Pervirtiendo a Edward (+18)

Autor: mari584
Género: + 18
Fecha Creación: 19/06/2010
Fecha Actualización: 09/12/2011
Finalizado: SI
Votos: 89
Comentarios: 256
Visitas: 335781
Capítulos: 34

"Bella es la chica linda de la escuela y también es malvada, pervertida y coqueta. Siempre tiene lo que desea. Es por eso que verá en Edward, un tímido y sencillo estudiante, la materia prima ideal para su hombre de ensueño. El problema es que necesita unos "pequeños toques" por lo que Bella sumergirá a Edward en un océano de lujuria, desenfreno y libertinaje, para obtener lo que desea de ese hombre… pero en el intento, las cosas pueden no resultar como esperaba… al final, puede haber terminado creando un monstruo…"

chicas nueva historia y un nuevo comienzo...! =D

esta historia no es mia es de Natalia alias nandir77, es una excelente historia de esta maravillosa autora, espero que sea de su completo agrado para todas uds...! =D

espero que les guste y me lo hagan saber mediante sus comentarios y votos...! =D

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Capítulo 3: Reglas y lecciones

Bella POV

Ya que estaba decidida a moldear a Edward a mi gusto, y viendo que el chico respondía a mí a las mil maravillas, decidí que mi plan no tenia porque esperar. Deje para un par de días para llamarlo, a sabiendas de que el pobre jamás se atrevería a hacerlo. Así es que un viernes, decidí iniciar mi muy cuidada estrategia.

- Bella te estás pasando – me decía Alice, algo molesta

- Alice hazle un favor al mundo y cierra tu bocota – le decía yo, mientras marcaba el teléfono que Edward me había dado

- No es más que un pobre chico – me decía – Lo harás picadillo y no creo que se lo merezca

- Oye, primero es mi vida, segundo, el no la va a pasar nada de mal… incluso me estará agradecido cuando termine con el – dije yo, convencida

Alice movió la cabeza en desacuerdo. No sé de qué se asombraba si la muy zorra había hecho cosas peores que esta… ahora venía con ataque de moralidad.

Marque el numero y al segundo tono ya me había contestado.

- Si – me contesto la suave voz, al otro lado de la línea

- Edward… soy Bella, ¿te acuerdas de mí? – le pregunte, claro que era bastante obvia la respuesta

- Por supuesto- me dijo rápidamente 

- Bien – le dije yo- Me gustaría charlar algo contigo… más bien hacerte una propuesta… ¿estás libre esta noche?

- Si – me dijo sin pensarlo nada – ¿deseas que pase por ti o…?

- No – le dije – ya estaba acostumbrada a llevar la iniciativa – Yo pasare por ti, dame tu dirección cariño

Anote la dirección que me dio Edward y le dije, para que se fuera preparando:

- Espero que en tu casa no se molesten si vuelves muy tarde

- No- me dijo nervioso – no te preocupes

- Excelente – le dije, feliz de que las cosas marcharan a mi gusto – Entonces recuerda… a las 9 y por favor no me hagas esperar, porque lo odio… Nos vemos

Y colgué.

- Genial – dije, mordiéndome el labio

- ¿Eres una perra maldita lo sabías? – me dijo Alice molesta

- Si, y me encanta – le conteste sacándole la lengua

- Bueno, ya que no me escucharas, ¿qué es lo que planeas esta noche? -me dijo, interesada

- Bueno- dije yo, tomando un cepillo para peinarme el cabello – primero le propondré mi idea… le daré la oportunidad de que diga que no, para que veas que no soy tan mala…

- Conociéndote no creo que al pobre le quede opción- me dijo Alice – ¿y si acepta?

- Bueno, si me dice que si… empezaré por cambiarle el look… le comprare ropa y lo llevare al salón para que hagan algo con ese cabello… y también le daré lentes de contacto… tiene un par de ojos de infarto, no debería ocultarlos detrás de esos feos lentes…

- Harás una gran inversión- dijo Alice – ¿en realidad crees que valga la pena?

- Por supuesto que sí – le conteste – de algo que sirva el dinero que gana papa, y la mesada de la estúpida de mi madre… tú sabes que prácticamente no ocupo dinero en este pueblo infernal…

- Bueno, si tú lo dices-dijo ella- en todos los casos debo decirte que me muero de ganas de saber como cambiaras al monstruito ese por algo comestible…

- Ya verás- le dije- yo jamás me equivoco

A las 9 en punto me estacione fuera de la casa de Edward. Era una casa normal, bastante linda, pero pequeña, nada ostentoso. Vi el auto de Edward estacionado, un pequeño chevrolet, quizás de un año, que mantenía bastante bien. Al menos el chico era cuidadoso.

No tuve que esperar nada, a las 9 y un minuto salió Edward de su casa, vistiendo un horrible pantalón negro y una chaqueta que le quedaba muy grande, obviamente no era de él. Vi como su madre lo despedía de la entrada. La tipa era hermosa…lástima que su hijo no parecía tener el mismo estilo.

Se acerco y tímidamente golpeo el vidrio del copiloto. Le abrí.

- Entra cariño – le dije

El subió y le hizo una seña de adiós a su madre. Rodé los ojos y acelere hacia nuestro destino.

No habíamos dicho palabra, pero podía observar que Edward me miraba, yo vestía unos pantalones ajustadísimos de cuero negro y un top muy escotado. En el asiento trasero llevaba mi chaqueta, por si me daba algo de frio.

- ¿Te gusta lo que ves cariño? – le dije, haciendo que el pobre saltara de la impresión

- S-Si- me dijo, mirando ahora por la ventanilla

- Tranquilo amor… vamos a un sitio tranquilo que hay por acá y te diré lo que quiero de ti ok?

El chico solo asintió, tímidamente, mientras un ojo se le desviaba hasta mi escote. Acelere y pronto llegamos al tranquilo parque de las afueras del pueblo, en donde me gustaba ir a pensar. Casi nadie pasaba por acá, por lo que el lugar era propicio.

Me estacione y me volví hacia Edward, quien ya parecía algo ahogado de lo rápido que respiraba.

- Tranquilo cariño, no muerdo – le dije sonriendo.

- Está bien – me dijo, estirándose un poco- entonces ¿qué es lo que… hablaremos?

Me lo quede mirando un momento, para imaginármelo con otra ropa, otro peinado… realmente estaba convencida de que este era un diamante en bruto

- ¿Tienes unos ojos preciosos sabes? – le dije, sin medir mucho mis palabras

- Esteee – se ruborizo – gracias… tu también tiene unos ojos… muy lindos – me dijo, sin mirarme

- Bueno, al grano- le dije, buscando un cigarrillo en mi bolso – ¿fumas? – le pregunte

El negó con la cabeza. Que tímido me estaba resultando… iba a ser todo un reto.

- Está bien – dije encendiendo mi cigarrillo- siempre he sido directa y te diré las cosas sin rodeos… me gustas, y quisiera que tuviéramos la oportunidad de pasarlo bien tu y yo… ya sabes… una relación sin compromisos…

Me miro con los ojos como platos. Que gracioso.

- Pero tengo algunos reparos que poner- le dije – me gustaría que cambiaras un poco tu look… tu ropa… y ver la opción de que no utilizarás esos feos lentes…

- Que tiene de malo mi ropa – dijo él, con un dejo de nerviosismo… no te gusta nada de mi entonces…

Lo vi abrir los ojos enormes, en un ataque de desesperación. La conversación no le estaba gustando, eso era notorio, así que tendría que ser algo más sutil quizá…

- No cariño, no me malinterpretes. Tu eres un chico muy guapo, o no estaría hablando contigo… es que me gustaría que te sacaras mas partido…

- Pero de donde voy a sacar todas esas cosas… no tengo dinero como para eso…

- Ahí es donde entro yo… yo pagare todo eso…

- ¡No! - Grito Edward de pronto ofendido – jamás recibiría dinero de una mujer…

- Cariño… es la única manera de que estés conmigo, si no simplemente olvídalo.

- No me gusta ser un mantenido- gruño, orgulloso- nunca lo he sido ni lo seré… es el hombre el que trabaja y paga… las chicas no lo hacen…

Se estaba poniendo un poco difícil… vaya que zonzo… si cualquier hombre pagaría por estar en su sitio… pues bien iba a tener que usar psicología femenina…

- Bueno… si es así como, lo pones, tendré que mostrarte lo que arriesgas al decir que no…

Con una rapidez de gato de montaña, me pase a su asiento y me senté sobre él. Pude ver como abría los ojos sin creérselo, y use toda mi artillería para que me diera el si.

- Toma esto como una muestra – le dije al oído- si aceptas mi propuesta, todo esto será tuyo… te lo garantizo…

Y dicho esto, me acerque a su boca…

Lo bese, aunque no me moría de ganas de hacerlo. Pero en cuanto sus labios tocaron los míos, algo me recorrió le espalda y me sentí casi ahogada. Edward no reacciono al principio, pero luego su beso alcanzo profundidad, y se volvió feroz, lo que me hizo sentir cosquillas en el estomago. Sentí como su sexo empezaba a endurecer, y lance un gemido ahogado, mal que mal estaba en sequia, así que me encontraba un poco sensible. El único problema era que no hacía nada con sus manos y exasperada, se las tome y las plante en mis senos, para que despabilara. Por un momento se quedo estático, pero como yo fui profundizando el beso, sus manos adquirieron vida propia. Le quite esos malditos lentes y enrede mis manos en su pelo, mientras me movía lentamente sobre él.

La temperatura comenzó a subir enseguida y sentí como Edward temblaba bajo mi cuerpo, y eso no sé porque, me excito más todavía… No me había pasado algo así, todos los hombres eran unos verdaderos pulpos y había que estarlos frenando, no así con Edward, que parecía dudar de cada movimiento.

Entonces, lo escuche susurrar mi nombre…

- Isabella – decía con voz sedosa- Isabella, Isabella…

- Dime Bella – dije y me asombré de lo temblorosa que salió mi voz

- Bella- dijo él, obediente-Bella…- mientras decía esto, sus manos bajaban a mi cintura y luego con algo de torpeza, me toco el trasero.

- Cariño, me tienes muy mojada- le susurré y sentí como se endurecía más bajo mi peso.

Lo bese una vez más, desordenando su cabello y tan rápido como me había subido, me baje de él y me pase a mi asiento.

Me quedo mirando asombrado, sin creerse que me hubiese detenido. Es que tampoco podía pasar a más, la idea solo era darle un poco para que deseara más.

- Eso es solo una pequeña muestra cariño… le dije- si aceptas mi oferta, seré tuya completamente… y no deberemos parar.

Me miro y vi como su rostro estaba enrojecido y los ojos oscurecidos por la lujuria. Se veía bien sin lentes y con el pelo revuelto. Dios, no sé que me pasaba, pero tenía todas las ganas de subirme arriba de el de nuevo. No lo haría, claramente, pero de que tenía ganas, tenía ganas…

Lo vi tratar de recomponerse y volver a ponerse los lentes. Arreglo su cabello y su ropa, pero su erección era problema a parte. Lo vi moverse en su asiento, nervioso, y por ultimo termino por ponerse las manos sobre su problema.

- ¿Y qué me dices? – le dije, respirando profundo y buscando otro cigarrillo

- Si – me contesto – lo que tú desees.

Sonreí ante mi victoria. Es que era esperable. El era un chico tímido, pero era un hombre y los hombres siempre ceden a sus deseos. El no sería la excepción.

- Excelente – dije, encendiendo el auto- Empezaremos ahora mismo. Vamos a una tienda que conozco…

Y partí acelerando, a Seattle. No era tan lejos, y en la tienda me atenderían a la hora que yo quisiera. Era cliente exclusiva.

Unas horas después ya estábamos allí. Habíamos hablado casi nada por el camino, Edward iba callado y yo estaba pensando a mil por hora.

Bajamos del auto y entramos a la tienda. Estaba cerrada, pero cuando di mi nombre, abrieron en seguida. Tener dinero tenia algunos privilegios.

No le pregunte a Edward nada, y busque entre variada ropa de diseñador. Pude intuir perfectamente su talla y aproveche de comprarle varios trajes, camisas, pantalones y jeans. También algunas zapatillas y un reloj hermoso, que se le vería espectacular.

Edward solo asentía y me miraba con ojos anhelantes. No decía palabra y yo lo agradecía. Luego volvimos a Forks.

Lo deje en su casa bastante tarde y cuando estuvimos afuera le hable algo más que debía saber.

- Cariño, ya que aceptaste esto tienes que saber unas reglas. Primero, mientras estés conmigo no puedes ver a nadie más, solo a mí. Segundo, harás lo que yo diga, ni más ni menos… no me gusta que tomes la iniciativa. Tercero, me obedecerás en lo que te pida aunque parezca retorcido y Cuarta y última… no abras tu linda boca, esto queda solo entre nosotros o se acaba el trato. ¿Está claro? Si sigues estas sencillas reglas, te prometo que podrás estar conmigo… como desees.

- Está bien – dijo él, aunque note un dejo de molestia en su voz – lo que tu digas.

- Muy bien cariño, le dije- puedes bajar, mañana te quiero ver por la tarde, debemos ir al salón de belleza y veremos lo que hacemos con esos lentes tuyos… le dije.

- Ok- me dijo – puedo… ¿pedir algo…?

Eso me tomo por sorpresa… ¿Que más quería? ¿No le había dado ya suficiente?

- Claro cariño, dime – le dije con suavidad, aunque no me gustaba que me pidiese algo

- ¿Me podrías dar… otro beso?

Se me apretó el estomago. Pensé que me pediría alguna idiotez, aprovechando el impulso, algo material. Pero no. El quería un beso.

No le respondí, pero me acerque a él, cerrando los ojos.

Esta vez el me beso a mí. Y fue un beso suave y dulce, tan dulce como la miel. Delineo mi boca con la punta de su lengua y luego exhalo su tibio aliento.

- Nos vemos mañana – me dijo, dándome una sonrisa

- Si cariño, mañana- le dije

El bajo del auto y se fue con la tonelada de bolsas de las compras. Lo mire y respire satisfecha. Si pensé que el chico tenía potencial, ahora estaba convencida. Este hombre iba a ser lo que yo quería, seria para mí. Yo me encargaría de perfeccionarlo.

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que les pareció el cap chikas????

ya bella empezo con su plan de cambiar completamente el look de edward..!

como se verá?

pobre edward lo que le esperá mas adelante =(

pero descuiden que bella a pesar de todo tendra su merecido tambien..!

saludos a todas..!

Capítulo 2: Angel Caido Capítulo 4: Agridulce

 
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