destinos enlazados

Autor: rosaliewolfvamp
Género: + 18
Fecha Creación: 19/12/2012
Fecha Actualización: 27/05/2018
Finalizado: NO
Votos: 19
Comentarios: 38
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Capítulos: 16

 

Huyendo de Mystic Falls Damon decide alejarse pues ya no soporta más el estar cerca de Elena sabiendo que esta prefiere a su hermano Stefan, así es como llega a Forks y se encuentra con una joven a la que amó por desgracia ella no lo recuerda ¿será que su amor renacerá? que pasara cuando sepa que hay otros vampiros de diferente clase que sorpresas encontraran Damon y Bella ¿que sucedera cuando Edward decida regresar?

 

los personajes y algunas citas no me pertenecen, pertenecen a stephenie meyer y a L.J Smith

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Capítulo 7: Recuerdos

-¿Elizabeth?- no, imposible, pero era idéntica a esta joven, ¿Cómo?

No podía salir de mi perplejidad, me parecía imposible que esta muchacha fuera idéntica a mi querida Elizabeth, debía salir  de ahí, necesitaba tiempo para pensar, aproveche que la chica se talló los ojos para irme de ese lugar; corrí lo más rápido que pude, la velocidad vampírica no me parecía lo suficientemente rápido, no sabía a dónde ir ya que gracias a ese impulso había salido de Port Angeles apenas termine de alimentarme por lo que no había encontrado aun, un lugar donde quedarme y realmente no me apetecía volver al hotel de Port Angeles.

Finalmente llegue a un prado que parecía ser un círculo perfecto, me paré justo en el centro de este, y me deje caer ahí, apoyé mi cabeza y mis brazos sobre mis rodillas y dejé, por primera vez en muchos años, que los recuerdos de aquella época de mi vida inundaran mi mente.   

 

 

---Flashback---

 

 

Me encontraba en Chicago, había estado siguiendo las pistas que tenia sobre la familia Bennett, debía localizar a una bruja descendiente de Emily para que abriera la tumba donde estaba encerrada Katherine.

Estaba paseando por el mercado, tenía la esperanza de que las Bennett estuvieran por ahí, de pronto una joven un tanto distraída chocó conmigo provocando que las manzanas que cargaba cayeran al piso, rápidamente me dispuse a ayudarla, después de todo, vampiro o no seguía siendo un caballero y esta joven era una dama.

- disculpe, no era mi intención importunarle señor- se disculpó mientras se agachaba a recoger la fruta

- no se disculpe señorita, una dama como usted, no debería disculparse nunca- le dije mientras la ayudaba a juntar todas las manzanas que había tirado, en ese momento alzó su rostro para encontrarse con mi mirada, era hermosa, realmente hermosa, tenía unos enormes ojos del color chocolate más hermoso que había visto, que me miraban  con timidez, tenía una hermosa piel color crema, tan blanca y lisa, tan suave que parecía ser de porcelana y unos labios carnosos de un ligero matiz rosado que escondían una sonrisa disimulada, coronando sus ojos habían unas espesas pestañas obscuras y una cabellera castaña enmarcaba perfectamente su rostro, me quede asombrado con su belleza, simplemente no podía apartar mi vista de ella; en ese momento una mujer se acerco a ella tomándola del brazo al tiempo que le preguntaba si se encontraba bien.

- si madre me encuentro bien, solo estaba un poco distraída y choque contra el señor…- así que era su madre, bueno ciertamente parecía una versión más grande de ella solo que su madre tenía los ojos verde y su piel era ligeramente más obscura.

- Salvatore, Damon Salvatore, mucho gusto- completé tomando su mano y besándola suavemente a modo de saludo

- es un placer, señor Salvatore, mi nombre es Marice Dawson y ella es mi hija Elizabeth- Elizabeth un hermoso nombre el que llevaba esta hermosa joven que tanto me había impresionado

- unos bellos nombres para tan distinguidas damas- sonreí ladinamente mirando a Elizabeth, quien se sonrojo a tal grado que su piel parecía arder, al parecer su madre lo notó, pero lejos de molestarse sonrió complacida, al parecer la había agradado mi atención hacia su hija.

- muchas gracias señor Salvatore, es usted todo un caballero, disculpe mi intromisión pero no lo había visto antes por aquí es usted nuevo en la ciudad ¿no es así?- preguntó la señora Dawson con gran interés

- así es señora Dawson he venido a Chicago para establecerme por un tiempo, recién llegue de Italia y aun no conozco a nadie en la ciudad- no podía decirles que me encontraba siguiendo las pistas de una familia de brujas para que liberaran a mi amante vampiro.

- bueno en ese caso queda usted invitado a el baile de presentación que organizare mañana en honor de mi hija- se apresuró a entregarme un pergamino enrollado con un listón azul- mi hija recién alcanzó una edad casadera y ya que su antiguo prometido falleció hace unos meses de influenza española creo que sería una excelente ocasión para que se distraiga y para usted podría ser ocasión de encontrar a alguien que le interese y que conozca algunas personas de esta cuidad señor Salvatore- claramente la mujer estaba interesada en casar a su hija y por su… comentario, veía en mi un buen partido para ella, jajá, si supiera que quería casar a su hija con un vampiro seguramente no seguiría pensando igual. 

- me parece una excelente idea Sra. Dawson, me encantará asistir a su baile- la mujer sonrió abiertamente, tal pareciera que estaba más interesada en coquetearme ella que en tratar que me fijara en su hija- claro, si la señorita Elizabeth acepta concederme una pieza- al instante la joven se sonrojó notablemente, tanto que su piel parecía brillar - ¿Qué me dice señorita? ¿Apartará una pieza para mí?

- claro señor Salvatore, sería una grosería de mi parte no concederle una pieza a tan amable caballero- contestó Elizabeth sin apenas levantar la mirada, y, su rostro no perdía ese matiz rojizo aun; su voz era suave, y hablaba en un tono apenas audible para el oído humano, era evidente que la joven era bastante tímida.

 

Al día siguiente me encontré sorpresivamente ansioso, estaba esperando la noche para poder observar mejor a Elizabeth, había algo en ella que me había impactado a tal grado que no conseguía dejar de pensar en ella.

 

Al llegar a la gran casa de los Dawson un sirviente me recibió tomando mi invitación y haciéndome la señal de que entrara debía vivir ahí porque pude atravesar la puerta con facilidad, la casa era hermosa al entrar había una enorme escalera doble que se juntaba al termino de la misma en un descansillo que podía ser utilizado a manera de balcón, y justo en medio de esta había una pequeña sala donde había un par de damas conversando, a los lados había dos enormes cuartos, el del lado derecho tenía una sala de estar y parecía que los muebles habían sido movidos para dejar espacio a la improvisada pista de baile, mientras que el cuarto izquierdo era exclusivamente en enorme comedor dispuesto para un gran número de personas, había poca gente no era un baile demasiado concurrido, pero tampoco era demasiado intimo y había sirvientes caminando de un lado a otro ofreciendo bocadillos y copas de vino a los asistentes.

Me detuve a buscar a la invitada de honor, después de unos segundos la descubrí sentada en la salita que estaba en las escaleras, Elizabeth tenía la cabeza ligeramente agachada, vestía un sencillo aunque elegante  vestido de un color azul que le favorecía mucho a su piel, su cabello caía delicadamente en una cascada sobre su hombro en suaves ondas, se veía realmente hermosa, estaba asombrado con su  belleza, hacia ya muchos años que ninguna mujer lograba impresionarme de esta manera solo había habido otra mujer que me había fascinado tanto como Elizabeth y esa había sido Katherine.

La madre de Elizabeth se reunió con su hija poniendo una mano sobre su hombro, esta inmediatamente levantó la cabeza un poco, parecía que a su madre no le agradaba que Elizabeth tuviera una actitud tan tímida.

Lentamente me fui acercando a Elizabeth, inmediatamente la señora Dawson se adelantó a saludarme para darme la bienvenida, tomó mi brazo y me guió hasta su hija, le ordenó que me atendiera y se marchó.

- usted realmente no está disfrutando del baile ¿no es así señorita? –pregunté con una sonrisa ladina al tiempo que me sentaba a su lado

- no señor Salvatore, realmente no me parece que este sea un buen momento para celebrar un baile y mucho menos con la intención con la que lo ha dado mi madre- era la primera vez que la oía externar sus pensamientos, aunque claro en compañía de su madre seguramente era difícil que llegara siquiera a hablar por sí misma.

- entiendo que su prometido falleció hace poco, ¿es eso lo que le disgusta? ¿Lo amaba usted tanto?

- en realidad, no lo conocía, mi madre y su padre arreglaron nuestro compromiso, íbamos a conocernos unos días antes de que se realizara la boda pero fue entonces cuando él y toda su familia enfermó de gripe española y murieron, ahora mi madre quiere que me vuelva a comprometer, es esa la razón de este baile, tiene la esperanza de que le llegue a interesar a algún caballero lo suficiente para pedir mi mano.

- ya veo, disculpe mi intromisión pero  me gustaría saber el nombre de su prometido- realmente no sabía porque me interesaba saber el nombre de su prometido pero sentía una enorme curiosidad

- su nombre era Edward Anthony Masen, mi madre decía que era un gran partido y que yo podía llegar a entenderme con él, incluso dijo que su madre se llamaba Elizabeth al igual que yo, aunque creo que ella diría lo que fuera para que aceptara un matrimonio arreglado, desde que mi padre murió mi madre ah esperado con ansia que alcance la edad casadera para garantizarme un futuro, ella cree que la fortuna que nos heredó mi padre podría ser suficiente para vivir bien hasta que ella muera pero quiere que cuando eso suceda, yo no quede desamparada, por eso su empeño en casarme.

- si entiendo bien, mi padre también se empeñaba en casar a mi hermano menor con una joven de muy buena familia solo que mi padre lo hacía porque no quería que se quedara solo igual que él después que murió mi madre, solo que mi hermano murió poco después que ella muriera quemada en una iglesia que se incendio- por alguna razón comenzaba a abrirme con Elizabeth y es que ella era tan transparente, como un libro abierto, claro que no podía decirle toda la verdad, que yo también había muerto y que la joven que se suponía seria esposa de mi hermano era un vampiro y que había sido mi amante, ah, y que no estaba muerta sino encerrada en una tumba junto con muchos vampiros mas.

- y ¿Qué hay de usted? ¿También le buscó esposa su padre?- vaya la joven Elizabeth no había dejado pasar el detalle de que no había dicho nada sobre mi

-no, mi padre nunca se preocupó realmente de que yo no llegara a conseguir esposa- me agradaba platicar con esta joven, no la conocía y aun así, sentía que podía contarle todo y que no me juzgaría- mi padre nunca se interesó demasiado en mi, siempre se preocupó mas por Stefan mi hermano

-tal vez su padre no se preocupaba por usted porque sabía que era usted lo suficientemente fuerte como para valerse por sí mismo y observaba a su hermano más débil, tal vez esa era la causa de su preocupación ¿no había pensado en eso señor Salvatore?-cada vez Elizabeth me sorprendía mas con su manera tan perspicaz y madura de pensar

- pues ah decir verdad señorita Dawson no, no había pensado en esa posibilidad, siempre había pensado que eso era simplemente porque mi hermano Stefan era más parecido a nuestra madre y por eso nuestro padre lo amaba mas a él

-señor Salvatore mi padre una vez me dijo que no importa cuán buenos o malos sean los hijos un padre nunca deja de quererlos y no tiene favoritos pero que siempre se iban a inclinar a proteger más a quien más ayuda necesitara

- su padre era un hombre sabio- Elizabeth realmente me había puesto a pensar sobre las razones que pudo haber tenido mi padre para procurar tanto a Stefan, algo que no había hecho nunca ni siquiera durante mi vida humana

- sí, lo era, mi madre dice que algunas veces actúo como si hubiera heredado su sabiduría  y aunque sé que se que sonara a soberbia de mi parte me gusta pensar que así es, que aunque sea una pequeña parte de su infinita sabiduría se quedo conmigo

-pues si me permite señorita Dawson, yo creo que usted si posee una parte de la sabiduría de su padre, lo suficiente para que usted sea la persona que es ahora- Elizabeth se sonrojó ligeramente, en ese momento un joven se acerco a ella, extendió su mano y le pidió que bailar  una pieza con él, en ese momento me llene de celos, la joven Elizabeth estaba conversando conmigo y de pronto llegaba este… hombre a querer apartarla de mi lado, no lo iba a permitir

-discúlpeme caballero pero la señorita Dawson me había prometido una pieza y creo que estaba a punto de cumplir su promesa, así que ¿si me disculpa…?- extendí mi mano frente a Elizabeth un tanto temeroso de que no fuera a tomarla, sin embargo lo hizo, tomé su mano con delicadeza y la estreché suavemente entre mis dedos, al instante una especie de corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo, pude ver como Elizabeth se estremecía por lo que probablemente ella también lo había sentido.

 

Bailamos un par de piezas, después salimos al jardín donde continuamos conversando, no quería apartarme de ella, me parecía fascinante, su voz era como música para mí y sus ojos absorbían completamente mi mirada.

Esa noche no conseguí dejar de pensar en Elizabeth, se había metido muy profundo en mis pensamientos, aunque no lograba saber cómo era que esto había pasado, era imposible que me estuviera enamorando de ella de eso estaba seguro, yo solamente podía amar a Katherine, ella contaba conmigo para sacarla de esa tumba y jamás lograría dejar de amarla, estaba seguro de que no llegaría a enamorarme de nadie más.

 

Los días pasaban y cada vez me alejaba mas de mi objetivo, encontrar a la familia Bennett ya que mi mente se encontraba completamente concentrada en la joven Elizabeth; todas las tardes salía a caminar con ella, me encantaba escuchar sobre su vida, lo mucho que amaba a su padre, lo mucho que él la había amado, lo distraída y desinhibida que era su madre, sobre los deseos de su madre por que formara una familia y los anhelos que tenia Elizabeth de ver el mundo, de viajar y conocer aun más y lo mucho que amaba leer, así como sus preocupaciones por su familia, el dolor de perder a su padre y ver partir a su hermana hacia Londres; cada día que pasaba con Elizabeth hacia que mis sentimientos hacia  ella crecieran hasta que de un simple agrado por esta joven comenzara a sentir cariño que poco a poco se estaba convirtiendo en amor, un amor que no había experimentado antes, esto era mucho más grande que aquello que había sentido por Katherine.

 

Sabía que no quería que Elizabeth se alejara de mi, simplemente ya no imaginaba mi vida sin ella pero sabía que no me sería posible tenerla conmigo, al menos no hasta que le dijera la verdad sobre mi y convertirla en un vampiro igual que yo, pero tenía miedo a que al saber la verdad me despreciara, que se asustara de mi y quisiera alejarse, entonces tendría que irme, pero tampoco iba a permitir que por miedo a su desprecio, no pudiera quedarme a su lado.

Finalmente había tomado la decisión de confesarle toda mi historia, mientras paseábamos como todas las tardes, la guié hasta una banca que se encontraba un poco escondida entre un par de setos, le indiqué que se sentara y comencé a relatarle mi historia, todo desde mi enamoramiento de Katherine, mi rivalidad con Stefan por el amor de ella y como habíamos descubierto que era un vampiro, sobre cómo había sido descubierta y capturada por el pueblo de Mystic Falls para ser quemada en la iglesia junto con el resto de los vampiros del pueblo y de cómo Emily su doncella había hecho un hechizo atrapando a todos los vampiros de la iglesia en una tumba debajo de la misma, le conté de cómo Stefan y yo habíamos peleado por el amor de Katherine hasta matarnos uno al otro y convertirnos en vampiros ya que ambos teníamos sangre de Katherine en nuestro sistema y de cómo había odiado a Stefan por haberme obligado a tomar sangre humana para completar la transformación, le dije todo, absolutamente todo sobre mi vida hasta ahora, le dije también sobre mis habilidades y poderes, pero sobre todo le confesé cuanto la amaba y como no podía imaginar tener que vivir sin ella.

Elizabeth me miró todo el tiempo con suma atención, como si intentara asimilar con cuidado cada una de las cosas que le iba contando.

-¿entonces, sigue o no enamorado de Katherine? – después de todo lo que le había revelado Elizabeth se había tomado un tiempo para digerir toda la información.

- ¿eso es todo? después de todo lo que le acabo de decir ¿esa es su única pregunta?- estaba completamente anonadado, estaba actuando como si el que le dijera que soy un vampiro fuera lo más normal de mundo, como decirle que mi cabello era negro, no podía creer que estuviese tomando esta situación con tanta naturalidad, tal vez estaba en estado de shock y aun no reaccionaba.

- bueno, no, en realidad no es mi única pregunta pero si la primera en la que puedo pensar, vera señor Salvatore, Damon- le había pedido que me llamara por mi nombre, se oía tan bien en sus labios- el que me haiga revelado que es un vampiro no es algo que me asuste, tal vez crea que estoy loca o que algo me falla en la mente, pero le creo, creo en su historia y en que no me haría daño, pero antes de tomar una decisión necesito saber ¿Qué  pasara después? cuando logre liberar a la señorita Katherine? además, yo voy a envejecer Damon y tu seguirás estando igual, o, ¿acaso planea convertirme en vampiro?

- la verdad, señorita Dawson es que no se que pasara con Katherine, sé que tengo una responsabilidad con ella, solo yo se que está atrapada y como liberarla, así que lo hare pero después no se qué va a suceder, aunque lo más probable sea que vaya en busca de Stefan, ella siempre estuvo enamorada de él y con respecto a usted Elizabeth, yo espero que sea usted quien decida si desea o no convertirse en un vampiro, Elizabeth  yo no pienso forzarla a nada y si desea continuar siendo humana yo lo respetare, y sin importar nada, siempre voy a estar con usted, mientras usted desee tenerme a su lado ahí estaré, como humana o como vampiro eso no va a cambiar, yo la amo- tomé su mano y la miré a los ojos, necesitaba que entendiera que no iba a permitir que nada nos separara, si ella me aceptaba- quiero que estemos juntos Elizabeth.

- le creo, aunque usted debe darme tiempo, necesito pensar, aunque debo confesarle que yo también lo amo, solo necesito tomar una decisión, si continuo como humana o no- Elizabeth se levantó delicadamente y se marchó, entendía que era mucha información para digerir y grandes decisiones que tomar, sin embargo estaba seguro de una cosa, sin importa su decisión iba a estar con ella.

Esa noche me decidí a pedir su mano, no me costó demasiado convencer a su madre de organizar una cena, incluso no necesite la compulsión, la señora Dawson siempre estaba encantada ante cualquier cosa que yo le pidiera, sobre todo si se trataba de Elizabeth, la señora Dawson se encargó de organizar todo para el siguiente día en la noche, invitó a sus amistades más cercanas e importantes ya que deseaba que la noticia del compromiso de su hija se difundiera.

 

Al llegar a la casa Dawson ya los invitados se encontraban ahí, la joven Elizabeth lucía especialmente hermosa esa noche; se encontraba en la misma sala donde la había encontrado en el primer baile al que acudí en esa casa.

- buenas noches señorita Elizabeth, luce usted hermosa esta noche- le saludé tomando su mano y delicadamente posé un beso en el dorso.

- buenas noches señor Salvatore, es usted muy amable- me sonrió ligeramente, al tiempo que se sonrojaba y agachaba un poco la cabeza

-le gustaría dar un paseo por el jardín, señorita Dawson-le tendí mi mano para que la tomara, Elizabeth simplemente la tomó si decir palabra y comenzamos a caminar rumbo al jardín, lentamente nos dirigimos a una de las bancas del jardín, Elizabeth se sentó y levanto su mirada para encontrarse con la mía.

- he tomado una decisión, Damon, deseo convertirme en vampiro y estar a su lado, también le ayudare a encontrar a esa familia de brujas y juntos liberaremos a Katherine

-claro que si, y estaremos juntos Elizabeth, Katherine será liberada y entonces será libre de ir a donde desee, incluso podríamos buscar a Stefan, me gustaría que lo conociera, la amo Elizabeth, siempre estaré con usted.

 Elizabeth abrió la boca para decir algo más, pero en ese instante un sirviente la interrumpió para avisarnos que la cena estaba servida y que debíamos pasar al comedor.

La cena se veía deliciosa, aunque a  mi paladar no sabía tan bien como lucía, había estado un poco nervioso durante la cena, quería hacer esto de la manera correcta, si Elizabeth iba a estar conmigo debía hacerlo bien. Todos habían terminado ya el postre cuando me puse de pie y llame su atención con mi copa, haciéndola sonar con un tenedor.

 - buenas noches damas y caballeros, aprovecho esta ocasión para agradecer a la señora Dawson por esta maravillosa velada que está ofreciendo, también quiero aprovechar su atención para pedirle a la señora Dawson formalmente me conceda la mano de su hija Elizabeth en matrimonio- la señora Dawson se levanto de su lugar, camino hasta el asiento de Elizabeth y posó una mano sobre su hombro.

-señor Salvatore, es un placer para mi conceder la mano de mi hija a tan ilustre caballero- la señora Dawson apretó ligeramente el hombro de su hija y regresó a su lugar en la mesa

Me acerque lentamente a Elizabeth, quien me miraba expectante e interrogante, me puse sobre mi rodilla izquierda y saqué de un bolsillo un pequeño cofre de madera, el mismo en que mi padre le había entregado su anillo a mi madre, el mismo que él le había dado a Stefan para que se lo entregara a Katherine y que yo le había quitado tiempo después, ahora contenía el anillo que le entregaba a Elizabeth para que aceptar ser mi esposa.

 Abrí el pequeño cofre mostrando así un anillo de oro con un solitario diamante en el centro, el anillo era sencillo pero elegante y hermoso a la vez, al igual que Elizabeth quien era muy sencilla pero con una elegancia y una belleza innata que nadie podía negar.

-Mery Elizabeth Dawson, ¿me haría el honor de aceptar ser mi esposa y pasar la eternidad juntos?

- si Damon Salvatore acepto casarme con usted- inmediatamente me levante y la tomé entre mis brazos, no podía estar más agradecido con la “vida” que tenia, aunque en un principio desprecie mi condición vampírica había sido esa misma condición la que ahora me daba la enorme alegría de conocer a Elizabeth y que ella formara parte de mi existencia.

 

Fijamos la fecha para dos semanas después ya que ni Elizabeth ni yo deseábamos esperar más tiempo para estar unidos, pasaban los días con exagerada lentitud; esperaba con ansias que llegara el día en que Elizabeth y yo uniéramos nuestras vidas.

La señora Dawson había organizado una cena el día antes de la boda ya que Clara, la hermana mayor de Elizabeth había viajado desde Londres con su familia para estar presente en nuestra boda y poder convivir con su hermana.

Clara tenía dos pequeños hijos de tres y seis años, ambos con un resplandeciente cabello rubio al igual que Clara y su esposo James; el mayor tenía los ojos azules como su padre, mientras que el menor los tenia verdes igual que su madre, aquel niño me recordó a mi hermano Stefan, lo extrañaba tanto, aunque jamás me atrevería a decirlo en voz alta. La cena transcurrió tranquilamente, Clara y su esposo eran muy agradables, se podía ver que se amaban profundamente, casi tanto como yo amaba a Elizabeth.

La mañana de la boda deseaba con ansias ver a Elizabeth, necesitaba verla y saber si estaba completamente segura de su decisión de convertirse. Al llegar  a la casa Dawson fue una sirviente a quien reconocí como la doncella de la madre de Elizabeth la que me recibió entre lagrimas y me indicó que la señora Dawson estaba en la habitación de Elizabeth y que debía pasar, en ese momento sentí que el corazón se me estrujaba, un terrible presentimiento me asaltó, corrí lo más rápido posible a velocidad humana ya que la sirviente aun estaba observándome; al llegar a la habitación de Elizabeth, me encontré con la señora Dawson llorando desgarradoramente y al médico de la familia con la cabeza agachada y negando vehemente, mientras ponía su mano sobre el hombro de Marice Dawson a manera de consuelo; entré intempestivamente a la habitación y lo que encontré se gravó en mi memoria con fuego y un dolor insoportable, Elizabeth, mi amada Elizabeth yacía sobre su cama bañada en sangre, con la garganta desgarrada y una expresión horrorizada deformando su bello rostro, me quedé clavado en mi lugar durante unos segundos que parecieron eternos, en cuanto mi cuerpo volvió a reaccionar me lance sobre la cama y tomé a Elizabeth entre mis brazos, pude ver de cerca su cuello, había sido un vampiro quien había matado a mi hermosa Elizabeth; traté de buscar algún rastro, alguna pista que me llevara hasta el maldito que había acabado con la vida de mi amada, pero no pude encontrar nada, absolutamente nada, el maldito era muy inteligente; y ahora ya no quedaba nada que me anclara a este mundo, nada, solamente un inmenso dolor y un corazón roto, no, desgarrado, era demasiado insoportable, ya no quería sentir nada era demasiado dolor, así que decidí apagar mi humanidad, de nada servía sentir si lo única que podía sentir era dolor.

---Fin flashback---

Permanecí horas recordando a mi amada y los años que pasé sin sentir nada ni remotamente parecido a lo que Elizabeth me había hecho sentir, hasta que llegó Elena a mi vida, ahora de nuevo estaba solo, Elena había escogido a Stefan y Katherine a la que pasé tanto tiempo tratando de liberar de la tumba, ni siquiera estaba ahí la muy perra había estado libre todo el tiempo y jamás había tenido la intención de buscarme, claro, ella también prefería a Stefan.

Ahora estaba aquí en medio del bosque después de encontrarme con la perfecta doble de Elizabeth, no sabía si era una coincidencia, o el destino que me devolvía a mi amada, lo que si sabía era que no permitiría que se me volviera a escapar entre mis dedos, esta vez cuidaría de ella como lo más valioso del mundo y no dejaría que nada ni nadie me la arrebatara de nuevo, la conquistaría de nuevo y estaríamos juntos, esta vez, para siempre.

Capítulo 6: Reencuentro Capítulo 8: PRIMER ENCUENTRO

 
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