Casualidades Fugaces

Autor: LuchyRct
Género: Romance
Fecha Creación: 30/09/2009
Fecha Actualización: 23/11/2011
Finalizado: SI
Votos: 13
Comentarios: 23
Visitas: 29597
Capítulos: 11

TERMINADO :)

Él tenía que estar frente al altar.

Ella también.

Por distintas razones ninguno de los dos estaba donde debía; y gracias a una serie de casualidades la vida los lleva por distintos caminos que terminan en un mismo punto.

Lo más difícil es dejar el pasado atrás y enfrentar el presente.

¿Podrán Bella y Edward seguir la línea del destino para estar juntos?

Todos Humanos.

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Capítulo 6: Por el Momento

Tres meses después.

Bella POV

Me levante por e ruido estridente de mi reloj de bola. Habían pasado ya tres meses desde que había empezado la Universidad y seguía sin acostumbrarme a levantarme a las 7 de la mañana.

Creí que ser independiente seria una tarea fácil, pero la verdad es que no lo estaba disfrutando. Tenía clases 4 veces a la semana, de de ocho de la mañana hasta las tres de la tarde. Luego tenía dos trabajos. Había conservado el del hospital como instrumentadota, pero lo había cambiado para el turno de la noche, cinco días a la semana. Por la tarde era ayudante en una escuela primaria que se encontraba a unos 15 minutos del departamento de la Universidad. Sinceramente ya no tenía tiempo para nada.

Mi vida se había convertido en algo rutinario, era siempre lo mismo. Levantarme, asistir a clases, correr al trabajo, usar el tiempo libre para estudiar, y volver a salir corriendo al trabajo. Mis ahorros ya no existían, los había gastado casi todos en libros y en el alquiler del hotel en el que viví después de la boda.

La boda. Pensándolo bien, esta vida era mucho mejor de la que tenía antes. Ahora era libre, yo elegía que hacer con mi vida. Aunque era prisionera del tiempo.

Salí de la cama y me metí en la ducha. Como siempre estaba con el tiempo justo. Me cambie, con unos vaqueros ajustados claros, y una caseta amarilla de mangas largas. Trate de arreglar mi cabello, pero al parecer este tenía vida propia. Por lo que me rendí y lo sujete en una coleta alta.

Guarde mis libros de literatura en mi bolso, junto al guardapolvo blanco del hospital y la carpeta de la escuela primaria.

Delinee mis ojos con un lápiz negro tratando de esa forma poder tapar las ojeras. Levante mis pestañas y coloque un poco de base en mis mejillas.

Así eran todas mis mañanas, corriendo por la habitación en busca de mi sweater negro y mis zapatillas All Stars.

Solté un suspiro cuando los encontré. Me puse las zapatillas mirando fijamente el reloj de mi masita de noche. Eran las 7:30. seguramente a estas horas mi compañera de piso seguiría dormida, por lo que salí con sumo cuidado de mi habitación. Tome las llaves que se encontraban arriba de la mesada de la cocina, y me fui.

Mi compañera de cuarto, era sin duda una persona agradable. Loca, pero agradable. Los fines de semana solía pasarlos con ella, cuando se quedaba en el departamento, y con otras dos chicas que había conocido durante mis clases.

Ella era mi loca y excéntrica compañera de habitación. Era sin duda una muchacha muy inteligente, pero inquieta. Era muy guapa, aunque con un aspecto de duendecillo malévolo. Era adicta a las compras y estaba de novia. Siempre estaba feliz, lo cual era agradable ya que era genial para mí.

Estaba estudiando comercio, por lo cual no compartíamos ninguna clase. Según ella, esa carrera le serviría para promocionar sus marcas de ropas.

Alice Cullen.

Su nombre me hacia recordar a Edward. Pero dudaba que fueran hermanos o familiares, ya que no se parecían en nada. Ni físicamente, ni mentalmente.

Edward… Sólo había hablado con él dos veces después de aquel maravilloso día. Se que me había llamado a mi móvil mas veces de las que hablamos, pero nunca pude atenderlo.

No sabia el porque, pero lo extrañaba. Lo había conocido poco, y era extraño, pero algo en él me hacías sentir segura, y sin duda especial.

Llegue al StarBucks que se encontraba en el campus y me puse en la fila para coger mi café. Mire a los alrededores, hasta que la encontré. Se encontraba en la misma mesa de siempre agitando una mano para que la viera. Le devolví el gesto y mire al frente.

Kelsey, era una chica que había conocido en mi clase de español. Estaba estudiando lo mismo que yo, por lo que compartía los días con ella. Era de Alemania, y estaba estudiando aquí gracias a una beca que se había ganado. Era sensacional, tranquila y pacifica. Siempre tenias las palabras correctas para los problemas. Aunque con ella solo pasaba tiempo en las clases, ya que al igual que yo estaba sola en el mundo y tenia que trabajar para poder pagar algunos gastos.

No estoy muy segura de lo que entendí de su historia, pero creo que su madre había muerto cuando ella era una bebe, y su padre era militar, por lo que se había criado sola. Realmente la admiraba.

No era como yo, que estaba huyendo, aunque ella no sabia eso. Nadie sabía la verdad de mi pasado. Aquí sólo era Bella Swan, una chica huérfana que venía del pequeño pueblo de Forks. Eso es todo. Nada más.

-Hola, Bella- salí de mi cabeza y mire al frente.

Ya estaba en el mostrador y Mike, uno de los camareros me sonreía como era costumbre. No era un chico malo, pero eran sin duda un pesado. No sabía captar las indirectas. No se daba por vencido, por mas que rechazase una y otra vez sus salidas seguía intentándolo.

-Hola, Mike. ¿Cómo estas?- pregunte educadamente, tratando de no mostrar mi malestar.

-Ahora bien- me sonrió, con algo que el debía de considerar seductor- ¿Lo de siempre?

Sonreí y asentí con la cabeza. Me dio la espalda y fue a pedir mi café late de todas las mañanas. Me recosté en el mostrador y busque en mi bolso la billetera para coger el dinero.

-Aquí tienes Bella- salte por la sorpresa. No se había tardado ni dos minutos.

Tome el café y saque el dinero para dárselo.

-No, no, Bella- se apresuro Mike- hoy te lo invito yo.

-Oh, eso es muy dulce- comente como quien no quiere la cosa.- pero no tienes que hacerlo, puedo pagar por mi desayuno.

-Lo se, pero quiero hacerlo…

-Mike- le advertí, sabia que lo que venía.

-Se que trabajas Bella, pero mañana es sábado ¿No te gustaría ir al cine o a cenar?

-Lo siento, pero mañana también trabajo ¿Lo recuerdas? En el hospital, turno completo- Mike hizo una mueca, y me sentí mal por él- En otra ocasión.

Sin darle tiempo a decir algo me aleje del mostrador para sentarme junto a mi amiga. Se estaba riendo, por lo que sabía que ya había visto lo de Mike.

-Así que ¿Qué excusa esta vez?- se carcajeo. Rodé los ojos y me senté.

-Hola a ti también- dije con un deje de sarcasmo en mi voz- No seas mala, solo le dije que trabajo.

-Pero si sabe todos tus horarios- se quejo-Y tú no trabajas los sábados…

Solté un suspiro. Saque unos apuntes y los apoye en la mesa. Tome un sorbo de mi café bajo la atenta mirada de Kelsey.

-Te comente la otra vez que necesitaba mas dinero- me defendí- La Dra. Crewler me consiguió un trabajo para todo el día de mañana.

-No me lo habías dicho.

-Si- dije sin darle importancia al asunto- la semana pasada, cuando la doctora me llamo en el almuerzo.

-¡Ah!

Sonreí cuando vi su mueca de confusión. En esto nosotras dos éramos iguales, podíamos tener un elefante delante de nosotros y no lo veríamos. Sin duda, éramos despistadas.

-¿Has visto como estaba a punto de saltarte enzima?- soltó de repente mi amiga con una sonrisa en la cara. Rodé lo ojos y tome mis apuntes. Serían unos minutos realmente insoportables.

Solté un suspiro de frustración mientras escuchaba a Kelsey hablar sobre todo lo que Mike estaba haciendo en ese momento. Por lo general ella no era una chica que hablase demasiado, de hecho era bastante discreta. Pero cada mañana que Mike me invitaba a salir se descolocaba y no paraba de hablar hasta llegar a clase. Asentía cuando llegaba a 120 en mi mente, para que pareciera que le estaba prestando atención. Aunque estoy mas que segura que ella tenía bien claro que estaba haciendo oídos sordos. En esos momentos las moscas me parecían mucho más interesantes.

Eran estos días en los que deseaba esconderme en un bosque solo con una botella de agua y un libro… Ok, quería más que eso, pero lo que quería me asustaba. Estaba realmente aterrada por lo que sentía. Cada día que pasaba mi corazón dolía, y sabía perfectamente la razón de aquello. Según Alice, decía que era porque estaba lejos de mi familia, pero en realidad eso era lo que mas feliz me hacía., pero ella no sabía de la existencia de Edward y de todo su apoyo durante las semanas mas difíciles de mi vida. Y sin más preámbulos, él era la razón de mi dolor.

Edward Cullen.

El timbre sonó. Recoge mis cosas y salí corriendo con Kelsey detrás hacia la primera clase de Literatura.

Edward POV

Tres malditos meses. Ese era el tiempo que llevaba en la Universidad, ese era el tiempo que llevaba sin ver a Bella.

Cada día me frustraba más con ese tema. Siempre, sin importar que llamaba a Bella para probar suerte. Deseaba poder oír su voz nuevamente, ver como se sonrojaba, como parecía quedarse sin aire cuando hablábamos… Simplemente la extrañaba a ella, pero al parecer no era correspondido. Sólo habíamos hablado un par de veces después de que ella se fuera a quien sabe que Universidad y yo a la mía.

Mi cuñado cada día me recordaba que debía dejarla ir, que si quisiera verme ya me habría llamado o devuelto algún mensaje. Pero soy cabezota, y me alegro por ello. Quería que ella personalmente me dijera que no quería saber más de mí. Entonces, quizás recién en ese momento me alejaría de ella. Aunque no estaba seguro de ello.

Desde aquella tarde, en la que Tanya me salvo del peor error de mi vida dejándome conocer a un ángel lastimado del cielo, no había dejado de anhelar a Bella. De todas las formas que existían. Lucharía por ella, eso lo aseguraba, aunque estaba asustado. Nunca, jamás me había sentido así por alguien, y mucho menos por una chica que vi unos días.

-¡Maldita sea, Edward!- grito Mike mi compañero de habitación. En otras palabras un completo imbesil. -¡No dejaste agua caliente!- escuche como su voz se quebraba por el frío.

Me reí y gire la llave de agua fría y abrí la caliente. Solo era cuestión de segundos para que saliera pitando de la ducha, como cada mañana. El muy idiota se había tragado la historia de que acá había un límite de agua fría y caliente, lo cual era una mentira. Cada mañana le hacía lo mismo y el muy idiota no se daba cuenta. Es decir ¡Estamos en una de las Universidades mas prestigiosas del distrito y el se tragaba ese cuento viejo! Lo bueno, es que era mi medicina para quitarme el mal humor de la mañana.

-¡AHHHHH! ¡Maldición, maldición!- no pude contener la risa y comencé a carcajearme.

Caí al suelo sosteniendo mi estomago, cuando vi correr a Mike por la habitación totalmente desnudo, gritando maldiciones. ¡Por Dios! ¿Cuál era la gracia de ver una comedia cuando tenía un autentico payaso a mi lado?

Trate de controlarme, el estomago me estaba empezando a doler demasiado y me estaba quedando sin respiración.

Mire el reloj y sonreí con malicia. Aun no acababa con él.

-¡Mike! ¡Se te hace tarde para llegar al trabajo!- camine con mi taza de café en la mano hasta la sala principal y me deje caer en el sofá del centro frente a la TV.

-¿Qué? ¡No! ¡Diablos! ¡Estupida ducha! Tengo que llegar en hora para ver a…- deje de escucharlo y tome el mando de la TV.

Comencé a hacer zapping mientras ignoraba los gritos de Mike. La verdad es que debí de haber pensado que a esta hora de la mañana lo único coherente que había para ver era el noticiero, lo demás eran caricaturas. Lo medite un segundo. No me apetecía empezar la mañana con los problemas que había en el país por lo que opte por las caricaturas.

Sonreí como un niño de diez años cuando encontré mi dibujito animado favorito: ¡Los Padrinos Mágicos!

Una de las haditas flotantes, Cosmo, me hizo recordar a mi compañero. Sin duda ambos tenían un bailarín en la cabeza en vez de cerebro. Aunque pensándolo bien, Cosmo era más inteligente que Mike.

No le preste atención a Mike cuando salio corriendo de la habitación.

Cuando estuvo la propaganda corrí a la cocina en busca de unas galletas con chips de chocolates y volví al sillón justo a tiempo. Sin duda necesitaba madurar. ¡Y yo quería casarme! ¡Por Dios!

Timmy Turner, el protagonista, tenía una fotocopiadora mágica y estaba copiando un montón de juguetes. El capitulo la había visto más de diez veces y aún así no me aburría. Mi parte favorita era cuando tenía que pelear contra un juguete al que él le había dado vida y quería destruir la ciudad junto a Saltín, un cachorrito mecánico que saltaba. Justo cuando estaba en grandes problemas el hadita verde llega y lo salva, algo que es totalmente raro en esa serie ya que por lo general Cosmo y Timmy son los que destruyen todo, y Wanda, el hada rosa y la voz de la razón, tiene que arreglarlo todo.

Si se ponía a pesar era algo realmente estupido, pero me encantaba. Bufe cuando los créditos comenzaron a pasar. Apague la TV y me quede allí mirándola en blanco. Tome mi móvil y busque él número de Bella. Sonreí al ver la foto que tenía de ella en el móvil. Se la había sacado el último día que nos habíamos visto, cuando ella estaba distraída sonriendo mientras apreciaba el paisaje que se presentaba ante ella.

Era tan hermosa, mismo en la foto se podía apreciar el brillo en sus ojos y la felicidad en su sonrisa. Era tan especial, sin duda única.

Presione el botón verde y deje que la llamase. Seguramente no me atendería como era costumbre, pero un así espere. Con suerte hoy sería diferente.

Ok, no era un día diferente. Salto la contestadota, y como era costumbre escuche su voz. “Hola. Este es el celular de Bella, en este momento no puede atenderte, sería bueno que no dejara un mensaje ya que no lo leeré, intente mas tarde.”

Solté un suspiro, estaba harto de esto. No iba a darme por vencido, pero estaba seguro de que iba a enloquecer. Solo era cuestión de tiempo para que contratara a un espía o algo así y la encontraran.

Tenía que ver a Alice hoy en la tarde y rogarle su ayuda o algo. Mi hermana era la única que podía ayudarme con esto.

Me levante y me cambie. Por suerte mi clase comenzaba a las 11:30 de la mañana, por lo que tenía tiempo de sobra. Me había planteado un par de veces el seguir durmiendo, pero eso me impediría divertirme con Mike Newton.

Tome mis libros y salí del departamento. Con paso lento atravesé el campus, hoy no me apetecía llevar mi auto, necesitaba tomar aire. Además tenía que soportar dos horas de “Cirugía y estética”, lo cual estaba seguro que no había una materia mas aburrida. Ok, la carrera de por si era una pesadez, pero no me había atrevido a decirle a mi padre que no iba a seguirla después de todo lo que había invertido en mi y las esperanzas que tenía. Aunque mi madre Esme, y Alice no ayudaban demasiado ellas insistían en que debía seguir lo que quería, pero no había podido enfrentarme a él. Abogacía sería la próxima carrera que estudiaría, si estaba vivo.

Llegue al aula, y como era de esperarse no había nadie allí. Me senté en el último banco y saque mi móvil. Esto sería largo…

Me quede mirando la foto de Bella por tiempo indefinido. Había escrito millones de mensajes de texto pero no había llegado a mandarle uno. No cabía duda que hablar era mucho mas fácil que un mensaje. Eso me parecía algo tan impersonal, ¿Es que qué se suponía que debía ponerle? ‘hola Bella, ¿Cómo te encuentras?’. No lo creo.

En medio de mi lucha interna el celular comenzó a sonar con el tono que le había colocado al número de Bella. Nunca me había sentido también al escuchar la melodía de ‘River flows in you’ de Yiruma.

Cerré todo lo que estaba haciendo con el móvil y abrí el mensaje.

‘Lamento que no pudimos hablar nuevamente.

Te hecho de menos.

B’

Sin duda, un mensaje no era impersonal. Al menos, por el momento.

Capítulo 5: El Eden Capítulo 7: No existe el Karma

 
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