Me gustaria que escucharan una cancion mientras leen, les dejare el Link mas abajo, las veo al final del capitulo :) disfruten.
Mi corazón está puesto en ti
Capitulo Veinte.
“¡Oh por dios Edward!… ¿Por qué ahora?”—Pensó.
—Hola— musito Edward con voz tensa, Isabella siente como un fuego recorre en el interior de su cuerpo, apoderándose por completo de su mente… impidiéndole pensar con claridad; Toma la mano de Edward fuertemente, poco y nada le importa si está ejerciendo demasiada fuerza en su agarre.
—Hola Edward, tanto tiempo— Dice la mujer con voz fría, Isabella contenía la respiración al ver lo que Victoria cargaba entre sus brazos.
—Veo…— Dice la Pelirroja vacilante, deteniendo su mirada en Isabella, analizándola lentamente con la mirada— Veo que están juntos— alza su ceja un poco contrariada, el bebe entre sus brazos comienza a jugar con uno de sus largos cabellos color fuego.
—Asi es…— responde Isabella completamente cegada por los celos, pero trata de calmarse; mira al Pequeño bebe de al menos un año que le sonríe tiernamente, Tiene el cabellito anaranjado como Victoria, y sus ojos eran verdosos, Isabella mira a Edward quien tiene el seño fruncido hacia Victoria.
En ese momento suena el teléfono de Victoria, provocándole un pequeño susto al bebe, Edward mira a Bella y le sonríe, nadie sabe qué hacer.
—Hola Renata…— Isabella mira boquiabierta a Victoria, quien la mira confundida por la reacción.
Sus comienzan a sudar y deja de poner atención a lo que Victoria habla, solo veía como sus labios se movían pero ella no escuchaba absolutamente nada, su corazón latía desenfrenado temiendo lo peor, sabía perfectamente que Aro era amante de Renata… o eso era hace dos años.
—Bueno…— Isabella ni cuenta se da de que Victoria había cortado la llamada— Nos vemos…— acomoda al bebe entre sus brazos, a Isabella no le pasa desapercibido como Edward mira al bebe, se siente una completa estúpida ¿ese bebe… podría ser hijo de…? “NO, NO ¿COMO PUEDO PENSAR ALGO ASI?”-se recrimina mentalmente.
—¿Es tu hijo? — Pregunta Edward; Victoria sonríe con ternura.
—Sí.
“Oh No, por dios…”
Todo en la cabeza de Bella daba vueltas.
—Edward, yo…no mires asi a mi hijo, él no es tuyo— aclara la Mujer mirándolo fijamente.
—Yo…yo…no…— Edward se calla, no sabe qué diablos decir contra eso, lo pensó por unos segundos, el bebe debería tener un poco más de un año…
—Olvídalo…— Victoria está completamente seria— Adiós Edward…— en ningún momento se dirige a Bella, sería demasiado hipócrita, Aunque no podía negar como Bella había cambiado en dos años, Se veía más mujer… estaba hermosa, ya nada quedaba de aquel fantasma que encontró Ian y que ella vio en el hospital.
—Vamos— Dice Edward a Bella tirando de su mano suavemente, aunque todo rastro juguetón se lo había llevado Victoria.
Isabella con el seño fruncido miraba a Edward de reojo ¿tanto le había afectado ver a Victoria?
Llevan al volvo en un incomodo silencio, se suben al automóvil.
—¿Por qué estas tan callada? — Edward pregunta encendiendo el volvo, Isabella lo mira alzando su ceja derecha.
—Tú estás callado Edward yo no— se comporta como una niña, y tiene la tentación de sacarle la lengua pero se contiene.
Edward le regala una sonrisa negando con la cabeza, y pisa el acelerador, maneja con cuidado pero a una velocidad considerable hacia la casa de Bella, ya era prácticamente de noche y por mucho que él se negara Bella necesitaba llegar a su casa.
La miro de reojo, iba mirando hacia la ventana en completo silencio, movía sus manos por sobre su regazo, y suspiraba de vez en cuando, Edward hubiese dado todo por saber que pasaba por su mente, quiso detenerse en la mitad del camino y comérsela a besos, sabía que estaba molesta ¿pero por qué?, se preguntaba mentalmente, que él recordara no había hecho nada malo ¿o sí?
Edward con su mano derecha toma la mano izquierda de Bella y la acaricia suavemente, ella gira su rostro para mirarlo.
—La vista al frente…— Bella lo regaña tiernamente, él le sonríe y sin soltar su mano, mira hacia el frente manejando lentamente, no quería separarse de ella por ningún motivo.
*
*
—¿Y bueno?- René sonríe de oreja a oreja al notar como la mano de Bella y Edward están entrelazadas.
—¿Y bueno que mamá? — Isabella esta enfurruñada, ve todo esto completamente innecesario, mira a Edward quien tiene una maldita sonrisa sexy en los labios, se derrite y tiene la necesidad de tirarse a sus brazos para besarlo.
—¡Ay niños!- exclama teatralmente sacudiendo sus manos al aire— vamos a la sala mejor, llamare a tu padre…— Bella mira a Edward y niega con la cabeza, y juntos caminan hacia la sala, esperan pacientemente a René quien va en busca de su esposo.
—Todo esto es innecesario— susurra nuevamente Bella— estoy bastante grande y vivimos en una época bastante moderna para decirle a mi papa sobre nosotros, ni siquiera vas a pedir mi mano— se echa para atrás, apoyándose completamente en el sofá con las manos cruzadas sobre su estomago.
—Si quieres puedo pedir tu mano en este mismo instante— Isabella pone los ojos en blanco al escuchar a Edward “está loco”, piensa.
—No seas payaso Edward…— lo regaña y él tiene una encantadora sonrisa en sus labios “mmm… para comérmelo a besos”, piensa mirándolo con picardía, Edward traga saliva ruidosamente, acercan sus rostros lentamente cuando sienten unos pasos acercarse.
—Hola hija…Hola…Edward— Charlie frunció el seño al ver a Edward al lado de Bella, no es que no fuera de su agrado es solo que era algo confuso.
—Hola tío…— Edward se levanto del sofá y extendió la mano derecha para saludarlo, Isabella dejo escapar una risita con una cómplice mirada de su madre…hombres.
—¿A qué se debe tu visita hijo? — Pregunto Charlie besando cálidamente la mejilla de Bella, todos en el salón se sentaron René al lado de Charlie justo al frente de ambos jóvenes.
—Bueno seré breve— Isabella puso los ojos en blanco al escucharlo— Tío Charlie…yo— tomo aire, busco con la mirada a Isabella quien a pesar de que sentía que la situación era estúpida, podía sentir el nerviosismo apoderándose de su cuerpo— Yo Amo a su hija con todo el alma…—
Silencio.
—Y hoy le pedí que fuese mi novia… y ella acepto, me vera seguido por aquí—suelta una risita al decir lo último. René sonrió emocionada por las palabras de Edward, los miró con ternura agradeciendo que por fin hubiese llegado el día en que Isabella se dio cuenta de lo que verdaderamente sentía.
Charlie por su parte quedo algo confundido, si bien sabia de los sentimientos de Edward hacia Bella, creía que su hija no correspondía a su amor. ¿Pero que podría hacer él? Él aceptaría absolutamente todo lo que su hija eligiera, además Isabella ya tenía veinte años, ya podía tomar sus propias decisiones, él como buen padre solo estaba para apoyarla… sabía que su hija estaba en buenas manos.
—Solo cuídala hijo— dice sinceramente— sabes que ella es la reina de la casa…—
—Papa…— dice una avergonzada Bella completamente colorada, Edward le sonríe con ternura.
—Eso no tiene ni por que pedirlo, Bella es mi vida—
—Ay, estoy tan contenta… mis niños— dice René levantándose y dándoles a cada uno un abrazo, Isabella negó con la cabeza, esto realmente parecía una petición de mano.
Aprovecharon de cenar los cuatro juntos, las miradas entre ambos jóvenes jamás se desconectaron, se sentían extraños, querían estar solos.
Edward no podía creer que estaba junto a su Pequitas, ya que comenzaba a perder la esperanza de que Bella se diera cuenta de lo que sentía, porque él era consciente de sus sentimientos.
Charlie tuvo que pasar al estudio luego de la cena para seguir trabajando, René por su parte fue ayudar a Raquel con los platos para darles privacidad a los chicos, no quería ser la típica suegra metiche.
—Vez que no fue tan complicado— susurro Edward, nuevamente estaban sentados en el sofá, Bella inclinada hacia Edward mientras él tenía sus brazos alrededor de su cintura, mirando ambos la televisión.
—Pues no.
—Eres terca Bella… te lo dije…— Ella asiente y él sube su mano derecha para jugar con el largo y sedoso cabello de su Pequitas, ella sonríe descansando su cabeza en el hombro de Edward.
—Si sigues con eso me quedare dormida…— comenta bostezando, él suelta una risita.
—Me encanta verte dormir…— Isabella se separa un poco de él y gira su rostro para mirarlo al rostro.
—Jamás me has visto dormir…— creo.
—Eso es lo que tú crees hermosa—
—Me veo espantosa Edward, nadie se ve bien durmiendo… solo tu— acaricio el rostro de su hombre tiernamente.
Ambos se acercan con necesidad del uno por el otro, sus labios entran en contacto y sus lenguas sedientas de calor comienzan a devorarse, las manos de Edward dejan el cabello de Bella, concentrándose en el cuello de ella.
“Oh por dios, te deseo tanto Edward”
Sintieron un carraspeo en la sala donde ellos se encontraban, ¿acaso jamás se podrían besar en paz?
“genial, día de interrupciones de besos”, piensa Bella separando su rostro, y pronto se arrepiente.
—Hola.
—Hola Emmett…— saluda temerosa.
—Hola hermano, Rose...— Emmett lo fulmina con la mirada asi que Edward se calla inmediatamente.
—¿Qué haces aquí Edward? —Pregunta directamente, Rosalie quien ha estado en completo silencio sonríe con descaro, Bella pone los ojos en blanco y antes de que alguien más diga algo ella se levanta del sofá.
—Él está aquí porque yo quiero que este aquí Emmett— dijo molesta, Edward intenta protestar pero Isabella lo silencia alzando su mano en el aire.
—Podría saberlo Ian…— Isabella cierra los ojos tratando de encontrar las palabras adecuadas, no quiere pelear con su hermano.
—Ian sabe lo que siento y él lo acepto ¿Por qué tu no?, ¿Por qué tanto te cuesta aceptar que amo a Edward?
—Ambos son mis amigos Bella, no quiero que ellos sufran…
—Oh, Okey… entonces me queda absolutamente claro que piensas que tu hermana es una puta, lo siento Emmett soy un ser humano y no perfecta, ahora con tu permiso…— y se encamina hacia su habitación con lagrimas en los ojos dejando a los tres solos en la sala; Prácticamente sube corriendo las escaleras y se encierra en su habitación a llorar tranquilamente…¿En qué momento se había convertido en un día de mierda?, primero aparece Victoria con un Bebe…aquel recuerdo la hace llorar aun mas, se siente una estúpida por pensar de que Edward pudo haber sentido algo al verla… quizás pensó que el bebe es de él.
Elimina esos pensamientos de su cabeza, ahora es lo que menos quiere recordar… pasan alrededor de unos diez minutos cuando la puerta se abre sin ser anunciada, Isabella no levanta la vista para ver quién es, solo siente como alguien se acuesta a su lado y comienza a besar su cabeza tiernamente.
—Shhh, pequeña no llores…— susurra
—Edward…— ella se voltea y lo abraza fuertemente, él corresponde a su abrazo sin decir ninguna palabra, solo acompañándola y acariciando su hermoso cabello hasta que ya las lagrimas cesan.
—No llores…— dice una vez que ya Bella se ha calmado— te arrugaras…— trata de bromear y lo logra una tímida sonrisa adorna los labios de Bella.
—Seguramente no me querrás toda arrugada— murmura con voz ronca por consecuencia del llanto.
—Te Querré incluso cuando seamos polvo a seis metros bajo tierra…— ambos sonríen.
—Pues somos dos.
—Pequitas, ya es muy tarde mañana trabajo temprano…— se abrazan fuertemente— te extrañare tanto bebe…—
—Ya te extraño y aun no te vas… han sido dos días increíbles Edward, Gracias.
—Los primeros de muchos que vendrán…
—Los primeros de muchos que vendrán— dice repitiendo
Ninguno quería despedirse pero había llegado el momento para hacerlo; los besos fueron escasos, ninguno estaba preparado para separarse, era como si hubiesen pasado años juntos y ahora tuvieran que separarse por alguna razón, Isabella lamento nuevamente no ser independiente, quizás le hubiese dicho a Edward que se quedara ahí con ella… el tan solo pensarlo la hace sonrojar. Isabella queda de espalda sobre el colchón y Edward a su costado derecho apoyado sobre su codo para poder verla mejor.
—Adiós pequitas— susurra Edward, Bella voltea su rostro hacia su derecha encontrándose con los exquisitos labios de Edward quienes devoraron todo a su paso, sus lenguas se abrazaban cálidamente, él alza su mano dejándola descansar en el cuello de Bella acariciándola con su pulgar, Isabella mordió el labio inferior de Edward y el soltó una risita traviesa, miró a Isabella por unos instantes, se veía malditamente adorable, oculta su rostro en el cuello de Bella depositando un suave beso en el.
—Adiós Edward… buenas noches— dice algo aturdida, su mano ahora descansaba en la cadera de Edward, se sonroja.
—Adiós pequeña… te veo mañana— dice levantándose de la cama, le guiña un ojo y sale de la habitación, dejando a Isabella mirando la puerta por la cual había salido, suspira y una tonta sonrisa adorna su rostro, se siente extraña, a pesar de la discusión con Emmett se sentía completamente feliz, mordió su labio inferior y como niña pequeña salto de la cama hacia el baño, lavo su rostro con agua bien fría, se quedo mirando en el espejo mientras secaba su rostro con una toalla de mano, la sonrisa aun no se iba de su rostro, tendría que llamar a Alice para agradecerle lo que había echo por ella, ahora era la mujer más feliz que pisaba la tierra de eso no había duda.
Salió de la habitación y cogió el celular y marco rápidamente a Alice.
—¿Bella? — Isabella sonríe al escuchar a su mejor amiga al otro lado de la línea.
—Hola Alice ¿Cómo estás?
—Bien… excelente ¿y tu?... ¿Qué paso en casa de mi hermano bella? ¡NO! Mejor no me lo digas, quiero dormir en paz esta noche no con imágenes mentales de ustedes dos — “oh dios Alice, si supieras”.
—No hicimos nada, mal pensada… Llamaba para agradecerte, jamás me hubiese dado cuenta de lo estúpida que estaba siendo… Edward, es genial…—
—Oh estoy tan feliz por ustedes…. Cuñada— ambas sueltan una carcajada.
—estás loca…¿Cómo estas con Jasper? — pregunta Bella para desviar la atención hacia otra cosa que no sea ella.
—Bien… estoy en casa de él en este momento, aprovechando que no está la pesada de Rose.
—Pues está aquí con Emmett…—
—Lo siento…— Alice dice sarcásticamente, Bella ríe.
—Bueno, iré por un vaso de Agua— dice Bella— Hablamos mañana amiga, te quiero adiós.
—Adiós cuñadita, cuídate…te quiero— y corta, Isabella sonríe al escuchar el nuevo apodo de Alice, a decir verdad le encanta.
Deja el móvil encima de la cama y sale de su habitación… mientras baja la escalera piensa sobre Emmett, ella está en su casa no puede esconderse en su habitación cuando no ha hecho nada malo… suspira pesadamente al darse cuenta como su estado de ánimo decae el encontrar con Emmett, Rose, René y Charlie sentados en el living compartiendo un rato agradable.
Pasó por el lado de ellos dirigiéndose hacia la cocina.
—Hija ¿Por qué no te sientas un momento con nosotros?- pregunta Charlie, Isabella mira a Emmett y luego a su padre y niega con la cabeza.
—Prefiero ir a dormir, mañana tengo que ir a la Universidad temprano— dice tranquilamente, Emmett bajo la mirada y ella se dirigió a la cocina antes de que siguieran insistiendo.
Saco un poco de jugo, Raquel no estaba por ningún lado, le pareció extraño… desvió un sorbo y comenzó a buscar en las encimeras si habían galletas horneadas de chocolate, se le hizo agua la boca.
—Están aquí arriba las galletas— dice una voz a su espalda, Isabella cierra la cajonera que estaba mirando y se dirige hacia donde Emmett le había dicho.
—Gracias— murmura cuando ve la fuente llena de galletas de chocolate, pone unas cuantas en un plano y vuelve a llenar el vaso con jugo, podía sentía la mirada penetrante de Emmett pero decidió guardar silencio.
—Bella…— susurra avergonzado.
—Descuida Emmett… ya sé lo que piensas y lo lamento realmente— trata de parecer tranquila pero por dentro esta sufriendo, Emmett a pesar de todo es su hermano y lo amaba, en estos dos años su relación siempre fue buena, Emmett era protector, cariñoso con ella… es solo que ahora le dolió lo que dijo.
—Hermana, perdóname— pide acercándose a ella, quita el vaso de jugo y lo deja en la encimera, toma sus manos y las lleva a su boca dándole un tierno besito— soy un estúpido… solo quiero que seas feliz.
—Emmett, me dolió mucho lo que dijiste— los ojos de Bella comenzaron a humedecerse.
—lo sé y lo siento mucho… soy un idiota—
—Está bien… eres mi hermano— Emmett sonríe y la envuelve en sus brazos fuertemente, Isabella suspira, a pesar de todo lo extraña, extraña no tenerlo en casa las veinticuatro horas del día, su risa… sus travesuras de hermano, como solían quedarse dormidos hasta tarde viendo la televisión juntos.
—Te amo y no te quiero perder por estupideces…— dice depositando un beso sobre su cabecita.
—yo menos a ti Emmett…— Ambos sonríen, Isabella se aleja y toma una galleta de chocolate.
—¿No quieres estar con nosotros un momento? — Apunta hacia afuera de la cocina, Isabella niega con la cabeza.
—Tu novia es muy seria— dice frunciendo el seño.
—Tú también lo eras antes… hay que aprenderla a conocer Bella.
—Quizás otro día…— dice bostezando— tengo mucho sueño…Pero Emmett ¿no es muy vieja para ti? — pregunta sonrojada.
—Tiene Treinta Bella solo nos llevamos cinco años, además la amo— susurra acomodando un mechón del cabello de Bella detrás de la oreja.
—Está bien…— sonríe— Iré a dormir, Buenas noches y ven más seguido— le da un beso en la mejilla, toma su vaso de jugo y galletas y se encamina hacia su habitación.
“Buenas noches” dijo al pasar nuevamente por el lado de su familia, Rose la miro entrecerrando los ojos, Isabella la ignoro y se dirigió rápidamente hacia su habitación… comió sus galletas rápidamente, ya que el sueño la estaba venciendo.
A la mañana siguiente se despertó temprano y se fue a la universidad, estuvo distraída, varias veces tuvieron que llamarle la atención, sus pensamientos estaban muy lejos de ahí… Edward ¿Qué estaría haciendo? ¿Estaría pensando en ella?
“Diablos cuanto lo extraño, debo estar loca”
Había perdido la cuenta de cuantas veces miro su celular, la hora paso lentamente pero cuando por fin salió de la universidad aun no terminaba su tortura, se fue a la biblioteca para adelantar algunos trabajos y estudiar cuando un mensaje de texto hiso vibrar su celular, varias miradas se posaron en ella, que se sonrojo considerablemente.
“No sabes cuánto te extraño, quiero verte hoy… salgo a las cuatro, Te Amo mi pequitas”
Isabella sonríe y rápidamente teclea un mensaje de texto.
“También te he extrañado mucho, ansió verte…¿te parece 4:30 en tu departamento?... recuerdo donde es, un beso te amo…Atte: Tu pequitas” Puso en silencio su móvil… no quería avergonzarse nuevamente, toma un libro ni siquiera miro cual era y comienza a hojearlo distraídamente… “Oh Edward…¿Qué diablos me has hecho?”
“Me parece perfecto… Besos princesa.”
Isabella sonríe, se va al casino de la universidad y come algo de ensaladas, son casi las 3:30 de la tarde, “¿Qué diablos hago en media hora?”, se siente ansiosa… “perdí la razón”. Llama a Alice para hablar unos minutos, Alice le sigue diciendo Cuñada, cosa que le encanta…
Se sienta en el césped hablando con su mejor amiga, al parecer le ha ido excelente con Jasper, pero no quiere entrar en muchos detalles, sabe a qué se refiere… Isabella muerde su labio algo nerviosa ¿Cómo será tener relaciones sexuales?... frunce el seño al recordar a James y a Renata.
“Mierda, no de nuevo”- se regaña mentalmente, no quiere que los fantasmas del pasado opaquen su presente, ella quiere ser feliz, y ahora realmente lo es, no necesita tormentos adicionales, tenía una hermosa familia que la amaba, una madre y un padre con quienes podría contar siempre, un hermano gruñón a quien adora, amigos como Jasper, Alice e Ian… una cuñada malhumorada como Rose, y un gran amor como Edward.
“Edward” suspira profundamente “Oh Edward” piensa, cierra los ojos recordando cada poro de su rostro, cada hermosa sonrisa que él le regala, cada vez que sus labios susurran “Mi pequitas” o un hermoso “Te Amo”, lo adorable que se ve cuando hace sus pucheros, cada vez que sus manos exploran su rebelde cabello, como él y solo él era capaz de despertar todo lo que vivía dentro de ella.
Abre sus ojos, algunas personas la miran como si estuviera completamente loca, pero lo deja pasar, ellos no saben absolutamente nada de lo que es sentirse enamorada. Mira su móvil y ya con las cuatro con diez minutos, recoge sus libros y camina rápidamente hacia la salida de la universidad, toma un taxi y rápidamente se dirige hacia la casa de Edward, por alguna razón está completamente nerviosa, mueve sus manos sobre su regalo impaciente, y en un abrir y cerrar de ojos esta tocando la puerta de Edward… cuando él abre.
“Por fin” pensó, antes de que Edward la tomara entre sus brazos y entrase al departamento girando.
—Estás loco ¿lo sabes? — dice una vez que la dejo en el suelo.
—Loco por ti, si y mucho— dice antes de apoderarse de sus labios con pasión, “Wow”, Edward acaricia la pequeña cintura de su Pequitas mientras la besa tratando de transmitirle todo lo que siente por ella y lo mucho que la extraño durante el día.
—Te extrañe tanto — dice mirándola directamente a los ojos, Isabella murmura un cálido “yo también”.
—¿Quieres algo de comer? — Pregunta Edward, Isabella alza su ceja confundida.
—¿Tienes comida?
—Por supuesto, hoy en la mañana oficialmente fui por comida…Mira— dice tomando su manito y pasaron hacia la cocina, Isabella le sonríe al ver como el refrigerador está completamente lleno.
—¿Por qué compraste Edward?- se gira a verlo, el se sonroja levemente, Isabella lo encuentra adorable.
—No quiero que mi novia pase Hambre…— la abraza fuertemente— Jamás…
Isabella sabe a qué se refiere sobre su pasado, sus ojos café se humedecen, pasa sus delgados bracitos por la cintura de Edward y deposita un beso en la camisa que el lleva puesta justo sobre su corazón.
—Gracias, pero ya comí— se disculpa —¿tu comiste? — Edward niega con la cabeza, Isabella entrecierra sus ojos y se aleja de él— Pues hoy tendrás una cocinera oficialmente— Edward le sonríe.
—No tengo hambre…— mentido.
—No seas mentiroso, siéntate…— le ordena guiñándole un ojo.
Edward se deja querer, la ve sacar una salsa, carne y queso… ¿lasaña?, queda mirándola por unos buenos minutos mientras conversan sobre su día.
—Hable con Emmett anoche…— dijo de pronto Edward, Isabella se voltea alzando su ceja derecha.
—¿Qué dijo?
—Más bien yo le deje en claro lo que pasaba… saco a colación a tu amigo Ian— el tono de su voz cambio— dijo que sufría…por ti— Isabella suspiro pesadamente, y su corazón se encogió . Ian… Maldición era una mala agradecida, lo llamaría mas tarde.
—Lo llamaré— Edward frunce el seño— Edward, Ian es mi amigo te guste o no…— murmura Bella revolviendo la carne en la sartén.
—Ok, como tu digas— corta el tema, aunque el tono de su voz había cambiado, Bella noto su cambio pero lo dejo pasar, siguió cocinando… nadie dijo absolutamente nada luego de eso, Isabella puso la lasaña en el horno y se fue al regadero a lavar los utensilios, cuando sintió unos brazos envolverla.
—Te vez adorable enfurruñada— dice Edward cerca de su oído… Isabella involuntariamente se estremece.
—Tonto— Edward ríe cerca de su cuello y deposita un suave beso en el mismo.
—Te amo ¿lo sabes princesa?...- Isabella juguetonamente niega con la cabeza, Edward le quita el cuchillo que tiene en la mano antes de que lo pueda matar, lo dejo en el fregadero y la voltea suavemente por lo que quedaron frente a frente.
—Te Amo Princesa— susurra jugando con sus narices.
—Yo también príncipe— ambos ríen.
Se sientan viendo la televisión mientras esperan a que la lasaña esta lista, Bella acurrucada como si fuera un bebe entre sus brazos, Edward juega con su lago cabello castaño.
—Me dará sueño si sigues haciendo eso… te lo advierto— Edward sonríe.
—Me gusta tu cabello— deposita un beso en su cabeza.
—Vamos a la cocina, eso debe estar listo— dice levantándose de su asiento y en efecto la lasaña esta lista.
Isabella le sirve un buen trozo a Edward con un vaso de coca cola, se sienta a su lado acariciando su cabello distraídamente mientras él come.
—Wow, está realmente exquisito—
—Gracias señor Cullen, adoro trabajar para usted— sonríe ahora jugando con la oreja de Edward.
—Usted es muy eficiente señorita Swan… la contratare de por vida—
—Gustosa acepto…— Edward se levanta de su silla y va al fregadero a dejar el plato y cuando se voltea a ver a Isabella, se acerca a ella lentamente… Isabella está de pie justo delante de él.
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—Te Amo… —le susurra antes de apoderarse de sus labios suavemente, sus lenguas se reencuentran gustosas, las manos de Bella descansan sobre el pecho de Edward, y sus delgados dedos se mueven sutilmente sobre su corazón… —Hazme el amor Edward… —musita sobre sus labios suspirando. Su respiración era agitada, Edward le hacía sentir tantas cosas inexplicables y maravillosas. Él traga saliva ruidosamente, alucinado sin poder creer lo que sus oídos estaban escuchando, su pequitas le acababa de pedir aquello con lo que llevaba más de dos años soñando. La queda mirando fijamente a los ojos, perdiéndose en sus profundos pozos color chocolate, tratando de encontrar algún signo de duda en aquella frase, ya que podía sentir claramente como las manos de Bella temblaban sobre su pecho. — ¿Estás segura princesa? —pregunta dulcemente, tomando su precioso rostro entre sus manos, acariciando el exquisito sonrojo que adornaba sus mejillas con sus pulgares. Necesitaba asegurarse. —Sí…—susurra Bella nerviosa, tragó saliva y se concentró en su tarea, en Edward. Con caricias sutiles e inexpertas, avanzó con manos temblorosas desde su pecho hasta el cuello, perdiéndose en el sedoso cabello de Edward, primeras caricias que a él le parecieron la gloria, para las cuales no pudo evitar cerrar sus ojos y ronronear de placer rendido a las tímidas caricias que Isabella le brindaba. Él con absoluta delicadeza comienza a repartir húmedos besos desde el lóbulo de su oreja, hasta su mandíbula, mordiendo levemente en algunas zonas. —Eres hermosa… —susurra contra la piel su cuello, perdiéndose en su embriagador perfume, acariciando la longitud de su cuello con la punta de la nariz hasta llegar a tomar el lóbulo de su oreja con sus dientes y morderlo suavemente. Las manos de Edward están en la espalda baja de de Bella, sus largos dedos se aferraban a ella como si fuera lo único que lo mantuviera en pie. Se aleja un poco, y le regala aquella exquisita sonrisa torcida que Isabella tanto ama y hace latir como un loco su corazón. Edward toma su mano y lentamente se dirigen hacia la habitación en la cual durmieron por primera vez la noche del sábado. Aquella noche mágica donde Bella rendida a la cálida sensación de estar perdida entre los brazos de Edward, tuvo el valor de abrir su corazón y por fin confesarle su amor. Isabella lo mira nerviosa “¿y ahora qué?” se pregunta. Siente como las manos de Edward se meten por su blusa con avariciosa delicadeza para acariciar por primera vez su piel. Suavemente comienza a trazar un camino de fuego por su estomago, subiendo lentamente y aquello la hacía estremecer de la cabeza a los pies. La respiración de la joven comienza a dificultarse cuando Edward saca su blusa por su cabeza lentamente… tiene la intención de ocultarse, la vergüenza que sentía al estar casi desnuda, definitivamente la superaba. De pronto sintió como aquella joven de hace dos años volvía nuevamente a ella… Tímida y temerosa de enfrentar algo nuevo. —No te avergüences… —Edward le susurra con infinita ternura, para infundirle valor, acariciando solo con la yema de sus dedos los hombros bajando suavemente hacia las manos de Bella las cuales tomó entre las suyas y con infinito amor las besó—. Eres preciosa…—pronunció las palabras con tanta vehemencia, que las dudas de Bella se esfumaron. “Oh, Dios que tierno”
—Eres hermoso…— susurra ella, aun con su mano en el pecho de Edward tocando su corazón sintiendo como este late desenfrenadamente en su interior, Edward le sonríe y se apodera nuevamente de sus labios
El beso es suave y pausado, tratando de grabar cada detalle de este momento en sus mentes, Isabella no puede creer que esto realmente este pesando, sus pensamientos están aquí con él, pertenece aquí… junto a Edward, el amor de su vida.
Isabella siente como los agiles dedos de él desabrochan el botón de sus pantalones y pícaramente acaricia su estomago bajo. Ella cierra sus ojos completamente entregada a las sensaciones de su cuerpo, Edward es tierno y perfecto, cada caricia es como una pluma recorriéndola, cada beso la alentaba a seguir adelante. Abre sus ojos encontrándose con la penetrante mirada de Edward, su mirada es profunda y misteriosa… sus ojos oscuros y sus labios entreabiertos respirando ruidosamente; Bella siente un profundo escalofríos recorrer su vientre concentrándose en su intimidad palpitante, alza sus manos aun temblorosas a causa de su natural nerviosismo ayudan a deslizar la camisa de Edward a través de su cuerpo tirándola al suelo rápidamente.
Edward está desnudo de la cintura hacia arriba, puede notar un exquisito bello en su pecho varonil no es mucho, pero lo hace ver demasiado sexy, el pensamiento la hace sonrojar levemente, Bella se acerca hacia él y posa sus labios suavemente en su pecho, siente como él respira profundamente.
Edward comienza a bajar los pantalones de Bella, acariciando sus largas piernas, sus manos juegan en la textura suave de su piel, provocando uno que otro suspiro en ella, aquello es la mismísima gloria, Isabella tiene unas piernas maravillosas, trata de ser lo más delicado posible, pues quiere hacerle el amor lentamente, era su princesa necesitaba amarla con toda su alma por el resto de sus vidas.
Bella acaricia el suave y rebelde cabello cobrizo de Edward mientras él la ayuda a salir de sus pantalones, beso suavemente su muslo derecho, pasando su lengua y mordiendo levemente, la mujer cierra los ojos al sentir la tibieza de los labios contra su piel expuesta, muerde su labio inferior tratando de apaciguar los gemidos que luchan por salir de sus labios, se siente algo avergonzada por sentirse asi de excitada cuando el apenas la ha tocado.
Luego fue el turno del pantalón de Edward, Isabella torpemente desabrocha los botones, sus manos no pueden estar quietas, tiemblan constantemente y su respiración es dificultosa, siente deseo… pasión, pero también timidez al hacer algo que jamás había echo en su miserable vida, ¡pero es Edward! aquel que ha demostrado quererla durante mucho tiempo, ese hombre quien solía robarle besos sabiendo que ella estaba con otro, aquel hombre que siempre se encargo de hacerla sentir viva, aunque ella fue la última en darse cuenta de ello, es Edward aquel hombre que ama y con el cual quiere compartir parte de su vida; asi que prácticamente se obliga a no sentir vergüenza, ¡es ÉL!, se repite reiteradamente mientras lo mira a los ojos deslizando lentamente sus pantalones hacia abajo. Él queda en ropa interior de pie, uno frente al otro, mirándose fijamente a los ojos, queriendo prolongar aquel momento tan intimo, el silencio reina en la habitación, pues lo que sienten es tan fuerte que no se puede expresar con palabras, es algo mucho más fuerte de lo que ellos imaginan.
Edward sonríe cálidamente y mira a Bella con ternura, es completamente diferente, es toda una mujer, recuerda vagamente aquel casi accidente en la cual casi le arrebata la vida ¿Qué sería de él si ella no estuviera? Su vida no tendría sentido, ella era todo, es todo… quiere hacerla feliz todo lo que le resta de vida, es hermosa, aunque ahora claramente podía ver aquella mujer, tímida y nerviosa que conoció hace dos años, estaba nerviosa y a decir verdad él no se quedaba atrás. Era tanto el camino que habían recorrido para estar aquí, Isabella se empeñaba en hacer lo correcto cuando desde el comienzo sintió algo completamente diferente, pero no la juzgaba él también se había equivocado con ella y solo dios sabia cuando le dolía aquello.
Edward se acerca a ella y con su dedo índice levanta la barbilla de Bella para conectar sus miradas, se apodera rápidamente de sus suaves labios, es un beso ardiente, apasionado y necesitado del cual son prisioneros, no quiere perderla ¡no quiere perderla jamás!, sin dejar de besarse se encaminan hacia la enorme cama que los llamaba a demostrar su amor, amos se deslizan sobre cama, Bella queda prisionera entre el colchón y el atlético cuerpo de su amado, ella instintivamente abre sus piernas, queriendo sentir más su cercanía.
“Oh dios mío”- gruñe mentalmente al sentir como la dureza de Edward esta descansando en su pelvis.
Ella envuelve el torso de Edward con sus manos, dejándolas descansar sobre su espalda, recorre con sus delgados dedos toda la extensión de su cuerpo, la caricia es tan suave como una pluma, juega con el borde del bóxer, provocando un pequeño gruñido que sale de la boca de Edward, él esconde su rostro en el hueco del cuello de su novia y comienza a deslizar sus labios hacia abajo, concentrándose en el inicio del pecho de su amada.
“Oh, madre santa”-
Edward con infinita dulzura desliza una tirita del sostén hacia abajo… y luego la otra, repartiendo suaves y húmedos besos en sus hombros mientras la fina telita acaricia su piel, Bella lo mira atentamente haciendo su tarea, es tan hermoso… increíblemente hermoso. Arquea un poco su espalda para que Edward desabroche su sujetador, sus pechos quedan descubiertos casi al instante, Edward sonríe de lado al observar la piel nieva de Bella.
—bella Completamente bella— dice con devoción antes de inclinarse y pasar su lengua lentamente por el rosado pezón derecho, mordió aquella parte sensible jugando con su lengua y dando mordidas con sus dientes, provocando que se endureciera entre sus labios; mientras su mano masajeaba suavemente el izquierdo provocando que su pezón se pusiera rígido. Isabella arqueó su espalda soltando gemidos involuntarios “se siente tan bien…”
—Oh Edward…mi Edward— musitaba con la respiración entrecortada, movió sus caderas provocando que sus sexos se rozaran a través de su ropa interior, de la estorbosa ropa interior.
—Bella…— Edward frunce el seño al sentir el calor de su cuerpo bajo de él, es tan suave, aquella piel cremosa lo vuelve loco, las pequeñas manitos de Bella tiran de su cabello excitándolo al máximo, provocando que su erección sea casi dolorosa, necesita amarla.
Bella muerde fuertemente su labio inferior, escuchar la voz excitada de Edward susurrar su nombre le provoco una placentera sensación en su intimidad, aquello se sentía tan bien. La punta del eje de Edward chocaba constantemente en el clítoris de Bella, inundando la habitación de gemidos, de excitación… de amor.
—Oh Bella… te deseo tanto— susurra Edward, deslizando su lengua hacia el ombligo de Bella… incluso un poco más abajo sobre su vientre bajo, ella gime prácticamente desesperada, se siente extraña, su humedad es evidente y quiere más… mucho más.
—Oh Edward…!OH!- siente como los dedos de Edward acarician suavemente su intimidad por encima de su ropa interior, Edward tiene su seño fruncido mirándola con ojos penetrantes sin abandonar su tortuosa tarea, quita aquella estorbosa prenda, besando sus piernas mientras las desliza sobre las mismas, besa cada uno de sus pies. Bella alza un poco su cabeza y lo mira atentamente, es tan paciente, tan cálido, tan bueno que de pronto siente ganas de llorar, él es su vida, su mundo. Él se da cuenta de su mirada y sin contemplaciones la admira completamente desnuda en su cama, es hermosa… delicada, su cuerpo se ve frágil y el quiere hacerle el amor de todas las maneras humanamente posibles, quiere ser él y solo él el dueño de su corazón, de su alma y de su cuerpo… para siempre.
—Relájate princesa…— logra decir Edward con voz ronca, a su vez trazando líneas imaginarias en su pelvis, provocándole un exquisito escalofríos a lo largo de toda su columna… La realidad de pronto golpea Bella.
—Edward…— dice agitada a causa de las caricias que Edward le entrega, lo observa ahora arrodillado entre sus piernas, la imagen es gloriosa, divina, digna de una fotografía…claro solo para ella, pero trata de no distraerse en ello.
—¿Qué pasa pequitas…? — pregunto con voz ronca “Diablos Edward”… atrapó su labio entre sus dientes, ejerció tanta presión que temió sangrar. Edward nuevamente esta recostado arriba de ella, mirándola de frente.
“Quizás se arrepintió”- piensa Edward por un segundo, pero él no la obligaría hacer nada que ella no quisiera, la ama… para él es suficiente solamente dormir abrazado con la mujer de su vida.
—Yo… Diablos Edward, perdóname por no decirte eso antes…yo…bueno, no me cuido— Edward sonríe con infinita dulzura, “Oh mi princesa” Besa su respingada nariz, y ella parpadea confundida.
—No te preocupes por eso…— susurra acariciando suavemente su rostro con su mano derecha, luego de un momento alza su mano y alcanza el cajón de su mesita de noche saca un preservativo… Isabella mira aquel insignificante paquetito plateado como si tuviera vida propia y en cualquier momento fuera hablarle, traga saliva mientras parpadea nerviosa tratando de desviar la vista hacia los ojos de su hombre.
—Edward…— musita algo acalorada, Edward acuna su rostro entre sus labios y deposita un suave beso en ellos, tratando de calmarla, puede sentir como tiembla bajo su cuerpo “Mi Bella, mi hermosa Bella”, piensa mirándola y perdiéndose en aquellos hermoso ojos cafés— Edward…soy…virgen— Declara sintiendo como su rostro se tiñe de rojo.
Edward levanta la cabeza mirándola directamente por unos segundos, tratando de asimilar aquella pequeña declaración, “Mi Bella virgen…virgen”, Bella lo mira atentamente tratando de descifrar las emociones que pasan por su rostro“ ¿Por qué no dice nada? ¿Está ¿decepcionado?, diablos, quizás no debí decirle… ahora me creerá una tonta” de pronto siente ganas de llorar pero se contiene al ver como una sonrisa se extiende por su bello rostro de ángel.
—Te Amo con toda mi alma preciosa— susurra con absoluta devoción contra sus labios, ella besa suavemente, y él sin perder tiempo se desliza hacia abajo, sobre sus pezones prestándoles atención a aquellas endurecidas piedritas que adornaban sus hermosos pechos, su lengua se ocupa de ellos, acariciando, chupando y succionando aquel rosadito pedazo de carne; Los gemidos de Bella lo alientan a seguir, su princesa se retorcía de placer debajo de su cuerpo, mirar el rostro de Bella excitada era hermoso y placentero, sus labios estaban entreabiertos soltando gemidos involuntarios, sus ojos continuamente se cierran a causa del placer que Edward provoca con su lengua.
“Mierda”.
Musita haciendo sonreír a Edward, cuando este sin contemplaciones con sus dedos toca su húmeda intimidad, sus dedos se deslizan desde su clítoris y por toda la extensión de su vagina, acariciándola suavemente, sin prisas… mientras se miran a los ojos fijamente, Edward acaricia desde su cadera hasta perderse en el centro de su cuerpo, puede sentir su clítoris hinchado y su humedad es palpable, traga saliva mientras siente la necesidad de hundirse en ella profundamente, pero su Bella es virgen, quiere que ella disfrute de este encuentro con sus caricias, llevándola al cielo, quiere que vea las estrellas… quiere hacerla llegar a su orgasmo, quiere hacerle el amor constantemente.
Bella suelta varios gemidos sobre los labios de Edward, es casi tortuoso sentir sus dedos en aquella zona tan sensible; Las manos de Edward se mueven en círculos sobre su clítoris, provocando que todo su cuerpo convulsionara, aquella zona palpitaba por consecuencias de las caricias de Edward, siente su cuerpo caliente y tiene ganas de gritar… liberar todo aquello que él le hace sentir.
—Oh…Edward…— gime cuando llega a su punto culmine, clavando sus uñas fuertemente en la espalda de él, sintiendo sensaciones inexplicables…
Edward de un momento a otro está desnudo sobre ella…
Piel con piel.
Cuerpo contra cuerpo.
Corazón con corazón.
Un hombre y una mujer uniéndose por amor por primera vez…
Se miran y él con una calma casi irritante separa sus piernas para acomodarse bien en ellas, Isabella espera expectante y siente como su cuerpo comienza a temblar, el nerviosismo vuelve a ella; trata de distraerse mirando el hermoso cuerpo desnudo de Edward “vaya”, es hermoso es un dios, cada poro, cada cabello es lo más hermoso que jamás vio, los músculos de su abdomen son lo suficientemente marcados para relamerse los labios, mira a Edward tomar el preservativo que esta descansando en algún lugar de la cama y lo desliza lentamente sobre su eje mirándola a los ojos, Isabella mira cada uno de sus movimientos atentamente… WOW, Edward desnudo era la gloria… el paraíso, relamió sus labios completamente excitada, se sentía extraña y tenía una mágica curiosidad de acariciarlo “ahí”, pero la timidez le ganaba… “quizás más tarde o mañana”. Pensó.
Edward apoya ambos codos al lado de la cabeza de su pequitas y su miembro descansa en la cadera de ella sin introducirse, Bella lo siente caliente y grande… él se mueve lentamente sin entrar en ella, provocando gemidos en ambos.
En ningún momento sus miradas se desconectaron y Edward no lo resistió…llevo su mano hacia la intimidad de Bella comprobando cuan húmeda estaba, sonríe y toma su miembro entre su mano se arrodilla entre sus piernas y pone la punta de su pene sobre la húmeda entrada de ella…
—Oh…— murmura frunciendo el seño, a pesar del preservativo puede sentir la calidez de su intimidad, como lo invita hacerle el amor….Se miran, ella esperando un movimiento, está nerviosa pero es su Edward, sonríe para tratar de hacerle saber que está bien, siente que su voz no saldrá si habla, él expectante y nervioso poco a poco comienza adentrarse a su interior e Isabella frunce levemente el seño, él se detiene rápidamente, no quiere provocarle ningún tipo de daño.
—No te detengas…— gime completamente avergonzada, siente un pequeño ardor por su cavidad inexplorada, Edward empuja hasta que la llena completamente, sensación no es agradable… es algo que se puede soportar. Ambos gimen al sentirse por primera vez, la sensación es inexplicable, por primera vez sus cuerpos forman un solo ser, por primera vez sienten la calidez del otro, a pesar que para Bella esta vez será algo más complicado Edward quiere hacerla disfrutar hasta el máximo, quiere hacerse sentir cuanto la ama…
—¿Estás bien mi Pequitas? — pregunta con voz agitada mientras nuevamente deja descansar sus codos al lado del rostro de su mujer, besó suavemente la punta de su nariz respingada.
—Si…— susurra con voz agitada, casi no reconoce su propia voz y aquello la hace sonreír. Juntan sus frentes y sus respiraciones chocan contra sus rostros, se miran a los ojos fijamente, no saben si pasaron segundos o minutos asi… solo eran consientes del calor de desprendían de sus cuerpos, entregándose en cuerpo y alma para siempre.
Bella empuja suavemente su cadera dando en silencio la “señal” de que se encuentra bien, Edward sin separar sus frentes comienza a mover sus caderas lentamente, no puede dejarse llevar completamente y hacerle daño asi que saca y entra su miembro en su interior lentamente, haciéndola gritar de placer, era un movimiento tan tortuoso que ambos sentían el mayor placer de sus vidas.
“Oh mi dios… moriré”
Edward soltó un maldito gemido que fue la perdición de Bella… lo mira a los ojos, él tiene su seño fruncido a causa de la excitación, su nariz arrugadita y su boca en una exquisita mueca de placer infinito, Isabella trata de grabar todas las expresiones de Edward mientras se mueve lentamente arriba de ella, profundo… llenándola completamente, haciéndola gritar sin pudor, y él no se queda atrás, susurra su nombre con devoción, los gruñidos de él llenan la habitación, la mano de Edward toma la de bella y la entrelaza, llevándola arriba de sus cabezas sin soltarla y se aferra a ella como si su vida dependiera de ello, Isabella aprieta sus manos entrelazadas. Sus miradas jamás cortan el contacto, se besan pasionalmente, sus lenguas luchan entre sí por mantenerse en movimiento dentro de la boca del otro, mientras gimen sin darse tregua, las gotas de sudor adornan sus cuerpos.
La mano libre de Edward acaricia uno de los pechos de Bella jugando con su pezón
“Oh mierda”… murmura ella jugando también con su mano libre en el trasero de Edward, lo aprieta entre su mano y Edward suelta con gruñido dejando de besarla y junta nuevamente sus frentes, Edward deja de ocuparse de sus pechos y lleva su mano libre hacia la pierna de su novia y la sube hacia su cadera, Bella lleva ambas piernas a la cadera de su hombre y Edward la penetra más profundamente, haciéndola jadear en busca de aire.
—Oh… más rápido…— pide ella retorciéndose de placer, su estomago sube y baja a causa de su respiración irregular, masajea el trasero de Edward lentamente, clavando sus uñas, encantándose con cada expresión de Placer de Edward y al parecer ella no se quedaba atrás, Edward jamás dejo de mirarla a los ojos.
—Oh, Bella…mi Bella— gime Edward, antes de apoderarse de sus labios con absoluta pasión, mientras intensifica sus movimientos sobre ella… ambos gimen en la boca del otro y no lo pueden resistir… su liberación llega arrastrando todo a su paso, Isabella siente como un exquisito placer se apodera de todo su cuerpo, impidiéndole mover un solo musculo más, siente sus pies agarrotados y su espalda se arquea a causa del placer.
Edward cae sobre ella tratando de recuperar la respiración que a ambos les hace falta… Bella acaricia el desordenado cabello de Edward mientras el descansa sobre su pecho como un niño pequeño.
—Te Amo tanto pequeña mía, te amo, te amo— susurra mientras levanta su rostro para mirarla fijamente, besando cara centímetro de su rostro.
—Yo te amo infinitamente, eso fue…maravilloso— declara con una resplandeciente sonrisa en sus labios.
—Me encanto hacerte el amor Pequitas— susurra Edward, salió de ella con cuidado, no quería lastimarla, y luego se acuesta a su lado, tirando del edredón blando para cubrirse ambos.
—No te vayas, quédate conmigo…— susurra él mientras su nariz juega en la mejilla de Bella, ella voltea hacia el quedando frente a frente sobre la cama.
—Qué más quisiera yo…— Edward hace un puchero completamente infantil.
—Quédate mi amor…por favor— Isabella lo mira por unos segundos, haciendo memoria “amor…es la primera vez que me dices asi, Oh mi Edward”
—Eres un consentido… pero me quedare, aunque estalle la tercera guerra mundial por no dormir en mi casa— él sonríe.
— ¿Estás bien?
—Como jamás lo he estado mi amor…— Edward sonríe como un niño pequeño al escuchar las palabras de su mujer, Ella esconde su rostro en el pecho de Edward depositando un suave besito en el.
—Buenas noches mi amor— susurra algo juguetón, ella sonríe contra su piel.
—Duerme bien amor mío— y cerró los ojos sintiendo la exquisita sensación de sus cuerpos desnudos entregándose calor, desde ahora serian completamente inseparables.
“El silencio es sagrado; tiene la capacidad de unir a la gente, porque solo aquellos que se sienten cómodos en compañía de otro pueden estar juntos sin hablar”
Diario de Noha
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Hola mis lindas, un capitulo largo a decir verdad, lo tenia listo del viernes ajaja pero segun yo era un asco en alguna parte,
!Solcullen gracias por iluminarme!*-*.
Espero de todo corazón que les gustara el capitulo, las cosas comienzan a encajar y bueno... faltan cosillas, el fic sacando mis cuentas tendra unos 30 capitulos como mucho. espero que me apoyen hasta el final.
¿Votos, Comentarios?, porfis porfis.
Espero sus impresiones pues paso lo que muchas ansiaban leer desde que se conocieron, espero que les haya gustado.
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Bye hermosas mias :)
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