El amor siempre vence a pesar de todo (+18)

Autor: isakristen
Género: Romance
Fecha Creación: 17/01/2013
Fecha Actualización: 25/08/2022
Finalizado: NO
Votos: 187
Comentarios: 473
Visitas: 338586
Capítulos: 40

Summary: Dos poderosas familias de la mafia enfrentadas desde hace generaciones por dominar la ciudad. Pero serán las hijas Charlie Swan: Rosalie, Alice e Isabella y los hijos de Carlisle Cullen: Emmett, Jasper y Edward quienes decidan que ya era hora de acabar con ese absurdo enfrentamiento Sin ser consciente del horror que se desataría al final, al enfurecer al que creían su mayor aliado.

 

Prologo:

Bella una adolescentes de 14 años, hija menor de Charlie Swan uno de los mafiosos más peligrosos de Chicago. Novia de Edward Cullen un adolescentes de 16 años hijo del mafioso Carlisle Cullen.

Su amor puro e inmenso era amenazado por sus familias, quienes desde hace años tenían una rivalidad por el dominio del poder. Ellos al enterarse de la relación amorosa de los jóvenes deciden separarlos y enviarlos lejos. Sin saber que su amor ya había dado frutos, unas pequeñas personitas que iban protegidas en el vientre de su madre, la cual los unirían para siempre. Dos niños con la marca del sol naciente en el brazo izquierdo de los Swan como la media luna en el brazo derecho de los Cullen.

Diez años después su amor seguía intacto, más grande que antes y ellos estarán listos e dispuestos a luchar por él y por su felicidad, uniendo así ambas familias. Quienes tendrían que unirse y luchar por la misma causa. Dos niños intocables por ambos bando, siendo su talón de Aquiles. Y sus enemigos no dudaran en utilizarlos, matando así dos pájaros de un tiro; rompiendo en el camino el acuerdo llegado desde hace generaciones de no incluir en la rivalidad a las mujeres y a los niños.

  


 "Los personajes más importante de esta historia son propiedad de Stephanie Meyer pero la trama es mía y no esta permitido publicarla en otro sitio sin mi autorización"

 


 

 Historia registrada por SafeCreative bajo el código 1307055383584. Cualquier distribución, copia o plagio del mismo acarrearía las consecuencias penales y administrativas pertinentes.

 


 

 Traíler de esta historia ya esta en youtube y en mi grupo  en facebook "Entre mafiosos y F.B.I"


Link del grupo de Facebook

https://www.facebook.com/groups/1487438251522534/

 Este es el Link del trailer: 

http://www.youtube.com/watch?v=BdakVtev1eI&feature=youtu.be

 

 


Hola las invito a leer mi Os se llama: Si nos quedara poco tiempo.

http://lunanuevameyer.com/salacullen?id_relato=4201

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Capítulo 11: El parto de Bella:

El nacimiento de Elizabeth Marie y Ethan Anthony

 

BPov.

 

Mi Bubú estuvo encantada con los regalos que recibió. Nunca en mi vida había llorado tanto como lo hice ese tarde. No se podía esperar menos de Alice, ella le obsequio un guardarropa completo; Rosalie le dio dos tickets de avión en primera clase (iba y vuelta) más una semana con todo pago en la isla de Hawái. Mi padre le envió con Brandy unos de los hombres que trabajan para él, un sobre cuyo interior traía una tarjeta de crédito y una nota.

 

“Madre lamento no poder estar contigo hoy, tengo que viajar urgentemente a New York hubo un problema con una entrega. Por eso te envió esta tarjeta, compra lo que tú quieras o necesites. Es ilimitada.”

Te ama Charlie Swan.

 

Los días que siguieron los pase muy tranquila, haciendo el reposo que me indico la doctora Banner. No había tenido nuevas noticias de Edward, eso me entristecía y me ponía de mal humor, cuando mi padre llego los primeros de junio, lo confronte y le exigí noticias de Edward, me costó mucho, pero con unos cuantos pucheros, caritas, les sumas unas cuantas lágrimas. Sabiendo perfectamente que él odia verme llorar, soltó todo lo que sabía, no era noticias nuevas para mí eso mismo me dijo mi Bubú, así que fue una perdida de tiempo.

 

Alice prácticamente ya tenía lista las habitaciones de mis hijos, sólo faltaba los muebles, la decoración ya estaba completa, el día que pintaron e hicieron no se que cosa, obligaron a Sam a sacarme de la casa por todo el día. Él amablemente me pidió que lo ayudara a preparar el lugar donde va a llevar a cenar y le propondría matrimonio a Emily; con mucho gusto acepte y opte por imitar lo que hizo Edward para mi cumpleaños.

 

Hoy era 20 de junio, mi Edward está de cumpleaños y yo me sentía impotente ya que ni siquiera podía llamarlo, me vi obligada a salir de mi habitación por la consulta con la doctora Banner, hoy me daría la fecha exacta de mi cesárea, esa la razón por la que decidí salir. Ya que para completar la torta no podía volver a la casa después de la consulta, todo por culpa de mi loca hermana Alice que no me quería en la casa cuando trajeron los muebles de la habitación de los bebés y debía irme a Port Ángeles a matar dos hermosas horas de mi tiempo haciendo absolutamente nada.

 

Me encontraba en el recibidor sentada, en el sofá blanco mucho antes de la hora que debíamos bajar, por culpa de mi mala noche, no pude pegar el ojo, todo se debía a que derrame muchas lágrimas sobre mi almohada y no pare hasta muy entrada la madrugada, anoche les exigí a mis hermanas que me dieran privacidad y me dejaran sola, ellas obedecieron sin chistar. Por culpa de eso sentía mis nervios disparados y me sentía inquieta, no lograba sentarme en un solo lugar por mucho tiempo, ya que me fastidiaba rápidamente. Me levante enojada por mi comportamiento del sofá, alise las arrugas inexistentes de mi ropa, la cual constituía un blusón de color azul celeste, unos vaqueros de color blanco y de calzado llevaba unas bailarinas de color plata, el cabello lo llevaba recogido en una coleta alta. Pude apreciar como Alice descendía con su danzar de bailarina las escaleras, detrás de ella venía Rossi conversando con mi Bubú, las tres me sonrieron al percatarse de mi presencia.

 

— ¿Y eso que bajaste tan temprano Bella? —pregunto Alice llegando a mi lado y abrazándome.

 

— Es que me siento un poquito ansiosa. —respondí en contra su cabello.

 

— No te preocupes Bella, todo ira muy bien. —me animo Rose dándome un fuerte abrazo sin llegar a dañar a mis bebés.

 

— Buenos días mi hermosa Nina. —me saludo mi Bubú besando mi frente.

 

— Buenos días Bubú.

 

— Bella. —me llamo Alice.

 

— Si.

 

— ¿Quieres desayunar ahora o en Port Ángeles? —pregunto pasando su brazo por mis caderas.

 

— Más tarde, ahorita no tengo hambre. —llegamos al garaje y subimos al coche donde ya nos esperaba Seth, Sam y los otros se irían en el Ferrari.

 

— Bella prométeme que tendrás cuidado. —dijo Rose un poquito asustada con la idea de dejarme ir sola.

 

— Claro Rose, además Sam estará conmigo.

 

— Solo espero que Sam sepa cuidarte, por su bien. —murmuro mi Bubú desde el asiento delantero.

 

— Bubú sabes que Sam es el mejor. —susurre mirando un poco apenada a Seth, este me sonrío levemente.

 

— Lo se mi Nina, pero lo digo por su bien, ya que no solo los Swan estarían detrás de él sino también los Cullen. —explico con un amable sonrisa.

 

— Lo sé. —susurre acariciando mi abultadísimo vientre.

Llegamos al hospital, Sam llego a mi puerta y la abrió, me tendió su mano ayudándome a bajar del coche, se lo agradecí internamente la verdad es que me sentía muy cansada, mi cuerpo no parecía el de siempre tenía una sensación muy rara, no sabría como explicarla. No tardamos en llegar al conocido vestíbulo de paredes rosadas, como siempre charle un buen rato con la señora Cope luego de unos minutos se nos unió la señora Smith no pude parar de reír, casi me hago pipi por los comentarios que realizaban. Llego mi turno de pasar así que me despide de las dos y entre a la consulta junto a las demás mujeres Swan.

 

— Buenos días. —saludo la doctora Banner con una amable sonrisa.

 

— Buenos días. —respondimos las cuatros al unísono, mi Bubú y yo nos sentamos en las sillas.

 

— Me imagino que debes estar ansiosa, no es así Bella. —murmuro levantándose de su asiento.

 

— La verdad si. —susurre con las mejillas ruborizadas. Estaba ansiosa y expectante solo me faltaban unos cuantos días para tener a mis bebés en mis brazos.

 

— ¿Te hiciste los exámenes? —pregunto caminando así mí con el tensiómetro en las manos. Asentí con la cabeza, mientras estiraba mi brazo, al terminar me levante y me subí a la balanza, luego anoto todo en mi ficha.

 

— Tenga. —dije pasándole el sobre con todos los resultados de los análisis dentro.

 

— Bien, ahorita te los reviso primero vamos a realizarte el eco. —lo dejo sobre su escritorio—. Vamos.

La seguimos hasta el cuarto contiguo y me subí en la camilla con ayuda de Rossi, quien se quedo a mi lado derecho mientras mi Bubú se sitúo a mi lado izquierdo y tomo mi mano; Alice no se quedo atrás y se posiciono al lado de Rose, me sonrío antes de subir mi blusón hasta el nacimiento de mis senos y bajo el elástico de mis vaqueros. Eso era como un rito cada mes era una diferente. Mi vientre estaba enorme, pero sin una sola estría, todo gracias a mi loca hermana, que según ella primero muerta antes de dañar mi figura, el sobrepeso lo perdería después al amamantar a mis bebés. Mire extrañada mi vientre, era extraño no había sentido moverse a mis hijos en lo que va de mañana.

 

— Ya sabes Bella estará muy frío. —susurro la doctora con una sonrisa, mostrándome el pote de gel, lo vertió sobre mi vientre, como siempre no pude evitar el leve estremecimiento. La imagen en la pantalla cobro vida, mis bebés captaron toda mi atención en ese preciso momento, pero algo no estaba bien, mire confundida a la doctora y luego de nuevo la pantalla. Mis hijos se encontraban con la cabeza hacia abajo, ya estaban en posición de parto—. Bueno Bella, ya estas en la semana treinta y ocho, más dos días. Tus hijos tienen un peso aproximado de tres kilos a tres kilos y medio y miden apróximadamente cincuenta centímetros.

TUM, TUM, TUM, TUM, TUM, TUM.

TUM, TUM, TUM, TUM, TUM, TUM.

El sonido más maravilloso del mundo lleno el silencio de la habitación.

 

— Su corazón esta fuerte con lo puedes apreciar, sus pulmones ya están completamente maduros, viste que no fue necesidad de madurárselos. Todo esta perfectamente. —termino parando la imagen y ella misma limpio mi vientre con la toallita húmeda, mi baje el blusón y subí el elástico de mis vaqueros, me apoye en Rose para bajarme de la camilla—. Bien Bella vamos hablar. —dijo caminando hasta perderse por la puerta, nosotras las seguimos unos pasos atrás, ella ya nos esperaba sentada en su escritorio, mi Bubú y yo nos volvimos a sentar, Rosalie se paro detrás de mi silla y Alice detrás de la de mi Bubú.

 

— ¿Qué sucede? —pregunto mi Bubú, robándose las palabras de mi boca.

 

— Nada malo, no hay de que preocuparse. —respondió la doctora estudiando los resultados que antes le había dado—. Tus valores salieron normales, la cesárea será dentro de dos días.

 

— ¿El viernes? —pregunto Rosalie con una sonrisa.

 

— Si, el viernes a las diez de la mañana, comienzo guardia a las ocho, así que serás una de las primeras. —nos informo—. Debes venir en ayuna Bella. —asentí con la cabeza.

 

— ¿Qué hay que traer? —pregunto Alice. La doctora sonrío.

 

— Solo lo necesario Alice: ropa para Bella, sus cosas de aseo y por supuesto la ropa y los pañales de los bebés. —respondió mientras escribía en una hoja, que traía el sello del hospital, las terminar la firma y sello con el personal—. Bella esta es la orden para realizar tu cesárea, no debes perderla ya que la necesitaras el viernes. —la guardo en un sobre y me la tendió junto con el de mi ultrasonido.

 

— Ok. —susurre guardándolas en mi bolsa.

 

— Nos vemos el viernes Bella, ya sabes ten mucho reposo. —se levanto de la silla y nos acompaño hasta la puerta.

 

— Hasta el viernes.

Salimos del consultorio todas con una sonrisa tonta en nuestras caras, busque por todas parte a la señora Cope para darle la buena noticia pero no la encontré así que me rendí y nos reunimos con Sam y los demás para luego salir del hospital.

 

— Bella, tú iras con Sam y Seth en el Ferrari. —me dijo la Bubú cuando íbamos caminando hacía los coches.

 

— Nos vemos más tarde, Bubú. —susurre al abrazarla, ella dejo un beso en mi frente.

 

— Cuídate por favor, mi Nina. —susurro en mi oído—. Le haces caso a Sam en todo.

 

— Te lo prometo, no me meteré en problemas.

 

— Bella cuidas mucho a mis sobrinos ahijados hijos, si. —murmuro Alice dándome un suave abrazo—. Si no te enfrentaras a la furia de Marie Alice Swan.

 

— No tienes de que preocuparte, nunca haría algo que dañara a mis hijos.

 

— Bella mucho cuidado. —Rose me abrazo y luego acaricio mi vientre y susurro—. Se portan bien.

 

— Nos vamos señorita Isabella. —dijo Sam llegando a mi lado y me escolto hasta el coche, abrió la puerta trasera y me ayudo a subir. Seth saco el coche del estacionamiento y tomo la carretera principal de Forks, el silencio del coche me dio sueño así que recargue mi cabeza contra el asiento, cerré mis ojos y me concentré en el ronroneo del coche. De lo siguiente que recuerdo es a Sam moviéndome levemente del hombro, abrí mis ojos un poco sobresaltada.

 

— Lo siento, no pretendía asustarla pero ya llegamos. —me dijo antes de salir de la parte trasera del coche, dejándome completamente sola, Seth no se encontraba a la vista. Me estire desperezándome y sentí una intensa punzada en la parte baja de mi vientre, solté el aire de golpe y apreté los labios para no gritar, respire profundamente y sentí como remitió de intensidad hasta casi desaparecer, solo me quedo un leve cólico, como esos que te dan cuando te va a bajar la menstruación. Salí del coche con la ayuda de Sam y entramos al centro comercial. No sabía que iba hacer aquí por dos largas horas, no me sentía con ganas de comprar nada, lo mejor era que me limitara a deambular por los pasillos y mirara las vidrieras de las tiendas, si algo se me antojaba lo compraba y ya. Estábamos en la segunda planta cuando el celular de Sam comenzó a sonar, lo sacó de su bolsillo y miro asustado la pantalla, lo contesto sin vacilar—. ¿Qué ocurrió? —pregunto sin titubear, su semblante cambio de la sorpresa y confusión a la de terror y pánico—. ¿Dónde está? —escucho de nuevo y colgó, sus ojos estaban surcados en lágrimas, me asusto.

 

— ¿Qué pasó, Sam? —pregunte con el pánico que sentía reflejado en mi voz, pestaño un par de veces haciendo que varias lágrimas rodaran por sus mejillas, me percate que sus manos temblaban cuando se las limpio, luego de cinco agonizantes minutos al fin fijo su vista en mí.

 

— Emily sufrió un accidente, un carro la atropello esta muy grave aquí en el hospital central de Port Ángeles. —respondió con voz robótica, muerta, sin vida.

 

— Oh por dios. —susurre llevándome las manos a la boza por la sorpresa, pero así como la subí, baje una hasta mi vientre al sentir una leve punzada.

 

— No se que hacer. —susurro con lágrimas rodando por sus mejillas. Nunca, desde el tiempo que lleva trabajando para mi padre lo había visto así de frágil, siempre ha demostrado ser un hombre fuerte.

 

— ¿Qué? —pregunte confundida. Como que no sabía que hacer, pues ir directo con ella. Que esperaba la fotografía.

 

— No puedo dejarla sola aquí. No la puedo enviar aún a su casa. Pero necesito estar con mi Emily. —respondió desbordando más lágrimas. Maldita Alice por su culpa no podía volver a casa, pero no soportaba la idea de estar casi cinco horas con un hombre que se partía de dolor por dentro por no poder acompañar a su amada en el momento que ella más lo necesita.

 

— Ve con ella, yo estaré bien. —murmure mirándolo fijamente.

 

— ¿Qué? —susurro confundido—. Esta loca, no sabe lo peligroso que sería. —negué con la cabeza.

 

— Claro que no hay ningún problema, nadie sabe que estoy sola aquí y Seth me llevará de vuelta. —explique con una pequeña sonrisa—. Es tú mejor opción Sam, sabes que Emily te necesita. —suspiro resignado.

 

— No intentes nada y me avisas cuando llegues a casa. —dijo colocando su mano sobre mi hombro, asentí a su petición.

 

— No te preocupes yo estaré bien. —lo tranquilice.

 

— Tenga mucho cuidado al caminar y no hable con nadie. —Sam es como un hermano mayor para mí, ya que tenía nueve años trabajando con mi padre, así que me ha visto crecer, a pesar que a veces era molesto tenerlo a mi lado pegado como santígüela por ordenes de mi padre. Pero se que él es un buen hombre.

 

— Estaremos bien, me avisas como está Emily. —pedí, él asintió, se volteo y camino con pasos apresurados hasta desaparecer de mi vista. Pobre Sam, yo me pondría peor si me enterara que algo así le ha ocurrido a mi Edward. Comencé a caminar de nuevo, el cólico lo sentía un poco más fuerte, no le di mucha importancia, tal vez se debía a lo tenso que había estado lo que iba del día. Llevaba como quince minutos caminando me detuve a mirar en la vidriera de una librería, estaban promocionando los libros de la película que vi con Edward cuando nos conocimos, al parecer las películas son todas un éxito y de nuevo se dispararon las ventas de los libros; reanude mi camino pero al voltear en una esquina no pude seguir avanzando ya que una punzada mucho más fuertes que las anteriores me hizo detener y soltar todo el aire, mis manos se fueron a mi vientre instintivamente. Respire profundo varias veces, mire a mi alrededor, el pasillo estaba completamente vacío, intente volver a caminar pero no pude ya que sentí otra punzada muy fuerte, solté un gemido de dolor y de repente. Oh por díos sentí un liquido bajar por mis piernas, esto no me puede estar pasando a mí. Gemí de nuevo al sentir otra contracción.

 

— ¿Qué te sucede? —pregunto una voz de mujer, mientras pasaba su brazo por mí cintura y me ayudaba a caminar—. ¿Estás sola?

 

— Estoy… en la labor… de parto. —murmure como pude por el inmenso dolor que sentía en ese momento, obvie su ultima pregunta, nadie debía saber que me encontraba sola, mis hijos estarían en peligro ya que con ellos no solo dañarían a los Swan sino también a los Cullen. Nos subío a ambas en el ascensor y apretó el botón que llega al estacionamiento subterráneo.

 

— ¿Ya era tiempo? —pregunto angustiada, ayudándome a salir del ascensor.

 

— Creo que siiiiii. —respondí en medio de una nueva contracción—. Me harían una cesárea el viernes, pero al parecer ellos no quieren esperar.

Me ayudo a subirme al asiento del copiloto de un hermoso Volvo plateado tan parecido al de Edward, la seguí con la vista mientras ella caminaba apresurada por la parte delantera del coche, mi mirada se detuvo en el salpicadero, allí donde estaba el corazón con las letras “E y B” que yo había hecho el mismo día que Edward me pidió ser su novia. Volví a mirar a la mujer, ella tenía unos cuarenta años, su rostro en forma de corazón, tez blanca y pálida, su cabello de un color caramelo caía en ondas por su espalda, era de estatura pequeña y delgada. Se subió al coche, me miro con unos ojos color miel, como los de Jasper y sonrío de forma maternal, le iba a preguntar si era quien creía que era, pero me llego otra contracción muy fuerte, me lleve las manos al vientre y gemí de dolor. Ella no dudo en acelerar y salió del estacionamiento.

 

— Eres Doña Esme Cullen, verdad. —susurre respirando como me había enseñado mi Bubú—. Eres la madre de Edward. —desvío la mirada de la carretera, que por cierto no sabía donde rayos me llevaba. Sonrío y asintió.

 

— Solo dime Esme, es un gusto conocerte al fin Isabella Swan. —dijo volviendo a sonreír, eso me infundo seguridad no se por que, pero me sentí protegida—. Soy la madre de Edward y por ende la abuela de esos bebés.

 

— ¿A dónde me lleva? —pregunte después de otra fuerte contracción. Era mi idea o cada vez eran más seguida.

 

— A la mejor clínica de Port Ángeles. —respondió volteando a verme—. No te preocupes nadie les hará daño. ¿Dónde están tus hermanas? —muy buena pregunta, cuando más las necesitaba no estaban junto a mí.

 

— Decorando las habitaciones, Alice no quiere que las vea hasta que ellos no nacieraaannn. —respondí no pude evitar gritar al final, por la contracción que llego.

 

— Bella respira. —susurro tomando su celular y tendiéndomelo—. Márcales. —así lo hice, primero a Alice, lo intente más de cuatro veces y nada, luego a Rose a la quinta vez desistí, marque el numero de la casa y sonaba ocupado. Mierda ese debía ser Leah, estaría preocupada por su prima Emily. Bufe de frustración—. Nada. —murmuro deteniendo el coche en la entrada de emergencia, negué con la cabeza. Se bajo corriendo del coche y estuvo en un parpadeo a mi lado ayudándome a bajar, nada más entrar comenzó a dar ordenes y de inmediato unas enfermeras llegaron con una silla de rueda. No entendía por que todo el mundo se movía tan deprisa y la atendía en todo lo que iba gritando, en menos de diez minutos estaba instalada en un cuarto muy espacioso. Tenía un aparato rodeando mi vientre, según lo que me explico la enfermera era para poder controlar los latidos de mis bebés. Gemí al sentir otra contracción—. No te preocupes, no estás sola. —me alentó después de otra fuerte contracción—. ¿Deseas algo, Bella? —asentí con la cabeza, respire profundo para poder hablar.

 

— Qué Edward estuviera aquí. —murmure con los dientes apretados. Me miro por un minuto, suspiro y me abrazo.

 

— Se que lo extrañas. —susurro contra mi cabello—. Él a ti también.

 

— ¿Edward esta bien? —pregunte respirando profundamente y apreté mis labios por la contracción que me llego.

 

— Si, él esta bien, ahora concentrémonos en traer al mundo a mis nietos. —respondió con una enorme sonrisa. En ese momento entro una doctora, era una señora mayor, delgada y su cabello rubio caía suelto por la espalda, me recordó a Jasper.

 

— ¿Qué tenemos? —pregunto sin levantar la vista de mi historial—. Isabella Swan, quince años, embarazo múltiple con ruptura de fuente, treinta y ocho semanas de gestación. —levanto y me miro con unos ojos de un color azul cielo.

 

— ¿Cómo te sientes Isabella? —pregunto sonriéndome, su sonrisa me infundo tranquilidad.

 

— Dígame Bella y me siento adolorida como si me desgarraran por dentro. —respondí con una mueca, gemí por la contracción.

 

— Eso es normal, un poco de dolor y luego tendrás tú recompensa. —me dijo con una sonrisa. Me sentía tan tranquila teniéndola a mí lado, era como Jasper que te hacen sentir bien cuando están a tu alrededor.

 

— ¿Cada cuanto sientes las contracciones, Bella? —pregunto colocándose unos guantes de látex.

 

— Cada cinco minutos. —respondió la señora Esme por mí. La doctora por fin se percato de su presencia y la miro intensamente, como si viera a un fantasma.

 

— Esme Cullen. —susurro anonadada, luego volvió a mirarme, le intente sonreír, pero solo logre una mueca.

 

— Doctora Jessenia Echeverría. —murmuro Esme con una sincera sonrisa en el rostro.

 

— ¿A que debemos el gusto de tenerla por el hospital? No he visto a Carlisle. —pregunto desde su posición. Qué rayos pasaba aquí, no entendía absolutamente nada. De donde se conocían.

 

— Carlisle está en Chicago, vine a Port Ángeles por unos negocios y encontré a mi nuera en trabajo de parto. —le respondió Esme colocando una mano sobre mi cabeza.

 

— Tú nuera. —susurro tan sorprendida como yo, nunca pensé que ella me presentara de esa manera—. Por dios Esme es una niña, como permitiste que Emmett hiciera esto.

Emmett… Oh por dios, ella piensa que mis hijos son de mi enorme cuñado. Esme negó con la cabeza.

 

— Los bebés no son de Emmett, Jessenia, son de Edward. —dijo con una enorme sonrisa, asentí e intente sonreír.

 

— ¿Dónde está mi ahijado? —pregunto con una enorme sonrisa—. No lo he escuchado gritar alterado. —la mire confundida, cuando dice ahijado se refiere a Edward.

 

— Edward esta en Londres con Carmen y Eleazar. —respondió Esme muy sería—. Él no debe enterarse de esto, te prohíbo que le digas. —ahora si estaba en el limbo, no entendía absolutamente nada, quien era esa señora y que papel jugaba en la vida del clan Cullen.

 

— Dios Esme se lo tienes escondido, por eso lo enviaste a Londres. —dijo elevando un poco la voz y moviendo los brazos exasperada—. Edward tiene derecho a saber. —apreté los labios por la contracción que sentí. Dios estas mujeres se han olvidado de mí. Esme negaba energéticamente.

 

— Es muy peligroso para él. —murmuro Esme de nuevo muy sería—. Prométeme que no le dirás absolutamente nada, ella es la hija menor de Charlie Swan, quieres que Edward salga herido al buscarla. —la doctora Echeverría me miro, le devolví la mirada con la tristeza que sentía en ese momento, por fin me quedaba claro que Edward nunca sabría de la existencia de nuestros hijos.

 

— Tú ganas Esme, no le diré nada a mi sobrino. —dijo rindiéndose, vi una inmensa tristeza en sus ojos. Escuche lo que creo que escuche, ella dijo sobrino.

 

— Sabía que ibas a entender. —murmuro Esme antes de caminar hacía ella y abrazarla—. Es lo mejor para Edward.

 

— Vamos a revisarte Bella. —me informo, al fin se recordaron que los hijos de Edward, quieren venir al mundo, se coloco en medio de mis piernas, las flexiono y subí la bata de hospital que me habían colocado, sentí una ligera presión—. Ya tienes ocho centímetro de dilatación, no te puedo poner el pitosin. Es tiempo. —saco su mano y bajo mis piernas, luego la bata.

 

— Jessenia. —llamo Esme, ambas la miramos, por el rabillo del ojo pude ver con se quitaba los guantes—. Le iban a practicar una cesárea dentro de dos días. —la doctora me miro asustada.

 

— ¿Eso es cierto? —pregunto, buscando el aparato que realiza el eco que estaba junto a la ventana.

 

— Si. —respondí, cerré los ojos por el dolor que sentí.

 

— ¿Sabes si es un embarazo Cefálico o Podálico? —pregunto encendiendo apurada el aparatito y colocándome gel, me estremecí a pesar del dolor. Si eran que. No entendía que demonios me estaba preguntando—. Menos mal es Cefálico, pero ya veo el porque, soy todos unos Cullen.

 

— ¿Qué quieres decir? —pregunto Esme con lágrimas rodando por sus mejillas y no apartaba la mirada de la imagen.

 

— Son grandes a pesar de ser morochos, por lo general son más pequeños. —respondió con una sonrisa, apago el aparato y se volteo para salir de la habitación—. Voy a preparar el quirófano, por cualquier eventualidad. Salió apresurada por la puerta sin decir nada más. Gemí de dolor y Esme me miro un poco asustada, me llego otra contracción y con ella unos inmensas ganas de pujar.

 

— No te preocupes, todo saldrá bien, no voy a dejarte sola. —me tranquilizo limpiando el sudor de mi frente con una gas, que no se de donde la había sacado.

 

— ¿Entraras conmigo? —pregunte respirando como ella lo hacía. Había quedado que entraría junto a mis dos hermanas, pero no había podido comunicarme con ellas y tenia miedo a entrar sola.

 

— Edward nunca me perdonaría si te dejo sola. Me dio un suave abrazo, debía aprovechar aclarar mis dudas.

 

— ¿Por qué todo el mundo la conoce aquí?

 

— Este hospital es mío. —respondió con una amable sonrisa—. Ella es mi media hermana y la madrina de Edward.

 

— Permiso, debo llevarme a la paciente. —dijo la enfermera que venía entrando acomodo unas cosas y movió la camilla para sacarla por la puerta—. Señora Cullen venga para que se cambie.

Cinco minutos más tarde, me encontraba aquí en un quirófano ya no podía aguantar más las ganas de pujar. La señora Esme se encontraba a mi lado, en ningún momento me ha dejado sola, solo cuando le toco cambiarse y lo hizo a la velocidad de la luz.

 

— Bien, Bella en la próxima contracción puja. —murmuro la doctora desde en medio de mis piernas, sentí la contracción y puje—. Muy bien, sigue así Bella, uno, dos, tres, puja. —así lo hice y parecía que me desgarran el interior.

 

— Tú puedes Bella. —me animo Esme a mi lado con mis manos entre las suyas. Me llego otra contracción y puje, sentía como si me pasara por encima una manada de elefante.

 

— Ya veo la cabeza, uno, dos, tres, puja Bella. —escuche como decía la doctora pude distinguir una enorme sonrisa en el rostro—. Oh mira cuanto cabello y del mismo color que el tuyo.

Llego otra contracción y puje con todas mis fuerzas, oh bueno con todas las que tenía en ese momento, sentí como algo salió de mí.

 

— Bella no pujes ya salió la cabeza, pero necesito hacerte un pequeño corte para que pueda terminar de salir. —dijo tomando un bisturí en su mano—. No pujes o podríamos lastimar al bebé. —me dieron ganas de pujar, pero con toda mi fuerza de voluntad me contuve, sentí como algo cortaba mi piel—. Listo Bella, puja. —lo hice con todas mis fuerzas, sentí un inmenso dolor que me hizo gritar y de repente una sensación de vació me invadió. La habitación fue llenada por el llanto más hermoso que había escuchado, ese era el llanto de mi bebé—. Felicidades Bella, es un hermoso niño. —murmuro la doctora, pude apreciar una mopa ensangrentada de cabellos castaños envuelto en una mantita azul y como se lo daba a una enfermera que se lo llevaba a unos doctores que lo esperaban—. Bella puja cuando sientas otra contracción. —se volvió a posicionar en medio de mis piernas, llego la contracción y puje, respire varias veces y volví a pujar—. Ya veo la cabeza, oh dios su cabello es del mismo color que el de Edward. —ya no encontraba fuerzas, ya no tenía de donde sacar.

 

— Ya no puedo más. —susurre como pude.

 

— Tú puedes Bella no te rindas. —me animo Esme—. Hazlo por Edward.

Edward, cuanto me hubieses gustado tenerte a mi lado en vez de a tu madre. Sentí como llego la contracción y puje, respire profundo y volví a pujar.

 

— Ya salió la cabeza, falta poco Bella. —me dijo la doctora. Volví a pujar fuerte y de nuevo la sensación de vacío me invadió, la habitación fue llenada por el llanto de mi hermosa beba, también se podía escuchar el llanto de mí bebé—. Ya tienes a tú hermosa niña. —escuche como me decía. Le paso a la enfermera un bultito rosa, con una mopa de ensangrentados cabellos de un color broncíneo, igual al de Edward. No me pude contener y comencé a llorar y no era la única, la señora Esme era un mar de llanto. Con la vista borrosa pude ver como se acercaban las enfermeras con mis bebés en sus brazos.

 

— Felicidades. —susurro una de las enfermeras dejando en mi pecho un bultito azul, la otra sonrío y dejo el bultito rosa que traía. Mis bebés al sentir en mis brazos dejaron de llorar y abrieron sus ojitos, era como si supieran quien era yo. Enfoque mi vista en mi hermoso bebé, era de tez blanca un poco rosadita, su cabello era castaño como el mío, en cambio sus ojos eran de un sorprendente color verde esmeralda, iguales a los de Edward. Me miro fijamente y sentí como si fuera mi Edward el que me mirara, lo acerque a mí y bese su frente.

 

— Hola mi hermoso príncipe. —susurre sobre su piel, moví mi cabeza hacía mi hija, ella era igual de tez blanca también un poco rosadita, su cabello era del mismo color que el de Edward y sus ojos, oh dios sus ojos eran una combinación de verde esmeralda con chocolate, parecían los ojos de una gatita. Ella sería mi gatita—. Hola mi hermosa princesa.

 

— Son hermosos Bella. —susurro Esme con la voz rota por el llanto y pregunto muy emocionada—. ¿Como se llamaran?

Se nos acerco una enfermera.

 

— Ellos serán: Ethan Anthony Swan y Elizabeth Marie Swan. —respondí con una enorme sonrisa.

 

— Lo siento Bella. —murmuro Esme limpiándose las mejillas—. Pero ellos serán Cullen también.

Se volteo a la enfermera.

 

— Mis nietos se llaman: Ethan Anthony Cullen Swan y Elizabeth Marie Cullen Swan. La enfermera me miro, asentí con la cabeza.

 

— Sabe que sin Edward no podré presentarlos. —susurre con lágrimas en los ojos.

 

— No te preocupes, Carlisle se encargara de eso.

 

— Deben llevárselos, Bella. —murmuro la doctora Echeveria que hasta ese momento había olvidado su presencia—. Debemos terminar contigo.

Deje que la enfermera los tomara, los colocara en unas cunitas y se los llevara, hasta ese momento no había sentido que ya no tenía fuerza para nada, me sentía muy cansada y quería dormir.

 

— Descansa Bella yo los cuidaré mientras tu familia llega. —me susurro Esme al oído antes de caer en la inconciencia.

 


 

Gracias a todos aquellos lectores anónimos que leen esta historia y dejan su voto. También gracias a: Sachiko065, MayaMasenCullen, AstridCullen, BrendiTwilithg, Martha, AngelNegro, Baaarbyguffanti, NathalyR, Bechi, Robsesionada2013, Haf276, Reenes_tylor, Aylin, HindyraCullen, Monica2408, MariaGomez2312, Isabella_256, AndreAlice, Val395, NorblackdPattinson, Vale2Cullens, Ayame, BripatCullen, SablanCullen, Jaedbellsnessi, Yalexa, Honey, Priscy_Cullen, Nenamadilinda, Vikingay, Xiomy, Anayely_29, GloriaCullen, Carocruzz, PrincesaVespa, Kristy_87, SabriiCullen, Zuleidy, LoreeFernandez, Ec07, Silmo, NicoleCullenPattinso, Winney_03, Mafe, Samilan, Adrianav15Diaz@Gmail, Jemi910, ChicaEdward, Rebekah_Mikaelson, Bibi_Cullen_Swan_10, WishanDangel, BeaBell, LoreeIsaCullenSwan, SofiRojas280, Mili_Cullen, Viviana, LucyPattinsonCullen, MimaBells, AymeCullen, Crazy_Jacob_Edwuard, Isvi2507Edward, Micaela Fernandez, Karolay28, Lachopilara, Karenttz3lVulturi, Valegis, RosalieWolfVamp, SofiaCulen, Aleariass, Melii, Nicoli, Maca-c, Jesiflexer, Elenita4_Cullen, Annaris, Andrea_black, Mayita, AnarilRamirez, Hello, OswalgoMonasterius, IsabellaKriste1421, Daryanny Cullen, TikaCullen. Por sus comentarios y su voto.

Los capítulos son dedicados a ustedes espero que les gusten.

Besos desde Venezuela.

Capítulo 10: Día de las madres: Capítulo 12: Elizabeth Marie y Ethan Anthony Cullen Swan:

 


Capítulos

Capitulo 1: El comienzo de esta historia de amor: Capitulo 2: Cumpleaños de Bella: Capitulo 3: La separación: Capitulo 4: Forks: Capitulo 5: Sospecha de embarazo: Capitulo 6: El primer movimiento de los bebés: Capitulo 7: La reacción de Charlie y Angustia por Edward: Capitulo 8: La visita de Don Carlisle Cullen: Capitulo 9: Por fin noticias de Edward: Capitulo 10: Día de las madres: Capitulo 11: El parto de Bella: Capitulo 12: Elizabeth Marie y Ethan Anthony Cullen Swan: Capitulo 13: Bautizo de los bebés y El viaje a Bostón: Capitulo 14: El prrimer cumpleaños de los bebés y La aparición de Jacob: Capitulo 15: Paseo con Ethan y Elizabeth: Capitulo 16: El embarazo de Rosalie: Capitulo 17: Altercado con Charlie y El parto de Rosalie: Capitulo 18: Desde el inicio de la relación hasta el encuentro con Elizabeth: Capitulo 19: Una visita inesperada: Capitulo 20: Búsqueda de Bella: Capitulo 21: Jasslye Anthonela ¿Swan? Capitulo 22: Después de diez años vuelvo a verte: Capitulo 23: Es Bella y ¿Son mis hijos? Capitulo 24: Una maravillosa noche Capitulo 25: La cabaña y La visita de Tanya Capitulo 26: Compromiso Capitulo 27: Estoy embarazada Capitulo 28: El gran día Capitulo 29: Luna de miel y Celos Capitulo 30: Enfrentamientos, Risas y Amenazas Capitulo 31: ¿Que es el sexo? Capitulo 32: James Capitulo 33: El secuestro de Tony, Bella y Lizzy Capitulo 34: Parto de Bella Capitulo 35: Regreso del pasado Capitulo 36: Alianza inesperada Capitulo 37: Vulturi, ¡firmaron su sentencia de muerte! Capitulo 38: ¡No debieron tocar lo que más amo! Capitulo 39: ¡Enfrentame como honmbre Demetri! Voy a matarte con mis propias manos Capitulo 40: No me dejes, Edward

 


 
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