(POV Edward)
– Buenos días señor Cullen – dijo mi secretaria poniéndose de pie cuanto me vio llegar.
– Buenos días Ángela ¿Tengo algún mensaje? – pregunté.
– Por supuesto señor – dijo abriendo la agenda – lo llamaron para confirmar su asistencia a la gala benéfica de la próxima semana.
– Aun no he decidido si viajaré a Londres la próxima semana así que cancélalo pero enviaré mi contribución ¿Algo más?
– Bueno señor respecto a eso llamó su madre y estaba muy enojada porque no ha contestado sus llamadas dijo que la llamara lo antes posible y… – lucía incómoda.
– ¿Y?... – dije para que siguiera.
– Dijo que le diera el mensaje palabra por palabra.
– Pues bien dímelo ya, Ángela – le dije exasperado.
– “Edward más vale que te pongas en contacto conmigo lo antes posible y espero que ni siquiera pienses en faltar a la reunión que organizó tu hermana así que espero verte aquí el próximo jueves o yo misma iré hasta allá y arrastraré tu trasero hasta aquí y no olvides traer a tu novia, muero por conocerla” – terminó Ángela respirando profundo luego de tan largo mensaje
– Gracias Ángela puedes retirarte.
– Sí señor.
– Ahora si estás frito Cullen jajaja vamos a ver de dónde vas a sacar esa novia jajaja porque no creo que quieras presentarle a tu familia a ninguna de tus conquistas jajaja.
– Ya quieres parar de reírte Jake no es gracioso tendré que viajar a Londres y no se que le diré a mamá – dije algo enojado ante su falta de solidaridad.
– Lo se lo siento pero tienes que admitir que la situación es graciosa y si yo estuviera en tu lugar estarías partiéndote de la risa a costa mía – y contra eso no pude rebatir así que terminamos riendo a todo pulmón.
– ¿Y que tal Irina de entre tus conquistas es la más decente y de buena familia? – sugirió Jacob.
– Estás loco o solo te estás burlando de mi?... Irina es una loca posesiva sabes muy bien que está detrás de mi desde que llegué a Los Ángeles, solo me acosté con ella una vez y pretendía que le proponga matrimonio, si la llevo a conocer a mis padres es como echarme la soga al cuello además lo de la novia se lo dije a mamá hace más de dos meses para calmar su preocupación sabes bien que ella creía que aun no había olvidado a Jessica que iba yo a saber que al día siguiente Alice se comprometería – dije explicándoselo como si fuera un niño.
– Pues debiste decirle que ya terminaron – dijo Jake como si yo no lo hubiera considerado ya.
– ¡Oh como no lo pensé antes!... – dije con ironía
– Claro que lo intenté hace dos semanas llamé para decirle pero ella empezó a llorar al teléfono diciendo lo feliz que estaba de que todos estemos encontrando la felicidad, de que Emmet y Rosalie ya lleven un año de casados y sigan tan enamorados, Alice y Jasper vayan a casarse, que yo al fin estuviera rehaciendo mi vida y que al fin toda su familia ha encontrado la felicidad.
Jacob y yo pasamos el resto de la mañana contemplando mis posibilidades y riendo de las mismas cada vez que se nos ocurría algo más gracioso.
Jacob Black es mi encargado de seguridad, mi mano derecha y además mi mejor amigo, nos conocimos en la secundaria debido a un programa de intercambio y jamás perdimos contacto, por su difícil situación económica además del accidente que dejó a su padre en silla de ruedas no pudo ir a la universidad y tuvo que hacerse cargo de su padre y su hermana menor.
Se unió al ejército para poder mantener a su familia aunque la vida militar no era lo suyo, pero adquirió valiosos conocimientos así que en cuanto me mudé a Los Ángeles le propuse que trabajara conmigo, él solicitó su baja con honores y aceptó mi propuesta laboral.
Se preguntarán cual es mi problema soy Edward Cullen tengo 27 años, soy rico, exitoso saqué a flote la Corporación Cullen y en unos cuantos años la convertí en una de las más importantes del país con inversiones en diferentes países, compramos compañías en crisis, si es posible las sacamos a flote y conservamos de lo contrario vendemos las acciones al mejor postor.
En otras palabras soy uno de los solteros más codiciados de Los Ángeles y del país, aunque parezca pretencioso sé que nunca le soy indiferente a las mujeres, para resumir hace mas de dos años estuve a punto de casarme pero ella me dejó un día antes de la boda con una simple carta que decía que no estaba segura y que lo mejor era que no cometiéramos en un error del que nos arrepentiríamos.
Fue vergonzoso, doloroso y muy humillante pero sin duda fue lo mejor, pues era obvio que ella no me amaba y aunque en aquel momento sufrí mucho, puse tierra de por medio y me concentré en esta que era una de las empresas pertenecientes a la familia y a la que papá tenía bastante abandonada, unos meses después me di cuenta de que yo tampoco la amaba, solo estaba deslumbrado por su belleza.
Mi madre vivía preocupada pensando que aun sufría por ella pese a que le había repetido muchas veces que estaba bien, ella siempre preguntaba si tenía novia y por supuesto no podía decirle que yo no tenía novia si no conquistas de una noche, solo sexo casual, había sido siempre muy cuidadoso con la prensa así que ella jamás se había enterado que su hijo era un mujeriego y prefería que siga sin saberlo.
Nunca fui demasiado divertido siempre fui algo nerd, solitario y sigo siéndolo pero después de lo de Jessica me volví un mujeriego pues me di cuenta de que no se puede confiar en las mujeres porque aunque Jessica no me lo dijera yo se que había alguien más.
Pero ahora me hallaba en una encrucijada hace un par de meses mi madre llamó y para varias se encontraba preocupada por mi escasa vida amorosa y para zafarme de ella le dije que tenía novia.
Ahora mi hermana menor se casa y tengo que estar con ella en todos los festejos que piensa ofrecer y todos desean conocer a la supuesta novia, si digo que terminamos justo ahora, todos sabrán que mentí y me niego a presentarme como el fracasado al que plantaron prácticamente frente al altar y que aun continua pensando en su ex porque aunque no es cierto todos pensarían que es así y no quiero darle a nadie la satisfacción de chismear a mis expensas, unos toques en la puerta me sacaron de mis pensamientos.
– Adelante.
– Hola Edward – dijo Jake – aquí están los documentos que necesitabas ya están firmados esa compañía ya es tuya.
– Perfecto Jake gracias eso va a ser todo por hoy – dije aun concentrado en los documentos que estaba revisando.
– De acuerdo... ¿Ya pensaste en que harás cuando llegues a Londres? – preguntó esta vez con genuina preocupación.
– No aun no, tal vez contrate a alguien – dije en tono de broma.
– Tal vez no sería mala idea – dijo Jake considerándolo.
– ¿Es en serio Jake? – pregunté incrédulo.
– Tienes que admitir que sería la solución a tu problema diría lo que quieras que diga y sin compromisos.
– Señor Cullen si no me necesita para nada más ya me tengo que ir – dijo Ángela asomando su cabeza por la puerta.
– Si claro Ángela ya te puedes retirar.
– Seguro ya no me necesitas? – dijo Jake – porque si quieres que coordinemos algo para el viaje yo te puedo ayudar.
– Claro que si como no – dije riendo – tu lo único que quieres es ver a mi prima ¿Cuando te le vas a declarar?
– Hasta mañana Edward y creo que deberías ir a descansar y dejar eso para mañana por que ya estás diciendo puras tonterías.
– Hasta mañana Jake – aunque él no lo reconociera vivía enamorado de mi prima Vanesa.
El tiempo se fue volando y decidí salir a tomar un café ya todos se habían ido hacía horas o al menos eso yo pensaba porque al regresar de la cocina y pasar por la sala de juntas me encuentro con una hermosa y divertida sorpresa.
Una hermosa joven delgada, de largo cabello castaño con un vestido azul marino, sus zapatos beige de tacon alto acomodados junto a la puerta, se deslizaba con gracia descalza con un ipod bailando de un lado a otro de lo más relajada repartiendo papeles en diferentes carpetas y aunque no era de mi interés no pude evitar la tentación de recostarme en el marco de la puerta a ver el entrenido espectáculo.
Hasta que en un fluido movimiento se dio la vuelta y nuestras miradas se cruzaron de inmediato la piel de sus mejillas se torno de un intenso carmesí y por un instante me quedé atrapado por esos intensos ojos color chocolate.
– Ah… yo… eh… – murmuraba sin articular una frase en particular.
– ¿Trabajas aquí? – pregunté directamente porque estaba seguro que de haberla visto antes, la recordaría.
– Yo me llamo Isabella Swan soy nueva a penas tengo un mes aquí – dijo en voz baja.
– Pero no trabajas en esta área porque no te había visto antes aquí – dije divertido al verla tan nerviosa.
– Mi amiga Ángela necesitaba irse y tenía que organizar esto para la junta de mañana así que yo lo estoy haciendo por ella ¿Y tu quien eres? – preguntó al fin.
– Mucho gusto Edward Cullen – dije tendiéndole mi mano.
El rubor nuevamente subió a su rostro y al juntar nuestras manos sentí una extraña y agradable sensación como una descarga eléctrica y ella retiró su mano rápidamente.
– Oh lo siento señor Cullen yo no… – dijo atragantándose con las palabras.
– Tranquila solo termina con lo que estabas haciendo y si necesitas algo estaré en mi oficina – dije sonriéndole usualmente no toleraba a los empleados torpes pero por alguna razón en ella me parecía adorable.
– Gracias señor hasta mañana – salí hacia mi oficina aun sonriendo.
Al cabo de media hora mi trabajo estaba terminado, ya pasaban de las 11 así que me puse mi saco tomé mi portafolios y me encaminé hacia los ascensores y nuevamente escuche su voz pero esta vez estaba llorando al teléfono y me detuve a escuchar.
– Lo sé Phil pero ya no puedo darte más dinero – extrañamente esto me enfureció quién era Phil y porque le pedía dinero.
– Es en serio me echarán de mi departamento sino me pongo al corriente con el pago…
– Te entiendo Phil…
– Lo sé, lo sé, esto es tan frustrante…
– ¿Cómo está mamá?...
– Eso es genial me alegro mucho…
– Hazme un favor no le menciones nada de esto lo peor para su salud en este momento es preocuparse, ella debe estar tranquila…
– Cuídala mucho, adiós…
Colgó su celular para luego guardarlo en su bolso y presionó la tecla del ascensor aun sollozando, por alguna razón me sentí impotente y con la necesidad de envolverla entre mis brazos y consolarla.
Avancé en silencio hasta ella y le tendí un pañuelo, ella dio un brinco cuando se percató de mi presencia, pero cuando me vio lo tomó y susurró un gracias, el ascensor abrió sus puertas, ambos ingresamos en silencio.
La miré y nuestras miradas se cruzaron fue como si algo se rompiera en ella, la lágrimas empezaron a correr por sus mejillas y yo no pude reprimirme antes de que me diera cuenta ya la había rodeado con mis brazos.
Ella sollozaba en mi pecho e instintivamente la presioné más entre mis brazos y besando su cabeza aspiré el embriagador aroma de su cabello.
– Lo siento – dijo y al levantar la mirada sus labios quedaron a pocos centímetros de los míos.
Levante mi mano y acaricie su sonrojada mejilla, moría por besarla y estaba determinado a hacerlo pero una fuerte sacudida del ascensor nos hizo perder el equilibrio, casi haciéndonos caer y la luz del ascensor se apagó dando paso a la tenue luz de emergencia.
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Hola chicos y chicas aquí estoy una vez más compartiendo con ustedes el loco producto de mi imaginación espero que les haya gustado y me dejen sus votos y comentarios con sugerencias para la historia….
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