La Heredera (+18)

Autor: belibeli
Género: Romance
Fecha Creación: 15/04/2015
Fecha Actualización: 17/08/2015
Finalizado: NO
Votos: 9
Comentarios: 33
Visitas: 43918
Capítulos: 28

El último escándalo de la heredera. Esa última portada sería el comienzo. ¿Qué iba a hacer él con una niña problemática y caprichosa? ¿Qué iba a hacer ella con ese hombre serio, arrogante y autoritario? Drogas, alcohol, sexo desenfrenado e irresponsable. Edward no estaba preparado para entrar en ese mundo pero, ¿realmente estaba Bella en él?

 

-Quiero agradecer a "kikicullenswan", por permitir publicar su historia. Los créditos son para ella y visiten su pagina.

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Capítulo 16: chapter 16

 

Edward entró apresuradamente al hospital seguido por su hermano.

Había ido a la empresa directamente desde el aeropuerto y Emmett le había explicado las novedades sobre Charlie.

Charlie había sufrido una crisis en cuanto le habían retirado la medicación y se habían visto obligados a volver a inducirle el coma.

En ese momento le habían llevado para realizarle un TAC y determinar las consecuencias del segundo ACV.

Bella estaba con Rosalie en la sala de espera.

- ¡Bella! – exclamó en cuanto la vio apresurándose hacia ella

Bella se levantó en el momento que Edward llegaba hasta ella y la rodeaba con sus brazos.

- Bella, cariño – murmuró acariciando su espalda con ternura - ¿Cómo estás? ¿Qué te han dicho?

- No mucho. Le están haciendo estudios. No pueden sacarle del coma.

- Oh, cariño, lo siento mucho

- No puede morirse – gimió en cuanto el llanto la asaltó

- Tranquila, cariño. Tenemos que esperar

La instó a sentarse y se sentó a su lado manteniéndola abrazada junto a él.

Bella se recostó confiada contra él y amó esa sensación. Se sintió apoyada y sostenida a la vez y fue una sensación nueva y hasta entonces desconocida para ella.

Edward no dejaba de notar la mirada especuladora de Rosalie, recostada en el pecho de su hermano sentado frente a ellos.

Intentó evitar la incomodidad que le provocaba, pero era difícil.

- ¿Te apetece un café? – le ofreció a Bella

- Estoy bien – murmuró

- Te traeré algo para comer – ofreció Rose y dejó la sala seguida por Emmett

- ¿A qué hora volviste de Chicago?

- Acabo de llegar. Pasé por Swan y Emmett me explicó lo sucedido.

- Debes estar agotado

- Estoy bien – aseguró acariciando su rostro

- No tienes que quedarte – ofreció temerosa de verle marchar – Rosalie se quedará conmigo

- Quiero estar aquí contigo – aseguró con una sonrisa triste – Aunque creo que no soy la persona favorita de Rose

- Ella sabe que estabas con Tanya – explicó excusando a su amiga

- Lo sé. También sé que cree que te lastimé y no hice nada por conocerte realmente, y tiene razón.

- No es así. Yo soy la culpable de que nadie me conozca realmente. No fue tu culpa.

- Yo no era nadie para juzgarte sin siquiera conocerte. Sé que no tengo excusa, Bella, pero quiero una oportunidad para demostrarte que puedo hacerte feliz – dijo girando su rostro de frente a él – Sé que puedo hacerlo – murmuró antes de acercarse y besarla con ternura

- Quiero intentarlo – aceptó ella cuando al fin se separaron apoyando su frente contra él – Necesito intentarlo, Edward

- Oh, claro que sí, cariño – aseguró apretándola contra él

Era tarde cuando finalmente Edward convenció a Bella de irse a casa.

Los resultados de Charlie no eran especialmente alentadores. Tenía el cerebro bastante inflamado y era necesario mantenerlo en coma farmacológico esperando bajara la inflamación.

De momento, nada había que ellos pudieran hacer más que esperar.

Ver a Charlie entubado y monitorizado en esa cama era demasiado duro, pero Bella se había resistido a marcharse, hasta bastante entrada la noche.

- Mañana te entregaré los primeros informes que estuve viendo ayer – le informó cuando Edward aparcó frente a su edificio

Se giró hacia ella cuando hubo detenido el motor del coche. Estiró su mano para entrelazar sus dedos con los de ella.

- No hace falta, cariño. Quédate en casa, descansa. Te vendrá bien.

- No quiero quedarme en casa. Necesito distraerme – dijo recostándose en su asiento y volviéndose a verle

- De acuerdo, si te hace bien... – aceptó él estirando la mano y acariciando su mejilla con los nudillos – Vamos, te acompaño

Bajaron del coche y caminó con ella hasta el portal del edificio.

La rodeó con sus brazos apretándola contra él. Su gesto sincero y cariñoso la desarmó y no pudo retener más las lágrimas que corrieron por su rostro sin control.

- Tranquila, cariño, todo estará bien

- Ya no sé qué creer, Edward

- Créeme, cielo. Confía en mí, saldrá todo bien. Tu padre es demasiado duro como para dejarse vencer sin pelear.

- Mi relación con él es tan inexistente que no creí que pudiese afectarme tanto

- Le amas, Bella. Es tu padre y le amas a pesar de todo. Aunque seguramente no se lo merezca, le amas y es normal que te sientas así, pero verás que todo estará bien. Venga, vete a la cama. Mañana será otro día.

- Gracias, Edward. Gracias por estar conmigo.

- No tienes nada que agradecerme, cariño. Desearía poder hacer más – aseguró levantando su rostro hacia él y besándola con suavidad antes de verla entrar en su edificio.

No pudo dormir y era muy temprano cuando entró al despacho al día siguiente. Aún no había llegado mucha gente, pero pudo ver la puerta del despacho de Edward entreabierta.

Bree no estaba en su sitio, así que se acercó y se asomó por la puerta.

Edward estaba de espaldas a ella mirando por la ventana del edificio hablando por teléfono.

- Estamos intentando resolverlo cuanto antes... No debéis preocuparos por eso, contamos con las acciones necesarias para firmar la adquisición. – hablaba claramente nervioso

Bella se recostó en el marco de la puerta esperando que acabara de hablar. Había pensado que no debería estar allí curioseando, pero las palabras de Edward sobre las acciones le llamaron la atención.

- No es necesario... – continuaba Edward – Seguimos interesados, ya se lo he dicho... Lo entiendo. Haremos lo posible. De acuerdo – bufó después de cortar la comunicación y apoyó ambas manos sobre el alféizar de la ventana viéndose derrotado.

- ¿Problemas? – preguntó Bella adentrándose en el despacho

Edward se sobresaltó y se giró a verla sorprendido.

- Hey – saludó con una sonrisa – ¿Qué haces aquí tan temprano?

- No podía dormir – confesó

- Tampoco yo – reconoció él acercándose a ella y rodeando su cintura con los brazos

Estaba desaliñado, con las mangas de su camisa blanca arremangadas dejando a la vista sus fuertes antebrazos. Su corbata negra floja dejaba abierto el cuello de su camisa. Era sin duda el hombre más guapo que Bella hubiese visto nunca, aún viendose habitualmente rodeada por modelos y actores.

Edward hundió la nariz en el cabello de Bella aspirando su perfume a fresias embriagador.

- Ven. Te invito a desayunar – dijo tirando de ella detrás de él

- ¿A dónde vamos? – preguntó risueña dejándose arrastrar

- A la cafetería de la empresa. Nadie te tomará una fotografía – le tranquilizó

Bree salía del ascensor y les vio entrar tomados de la mano. Sonrió meneando la cabeza. Siempre había sabido que Edward estaba loquito por esa chica, pero nunca creyó que finalmente pudieran tener algo. Pero al parecer se había equivocado.

La cafetería de la empresa quedaba en el entrepiso del edificio. Era un sitio bastante acogedor y solía estar bastante bien surtido.

Generalmente los empleados compraban sus desayunos y se los llevaban, por lo que rara vez había gente sentada allí. Pero que el director general y la hija del presidente estuvieran allí desayunando fue un atractivo que pocos pudieron rechazar y muchos de los que compraban sus cafés optaban por tomarlo allí en lugar de marchar.

Edward y Bella se sentaron en una de las mesas más alejadas. Bella tenía un moka blanco y un donut de chocolate y frambuesas. Edward por su parte tomaba un café simple y un muffin.

- ¿Sabes cuántas calorías tiene eso? – le preguntó señalándole su taza con la cuchara

- Algo más de 300 y el donut imagino que ¿500? – sonrió ella pasándose la lengua por el labio superior para retirar la crema que había quedado allí

Edward sintió que se excitaba al ver su lengua y sonrió bajando la vista.

- No imaginaba una chica como tú metiéndose 300 calorías en un solo vaso

- ¿Qué es una chica como yo?

- No sé. Quiero decir, mi hermana trabaja como diseñadora de interiores, algo para lo que no necesita mantener su figura, y sería incapaz de meterse 800 calorías en el desayuno. Tú trabajas con tu cuerpo.

- Trabajas con tu cuerpo– repitió – Eso podría sonar muy mal. Pero en honor a tu hermana y lo bien que le caigo, – sonrió con ironía – me compraré otro donut para llevar.

Edward se carcajeó dando un mordisco a su muffin.

- Eres la mujer más deliciosa que he tenido el placer de conocer. – dijo haciéndola sonrojar – Alice no es una mala chica – aseguró

- Me odia...

- No te odia – discutió

- Me odia y sabes que es así. Pero estoy bastante acostumbrada a ello, ¿sabes?. Hay gente que me ama de una forma enfermiza y otra que me odia de la misma forma. Pero ninguna sabe lo equivocados que están conmigo. – Edward la observaba con atención – No soy odiosa.

- Ya lo creo que no

- No. Quiero decir, sé que no hice todas las cosas de las que se me acusa, pero aún habiéndolas hecho no tendrían que odiarme por ello. No le he hecho daño a nadie, nunca. Nunca, ninguna revista ha dicho que haya hecho algo dañando a alguien más que a mí. Tampoco deberían amarme incondicionalmente quienes lo hacen, porque no he hecho nada para eso. Soy simplemente una chica normal, con un trabajo peculiar. Tengo dinero, sí, conozco gente famosa, sí, pero cometo errores como todo el mundo, y hago algunas cosas buenas, también, como todo el mundo.

- Supongo que tiene un poco que ver con que eres preciosa, famosa, tienes dinero, contactos, piensan que puedes tener lo que desees.

- ¿Eso crees? ¿Eso es lo que cree la gente?

- Sí, creo que sí.

- Sabes, Edward, es una mierda que piensen así – dijo molesta

Edward frunció el ceño levemente por su arrebato

- Creen que puedo tener lo que desee y lo único que he deseado en los último veinte años es que mi padre me abrace o me bese. Sabes bien que no obtengo todo lo que deseo.

- Lo sé, cariño – dijo estirando la mano para coger la de ella y darle un ligero apretón.

- Es verdad que ser quien soy me abre muchas puertas, sería una hipócrita si lo negara. Pero también me cierra muchas más. Cuando eres alguien conocido hay cientos de cosas que no puedes hacer. No puedo tener primeras citas normales. Es muy difícil salir a cenar con alguien sin que corran ríos de tinta sobre quién es y que relación tenemos. No puedo tomarme una copa sin que todos salgan a analizar si estaba borracha o no. ¿Te imaginas que quisiera comprar condones sin tener una pareja conocida? ¿O una prueba de embarazo? Por Dios, sería un desastre. Tomo anticonceptivos desde que cumplí dieciséis. – Edward la observó sorprendido – Mi médico me los recetó para regular mi período porque lo pasaba francamente mal, no tiene nada que ver con tener pareja o mantener relaciones sexuales. Una vez OK me sacó en la portada saliendo de una farmacia con dos cajas de anticonceptivos, tenía dieciséis, era una cría y fue un escándalo en el Reino Unido. Mi abuela Marie les obligó a disculparse públicamente presentando la receta de mi médico.

- Lo entiendo, cariño. Pero la gente suele asociar el dinero y la fama con la libertad y las posibilidades.

- Es verdad que el dinero da muchas facilidades. Pero no todo es tan simple. De todos modos, trabajo mucho para ganar lo que gano. Todos creen que vivo del dinero de mi padre pero están muy equivocados. Es verdad que mis estudios los pagó él, pero eso fue hasta que empecé a trabajar como modelo, cuando tenía 15. No volví a tocar un centavo de su dinero desde entonces.

- Eso no lo sabe él

- Su cuenta bancaria está intacta desde hace diez años. Lo sabría si hubiese deseado enterarse, pero para Charlie, todo lo que tenga que ver conmigo es algo que es mejor olvidar.

Emmett entró a la cafetería y sonrió al verlos allí.

Se acercó a la mesa y retiró una silla para sentarse con ellos.

- Buenos días – saludó sonriendo

- Buenos días – respondieron a su vez

- Ahí arriba – dijo haciendo alusión a la empresa – está todo el mundo comentando lo del director y la hija del dueño

- Cotillas – se quejó Edward

- ¿Cómo estás, Bells? – preguntó con interés – ¿Sabes algo más de Charlie?

- Sigue igual. Hoy a la mañana hablé al hospital y no hay novedades

- Se pondrá bien – aseguró

- Eso espero

- Verás que sí. Rose quiere que vengáis a cenar a casa esta noche.

- ¿Rose va a cocinar? – preguntó Bella sonriendo

- Ni hablar – sentenció Emmett – Esa preciosidad es una negada a la hora de cocinar. Pediremos comida. ¿Qué decís?

- Me parece bien – aceptó Edward

- No sé... – dudó Bella

- Te hará bien distraerte – dijo Edward entrelazando sus dedos con los de ella – Y a mí me hará bien empezar a ganarme el aprecio de Rosalie

- De acuerdo – sonrió a la vez que el teléfono de Edward repicaba con Bree solicitándolo en el despacho obligándolos a volver.

 

 

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No se pierdan el proximo cap

 

 

Capítulo 15: chapter 15 Capítulo 17: chapter 17

 
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