Pervirtiendo a Edward (+18)

Autor: mari584
Género: + 18
Fecha Creación: 19/06/2010
Fecha Actualización: 09/12/2011
Finalizado: SI
Votos: 89
Comentarios: 256
Visitas: 342519
Capítulos: 34

"Bella es la chica linda de la escuela y también es malvada, pervertida y coqueta. Siempre tiene lo que desea. Es por eso que verá en Edward, un tímido y sencillo estudiante, la materia prima ideal para su hombre de ensueño. El problema es que necesita unos "pequeños toques" por lo que Bella sumergirá a Edward en un océano de lujuria, desenfreno y libertinaje, para obtener lo que desea de ese hombre… pero en el intento, las cosas pueden no resultar como esperaba… al final, puede haber terminado creando un monstruo…"

chicas nueva historia y un nuevo comienzo...! =D

esta historia no es mia es de Natalia alias nandir77, es una excelente historia de esta maravillosa autora, espero que sea de su completo agrado para todas uds...! =D

espero que les guste y me lo hagan saber mediante sus comentarios y votos...! =D

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Capítulo 33: Demostrando lo aprendido

 

Edward POV

Gracias a Dios y a toda mi familia que la historia del fallido secuestro y la aparición del psicótico Phil habían terminado bastante bien… al menos para nosotros. A ellos no les esperaría nada bueno a partir de ahora, pero en fin, ellos mismos habían creado su camino. Jacob terminó por demostrar que era más vil de lo que creíamos, inculpando de todo a Phil y diciendo que este último lo había obligado a llevarse a Bella, lo cual por supuesto no era verdad. Pero nadie hizo nada por desmentir eso: lo que le esperaba afuera de la cárcel era muchísimo peor que lo que le esperaba dentro y de eso se dio cuenta muy tarde: Victoria, Tanya y Jessica habían salido embarazadas de Jacob, con pocas semanas de diferencia, por lo que tenía que enfrentar a tres enfurecidas mujeres que no sabían nada de la otra y que además, pensaban demandarlo por la manutención de los bebés… así que Jacob tendría que partirse el lomo trabajando o se iría a la cárcel de todas maneras. Creo que hubiese preferido irse preso la primera vez….

En cuanto a Phil, Renne por fin tuvo la destreza suficiente para declarar sobre todo los abusos del hombre frente al juez y además de la declaración de Bella, fue condenado a muchos años en la sombra… que para mi gusto aún no eran suficientes, pero no importaba: siempre estaría yo para impedir que se acercara a Bella. Además, creo que a los violadores les espera un buen regalito de bienvenida para cuando entren a la cárcel… y yo y Emmett nos encargamos de correr la noticia muy rápido…

Me gustaría decir que Bella y su madre tuvieron un acercamiento excelente y que ahora eran inseparables, pero eso no es así: A Bella le cuesta muchísimo aprender a perdonar a Renne, y por ahora se está tomando las cosas con calma. Lo bueno es que las visitas de Renne ahora son mucho más regulares y no estoy tan seguro de que sea solo para visitar a Bella… creo que Charlie tiene mucho que ver en sus visitas también…Pero ellas conversan y liman sus asperezas. Creo que eso será cuestión de tiempo.

En cuanto a Bella y a mi… bueno, las cosas iban bastante bien… hasta hace un par de días. Yo he pretendido ser el mejor hombre para ella… amoroso, delicado y consciente, considerando que ha pasado por mucho y ella debe descansar tanto física como mentalmente… pero ella me lo hace condenadamente difícil. Estoy por pensar que es sádica y le gusta verme sufrir. En serio.

Lo último que soporte fue cuando precisamente hace un par de días, fui a visitarla y le lleve flores. Estoy seguro de que cualquier otra chica hubiese estado feliz, o al menos agradecida… pero no fue el caso con Bella. Recuerdo haberla visto en la entrada de su casa y vi la cara de fastidio que puso cuando vio las flores. Las acepto, de todas maneras y las dejo sobre una de las mesas de entrada, y se fue hacia su habitación sin siquiera dar las gracias. Que malagradecida

La seguí bastante molesto, esta situación ya me estaba hartando.

En cuanto entre y la vi tirada sobre su cama leyendo, tome el libro y lo lancé lejos. Ahora me iba a escuchar.

- ¿Se puede saber qué demonios te sucede a ti? – le rugí, ya demasiado molesto como para ser amable

- No sé de que hablas- dijo, poniéndose de pie y tomando el libro del suelo.

Volví a arrebatarle el libro y esta vez lo lance por la ventana. Me dio una mirada envenenada, pero yo no le tenía miedo a ella. Al menos ya no.

- ¡No me vengas con esas explicaciones!- le grite, tomándola por un brazo, quizás demasiado fuerte- ¡He sido amable contigo, paciente, te he acompañado y te he dado todo lo que has querido…!

- No todo- la oí murmurar, mientras se zafaba con furia de mi agarre.

La mire sin saber que pensar. En realidad estaba por lanzarme yo por la ventana. No entendía nada en absoluto, no había nada que le faltara a menos que…

- Oh- dije de pronto, golpeado por el peso de lo evidente- Así que es eso- sisee mirándola de un modo diferente

- ¿Qué?- dijo ella, sacándose el cabello de los ojos y mirándome con un brillo diferente esta vez

- No sabía que podías volverte tan desagradable… pero tú no entiendes que lo estoy haciendo por ti… es pura consideración a tus problemas, a tu recuperación completa… ¡No es que no te desee Isabella!- le gruñí, furioso por sus pensamientos errados.

- No, claro- dijo ella, volviendo a sentarse en la cama

- Estoy hablando en serio- le gruñí, algo dolido en mi ego.

- ¡Por Dios, Edward!- me gritó finalmente- Cuando te conocí no eras más que un bebé tembloroso y llorón, que se asustaba delante de un pecho desnudo…¿recuerdas?- me dijo, mirándome con furia- El asunto es que ahora has vuelto a lo mismo y estas siendo amable, tierno, considerado… y todo es muy lindo… pero no es lo que yo quiero… solamente- dijo, mirándome fijamente a los ojos

- ¿Tú crees que estoy volviendo a ser el mismo de antes?- le pregunte incrédulo – ¿Que no soy capaz de hacerte el amor como tú lo deseas?

- No lo creo- dijo ella, desafiante- Estoy segura

Eso era el colmo. Y era ofensivo. Ella no tenía idea de las noches enfermas que había pasado desde el día de su secuestro, hace ya dos semanas. No había día en que no tuviera que tocarme, masturbándome hasta quedar inconsciente por su recuerdo. Mierda, si ni siquiera me daba hambre pensando en ella todo el día. Todo para soportar las ganas de tirarme sobre ella y violarla o algo peor… yo no podía permitirme ese tipo de reacciones, menos aun después de lo que ella había pasado… Tenía que estar traumada o algo así… ¿o quizás no?

Bufe y pateé lo que encontré por delante, demasiado furioso para contestarle nada. La mire desafiante y lo decidí. Si ella quería al Edward malo, lo iba a encontrar. Pero después no quería quejas.

Me di la vuelta y salí de la habitación, bajando rápidamente los escalones. Sentí unos pasos vacilantes a mi espalda y la voz de Bella gritándome.

- ¿Edward… a dónde vas, Edward…?

Me detuve solo en la puerta de entrada. Ella estaba a mis espaldas, con los ojos demasiado abiertos. No sabía que rostro tendría, pero seguro no era nada amigable. Ella estaba algo asustada, pero se lo buscó. Yo no tenía intenciones de causarle ningún tipo de miedos.

- Ya tendrás noticias de mi- le dije, tomándola de un brazo hasta acercármela lo suficiente- Y te aseguro que te tragaras cada una de tus palabras-sisee.

Y la besé. Con ansias, furia y apetito contenido por demasiado tiempo. Ella se resistió un poco, probablemente por la rudeza de mi arremetida, pero no me importo. Pronto ella cedió, abriéndome sus labios y yo la invadí, sin reparos en esta ocasión. La sentí gemir y temblar. Hace mucho que no hacía eso. Me excitó enseguida. Malo para ella, bueno para mí. Eso era lo que ella buscaba. Y yo se lo daría.

Pasaron varios días en que no visite a Bella ni la llamé. Ella no podía saberlo, pero yo estaba esperando mi oportunidad para ir a su casa. Ella sí que me llamó, varias veces, y Esme me miraba algo inquieta cuando le pedía que dijese que no estaba o cualquier otra excusa para no contestarle. Yo solo sonreía y le pedía que me apoyara, porque lo que estaba haciendo era por el bien de nuestra relación. Ella solo se limitaba a mover la cabeza y a mirarme como si estuviese loco. Carlisle estaba un poco más a mi favor, diciéndome que a las mujeres les gustaba todo eso. Yo no estaba muy seguro de que a Bella le gustara sentirse rechazada, pero lo que yo realmente quería era que me extrañara. En un par de días más, Charlie tendría que irse por una semana a ver sus negocios que tenía algo abandonados por los problemas en su familia. Esta información valiosa me la había proporcionado Emmett, que veía con gracia todo nuestro conflicto. El me decía que no había nada que un buen polvo no arreglara. Yo me burlaba, diciendo que las relaciones eran mucho más que eso. Pero quizás tuviera algo de razón después de todo. Con la única diferencia de que en el caso de Bella no sería un solo polvo. Sería bastante más que eso. Solo esperaba que la casa misma lo soportara.

Desde el mismo día en que discutí con ella, había dejado de masturbarme. Y no es que no quisiera hacerlo, ya se había vuelto una especie de costumbre enfermiza, pero quería ir con todo hasta ella. Que sintiera lo mucho que la había extrañado. Y lo más importante que se arrepintiera de haberme llamado un incapaz.

Prepare todas mis cosas en un pequeño bolso, en donde iban todos mis implementos, necesarios para darle un "castigo" apropiado a Bella. Me excitaba de solo pensar en algunas cosas que utilizaría con ella. Y más le valía no negarse a nada de lo que yo había planeado. Serian unos días muy largos y yo reía feliz de ver la cara que pondría ante algunas de mis ideas. Me sentía algo malvado.

Finalmente llego el día en que Charlie se marcharía. Bella había seguido llamándome con insistencia, pero yo aun no había decidido contestarle. No era necesario, yo sabía que ella estaba sola, pues Emmett se había vuelto mi cómplice y a pesar de haberle prometido a Charlie que no la dejaría sola en ningún momento, no había pasado ni media hora cuando Emmett ya estaba en mi casa, recluido en la habitación de Rosalie; Alice y Jasper también estaban en mi casa, vertiendo azúcar con su amor dulzón.

Esa era la señal de ataque. Emmett me había dicho que solo por si acaso, había dejado a Isabella encerrada en su habitación, y que Charlie hacia unos tres días atrás había hecho cortar el árbol que quedaba fuera de su ventana, tratando de evitar que yo volviera a colarme con Bella durante las noches. Lo lamentaba por Charlie, pero había algunas cosas que eran inevitables. Y él tampoco sabía que yo y Emmett éramos cómplices.

Emmett me dio las llaves de la casa y de la habitación de Bella y yo partí junto con mi cuerpo y mi bolso de la perversión dispuesto a hacer que Bella se tragara cada una de sus palabras. Ya vería ella de lo que era capaz Edward Cullen.

A eso de las once de la noche, llegue a su casa. Todo estaba a oscuras, excepto por la habitación de Bella, de donde se escuchaba la música bastante alta. Debía de estar furiosa. Eso me daba la garantía de que no me oiría hasta que estuviese en su habitación. Genial. Estacioné y baje con mi bolso al hombro, y abrí la puerta de entrada. Me deje guiar por la luminosidad de la habitación superior y subí los escalones uno a uno, deleitándome en la anticipación. Mi cuerpo estaba tenso, y tenía un dolor conocido en la entrepierna, provocado por la cercanía de Bella. Ya estaba excitado y todavía ni la había visto. Pase mi mano por el pantalón, apretándome la erección en pura anticipación. Como deseaba estar dentro de ella. Como deseaba que susurrara mi nombre y que gritara que me amaba. Lo lograría. Esta y las noches siguientes, Bella seria solo mía.

Me detuve frente a su puerta y escuche que cantaba. Podía oírla porque daba saltos por la habitación, corriendo y agitándose al ritmo de la música. Quería sentirse cansada o gastar energías al parecer. Pues yo conocía una mejor manera. Introduje la llave en la cerradura y abrí con sumo cuidado. La puerta se deslizo silenciosa y la pude ver por fin.

Ella estaba vestida con simpleza, con un pantaloncillo mínimo que apenas la cubría y un top apretado. Iba descalza y tenía el cabello amarrado en una desordenada coleta. La quede observando embobado y sus saltos y movimientos no ayudaban nada a mi actual estado. Creo que incluso gruñí, como bestia en celo. Debo haberlo hecho, porque ella giro bruscamente y casi cae de la cama. Quedo estática, mirándome y yo le sonreí, con malicia. "Ahora es que nos encontramos de nuevo cariño", pensé.

Ella volvió a moverse y apago la música. El silencio reinó en la casa de golpe y solo se oían nuestras respiraciones agitadas. Y no me moví de la puerta. Estaba extasiado en sus formas.

De pronto todo lo que vi fue un cojín volando hacia mí con demasiada rapidez. Lo esquive apenas, cuando otro ya venía hacia mí.

- ¡Hey!- grite, tratando de taparme del ataque

- ¿Qué mierda te crees en venir ahora después de días sin contestarme?- chillo ella, furiosa y poniendo sus manos en las caderas. Estaba muy enojada, pero lo que ella no sabía era que eso solo me excitaba más. Furiosa se veía perfecta. Sus labios rojos y entreabiertos, su pelo revuelto y su ceño fruncido. El pecho, subiendo y bajando en su respiración acelerada…

- ¿Y bien… no vas a decir nada?- pregunto, cruzándose de brazos esta vez.

Le di una sola mirada a la habitación y ya sabía en donde la quería. Sobre el escritorio.

Entre en la habitación y deje mi bolso en el camino a un costado de la cama. Me acerque con rapidez a ella y no consiguió ni siquiera decirme algo. Antes de que abriera la boca yo ya tenía mis labios sobre los suyos. La bese desesperado, como si ella fuese mi oxigeno. Ella no se dejo tan fácil y me negaba la entrada a su boca, pateando y moviéndose entre mis brazos. Eso solo lo hacía peor. Sus pechos rozaban mi cuerpo, y me erección se volvió demasiado dolorosa. Me separe de sus labios para tomarla por el cuello y mirarla a los ojos. Yo vi su furia y sé que ella vio mi deseo. La furia de su mirada se esfumo como hielo al sol. Entreabrió los labios jadeando y me aproveche de su debilidad. Volví a besarla, gruñendo y esta vez, pude saborear su boca suave. Su lengua lucho con la mía, y respire agitado, tratando de contener el deseo de tirármela allí mismo y no dos metros más allá como tenía pensado. Dos metros se me hacían mucho en este momento.

El beso fue anhelante, y ella entreabrió la boca, jadeando. Mi boca bajo a su cuello y deslicé mi lengua, saboreando su piel. No era lo mismo pensarla que sentirla. Ella perdió sus manos en mis cabellos, tirando de ellos. Desgarre su top con un movimiento demasiado brusco, pero no pareció importarle demasiado. Sus pechos brincaron ante mí y pude observar con deleite que no llevaba nada debajo. Mis labios capturaron su pezón izquierdo, mordiendo un poco. La escuche gemir, haciendo que mi cuerpo se estremeciera al oírla. La extrañaba tanto.

Mi lengua acaricio toda su suave piel, mis labios besaron sin descanso, y donde no estaba mi boca, estaban mis manos. Sentí como sus pezones se endurecían ante mi toque, pidiéndome más a gritos. Mi lengua se deslizo de uno a otro pezón con maestría, mientras mis manos arrancaban el resto de la ropa estorbosa. El pequeño pantalón se llevo la misma suerte. Si salíamos vivos de esta, tendría que comprarle la ropa que le había roto.

Una vez que estuvo desnuda para mi, de alguna manera me deshice de mi ropa también. La tome entre mis brazos, levantándola por las nalgas y dando los dos pasos que me separaban de su escritorio. Lo lamenté por cualquier cosa importante que hubiese allí arriba, pero todo voló lejos, estrellándose contra las paredes. Puse a Bella sobre el escritorio, abriendo sus piernas sin mucha delicadeza. Mierda, tenía que controlarme si no quería terminar con todo demasiado rápido. Temí que si la penetraba, mi cuerpo me traicionara, así que opte por darle placer a ella primero. Baje a la altura de su sexo, y con deleite observe que ella estaba empapada. Enrede uno de mis dedos entre sus pliegues, ganándome un gemido ahogado que me hizo gruñir en respuesta. Pase sus piernas sobre mis hombros. Apretando sus muslos y acercando mi rostro a su sexo. Quería saborearla, pero también quería que ella me lo pidiera. Así que espere un momento, respirando sobre su sexo, embriagándome en el aroma de su deseo.

- Edward- la escuche decir, finalmente

- ¿Qué?- dije, tratando de sonar normal, pero mi voz salió endemoniadamente temblorosa

- Por favor… - la escuche decir, mientras movía sus caderas, desesperada

- ¿Por favor… que?- pedí, solo para sufrir un poco más.

- Te necesito… - la escuche lloriquear- solo… por favor….

No necesite mas incentivo. Yo deseaba esto tanto o más que ella. Mi lengua la acaricio en toda su extensión y su cuerpo tembló, tuve que afirmarla para que dejara de moverse. Mis labios se apoderaron de su sexo, besando, acariciando, lamiendo. Estaba mareado en puro deseo y su sabor me volvía como un animal furioso y desesperado. Adicto. Hundí mi lengua dentro de ella, deseando más de su humedad, hambriento. La sentí gemir con fuerza, mientras sus manos se crispaban sobre mi cabello, ayudándome a llevar el ritmo de las lamidas. Dios, era tan exquisita que si no fuera por la necesidad de tomarla me pasaría entre sus piernas el resto de la noche. Puse uno de mis dedos en su entrada y lo introduje con suavidad en su caliente interior. Mierda, si no me concentraba iba a estallar allí mismo. Respire hondo y me concentré en ella y en su placer. Mi lengua subió hasta su clítoris, y mis labios lo capturaron, succionándolo con fuerza. Introduje dos dedos más de una vez, mientras empezaba con mi vaivén, empujando y sacándolos con cierta rapidez. Sentía como sus paredes aprisionaban mis dedos con fuerza, indicándome lo cerca que estaba de alcanzar el clímax. Deslicé mi lengua con ritmo sobre su clítoris y lo apreté levemente con mis dientes. Eso fue suficiente. Escuche su gemido mucho antes que su contracción, mientras su sexo estallaba en mi boca. Quite mis dedos, para poder reemplazarlos por mi lengua y sorber hasta la última gota de su caliente humedad. Abrí mis labios, para poder introducir todo su sexo en mi boca, mientras mi lengua lo recorría por completo. Sus temblores cedieron un poco, y a pesar de que tenía ganas de seguir, tenía muchas más ganas de hacerla mía.

Me puse de pie y observe mi sexo. Estaba mojado, pues también yo destilaba humedad en pura anticipación. Mire a Bella a la cara y la pude ver, increíblemente hermosa, agitada y con el rubor en sus mejillas. Nada más verla era incitante.

Volví a abrir sus piernas, esta vez, haciendo que apoyara sus talones en el mismo borde del escritorio. La vi mirarme expectante, mientras entreabría sus labios.

- Quiero ver si te vuelves a burlar de mi cariño- sisee, mientras tomaba mi pene desde la base y lo acercaba a su caliente entrada.

- Yo no…. 

Ella no pudo continuar diciendo nada, pues yo ya me había enterrado en ella, con fuerza, sintiendo su calor abrasador. Mi miembro palpito en su interior y lance un gemido de placer que debe haberse oído hasta mi propia casa. Ella también gimió, extasiada y yo sentí como se erizaban todos los vellos de mi cuerpo en puro y descarnado goce.

La tome por las caderas y la levante un poco, dándome un mejor ángulo. Trate de quitar de mi mente las dudas sobre dañarla, ella ya me había dejado claro que no quería nada de cosas cariñosas. La embestí con fuerza, haciéndola gritar. Algo me decía que no era precisamente porque estuviera sufriendo.

La posición que tenía me permitía una muy buena visión de mi sexo, siendo devorado por el suyo. Podía sentir como su humedad me mojaba por completo, escurriendo hasta mis testículos. Arremetí contra ella con furia, una y otra vez, haciendo remecer el mismo escritorio, y todo lo que se encontraba cerca. Vi como Bella se apretaba los pechos, que saltaban ante mis embestidas. Gruñí por perderlos de vista, pero al parecer ella capto mi idea, porque de inmediato los soltó y permitió que se movieran con libertad. Arriba y abajo, al ritmo de cada estocada.

- ¡Oh Edward… Oh, mas fuerte, mas…!- me pidió roncamente

- Bella… Uhmmmmm – solo pude decir

Le hice caso, y arremetí con todo lo que tenía. Si le hacía daño, tendría tiempo para arrepentirme después. Por ahora, era incapaz de detenerme. Bella gemía desesperada, mientras su cuerpo y el mío se perlaban en sudor. La sentí tensarse sobre mi pene, apretando, lo cual me hizo llegar casi a la cima. Segundos después pude sentir que tenía su nuevo orgasmo, gimiendo y rasguñando la mesa con verdadera locura. Pensé que moriría, pero increíblemente, no llegue a mi orgasmo. El hecho de soportar heroicamente por muchos días me había vuelto algo más poderoso. Al menos un poco. Bella me miro con el ceño fruncido.

- Uhm, creo que tenemos a un rebelde por aquí- dijo, ella, sentándose sobre la mesa, aun jadeando y con el rubor en su rostro.

Le sonreí pero no deje que tomara la iniciativa. La volví a tomar en mis brazos y la lleve a la cama, arrojándola sobre ella. Me miro con lascivia, mientras se saboreaba los labios y supe que era lo que quería ahora.

La acerque a la orilla, dejándola sentada en frente de mi. Tome mi miembro con fuerza, y lo masturbe un poco, en frente de su rostro. Sus ojos se abrían como platos, mirándome tocarlo. Ella trato de hacer lo mismo, pero no se lo permití. Me miro algo frustrada.

Le sonreí para que se tranquilizara. Masturbe un poco mas mi pene endurecido y con la otra mano acerque a Bella hasta el, tomándola por la nuca y acercándola a mi hinchado sexo. De inmediato abrió la boca y sin mucha delicadeza me enterré en ella, extasiado y dejando caer mi cabeza hacia atrás en un golpe de placer. Sus labios me envolvieron con deseo, mientras su lengua suave me acariciaba en toda su extensión. Esto era el cielo.

Ella pronto tomo el ritmo, enterrándose mi pene hasta la garganta una y otra vez, evidentemente queriendo hacer que llegara a mi orgasmo. Y no estaba resultando nada difícil. Ella se aferro de mis nalgas, llevando un ritmo alocado de embestidas sobre su boca. Sentir como su lengua acariciaba mi extensión y sus labios se apretaban a mi era casi un martirio. Lo hacía con ritmo y fatalmente delicioso. Sentí que me volvería un poco loco antes de que el orgasmo por fin me golpeara con fuerza, haciéndome temblar por completo. Un gemido profundo salió de mi garganta. Habían pasado tantos días desde la última vez, que la descarga fue furiosa, tremenda. Pude sentir con éxtasis como Bella se tragaba toda mi semilla, sin perder una sola gota, a pesar de que yo sabía que la cantidad era considerable. Cerré los ojos, mareado por demasiadas emociones. Esto no hacía más que ponerme duro de nuevo. Ella y su boca pecaminosa. Por lo cual, aun a pesar de haber terminado, cuando mi pene salió de su boca, todavía estaba levantado, caliente y brillante. No tenía pensado ceder. Vi el destello de malicia en su rostro y yo no le di tempo de pensarlo demasiado. La tome por las caderas y le di vuelta, para que quedara agachada frente a mí. La tome por detrás, enterrándome en ella sin ningún tipo de consideración, pero esto a ella parecía gustarle. Me aferre a su trasero firme, y acaricie el nacimiento de su espalda y sus glúteos con verdadero deseo, mientras entraba y salía de su sexo ardiente, deseando que la noche no terminara jamás. Me enterré en ella con fuerza, pero sin el descontrol de la primera vez. Esta vez, quería disfrutarlo más.

Abrí un poco más sus piernas y deslice mi mano hasta su clítoris, para ayudar a estimularla. Ella estaba muy mojada y mis dedos sentían como mi sexo entraba en el suyo. Eso me gusto y puse mis dedos en la entrada, y con uno más acaricie su clítoris con leves círculos, ganándome varios gemidos exquisitos. Como me gustaba que ella disfrutara.

- ¡Edward!- la escuche gritar, mientras seguía con mi ritmo- ¡Oh Dios, como te amo…!

Lo había dicho. Eso era lo que yo quería y estaba eufórico de felicidad. Seguí embistiéndola, golpeando levemente sus glúteos en cada embestida. Ella me miró, volteando el rostro hacia mí, y me sonrió, lujuriosa. Sentí como sus paredes se tensaban sobre mi sexo, aprisionándolo.

- Bella… oh mierda, no me aprietes tanto que me voy a…

No lo pude controlar esta vez. Mi orgasmo fue devastador, y sentí como la llenaba por completo, derramándome, mucho antes siquiera de darme cuenta. Mi miembro palpitó dentro de ella, mientras su sexo comenzaba a apretarme más y más, yo aceleré mis últimas embestidas, alcanzando a enviarla a su tercer orgasmo, entre gemidos y gruñidos descontrolados.

Caí de costado. Algo sobrepasado por el mar de sensaciones. Mi cuerpo estaba expectante, y no estaba cansado ni por cerca. Solo debía recuperar el aliento.

Deslice mi brazo por el cuerpo desnudo de Bella, para acercarla a mí. Ella estada sudada y su piel ardía. Por primera vez en mucho tiempo, la veía sonreír. Era una maldita pervertida. Ahora si estaba feliz la muy inmoral. Pero yo no podía decir nada. Estaba siendo tan pervertido como ella. Y eso que solo estaba empezando.

- ¿Contenta?- pregunte mirándola

- Un poco- me dijo, acercándose a mi – ¿y tú?

- Si- le dije- pero me falta mucho todavía para estar realmente feliz

- Oh- dijo ella, mientras sus ojos se oscurecían levemente- ¿y qué tienes en mente?

- No tienes idea – le dije, besando su frente

Quince minutos más tarde, tenía a Bella en la alfombra de la sala, desnuda y esperándome. Yo buscaba en mi bolso y cuando saque un vibrador, Bella se me quedo mirando con los ojos muy abiertos.

- ¿Qué?- le dije- no me vengas con que nunca habías visto uno- me reí

- Claro que si- gruño ella- pero no veo porque tienes uno ahora…

- Bueno, no es para mí si lo preguntas- dije, acercándome a ella.

Ella me miro con el ceño fruncido, pero se relajo cuando me vio tenderme a su lado e hice que subiera sobre mí.

- Quiero que me montes fuerte y duro- le fije con voz ronca- Muéstrame que tanto puedes manejarme… si es que eres capaz- le dije, picándola en su orgullo

Bella se relamió los labios. Esta parte parecía gustarle mucho.

Ella se decidió a hacerme sufrir un momento. Sentía su tibia humedad en la punta de mi miembro, pero ella no terminaba de bajar sobre mí. Cada vez que levantaba las caderas para tratar de introducirme en ella, ella se alejaba, dejándome cada vez más caliente. Se estaba vengando.

- Bella- gruñí, ansioso por sentirla

Ella solo se rio, sin decidirse aun a montarse sobre mí. Decidí seguirle el juego y comencé a pellizcar sus pezones, que al momento se endurecieron ante mi toque. Apreté sus senos con una mano, mientras la otra descendió por su vientre, acercándose a su sexo. Pronto tuve mis dedos entre sus pliegues, deleitándome en su humedad. Siempre tan mojada para mí. Acaricie su clítoris, sintiendo como se estremecía. Sabía que tardaría muy poco en decidirse de esta forma.

Abrí mi boca, jadeando por su contacto. Al parecer todo esto fue demasiado para ella, pues de pronto se dejo caer sobre mí, enterrándose hasta los testículos. Gemí por la sensación, poniendo los ojos en blanco. Bella comenzó a moverse con furia sobre mi cuerpo, haciéndome estremecer en cada embestida.

Abrí los ojos y pude ver su cuerpo ondulando sobre el mío. Sus pechos saltaban al ritmo que ella misma imponía, dándome una vista muy morbosa de su cuerpo. Sonreí extasiado, mientras el placer me llegaba por oleadas, haciendo que más y mas gemidos se escaparan de mí. Bella me estaba matando, pero no me daría por vencido con tanta facilidad. Comencé a levantar mis caderas cada vez que ella bajaba, para entrar aun más en ella, causando que nuestros cuerpo chocaran. La vi jadear, y luego estremecerse. La acerque a mi cuerpo, de forma que su lindo culo quedara a mi alcance. Entonces, sin que ella se percatara, tome el vibrador y lo acerque a su trasero por detrás, sin que se diera cuenta. Sus pechos se movían sobre mi rostro y abrí la boca, capturando uno de ellos. Deslice el vibrador entre sus nalgas y presione levemente en la entrada de su culo, justo sobre su ano. Pude ver como abrió los ojos con asombro, pero no se movió ni me dijo nada. Comencé a acariciar allí, despacio, mientras ella seguía moviéndose sobre mi sexo. La vi relamer sus labios mientras me miraba. Moví el vibrador hasta mi rostro y lo lleve a su boca, pidiéndole que lo mojara. Lo vi lamerlo y mirarme con desafío, pero si ella no creía que yo seria capaz estaba muy equivocada. Lo volví a llevar a su culo y lo introduje despacio, mientras ella se enterraba en mí un poco más lentamente. Me estaba permitiendo hacerlo.

Cuando entro un poco en su cuerpo, ella lanzo un gemido y me miro con placer contenido. Yo sabía que esto le iba a gustar. Quería demostrarle que no necesitaba más que mi decisión para sentirse plena y satisfecha. Solo tenía que decirme lo que deseaba y yo se lo cumpliría. Esperaba que fuera lo mismo para mí. De todas formas, ella siempre me daba lo que yo quería, aun sin darse cuenta.

Pronto Bella estaba siendo penetrada por su dos agujeros a la vez. La vi cerrar los ojos unos momentos, al parecer sobrepasada por la sensación. Temí que le doliese, pero al abrir los ojos de nuevo, creí que terminaría allí mismo. Sus ojos eran lujuria pura.

Le di ritmo al vibrador, metiéndolo y sacándolo de su culo casi tan rápido como ella entraba y salía a su ritmo, montada sobre mí. Me gustaba esto, y podría acostumbrarme. Ella todavía no se lo creía, pero estaba bastante a gusto.

- ¡Dios, Edward…! - la oí chillar, de pronto, mientras su paredes apretaban mi pene.

- Te gusta esto, verdad…. Ven acá….- le dije, tomándola por el cabello

Y la besé. Entonces, no había sitio que no tuviese ocupado en este momento. Creo que eso fue demasiado para ella, pues colapsó sobre mi y la sentí apretar mi miembro con su sexo, con fuerza. Ella estaba teniendo su orgasmo, profundo y arrebatador. Aumenté el ritmo de mis embestidas y profundice el beso y pude sentir como gemía en mi boca, mientras su cuerpo se contraía sobre mí y yo llegaba a mi propio orgasmo. Delirante. Nunca quite el vibrador de su culo y en serio temí que lo rompiera o algo. La llene de nuevo, en espasmos incontrolables, depositando toda mi semilla en ella. Abrí mi boca, y gemí mucho, aun después de que ella ya estaba más tranquila. El orgasmo había sido avasallador, y me había dejado jadeando como pez fuera del agua. Bella ni se movía sobre mí. Quite el vibrador despacio y la levante un poco para ver su rostro. Quizás me había excedido…

¡Bella estaba sonriendo!

La deje caer, riéndome yo también. Esta mujer si que era un peligro público, y yo preocupándome por ella.

- Pensé que te había hecho daño- le dije por último, mientras acariciaba su espalda desnuda

- Tu nunca me harías daño- la oí decirme, mientras acariciaba el hueso de mi cadera

- Bueno, ya lo sé para la próxima- dije riendo

- Eres un pervertido Edward- me reto, golpeándome levemente con su puño en el pecho

- Yo creí que no era más que un bebe llorón- me burle

- Eso lo dije solo para que tuviéramos sexo… pero tú no hiciste nada ese día….- se quejo

- No- dije yo, suspirando- tenía que darte una lección, niña tonta

- Oh, bueno, lección aprendida- dijo ella, rodando sobre su espalda y lanzando un quejido.

- A propósito- le dije- Yo también te amo

- Eso lo sé…. – dijo ella, sonriéndome.

Me reí mientras la vi descansar sobre su espalda. Si pensaba que yo había terminado con ella estaba loca.

- ¿Qué?- dijo de pronto, mirándome mientras yo apretaba mi miembro con una mano, ya que empezaba a endurecerse de nuevo.

- ¿No pensaras que eso es todo verdad? – le dije, poniéndome de rodillas y masturbando mi pene con suavidad

- ¿Edward, que te tomaste?- me dijo divertida, mientras me miraba con algo de miedo

- Nada cariño- le dije- esto es puro deseo por ti. Jamás nunca volverás a hablar mal de mí… Y yo me asegurare de que así sea. Han pasado solo un par de horas… y tenemos toda la noche por delante… y ni hablar del resto de la semana….

- ¡Edward¡- me chillo ella, pero ya podía ver la lujuria en sus ojos

Me reí mientras me acercaba a ella. La vi huir hasta la cocina, y eso me dio una nueva idea. Busque mi bolso y no lo encontré.

Bella me hablo desde la cocina, con el bolso en la mano.

- Bueno…¿y qué otra cosa entretenida encontraremos acá eh?- dijo ella, mientras hacia mover el bolso entre sus manos

- No tienes ni idea… - dije yo, acercándome, de nuevo muy excitado…

- ¿Edward para qué demonios son estas cuerdas? ¿Edward?-dijo bella

Yo no conteste. Estaba demasiado ocupado perdido entre los pechos de Bella y en imaginármela amarrada sobre la mesa de la cocina, llena de crema y chocolate….

Exquisito. Y solo era el primer día.

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bueno niñas este es el penúltimo cap!

espero que les haya gustado este cap! =)

edward es un demente de verdad jajajaja 

q mente dios mio!! no puedo con el!!! jejejeje

falta el epilogo chikas y va a hacer muy divertido, ya lo veran!!! jejeje

chikas les quiero pedir un favor!! plis

ayudenme a que este fic este en la 1 pag, no lo hago por mi sino por mi amiga nandir77 que es la autora de este fic =) y me gustaria que su fic estuviese en la 1 pag =D

gracias a todas por sus comentarios y votos!!!

saludos

Capítulo 32: El pasado golpea duro, pero yo más Capítulo 34: Epilogo

 
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