Planes.
Capitulo veintiuno
Un exquisito calor inundaba sus cuerpos, los brazos de Edward la envuelven junto a su cuerpo, ella de espalda a él, quien tenía su rostro escondido en el cabello marrón de la joven, podía sentir como Edward respiraba acompasadamente; su
s piernas entrelazadas proporcionándoles mas intimidad, sus cuerpos desnudos dormían en armonía y una exquisita paz los envolvía.
Isabella se remueve inquieta, siente como una tibia mano descansa sobre su abdomen e inconscientemente la acaricia con sus dedos; a regañadientes abre sus ojos, frunce su seño tratando de acostumbrar su vista a la luz que entraba por las ventanas de la habitación de Edward, iluminando sus cuerpos desnudos.
Trató de ser lo más delicada posible en removerse, el abrazo de Edward que la tenia encarcelada, se sentía demasiado acalorada, trato de no despertarlo pero Edward protesto pegándola más a su pecho, Isabella sonrió y con algo de dificultad se volteó hacia él quedando frente a frente.
“Oh Diablos es tan hermoso, sus parpados, sus cejas pobladas, como sus labios están entreabiertos”
Paso su mano delineando lentamente cada una de sus preciosas facciones mientras él dormía; jugó con sus narices tiernamente apenas rosándose y la mano de Edward que ahora descansaba sobre la cintura desnuda de Bella comenzó a moverse de arriba abajo acariciándola.
—Lamento haberte despertado— susurró avergonzada, Edward suspiro y frunció adorablemente su seño tratando de acostumbrarse a la luz de la habitación; Isabella miraba cada uno de sus gestos, le provoco gracia como Edward arrugaba su nariz.
—Me encanto despertar asi— dice él acercándose hacia la boca de Bella, no tardan en unir sus labios, Edward toma la cintura de Bella acercándola a él lo más posible, acaricia su cintura desnuda, sus dedos se deslizan a través de su piel suavemente— ¿Cómo te sientes? — pregunta de pronto, mirándola fijamente a los ojos, Isabella escode su rostro en su pecho, siente como sus mejillas comienzan a calentarse y solo susurra.
—Bien.
—No te avergüences— murmura él, dejando un tierno beso en su cabello, con una de sus manos levanta el rostro de la joven, frota sus narices delicadamente— Me encanta hacerte el amor Isabella.
Ella siente como un montón de mariposas jugaban en su vientre, centrándose en aquella parte intima que hace algunos momentos atrás sentía incomoda.
—Te Amo mi roba besos— Edward sonríe torcidamente lo que provoco que Isabella suspirara profundamente como una loca enamorada.
Edward se acerca a sus labios, puede sentir la tibieza de sus cuerpos, la necesidad, el amor y la pasión que inundaba la habitación, moja sus labios y apenas rozando los de Isabella susurra.
—También te amo mi pequitas— y unieron sus labios suavemente, tal como la noche anterior se deseaban desde lo más profundo de su ser.
Isabella se acuesta sobre su espalda y Edward se queda a su lado de costado apoyándose en su codo mirándola fijamente, ella tiene la intención de subir la sabana y ocultar su pecho desnudo, pero él la detiene, se miran y una vez más las miradas pueden transmitir mucho más que las palabras.
—Eres hermosa, no te ocultes…— Isabella traga saliva y asiente tímidamente, Edward alza su mano libre y acaricia su garganta, sus dedos son delicados, como el suave toque de una pluma, pasa su mano por entremedio de sus pechos, por su estomago y sigue bajando hasta llegar a su vientre bajo— Jamás de ocultes de mi… te amo preciosa, te amo tanto— murmura cerca de su oído, Isabella lo mira y quiere responder a sus declaraciones, pero Edward comienza acariciar su intimidad lentamente, Isabella cierra los ojos con fuerza y su respiración comienza a dificultarse, Edward mientras la toca en aquella parte tan intima comienza a besar su rostro, dejando pequeños besos e incluso tímidos sobre sus mejillas, su respingada nariz, su frente, y deteniéndose en su boca.
Sus lenguas se encuentran deseosas, la joven ahoga un gemido en su boca, los dedos de Edward comienzan a jugar con su clítoris, y puede sentir en su muslo como el miembro de Edward comienza a despertar.
—Oh Edward…— gime en su boca, abre sus piernas para darle un mejor acceso a sus mágicos dedos que hacen un increíble trabajo.
Alza su mano acariciando y tirando del cabello de Edward provocando un exquisito gemido.
Él acelera sus movimientos, puede sentir la humedad de su novia contra sus dedos, Isabella formo una “O” con sus labios.
—Mírame…— Edward pide con voz ronca, la joven hace un esfuerzo casi sobrehumano para no cerrar sus ojos, tira del cabello de Edward cuando alcanza su punto culmine, gimiendo, arqueando su espalda, Edward se inclina para besar sus labios sin delicadeza, siente como su miembro palpita, y reclama por atención— Me vuelves loco— susurra él, su mano hace el mismo recorrido, y se concentra sobre su pecho izquierdo, juega con su pezón, lo tira con sus dientes, lo lame, lo chupa sin contemplaciones.
—Edward…— Isabella siente su cuerpo acalorado y sudoroso, ella ha disfrutado pero Edward no… y aquello la apena, quiere dejar la timidez de lado y arriesgarse a tocarlo como él lo hizo hace unos instantes atrás.
—Humm— Responde él aun entreteniéndose en los pezones hinchados de Isabella, ella lo empuja suavemente y ahora él cae sobre su espalda mirándola confundido.
Ella se ubica como estaba Edward hace unos instantes, se inclina hacia su rostro besando tiernamente cada una de sus facciones, se concentra en sus labios y lentamente su mano bajaba hacia su pene erecto, siente como las mariposas vuelvan por su cuerpo, como su corazón galopa rápidamente en su pecho, relame sus labios y toma el miembro de Edward entre su pequeña manito.
—OH… Bella— Gime él cuando Isabella con nerviosismo comienza acariciarlo de arriba abajo, sus movimientos son tortuosamente lentos, se siente casi poderosa al ver como Edward reacciona a causa de sus caricias inexpertas.
De la base a la punta, de la punta a la base, una, dos, tres veces…y cada tanto apretaba su agarre, a Edward parecía gustarle ya que gemía constantemente y respiraba con mucha dificultad, tenía a Isabella demasiado excitada.
—Bella…A-mm-or— dijo entrecortadamente mirándola a los ojos, ella le sonrió tímidamente, y él echa su cabeza hacia atrás, toma la mano de Bella entre las suyas, no quiere venirse en su mano.
—¿Q-ue..? — Isabella se siente confundida, y él le sonríe, alcanza un condón de su mesa de noche, y se lo pone rápidamente, se sienta en la cama apoyando su espalda al respaldo, Isabella gatea hacia él y se sienta a horcajadas sin unir sus cuerpos.
Edward pasa sus manos por la cintura descansándolas en su espalda, abrazándola y pegándola a su torso, su rostro queda a la altura de su pecho.
Isabella pasa sus manos por el cabello de Edward y él deposita un beso ahí, justo donde su corazón late desenfrenadamente.
Isabella mueve sus caderas, sintiendo como el miembro de Edward esta bajo su sexo sin introducirse, ambos gimen, ella levanta un poco sus caderas y acomoda el pene de Edward en su entrada y lentamente baja sobre él… introduciéndose por completo, llenándola por completo.
—Ahh— gimieron en sincronía, Bella despeja el rebelde cabello de Edward que estaba en su frente, besa tiernamente su cabeza y abrazados comienza a moverse lentamente, gimiendo sus nombres.
Él la abraza con fuerza, levanta su rostro y Bella lo está mirando, unen sus labios mientras los movimientos comienzan acelerarse, sus caderas se unen una y otra vez, sus respiraciones se dificultan, sus cuerpos unidos y sudorosos hacen el amor.
—Oh…por dios…—Gime Bella a sentir como el orgasmo comienza aturdir sus sentidos, Edward la ayuda a moverse más deprisa con sus manos sobre sus caderas.
—OH…— Isabella gime al unisonó con Edward cuando el clímax se apodero de sus cuerpos, dejándolos aturdidos, sus ojos jamás dejaron de conectarse, Edward la abraza y la aprieta más hacia su cuerpo, se besan con delicadeza.
—Te Amo mi Pequitas preciosa— Ella le sonríe tímidamente.
—Yo también, jamás lo olvides—
*
*
*
Isabella acababa de salir de la habitación de Edward, su cabello húmedo caía sobre su espalda, mojando levemente su sweater, Edward le sonríe desde la cocina, mientras prepara leche y saca un paquete de galletas de un cajón.
—Ten— deja un vaso de leche sobre la encimera de la cocina, Isabella le sonríe y toma el vaso entre sus labios, toma un largo sorbo, necesita recuperar energías, se siente cansada por tanta actividad física… el pensamiento la hace sonrojar.
—¿En qué piensas? — Edward acaricia su mejilla sonrojada, Bella la sonríe con ternura y niega con la cabeza.
—Tengo que volver a casa, mira que más tarde tengo universidad, y tú tienes que trabajar— Él asiente lentamente, odia ir a trabajar pero necesita ir.
—Te paso a dejar a casa bebe, vamos— Besa delicadamente su frente y Bella pasa sus brazos por la cintura de él, abrazándolo fuertemente.
—Gracias por…por amarme— Edward la rodea con sus brazos y besa su cabello.
—Gracias a ti por permitirme estar en tu vida— Ella sonríe contra su pecho, no sabe que hizo en otra vida para merecer a un hombre que la amara tanto, se siente como una adolecente de quince años, tiene ganas de saltar, gritar a los cuatro vientos que Edward Cullen es suyo completamente suyo.
Después de desayunar Isabella toma su bolso que la noche anterior había quedado en el sofá de living, saca su móvil para ver la hora cuando ve veinticinco llamadas perdidas, palidece
—Mierda…— susurra mirando las llamadas, la mayoría de sus padres; de Emmett, incluso dos de Ian ¿Qué diablos?
—¿Sucede algo Pequitas? — Edward la abraza por detrás, pegando su pecho a la espalda de ella, entrelazando sus brazos sobre su estomago y apoyando su mentón sobre el hombro de ella.
—Me llamaron toda la noche, te dije que comenzaría la tercera guerra mundial por no llegar a casa— trato de bromear pero su voz sonaba preocupada, Edward la suelta y la voltea, quedando frente a frente.
—Lo siento, es mi culpa no debí pedirte que te…—
—Shh, calla… no me arrepiento de nada, ahora vamos— le da un beso fugaz en los labios y se dirigen hacia el estacionamiento.
Se dirigieron hacia la mansión Swan, sus manos iban entrelazadas sobre el muslo de Bella, ambos sonreían como dos locos enamorados.
—Me disculpare con Charlie— dice de pronto Edward— él confió en mi y bueno… se preocupo— Isabella sonríe negando con la cabeza.
—Déjame hacer esto sola— tenía un presentimiento en su corazón— por favor.
—¿Cómo crees? no dejare que te regañen a ti por mi culpa— Isabella puso sus ojos en blanco.
—Edward soy una adulta, no me obligaste que a quedarme contigo, lo hice por que quise… ahora mis padres tienen que entender que no tengo quince años, soy mayor de edad— Edward la dejo tranquila mientras conducía.
Pronto se encontraron frente a la casa de los Swan, Isabella se voltea mirando a su novio entrecerrando sus ojos.
—Que tengas un buen día en el trabajo— él asiente, Isabella sonríe triunfante — Edward vete ¿sí?, puedo manejar esto sola— él suspira profundamente poniendo sus ojos en blanco
—Está bien— dice tranquilo, la joven le sonríe tiernamente.
—Buen chico, te llamare más tarde, te amo— junta sus labios en un beso corto y baja del volvo, camina unos cuantos pasos hacia la entrada cuando siente un portazo a su espalda, se voltea confundida y ve a Edward caminar tranquilamente hacia ella con una hermosa sonrisa torcida en su labios.
—¿Qué haces aquí? — “que pregunta más estúpida”, se recrimina, él no borra la sonrisa de sus labios y pícaramente la guiña un ojo.
—Acompañándote, ahora vamos…¿no creíste que me rendiría tan fácilmente Isabella?, soy terco deberías saberlo— Ella se queda en silencio.
—Necio.
—Ese es mi segundo nombre— ríe él, Isabella frunce el seño y se encaminan hacia la puerta, donde una muy desesperada René les abre la puerta.
—¡Hija! ¡Hija estas bien! — prácticamente la tiro a sus brazos, abrazándola fuertemente, toco su rostro con sus manos, tratando de creer que estaba sana y salva.
—Lo siento mama, solo que se me… paso la hora— René se separa de su cuerpo mirándola con el seño fruncido… “diablos está molesta”; Isabella pocas veces la había visto molesta, y esta vez no se salvaría, sabía que había actuado mal en no avisar pero no era para tanto ¿o sí?
—¡¿Cómo se te puede pasar la hora Isabella?! ¿Puedes entender lo preocupada que estaba?...¿qué pasa si te hubiese pasado alg…—
—Tía René lo siento, fui yo el culpable— Hablo Edward por primera vez, Isabella mira a su novio estupefacta.
—Edward, tendremos que hablar contigo seriamente jovencito, sabes que te quiero como a un hijo… pero… pero— lágrimas comenzaron a salir por los ojos claros de René Isabella se sintió mal y la abrazo, se tenso al notar quienes estaba a las espaldas de René… Charlie, Emmett e incluso Ian miraban la escena en silencio, ¿habían estado ahí todo el tiempo?
—Edward, acompáñanos por favor— Charlie estaba tranquilo, Isabella frunció el seño.
—¡Ey! ¡ey! ¡ey!— dijo tomando la mano de Edward deteniendo su andar; todos la miraron confundida, incluso su novio— Tu no vas a ningún lado— se dirige hacia Edward— Papá, Edward no tiene nada que ver en esto…— Estaba nerviosa, no quería que sus padres vieran esta relación como algo negativo.
—Hija, solo quiero hablar con él— La calma de Charlie la tenia completamente desconcertada, René asiente hacia su esposo, y se encaminan hacia el estudio.
—No tienes por qué ir si no quieres— Le dice Bella a su novio, él acaricia su mejilla tiernamente y besa su frente.
—Si no salgo vivo de adentro recuerda que te amo— ambos sonrieron
—Tienes que trabajar— dice ella, él se encoge de hombros restándole importancia.
—te amo.
—yo también— él la abraza y se pierde de camino al estudio.
Isabella siente su rostro arder, Emmett está apoyado sobre el arco que da hacia el living con sus brazos cruzados e Ian… la mira fijamente a los ojos, habían pasado semanas que no sabía de él.
—Hola— susurra de pronto muy tímida, de pronto siente como unas manos aparecen sobre el estomago de Emmett, abrazándolo por detrás.
—Hola tesoro— Rosalie le susurro a Emmett, él le sonríe.
—Bueno hermanita, para la próxima avisa, mira que mamá estaba histérica, no la veía asi desde que…— de pronto se calla, Isabella frunce el seño sabe a qué se refiere su hermano y su corazón comienza a palpitar al imaginar a René completamente destruida cuando Renata la robo de sus brazos.
—Bueno aquí perdemos el tiempo, Adiós isabella— Dice la rubia, Isabella pone los ojos en blanco, Rose es un fastidio. Su hermano con su novia salen sonriéndose de la casa.
—Me alegro que estés bien— Ian susurra sonriéndole sinceramente, ella suspira levantando la vista de sus pies, Ian se ve extraño.
—¿Cómo estas tu? — Pregunta ignorando su comentario, ella se acerca a él y se abrazan como dos viejos amigos.
—Bien, dentro de lo que se puede— Ian le sonríe y acomoda un mechón del cabello de la joven que se había salido de su lugar.
—Me alegro… ¿tus abuelos? — él sonríe con satisfacción a escuchar a Bella como se preocupa de sus únicos familiares vivos.
—Bien, muy bien… esperan venir en los próximos meses— Ella le sonríe tiernamente y el no puede evitar preguntar.
—¿Eres feliz ahora? — Isabella se siente incómoda, no quiere tener este tipo de conversación con Ian, pero a pesar de todo asiente con su cabecita.
—Sí, Edward es un buen hombre Ian— él le sonríe con tristeza y suspira profundamente tratando de ignorar el nudo que se le formo en su garganta, extrañaba a Bella… la extrañaba mucho.
—Lo sé aunque aun no me agrada— ambos se sonríen, Bella negó con la cabeza.
—¿Llevas mucho tiempo en casa? — él niega con su cabeza.
—Nop, René me llamo por que prácticamente estabas desaparecida por la vida, y temía que te habían secuestrado— Isabella puso sus ojos en blanco.
—Es una tontería, tengo veinte años no diez— él solo se encogió de hombros restándole importancia.
—Me alegra de todos modos que lo haya hecho, no hubiese tenido el valor para venir a verte sin motivo alguno— Isabella nuevamente se incomoda.
—Ian…yo…—
—Disculpa no quise incomodarte, amigos ¿recuerdas? —
—No sé si ahora sea lo mejor, mira necesito que seas feliz no quiero que te afecte verme con Edward — Isabella se sonroja al nombrarlo, las imágenes de la noche anterior y de hoy por la mañana vuelven a su mente.
—Me encanta verte feliz… aunque no sea conmigo lo entiendo, soy tu amigo a pesar de todo pequeña— Ella suspira y ambos se abrazan fuertemente, no quería ser egoísta, Ian tenía que ser feliz… como ella lo era ahora.
De Pronto sienten como carraspeo interrumpe su conversación, Isabella suelta a Ian y voltea para mirar a un Edward con su adorable seño fruncido.
—Hola Ian— saluda él por cortesía, ni siquiera tenía ganas de hacerlo, pero dada la conversación que había tenido con los padres de Bella hace momentos atrás más aun cuando ellos están detrás de él no quería ahora sumarle que era un mal educado, Esme estaría orgullosa de él.
—Hola…— respondió el aludido — Bueno me voy— Ian toca sus bolsillos para comprobar que su móvil estaba en ellos.
—Creo que es lo mejor que puedes hacer— Isabella mira a Edward con el seño fruncido ¿Qué fue eso? Oh diablos no puede seguir celoso de Ian.
—Creo que es mejor que te calmes hijo— aconsejo René golpeando suavemente su espalda— Hija tengo que hablar contigo— entrecierra los ojos.
—Bueno Bella— Ian ignora los comentarios de Edward, acerca sus labios hacia las mejillas de Bella y Edward ve todo rojo por un momento, se trata de calmar, Ian pasa a su lado y ambos se fulminan con la mirada e Ian se pierde por la puerta principal de la casa.
—René amor… Ven por favor— Charlie se lleva a su esposa de la sala para que ambos muchachos conversen cómodamente.
—¿Qué dijeron? — pregunto Bella tomando asiento en el sofá de su casa, Edward aun con su seño fruncido, se sentía celoso de Ian… muy celoso.
—Nada— responde secamente, mira la hora en su celular.
—Creo que debería irme al trabajo— comenta él, Isabella lo mira confundida.
—Pensé que no irías — se levanta del sofá cercándose hacia él— Edward no seas terco— Alza su mano acariciando levemente la arruguita que se forma entre sus cejas— ¿aun no entiendes que te amo a ti?, que me entregue a ti porque te amo, que se desarrollo la tercera guerra mundial al quedarme contigo ayer por la noche ¿pero sabes qué?... no me arrepiento en lo absoluto, lo volvería hacer una y mil veces más, solo para tenerte conmigo— le susurraba contra sus labios, Edward suspiro dándose por vencido, tomo la pequeña cintura de Bella entre sus brazos.
—Te amo bebe— susurra él jugando con sus narices, ella la sonríe coquetamente.
—Yo también mucho, y no seas terco— él la sala la lengua juguetonamente.
—Bien es mejor irme al trabajo, no quiero que me despidan… recuerda que tengo que comprar un comedor— Isabella ríe.
—Me da igual comer en el suelo… — dice coquetamente cerca de su oído— prefiero comer en la cama.
Edward la mira impresionado, Isabella frunce su boca y baja la mirada avergonzada… Edward iba a contestar cuando René llama su atención.
—Hija…
—Ya voy mami—
No quería tentar a su suerte, asi que acompaño a Edward a la salida y se despidieron rápidamente, prometiendo que se volverían a ver dentro de la semana.
—Hija ven— Llama René desde la cocina, Charlie quien venía con su maletín listo para salir hacia algún lugar le guiña el ojo, al parecer no estaba tan enfadado como lo estaba René, suspira preparándose para lo peor.
—Tú papa me advirtió— dijo sin mirarla— que no hablara contigo, que él lo haría pero no puedo dejar pasar esto Bella, estuve toda la noche preocupada pensando en que algo o alguien pudo haberte hecho daño— limpio una lágrima que descendió por su mejilla.
—Mama lo siento— René la miro a los ojos.
—No tengo inconvenientes que te quedes con Alice, o fuera de casa pero tienes que informarme de ello, Hija no quiero que nada te suceda, no quiero que nada te separe de mi lado… no de nuevo—
—Mamá te entiendo, pero tu entiéndeme a mí, tengo veinte años, siempre he sido independiente… cuando vivía en otra realidad trabajaba en una esquina vendiendo refrescos para poder comer, sobreviví dieciocho años a maltratos y sin embargo aquí estoy, se cuidarme sola—
René acaricia el cabello largo de su hija con delicadeza.
—Sé que no eres una niña, eres madura…has pasado por mucho, pero hija…—
—Mamá quiero vivir sola.
—Ya hemos hablado de eso cariño—René estaba completamente seria, no quería separarse de su hija.
—Por favor, si quieres puedo vivir aquí al lado, puedo trabajar media jornada, sé que puedo sola—
—Estas tan pequeña cariño— Isabella vio una luz de esperanza, por lo general René huía de este tema de conversación.
—No lo soy, hay niñas de dieciocho años que dejan sus casas, mis compañeros de universidad todos viven solos, me gusta ser independiente—
René suspira, sabe que su hija tiene razón, René a la edad de veinte años se fue a vivir con Charlie, y fue una de las mejores decisiones que había tomado en su vida, Isabella solo le pedía un poco de independencia, era demasiado pronto para que viviera con Edward, pero sí podrían conseguir un departamento cerquita de aquí para ir a visitarla constantemente.
—Ve a prepararte para la Universidad, te llevo… iré a ver a Charlie, necesito hablar con él— y sin más salió de la cocina.
*
*
*
La mujer ondulaba las hermosas ondas de su cabello castaño, pinto sus labios de color rojo carmesí y delineo sus parpados.
—Estoy perfecta— Acomodo sus senos por debajo del vestido de seda café que traía puesto, era algo incomodo… pero a la reunión de la alta sociedad a la cual asistiría lo ameritaba.
Escucho un par de golpes en la puerta, musito un “adelante” y una figura femenina apareció por la puerta.
—¿Ya estas lista?- la mujer castaña asintió sonriente… hoy por fin lo vería después de años.
—Claro tesoro— aparentaba ser dulce — ¿Tu padre? —
—Acaba de llegar esta con Ben en la sala— La mujer asintió echándose perfume en el cuello, Victoria miró su atuendo… era el vestido favorito de Carmen, su madre fallecida.
—¿Qué miras tesoro? — Renata alzo su ceja derecha mirándola por el espejo con curiosidad, sabía que la pelirroja extrañaba a su madre, gracias al cielo cuando la estúpida mujer estiro la pata Victoria estaba embarazada, ese fue el pretexto de Renata para acercarse a ella.
—Ese vestido era de mi mama…— dice algo temerosa, Victoria a pesar de tener una personalidad fuerte su madrastra Renata le provocaba algo de temor, su miraba era fría y calculadora, por eso siempre trataba de llevar la fiesta en paz.
—Pues sí, me queda bien ¿no? — Dice admirándose en el gran espejo de cuerpo completo— bueno se nos hace tarde, adiós Victoria— dice tomando su pequeño bolsito de mano y saliendo hacia la sala donde Aro su esposo la esperaba.
*
Las personas todas con una copa de champagne en la mano brindaban por cualquier tontería, Renata de la mano de Aro y completamente irritada por el dolor de sus pies, es presentada oficialmente como la nueva esposa de Aro, la mayoría de las personas murmuraba que ellos dos eran amantes desde mucho antes que Carmen falleciera trágicamente en un accidente automovilístico, pero nadie dijo nada.
—¿Estás contenta ahora que te presente oficialmente como mía? — Aro miraba descaradamente el escote de su mujer.
—Era lo menos que podías hacer después de esperarte tanto tiempo— dijo encogiéndose de hombros, él negó con la cabeza. Un hombre gordo y algo desalineado se acerco a su esposo, Renata no tenia ánimos de participar de aquella conversación, asi que saco el móvil de su cartera, era casi media noche… sonrió como una adolecente de quince años al saber que en pocos minutos lo veía. Camino por un pasillo desapareciendo de la multitud, y salió hacia la calle principal de la recepción, espero el llamado por más de diez minutos, se escondió detrás de unos árboles cuando una figura masculina se acercaba a ella.
—Vaya, vaya, vaya, pero mira nada mas en lo que te has convertido querida— Renata siempre siente como su corazón se dispara, James la mira de arriba abajo deteniéndose en el escote que dejaba gran parte de su busco a la vista.
—¿Dónde te estás quedando James? — Pregunta directamente, esto tenía que hacerse rápido, Aro no tardaba en buscarla; James suelta una carcajada negando con su cabeza.
—No sé cómo puedes ser tan idiota— James se acerca a ella peligrosamente y pasa la lengua por toda la extensión de su cuello, Renata cierra sus ojos ante la cercanía por quien fue su acompañante, y ahora seguía prófugo, pero daba gracias que había pasado tanto tiempo, asi podría pasar más desapercibido— no me puedo quedar en ningún lugar, me temo que me tendré que quedar por las noches en tu casa, necesito comida y ropa limpia.
—Tenemos que hablar primero— Renata miro los ojos claros de James, aun en la oscuridad se podían ver fríos y escalofriantes.
—Lo sé Idiota, si hubiese sabido que esa hija de puta no era mi hija me la hubiese follado hasta cansarme— Renata cerró los ojos.
—Eres una Mierda james, eras mi pareja…— él se encoge de hombros,
Le importaba una mierda si era fiel o no a Renata.
—Bueno ¿entonces qué hacemos con esa? — Renata sonríe de oreja a oreja.
—Ya tengo todo planeado, solo hay que esperar James, aunque no lo creas la tengo en la mira— el hombre se sorprende alzando su ceja dorada, la mujer acaricia su pecho, la atracción sexual de ambos carga el ambiente.
—Espero que no me hagas esperar, como deseo hacerle pagar a esa perra por todos los años que vivió con nosotros—
—No te desesperes, Isabella estará tarde o temprano con nosotros, solo hay que esperar que René baje la guardia y la deje sola —
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Hola niñas, espero que hayan pasado un feliz año nuevo :)
Bueno espero que me comenten que les parecio el capitulo, sobre todo al final ¿no? jojoj soy mala, hace mucho tiempo que no teniamos a nuestros villanos al ataque, algunas los extrañaban, pues aqui están :)
Solo quiero AGRADECER DE TODO CORAZÓN, a las personitas que se toman el tiempo para comentarme o votarme, Muchas gracias, ya que eso incentiva mucho aunque no lo crean.
Las invito a pasar por mi nuevo fanfic;
Lecciones para Enamorar (+18)
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Bye
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