La Heredera (+18)

Autor: belibeli
Género: Romance
Fecha Creación: 15/04/2015
Fecha Actualización: 17/08/2015
Finalizado: NO
Votos: 9
Comentarios: 33
Visitas: 43907
Capítulos: 28

El último escándalo de la heredera. Esa última portada sería el comienzo. ¿Qué iba a hacer él con una niña problemática y caprichosa? ¿Qué iba a hacer ella con ese hombre serio, arrogante y autoritario? Drogas, alcohol, sexo desenfrenado e irresponsable. Edward no estaba preparado para entrar en ese mundo pero, ¿realmente estaba Bella en él?

 

-Quiero agradecer a "kikicullenswan", por permitir publicar su historia. Los créditos son para ella y visiten su pagina.

https://www.fanfiction.net/u/2514643/kikicullenswan

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 7: chapter 7

 

- ¿Qué haces aquí, Emmett? – le sorprendió encontrarse a su hermano en la puerta de su departamento

- Quería hablar contigo

- ¿Y no pudiste hablar conmigo durante la fiesta? Estoy agotado

Había vuelto de casa de sus padres hacía un par de horas. Y por alguna razón que no entendía, no había podido dejar de pensar en Bella. Las delicadas braguitas azules que aún descansaban en el bolsillo de su pantalón, no lo habían ayudado.

- Digamos que te fuiste demasiado temprano y además tampoco es algo que quisiera hablar allí con tanta gente presente.

- Pasa – dijo haciéndose a un lado

Emmett se dirigió al salón después de coger una cerveza de la cocina y se dejó caer en el sofá junto a Edward, apoyando los pies sobre la mesa del salón tal como lo hacía su hermano.

- Estuvo bien la fiesta – comentó Emmett con despreocupación – Esme estaba bastante contenta

- Sí, pero no sé por qué se preocupa tanto siempre. Sus fiestas son un éxito.

- Digamos que estaba un poco preocupada por la reacción de Charlie al ver a Isabella

 Edward se estremeció en su lugar.

- Finalmente no la vio

- Es verdad. ¿Qué crees que hubiese sucedido? ¿Cómo habría reaccionado Charlie?

- No lo sé – suspiró – Realmente en esa relación creo que hay muchas cosas que nosotros no entendemos.

- ¿Por qué lo dices?

- No sé. Es algo así como un pálpito. Me parece que Bella no es nada de lo que Charlie quiere creer.

- ¿Cómo es eso?

- No lo sé. Me parece que ella nos engaña, o al menos es lo que pretende. Me parece que no es lo que todos piensan.

- ¿Y tú?

- ¿Yo qué?

- ¿Tú qué piensas de Bella?

Se dejó caer contra el respaldo del sofá antes de darle un trago a su cerveza pensativo.

- No lo sé, Emmett. Estoy hecho un lío. – confesó bajando los pies de la mesa y apoyando los codos sobre sus rodillas y la cabeza en sus manos.

- Algo sucedió hoy, ¿verdad? Algo sucedió para que Bella se marchara de la manera que se marchó

- Sí, pero no sé exactamente qué fue.

- Cuéntame

- No lo sé. La dejé con Alice y luego se había ido. Estoy seguro que Alice le dijo algo.

- ¿Qué cosa pudo decirle?

- No lo sé – se llevó las manos al pelo alborotándolo – Es mi culpa, Emmett, pierdo el control con Bella

- Explícate

- La abordé en el estudio de Carlisle

- ¿Qué quieres decir? – indagó Emmett extrañado

Metió la mano en su bolsillo y sacó las bragas de Bella.

- ¿Qué es eso? – preguntó Emmett y estiró la mano para coger la prenda

Edward volvió a guardarlas antes de que Emmett pudiera tocarlas.

- La ropa interior de Bella

- ¿Qué dices? – los ojos de Emmett se volvieron enormes – ¿Le quitaste la ropa interior a Bella?

- Eso fue lo menos que hice

- ¿Te acostaste con ella? – preguntó con la mirada desorbitada

- No. Pero sólo porque escuché a Alice buscándome. Si se hubiese tardado cinco minutos más me hubiese encontrado enterrado en el cuerpo de Bella.

- ¡Por Dios, Edward! No lo puedo creer ¿Qué tienes con Bella?

- Nada

- ¿Nada? ¿Nada y te la tiras en casa de tus padres? ¿En medio de una fiesta? A mí me parece algo más que nada

- Lo sé. – se quejó lastimero – No sé qué me pasa con Bella pero no puedo resistirme. El miércoles la ataqué en mi despacho contra la puerta. Hoy sobre el escritorio de Carlisle. No sé. No puedo refrenarme. La deseo de una forma que nunca deseé a nadie jamás.

- ¿Ni siquiera a Lauren? – Edward había creído estar completamente enamorado de Lauren durante sus seis años de noviazgo

- Muchísimo menos a Lauren

- ¿Qué vas a hacer?

- No lo sé. De verdad que no lo sé. He sido deliberadamente cruel con ella y me temo que Alice no haya sido mucho mejor que yo.

- ¿Qué hiciste?

- El miércoles le dije que era una persona totalmente inadecuada para mí.

- Eres un gilipollas. ¿De verdad lo piensas?

- No. Pero no puedo pensar qué sucedería si Charlie supiera que tengo un lío con su hija.

- ¿Crees que le molestaría?

- Estoy seguro que sí. Sin mi voto Charlie no puede tomar ninguna decisión en contra de Bella. Si uniera mi 40% de Swan con el 15 de Bella, podríamos decidir cualquier cosa contra Charlie. No creo que Charlie se tomara muy bien esa pérdida de poder.

- En cambio si Charlie y tú os unís contra ella podríais quitarle la empresa

- No quitársela, pero obligarla a vender o al menos coaccionarla para ello.

- Qué putada, ¿no? Debes elegir entre Charlie y Bella

- El problema es que creo que Charlie está siendo injusto con ella. Ya lo has visto. La culpa de la muerte de Renée y eso es algo completamente irracional. ¿Cómo puedo creer que es racional en lo que sea con respecto a Bella?

- ¿Qué vas a hacer? – preguntó Emmett interesado

- Tengo que hablar con Bella.

Emmett le ofreció que le acompañara al día siguiente al departamento de Bella. Él había llamado a Bella para preguntarle cómo estaba, pero había contestado Rosalie. Ella le había dicho que Bella estaba bien y Emmett no había desaprovechado la ocasión de invitar a la rubia a ir al cine al día siguiente.

Bella hundió la cuchara en el bote de helado de tiramisú que tenía sobre el regazo, cuando escuchó el timbre.

Rosalie corrió a la puerta antes de que Bella se levantara del sofá.

- Hola – saludó tímidamente la rubia a los dos hombres que encontró en la puerta

- Hola, rubia – contestó Emmett despreocupado – Te presento a mi hermanito, Edward. Edward, ella es Rosalie, la mejor amiga de Bella.

- Encantado de conocerte, Rosalie – la saludó Edward en cuanto la chica se movió dejándoles entrar

- Igualmente – respondió ella con clara sorpresa

- Edward no va a unírsenos – explicó Emmett sacándole del trance en el que se encontraba – Ha venido a ver a Bella.

- Oh – fue todo lo que pudo responder – Desde luego. Pasad.

Los chicos entraron y la siguieron al salón.

- Bells, te buscan – dijo Rosalie mirando a su amiga a la vez que enarcaba las cejas

Bella giró la cabeza con la mano en el mando del televisor para poner en pausa el capítulo de Six Feet Under que acababa de comenzar.

- Hola, Emmett – saludó antes de poder distinguir al chico que entraba tras él

Se enderezó en el sofá bajando los pies descalzos de la mesita de café.

- Oh, hola, Edward

- Hola, Bella – le saludaron los hermanos Cullen

- Edward ha venido a verte, Bells – le informó Rose a la vez que cogía su bolso – Nosotros nos vamos o se nos hará tarde – dijo y salió con Emmett caminando detrás de ella

Bella se levantó de su asiento nerviosa dejando sobre la mesa el bote de helado.

- ¿Querías verme? – preguntó intentando ocultar su inquietud

Edward no podía dejar de mirarla. No mentía cuando decía que esa chica le hacía perder el control.

Era preciosa. Tenía el cabello recogido en una coleta despeinada. Llevaba una camiseta desgastada que apenas le llegaba a la cintura y unos vaqueros muy anchos que descansaban sobre sus caderas, dejando a la vista una franja de piel clara y cremosa.

Los bajos del pantalón le cubrían completamente los pies desnudos en los que Edward había podido vislumbrar unas uñas pintadas de estridente color rosa.

- Sí. Quería hablar contigo – explicó metiendo las manos en los bolsillos delanteros de sus vaqueros – Espero no interrumpirte – dijo señalando con la cabeza la pantalla del televisor

Bella se giró hacia el televisor y luego volvió a mirarlo.

- Oh, no, no te preocupes. Puedo verlo más tarde. ¿Quieres un café? – ofreció pasando a su lado para dirigirse a la cocina

- Sí, gracias – aceptó y caminó detrás de la chica

El suave bamboleo de las caderas de Bella lo estaba excitando, y ver el tatuaje en su espalda lo ponía a mil.

- Hulle kan nie vernietig nie – leyó en voz alta

- ¿Disculpa? – Bella se giró sin dejar de caminar

- Hulle kan nie vernietig nie. – repitió él – Tu tatuaje

- Oh – Bella se sonrojó a la vez que llevaba la mano a su espalda y acariciaba la leyenda grabada en su piel

- ¿Qué idioma es? – preguntó curioso

- Afrikáans – le respondió tímida

- ¿Afrikáans? ¿Y dónde se habla?

- En Namibia y Sudáfrica principalmente – explicó señalándole un taburete junto a la isla de la cocina mientras ella se estiraba para coger el bote de café de uno de los armarios

- Wow. ¿Lo hablas tú? – preguntó sentándose

- Algo – confesó restándole importancia

- ¿Por qué? – preguntó y ella se volteó para mirarle interrogante – ¿Por qué hablas una lengua tan extraña?

- No es extraña para los namibios y los sudafricanos.

Él sonrió divertido.

- Es verdad. Pero supongo que es extraña para los americanos y los ingleses.

Ella suspiró mientras ponía en funcionamiento la cafetera, recostándose en la encimera de frente a él.

- Mi abuela Marie apadrinó una niña de Namibia cuando yo tenía nueve años. Kaure era tres años más joven que yo. – explicó – Pasaba con nosotros uno o dos meses cada verano. Ella me enseñó.

Edward la miró entrecerrando los ojos.

- Nunca dejas de sorprenderme, Bella Swan – confesó y ella se sonrojó sintiéndose una idiota

- ¿Por qué? ¿Porque hablo una lengua que poca gente conoce?

- No. Porque no eres lo que quieres que todos creamos que eres.

- No te confundas, Edward. No dejes que un par de palabras extrañas te confundan. Sigo siendo "la heredera" – dijo despectiva

- No lo eres – discutió él

Bella se volteó incómoda y sirvió dos tazas de café. Volvió a sentarse frente a él sosteniendo la taza entre sus manos buscando calentarlas.

- ¿Qué dice tu tatuaje? – preguntó después de observarla fijamente durante unos momentos

- No pueden destruirte – citó

- No pueden destruirte – repitió él y Bella asintió en silencio – ¿Quién quiere destruirte, Bella? ¿La prensa, los periodistas? ¿O tu padre? ¿Quién crees que quiere destruirte?

- Siempre hay alguien que quiere destruir quien eres.

Edward la observaba con atención, intrigado por esa mujer que tenía frente a él.

Bella tenía la vista fijada en la taza humeante.

- Kaure fue obligada a casarse con un primo de su padre cuando tenía trece. Él tenía la edad de su padre. – explicó con voz acongojada mientras recordaba a la muchacha – Nadie quiso escucharla cuando le acusó de maltratarla. Todos culparon de su rebeldía a la libertad que conoció todos aquellos años que visitó Londres. No volví a verla hasta hace tres años. Tenía diecinueve. Me llamaron de un hospital de Windhoek. Ese hombre golpeó a Kaure hasta dejarla moribunda, cuando descubrió que tomaba anticonceptivos. Quería ir a la universidad. No quería tener hijos porque quería ir a la universidad. Durante toda su vida, su familia intentó destruir todo lo que era, todo en lo que creía. Llegué a verla antes de que muriera. – le contó con las lágrimas rodando por sus mejillas y la mirada absorta clavada en el oscuro café – No han podido destruirme, fue lo último que me dijo. Nunca les ha gustado quien soy pero no han podido destruirme.

Edward se levantó de su asiento y rodeó la isla para acercarse a ella. Con las manos sobre sus hombros la giró de frente a él y la abrazó.

- Lo siento, cariño – susurró secando sus lágrimas

- Era mi hermana. No pude hacer nada por salvarla. Pude haberla sacado de esa casa, de ese país, pero no lo hice. Estaba demasiado ocupada intentando ganarme la atención de mi padre – confesó sin darse cuenta – Y cuando me di cuenta, ya era tarde.

- ¿Es por Charlie, Bella? – preguntó separándose de ella para mirarla a la cara – ¿Es por él que haces todo lo que haces? ¿Por llamar su atención?

Bella se envaró notando por primera vez la situación en la que se había colocado frente a Edward, con su confesión.

Se separó de él, clavando en su rostro el gesto despectivo y despreocupado que era marca registrada de "la heredera".

- Te equivocas conmigo, Edward – dijo con voz burlona – Quieres creer que soy algo que no soy.

- No me dejas saber quién eres.

- No. Eres tú quien no quiere ver quién soy en realidad. Soy exactamente quien siempre has creído que soy. Soy la heredera de Swan, soy consentida, caprichosa, despreocupada e irresponsable. Y disfruto de ello.

- No es verdad – discutió él caminando detrás de ella

Bella se dejó caer en el sofá despreocupada.

- Sí lo es. Te engañas. Te engañas porque te atraigo. Quieres echarte un polvo conmigo porque soy guapa y me gusta el sexo sin compromisos – repitió lo que las revistas tantas veces habían escrito sobre ella – Pero te cuesta reconocer que sólo es un polvo y por eso quieres pensar que valgo más de lo que valgo en realidad.

- Me mientes, Bella, lo sé.

- ¿Quieres que echemos un polvo? – ofreció despreocupada y se puso de pie

En actitud desenfadada llevó las manos a la cintura de sus pantalones y los desabotonó dejándolos caer a sus pies.

Se acercó a Edward vestida sólo con la camiseta y unas diminutas braguitas negras. Su actitud insolente lo hizo tensarse. Le pasó las manos por el cuello y se puso de puntillas para recorrer su cuello con la punta de la lengua.

- Podemos desfogarnos juntos – susurró sugerente – Sabes que no tengo problemas en irme a la cama con un chico guapo.

- No hagas esto, Bella – dijo él llevando sus manos a las de ella para destrabarlas de sus cabellos y la alejó de él.

Ella se separó de él recostándose en el respaldo del sofá.

- Me gustas, Edward. Eso es evidente. Me gustas y me calientas un montón. Pero eres el hijo de Carlisle y Esme, y realmente los aprecio mucho. No creo que sea conveniente que nos echemos un polvo. Eso enrarecería todo. No soy la chica para ti.

Tú lo sabes, tú lo has dicho, soy inadecuada e inconveniente para ti. - No entiendes. No creo que no seas adecuada para mí – intentó explicar

- Claro que sí – dijo ella alejándose de él y caminando hasta su bolso de donde sacó un cigarrillo y lo encendió – Tú y yo no tenemos nada en común. A mí me gustan cosas que a ti no.

Edward observó el cigarrillo consumiéndose en sus dedos sin fumarlo.

- Ayer me pareció que nos gustaban las mismas cosas – gruñó

- Venga ya, Edward. Era un polvo, nada más. Sexo, lujuria. Pensé que ambos lo teníamos claro, pero evidentemente tú no eres de ese tipo. Tú eres de los que tienen novia, y yo no soy de esas.

Edward la observó dolido durante unos instantes antes de volverse hacia la puerta.

 

----------------------------------------------------------------------------------

Espero que lo disfruten, besitos.

 

Capítulo 6: chapter 6 Capítulo 8: chapter 8

 
14439103 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10756 usuarios