Casualidades Fugaces

Autor: LuchyRct
Género: Romance
Fecha Creación: 30/09/2009
Fecha Actualización: 23/11/2011
Finalizado: SI
Votos: 13
Comentarios: 23
Visitas: 29598
Capítulos: 11

TERMINADO :)

Él tenía que estar frente al altar.

Ella también.

Por distintas razones ninguno de los dos estaba donde debía; y gracias a una serie de casualidades la vida los lleva por distintos caminos que terminan en un mismo punto.

Lo más difícil es dejar el pasado atrás y enfrentar el presente.

¿Podrán Bella y Edward seguir la línea del destino para estar juntos?

Todos Humanos.

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Capítulo 2: Dos bodas, dos situaciones, dos personas?

Bella POV

Esta sentada frente al espejo de la pequeña habitación blanca que se hallaba arriba de la Iglesia. Me observaba con detenimiento, mi cabello castaño recogido de una manera extraña que dejaba caer varios mechones sobre mi rostro pálido, el velo estaba dado vuelta para no tapar mi rostro, aún. Mis espesas pestañas estaban un poco mas largas de lo normar haciendo resaltar a mis obres chocolates. Baje la viste y mire con angustia el hermoso vestido de novia que llevaba puesto, con un calido bordado y de un tradicional blanco.

Una lágrima cayo de mi ojo, sabía que iba a arrepentirme toda la vida por esto, sabía que no quería casarme, no ahora y no con él. No quería casarme con Jacob, no quería desperdiciar mi juventud, pero sobre todo no quería atarme a alguien a quien no amaba.

Sentí un golpecito en la puerta y me apresure a quitar las lágrimas con la mayor rapidez que se podía para no correr el maquillaje. Al no contestar la puerta se abrió dejando ver a una de mis invitadas, no… no era una dama de honor, tampoco una amiga, no era de mi familia… Era una amiga de mi prometido que me odiaba. Si así simplemente me odiaba.

-¿Qué haces aquí?- no me importaba en ese momento ser cortes, o ocultarle mi desagrado hacía ella.

No se inmuto ante mi desprecio y cerro la puerta para luego sentarse en uno de los sillones que se encontraban atrás mío, de forma que le estaba dando la espalda pero podía divisarla perfectamente por el reflejo del espejo. Su semblante se veía marcado por el dolor, supuse que yo me sentiría igual si el amor de mi vida se casara hoy.

Se corrió el cabello de la cara con gesto nervioso, y desvió su mirada del espejo hacía la pared. Esas actitudes no eran propias de ella, por lo general me taladraba con la mirada y comenzábamos una batalla verbal, la cual debía admitir siempre salía vencida.

-Debo decirte algo antes de que cometas un error- murmuro de forma rápida lo que provoco que tuviera que agudizar mi oído-. Se que es tarde y que debí habértelo dicho cuando la relación comenzó- fruncí el ceño ante la incomprensión y me gire para ver como cubría su cara con sus manos y sollozaba débilmente- ¡Pero no puede!- chillo hipando- ¡Me gustaba ver como creías que Jacob te pertenecía cuando no era así! ¡Me encantaba saber que no te quería!

Unas punzadas se clavaron en mi corazón como si de un balde se agua fría se tratase. Me quede en shock unos instantes tratando de comprender sus palabras. No es que no hubiesen sido muy claras… bien de acuerdo no había entendido ni la mitad. Espere a que continuara pero el silencio llego y no soporte la incomodidad de este.

- ¿Serías tan amable de explicarme lo que sucede Leah?- mi voz sonó quebrada y me odie por ello. La susodicha levanto la mirada que estaba llena de lágrimas y tomo un par de bocanadas de aire.

-Se que vas a odiarme- susurro.

-No entiendo tu preocupación- solté sin intención de animarla en lo mas mínimo-. Ya te odio.

Su semblante no cambio ante mis palabras, lo anterior dicho era mas que evidente.

-Hace casi un año que… - se detuvo y volvió a desviar su mirada de la mía-. ¡Jacob te engaña!- Contuve el aire de repente-. Jacob hace un año que esta saliendo conmigo, hace un año que te ha puesto el cuerno, desde hace un año que se acuesta conmigo… Todos lo saben, no nos hemos escondido nuestra relación es pública.

-¿Billie?- musite con todas mis fuerzas- ¿Mis padres?

-Todos- se limito a contestar.

Las lágrimas fluyeron en un minuto y comencé a hiperventilar ¿Qué? ¿¡Estaba bromeando verdad!?

-¿Bella?- pregunto levantándose de su lugar y acercándose a mí, al parecer preocupada.

-¡Vete!- chille-. ¡Vete ya!

Leah no dudo ni un segundo y salio disparada de la habitación. Me sumí en una agonía devastadora… ¿Ahora que podía hacer? Estaba a 5 minutos de pertenecerle a un hombre invesil y embustero ¡y no tenía escapatoria!

-¡Cariño es hora!- escuche a mi madre llamarme escaleras abajo. ¿Cómo se atrevía a llamarme “cariño”? ¡No tenía vergüenza! Había dejado que su propia hija fuese una burla, que me humillaran públicamente a mi costa…

Tome varias bocanadas de aire y trate de arreglarme para que nadie se diera cuenta de lo que me estaba pasando.

En minutos me encontraba allí, parada frente a la enorme puerta de madera, del brazo de Charlie Swan, enfrente Rebecca una de las hermanas de Jacob, y sabía que del otro lado se encontraba allí mi prometido, y mis damas de honor.

La música comenzó a cubrir el ambiente y me sentí más nerviosa de lo que ya estaba.

-No este nerviosa, cielo- musito Charlie cerca de mi oído-. Es tu día- no quise mirarlo pues si lo hacía me saldarían un montón de barbaridades, y no era el momento adecuado para un escenita.

Me quede inmóvil. Antes de que abrieran las puertas, Rebecca me dedico una sonrisa, pero esta se borro al instante cuando la fulmine con la mirada.

Camino lentamente mientras Charlie y yo la seguíamos con paso pesado, no quite la mirada de la figurilla de la virgen que se encontraba al final de la Iglesia. Los ojos se me estaban nublando por las lágrimas que gritaban por salir, me sentía realmente herida, pero más que nada humillada.

Una vez me encontré a su lado, el sacerdote se coloco en su lugar para dar comienzo a la maldita ceremonia. Jacob tomo mi mano y de un movimiento nada sutil la solté haciendo que el sacerdote parara de hablar para mirarnos con sorpresa al igual que todos los presentes.

-¡No voy a casarme!- grite alejándome unos pasos de él como si quemara. Jacob me hecho una mirada con sorna.

-¡Claro que lo harás!- grito Renée que se encontraba de pie junto a Charlie-. ¡Te has comprometido, no es hora de caprichos niña!

-¡Oh lo siento!- dije con sarcasmo lo que provoco que a Renée le explotara la vena del cuello-. ¡No es momento para caprichos, pero si para ser humillada!- chille encolerizada.

En ese momento no me importaba que todo el mundo al que conocía me estuviese mirando como si fuese loca, de hecho era mejor esto que reírse de mí por que tenía el cuerno bien puesto hacía un año; ahora que había explotado nadie me callaría.

-¡Te estas humillando sola!- grito Charlie, sacándole la palabra de la boca a mi madre.

-¿Estas seguro?- baje los escalones para estar más lejos del altar-. O que, ¿Vas a decirme que no se rieron de mi porque Jacob me estaba poniendo el cuerno? Eso no les importaba en lo más mínimo, mientras pudiesen sacarme de enzima…

-Señorita le recuerdo que…- me interrumpió el sacerdote.

-¡Se en donde estamos!- lo fulmine con la mirada por haberse entrometido-. ¡Es preferible que lo diga ahora y salvarles los pecados a los demás que vivir con ese peso!

El sacerdote no hablo más y cerro la Biblia con lentitud.

-¿Desde cuando lo sabes?- pregunto mi madre. Mis ojos se salieron de orbitas, ¡lo estaba admitiendo!

-¡Lo admites!- mis lágrimas cayeron libremente por mi rostro y tragué un gemido de dolor-. Me ridiculizaste, te reíste de mi, me humillaste ¡Y no te importo en lo mas mínimo! ¿Y te haces llamar mi madre?

-No le hables…

-¡Tu tampoco estas en condiciones de decir nada!- le corte a Charlie que estaba sujetando a mi madre que sollozaba suavemente.

-Bella debes…

-¿Qué Jacob?- lo mire con irá contenida-. ¿Casarme contigo y seguir siendo la burla de tus amigos y mi familia? ¿O acaso pretendes que deje que te acuestes con todo el mundo a mi costa?

-No, no entiendes, ella… no es…

-¡Por Dios, Jacob! ¡Ahórratelo!

Sin más que decir me di la vuelta para salir de allí a toda velocidad tratando de no tropezar, pero antes de que pudiera hacer mi dramática salida, unas manos enormes y tibias me sujetaron. Inhalé y exhale unas tres veces, calme mis sollozos y sin previo aviso me di la vuelta y le atine una cachetada a Jacob con toda la fuerza de la que era capaz. Por inercia me soltó y llevo su mano a la mejilla que la tenía colorada.

-¡Eres un desgraciado!

-¡Si te vas no vivirás mas con nosotros!- me amenazo Reneé, bastante cerca de nosotros. La mire y le dedique una frívola y maliciosa sonrisa.

-Tranquila, no tendrás que seguir manteniéndome, voy a cumplir tu deseo y no necesariamente necesito casarme para cumplirlo…- Mis padres me miraron con incomprensión- ¡No necesitan echarme porque desde este momento deje de ser su hija, porque desde ahora no tendrán ni una sola noticia de mi! ¡Para ustedes estoy muerta!

Ahora sí, salí corriendo de la Iglesia dejando paso libre a la agonía. A toda velocidad corrí por las lluviosas calles de Forks sin un rumbo fijo. Corrí por horas, era conciente de que todas las personas que pasaban cerca me miraban con sorpresa, era conciente de que mi vestido era un desastre, que estaba empapada de pies a cabeza, que mi cabello era un almiar. Deje caer el velo y los zapatos.

Cuando quise darme cuenta me hallaba en mi antiguo hogar. No lo pensé mucho, saque la llave que se encontraba escondida debajo del alero para emergencias y entre sin dejar de correr hasta llegar a mi objetivo: mi recamara. Saque un par de valijas y tire la ropa sin preocuparme por nada, tome él dinero que había horrado toda mi vida, otras cosas de valor y sin pensarlo ni un segundo mas salí de aquella casa sin mirar atrás.

Nuevamente me encontraba corriendo, a menor velocidad por culpa de las 2 valijas y la mochila que cargaba. No sentí el dolor que sentían mis pies por cada ramita, piedra o lo que fuere que pisaran, no me importaba que mis pulmones pidieran mas oxigeno del que les estaba dando, yo seguía huyendo.

En un tiempo me encontraba a las afueras de forks, en el bosque, donde ya era de esperarse, resbale con un charlo y caía a la húmeda tierra. No me importo levantarme, me oville cerca de un árbol y comencé a lamentarme, comencé a pensar en todo lo que había pasado, deje libres a mis lágrimas.

Edward POV

Allí estaba yo en el altar, como un idiota. Era obvio que ella ya no vendría, que me había dejado plantado. Mi hermana Alice junto a mi madre me miraban preocupadas, mi prima Rose, estaba hecha una furia mientras mi hermano, su novio trataba de calmarla. Mi padre me miraba con compasión, mi primo Jasper estaba totalmente desconcertado al igual que todos los presentes.

No deje que nadie se me acercara, sin mediar palabra con nadie me deshice de la corbata, de los anillos y salí de la Iglesia. Escuche murmullos tras de mi, exclamaciones pero todo estaba ya tan lejano…

Segui mi camino hasta el bosque donde sabía que nadie me encontraría. Quería estar solo soltar mi frustración, gritar a los cuatro vientos cuanto la odiaba, quería con toda mi alma odiar a Tanya. Aminore el paso cuando me adentre en este, estaba a punto de sucumbir cuando un sollozo no muy lejano llago a mis oídos.

No supe, el porque, ni cuando, solo supe que estaba corriendo en su dirección, como si estuviese siendo jalado por una fuerza mayor; pero esta fuerza desapareció cuando me pare en seco sin creer lo que veían mis ojos.

Allí se encontraba una joven, empapada por la lluvia, embarrada y con un vestido de novia rasgado y sucio. Estaba ovillada llorando al parecer sin remedio alguno, balbuceando incoherencias; su cabello húmedo tapaba su rostro. Mire alrededor y me sorprendí aún mas cuando dispersas a su alrededor se encontraban dos valijas y una mochila, una de las valijas estaba un poco abierta dejando ver como unas cuantas prendas se mojaban y mancaban por el contacto con la tierra.

Despacio me fui acercando a ella, y cuando me encontré lo suficientemente cerca me deje caer a su lado. Me sorprendí a mi mismo cuando una corriente recorrió mi cuerpo, en un impulso de desesperación por consolarla. Al parecer mi caída la hizo darse cuenta de que ya no estaba sola, pues me dio mas la espalda y intento calmarse, cosa que no logro en absoluto.

-¿Puedo ayudarte?- amague en tocarla, pero después decidí que no sería correcto. No sabía quien era, ella era una completa desconocida y podría pensar que ante mi tacto tenía malas intensiones.

-¡Deja-me-me s-s-ola!- hipo.

-No voy a hacerlo- dije clamadamente.

-¿Tu también vienes a burlarte de mi?- la pregunta me dejo descolocado. ¿Por qué debía yo burlarme de ella?

-No- trate de que mi voz sonara segura, no porque pensara burlarme de ella sino porque aún no podía caer en la idea de que no me encontraba en mi boda, ni con mi novia, sino que me hallaba en el medio del bosque empapado y con una novia que no era la mía.-. ¿Puedo ayudarte en algo?- repetí la pregunta, no iba a darme por vencido tan rápido.

-D-ej-jam-e-e- volvio a hipar.

Entonces un relámpago la hizo saltar de su lugar y en un abrir y cerrar de ojos se encontraba colgada de mi cuello. Cuando se tranquilizo, la sentí temblar mas de lo que ya estaba, se separo un poco de mi y mi corazón se achico al ver el semblante de esta desconocida. Estaba marcado por el descocuelo y la agonía. Sus ojos chocolates se encontraban navegando en un mar de lágrimas, sus finas facciones estaban agarrotadas, el maquillaje que alguna vez remarco su cara ahora estaba disperso por esta manchándola, aún en ese estado se podía apreciar su belleza.

-Al parecer necesitas consuelo- dije dulcemente.

No dijo nada y volvió a esconder su rostro en el hueco entre mi cuello y hombro. No entendía porque estaba consolando a una chica cuando yo también necesitaba consuelo, pero no me importaba. Un deseo enorme tenía para que aquella muchacha dejara de llorar, se veía tan dulce, indefensa, tan frágil…

No se si fuero horas, minutos o segundos cuando comenzó a calmarse. Con una lentitud exagerada se soltó de mí y se dejo caer en el barro apoyando su espalda en un árbol. La imite colocándome a su lado. Me quite el saco cuando la vi que se fregaba los pequeños brazos por el frío, era tonta mi idea, mi saco no le serviría de mucho ya que estaba igual de mojado que ella, pero quería hacerlo. La cubrí con este ante su sorprendida mirada.

-¿Por qué quieres ayudarme?- pregunto en un murmullo. Entre el ruido del viento, la lluvia y sus sollozos me costo poder entenderle con claridad.

-¿No harías lo mismo por mí?- le desvié, no tenía idea de que podía contestarle. Mi respuesta pareció convencerla porque se encogió de hombros.

-¿Quieres contarme lo que te sucedió?- sus ojos chocolates voltearon a verme con un brillo que antes no tenía, mi corazón palpito con fuerza… esa chica era un misterio.

Bella POV

No me había dado cuenta de lo rápido que había pasado el tiempo, sino fuera porque el cielo estaba oscureciendo, y el crepúsculo nos daba a entender que se acababa el día… un día que deseaba con todo a que llegará al final.

El hombre que tenía a mi lado era fascinante. Después de todo este tiempo hablando comparamos las distintas situaciones, los distintos escenarios. ¿Cómo había podido el destino juntarnos en el momento oportuno? Al parecer debía empezar a creer en las casualidades…

… Él me había escuchado y consolado, mientras que también estaba sufriendo. ¡Qué idiota la mujer que lo había dejado plantado en el altar! ¿Quién en su sano juicio dejaría un hombre como el que tenía al lado? ¡Era de no creerse!

No sólo se veía lo dulce que era, sino la bondad que llevaba dentro, el amor que tenía para dar, su caballerosidad… pero había más. Su belleza era sorprendente. Sus muecas al tratar de ocultar su agonía, sus sonrisas amables que le daban a su rostro pálido un toque angelical. Su cabello cobrizo despeinado al viento resaltaba sus hermosos ojos dorados. Su cuerpo era fornido y su altura era agradable… Simplemente no concebía que alguien pudiese haberlo planto en el altar, esto era de película. Esas películas en que el protagonista es P-E-R-F-E-C-T-O pero no tiene lo que merece, y por esas cosas de la vida se encuentra con aun muchacha que no tiene nada para ofrecerle como las demás e igual este se queda con ella. Esto era algo parecido, pero no era una película de drama, por desgracia era la vida real y yo era la chica menos agraciada del mundo consolada por el mismo ángel esculpido por las diosas para su satisfacción, por lo que yo pagaría las consecuencias por estar robándoselo unos minutos, aunque solo iba a ser eso, yo no tenía suerte como la de las películas para que él se enamorase de mi y toda esa cháchara.

Me acurruque mas en su saco y sin pensar mucho en mi próximo movimiento incline mi cabeza de forma que quedo recostada en su hombro. Me sentí tonta cuando lo note tensarse, pero se relajo rápidamente y paso un brazo por mis hombros frotando para darme calor. Había sido un día muy largo, estaba exhausta, llena de preocupaciones, dolida y muerta de frío.

-Estas cansada- no había sido una pregunta- y no tienes a donde ir…- dijo en un susurro que se fue apagando como si estuviese pensando en voz baja.

-No es verdaderamente así- dije nuevamente soltando un bostezo.

-¿A que te refieres?

-En unas semanas empiezo la Universidad, al menos ya tengo un semestre asegurado- le explique.

-¿Ibas a empezar la Universidad después de que te casaste? ¿Te lo permitían?

-Verdaderamente, no- mi voz se quebró al pensar en mi “familia”- ellos no están enterados. A escondidas participe en un sorteo de becas, y gane una media- dije con un deje de orgullo- pague la otra mitad con mis ahorros, y pensaba decírselo a mis padres y a Ja… a él el mismo día que me iba, así ya no podían detenerme…

-Buen plan- apoyo-. Aun así este tiempo a donde iras a parar- sonaba tan preocupado por mi que mi corazón parecía que en cualquier momento saltaría de mi pecho.

-Me quedo suficiente dinero como para alquilarme una habitación- no me gustaba mucho pensar en que clase de habitación podría adquirir con la cantidad de dinero que llevaba enzima-. Buscare un trabajo de medio turno para poder mantenerlo cuando empiece la Universidad y pagarme las cosas que necesite.

-Tu plan es absurdo- sentencio con voz dura.

-No le encuentro un lado absurdo, es la única alternativa que tengo.

-Quizás si…

-No voy a volver a casa de Reneé y Charlie- me apresure a decirle antes de que pudiera oírlo.

-No iba a decir eso- solté un suspiro- mi familia tiene dinero suficiente como…

-¡Oh no, no, no!- me levante como si me hubiese quemado y lo mire ¿Estaba loco a caso?

-¿Qué sucede?- me miro preocupado por mi reacción- A mi familia no le molestaría prestarte dinero para ayudarte, además creo que a mi hermana le fascinaras…

-¡No!- me arrodille frente a él ¡Estaba loco!- Apenas me conoces, te lo agradezco, pero es suficiente con lo que has hecho ya. De hecho dudo que pueda pagarte esto de algún modo, no puedo permitir que me ayudes con mis problemas económicos, me las arreglare SOLA- enfatice la última palabra para dejárselo claro ¿Cómo podía ser tan bueno? Apenas me conocía y me estaba ofreciendo su ayuda, no se ponía a pensar siquiera en las consecuencias… El me estaba ofreciendo algo como si fuésemos amigos de toda la vida, ¡y recién me conocía!

-Veo que no puedo convencerte, así que no te presionare- le sonreí y me puse de pie para empezar a recoger mis cosas- ¿Qué haces?- me quede dura en mi lugar ante su tono y lo mire, sus cejas estaban fruncidas.

-¿No es obvio?- continué con mi trabajo- Es tarde, deben de estar preocupados por ti, además tengo que buscar un lugar donde dormir.

-dudo que estén preocupados, mi hermana seguro ya les aseguro que estoy bien- se rió de algún chiste privado- Es verdad, es tarde- se puso serio de vuelta, con un elegante movimiento se puso de pie y se acerco a mi- Te llevare a algún hotel.

Sabía que no había discusión posible, por lo que deje que me ayudase a cargar las cosas. Pedimos un taxi y nos detuvimos en un hotel que el conocía. Cada vez me sorprendía más, cada tema que conversábamos, sus ganas infinitas de ayudarme…

-Este es mi nuecero de teléfono- me dio un papel doblado- llámame cuando necesites algo, o solo quieras verme- me sonrió- yo ya se donde ubicarte…Aunque- dijo pensativo- no se tu nombre…

Me reí ante su ocurrencia.

-Bella, por el momento- le dije. No quería usar mi apellido y mi nombre lo odiaba, el no necesitaba mas que eso.

-Nos veremos pronto, Bella.

Así se había despedido, abrí el papel y aprecie su perfecta caligrafía.

Llámame cuando desees, te estaré esperando… 4369-2217. Por cierto soy Edward Cullen.

Edward Cullen…

Empezaba a pensar que no haberme casado había sido lo mejor que me había podido pasar en la vida…

Capítulo 1: Prefacio Capítulo 3: Ten Red Roses

 
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