Noche Mágica.
CAPITULO DIECIOCHO
—Créeme es solo el comienzo— Dijo con la voz más seductora que había oído Bella y sin más acelero.
—¿A dónde piensas ir? — Isabella pregunta moviendo sus manos nerviosa, sus pensamientos estaban confusos, quería que Edward se detuviera en este mismo instante, que la dejara en casa sana y salva, pero por el otro lado estaba su corazón, ese que justo en este mismo instante palpitaba salvajemente en su pecho ante la cercanía del hombre que estaba a su lado, aquel corazón que imploraba a gritos ser parte de la vida de Edward Cullen, quería besarlo hasta que sus lenguas no tuvieran las fuerzas necesarias ni siquiera para poder hablar, quería tocar su exquisito cabello rebelde, ansiaba acariciar cada parte de su hermoso cuerpo “¿Qué? Estoy loca ¿Por qué diablos pienso eso?” – se regañaba mentalmente. Isabella jamás se dejo llevar por aquellas sensaciones tan humanas. Se mordió el labio nerviosa perdiendo la noción del tiempo, “¡qué importa!”, pensaba mirando sus rodillas; Quiso dejarse llevar por primera vez, realmente quería intentarlo… aunque el día de mañana estuviera completamente arrepentida (cosa que dudaba), pues ya no importaba, de lo único que era consiente era que Edward manejaba como un loco hacia un lugar desconocido… que estaban solos y que el manto de hermosas estrellas que la noche les regalaba no ayudaba mucho… era definitivo, Isabella Swan estaba perdida.
—Es solo que no pienso desaprovechar esta oportunidad— dice él, y Bella se da cuenta como Edward aprieta sus manos entorno al volante, ¡DIABLOS!
—Deberías…— se detiene, estuvo a punto de decirle que la dejara en casa, ¡pero ya estaba bueno de tonterías!, hace unos instantes estaba pensando sobre dejarse llevar y eso era lo que hacía justo en este momento— …Manejar más deprisa entonces, mi madre se puede asustar si no llego temprano— se sintió como una niña pequeña al decir eso, quería vivir sola, pero René no se lo permitía, en parte la entendía… pero quería su espacio, tenia veinte años no diez.
Edward abre sus ojos completamente impresionado ¿acaso había escuchado bien?, mojo sus labios, de pronto sintió su boca seca. “¿Qué paso con la Bella “Edward detente” “Edward no lo vuelvas hacer” “No me digas pequitas” “deja ya de fastidiar” “Ian debería matarte por no respetar mi espacio personal”... ¿Acaso ella había decidido darme una oportunidad?”
Sacude su cabeza para borrar sus pensamientos, con su pie aprieta el acelerador, tuvo la intención de tocar la rodilla de Isabella mientras conducía hacia aquel lugar hermoso, pero se resistió, no quería hacer nada que ella no quisiera o que la incomodara, quería aprovechar cada segundo a su lado, ¡había esperado dos años para este momento!, que ahora temía estropearlo todo.
Entrecerró los ojos tratando de divisar el lugar, y dio con el… aquel lugar con el cual tantas veces fantaseo traer a su Bella… a su Pequitas.
Se estaciono a la orilla del asfalto, dejo las luces encendidas, ya que a pesar de que ninguna nube opacaba el cielo, no quería asustarla, tampoco que pensara que la violaría en aquel lugar donde no transitaba ninguna alma.
—Ey…— se quejó Bella sin bajar del automóvil, Edward le había abierto la puerta— ¿Qué hacemos aquí? — por un momento se arrepiente de haber venido, una cosa era hablar, si… besarse también...quizás caricias tontas y tímidas, pero eso de venir a un lugar completamente solitario la asustaba demasiado— Creo que deberías... — suspiro, miro fijamente los ojos de Edward que esperaba que terminara su frase— deberíamos— rectifica en un susurro— irnos a otro lugar—
—Descuida mi Pequitas…— Isabella se sonroja— nos iremos pronto, solo quiero que veas algo, podemos venir aquí de día si estas mas cómoda— El solo se encogió de hombros— Confía en mi… por favor— pidió extendiendo su brazo izquierdo para ayudar a bajar a Bella, ella derrotada toma su mano; aun no se podía acostumbrar a la exquisita sensación de su cuerpo cuando hacia algún tipo de contacto con el de Edward… era algo que simplemente las palabras no podían explicar.
—Okey— murmura, Edward no suelta su mano, más bien la entrelaza.
La ayuda a caminar unos cuantos pasos adentrándose hacia un tipo de bosque… Isabella mira todo a su alrededor, iban en completo silencio, solo se escuchaban las hojas que bailaban producto de la brisa helada que corría, un escalofrió recorrió todo el cuerpo de Bella, el aire era frio.
—¿Falta mucho? — Pregunta confundida, Edward niega con la cabeza y responde que solo faltan unos segundos. Siguen avanzando entre la maleza, Edward aprieta el agarre de la mano de su Pequitas y se detiene; Isabella levanta la mirada ya que estaba distraída mirando el suelo para no tropezar con alguna ramita, pero lo que sus ojos vieron la dejaron completamente muda.
“¡WOW!” ese fue lo único que sus labios pudieron formular, Isabella quedo impresionada ante el paisaje que sus ojos veían.
Un hermoso lago se extendía en el horizonte, adornado de grandes y nevadas montañas… entre ellas la luna brillaba en todo su esplendor, reflejándose en el agua, iluminando todo el paisaje, Isabella soltó la mano de Edward caminando unos pasos hasta llegar a la orilla del lago, quiso meter sus pies al agua pero se contuvo…
—Es hermoso— Dice ella mirando la luna en el cielo rodeada por un maravilloso manto de estrellas.
De pronto sintió unos brazos alrededor de su cintura, Edward pego su pecho a la espalda de su Pequitas descansando su rostro sobre el hombro de ella.
—Tú eres hermosa…— susurró cerca de su oído haciéndola estremecer, Isabella suspiro y llevo sus manos hacia las manos de él que descansaban sobre su vientre plano. —Gracias— dijo completamente hipnotizada, ladea un poco su rostro para mirar el hermoso rostro de Edward.
—¿Por qué me agradeces? Si se puede saber—sonríe de lado, agradeciendo mentalmente que Isabella no se apartara de sus brazos, se sentía tan bien sus pequeñas manitos acariciando las manos de él.
Isabella suspiro “déjate llevar” se recordó mentalmente, cerró sus ojos y se volteo, quedando asi frente a frente con aquel hombre dueño de sus sueños, de su corazón… de su vida.
—Por… no dejarme sola, a pesar de que me porte mal contigo— bajo su mirada avergonzada, Edward puso sus ojos en blanco, levanto la barbilla de ella con su mano derecha para mirarla directamente a los ojos, su corazón latía desenfrenado en su interior… había llegado el momento que tanto había anhelado, ella dejando todos sus miedos de lado, ya no existía Victoria, ni Ian… no existía absolutamente nadie más en el mundo, solo eran ellos dos, juntos.
—Sabes las razones del porque lo hice— susurra él acercándose hacia ella— Eres todo para mi, y lamento haberme dado cuenta tarde…— susurraba acariciando las sonrojadas mejillas de Isabella— Pero te quiero tanto…Te amo tanto— susurró cerca de sus labios.
Isabella sintió como el mundo a su alrededor desaparecía, todo aquello que alguna vez tubo sentido para ella, ahora prácticamente no valía nada, Edward… él era su mundo, su universo y está dispuesta a luchar contra todo y todos quienes se opongan, aceptar sus sentimientos es complicado, Edward lo entiende, no hacen falta mas palabras para expresar lo que sienten.
—Solo bésame… mi Edward— ella alza su mano al cuello de Edward para acercarlo hacia ella, sus labios se unen nuevamente ahora ella había iniciado el beso, Edward la besaba lentamente, recordando cada detalle de su boca, sintiendo como sus lenguas se reconocían… como temblaban en la boca del otro, él tomo la cintura de Bella acercándola hacia él, ella con sus manos temblorosas acaricio el pecho de Edward ¡esto era gloria! ¡Era amor!, sus respiraciones eran dificultosas pero ninguno quería terminar aquel beso lleno de magia, la adrenalina corría por sus venas, cada parte de sus cuerpos reclamaban por el otro, eran simplemente un complemento… un todo.
—Quiero que estés conmigo, déjame cuidarte, protegerte…déjame amarte por sobre todas las cosas— susurra él sobre sus labios, Isabella inhala el exquisito aliento de su Edward… porque si, ahora era “su” Edward. Ella sonríe, y Edward se estremece, le parecía tan lejano aquel día que Bella estuviera con él por voluntad propia, sin culpas ni nadie de por medio, y ahora que la veía sonreír, entre sus brazos era el nombre más feliz de la tierra, se sentía en un sueño… un maravilloso sueño del cual no quería despertar jamás.
—Quiero que me cuides— ella le dice tímidamente, sus manos temblaban, el corazón bailaba en su pecho, recordándole el motivo por el cual estaba ahí… el amor que sentía por Edward.
—Oh mi Pequitas…— susurra Edward acariciando con sus manos desde la garganta de Isabella hasta rozar sus labios.
—Siento haber sido tan estúpida dos años…— se lamento ella, pero Edward rápidamente la callo con un tierno y corto besos en los labios.
—Olvida el pasado— le dice serio, mirándola fijamente a los ojos, Isabella trago saliva nerviosa, Edward se veía malditamente hermoso a la luz de la luna, sus ojos se veían oscuros, su expresión era indescifrable, pero Isabella sintió la necesidad de abrazarlo fuerte— Ahora somos tu y yo contra el mundo— cambia su expresión y ahora sonríe, Isabella asiente escondiendo su rostro contra el pecho tonificado de Edward, él pasa sus largos dedos a través de cada cabello de su amada, suspira y deposito un beso en su cabeza.
—Vamos Princesa— le dije acariciando su espalda— Tienes que volver a casa— no quería dejarla, pero no quería tener problemas con René.
Isabella hizo un adorable puchero y Edward no pudo evitar tomar su labio inferior entre sus dientes, provocando risitas tontas de ambos.
—¿Prometes traerme nuevamente? — pregunta como niña pequeña.
—Cada vez que quieras Pequitas— dice el sonriendo, y asi emprenden camino a casa.
*
*
*
Mientras Edward conducía tomo la mano izquierda de Isabella, acariciándola suavemente.
—¿Puedo seguir robándote besos? — Preguntó sonriendo pícaramente, Isabella lo miro de soslayo.
—No— responde soltando una risita.
— ¿y eso por qué?
—Porque ahora son correspondidos— siente su rostro arder pero no se avergüenza por decir aquello, era lo que ella sentía… “Dejándose llevar” se repetía mentalmente.
Edward iba a responder cuando el sonido del celular de Isabella lo interrumpió.
—Oh, es mi mamá…— Dice algo preocupada, miro la hora en el volvo de Edward, eran casi las once de la noche.
—¿Bueno? — pregunta nerviosa, se sentía como una niña de quince años llegando tarde a su casa, a pesar de todo le gustaba vivir esta etapa, puesto que… Renata jamás se preocupo de ella, Recordarla le provoco escalofríos en su cuerpo.
—Hola Hija…— respondió alegre, Isabella frunció el seño— ¿estás con Alice? — Pregunta— Me llamo hace una hora más o menos, dijo que te quedarías en casa de los Cullen, dijo que estabas en el baño, pero Hija…¿mañana te quedaras allá todo el día? — “¿Qué?, ARG… ALICE TE MATARE ¿COMO ME HACES ESTO?”.
Edward la mira preocupado, acelera el vehículo para llegar pronto a casa de Isabella, piensa que el seño fruncido de Isabella es producto de algún regaño de René.
—Este…yo…— mira a Edward preocupada, le pedirá que la lleve a Casa de Alice— no sé si me quede todo el día allá— Edward frunce el seño— te llamare mañana mama, Buenas noches— y corta la llamada, gira un poco su rostro para ver a Edward.
—¿Qué sucede? — Pregunta él.
—Llévame a tu casa— dije enfurruñada, estaba echando humo por las orejas, “maldita Alice me las va a pagar”
Edward se sorprende, pero no dice nada, Isabella cierra los ojos tratando de calmarse, se relaja sintiendo como la mano de Edward trazaba imaginarias líneas en su mano izquierda ¡es tan placentero!, el viaje es corto… más corto de lo que Isabella recordaba, de pronto el motor se apaga y ella abre los ojos.
— ¿Dónde estamos? — pregunta confundida mirando el enorme edificio que estaba justo al frente de ella.
—En mi casa…— responde Edward confundido, Isabella lo mira sorprendida… “DIABLOS…”
—Edward yo decía casa de tus padres…— dice alarmada, por alguna loca razón sentía mariposas en el estomago, su respiración errática, maldición… jamás en su miserable vida se sintió mas nerviosa.
—No te expresaste bien entonces— él sonríe— problemas de comunicación, tendremos que trabajar en eso— y rápidamente se baja del volvo dejando a una Isabella literalmente con la boca abierta, lo siguió con la mirada hasta que llego a su lado, abrió la puerta del copiloto y extendió su mano.
— ¿Me permite? — dice con la sonrisa más hermosa que Isabella vio jamás. Ella Asiente, toma la mano de él y se adentran hacia el edificio.
Isabella mientras caminaba contaba los pasos que daba, estaba tan nerviosa, necesitaba distraerse con alguna tontería, Edward tenía su mano entrelazada con la de ella y ambos caminaban en silencio. Se subieron al ascensor, Isabella se miro al espejo y se sintió un desastre al lado de él.
Nadie decía nada, Edward no sabía qué hacer o que decir, se sentía como un niño de ocho años, con la mujer más hermosa a su lado; Isabella no se quedaba atrás, ahora comenzaba a contar sus respiraciones “estoy loca” pensaba constantemente.
Las puertas del ascensor se abrieron abruptamente y salieron por el pasillo, llegaron al final una puerta de madera les dio la bienvenida.
—Mi casa— dice Edward sonriendo, abriendo la puerta, Isabella entra con pasos vacilantes, Edward le sonríe infundiéndole valor “yo no muerdo”, piensa y luego suelta una sonrisa.
Isabella recorre el departamento con sus vista, es pequeño, nada extravagante… quizás lo decoro él- piensa, Esme suele ser un tanto mas detallista. La sala estaba decorada con un pequeño living color café en forma de “L” se veía suave y reconfortante, una pequeña mesita de centro justo al frente, y un enorme plasma, un ventanal reemplazaba la enorme pared del fondo, podía ver un pequeño balcón, ya que las cortinas color crema estaban abiertas.
Se adentro un poco más, al lado derecho de la sala había una cocina americana, pequeña pero con todos los implementos necesarios para no morir de hambre, tenía dos sillas en la encimera que daba hacia el living, “no tiene comedor”. Pensó Isabella sonriendo.
Había un pasillo con tres puertas… Isabella pensó que podría ser el baño y las habitaciones.
En ese momento su móvil sonó dejándole ver un mensaje de texto de la traidora de su amiga.
“Hola Bella, sé que querrás matarme en este momento, pero te devuelvo el favor por haberme acompañado al ginecólogo… GRACIAS, eres la mejor amiga y por favor… solo disfruta la noche, mi hermano no es un asesino en serie, te ama y tu lo amas, sean felices, con cariño. Alice”
“definitivamente te matare Alice”, pensó Isabella guardando el móvil en su cartera.
— ¿Quieres algo de beber? — Pregunta Edward tomando de su mano y guiándola hacia la cocina americana, sin dejarla contestar le sirvió un vaso de jugo natural.
—Gracias— Bella se sentó en la silla, junto al gran mesón que daba hacia la cocina, tomo un sorbo. Se dio cuenta que la nevera de Edward prácticamente estaba vacía y no pudo contra su curiosidad— ¿No tienes comida? — Preguntó, Edward se sonrojo levemente soltando una risita “Ah sí es tan adorable” se derritió Isabella mirándolo, por un momento olvido qué diablos había dicho para que se pusiera asi. —La verdad no— sonríe— no soy muy bueno cocinando, realmente soy un desastre— se avergüenza— por eso suelo pasar por comida cuando salgo del trabajo o paso a casa de mis padres—
—Oh…lamento haber arruinado tu cena— se disculpa Isabella, si no hubiese estado con Alice él estaría cenando en este momento.
Edward rápidamente está sentado a su lado, levanto su barbilla con su mano derecha y la mira directamente a los ojos.
—Tu jamás podrías arruinar nada— le susurra cerca de sus labios, no puede ignorar la necesidad de volver a besarla, sus labios se encuentran en una danza apasionada, Edward se levanta de la silla y sin dejarla de besar toma su rostro acariciándolo suavemente, mientras siento como las manos de Bella están en su espalda.
—Eres hermosa.
Ella se siente avergonzada, y él besa tiernamente su frente, provocando un exquisito cosquilleo en el cuerpo de la joven.
—¿Tienes hambre? — pregunta Edward sonriéndole.
—Un poco— se encoge de hombros, Edward toma su celular y ordena una Pizza, Isabella lo mira mientras sus labios rellenos se mueven pausadamente, alzo su mano izquierda tres veces para acomodarse el cabello, se relamió los labios mientras esperaba con aquel esquisto seño fruncido, su nariz recta, su mandíbula fuerte y varonil, sus pómulos salientes, lo hacían insoportablemente hermoso, no entendía como él pudo haberla soportado y fijado en ella, cometió tantas estupideces, no quería dejarlo escapar, no cuando por fin se sentía en las nubes.
—La Pizza estará dentro de media hora más o menos— dice Edward al cortar la llamada, se da cuenta como Bella lo mira sin pestañar, sonríe de lado.
—¿Qué sucede? — Pregunta.
—Nada, solo te admiraba— Isabella se sonroja notablemente.
—Ven— él tira de la mano de Bella y se sientan en el Living, ella acomoda su cabeza en el fuerte pecho de Edward y el con sus dedos juega dulcemente con el cabello de Bella.
Edward Prende el televisor y se quedan en absoluto silencio, para nada incomodo, ambos cuidándose… acariciándose tímidamente, disfrutaban de la compañía del otro, querían prolongar el momento para siempre.
A los minutos después tocaron la puerta, Edward a regañadientes se levanta, y recibe la pizza, la lleva a la pequeña mesa de centro que hay junto al Living, saca una coca cola de la nevera con dos vasos.
—Te enseñare a cocinar— Dice Isabella mordiendo su pedazo de pizza, Edward sonríe.
—Soy un caso perdido.
—¿Cómo es que no te has muerto de hambre o te convertiste en un viejo panzón? — Edward alza las cejas pícaramente.
—Tengo mis métodos para ejercitarme…— Isabella queda confundida… ¿acaso…acaso el habla de…de…sexo? Isabella no dice absolutamente nada, pero no puede evitar una presión en su estomago…¿decepción?, “pero que crees, que te iba a esperar dos años, que idiota soy, realmente estúpida”
—¿Qué sucede? — pregunta Edward al notar como la expresión de Isabella cambia.
—Nada— dirige su mirada a la pantalla del televisor, tratando de ocultar su mirada, Edward no dice nada.
*
—Wow— dice Edward impresionado al ver la caja de la pizza completamente vacía.
—Comes como un pequeño dinosaurio— ríe bajito.
—Que va…— responde Isabella sonrojada— no me interesa conservar la línea— susurra ella.
—No lo necesitas, eres perfecta— Se acerca a ella y besa sus labios suavemente. Isabella suelta un bostezo.
—Pues Bien a Dormir— dice Edward levantando la caja vacía, y los vasos, llevándolos hacia la cocina. Por alguna razón los nervios de Bella vuelven.
Se quedo ahí sentada, cerró los ojos fuertemente, pidiendo, implorando que cuando sus ojos se abrieran el sol apareciera en la ventana… su corazón latía desenfrenado en su pecho. Sintió como los pasos de Edward se aproximaban, abrió sus ojos decepcionada al ver que aun era de noche.
—Vamos— Edward entrelaza su mano con la de ella— este es el baño— dice apuntando hacia una de las puertas del único pasillo que había en su departamento— Este es mi pequeña biblioteca— dice Edward abriendo la puerta, Isabella sonríe, era un cuarto blanco con el piso de alfombra color rojo intenso, en la pared derecha había un gran estante color negro lleno de libros, y pequeñas fotografías de su familia, en el fondo justo al frente de la puerta había un escritorio con un portátil, y una pequeña lámpara, y justo al lado izquierdo de la habitación reposaba un hermoso piano de color negro.
—Hace mucho que no te escucho tocar— murmura ella soltando un bostezo involuntariamente, estaba cansadísima. Edward la sonríe y besa su frente.
—No tenía a mi musa inspiradora— susurra el rozando sus narices, Bella se sintió mal.
—Edward cuando lo siento…yo…—
—Tú eres mi presente y mi futuro ahora Bella, lo demás no importa— dice serio, ella asiente con su mirada.
En la última puerta al fondo ambos se detienen, Edward abre y los nervios de Isabella aparecen nuevamente.
—Mi habitación— dice tomando la mano de Bella e introduciéndola en ella. Había una enorme cama matrimonial justo en el centro de la habitación, un edredón color blanco, con cojines en muchos tonos de cafés, dos mesitas de noches color caoba junto a dos lámparas color crema, al lado derecho de la cama habían dos puertas, Isabella imagino que probablemente sería otro baño y quizás un armario, su vista siguió su recorrido en la habitación, al lado izquierdo la pared fue reemplazada por un enorme ventanal, con cortinas en un hermoso tono café claro, estaban abiertas, la vista desde aquí era hermosa desde aquí se podía ver gran parte de la cuidad… era simplemente perfecto.
—Es hermosa tu casa— dice ella sonriéndole, Edward se encoge de hombros.
—Alice me ayudo a decorarla— dice Edward— he ido comprando cosas de apoco, no quise de mis padres me ayudaran, como te has dado cuenta me falta un comedor— ríe— pero no lo creí necesario, puesto que siempre estoy solo aquí y bueno… no cocino.
—¿No invitas algunos amigos? — Pregunta Isabella confundida.
—Pues si, Emmett— ríe —Alice y Jasper son los que más vienen— Isabella podía recordar como Alice le decía que se reunirían lo viernes por la noche en casa de Edward, pero ella no le gustaba ir, puesto que Ian se ponía como una fiera, y ella no quería aceptar que amaba a Edward, entre menos lo viera mucho mejor. —Pero ahora tendré que comprar un comedor— dice pensativo, Isabella voltea hacia él, puesto que estaban parados uno junto al otro.
—¿y eso por qué? — pregunta.
—Por que desde ahora tú serás mi invitada, cada vez que quieras, necesito que comas en una mesa, no en el sofá— ríe despacito, Isabella niega con la cabeza.
—Me daría igual comer en el suelo Edward— lo veía innecesario.
—Pero a mí no— suspira pasando sus manos por su cabello cobrizo, Isabella suspira completamente hipnotizada— Bueno… mira— dice Edward entrando a una de las puertas que hay junto a la pared derecha, era un cuarto de baño— El baño, ahora…esto…si deseas algo estaré en el living— Isabella frunce el seño.
—¿Por qué? — pregunta
—Para que duermas, no te dejare dormir en el sofá— dice levantando la ceja, aunque moría de ganas de dormir junto a ella.
—ok…— dice no muy convencida, Edward saca algo de la otra puerta que estaba junto al baño, era un armario, y luego besa la frente de Isabella.
—Buenas noches pequitas— la abraza, ella murmura un buenas noches y sin más el sale de la habitación.
Isabella prácticamente se tira a la cama… diablos es ella quien debería estar durmiendo en el sofá, se siente mal por eso, Edward trabajo todo el día.
Isabella mira sus ropas… Odia dormir tan abrigada, asi que se mete al armario de Edward y saca una de sus sudaderas, se desviste quedando solamente en unas bragas.
“espero que no se moleste”. Piensa al mirarse al espejo del baño, Isabella inspecciona su atuendo, la sudadera es bastante grande, le llega un poco más arriba de la rodilla, se pregunta realmente si es de él o no o quizás es ella demasiado pequeña.
Se desliza en las sabanas y deja caer su rostro en las almohadas, “mmm delicioso, tienen el perfume de Edward impregnado” Cierra sus ojos y cae rendida inmediatamente a los brazos de Morfeo.
*
*
Se remueve incomoda, las sabanas están enredadas en sus piernas, tiene demasiada calor y no sabe el motivo, esta sudando… abre sus ojos, no recuerda haber soñado absolutamente nada. Estira su mano para ver su celular que había dejado en la mesita de noche, ve la hora, exactamente las tres de la mañana, de pronto se siente sedienta, se levanta de la cama, esta todo oscuro, sale de la habitación vacilante.
Camina por el pasillo y ve la tv del Living prendido, Edward acostado en el sofá en forma de “L”, se veía algo incomodo, Isabella hace una mueca.
Rápidamente va a la cocina por un vaso de agua, lo bebe de un sorbo, camina a donde se encuentra Edward durmiendo…”se ve tan hermoso”-piensa Isabella; Se acerca a él lentamente se arrodilla a su lado, cerca de su rostro.
—Edward…— Habla suavemente, levanta su mano y acaricia sus cabellos broncíneos, Edward sonríe.
—¿Qué sucede? — Abre los ojos y ve a Bella tan cerca de él que no puede evitar juntar sus bocas, Bella fue tomada por sorpresa pero corresponde gustosa al beso, ambos se reclaman… sus respiraciones se dificultan y sus lenguas luchan la una con la otra.
—Ven a la cama— dice ella una vez que se dejan de besar, Edward la mira sorprendido— estas incomodo aquí, vamos…— ella se levanta del piso y tira la mano de Edward para que se ponga de pie.
—¿estás usando una de mis camisetas? — pregunta aun medio dormido. Isabella se ruboriza notablemente, toma el control del televisor y lo apaga.
—Sí, lo siento… odio dormir con ropa— “eso es fácil de arreglar”… piensa Edward pero se calla.
—Te ves sexy— dice caminando hacia la habitación tomados de la mano.
—Mentiroso, dices eso porque aun duermes— ríe bajito.
—Suelo ser sincero— responde prendiendo la lámpara que reposa en la mesita de noche.
Isabella no dice absolutamente nada, sin embargo se acuesta nuevamente en la cama de Edward, y él la imita sonriente… algo nervioso apaga la luz y se quedan completamente a oscuras… podían sentir una exquisita tensión entre ambos, algo que no podían explicar.
—Buenas Noches…— Edward se acerca a ella y pasa su brazo por la cintura de Bella acercándola más a su cuerpo, están frente a frente, Edward besa la punta de su nariz, provocando risitas en ambos.
—Buenas Noches…— responde Bella escondiendo su rostro en el pecho de su hombre, toma aire y simplemente lo dice antes de procesarlo— Te amo Edward…— siente su rostro enrojecer, agradece la oscuridad, es primera vez que le dice a Edward como se siente, lamentó haber sido tan ciega, pudo haber disfrutado de sus brazos hace muchísimo tiempo, pero de nada serbia lamentarse ahora, lo importante es que Edward por alguna razón la quería y ella no desaprovecharía una vez más la oportunidad de ser feliz.
—Te Amo mi Pequitas— Susurra Edward bajando un poco su rostro encontrando los labios de Bella y nuevamente unieron sus labios para sellar aquel pequeño pacto que daba el comienzo de un gran amor que los condenaría para toda la eternidad.
_____________________________________
ADELANTO CAPITULO DIESCINUEVE
—Ok…— Edward respira profundo pero de un momento a otro esta besando sus labios, Bella corresponde aun con su respiración agitada, puede sentir el peso de Edward sobre ella… ambos comienzan a besarse con desesperación, Bella alza sus manos y acaricia el sedoso cabello de Edward, provocando un suave gemido que sale de los rellenos labios de él. “Maldición… que sensación tan placentera”, pensó Isabella al oírlo, Isabella por instinto abrió sus piernas por lo que Edward quedo atrapado en ellas…”OH”… pensó al sentir una dureza en su intimidad, comenzó a hiperventilar, Edward la dejo de besar y junto sus frentes.
—Eres realmente la mujer de mi vida— dice con la voz agitada; Bella siente como sus ojos se humedecen, ¿Qué hizo ella para merecer a un hombre asi?, Edward soporto sus berrinches, sus malas decisiones pero a pesar de todo siempre estuvo junto a ella.
Jugó con sus narices y le sonrió sinceramente antes de volver apoderarse de sus labios, Isabella se removió un poco provocando una exquisita fricción entre sus sexos, ambos soltaron un tímido gemido.
Edward comenzó a repartir besos desde su boca hacia su garganta, una de sus manos acaricio ahora la desnuda pierna de Isabella… Ella se estremeció ante el contacto, Edward era lo más tierno y delicado posible, con su toque, que apenas rozaba las yemas de sus dedos.
_________________________
Hola lindas, les dejo el capitulo diesciocho en sus manos.
Sinceramente estoy algo no sé, triste, en DOS capitulos solo he recibido un voto y poquiiiiisimos comentarios :( ¿es que acaso ya no les gusta? ¿o que paso?, desde que borraron los votos de las "no usuarias" bajaron mas de 100 votos, las invito a comentar si quieren yo no muerdo jiji y bueno los votos los dejo a su eleccion, ustedes saben a quien realmente votan y tampoco suelo hacer esto pero realmente es un poco fustrante.
Eso, un beso y abrazo y espero que les haya gustado el cap, y el adelanto bye.
Facebook: Ani Cullen
|