Alice me tendió una taza de café negro puro, suspire mientras me calmaba lentamente.
-Creo que estamos equivocadas, pienso que todo tiene una explicación- Alice me miro con ojos tiernos.
-La única explicación es la siguiente, Alice: La rubia coqueteo con él y él no se lo impidió, fin del asunto. No quiero hablar de eso Alice. En serio.
-Solo decía- tomo un sorbo de su café-. ¿Quieres ver algunas películas?
-En realidad, Alice, solo quiero que llegue la comida e irme a dormir. No ha sido el mejor día, para mí.
-Ok, será para después.
Volví a suspirar cuando me senté enfrente del gran ventanal que me mostraba todo Liverpool desde la comodidad de mi sala. Alice revoloteaba a mí alrededor. Tanto ella como yo sabíamos que en cualquier momento la bomba iba a explotar, y cuando lo hiciera no iba a ser muy agradable. Quiero decir, cuando asimilara bien la cosas y me diera cuenta como era realmente Edward Cullen no iba a poder controlar mi sufrimiento.
Lo consideraba el hombre prefecto, totalmente. Lo que hizo por mi hermano, Alice y por mí en Miami. Lo que me demostró estos meses de noviazgo, estos años de amistad. Lo consideraba, el único hombre, aparte de mi hermano, que jamás me iba hacer daño.
Y de pronto, todo se va a la mierda.
Una solitaria lagrima callo por mi mejilla.
Esto era grave, no creía que alguna vez pudiera volver a confiar en un hombre, quiero decir en algún momento pensé lo mismo, y conocí a Edward y deje todo eso atrás y ahora el sale con eso, lo cual demuestra que en los hombres no se puede confiar.
Desde pequeña mi madre siempre había dicho, que ningún hombre puede amar más a una mujer que su padre, lo cual era totalmente cierto. (Aunque en el caso de Alice no contara)
Los padres están dispuestos a dar la vida por sus hijas, o en el mayor de los casos, en mi caso así era. Mi padre hubiera hecho lo que fuera por mí. Estaba siempre a mi lado, cuando lo necesitaba. Era mi refugio cuando mi madre me regañaba, cuando Emmett se metía conmigo. Era mi mejor amigo.
Mas lagrimas rodaron por mis mejillas, pero esta vez no sabía si eran por Edward o por la falta que me hacia mi padre. Era consiente de algo, y la verdad me derrumbo contra el mueble, nadie me amaría como mi padre, ni siquiera Edward.
Llore en brazos de Alice, acostada en el mueble. De pequeña jure nunca llorar por un hombre, pero también es verdad que de pequeña no me había enamorado.
-Tranquila, pequeña- susurraba Alice mientras acariciaba mi cabello-. Maldito Gilipollas. Pero ya vera, se las va a ver conmigo.
El timbre sonó repetida veces y Alice me dio unos pañuelos mientras me sentaba en el mueble.
-Ah de ser la comida, en seguida regreso.
Me sorbí la nariz mientras ella abría la puerta.
-Eres valiente al venir aquí- medio gritaba, medio chillaba Alice.
Lentamente voltee la cara para ver quién era, aunque ya me lo suponía.
En cuanto vi la alta figura de Edward por encima de la pequeña de Alice hice lo que mejor me pareció, corre.
Corrí hacia la habitación más cercana, mientras Edward (quien ignoro a Alice por completo) saltaba detrás de mí.
-Por favor, Bella- escuche que decía, antes de que cerrara la puerta de la habitación de Alice con seguro.
Intento abrirla, en vano.
-Lárgate- grite desde el otro lado.
-Bella, mi vida, no es lo que crees.
-Es un poco cliché, ¿no crees?- escuche que Alice preguntaba con desdén.
Edward volvió a ignorarla.
-Cariño, realmente no sé qué pensaste, pero sea lo que sea estas equivocada, basándome en tu reacción y la del pequeño diablo que tengo al lado- Edward suspiro, y pude sentir como Alice le propinaba un golpe certero.
-Como te atreves, eres un…- Alice iba a comenzar con su monologo, cuando Edward nuevamente la interrumpió.
-Mi amor déjame entrar, déjame hablar, vas a ver como no es mentira- suaves golpes se escuchaban en la puerta.
-Deja de golpearte la cabeza- dijo Alice en tono alarmado.
Edward la ignoro nuevamente.
-Bella, por favor.
-No. Tú tienes que ir a cenar con miss Rubia Despampanante- respondí con voz rota.
-Por Dios, ¿Qué es lo que pasa? Déjame entrar y luego decides si me crees o no, si quieres que me valla.
-No te va a abrir, maldito cabron. Déjala en paz, eres un hijo de…
Antes de que Alice pudiera seguir hablando abrí la puerta, y me encontré con Edward inclinado en el marco, con ojos opacos y a Alice que desde atrás decía todo tipo de insultos. Edward entro rápidamente al cuarto, Alice venia en la misma dirección.
-Me gustaría hablar con él a solas, Alice- la detuve.
-Bella, pero…
-Alice, por favor.
Me miro directamente a los ojos. Luego de un minuto de retiro
-Si necesitas algo estaré aquí al lado, promete que llamaras.
-Lo prometo- conteste en un susurro.
Tome aire lentamente antes de volverme a Edward, que me miraba fijamente. Cerré la puerta a mis espaldas.
Se acercó a paso apresurado, iba a besarme cuando me aleje de él de un brinco.
-¿Qué pasa?
-Explícame lo que ibas a explicarme- exigí, ignorando su pregunta.
-¿Qué quieres que diga?
-Para empezar quien es Miss Rubia Despampanante.
-Oh por Dios, ¿en serio?-pregunto casi con burla.
-En serio- dije mientras me cruzaba de brazos.
Maldito, se estaba prácticamente burlando de mí.
-Es Rosalie- me miro directamente a los ojos-. Mi hermana, la novia de tu hermano, tu cuñada en tantos sentidos.
…
…
…
¿En serio?
-¿Cómo?- inquirí casi muda de la impresión.
-Como lo oyes, la rubia despampanante como la llamas es mi hermana- repitió más calmado al ver mi vacilación.
-Pe…pero… ¡Te pusiste nervioso!- lo acuse.
-Sí, porque pensaba que estaba con Emmett, pero luego me dijo que estaba en Londres, me tranquilice. Al parecer ese pedazo de la conversación no la escuchaste- relato calmadamente.
-¿Y porque no te inmutaste siquiera cuando me fui?- pregunte con reproche.
-Supuse que sabias quien era, por lo cual preferiste irte antes de que te reconociera. Pero supuse que algo estaba pasando cuando no respondiste mis llamadas y Alice me insulto por mensaje de texto.
Sonrió con amargura, me imanaba los mensajes de Alice.
Lo mire a los ojos, ahora que lo analizaba se ponía ver su parecido con la Rubia Despampanante.
-Yo te amo- suspiro-. Y juro que no te haría daño. No puedo imaginar mi vida sin ti, me moriría. Ahora mismo eres lo más importante para mí. Lo juro.
Por Dios. Era la primera vez que lo decía, claro que me había dicho que me quería, pero amar…
-Yo también te amo- susurre.
Soltó el aire de golpe.
-No te imaginas cuanto me alegra- exclamo antes de tirarse en mis brazos, y buscar mis labios a tiendas.
Me beso entre suspiro, como si me estuviera adorando.
-Dios, tienes que prometer que antes de sacar conclusiones apresuradas vas a hablar conmigo- pidió.
-Está bien.
-Bien.
Volvió a besarme, lentamente.
-Bien, ahora a enfrentarse a Alice.
Reí entre dientes, Dios Mío, como pude dudar con un minuto de este hombre. El realmente me ama, y jamás había hecho algo para dudar de él. Tenía razón, la próxima vez antes de tomar decisiones, de sacar conclusiones lo hablaría con él.
Ok, ok. Sé que soy la peor autora del mundo entero. Pero necesito que comprendan que eh estado muy ocupada, y sé que no es excusa pero es la verdad. Bueno no voy a prometer nada, pero voy a tratar de actualizar al menos una vez al mes.
Espero que después de todo le allá gustado. A mí me súper encanto. Edd le dijo por primera vez que la ama.
Voten, comente. Si es bueno, si es malo.
Besos. Y se le quiere…
Att: Ashley C.
|