La Heredera (+18)

Autor: belibeli
Género: Romance
Fecha Creación: 15/04/2015
Fecha Actualización: 17/08/2015
Finalizado: NO
Votos: 9
Comentarios: 33
Visitas: 43875
Capítulos: 28

El último escándalo de la heredera. Esa última portada sería el comienzo. ¿Qué iba a hacer él con una niña problemática y caprichosa? ¿Qué iba a hacer ella con ese hombre serio, arrogante y autoritario? Drogas, alcohol, sexo desenfrenado e irresponsable. Edward no estaba preparado para entrar en ese mundo pero, ¿realmente estaba Bella en él?

 

-Quiero agradecer a "kikicullenswan", por permitir publicar su historia. Los créditos son para ella y visiten su pagina.

https://www.fanfiction.net/u/2514643/kikicullenswan

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Capítulo 8: chapter 8

 

Bella se dejo resbalar pegada al respaldo del sofá hasta quedar sentada en el suelo.

Escondió el rostro en sus rodillas y dejó salir el llanto.

No podía entender lo que le pasaba, lo que estaba haciendo. Edward le gustaba, mucho, pero no quería tenerlo cerca.

Sabía que su padre no aceptaría que hubiera ningún tipo de relación entre ellos, y no podía arruinar la carrera de Edward sólo por el odio que su padre sentía por ella, y estaba segura de que Charlie lo intentaría.

Por otra parte estaba segura de que ella no era la mujer que Edward necesitaba. Él tenía que estar con una chica como Tanya Denali. Ella no iba a entrometerse.

Pensó en las palabras de Rosalie de la noche anterior. Desde que tenía memoria buscaba vengarse de su padre. Vengar tantos años de indiferencia. Hasta ahora le había ido bien, pero ahora temía perderse algo bueno sólo por su estúpida venganza.

Venganza. ¡Qué tontería! Sabía que no era eso lo que intentaba, aunque no se atreviese a reconocérselo.

Ella quería que su padre la quisiese, la amase, pero no sabía cómo lograrlo.

¡Qué ironía! Tan lista que era, y era incapaz de lograr que su padre se fijase o se interesase por ella.

Tal vez debió estudiar psicología o algo que le ayudase a entender a su padre y a ella misma.

Maldita la hora en que conoció a Edward Cullen. Maldita la hora en que se fijó en él. Maldita la hora en que él se fijó en ella.

Entonces decidió hacer lo mejor que podía hacer para alejar a la gente. Provocar un escándalo.

Enfundada en un vestido de ajustadísima lycra color verde, se montó en los diez centímetros de tacón de sus Jimmy Choo y se apareció en el Midnight Sun, el bar de copas de moda, donde había quedado en encontrarse con Quil Ateara III.

Quil se había sorprendido por su llamada, pero había estado más que ansioso por verla.

Ya había pasado la medianoche, cuando bajó del coche de Quil, y éste la acompañó hasta la puerta de su bloque.

- Princesa – ronroneó él en su oído apretándola contra él – No sé si podré perdonarte que me dejes en este estado.

- Lo siento, Quil – se disculpó con su risita tonta – Pero sabes que mañana tengo un desfile. Te prometo que te lo compensaré – dijo deslizando sus labios por la dura mandíbula masculina

- Estaré esperando, muñeca. – gruñó él cuando ella entró en el edificio

Había estado cuatro horas con Quil y sus amigos, y en ese tiempo le habían tomado más fotografías comprometidas de las que podía recordar.

No había habido nada entre ellos, pero estaba segura de que las fotos sugerían que debían haber acabado teniendo sexo en el lavabo del bar. Nada más lejos de la realidad.

- ¿Dónde estabas, Bella? – preguntó Rosalie molesta cuando cerró la puerta

- Lo siento, Rose, no quería despertarte – dijo y vio a Emmett de pie detrás de Rosalie mirándola acusador – Oh, Emmett, no sabía que estabas aquí – rió burlona

- ¿Con quién estabas, Bella? – indagó Rosalie

- Salí con unos amigos – dijo a modo de explicación

- ¿Qué amigos?

- Ya sabes, unos amigos de aquí y de allá

- ¿Con quién saliste, Bella?

- Con Quil y sus amigos

- ¿Con Quil Ateara? – preguntó Emmett con desprecio

- El tercero, sí, Quil Ateara III

- ¿Cómo puedes verte con ese tío?

- Ya sabes – dijo restándole importancia – Son las cosas que le gustan a la heredera de Swan

- Eres una gilipollas. No sé cuánto tiempo más voy a soportar tus tonterías

Bella miró a su amiga arqueando una ceja.

- No voy a discutir contigo, Rosalie. Mañana tenemos trabajo. Me voy a dormir. Tú puedes ir a tirarte a ese bombón que te acompaña. Sabes que yo lo haría.

- Sí, claro – espetó la rubia viendo como su amiga le cerraba la puerta en la cara

Edward tenía invitaciones para el desfile de Ralph Lauren, pero decidió no asistir por mucho que Alice y Tanya insistieran.

Ese lunes se había encontrado con las nuevas fotos de Bella y Ateara y no había podido más que reconocer que no era posible que hubiese nada entre ellos.

Se sumergió en el trabajo y en los balances, informes y auditorías de la nueva empresa de seguridad en la que estaban pensando en invertir y no volvió a pensar en Bella Swan durante los tres días siguientes.

Cuando finalmente creyó habérsela quitado de la cabeza, la secretaria de Charlie anunció su presencia a través del intercomunicador de la sala de juntas.

- Isabella Swan está aquí – informó Zafrina

- ¿Qué quiere? – fue la pregunta escueta y molesta de Charlie

Ese día tenían reunión de directorio. En la sala de juntas, además de Charlie, Edward y Emmett, estaban Sam Uley, Emily Young y Embry Call, los directores de proyectos, marketing y recursos humanos respectivamente.

- Quiere hablar con usted, señor – respondió Zafrina claramente incómoda

- No tengo tiempo – respondió cortante – Dile que la llamaré

- Lo siento, señor – acotó la mujer – Dice que le esperará

Charlie bufó claramente molestó.

- Hazla pasar – dijo al fin hacia el aparato

Edward hizo amago de levantarse de su asiento y el resto le imitaron.

- Será un momento – se disculpó Charlie

- No hay problema, Charlie. Volveremos luego.

- Qué va, Edward. Sentaos – ordenó – Sólo voy a escuchar qué quiere.

La puerta se abrió tímidamente cuando Charlie dijo un lacónico "Adelante"

Bella se asomó por ella. Se la veía tímida y nerviosa pero aún así estaba preciosa. Llevaba un discreto vestido claro con estampado de pequeñas flores y unas zapatillas nude.

- Buenos días – saludó sorprendida al encontrarse con tantas personas frente a ella

Todos respondieron con amabilidad.

- Buenos días, Isabella – le saludó su padre sin siquiera mirarle – ¿Qué haces aquí?

- Siento interrumpirte, papá – se disculpó – Sólo pensé que podríamos comer juntos hoy.

Charlie enarcó una ceja interrogante.

- Ya sabes – continuó ella completamente avergonzada – Por ser hoy y como mañana debo volver a Londres...

- ¿Te vas mañana?

- Sí. Hoy ha comenzado la semana de la moda en Londres y tengo un desfile el próximo sábado.

- Lo lamento, Bella – se disculpó aunque sonó terriblemente falso – En este momento estoy en una reunión importante y no tengo tiempo. Quizás la próxima vez que vengas.

Bella se estremeció herida. Ese era el día de su cumpleaños y ella, ingenuamente, había creído que su padre lo recordaría y aceptaría comer con ella. Pero se había vuelto a equivocar. Había estado en Nueva York más de una semana y no había visto a su padre. Y el día de su cumpleaños, él tampoco tenía tiempo.

Sintió una punzada en su corazón e intentó contener las lágrimas que amenazaban con desbordar sus ojos.

- Claro – aceptó deseosa de salir corriendo – La próxima vez... – dijo y se volteó saliendo tan dignamente como fue capaz

Todos se quedaron en silencio viendo la puerta cerrarse tras la joven.

- ¿Qué día es hoy? – preguntó Charlie despreocupado después de un momento

- 13 de septiembre – le respondió Emily

- Oh – soltó el hombre con una risita haciendo que todos sus directivos se voltearan a verle interrogantes – Hoy cumple 26 – sonrió y presionó el botón azul del intercomunicador antes de ordenarle a su secretaria que enviara flores y "algo" de la joyería al departamento de su hija.

Miró hacia los rostros estupefactos que rodeaban la mesa y sonrió antes de instarles a continuar con la reunión.

En los brazos de Rosalie había un ramo de rosas rojas y una pequeña caja de Tiffany's.

- Ah, eres tú – dijo la chica cuando se encontró con Edward al abrir la puerta

Había tenido un día duro sin ser capaz de sacar a Bella y su rostro triste de su cabeza. Y a última hora de la tarde se había convencido para ir a visitarla.

- ¿Esperabas a alguien? – preguntó adentrándose en el departamento detrás de ella que se acercó a dejar los paquetes sobre el pequeño recibidor

- Sí. El chico de la mensajería tenía que venir a recoger esto.

- ¿El chico de la mensajería? – indagó curioso

- Sí. Son de tu jefe. Tal vez tú puedas hacérselo llegar.

- ¿Son para Charlie? – Rosalie asintió – No creo que sea lo más conveniente. – indicó pensando en qué pensaría Charlie al ver que su hija no había aceptado sus regalos - ¿Bella no está?

- No

- ¿Sabes dónde puedo encontrarla?

Rosalie miró su reloj antes de volverse hacia él despectiva.

- En este momento supongo que en mitad del Atlántico, aunque en cuatro horas más aterrizará en Heathrow

- ¿Heathrow? – preguntó mirándola sorprendido – Creí que no se marchaba hasta mañana

- Una emergencia

- Una emergencia para llegar a Londres o una emergencia para dejar Nueva York.

- Una emergencia – repitió la chica – ¿Qué quieres, Cullen?

- No lo sé. – suspiró el joven pasando la mano por sus desordenados cabellos – Quería verla. Supe que hoy es su cumpleaños. No sé, me pareció que se había ido bastante mal de la empresa.

- Siempre se va "bastante mal" de esa estúpida empresa, así que no nos sorprende.

- Lo siento, Rosalie. Creo que Charlie es un poco duro con Bella, algunas veces.

- ¿Algunas veces? ¿Un poco duro? Tú no sabes nada – rebatió molesta

- Es verdad, yo no sé nada.Pero Bella no me permite saber nada.

- Tal vez no te merezcas saber nada de ella.La juzgaste y la condenaste mucho antes de haberla visto por primera vez. No creo que te merezcas saber nada de ella.

- Lo sé, Rosalie – confesó apenado – Lo sé y lo siento.

- Bella no es el desastre que todos vosotros creéis

- Estoy empezando a darme cuenta de ello – confesó

- Pues quizás hayas tardado demasiado

Edward la observó comprensivo analizando sus palabras.

- En este momento no puedo salir de la ciudad – explicó – pero quizás el próximo mes pueda ir a Londres a verla y hablar con ella.

Rosalie lo observó con todo el desprecio que fue capaz de reunir en una mirada.

- No hace falta, Edward. Creo que lo mejor será que la dejéis en paz, después de todo.

- ¿Qué quieres decir? ¿Por qué "después de todo"?

- Bella tiene razón, tú no eres para ella

- ¿Ella dijo eso?

- Sí, aunque no con esas palabras – confesó la rubia, recordando a Bella asegurar que era ella quien no era la indicada para Edward

Sin más que decir se acercó a la puerta y la abrió haciéndole entender a Edward que era el momento de marcharse.

No hicieron falta palabras. Se volteó y se marchó.

Cuando subió al Volvo ya había decidido que la dejaría atrás.

 

 

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Que les pareció... nos vemos.

Capítulo 7: chapter 7 Capítulo 9: chapter 9

 
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