destinos enlazados

Autor: rosaliewolfvamp
Género: + 18
Fecha Creación: 19/12/2012
Fecha Actualización: 27/05/2018
Finalizado: NO
Votos: 19
Comentarios: 38
Visitas: 46127
Capítulos: 16

 

Huyendo de Mystic Falls Damon decide alejarse pues ya no soporta más el estar cerca de Elena sabiendo que esta prefiere a su hermano Stefan, así es como llega a Forks y se encuentra con una joven a la que amó por desgracia ella no lo recuerda ¿será que su amor renacerá? que pasara cuando sepa que hay otros vampiros de diferente clase que sorpresas encontraran Damon y Bella ¿que sucedera cuando Edward decida regresar?

 

los personajes y algunas citas no me pertenecen, pertenecen a stephenie meyer y a L.J Smith

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Capítulo 9: Confesiones

Bella POV

 

Desde la llegada de Damon a Forks mi vida era como si estuviera en un sueño de lo irreal que me parecía todo, día a día Damon intentaba hablar conmigo, y día a día yo trataba de hacer todo lo posible por ignorarlo, no me podía permitir dejar que ningún sentimiento creciera por él o por alguien más, sencillamente no me sentía preparada para algo así, lo que menos quería era lastimar a alguien y yo sabía perfectamente que aun no estaba del todo bien, si, debo decir que poco a poco me estaba recuperando, pero no era lo suficiente como para poder abrirme de nuevo, al menos no si quería ser honesta con esa persona, en una ocasión Damon me había regalado una rosa, eso como poco me descolocó y me dejó un tanto desorientada tanto que cuando Angela me preguntó sobre la rosa, tuve la estúpida idea de decirle que era para ella y se la regalé algo de lo que más tarde cuando mi cerebro  volvió a funcionar me arrepentí, después de ese día Damon no volvió a intentar charlar solamente se limitaba a saludar y listo, parecía que mi actitud lo había hartado aunque yo trataba de no pensar mucho en ello.

El tiempo comenzó a transcurrir mucho más deprisa de lo que lo había hecho hasta ese momento. El instituto, el trabajo (que recién había conseguido en la tienda de deportes de los padres de Mike) y Jacob (no necesariamente en ese orden)  trazaron un camino a seguir nítido y sencillo, y Charlie vio cumplido su deseo: dejé de estar abatida.

 Todos los viernes por la tarde después de terminar de hacer la cena me iba a casa de Jacob a observarlo trabajar en las motos aunque eso no duró mucho tiempo ya que estas estuvieron listas solo dos semanas después (descubrí que a veces Jake se obsesionaba con las cosas), así que lo siguiente en el itinerario eran las lecciones que Jacob había prometido.

Un día mientras nos dirigíamos a las lecciones vimos a un grupo de chicos saltando del acantilado, de inmediato detuve la camioneta y salte de ella asustada de lo que estaba viendo, Jacob sencillamente se había reído de mi expresión alegando que era algo muy normal y que lo hacían solo por diversión y sin ánimos de lastimarse, cuando le pregunte si los conocía su rostro se ensombreció y me dijo que se trataba de Sam Uley y de sus amigos, entonces recordé lo que me había dicho sobre Sam aquel día en La Push, me dijo también que este había estado mirándolo de una manera que lo incomodaba, como si estuviera esperando algo de él, nos fuimos de ahí no sin antes hacer a Jacob prometer que algún día intentaríamos lo del salto de acantilado, al final volvimos a lo de las motos y debo admitir que me caí en varias ocasiones y había tenido que ser Jacob quien me currara ya que no quería ir a emergencias porque sabía que Charlie se enteraría de que estaba ahí apenas pusiera un pie en la sala de espera.

Empecé a mejorar montando en moto, y eso significaba unos cuantos vendajes menos con los que preocupar a Charlie, aunque pasaron otras cinco lecciones para que pudiera andar con soltura y sin caer o tambalearme en la moto.

 Me lancé a la búsqueda del prado y me devané los sesos para encontrar otras actividades que produjeran adrenalina y nos mantuvieran ocupados a Jake y a mí.

Todo había ido de maravilla hasta que un viernes por la noche salimos Jacob, Mike y yo, fuimos al cine en lo que se suponía había sido una salida en grupo, pero Ángela había enfermado y su novio Ben se había quedado a cuidarla, Jessica y Lauren se disculparon alegando estar ocupadas en cuanto Mike dejó entrever que yo andaba de por medio. Eric y Katie ya tenían planes (celebraban el aniversario de sus tres semanas, o algo parecido). Lauren se adelantó a Mike a la hora de hablar con Tyler y Conner, por lo que ambos estaban muy ocupados. Incluso Quil quedó descartado, castigado por pelearse en el instituto. Al final, sólo quedamos nosotros tres y la situación se volvió incomoda, Mike se había sentido enfermo durante la función así que tuvimos que irnos antes de que terminara la película, al volver a casa Jacob dijo sentirse extraño también, así que se fue a casa, esa noche yo también enfermé al igual que Mike por lo que estuve tirada en el piso del baño toda la noche y el día siguiente, no fue hasta el domingo que por fin me sentí mejor.

Telefoneé a Jacob en cuanto estuve segura de no tener que pasar otro día en el suelo del baño; fue el propio Jacob quien me contestó, pero supe que aún no se había recobrado nada más oír su contestación.

-¿Diga?-Tenía la voz cascada, rota.

-Ay, Jake -rezongué con compasión-. ¡Qué mala voz...!

-Me encuentro fatal... -susurró.

-Enseguida te vas a poner bien -le prometí-. Yo ya me sentía bien esta mañana, al despertar.

-¿Estabas enferma? -preguntó con voz débil.

-Sí, yo también la pillé, pero ahora me encuentro bien...

-Eso es estupendo -contestó con voz apagada.-aunque dudo que tenga lo mismo que tú.

-¿No tienes una gripe estomacal? -le pregunté, confusa.

-No, esto es algo más.

-¿Qué puedo hacer, Jake? ¿Qué te puedo llevar?

-Nada. No puedes venir -se mostró abrupto-Yo te llamaré en cuanto me sea posible. Te avisaré de cuándo puedes volver a venir.

-Jacob...

-tengo que  irme -dijo con repentino apremio.

-Llámame cuando te encuentres mejor.

-De acuerdo -aceptó con una voz que tenía un cierto deje de amargura, permaneció en silencio durante un momento. Esperé a que se despidiera, pero él también esperó.

-Te veré pronto -dije al fin.

-Espera a que te llame -repitió.

-ok... Adiós, Jacob.

-Bella...- Susurró mi nombre y luego colgó el teléfono. Jacob no llamó.

Billy contestó la primera vez que telefoneé y me dijo que Jake seguía en cama. Me entrometí al preguntarle (para asegurarme) si le había llevado al médico. Me contestó que sí, pero, por algún motivo, no obtuve una respuesta concreta y la verdad es que no le creí. Llamé a diario varias veces durante los días siguientes, pero no me contestó nadie.

 Para el sábado ya estaba harta de estar en casa y sabía que no debía ir a la reservación, al menos hasta que Jake se recuperara, así que decidí ir en busca del prado por mi cuenta, me tomo un poco más de tiempo del que hubiera tomado si Jacob estuviera conmigo, aun así no me fue difícil encontrar el camino y comencé a avanzar lentamente tratando de no tropezar con todo lo que había a mi paso. Debía de haber cubierto algo más de seis kilómetros sin que todavía hubiera empezado a buscar por los alrededores, y entonces, con una brusquedad que me desorientó, crucé bajo el arco formado por dos arces para (abriéndome paso entre los helechos, que me llegaban hasta el pecho)  entrar en el prado.

Estuve segura de que se trataba del mismo lugar al primer golpe de vista. Jamás había visto un claro tan simétrico, con una redondez tan perfecta, como si alguien hubiera arrancado a propósito los árboles para crear un círculo impecable. Era una mala estación para las flores silvestres y el suelo rebosaba una densa hierba muy alta que se balanceaba al soplo de la brisa como si fueran las olas de un lago.

Se trataba del mismo lugar... Pero no, allí no estaba lo que había ido a buscar.

El desencanto fue casi tan inmediato como el reconocimiento. Me dejé caer de rodillas allí mismo, al borde del claro, y empecé a respirar entrecortadamente. ¿Para qué ir más lejos? Nada me retenía allí, nada, salvo los recuerdos que podía invocar cuando quisiera (siempre que estuviera dispuesta a soportar el correspondiente dolor), y la pena que ahora me embargaba me había dejado helada.

Aquel sitio no tenía nada de especial sin él.

De pronto me embargó una necesidad de salir de ahí, ya no podía estar en ese lugar ni un minuto más, los recuerdos empezaban a agolparse en mi mente amenazando con romper la barrera que cuidadosamente había construido para apresarlos y así poder funcionar adecuadamente, desesperada me rodee el torso( como si así evitara que los recuerdos llegaran a mi) cuando uno de ellos se escapo de esa barrera, pude ver claramente en mi mente la última vez que había estado en ese mismo prado, tuve que hacer acopio de todas mis fuerzas para poder levantarme y salir de ahí antes de que el resto de mis recuerdos se escaparan también y no pudiera volver a levantarme jamás, en ese momento vi como una silueta salía de entre los arboles lentamente a solo unos metros de distancia y una ola de sentimientos me embargaron, primero la sorpresa, seguida de la esperanza cuando vi que se trataba de una figura inmóvil y de piel pálida, después el desazón cuando vi que aquella figura tenía una cabellera negra y no la broncínea con la que soñaba, después vino el miedo al reconocer a la persona que tenía frente mío.

- Laurent- casi grité al reconocerlo, con una mezcla de sorpresa, decepción y alivio

Resultaba imposible creer lo poco que Laurent había cambiado de aspecto. Supuse que era muy estúpido y humano esperar algún tipo de cambio en el último año, pero había algo en él... No lograba descubrir qué era.

-¿Bella? -preguntó; parecía más sorprendido que yo.-No esperaba verte aquí.- Se acercó a mí dando un paseo y con expresión divertida.

-¿No debería ser al revés? Soy yo quien vive aquí. Pensé que te habías ido a Alaska.

Se detuvo a tres metros de distancia al tiempo que ladeaba la cabeza. Allí había alguien a quien no me esperaba encontrar ni por asomo, alguien que ya sabía todo lo que yo no era capaz de decir en voz alta.

-Tienes razón –admitió-. Me marché a Alaska. Aun así, no imaginaba… Al encontrar abandonado el hogar de los Cullen, creí que se habían trasladado.

-Ah -me mordí el labio cuando el apellido hizo vibrar los bordes en carne viva de mi herida. Me llevó unos segundos recuperar la compostura. Laurent me contempló con ojos de extrañeza. Al final, conseguí decirle - Se trasladaron.

-Mmm –murmuró-. Me sorprende que te dejaran atrás. ¿No eras su mascota o algo así?- Sus ojos reflejaban que no pretendía ser ofensivo. Le sonreí secamente.

-Algo así.

-Mmm -repuso, muy pensativo otra vez. En ese preciso momento comprendí por qué parecía el mismo de forma tan idéntica. Después de que Carlisle nos dijera que Laurent se había quedado con la familia de Tanya, las ocasionales veces en que pensaba en él comencé a imaginármelo con los mismos ojos dorados de los... Cullen (me obligué a soltar el apellido con un estremecimiento), el de todos los vampiros buenos. Retrocedí un paso de forma involuntaria. Sus curiosos ojos de color rojo oscuro siguieron el movimiento.

-¿Vienen de visita a menudo? -preguntó, aún con indiferencia, pero inclinó u figura hacia mí.

Miente, susurró con ansiedad una vocecita en mi cabeza, hice lo que me ordenaba la voz.

-De vez en cuando -intenté que mi voz sonara suave y relajada-. Imagino que a mí el tiempo se me hace más largo. Ya sabes cómo son de distraídos… - estaba empezando a balbucear. Tuve que esforzarme para callar.

-Mmm -volvió a decir-. Pues la casa olía como si llevara cerrada bastante tiempo...

Bella, debes mentir mejor que eso, me instó la voz. Lo intenté.

-le diré a Carlisle que has estado allí. Lamentará mucho haberse perdido tu visita -fingí deliberar durante un segundo-. Pero… probablemente no debería mencionárselo. Supongo que Edward… - conseguí pronunciar su nombre a duras penas, y al hacerlo se me contrajo el rostro, arruinando el engaño-. Bueno, tiene mucho genio… Estoy segura de que te acuerdas de él. Sigue un poco susceptible con todo el asunto de James -puse los ojos en blanco e hice un gesto displicente con la mano, como si todo aquello fuera agua pasada, pero había un deje de histeria en mi voz. Me pregunté si él lo reconocería.

-Pero ¿está de verdad? -preguntó con amabilidad... e incredulidad. Le di una réplica breve a fin de que la voz no delatara mi pánico.

-Ajá, bueno, ¿y cómo van las cosas en Denali? -pregunté con voz demasiado aguda-. Carlisle me dijo que ahora estabas con Tanya.-Aquello le hizo detenerse y cavilar.

-Tanya me gusta mucho, y su hermana Irina aún más. Nunca antes había permanecido tanto tiempo en un sitio, pero aunque disfruto de las ventajas y de la novedad del asunto, las restricciones son difíciles. Me sorprende que cualquiera de ellos haya podido aguantar tanto tiempo -me sonrió con gesto de complicidad-. A veces, hago trampas.

No pude tragar saliva. Comencé a mover con cuidado un pie hacia atrás, pero me quedé petrificada cuando el parpadeo de sus ojos rojos le llevó a observar el movimiento.

El paso hacia delante que dio en ese momento fue totalmente deliberado.

-Al final, ¿te encontró Victoria? -pregunté con voz entrecortada, a la desesperada, para distraerle. Fue la primera pregunta que se me ocurrió, y me arrepentí de haberla hecho en cuanto la hube formulado. Victoria, que me había dado caza con James para luego desaparecer, no era alguien en quien me apeteciera pensar en ese momento. Pero la pregunta le detuvo.

-Sí -contestó mientras dudaba si dar otro paso-. De hecho, he venido aquí para hacerle un favor... -puso mala cara- Esto no le va a hacer feliz…El que yo te mate -repuso en un seductor arrullo. Tambaleándome, retrocedí otro paso.-Ella querría reservarse esa parte -continuó con aire despreocupado- Parece estar un poco molesta contigo, Bella.

-¿Conmigo? -grité. Movió la cabeza y rió entre dientes.

-Lo sé, a mí también me parece ponerse la camisa del revés, pero James era su compañero y tu Edward le mató-Incluso allí, a punto de morir, su nombre rasgaba mis heridas abiertas como un arma de filo dentado. Laurent hizo caso omiso de mi reacción.

-Pensó que sería más apropiado matarte a ti que a Edward, un intercambio justo, pareja por pareja, me pidió que le allanara el terreno, por así decirlo, no me imaginaba que iba a ser tan fácil, quizás se debe a que su plan estaba lleno de imperfecciones... Por lo visto, no se va a producir la venganza que ella había imaginado, ya que no debes significar mucho para él si te abandona dejándote desprotegida- Otro golpe, otro desgarrón en el pecho. Laurent se movió levemente, y yo retrocedí a trompicones un paso más. Torció el gesto.-Supongo que, de todos modos, se va a enfadar.

-Entonces, ¿por qué no la esperas a ella? -logré decir.

Una sonrisa maliciosa le cambió las facciones.

-Bueno, me has pillado en un mal momento, Bella. No vine a este lugar para cumplir una misión para Victoria. Estaba de caza. Tengo bastante sed y se me hace la boca agua sólo con olerte.

Me miró con aprobación, como si eso fuera un cumplido.

-Edward sabrá que has sido tú -susurré dócilmente-. No vas a salir de esta tan fácilmente.

-¿Y por qué no? -la sonrisa de Laurent se hizo más amplia. Recorrió con la mirada el pequeño claro entre los árboles—. Las próximas lluvias borrarán mi olor y nadie va a encontrar tu cuerpo; habrás desaparecido, simplemente, como tantos y tantos humanos, no hay razón para que Edward piense en mí, si es que se toma la molestia de investigar, puedes estar segura de que esto no es nada personal, Bella, sólo tengo sed, míralo de este modo, Bella: tienes suerte de que sea yo quien te haya encontrado.

-¿Ah, sí? -dije sin hablar, moviendo sólo los labios, mientras retrocedía otro vacilante paso.

Laurent me siguió, ágil, grácil.

-Sí -me aseguró-. Seré rápido, no vas a sentirlo, te lo prometo, si supieras lo que había planeado para ti, Bella - sacudió la cabeza con un movimiento lento, casi de disgusto - De verdad, deberías estarme agradecida por esto.

Le miré horrorizada. Olfateó la brisa que lanzaba mechones de mi cabello en su dirección.

-Se me hace la boca agua -repitió mientras inhalaba profundamente.

Me tensé para dar un salto, si tan solo Edward estuviera aquí,Su nombre derribó todos los muros que yo había erigido para contenerlo. Edward. Edward. Edward. Iba a morir, por lo que ahora no importaba si pensaba en él. Edward, te amo.

Mis ojos entrecerrados contemplaron cómo Laurent dejaba de inhalar y giraba bruscamente la cabeza hacia la izquierda. Me daba pánico quitarle los ojos de encima para seguir la trayectoria de su mirada, aunque difícilmente iba a necesitar una distracción u otro tipo de treta para dominarme. Estaba demasiado asombrada para sentir alivio alguno cuando comenzó a alejarse lentamente de mí.

Entonces, tuve que mirar. Escudriñé el prado en busca de la interrupción que había prolongado mi vida durante unos segundos más. No vi nada en un primer momento, y mi mirada revoloteó de vuelta a Laurent, que ahora se retiraba más deprisa sin dejar de horadar el bosque con la vista.

En ese momento vi una gran figura negra salir con calma de entre los árboles, silenciosa como una sombra, para luego acechar con rigidez al vampiro. Era enorme; tenía la altura de un caballo, pero era más corpulento y mucho más musculoso. El gran hocico se contrajo con una mueca que reveló una hilera de incisivos afilados como cuchillas. Profirió entre dientes un gruñido espeluznante que retumbó por todo el claro como la prolongación del restallido de un trueno, El oso, sólo que no era un oso para nada. Aun así, aquella gigantesca criatura negra debía de ser la causante de toda la alarma. Visto de lejos, se le podía confundir con un oso. ¿Qué otro animal iba a tener una constitución tan descomunal y poderosa? Me hubiera gustado tener la suerte de haberlo visto a lo lejos, en vez de eso, anduvo sin hacer ruido sobre la hierba a poco más de tres metros de mi posición.

Me quedé mirando fijamente a la monstruosa criatura, con la mente bloqueada en el intento de ponerle un nombre a aquel ser. Guardaba una cierta semejanza canina en cuanto al contorno y la forma de moverse. Atenazada por el pánico como estaba, sólo se me ocurría una posibilidad, pero aun así, jamás hubiera imaginado que un lobo podía ser tan grande. Su garganta emitió un gruñido sordo que me hizo estremecer.

Laurent estaba retrocediendo hacia la fila de árboles. Me azotó una oleada de confusión y helado pánico. ¿Por qué se retiraba Laurent? El lobo era de un tamaño desmedido, sin duda, pero sólo era un animal. ¿Por qué iba a temer un vampiro a un animal? Y Laurent estaba aterrado. Tenía los ojos desmesuradamente abiertos, como los míos.

De repente, como una respuesta a mi pregunta, el colosal lobo recibió compañía. Le flanqueaban otros dos gigantescos compañeros que penetraron silenciosamente en el prado. Uno tenía un pelaje gris oscuro y el otro castaño, pero ninguno alcanzaba la altura del primero. El lobo gris salió de los árboles a escasos metros de mí, con la mirada fija en Laurent.

Durante unos fugaces instantes deseé que Laurent se hiciera cargo del asunto y aplastara a la manada de lobos. Para él debía de ser algo muy sencillo. Intuía que, de las dos opciones posibles, ser devorada por los lobos era casi seguro la peor alternativa.

Entonces, un gruñido del jefe hizo que los lobos se tensaran preparándose a atacar a Laurent, que contemplaba la manada de lobos gigantes con una sorpresa no disimulada, y con miedo. Eso podía entenderlo, pero me quedé pasmada cuando, sin previo aviso, se dio media vuelta y desapareció entre los espesos árboles.

Salió corriendo.

Los lobos fueron tras él un segundo después; cruzaron la hierba del claro a la carrera, con cuatro brincos, entre gruñidos y chasquidos de fauces tan fuertes que, por instinto, me llevé las manos a los oídos. El sonido desapareció con sorprendente rapidez una vez que se perdieron en el bosque.

Luego volví a estar sola.

Se me combaron las rodillas y caí al suelo sobre las manos mientras en mi garganta se agolpaban los sollozos.

Era consciente de que debía irme, e irme ya. ¿Cuánto tiempo iba a transcurrir antes de que los lobos que habían ido en pos de Laurent dieran media vuelta y vinieran a por mí? ¿O Laurent se revolvería contra ellos? ¿Y si era él a quien buscaban? Tenía la mente bloqueada por el miedo, el pavor y la confusión. No era capaz de comprender lo que acababa de presenciar, un vampiro no debería huir de unos perrazos como ésos. ¿Qué daño podían causar los colmillos de los lobos en su piel de granito?, no me cuadraba.

Pese a todo, al principio no logré moverme. Me temblaban brazos y piernas y no sabía cómo arreglármelas para ponerme de pie una vez más.

Sentí como una mano se posaba en mi hombro, en ese momento me entro el pánico, seguramente Laurent ya se había encargado de los lobos y había regresado por mí, rápidamente giré mi cabeza para encontrarme con mi inminente final, me llené de alivio y sorpresa al ver que quien estaba a mi lado no era Laurent sino Damon quien me miraba con apremiante desesperación como si él supiera del peligro que nos acechaba al estar aquí, inmediatamente me tomo en sus brazos cargando todo mi peso, instintivamente me aferré a su chamarra y hundí mi rostro en ella, entonces Damon comenzó a correr rápidamente.

Sentí como avanzábamos a través del bosque con gran velocidad y sin apenas notar el movimiento de sus pasos, lo cual era extraño, pero me hizo recordar a los paseos que daba por el bosque con Edward, estaba a punto de voltear para ver el porqué de esta sensación, cuando noté que había pensado en Edward sin sentir aquel dolor agonizante que acudía cada vez que pensaba en el, esto me dejo demasiado aturdida y tensa a la espera de que el dolor se presentara en cualquier momento, unos segundos después sentí como nos deteníamos y suavemente Damon me sentaba sobre su regazo, escuché unos sollozos ahogados, me tomo un segundo más darme cuenta que era yo quien los profería.

Levante mi rostro, mire a mi alrededor buscando algo que me pareciera familiar, me encontraba en una casa que me era desconocida, ¿Cómo es que habíamos llegado tan rápido?¿dónde estaba exactamente?¿cómo es que me había tomado en sus brazos tan fácilmente?¿porque no había sentido el movimiento de su paso mientras avanzaba? ¿Cómo me encontró en el bosque?, recordé la primera vez que vi a Damon y la rapidez con la que había desaparecido cuando me encontraba tirada en la base del árbol donde todo había terminado, en esa ocasión su sigilo y su rapidez me llevaron a pensar en él como un vampiro, aunque eso era imposible, pero algo me decía que Damon no era humano, definitivamente no lo era, con este pensamiento volví mi vista al rostro de Damon con mis ojos abiertos ante la sorpresa de mi descubrimiento, noté como este me miraba con una preocupación claramente marcada en sus ojos y entendí que no me encontraba ahí por mera casualidad

-¿Damon?

-¿sí?

-¿Cómo llegamos aquí tan rápido? ¿Dónde estamos? ¿Cómo me encontraste en el bosque y que estabas haciendo tu ahí?- tenía muchas dudas y Damon debía resolverlas

-son demasiadas preguntas al mismo tiempo ¿no crees?- me respondió con una sonrisa ladina que ya comenzaba a serme tan conocida

- no trates de salirte por la tangente Damon y respóndeme- estaba irritada, necesitaba respuestas y solo Damon podría dármelas

-está  bien Bella, cálmate, estamos en mi casa, yo estaba paseando por el bosque ya que en este pueblo no hay un bar decente y estaba aburrido en casa, te encontré tirada en medio de un prado y te vi tan mal que decidí traerte, listo ¿estás más tranquila ahora?- Damon no perdía su sonrisa arrogante, solo que yo no dejé pasar el detalle de que no me respondió mi primer pregunta

-más o menos, pero no has contestado mi primer pregunta, ¿Cómo llegamos tan rápido? y por favor no me digas que fue un golpe de adrenalina porque esa escusa ya la he oído antes- en ese momento desapareció la sonrisa de sus labios y se torno serio de repente, me aparto de su regazo con cuidado y se levanto del sillón para inmediatamente comenzar a caminar de un lado a otro

-¿en verdad quieres que te contesté? ¿No te basta con agradecerme el haberte sacado de ahí antes de que ese cubo de hielo o esos enormes lobos volvieran por ti?- estaba seriamente alterado, de pronto se quedo callado, en sus ojos se podía ver la alarme de haber hablado demás, ¿a qué se refería con “ese cubo de hielo”?, en ese entonces recordé las leyendas que me había platicado Jacob sobre “los fríos”, entonces comprendí que se refería a ellos.

-¿cómo sabes sobre eso? ¿Qué eres Damon?- esa pregunta pareció sorprenderlo pues se quedo petrificado en un instante para después con un paso deliberadamente lento acercarse a mí con una mirada que denotaba que debería tenerle miedo, extrañamente, miedo, era lo que menos sentía en ese momento

-¿en verdad quieres saber?

- si

- bien, soy un vampiro

-¿Qué?- no podía hablar en serio, podía ver sus ojos y seguían siendo azules sin ningún rastro que me indicara que usaba lentillas, además podía sentir el calor de su cuerpo, era completamente imposible que él fuera un vampiro, esto solo logro irritarme - mira si no me quieres decir que eres, bien, pero no trates de engañarme con algo que evidentemente no eres, resulta que eh conocido vampiros antes Damon, salí con uno y tú no te ves para nada como uno, ellos tienen la piel fría y la tuya tiene una temperatura normal, además sus ojos eran dorados o rojos, en cambio los tuyos son azules, así que, si algún día quisieras decirme que eres tú en verdad, creo que sabes dónde encontrarme, así que ahora con permiso- me levanté como pude y me dirigí a la puerta a grandes zancadas, pero en menos de un segundo Damon ya estaba frente a mi bloqueando la puerta, su rostro a escasos centímetros del mío, sin pensarlo di un paso atrás ante la sorpresa de tenerlo tan cerca de esa manera

- me quieres explicar ¿cómo es que fuiste tan tonta como para salir con un “frio”? ¿Qué acaso no sabes que ellos no pueden detenerse hasta matar a su víctima?

- se mucho mas de ellos de los que te imaginas Damon- no iba a permitir que cuestionara mis actos, él no sabía nada en absoluto

- ah ¿en serio? ¿Y que podrías decirme tu sobre ellos que no haiga oído antes? anda ilumíname- esa sonrisa socarrona consiguió irritarme

- mira Damon yo no tengo porque decirte absolutamente nada respecto a Carlisle  y su familia eso es algo que a ti no te incumbe

-espera, dijiste “familia”, Bella exactamente ¿Cuántos, eran en esa “familia”? – no entendí el porqué de esa pregunta pero me vi hablando antes de siquiera procesar que tal vez no debería contestar a eso

- eran siete Carlisle y Esmee eran algo así como padre y madre para ellos, también estaban Rosalie y Emmett, Alice y Jasper, y también estaba… Edward- este último lo mencione con cierto recelo, esperando como siempre a que el dolor apareciera pero no sucedió, esto me hizo pensar que tal vez algún día en verdad sería capaz de olvidarlo

- pues sí que es raro, por lo que se los fríos normalmente no se reúnen en grupos tan grandes, les es muy difícil soportarse, y terminan peleando por sus victimas

- los Cullen son diferentes, ellos se llaman a sí mismos “vegetarianos” porque solo beben sangre de animales

- genial una familia completa de Stefans- comentó entre dientes, pero aun así alcance a escucharlo

-¿Cómo? ¿Quién es Stefan?

- es mi hermano, él también se alimenta de animales

- no sabía que tienes un hermano- me pregunté cómo sería su hermano

-hay muchas cosas que no sabes de mi- esa maldita sonrisa torcida logró reanimar mi previa irritación

-si eso ya lo sé, lo que nos lleva de nuevo a lo que eres tú en realidad ¿me lo vas a decir, o tendré que adivinarlo?

- ya te lo eh dicho, soy un vampiro, uno de verdad, no un cubo de hielo como tus Cullen, yo tengo colmillos y puedo usar la compulsión para hacer que las personas hagan lo que yo quiero, eso además de poder transformarme en un animal, yo prefiero el cuervo, los de mi especie también podemos proyectar nuestros pensamientos a las mentes de otros vampiros y lo mejor de todo mientras más viejos seamos mayor es nuestra fuerza

- Damon, ¿qué edad tienes?

- siéntate, en vez de estar contestando a tus preguntas te contare toda mi historia y después podrás preguntar lo que quieras ¿ok?

- muy bien, te escucho

-Nací en Mystic Falls en 1844, el primogénito de la familia Salvatore, mi madre murió al dar a luz a mi hermano Stefan.

Mi padre siempre lo prefirió a él a pesar de que yo era el mayor, aun así Stefan y yo éramos más que hermanos, muy buenos amigos, hasta que llegó Katherine a nuestras vidas, mi padre tenía la intención de casar a Stefan con Katherine, pero yo también me enamoré de ella en cuanto la conocí, tiempo después descubrimos que ella era un vampiro, aun así yo estaba profundamente enamorado de ella y ella de mi, o, al menos eso era lo que yo creía, Katherine jugó con ambos, a mi me hacía creer que me amaba y a Stefan lo hipnotizaba para que pensara que estaba enamorado de ella y nos hacía beber de su sangre, hasta que un día el consejo de la cuidad la descubrió al igual que al resto de los vampiros del pueblo y los capturaron y encerraron en la iglesia del pueblo para quemarlos, pero Emily la doncella de Katherine realizó un hechizo en el que los encerró en una tumba bajo las ruinas de la iglesia, al saber que Katherine había sido capturada mi hermano y yo nos culpamos el uno a otro de no haberla protegido y luchamos hasta matarnos el uno al otro, pero al tener sangre de Katherine en nuestras venas nos convertimos en vampiros, aunque para completar el cambio debíamos beber sangre humana de lo contrario moriríamos, yo deseaba morir, pero Stefan me obligó a completar el cambio haciéndome tomar sangre por la fuerza y entonces lo odie, así que huí de su lado.

Después me enteré de que solamente una bruja Bennett podía romper el conjuro que mantenía atrapada a Katherine, desafortunadamente unos días después Emily fue quemada junto con otras brujas, durante años vague por el mundo buscando a la descendencia de Emily para que me ayudaran a liberar a Katherine, aunque debo admitir que después de unas décadas desistí de esa idea y decidí que era momento de divertirme un poco y así lo hice, viaje a muchos lugares y conocí infinidad de personas a través de los años.

Hace poco más de un año decidí regresar a Mystic Falls donde se encontraba Stefan y conocí a Elena una chica que era la réplica exacta de Katherine, ella se robo toda mi atención desde el primer momento, pero ella se enamoró de Stefan fue entonces que me enteré de que Katherine nunca estuvo en la tumba, siempre estuvo libre y no le importamos ni mi hermano ni yo así que decidí olvidarla, solo que ella no nos olvidó y regreso a hacernos la vida complicada, esa maldita perra casi nos mató a todos en más de una ocasión, pero no lo hiso por pura diversión, tiempo después descubrí que estaba enamorado de Elena, ella también sentía algo por mi pero no podía decidirse entre Stefan y yo, tuvimos muchos problemas atravesamos tantas situaciones juntos, incluso pensé que se iba a quedar conmigo, hasta que finalmente Elena se decidió por mi hermano, ahora ella es un vampiro y estará con Stefan por la eternidad, así que decidí cambiar de aires y alejarme de la feliz pareja lo mas que pueda así fue como llegue aquí, y al encontrarte en el bosque esta tarde no pude más que sacarte de ahí

Escuché atentamente el relato de Damon, aun no podía creer que existiera otra clase de vampiro, una más cercana a los mitos, sentí pena por él, la historia se había repetido a sí misma en su vida y de nuevo había perdido, Damon estaba lastimado, al igual que yo.

Tenía tantas cosas en la cabeza era demasiada información en muy poco tiempo necesitaba pensar y asimilar todo lo que Damon acababa de confesarme.

-¿Qué, de pronto te quedaste sin habla? ¿O es que ya no tienes ninguna pregunta?-Damon se mostraba arrogante y con una sonrisa ladina plantada en el rostro

- no, es solo que no sé por dónde empezar, son demasiadas preguntas las que tengo en este momento, necesito saber un poco más acerca de tu especie, por lo que contaste ustedes se transforman si mueren con sangre de vampiro en su sistema ¿verdad?- me levante y comencé a caminar por la habitación de un lado a otro, un gesto nervioso que había adquirido de Charlie

- sí, así es Bella, pero aun después del cambio si no tomas sangre humana en cuarenta y ocho horas mueres de verdad

- ok, y ¿se queman con el sol?

- sí, la mayoría de nosotros se queman con el sol, lo único que me permite caminar bajo el sol es este anillo de lapislázuli hechizado por una bruja- me mostro en su mano un gran anillo con un escudo en el

- ese debe ser el escudo de tu familia ¿no?

- sí, es el escudo Salvatore, mi hermano Stefan tiene uno similar- ese escudo me hizo recordar que también los Cullen portaban un escudo las chicas en un collar mientras que ellos en unas muñequeras

-muy bien me dijiste que Stefan se alimenta de sangre de animal, ¿y tú? te alimentas de sangre humana ¿no es así?-

- así es Bella, yo tomo sangre humana, pero no mato a las personas, solo me alimento de ellas y les hago olvidar lo sucedido, en realidad no les causo daño- en ese momento me detuve, sabía que debía de esperar algo así, pero aun así el escucharlo de sus labios me clavó en mi lugar, al menos era sincero y no pretendía esconderme su naturaleza

-Damon, ¿alguna vez te has alimentado de mi?- claro que tenía que preguntar, después de todo si los hacía olvidar es probable que bien hubiera ocurrido y no lo recordara

-¡NO!- grito un tanto alarmado y con sus manos en frente como si quisiera detener ese pensamiento con las manos- claro que no, jamás me atrevería a hacer algo así sin tu pleno consentimiento y no, tampoco me eh alimentado de nadie en el pueblo, por si te lo preguntabas-ahora estaba más calmado, pero en sus ojos pude ver la desesperación por que le creyera, y así lo hice

- está bien, te creo, en realidad no sé porque, pero te creo, ahora dime, ¿sigues enamorado de Elena?- al preguntar esto una ligera sonrisa cruzó su rostro, aunque no duró mucho

- yo, creía que sí, pero ahora mismo no lo sé, creo que lo que siento por ella si es amor, pero no del tipo que se siente por una mujer, sino por una hermana, tal vez solo debía distanciarme para darme cuenta de que ya no pienso en ella de esa manera, o tal vez necesitaba simplemente conocer a alguien más, que me hiciera sentir así, aunque tal vez solo estoy cometiendo el mismo error otra vez, fijarme en alguien que no siente lo mismo por mi y que no está a mi alcance.

Me quedé sin palabras, entonces Damon se había vuelto a enamorar, eso era algo que yo también quería hacer volverme a enamorar, pero sabía muy bien que primero debía superar todo el dolor que Edward me había causado, ya estaba en un buen camino para lograrlo y el hecho de que ya no doliera su recuerdo era señal de ello.

- ahora, Isabella, dime, como fue que te topaste con esos “fríos” y sobre todo, como fue que te atreviste a salir con uno de ellos- nunca me gustó que me llamaran Isabella, sin embargo en sus labios sonaba de una manera tan… - Bella, si no quieres decírmelo ahora mismo, está bien.

- no, está bien, necesito hacer esto, además has sido honesto conmigo y es justo que te corresponda de la misma manera- me tomó algo de tiempo pero pude embarcarme en la historia de cómo había conocido a Edward y a los Cullen

 me mude a Forks cuando mi madre se volvió a casar, fui a vivir con mi padre, ahí conocí a los Cullen, Carlisle, Esme, Rosalie, Emmett, Alice, Jasper y  Edward, me enamore de él desde el momento en que lo vi, el fue mi primer amor, decía que primero me odio porque mi sangre era para él, mucho más atrayente que la de cualquier otro humano y eso ponía en peligro su secreto ante la posibilidad de perder el control sobre su sed, - Casi sonreí al recordar esto, la cara de odio puro que Edward me había lanzado aquel día-  después tuvo curiosidad por mi verás los Cullen tienen dones, dones que tienes como humano, para cuando te vuelves vampiro se amplifican, Carlisle su control, Esme su Bondad, Rosalie su Belleza y tenacidad, Emmett su Fuerza, Alice sus visiones, Jasper puede reconocer tus emociones y manipularlas, y Edward puede leer las mentes, todas menos la mía, eso lo hizo sentir curiosidad, después se enamoro, comencé a sospechar que no era humano después de un accidente que casi me mata y  en el que me había salvado de una muerte segura ,en cuanto pude comencé a hacer preguntas, eso solo logro molestarlo, los días posteriores pensaba estaba arrepentido de haberme salvado por su actitud hacia mí y después se había tratado de deshacer de mi diciendo que había sido un golpe de adrenalina lo que le había hecho correr tan rápido hacia mí, después durante una visita a La Push, mi amigo Jacob me contó algunas leyendas de su tribu, entre ellas la de “los fríos”, en ella mencionaba a los Cullen entonces todo encajó y le revelé a Edward que sabía que era un vampiro.

La cuestión es que comenzamos a salir todo iba bien un día estábamos jugando en un campo, cuando un grupo de nómadas llegó, eran tres James, Victoria, y Laurent, James se obsesiono con mi sangre y más al ver que era la protegida de un vampiro, comenzó un juego una cacería, Alice, Jasper y yo nos fuimos de Forks y Edward fue a perseguir a James pero este era muy listo, me puso una trampa me hizo creer que tenía a mi madre y que la iba a matar si no iba con él, cuando llegue resulta que no había nadie comenzó a golpearme mientras me grababa era parte de su plan para que Edward se vengara- pude ver como Damon se tensaba y comenzaba a abrir y cerrar sus puños- Me rompió una pierna, tres costillas y me mordió.-En este punto automáticamente comencé a recorrer la cicatriz en forma de media luna de mi muñeca

-¿Cómo sobreviviste?- Damon estaba absorto observando el movimiento de mis dedos en mi muñeca y de pronto comenzó a recorrerla también, su tacto se sintió tan bien que sería difícil describirlo

-Edward llegó estucho los pensamientos de James, lo mató, y después succiono el veneno de mi sistema, el dijo que no quería que me convirtiera en un monstruo sin alma como él, en mi cumpleaños 18, me corte con el papel su hermano Jasper, tenía problemas con controlarse y al oler la gota de sangre que brotó de mi dedo perdió el control completamente y me atacó, afortunadamente nunca logró alcanzarme ya que Edward me protegió, después de eso él se dio cuenta que yo no pertenecía a su mundo así que me dejó en el bosque diciendo que ya no me amaba, que estaba siendo alguien que no era y que se había cansado de pretender, que yo no era buena para él y así sin más se fue, dejándome rota, con un hueco en el pecho- no me había dado cuenta de que estaba llorando hasta que Damon pasó un pañuelo negro por mis pómulos limpiando las lagrimas que había derramado

- tranquila, sé lo que se siente y aunque no es agradable algún día lo superaras, lo se

- gracias Damon, si justo estoy en ese proceso y mi amigo Jacob me ayudo muchísimo en ese aspecto, él nunca me deja sola- dije recordando lo bien que lo pasaba en compañía de Jake y lo mucho que me había ayudado al distraerme de pensar en Edward

- ¿ah, sí? entonces ¿porque estabas sola en el bosque esta tarde?

-bueno, últimamente Jacob a estado un poco ausente, realmente no se en donde se ah metido pero estoy preocupada por él, la última vez que hable con él no sonaba muy bien, me gustaría verlo

- ya lo harás Bella, ahora, dime una cosa, ¿Qué era de lo que hablaba el “frío” contigo?

- su nombre es Laurent, y fue enviado por Victoria la pareja de James para ver si seguía protegida por los Cullen, afortunadamente llegaron esos lobos antes de que Laurent me matara, pero ahora Victoria sabe que estoy desprotegida y no tardara demasiado en venir por mi – en ese momento el cuerpo de Damon se tensó y de nuevo apretó los puños, abriéndolos y cerrándolos como si quisiera controlar su rabia

- Hey, tú no estás desprotegida, me tienes a mí, y si esa Victoria o como se llame intenta ponerte un dedo encima... – un gruñido bajo salió de su garganta asustándome un poco

Damon POV

No podía creer que ese maldito la hubiera abandonado en el bosque, sobre todo sabiendo que hay una vampira buscando venganza, de verdad que debía tener el cerebro congelado para hacer semejante estupidez, ver a Bella llorar solo me causó aun más rabia contra ese estúpido de Edwin o como sea, pero si algo tenía en claro era que no iba a dejar que ningún vampiro, frio o de mi especie le hiciera daño, no mientras yo viviera, a Elizabeth un vampiro me la arrebató y no permitiría que eso volviera a ocurrir.

Otra cosa que no entendía era como, si este Edward decía amarla tanto, no había querido convertirla y tenerla junto a él por siempre, tal vez era verdad lo que le había dicho a Bella y en realidad solo estaba jugando a ser un humano y cuando se cansó del juego simplemente se fue, juro que si llego a encontrármelo lo voy a… Agh contrólate Damon estas asustándola

- no te preocupes Bella de ahora en adelante estarás a salvo, lo prometo- y esa era una promesa que por nada del mundo rompería


ola chicas lamento mucho la tardanza pero habia estado un poco bloqueada estos dias y es por eso que los recompense con un capitulo mas largo espero lo hayan disfrutado y no olviden dejarme sus comentarios gracias

Capítulo 8: PRIMER ENCUENTRO Capítulo 10: Revelaciones ( completo)

 
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