y última vez que besé a Mark éramos adolescentes pero entonces recordé a Mike besándome en los baños.
– ¿Cuándo pensabas decirme la verdad? – gritó Edward sacándome de mi letargo.
– Esto es un error Edward no puedes creer que yo te haría algo así fue Mike el me besó en el baño no Mark y si preferí no decirte nada fue para que no te pelearas con él, seguro fue él quien armó todo esto.
– Isabella una imagen habla más que mil palabras ¿Acaso me lo ibas a decir un día antes de la boda? – dijo mirándome con sus ojos verdes destellando con furia.
– No puedo creer que hayas dicho eso, yo no soy Jessica – grité invadida por la ira.
– Pues estas siguiendo sus pasos a la perfección.
– Edward mírame a los ojos y dime si en verdad eliges creerle a quien sea que te entregó esas fotos en vez de creerme a mi – dije y él prefirió darme la espalda y fijar su mirada en el océano.
– Edward por favor habla conmigo – dije con mis ojos llenándose de lágrimas, pero no obtuve respuesta alguna.
– De acuerdo será como tú quieras pero quiero que sepas que me lastimas al desconfiar de mí y aún más al compararme con Jessica, así que cuando te des cuenta de tu error espero que no me busques porque no quiero volver a verte – dije quitándome el anillo de compromiso que me había obsequiado y luego lo lancé sobre la cama tome mi celular que estaba sobre la mesita de noche y salí corriendo de allí.
Al salir de la casa corrí por varias hasta que tuve que parar en busca de aire, mientras mi mente confusa seguía procesando lo que acababa de ocurrir acababa de enterarme que estaba embarazada y casi al mismo tiempo el hombre que amo me acusaba de serle infiel con mi mejor amigo.
Me maldije a mí misma por no haber buscado mi cartera antes de salir ahora estaba sola con nada más que mi teléfono.
Busqué el número de Angela y cuando estaba a punto de presionar la tecla de llamada me detuve recordando su cita con Ben, no podía arruinar su gran día así que me decidí por otro número.
– Hola hermosa – dijo la cálida voz de Mark casi podía verlo sonriendo del otro lado de la línea.
– Por favor… podrías… venir por mí – dije entre sollozos.
– ¿Estas bien Bella? – dijo ahora con la preocupación marcando su voz.
– Por favor no me hagas preguntas ahora solo ven por mi.
Le di la dirección y él estuvo allí en tiempo record, en cuanto me vio se bajó de su auto, llegó corriendo hasta mi y me envolvió en sus brazos.
– Solo sácame de aquí por favor – dije contra su cuello el me llevó abrazada hasta su auto, abrió la puerta para mi, entré y cuando él estuvo frente al volante me alejo de allí en su auto sin hacer una sola pregunta tal y como se lo había pedido.
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Bueno chicas esperé que les haya gustado el capi y no me maten por dejarlas en suspenso pero como ya saben a mi no me gustan las largas peleas y el sufrimiento de los personajes así que no me alargaré tanto con esto.
Cuídense mucho chicas espero su comentarios y sus votos si es que creen que la historia vale la pena.
Nos vemos después.
Besitos.
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