La Heredera (+18)

Autor: belibeli
Género: Romance
Fecha Creación: 15/04/2015
Fecha Actualización: 17/08/2015
Finalizado: NO
Votos: 9
Comentarios: 33
Visitas: 43910
Capítulos: 28

El último escándalo de la heredera. Esa última portada sería el comienzo. ¿Qué iba a hacer él con una niña problemática y caprichosa? ¿Qué iba a hacer ella con ese hombre serio, arrogante y autoritario? Drogas, alcohol, sexo desenfrenado e irresponsable. Edward no estaba preparado para entrar en ese mundo pero, ¿realmente estaba Bella en él?

 

-Quiero agradecer a "kikicullenswan", por permitir publicar su historia. Los créditos son para ella y visiten su pagina.

https://www.fanfiction.net/u/2514643/kikicullenswan

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 3: chapter 3

 

- Qué tal estoy? – le preguntó a Rosalie parándose frente a ella.

Rosalie había decidido viajar con Bella. Trabajaban para la misma agencia y eran grandes amigas. Sus fechas de trabajo habían coincidido por lo que Rose no vio razón para no viajar con su amiga a Nueva York.

Rosalie, que estaba instalada con Bella en el departamento de ésta, levantó la vista de su libro y la observó.

- No sé por qué le das tanta importancia a ese hombre – replicó su amiga molesta

- Quiero intentar hacer las cosas bien. Es mi padre, Rose, y aunque tú creas que es un capullo...

- Acaso tú no lo crees? – le interrumpió

- Sí, vale, es un capullo – reconoció con cansancio – pero es mi padre y me gustaría intentar tener una buena relación con él. Es la primera vez que quiere verme en veinte años – confesó y sus ojos se llenaron de lágrimas

- Tienes razón, cariño, lo siento mucho. Estás preciosa – afirmó su amiga

Realmente quería causarle una buena impresión a su padre, por lo que había decidido vestirse formalmente. Sin ropa que pudiera tacharse de escandalosa, como la que llevaba siempre en las portadas de las revistas, pero tampoco con vaqueros y zapatillas, la ropa con la que más cómoda se sentía.

Vestía un traje chaqueta con una falda por encima de la rodilla y una chaqueta entallada color rosa pálido. Seria, responsable y profesional. Tal como quería que su padre la viera.

Aunque se arrepintió de haberse tomado tantas molestias en cuanto entró en la empresa con puntualidad inglesa.

La recepcionista le dijo que Charlie no estaba, pero que la recibiría el señor Cullen, el director general.

No era que Carlisle Cullen le cayera mal, todo lo contrario, él y su mujer habían sido grandes amigos de su madre, y aunque Bella le había visto muy pocas veces desde que se había ido a vivir a Londres, siempre había sido muy amable y cariñoso con ella. Pero realmente pensó que su padre podía haber, al menos, intentado darle una oportunidad, y eso la entristeció.

Para colmo, el señor Cullen había tenido una reunión de emergencia y había pedido que lo esperara en su despacho.

Se sentó en la silla frente al escritorio vacío esperando que alguien se dignase dedicarle su tiempo. Su yo rebelde hizo acto de presencia y encendió un cigarrillo, mientras esperaba jugando al brain training en su teléfono móvil.

Nunca le había gustado fumar, pero había aprendido a dejar consumir el cigarrillo en sus dedos dándole una o dos caladas.

En Nueva York estaba prohibido fumar casi en cualquier sitio por lo que sabía que esta era su pequeña trasgresión.

Llevaba unos diez minutos allí sentada cuando sintió en sus dedos el rozar de unos dedos masculinos que le quitaron el cigarrillo.

- Lo siento, princesa, pero aquí no se puede fumar – dijo Edward aplastando el cigarrillo en el cuenco de cristal que Bella había cogido a modo de cenicero.

- Oh, lo siento – se disculpó con el tono de niña tonta que tan bien había aprendido a utilizar.

Se sorprendió al ver al chico que se sentaba frente a ella. Sin dudas no era Carlisle Cullen, pero era tan guapo como siempre imaginó que Carlisle debió serlo en su juventud.

- No hay problema – le respondió con un tono falsamente indulgente.

La observó fríamente, tal como si hubiera sido un insecto molesto y se sintió momentáneamente intimidada aunque lo supo disimular muy bien.

No pudo sospechar siquiera el extraño calor que él había sentido al tocarla.

"Es natural" se dijo Edward mirando a la exquisita castaña sentada frente a él, "es muchísimo más guapa que en las revistas" pensó sin poder desviar la vista de sus perfectamente delineados labios.

- Estaba esperando al señor Cullen – dijo ella haciéndolo retornar de aquel íntimo lugar al que lo habían llevado sus pensamientos

- Sí. Te pido disculpas. Una reunión de última hora.

- Tú eres el señor Cullen? – le preguntó curiosa ganándose una mirada despectiva

- Edward Cullen. Esperabas a alguien más?

- Sí, en realidad. Esperaba a Carlisle. Eres algo de Carlisle Cullen?

- Es mi padre – asintió él comprendiendo su confusión. – Se retiró hace tres años.

- Oh, espero que se encuentre bien.

- Perfectamente, gracias.

- Y tú ocupaste su puesto?

- Así es – respondió cortante

Bella sonrió con un gesto entre indulgente y sarcástico.

- Qué es Nepotismo? – sonrió ella emulando a las preguntas de Jeopardy, el concurso televisivo que tanto le gustaba.

Edward la observó arqueando una ceja, irritado por su conclusión.

Nada más lejos de la realidad. Había trabajado en Swan desde que había dejado la universidad. Cuando Carlisle anunció su retiro, Edward decidió comprarle sus acciones.

Al cumplir veinticinco, había cobrado la herencia que le habían dejado sus abuelos y la había invertido con éxito en algunas empresas. Se le daba bien eso de invertir, había obtenido muy buenas ganancias y gracias a eso había podido comprar su participación en Swan.

Trabajaba muchas horas en esa empresa y lo había hecho desde siempre. Había entrado para hacer fotocopias y servir café, aunque había obtenido un excelente promedio en la Universidad. Y ahora esta niña venía a acusarlo de nepotismo.

- Nepotismo – repitió él – No creí que conocieras el significado de esa palabra.– dijo displicente haciéndola sonrojar y quedarse momentáneamente sin palabras

- Lo sé – dijo burlona – Es difícil sabiendo que soy modelo. Te confieso que la escuché hace poco y no sabía si tendría oportunidad de utilizarla alguna vez.

- En realidad compré las acciones de mi padre cuando se retiró así que no creo que se pueda considerar nepotismo, pero de todas formas me alegro de haberte dado una oportunidad de utilizar tu amplio vocabulario.

- Gracias – sonrió seductora sabiendo que sería imposible para ella, generar cualquier tipo de reacción en Edward Cullen.

Un chico tan guapo como él, y con un puesto como el que tenía en Swan debía tener mujeres a raudales. Sin dudas, al menos una segura.

No podía estar más equivocada. Edward tuvo que removerse en su asiento para ocultar la erección que se disparó ante su sonrisa.

- Bueno, Isabella... – comenzó él

- Bella, por favor – le corrigió

- Bella – aceptó – Imagino que te preguntarás por qué estás aquí.

- La verdad es que sí. Charlie me pidió que viniera pero no sé qué razón podría tener, ya que ha delegado en ti el comunicármela.

- Charlie hubiese querido hablar contigo personalmente...

- Lo dudo – murmuró Bella aunque hubiese querido que él no la escuchara

Edward la observó sintiendo algo parecido a la compasión, por esa chica a la que su padre evitaba ver.

- Pero le ha surgido una reunión de negocios que no podía posponer – dijo evitando demostrar que la había escuchado – y me ha pedido que yo hablara contigo

- Tú dirás

- Bien – dijo buscando la mejor forma de abordar el tema – Ya sabrás que le ha molestado un poco tu última aparición en las revistas.

- Más que un poco, diría yo.

- Sí, más que un poco – reconoció Edward – Bien, nos preocupa que tus escándalos puedan empañar la imagen de Swan Investment.

Bella se sobresaltó y sus ojos se llenaron de lágrimas al verse obligada a reconocer que, como siempre, el único interés de su padre en ella, se basaba en su adorada empresa, aunque tras años de experiencia ya sabía ocultar rápidamente su desazón.

- Swan Investment es una empresa seria y formal, que invierte en todo tipo de empresas. Entre ellas empresas familiares, empresas volcadas a proyectos sociales, etc. Por esa razón, que nos vinculen con drogas, abortos, adicciones, promiscuidad, sexo irresponsable, etc, no es lo que más nos conviene – Bella sólo escuchaba sus palabras como una nebulosa – Como es sabido tú dedicas bastante de tu tiempo a todo esto.

- Qué es lo que queréis que haga? – preguntó incómoda

- Imagino que no piensas hacer nada respecto a la acusación que esa revista hizo sobre ti y todo ese tema de las drogas...

- No tengo nada que decir – espetó tajante – Deberías saber que no acostumbro tomar medidas respecto a lo que se dice de mí.

- Eso hace parecer que todas las acusaciones fueran ciertas – dijo él intentando evaluar su reacción

- Lo sé – reconoció

- Entonces reconoces como ciertas todas las acusaciones?

- Tú qué crees?

- No importa lo que yo crea, sólo importa la verdad.

- A mí me importa lo que tú creas.

- No tengo una opinión al respecto. No te conozco lo suficiente.

- Mmm, es eso una proposición, Edward Cullen? – dijo sugerente inclinándose hacia él – Podemos solucionarlo tan pronto como desees...

- No tengo el más mínimo interés en conocerte más – aclaró con dureza

- Es una pena – dijo haciendo un mohín a la vez que se levantaba de su asiento – Si no tienes nada más que decirme, me retiro.

- Creo que no hemos acabado esta conversación aún.

- Yo sí la he acabado – aclaró ella dirigiéndose hacia la puerta

- Creo que te interesará saber lo que piensa hacer tu padre al respecto – dijo y ella no pudo más que detenerse con la mano en el picaporte.

Se volteó hacia él expectante.

- Sorpréndeme

- Si no te limitas a comportarte, tu padre va a desheredarte

- Explícate – dijo dando un par de pasos hacia él

- No queremos que Swan Investment se relacione con el tipo de conducta que te he mencionado, por lo tanto, o tú dejas esa conducta de lado, o Swan te dejará de lado a ti.

- Es una amenaza, Edward Cullen? – preguntó reclinándose sobre el escritorio

- En absoluto – sonrió él petulante – No tengo que amenazarte. Es sólo la exposición de los hechos.

- Me doy por enterada – sonrió y se dirigió a la puerta, esta vez sin detenerse hasta llegar a la calle.

Se recostó contra la pared del edificio e intentó respirar profundamente para calmarse.

 

 

------------------------------------------------------------------------------------

Espero que les guste la historia, visiten. 

Capítulo 2: chapter 2 Capítulo 4: chapter 4

 
14439167 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10756 usuarios