UNA CITA CASI A CIEGAS

Autor: AlienaCullen
Género: Romance
Fecha Creación: 07/04/2012
Fecha Actualización: 23/02/2013
Finalizado: SI
Votos: 17
Comentarios: 105
Visitas: 76722
Capítulos: 29

Bella Swan nunca pensó que por acceder a regañadientes a los ruegos de su amiga, pasaría un día tan maravillosamente increíble junto a un hombre insaciable.

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 19: Retrospectivas

 

 

 

DISCLAIMER: Ninguno de los personajes que aparecen en este fic me pertenecen, son propiedad exclusiva de S. Meyer. Solo la historia y la trama son completamente mías.

ACLARACIÓN: En este capitulo hay personas imitando a otras que no están presentes en ese momento, por lo que esas imitaciones están en cursiva para diferenciarlas de lo demás. No faltan guiones, es solo que después de la imitación el personaje que imita da una explicación a los demás. Bueno que lo disfrutéis.


 

Capitulo 19: Retrospectivas

 

Bella Pov

 

—Te queda precioso el vestido Bella, estas hermosísima con él. Eddie se va a caer de culo cuando te vea y se va a atragantar con su propia saliva, es una maravilla. Alice, Kate sois unas artistas. Y los nuestros son verdaderamente…

 

—No nos adules tanto Chelsea —la cortó Alice —que ya no lo necesitas, te volvimos a admitir en el grupo por si no lo has notado, nos caes fenomenal eres una gran chica y te arriesgaste un montón. Eres un miembro de pleno derecho.

 

—SÍ y además eres mi sexta Dama de Honor –dije yo entusiasmada de que Chelsea estuviese en nuestras vidas—. La verdad es que te lo has ganado con creces. Estuviste siempre a nuestro lado en aquellos momentos un tanto difíciles, cumpliste tu promesa y mantuviste lo que se grabó en la cinta punto por punto repitiéndolo ante los policías y jueces de uno y otro país. Nunca te estaré lo suficientemente agradecida por lo que hiciste. Me salvaste la vida.

 

—No es para tanto amiga, tú te las apañabas muy bien sola. Pero, ¿sabes cuándo mejor me lo pasé?, el día que Edward llamó a Gianna y a Victoria a su despacho…eso fue…

 

—Volvédnoslo a contar chicas por favor –dijo Irina dando saltitos entusiasmada.

 

—Vale, pero si prometéis estar calladitas y no cortarnos —todas nos miraron aceptando emocionadas el fabuloso reto de...estar calladas.

 

—Justo al día siguiente de nuestra reunión con Chelsea la policía madrileña escuchó atentamente la grabación delante de un juez. Aquí la Mujer Maravilla –dije señalando a mi amiga quien sonrió de que la llamase así ya que era el mismo mote que le tenía reservado a su prima, ahora encerrada entre rejas en una prisión americana –fue citada a declarar ratificando y confirmando coma tras coma toda la grabación, así que el juez ordenó detener a Gianna y a Victoria pero antes, mi Edward les pidió un favor.

 

—Edward atravesó la recepción del edificio del periódico conmigo de la mano. Se quedó parado ante la mesa de Gianna y, sonriéndole de esa forma que provocaba que las bragas se fueran a respirar por ahí, le dijo que la quería ver en su despacho en cinco minutos. Sin darle tiempo a replicar siguió su camino conmigo detrás sujeta de su mano y esta vez se dirigió a la mesa de Victoria donde repitió la misma operación. Detrás de nosotras iba Chelsea corriendo un poco al igual que yo ya que las zancadas de Edward cuando estaba en modo jefe supremo eran inseguibles, ufff ¿existe esa palabra?, bueno yo la inventé. Llegamos al despacho de mi adorado novio y los tres a instancias de él nos sentamos en sillas colocadas detrás de su escritorio.

 

—Espera Bella –me cortó Chelsea –si lo escenificas quedará mejor. Venga tú haces de Edward y de mí y yo hago de esas…dos…

 

—Bueno pero habrá que ir dando explicaciones.

 

—Bien pues vamos allá. Cuando estábamos más o menos acomodadas se escucharon unos tímidos golpes en la puerta —empezó Chelsea

 

Pasad –dije intentando imitar a la perfección la voz aterciopelada de mi Edward —Gianna y Victoria entraron muy peripuestas y se quedaron clavadas en el sitio al vernos allí a las dos y posaron su mirada estupefacta en Edward. Gianna, Victoria, sentaros –mandó más que pidió mi pedazo de hombre —¿conocéis a Chelsea?, ¿no?, que raro, bueno os presento a Chelsea Denali, supongo que el apellido si os suena ¿verdad? –dijo mirándolas con malicia, bueno más bien dije yo imitando a mi hombre.

 

Hola ¿cómo os va? –seguí intentando imitar esa voz de Chelsea cargada con su habitual jocosidad. Las otras dos se la quedaron mirando pasmadas.

 

Gianna Mathews ¿no es así? –preguntó Edward —¿o debería decir Gianna Sanders Smith? Y Gianna abrió una bocaza tan enorme que pensé que por ahí cabría un saco entero de cartas. Sí no me mires así, lo sabemos todo y el motivo de esta reunión es informaros de que las dos ESTAIS DESPEDIDAS. Pero antes de iros ¿sabéis lo más curioso?, mi hermana y yo ni siquiera conocemos a vuestro padre.

 

No puedes hacernos esto –chilló Chelsea en una perfecta imitación de la voz de Victoria—, tenemos unos derechos y…

 

—¿Y qué hay de los derechos de mi novia a no ser amenazada, ni secuestrada ni chantajeada? –repetí yo intentando ahora representar al Edward furioso, he de aclarar que las dos estábamos sobreactuando arrancando así las risas del resto de la concurrencia—, salid las dos de aquí inmediatamente. No sé si deciros que recojáis vuestras cosas pues me parece que en la cárcel no las vais a necesitar.

 

—¿La cárcel?

 

—Acusadas de chantaje y extorsión y no sé si se nos ocurrirá algo más. Por cierto, cuando salgáis cerrad la puerta y…no os molestéis en salir corriendo porque hay dos señores con cara de perro hambriento junto a las escaleras y los ascensores que os escoltaran muy amablemente hacia vuestro nuevo hogar. Y…por si los esquivaseis hay más por todo el edificio. Buenos días, cerrad la puerta al salir.

 

—Las dos se levantaron dudosas y temerosas, mirándose entre ellas. Gianna intento decir algo pero Edward le corto repitiéndole que cerrara la puerta al salir. Cuando el despacho quedo vacio los tres nos levantamos como autómatas y vimos por la ventana como los policías las detenían y las esposaban delante de toda la redacción. Pero lo que no nos esperábamos fue la salva de aplausos que nos dedicaron.

 

—Es que tus compañeros te quieren –dijo Chelsea muy convencida interrumpiendo mi representación.

 

—Chelsea…

 

—Vale, vale ya me callo.

 

—Después de esto apareció en escena Jacob Black, Edward le había llamado.

 

—Me pido imitar a ese chucho –dijo Chelsea entusiasmada

 

—Jacob siéntate por favor, le dijo mi Edward cuando una vez en su oficina Scoobi Doo se quedo allí plantado mirándonos a los tres de hito en hito.

 

—¿Se puede saber que quieres de mi Cullen?, ¿no tienes bastante con haber jodido mi carrera? –todas nos echamos a reír a carcajadas cuando escuchamos a Chelsea imitar tan a la perfección la voz del perro pulgoso.

 

Bueno tú intentaste antes joder con mi novia así que Quid pro quo.

 

—Eso significa ojo por ojo y diente por diente —preguntó mi madre a quien los latinajos no se le daban muy bien.

 

—Bueno no exactamente pero vamos para el caso viene a ser lo mismo –le contestó Chelsea que había adquirido, al igual que Esme, un desconocido talento para lidiar a la perfección con mi madre y sus…rarezas.

 

—Pues gracias por aclararlo –dijo Sulpicia –no todas hemos estudiado esas cosas, algunas somos mujeres de ciencia—, dijo con tales aspavientos que todas nos volvimos a echar a reír.

 

—Al grano por favor –dijo Rose impaciente por escuchar de nuevo la historia.

 

—Pues como os decía Edward le mandó sentar y le dijo que  yo había estado siendo amenazada e incluso me habían secuestrado una vez junto a una de sus primas, intentado hacerlo otra y además habíamos sido víctimas de un tiroteo. Puso tal cara de pez que fue obvio que no sabía nada de nada. Edward le dijo que en un principio pensábamos que tenía algo que ver pero había quedado claro que no, por lo tanto…

 

Black –dije de nuevo imitando la voz de Edward –voy a hacer un trato contigo. Tú te alejas de Bella y yo voy corriendo por ahí la voz de que te contraten en algún periódico como cronista deportivo, ¿hace o no hace?

 

—¿Tengo alguna opción?

 

Me temo que no y, por cierto, ya te he comentado que tenemos constancia de que tú no tienes nada que ver con…los sucesos que han acontecido pero no descartamos que alguien se intente poner en contacto contigo. Sí lo hacen más te vale ignorarlo y venir corriendo a cantar en primer lugar porque te estamos observando y, en segundo, porque puedo volver a hacer correr la voz de que nadie te contrate ¿estamos?

 

Ok, ¿algo más?

 

No, solo sal de aquí que tengo que llamar a alguien que me desinfecte el despacho, ya sabes, por si las pulgas. Y Jacob se le quedó mirando como siempre mira con cara de malas pulgas, valga la redundancia –dije yo imitando a Edward –y así termina todo.

 

—¿Y con tu madre, Chelsea?, ¿qué sucedió? –preguntó Sulpicia.

 

—Mi madre fue detenida una hora después de Gianna y Victoria, la llevaron a disposición judicial. No pude verle la cara aunque si me hubiera gustado cuando leyó mi firma en los cargos que había contra ella. Aunque me resarcí de ello el día del juicio. Abría la boca como un pez que se ha quedado sin el oxigeno para respirar mirándome incrédula. He de decir que cuando se la llevaron sentí lastima por ella, no deja de ser mi madre por muy mal que lo haya hecho y…

 

—Chelsea no serías humana sin no fueras capaz de sentir así –le dijo Esme.

 

—Lo sé y es por eso que estoy orgullosa.

 

—Bueno ¿y qué me decís de Tanya y Elizabeth?, esa sí que fue digna de libro –les dijo Rose arrancando las risas mías y de Chelsea. Las tres junto con Emmett y Edward fuimos testigos de la situación.

 

—La verdad es que nunca he visto nada más patético –dijo mi nueva amiga –se agarró al cuello de Eddie como si la vida le fuera en ello intentando besarle por donde podía, ya que Eddie se separó de ella como si fuera la peste o algo así ja, ja. Cuando se la llevaban junto con vuestra tía no dejaba de repetir, ¡Eddie me quiere, Eddie me quiere! –y mientras decía esto se había agarrado al cuello de Rose escenificando el asunto bueno más bien parodiándolo. Rose en ese momento imitaba la reacción de Edward y las demás teníamos lagrimas de risa—. Se la tuvieron que llevar de ahí dos agentes de policía. Cada uno la agarraba de un brazo y estiraba de ella como buenamente podían. Al final la sacaron de la sala a rastras mientras seguí suplicando a su Eddie —siguió relatando Chelsea entre espasmos de risa—. Pero la que me dio miedo fue Elizabeth, no dijo nada, no habló, solo nos miró con cara impasible, fría, sería, esa sí puede vengarse lo hará.

 

—Por eso Laurent y yo solicitamos que fueran incomunicadas las dos cuando se las trasladó a Estados Unidos –dijo Irina –y se les restringieran las visitas. Ni siquiera pueden hablar entre ellas.

 

—En el fondo me da pena, la criaron, mentalizaron y educaron solo para eso.

 

—Pero cuando fui a la cárcel no estaba para nada arrepentida Renée no lo olvides.

 

—Perdona Dydime –le dije a mi futura abuela al ver la cara de tristeza que se le había puesto ya que sin querer habíamos pasado por alto que ella estaba presente, y al fin y al cabo eran su hija y su nieta. Rose y Chelsea me secundaron.

 

—Elizabeth es mi hija –empezó Dydime muy seria –pero eso no la hace menos culpable a mis ojos y dudo que algún día la pueda perdonar por lo que hizo. En primer lugar, dañó y destrozó la vida de mi otra hija, su hermana. Hizo pasar a dos niños inocentes como sus hijos mientras su verdadera hija, mi nieta al fin y al cabo, era criada por otros y manipulada para arruinar y acabar con la reputación de una familia a la que siempre consideré amiga. No, chicas, no pidáis perdón por algo de lo que no tenéis la culpa. Elizabeth es culpable, tiene que pagar por ello. Y en cuanto a mi nieta…ella está culpable como mi hija.

 

—Ahora os toca a vosotras –dije yo conminando a los cuatro diablos a contar su parte e intentando relajar un poco el ambiente.

 

—Está bien –empezó Esme a la que se le saltaba las lagrimas de solo escuchar a su madre y no la convenía no…en esos momentos... a no ser que quisiera desatar la ira titánica de su hija que ya la estaba mirando muy mal –estábamos todos reunidos en la sala de juntas, y cuando digo todos me refiero a Edward sénior, a mi padre, a Carlisle, mis dos hermanos y a…la extraña pareja. He de decir que mi hermano estaba visiblemente aliviado de que su esposa e hijas no tuvieran nada que ver en el asunto aunque eso no exime a Athenodora de haber ayudado en un principio. La verdad es que nunca se lo perdonaré…pero bueno. El caso es que habíamos citado en ella a Jessica, Lauren, Mike y James. Los cuatro entraron con cara de circunstancias y sin saber la razón de nuestra llamada.

 

Sabes James –dijo Esme imitándose a ella misma, lo que causó nuestra carcajada –físicamente te pareces a tu padre, no sé cómo no me di cuenta antes. He de decir que James abrió la boca y se me quedó mirando como si estuviera hasta arriba de hierba –agregó Esme a modo de aclaración –pero por dentro eres algo completamente opuesto –siguió mi futura suegra con su perfecta imitación de ella misma –Demetri es bueno y honesto y tu eres una rata asquerosa y un autentico hijo de perra y nunca mejor dicho. Por cierto tu padre no conoce a mis hijos, nunca los conoció así que me pregunto ¿cómo es posible llegar a querer a alguien que ni siquiera conoces?, yo que tu recapacitaría sobre esa pregunta James. Te comunico en nombre de todos los aquí presentes que estas despedido, puedes recoger tus cosas. Ah, se me olvidaba a la salida te espera alguien para escoltarte a tu nuevo hogar.

 

—¿Mi nuevo hogar?

 

—La cárcel y en cuanto a los demás…podéis acompañarlos.

 

—¿Y exactamente de que se nos acusa? –dijo Irina imitando ahora la voz de Mike newton, lo que arrancó nuevas risas.

 

—¿De usar el ordenador para todo, menos para lo que tenéis que usarlo? –volvió a repetir Irina imitando ahora la voz de su novio.

 

Pero nosotras –empezó Kate imitando a Jessica.

 

Jessica querida, mi hermano no se fijaría en ti aunque hubiese un virus que acabase con todas la mujeres del planeta y tu fueses inmune –dijo Alice en una perfecta imitación de sí misma, lo que provocó una nueva carcajada.

 

Tenemos constancia –dijo entonces Esme imitando ahora a su padre –que se han estado mandando mensajes amenazantes a la prometida de mi nieto y tenemos pruebas de que James es el autor de esos mensajes. Tenemos pruebas también de que todos ustedes lo sabían y tenemos pruebas de que conocían que iban a intentar secuestrar a mi futura nieta en esta misma redacción. Por todo esto no solo quedan despedidos de este periódico, sino que no volverán a ejercer la profesión en ningún sitio …cuando por fin consigan salir de la cárcel –añadió Esme en su papel de su padre cogiendo a la vez un teléfono imaginario –agente, pueden proceder.

 

–Y la sala de reuniones de llenó de policías que detuvieron a los cuatro no sin antes leerles sus derechos —dijo ahora Irina en su modo profesional.

 

Bueno…sigo pensando que esa mujer no es buena para Edward –dijo Kate imitando la espantosa voz de Jane –creo que no es lo…suficientemente sofisticada.

 

Y según tu ¿quién es la indicada?, no me digas que tenias alguna esperanza, —dijo Irina imitándose de nuevo a sí misma –vamos hombre si eres más vieja que la música de las ferias

 

No soy tan vieja – acotó Alice de nuevo en su papel de Jane.

 

A lo mejor si usases una ropa más adecuada a tu edad…con eso pareces la señorita Rottenmayer –terminó Irina imitándose de nuevo a sí misma.

 

—Y mi abuelo nos regaño por meternos con Jane, pero nosotras nos defendimos diciendo que no íbamos a consentir que insultaran a nuestra amiga, o sea tú –dijo Kate –mi abuelo suspiró resignado ya que es un hecho que cuando le ponemos nuestra cara inocente se deshace ja, ja, ja

 

—Rebecca y Rachel estaban siendo detenidas en ese preciso momento –prosiguió Irina —Mi jefe estaba allí. Nos contó que por lo visto Rachel intentó escapar por una ventana y Rebecca lo intentó por la puerta que da al jardín. Rachel no calculó el salto y se metió de boca en un rosal con sus espinas y todo mientras Rebecca perdía el equilibrio y se daba un involuntario baño en la piscina. Las dos pasaron a disposición judicial. El cuarto se inundó de nuevo con nuestras risas.

 

—Recuerdo también como me miraban el día del juicio –dijo Chelsea un tanto temerosa.

 

—No te preocupes Chelsea, las dos están tan incomunicadas como las demás, no pueden recibir visitas, ningún tipo de visitas. A no ser que estén previamente autorizadas.

 

—Y ¿qué sucedió con Carmen? –dijo mi madre.

 

—Nahuel le dijo a Nessie que cuando fueron a detenerla en su casa, junto con su marido, se dejó hacer con una dignidad y una soltura sobrenatural. Parece ser que estaba tranquila y muy pagada de sí misma pensando que en dos minutos sus abogados la iban a sacar.

 

—Sí pero por lo visto su ánimo decayó cuando vio mi declaración firmada y cuando luego en el juicio lo corroboré la mirada que me echó helaba al mismo hielo. Ufff espero que no salga nunca de ahí, porque si lo hace…

 

—Por eso también está incomunicada, más bien con las visitas restringidas como Elizabeth, Rebecca y Rachel —agregó Irina—, pero si alguna de ellas o todas a la vez, vuelven a intentar algo desde la cárcel o al salir…, si es que salen algún día pues ya sabéis el montón de años que les han echado…estaremos esperándolas –dijo muy resuelta.

 

Y todas corroboramos esa afirmación empezando como siempre a hablar todas al mismo tiempo y cada vez más alto. Yo me las quedé mirando recordando esos momentos.

 

Había pasado ya tres meses y ahora me encontraba en mi antigua habitación, que más bien parecía el camarote de los hermanos Marx, esperando por mi padre para que me llevara al altar porque solo faltaban unas horas para poder convertirme en Bella Cullen. Estaba reunida en estos momentos previos con los cuatro diablos, Chelsea, con mi madre, Dydime, Sulpicia y con Rose quienes me estaban acompañando como lo que eran, grandes amigas. Mi sobrina estaba abajo con mi padre.

Era una cosa extraña ya que por muy buena que sea tu suegra, siempre es eso, tu suegra, pero no en mi caso. Esme para mí era una compañera de aventuras y desventuras, una buena amiga que el destino me había enviado junto a las demás, los otros diablos y Chelsea a la que habíamos vuelto a admitir en nuestras filas sin dudar ya que con su actitud nos demostró que verdaderamente estaba de nuestro lado. Poco a poco se había convertido en una gran amiga sobre todo mía y de Rose ya que al vivir en el mismo país aunque en diferentes ciudades hacíamos por vernos junto a Edward, Emmett y Carlos, su marido. Y ahora estaba aquí junto a mí dispuesta a ser una de mis Damas de Honor. Ni que decir tiene que había dejado por imposible la manía que tenia de llamar Eddie a Edward y se lo permitía sin ningún tipo de problemas. Si cuando la conocí me molestó, ahora tengo claro que lo hace sin querer, porque le sale así.

 

Edward estaba en la habitación que habían alquilado en el único hotel de Forks, bueno más bien habían venido tantos a la boda que el susodicho hotel había colgado el cartel de ocupado pues no entraba ni una aguja. Junto a él estaban los chicos, su padre y Carlos, que iba a desfilar junto a Chelsea y se pondría a lado de Edward convirtiéndose así en el séptimo padrino de parte de Edward. Porqué vamos a ver, un hombre no podía llevar damos de honor, y aunque el padrino en sí era Carlisle, al final tanto mi hermano, como Aro, como los demás desfilarían junto a sus parejas, porque Sulpicia era otra de mis Damas de honor, entre otras cosas, y todos se pondrían a su lado ejerciendo el papel de padrinos de honor. Ya, ya sé que este término no existe pero nosotros lo hemos inventado. Y sí ya sé que íbamos a tener over booking en el altar tal y como nos señaló Marco, quien por razones obvias también tenía un lugar allí junto a Dydime, pero ¿y que mas daba?, era nuestra boda y la hacíamos como siempre hacíamos todo…a nuestra manera

 

Habían sido tres meses estresantes en los cuales habíamos ido derribando uno tras otro a todos los peones de esta partida de ajedrez, llegando a la Reina y noqueándola del todo. Hubo juicios a los cuales tuvimos que asistir como acusación particular y victimas. En todos ellos la decisión del jurado siempre era la misma: culpables. Chelsea tenía razón cuando decía que no le gustó nada la cara de Carmen, de Elizabeth, de Rebecca y de Rachel, espero que no salgan nunca de ahí, pero aun así no las tengo todas conmigo ya que si pueden hacérnosla no la harán. Pero como dice Irina estaremos preparadas para ello. De momento la realidad era que permanecían en una cárcel de alta seguridad e incomunicadas ya que Tanya y Elizabeth habían sido extraditadas y estaban haciendo compañía a Carmen y a las otras dos pero no se las permitía estar juntas, más que nada para que no conspirasen. Jessica, Lauren, Gianna hija, Gianna madre y Victoria también estaban entre rejas, con la salvedad de que Gianna hija y Victoria estaban aun en España. Demetri horrorizado por lo que su mujer había hecho se divorció de ella negándole todo beneficio económico y por supuesto no ayudó a su hija en nada. Lo mismo sucedió con James quien estaba junto a Mike y Eleazar cumpliendo condena. Tanto los secuestradores como los criminales que participaron en el tiroteo estaban también a buen recaudo, así que…la vida nos sonreía.

 

—¿No escucháis que llama alguien? –preguntó Sulpicia en un momento que todas nos habíamos quedado calladas.

 

—Pues sí, llaman, llaman, si no habláramos tan alto –dijo Rose.

 

—Entonces no seriamos nosotras –acotó Sulpicia otra vez.

 

Alice se levantó y se dirigió a la puerta, cuando la abrió un muy guapo futuro abuelo apareció en ella.

 

—Vengo en busca de mi esposa –dijo con sorna, si es que en el vocabulario de ese hombre se podía añadir la palabra sorna ¿está por aquí?

 

—Sí querido aquí estoy –dijo Dydime resignada -¿querías algo?

 

–No, solo decirte que los novios ya van hacia la iglesia por lo que tú debes ir marchando para allá, el chófer te espera. Os damos diez minutos y salimos nosotros.

 

—¿Estás nerviosa Bella? —me preguntó Esme quien lucía radiante dentro de su hermoso vestido blanco.

 

—Todavía no puedo creer que os valláis a casar las dos juntas –dijo Alice.

 

—Mi querida hija, ¿de qué te quejas?, eres a la vez la madrina y Dama de Honor. —Y también os tengo a vosotras como mis hermosas Damas –dijo Esme mirándonos a todas.

 

—Sí eso de que las novias sean a las vez novias y  madrinas, y las madrinas sean a su vez  damas de honor va a ser un jaleo considerable, apuesto a que la prensa se centra en eso en vez de en las bodas en sí.

 

—Oh por eso no se podrán sacar fotos dentro de la iglesia a no ser que sean nuestros propios fotógrafos –dijo Esme

 

—Me encanta que nos casemos las dos juntas –dije yo por millonésima vez.

 

—Ya sabes que aprecio ese detalle Bella, va ser muy original ¿donde se ha visto una novia que a su vez sea madrina de otro novio en el transcurso de la misma ceremonia? , solo a nosotras se nos ocurriría algo así, por donde vamos damos el cante –dijo divertida –ya sabes que al principio me negué, porque hoy era vuestro día, solo vuestro y no quería robaros protagonismo. Pero... ahora estoy tan feliz de haber accedido.

 

Porque sí, era un hecho, Carlisle y Esme se casaban junto a nosotros en una ceremonia conjunta en donde iba a haber de todo menos orden. Madrinas que a su vez son damas de honor, novias que a su vez son madrinas, en fin…a nuestra propia y peculiar manera.

 

Una semana después de que Carlisle hubiera conseguido por fin el divorcio, mi futuro suegro nos llamó para decirnos que fuéramos a Chicago el fin de semana ya que se celebraba una fiesta en la Mansión Cullen. A las chicas se les comunicó solo un día antes, a nosotros nos lo dijeron con más antelación para que pudiéramos llegar y se no envió el avión de la compañía. Se nos hizo jurar que no les diríamos nada a los demás, sobre todo a las chicas y ahora pienso que fue para que no les diera tiempo a maquinar nada. Nos dijeron que la fiesta era a las siete de la tarde y que se daba por un motivo que ya averiguaríamos. Así que allí fuimos todos pensando que nos iban a decir que se casaban en medio de una elegante cena.

 

Flashback

 

El abuelo de Edward y Marco subieron con su elegancia habitual al estrado para llamar la atención de todos los presentes.

 

—Amigos míos –empezó Edward sénior.

 

—Sí, sí, sí, ya lo van a decir –exclamaron los cuatro diablos a la vez, saltando y jugando entre ellas al corro de la patata y yo tuve una especie de deja vu ¿por qué sería?

 

—Alice, Kate, Irina y Sulpicia –cuando dije cuatro diablos no dije que uno de ellos fuera Esme –si no os estáis un nanosegundo calladitas para que Edward pueda decir lo que tiene que decir, os echó ¿ha quedado claro? —advirtió Marco.

 

—Ha quedado meridiano –contestaron todas poniendo su mejor cara de inocencia –Marco suspiró y Aro miraba divertido a su esposa.

 

—Bueno pues como no tengo muy claro si mi nieta y sus primas saben lo que es un nanosegundo yo….

 

—Wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii –nuevo deja vu. Edward sénior miró hacia el wiiii

 

—Dydime ¿tú también?

 

—Perdón

 

—Pues sin más dilación tengo el placer de anunciar…

 

—Que sí, que sí, que mis padres se casan –chilló Alice cortando de nuevo a su abuelo que suspiró resignado mientras Alice saltaba, gritaba, se abrazaba a todo el mundo y desprendía alegría por todos lados. A mi lado Edward era un caso aparte, su rostro irradiaba felicidad, pero sus ojos estaban llenos de lágrimas y se agarraba a mí con todas sus fuerzas.

 

—Pues nada, aquí mi nieta ya os lo ha dicho, tengo el placer de anunciar el compromiso oficial de mi hijo Carlisle Cullen y Esmeralda Vulturi.

 

Al final de la noche un reportero grafico de nuestro propio periódico junto a un redactor sacó las fotos para el reportaje que se público al día siguiente. Una vez más Marco hizo gala de su don y la prensa quedó anulada por completo evitando así el chisme malintencionado.

 

Fin del flashback

 

Por supuesto Athenodora, Heidi y Renata también acudieron al evento, con cara de mal folladas pero estaban. La extraña pareja también andaba por ahí. Pero lo más divertido fue lo que sucedió tres días después cuando ya Esme estaba decidida a casarse junto a nosotros.

 

Nuevo flashback

 

El guardia de la puerta se nos quedó mirando con recelo al ver tantas mujeres pidiendo ver a una de las presas contra la cual habíamos declarado todas en el juicio. Y además una presa con las visitas restringidas, prácticamente incomunicada. Pero nosotras somos nosotras y en especial Esme Vulturi es un arma letal dirigida directamente contra la autoridad competente. El pobre guardia no tuvo ninguna opción. Y encima Irina iba en modo profesional blandiendo una autorización del juez ¿cómo la había conseguido?, mejor no preguntar.

 

—¿Qué tal hermanita?, ¿cómo lo llevas?, ¿te tratan bien?, ¿cómo está Tanya?, oh perdón no me acordaba que no se te permite verla. Pero supongo que verde de la envidia ya que en menos de un mes su Eddie se casa con otra –le dijo Esme con fingida preocupación.

 

—Si hechas en falta algo no los dices, ¿ok? –le secundó Sulpicia.

 

—No creo que halláis venido hasta aquí para preocuparos por mi –dijo Elizabeth sin ocultar su desprecio a su hermana y cuñada.

 

—No, tienes razón ni por todo el oro del mundo nos preocuparíamos por ti, tu eres indestructible, puedes con todo ¿para qué íbamos a preocuparnos?, solo hemos venido a traerte un poco de lectura –le dijo Esme pasándole la revista donde iba publicado el reportaje de su compromiso con Carlisle—. Espero que lo disfrutes –la cara de Elizabeth Vulturi se puso de todos los colores cuando vio en la portada la hermosa foto y el anuncio del compromiso junto a una nota en donde se anunciaba que al final nos casaríamos las dos parejas a la vez en Forks. En sus caras se veía que derrochaban amor –dale recuerdos a Tanya y dila que lamentamos mucho que no vengáis a nuestra boda pero…que se le va hacer –dijo Esme levantándose y encogiéndose de hombros con fingida preocupación.

 

Y tal como habíamos entrado salimos de ahí ante la mirada estupefacta de los guardias que custodiaban a Elizabeth quien rompió la revista y se marchó de de la habitación con cajas destempladas.

 

Fin del Flashback

 

Y ahora aquí estaba yo junto a Esme, más que dispuesta a convertirme en la señora Cullen

 

—A ver Bella, te cuidado no te caigas al bajar las escaleras, ya sabes que llevas mucho tacón –me dijo Irina visiblemente preocupada ya que ella tenía una torpeza muy similar a la mía –un escalón a la vez y con cuidado, a ver cuenta conmigo uno, dos, tres, cua…¡ay ostras!, ¿quien ha puesto aquí ese escalón? –pregunto con su hermoso y pequeño culo puesto en el suelo en un escorzo imposible. A ver si puedo explicarlo, estaba sentada mirando hacia mí, con sus piernas puestas en el escalón donde yo estaba y el culo puesto en el de abajo. Sus manos se apoyaban en algún lugar indeterminado. Sí, sí ya sé que es una cosa muy difícil de lograr, pero nosotras simplemente éramos así.

 

—Lleva ahí toda la vida, querida prima, venía con la casa –le dijo Alice en tono jocoso, mientras Kate la ayudaba a levantar muerta de la risa.

 

Una vez solucionado el incidente, seguimos nuestro camino hacia abajo. En el porche nos esperaba una enorme limusina blanca preparada para albergar a las dos novias junto a los dos padrinos. Marco era el padrino de Esme ¿obvio no?

 

—Ya te dije que estábamos haciendo muchos metros de cola –le dijo Kate a Alice, si ya era difícil meter una en el coche haber ahora como vamos a meter dos.

 

—Pues como sea prima, como sea, aunque las tengan que llevar en su regazo los padrinos, se casan la Reina y la heredera del imperio Cullen & Vulturi y si tu tocaya en Inglaterra llevó muchos metros de cola porque va a ser Reina de un país, mi madre y mi hermana no se van a quedar atrás.

 

—Pues ya me dirás cuando se tengan que meter Edward y mi tío.

 

—Pues entraran porque el abuelo y Charlie ya no estarán —contestó Alice mientras seguían las dos batallando con la cola.

 

–Uff por fin —resopló Kate cuando las dos colas se metieron dentro del coche, aunque la mía se la iba comiendo mi padre, y la de Esme Marco. ¿Qué mal ha sonado eso no?, Bella hija por Dios ni el día de tu boda…y eso que aun no has visto tu pedazo de hombre vestido con su traje. Bueno…no pensemos cosas sucias que mis bragas no llegan a esta noche.

 

La limusina se puso en camino y en unos pocos minutos llegamos a la iglesia. Una nube de flases de cámaras nos recibió al instante. Tuvimos que esperar unos momentos antes de salir ya que nuestros respectivos novios no podían vernos antes de que desfiláramos hacia ellos hasta el altar.

 

—Esme, Carlisle ya está dentro –nos avisó Marco de que Dydime y Carlisle ya habían entrado. Como Carlisle no tenia madre, le pidió a Dydime que fuera ella la encargada de acompañarlo en el altar, ella acepto encantada.

 

El lío organizado empezada. Uno de tantos líos que nosotras armábamos y en los que éramos todas unas expertas. Dydime ya había desfilado junto a Carlisle y le había dejado en el altar para salir corriendo a avisar y luego regresó otra vez corriendo para colocarse junto a él. Esme salió, como pudo eso sí ya que la cola era mucha cola, de su parte de la limosina para acompañar a Edward, que estaba esperando a la entrada de la iglesia, ante el altar. Yo permanecí dentro del coche escondida para que no pudiera verme. Desde donde me encontraba tampoco yo le podía ver a él.

 

—La primera parte del lío digo…esto del plan…está resuelto, pasemos a la segunda parte –dijo Marco de nuevo y mi padre, que ya había salido de la limusina junto con el abuelo de Edward, me tendió la mano para ayudarme. Mi cola también causó algunos problemas pero al final conseguí que tanto ella como yo saliésemos de ese coche con relativa dignidad.

 

—Ha sido divertidísimo, exclamó Esme llegado a mi lado –cuando me han visto entrar del brazo de Edward todos han exclamado un ¿eh? Y cuando hemos llegado al altar, me he recogido la cola y el vestido para venir corriendo hasta aquí, en medio de un ¿ummm? que denotaba confusión y miradas estupefactas. Entonces el cura ha aclarado a la concurrencia despistada que aparte de novia era la madrina del otro novio y todos han exclamado un ¡Ahhh!

 

—Vosotras y vuestros follones y encima se os han unido tres más al club —dijo Marco dándole el brazo a Esme y mirando a Renée, que le devolvió la mirada con expresión inocente, a mí y a Rose que le miramos del mismo modo. Todos nos colocamos en nuestras posiciones.

 

Carlisle y Edward estaban situados en sus respectivos sitios, esperando por nosotras. Y el desfile empezó, o más bien diría yo el lio ordenado, ya que como he dicho antes éramos unas expertas en organizar ese tipo de…follones. Primero entró Rossie mi sobrina que hacía de niña de las flores. La muchacha se tomó muy en serio su papel, pues empezó a regar de flores todo lo que había a su paso y una de ellas se posó en el extraño sombrero de Heidi que seguía con su cara de mal follada junto a las demás mal folladas y en cuyo grupo se encontraba la señorita Rottenmayer.

 

A mi sobrina le siguió la comitiva de Madrinas y Damas de Honor. Primero entró Renée del brazo de Edward sénior, padrino de mi futuro suegro. Y se preguntarán que hacía Renée en primera fila del brazo del abuelo de su yerno. Pues muy sencillo, en primer lugar el pobre hombre al ser viudo no tenia pareja para entrar y mi madre que, naturalmente, hasta en un entierro le gustaría ser el muerto para ser la protagonista, se ofreció amablemente a ser la suya. Todo muy correcto claro. Los seguían Rosalie, mi madrina y Emmett uno de los padrinos de Edward, aunque ya he dicho que el padrino principal era Carlisle pero ese tenía que estar…donde le tocaba estar…porqué menudo lio. Bueno después entraron las damas de honor de una y otra novia que, casualmente eran las mismas. Primero iba Alice quien ejercía de Madrina y dama de honor a la vez, tras ella, Irina, Kate, Chelsea y Sulpicia entraron del brazo de sus respectivas parejas que se colocaron a ambos lados del altar, ellas junto a Rose y ellos junto a Emmett. Después entró una sonriente Esme del brazo de su padre que echó una rápida mirada a un altar que parecía, al igual que mi habitación esta mañana, el camarote de los hermanos Marx. Y después entré yo, del brazo de mi orgulloso padre. Nada más entrar no pude evitar echar una ojeada al lado oscuro guiñándolas un ojo de forma maliciosa. Esme se volvió y me miró encantada. Pero cuando le vi…cuando le vi... se me olvidó hasta mi nombre. Si mi Edward ya era un señor pedazo de hombre con cualquier cosa que se pusiera, vestido de frac…umm estaba para comérselo. Me pregunté en ese momento si podríamos pasar de los preliminares e ir directamente a la noche de bodas y mientras me lo preguntaba, mis bragas empezaron a saltar de tal manera que me arrepentí en ese instante de no haber comprado dos iguales para tener un recambio en el bolso. ¡Qué falta de previsión por Dios!, y mientras pensaba todo esto, iba avanzando hacia él sin quitarle la vista de encima como tampoco él me la quitaba a mí. Por fin llegamos ante el altar y Edward bajó los escalones para tomarme de la mano. Mi padre me la cogió de su brazo y se la entregó a Edward.

 

—Te recuerdo que no solo tengo un revolver sino toda una colección, aunque esta ha mermado un poco en los últimos tiempos, pero aun así…como no la hagas feliz...–le dijo guiñándole un ojo y poniéndose en su…respectivo lugar. A este paso…íbamos a tener que hacer una ampliación. Y para colmo Cayo, que no había desfilado ya que su mujer e hijas no figuraban en la lista de madrinas o Damas de honor, se apunto al grupo de padrinos de Edward. Vamos que…había más gente en el altar que invitados en sus asientos.

 

La ceremonia dio comienzo. El cura se nos quedó mirando a todos y dijo la pregunta del millón:

 

—¿Quien entrega a la novia?

 

—¿A cuál de las dos?

 

—¿Quién entrega a Esmeralda Vulturi –dijo el cura lanzando un suspiro resignado.

 

—Yo— contestó un orgulloso Marco.

 

—¿Y quién entrega Isabella Marie Swan?

 

—Yo –contestó un no menos orgulloso jefe de policía Swan.

 

Acudís las dos libre y voluntariamente y sin coacciones a contraer el sagrado sacramento del matrimonio.

 

—Si acudimos –respondimos las dos a la vez.

 

—Si alguien tiene algo que decir, que, lo diga ahora o calle para siempre.

 

Diez pares de ojos, provenientes todos de lado femenino y alguno que otro más de lado masculino, nos volvimos hacia la multitud allí congregada levantando una ceja en una muy buena sincronización. Al unísono, centramos nuestras miradas en el lado oscuro aunque el mensaje iba para todos, mas os vale no decir nada porque como alguien se atreva tan solo a respirar en este momento aquí vamos a tener una masacre de tales dimensiones que ni un vampiro la superaría.

Capítulo 18: Jaque a la Reina Capítulo 20: Hasta que la muerte nos separe

 


 


 
14439613 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10757 usuarios