Pervirtiendo a Edward (+18)

Autor: mari584
Género: + 18
Fecha Creación: 19/06/2010
Fecha Actualización: 09/12/2011
Finalizado: SI
Votos: 89
Comentarios: 256
Visitas: 335767
Capítulos: 34

"Bella es la chica linda de la escuela y también es malvada, pervertida y coqueta. Siempre tiene lo que desea. Es por eso que verá en Edward, un tímido y sencillo estudiante, la materia prima ideal para su hombre de ensueño. El problema es que necesita unos "pequeños toques" por lo que Bella sumergirá a Edward en un océano de lujuria, desenfreno y libertinaje, para obtener lo que desea de ese hombre… pero en el intento, las cosas pueden no resultar como esperaba… al final, puede haber terminado creando un monstruo…"

chicas nueva historia y un nuevo comienzo...! =D

esta historia no es mia es de Natalia alias nandir77, es una excelente historia de esta maravillosa autora, espero que sea de su completo agrado para todas uds...! =D

espero que les guste y me lo hagan saber mediante sus comentarios y votos...! =D

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Capítulo 25: Ayuda Inesperada

 

Bella POV

Si la enfermedad no me vencía, de seguro lo haría la pena que sentía. Mi corazón estaba roto y eso no lo sanaba ninguna medicina. Emmett me estuvo mirando por muchas horas, sin decirme nada, pero era innecesario. El sabía lo que me pasaba. No quise explicarle nada a Charlie, pero supe que Emmett le había contado por la expresión de furia que tenía en su rostro. Estaba dolida a morir con Edward, pero no me gustaba que alguien más lo odiara. No me parecía justo.

- Si ese chico Cullen estuviese realmente interesado en ti, vendría a verte no crees?- decía Charlie tratando de medir mi reacción

- No vendrá, porque le pedí que no lo hiciera – corte, sin ánimo de hablar más de él.

- Pues si a mí me importara alguien realmente no me importaría lo que tú hubieses dispuesto. Vendría de todos modos

Mire a Charlie y suspire. Obviamente a Edward no le importaba tanto. El estaba más preocupado de saber con quién pasaba mis noches…

El médico se mostro optimista con respecto a las opciones medicas que presentaba mi caso, pero a mí no podía importarme menos. Charlie estaba bastante nervioso cada vez que yo despertaba y no entendía mucho el porqué. Emmett estaba sombrío y en varias ocasiones lo vi llamando a alguien, pero no parecían contestarle. Podía tener una idea de a quien llamaba.

Luego de algunas sesiones de quimioterapia y algunos nuevos análisis, el médico no parecía verse tan optimista. A mí nadie me dijo nada, Charlie siempre me sonreía y me decía que todo iba a las mil maravillas, pero yo no era tonta y estaba aburrida de ver el rostro de lastima de las enfermeras cada vez que venían a chequear o a darme alguna medicina. Esto apestaba.

Fue justamente en una de las sesiones de quimioterapia que me sentí inusualmente mal, como la primera vez que me desmaye. Los médicos se apresuraron en socorrerme, y al parecer mi enfermedad también me hacía ver visiones… estaba segura de que veía a Edward por todas partes. No era posible, por cierto, pero mi mente jugaba muy malas pasadas. Incluso en una de esas ocasiones en que me encontraba entre las sombras y la luz, hundida en el sopor, podía casi asegurar que sentía su aroma revoloteando cerca de mí, incluso una vez mi delirio llego a tal extremo que juraría que Edward me había besado…

No supe cuanto tiempo pasó hasta que recupere plenamente la consciencia, pero me sentí decepcionada de darme cuenta de que mis visiones de Edward no eran más que jugarretas de mi dopada mente. No iba a ser nada de fácil olvidarme de él, aunque sabía que era lo único que me quedaba por hacer. Edward ni siquiera intento hacer algo porque eso no pasara. Simplemente le pedí que se fuera y él se fue. Quizás hasta seria lo que deseaba…

Me talle los ojos, tratando de quitarme la modorra. Estaba sola en la sala, pero era evidente que Charlie había pasado la noche a mi costado. Todavía estaba su libro y su manta enrollados en la silla.

Sentía una sed abrasadora y hubiese querido tener un refresco para beber. Pero me tenía que conformar con la insípida agua del hospital. Me voltee hacia la mesita de noche, para poder servirme un poco de agua y mi mano tropezó con algo que definitivamente no estaba allí la noche anterior…

Era una cadena dorada muy hermosa. La tome entre mis manos y le di vueltas a esa medalla… Yo la había visto antes. Y muy de cerca… ¿pero qué hacia esa medalla ahí…?

Mi corazón se desboco al recordar al dueño de esto. Edward. ¿Cómo era que su cadena había terminado en mi mesa de noche? Traté de pensar en una respuesta, pero la única posibilidad que llenaba mi mente era que existía la posibilidad de que Edward había estado acá… es que quizás no fue un sueño el creer sentirlo cerca… ¿o que me hubiese besado?

Moví la cabeza tratando de sacar esas absurdas ideas de mi mente. Edward no tenía motivo alguno para venir y estar conmigo, nuestra última conversación había sido definitiva… ¿o quizás no?

Sentí mi corazón latiendo a mil por hora, lo que solo causo que sonara la alarma de mis maquinas de soporte vital. Mierda. Pensé, mientras sentí carreras hasta mi habitación. Guarde la cadena apretándola fuerte en mi mano.

- Señorita, que sucede- casi grito la enfermera cuando entro a mi habitación

- Yo… no lo sé, yo solo quería un poco de agua…

La enfermera frunció el ceño al ver que no me estaba muriendo precisamente. Se veía tan contrariada que tuve que morder mi labio para no reírme de ella. No podía contarle que mi pulso acelerado no se debió precisamente a alguna falla multisistémica, sino más bien a una descompensación hormonal. Me avergoncé a morir y mi cara se torno de un rojo furioso.

- Quizás tenga un poco de fiebre- dijo, poniéndome un termómetro bajo la axila- Volveré pronto con el médico, por favor si necesita cualquier cosa llámenos…

Y salió de la habitación.

Suspire con alivio y me reí un poco. Si el asunto era estar pensando en Edward lo más probable es que si tuviese unos cuantos grados más en el cuerpo… sobre todo si recordaba nuestra noche en el prado…

Mi corazón volvió a acelerarse. Trate de calmarme porque no quería pasar la vergüenza del siglo con todas esas maquinas mirando mi cuerpo. Cualquier cambio era registrado y sería muy embarazoso explicarle al médico que las grandes altas en mi presión, temperatura y latidos se debían a un poco decoroso recuerdo.

Volví a mirar la cadena, que brillaba en mi mano. No era buena idea ponérmela, pues me la quitarían. Dentro de las cosas de Charlie, también estaba su chaqueta. Me acerque a ella y busque su billetera, para abrir uno de los pequeños cierres y ponerla allí. Charlie estaría siempre con ella y podía sacarla del hospital. Quizás a Edward solamente se le hubiese caído cuando vino a verme la última vez. Pero eso no era muy probable, además la cadena estaba en mi mesa y no en el suelo. Quizás una enfermera pensó que era mía…

"O quizás el vino a verte" me sacudió mi propia mente. Temí la respuesta a eso, por lo que decidí no preguntar a nadie al respecto… Mi corazón no soportaría que le dijeran que nadie había estado allí. Prefería quedarme con la duda.

Paso un largo tiempo hasta que apareció el médico. El hombre era joven y bien parecido y no parecía realmente ser muy experto. O eso fue lo que creí al menos

- Buenos días señorita Swan- dijo él, con una hermosa sonrisa

- Buenos días- respondí, algo tímida

- ¿Cómo se ha sentido hoy…? creo que tuvimos una pequeña alza en la temperatura por la mañana… si, y algo de presión alta también…

Me sonreí un poco. Maldito Edward, causando problemas aun sin estar aquí.

- No sé qué sucedería… quizás fue donde me esforcé en acercarme un vaso de agua…

- Más bien parece un episodio nervioso- dijo él, mirándome con ojo clínico- La idea es que este tranquila y que no pase ningún disgusto… eso no le hace bien

- No he pasado disgustos- dije serena

El asintió y tomo la ficha para anotar algunos datos. El doctor era bastante atractivo a decir verdad… pero… ¿qué edad tendría? No pasaba de los treinta, era seguro. Trate de quitarme al médico guapo de la cabeza y pregunte por Charlie, del cual no había sabido nada.

- Su padre tenía algunas cosas que hacer… su hermano vendrá en unas horas más. No se preocupe, ellos están al corriente de todo lo que sucede, pero al parecer les surgió algo… yo creo que en cuanto resuelvan ya estarán por aquí…

Asentí, algo intranquila. Eso era extraño, ¿qué problema podía requerir de la presencia de Emmett y de Charlie a la vez?... No podía imaginarme lo que sucedía. Solo esperaba que no tuviese ninguna relación con Edward.

Trate de descansar, ya que el asunto de la quimioterapia me dejaba agotada. Había pasado ya la mayor parte del día y no tenía noticia alguna de Charlie o Emmett. Esto me estaba comenzando a inquietar.

A eso de las seis de la tarde volvió a aparecer Emmett. Estaba pálido y se veía que no había dormido nada. En realidad parecía que el enfermo era él y no yo.

- Emmett… ¿qué ha pasado…? – pregunte en cuanto lo vi

- Hey Bells- dijo él, sentándose en la silla más próxima.

- ¿Me dirás que es lo que pasa? Y no me vengas con eso que no sucede nada, ya sabes- casi le gruñí

- ¿Perceptiva?- dijo Emmett, sonriendo sin ganas- No sucede nada Bells, tendrás que confiar en mí sobre esto. Solo algunos problemas con los negocios de papa, que necesitaban de nuestra presencia… yo le ayude, el no podía con todo el problema …

Puse mala cara. ¿Cómo era que los negocios de Charlie eran más importantes que yo?

- Pues debe de ser algo muy importante para que no haya aparecido en todo el día, mientras yo me estoy muriendo acá…

- No te estás muriendo Bells… por favor, no exageres- dijo Emmett, algo molesto

- Está bien… lo siento, pero no puedo ver el punto de que sus negocios sean más importantes que yo…

- Bella, no los son. Solo escucha esto: lo que sea que estemos haciendo, es muy importante y ha requerido de nuestro tiempo. No es que seas secundaria, al contrario, todo gira en torno a ti. Pero por ahora, debes confiar y mantenerte serena.

Asentí, sin muchas ganas. Ya veía que a Emmett no le sacaría nada, pero quizás a Charlie podría manejarlo algo mejor.

- ¿No has visto a nadie… el día de hoy? – pregunto Emmett, mirándome con ojo crítico. No entendí su pregunta

- ¿A quién podría haber visto…? además de médicos y enfermeras…

- Bueno no lo sé… quizás algún amigo…

Mire a Emmett y enseguida sospeche algo. El sabía.

- ¿Alguien estuvo aquí mientras yo estuve dormida? – pregunte con aire inocente

Emmett carraspeó y se revolvió incomodo… Eso fue todo lo que necesite.

- Edward estuvo aquí verdad- no era una pregunta

- Bells, no creo que sea conveniente que tu….

- ¡Emmett…!

- Está bien. Si. El muy pendejo estuvo acá, pero si vuelvo a verlo cerca de ti, le volare los dientes de su puta cara linda… ¿está claro?

- Pues yo le pedí que no nos viéramos mas… no se que podría haber estado haciendo por acá… - trate de explicarme, con un extraño sentimiento en el corazón.

- Pues yo tampoco. Le pedí que no viniera y él me lo prometió. Es bastante notorio que el muy pendejo no es capaz de cumplir su palabra…

- ¿Cuándo hablaste con él? – pregunte, interesada

Emmett se volvió a revolver. No quería hablar de esto.

- Ayer… tuvimos una pequeña charla… - dijo, tronándose los dedos

Abrí mis ojos con espanto

- Emmett. Por favor, no me digas que golpeaste a Edward- dije, algo molesta

- No hice nada que no se mereciera de todas formas… - dijo él, sin mirarme

Me eche hacia atrás en la cama. Odiaba cuando Emmett se metía en mi vida de esa forma.

- Pues eres un pendejo Emmett… - bufe

- Pues no me arrepiento de haberle dado un buen golpe… se lo merecía por imbécil- gruño

En el fondo, yo también lo creía. Pero no me cuadraba el porqué había decidido aparecerse por el hospital.

- Quiero saber que fue lo que hablaron- le dije a Emmett- y no me mientas o será peor

Emmett me miro. Lanzo un par de maldiciones y luego comenzó

- Mira no creo que te haga bien esto de estar pensando tanto en el… Cullen ese… yo ayer fui hasta allá… hasta su casa… y bueno… yo no estaba muy feliz, había estado tratando de comunicarme con el luego de que lo vi irse ese día… y no me contestaba… el problema es que tu empeoraste y yo… lo culpe a él… -dijo, balbuceando cada frase.

- Emmett, tu sabes que él no tiene la culpa de mi estado de salud- dije, poco convencida. Quizás no tenía la culpa de la leucemia, pero del dolor de mi corazón… eso era otro asunto.

- Lo sé, pero estaba encabronado… tenía que desahogarme con alguien y el andaba con esas pendejadas de que estabas embarazada…

- ¿Qué? – casi me ahogue

Emmett se dio cuenta de que metió la pata, pero ya era tarde. Ahora no lo soltaría hasta que me dijese todo lo que había pasado…

- Bueno… él creía que tú estabas embarazada aparentemente… me dijo – pero se encontró con el imbécil de Black… y él le dijo que el hijo era suyo…

Creo que palidecí de golpe. ¿Pero como el malnacido de Jacob…?

- Oh – fue lo único que pude decir

Ahora comprendía varias cosas. Maldito Jacob y su venganza asquerosa. El me lo advirtió, pero no creí que sería capaz de hacer nada. El muy idiota tiene que haberle dicho que el hijo era de él, causando el desastre en Edward… aunque eso no lo hace mejor, Edward no debió creerle y debió esperar a mi opinión sobre el asunto antes de asumir que yo me había acostado con Jacob. Pendejo.

- ¿Y porque exactamente se supone que el te prometió no venir?- pregunte finalmente

- Bueno… el me pidió un favor. Que yo lo informara de tu estado de salud y como avanzaba todo… y el a cambio no entorpecería más tu vida. Lo prometió, pero ese mismo día lo encontré en el hospital…

- Vaya- dije yo – no me di cuenta que estuvo acá…

- Estuvo con Charlie – me dijo

Charlie.No sabía hasta que punto era bueno que Charlie y Edward pasaran tiempo a solas. Charlie era impredecible. No me imaginaba lo que podrían haber hablado…

Entonces me sentí muy mal. Me vino un mareo horrible y antes de que me pudiera dar cuenta la sábana estaba impregnada en rojo. Estaba sangrando mucho por la nariz.

- Emmett- alcance a decir antes de desvanecerme.

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Parpadee con rapidez y la luz me dio de lleno en el rostro. No me gusto esa luz. Moví la cabeza con molestia.

- No te muevas… - me dijo una voz suave

- ¿Qué es lo que…?

- Has tenido un desvanecimiento un poco severo. La quimioterapia no ha avanzado como esperábamos. La leucemia no cede. Se está volviendo agresiva con tu cuerpo… nosotros necesitaremos un transplante de medula – me dijo la voz

- ¿Transplante? – dije débilmente

- Si – me dijo la voz- en estos momentos tu hermano y tu padre se están haciendo los exámenes de compatibilidad… Isabella, no quiero asustarte, pero deberemos actuar rápido… tu enfermedad ha sido fulminante. Esperemos que alguno de ellos sea compatible…

- ¿Y si no lo son? – pregunté sin saber si quería escuchar la respuesta

- Bueno pues… tendremos que buscar algún otro pariente o hasta que alguien que sea compatible quiera donarte algo de su medula… no es tan simple, lo siento Isabella…

Cuando al fin mis ojos se acostumbraron a la luz, puede ver que quien me hablaba era el médico guapo. Me sonreía y yo trate de devolverle la sonrisa, pero me sentía débil.

- Me siento mareada – dije

- Si… bueno, son los medicamentos. Lamento eso, pero son necesarios… si todo sale bien, podríamos operarte esta misma noche…

Me estremecí ante la palabra operación, pero supongo que no estaba en posición de quejarme. Nunca en mi vida me había sentido tan mal. Hubiese deseado con fervor que Edward estuviese ahí, para tomar mi mano y acompañarme… pero eso no era posible. El ya no confiaba en mi ni yo en el. La relación estaba rota. Pero eso no significaba que mis sentimientos por el hubiesen muerto… solo estaban guardados. Esperaba que así se quedaran, por el bien de todos.

- Veré como va todo con las pruebas. Me da gusto que estés despierta, pasaste mucho sin abrir los ojos- dijo casi con anhelo.

- ¿Cuánto exactamente? – pregunte dudosa…

- Bueno, algo más de dos días… pero la mayor parte ha sido inducida, necesitabas descansar…

Mis ojos se habían puesto a vagar por la habitación y habían tropezado con el imponente ramo de rosas que había en la mesa de noche. Quise preguntar quién los había traído, pero no me salió la voz. Últimamente me había puesto muy cobarde

- Las trajo un amigo tuyo- dijo el médico, sonriendo- He visto pocas personas tan testarudas como él, pero se nota que es un buen chico. Todas las noches se queda en el hospital… - frunció levemente el ceño.

El corazón me vacilo en el pecho. No me gustaba albergar esperanzas.

- ¿Sabe cómo se llama…?- pregunte, con una fuerte sospecha

- No, lo siento. Solo sé que habla mucho con tu padre, pero no con tu hermano. Y que me causa estragos entre el personal nocturno. Las enfermeras se pelean por atenderlo…

Ese tenía que ser Edward. Solo el causaría semejante revuelo en un hospital. Una punzada de celos llameo en mi interior. Maldito hombre sexy.

- ¿Y… ha preguntado por mí…? – pregunte casi con un hilo de voz

El médico se sonrió.

- Bueno, a mi no, pero creo que a la mayor parte del hospital. El está más consciente de tus progresos que tu propia familia. ¿El acaso es…?

Lo detuve antes de que lo dijera. No quería ni escucharlo.

- Un buen amigo- mentí – es solo que no me esperaba que estuviera por acá.

- Pues el parece querer ser algo más que un amigo – dijo sonriendo, más de lo necesario- Pero no lo culpo, es más, lo entiendo perfectamente…

Un segundo. ¿Eran ideas mías o el doctor guapo me estaba coqueteando?

Atine solo a sonreír. El me devolvió otra sonrisa deslumbrante y yo me sonroje furiosamente. Demonios, si lo estaba haciendo. Esto no era algo para lo que estuviese preparada.

No dije nada y el doctor se retiro. Suspire con alivio.

Mis ojos volvieron a volar hasta las rosas que estaban en mi mesa. No fue hasta que las volví a mirar que repare en una nota que había allí, cuidadosamente doblada. Mi corazón dio un respingo. Acerque mi mano temblorosa hasta la nota y me tome varios segundos en decidirme a desdoblarla. En cuanto lo hice, mis ojos volaron por la cuidadosa caligrafía característica de Edward.

Sé que probablemente esta nota no llegue a tus manos, pero de todas formas lo intentare. Solo quería que supieras que no ha habido un solo segundo que no haya estado pensando en ti. Me muero si algo te sucediera, ¿lo sabes?. No vale de mucho, pero lamento en el alma la forma en que te trate. No te lo mereces, y fui un completo idiota… pero espera… ¿qué persona enamorada no lo es? Es una justificación muy pobre, pero no tengo nada más entre mis manos. Ahora, sé que estoy pidiendo mucho, pero… ¿podrías considerar al menos la posibilidad de perdonarme? No pido nada mas, solo eso. Francamente, no sé cómo podría vivir sin ti. Me he equivocado mil veces y sigo haciéndolo… pero Te Amo y eso jamás cambiara… siempre estaré contigo, pase lo que pase…

PD: ¿te dije que soy un imbécil sin remedio…? bueno, creo que eso ya lo sabes…

Completamente tuyo,

Edward.

Una lagrima silenciosa rodo por mi mejilla cuando termine de leer la nota. Por su tono ya sabía que el estaba enterado de la enfermedad. No quise ni imaginar cómo lo habría averiguado. Pero una nota no era suficiente para arreglar un corazón roto. Sin embargo, no podía negar que me gustaba este detalle. Muy Edward, eso de las notas y las flores. Pendejo idiota.

Suspire y guarde la nota. No tenía nada de claro lo que haría con Edward a partir de ahora, pero volver con él sería un completo error. La confianza rota no podía ser reparada y yo no quería cosas a medias, lo quería todo. Eso no podía dármelo Edward. El corazón se me apretó en el pecho.

Cerca de una hora más tarde, aparecieron el doctor guapo, Charlie y Emmett. No traían muy buena cara, supe que algo malo sucedía.

No pregunte nada, pero ellos me contaron.

- Bells- dijo mi Charlie, algo triste- Ya nos hemos hecho los exámenes de compatibilidad y tenemos los resultados.

Les sonreí para darles ánimo. Una operación de ese tipo tenía que ser algo complejo.

- Bueno y con cuál de los dos tendré que congeniar dentro de mí cuerpo todo el resto de mi vida- dije a modo de broma.

El silencio inundó la sala. Deje de sonreír instantáneamente.

- Lo siento Bella… yo… no soy compatible- murmuro Charlie, dolido

- Yo tampoco – murmuro Emmett

Mire al doctor, consciente de que era el único que podría darme todas las respuestas.

- Lo siento Isabella, pero ellos no son compatibles y si hacemos el trasplante tu cuerpo lo rechazara y eso solo empeorara las cosas

Sentí que me hundía en un agujero negro y eterno.

Nadie decía nada.

- Isabella - hablo de pronto Charlie- Edward también se hizo la prueba de compatibilidad…

Vi como Emmett le daba un fuerte codazo a Charlie. Susurraron algo, ambos enojados, pero Charlie continuo.

- Claro que le advertí que las posibilidades de que él fuera compatible eran muy bajas… pero es demasiado testarudo…

El doctor guapo lanzo una risita nerviosa, muy inesperada. No era el momento y todos lo miramos extrañados. Incomodo, dio una disculpa y salió de la habitación.

- ¿Bueno y que paso con Edward?- pregunte

- Obviamente el tampoco era compatible… pero no es solo eso… él ha arrastrado a toda su familia hasta el hospital para que se hagan la prueba…

- ¡No!- casi grite, no podía imaginarme con Rosalie dentro de mi organismo – ¿pero qué cree que está haciendo?

- No lo sé Bells… el solo esta como un lunático… creo que teme que te suceda algo… - dijo Charlie… ¿tratando de excusarlo?

- ¡No es más que un pendejo! – murmuro Emmett- cree que haciendo todas esas idioteces de llamar a gente por los periódicos y todo ese escándalo Bella lo perdonara…

- Esperen… ¿de que me están hablando? ¡Que es lo que ha hecho Edward…!- me queje

- El está en esta… especie de campaña… lo he visto llamar a medio mundo y hacer hasta un spot publicitario por la radio… esta medio desquiciado… - bufo Emmett

- Pero Charlie… ¡detenlo!- suplique

- ¡No puedo! – me dijo, con un dejo de desesperación

- Yo podría hacer algo – decía Emmett, mientras se sobaba los nudillos

- Emmett esa no es la solución- gruñí

Me sentía perturbada. Edward estaba actuando como lunático y yo aquí sin poder hacer nada.

De pronto el médico guapo entro hecho una tromba, sin preguntar nada… lo quedamos mirando, seguros de que se le había soltado algún tornillo…

- ¡Lo encontramos, lo hemos encontrado…!

Yo seguí sin comprender, aunque Charlie y Emmett de pronto parecían tan alegres como el…

El médico guapo se acerco a mí, y me tomo una de las manos, emocionado.

- ¡Encontramos un donante!- me dijo, con los ojos brillantes

Yo me senté en la cama de golpe.

- ¿Pero quién…?

- El chico loco ese… ¡logro su objetivo, el lo consiguió…! encontramos al donante. ¡La operación se llevara a cabo esta misma noche!

Me tendió un papel tembloroso, mientras mis ojos trataban de buscar el nombre del ángel que me devolvería la vida…

El papel se me escurrió entre las manos en cuanto leí el nombre. Los ojos se me inundaron en lágrimas y el sollozo escapo de golpe de mi pecho, haciéndome estremecer por completo.

No podía ser…

El papel mostraba muchísimas cosas sin sentido, pero una de ellas me llamo fuertemente la atención. Era un nombre muy conocido para mí, pero jamás pensé que estaría haciendo esto… no después de todo lo que había pasado…

Donante: Renne Dwyer

El doctor aun me seguía mirando eufórico, y yo le devolví una pequeña sonrisa. El pobre estaba tan emocionado…

Y fue entonces que lo vi. Su pelo bronce resaltaba entre todo el blanco del hospital, detrás del ventanal de mi habitación. El corazón me dio un brinco. Estaba de pie, con una sonrisa hermosa, la más hermosa que le había visto nunca… Pero no pude seguir mirándolo. Algo me obstruyo la visión y no pude actuar con rapidez. Antes de que lo hubiese siquiera pensado, los labios del doctor guapo estaban sobre los míos…

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chicas tienen una idea de quien es el doctor guapo?? jejeje

eso no se lo esperaban verdad jijijijijijiji

pobrecito edward haciendo de todo, moviendo cielo, mar y tierra para encontrar un donante para bella y.... le toco ver eso =(

ademas todos me lo odian =(

chicas que pasara con phil??? que tramara???

que finuuuu que la donante sea la madre de bella =D

espero que les haya gustado el cap chicas =)

espero sus votos y comentarios =)

saludos a todas

Capítulo 24: Como un Balde de Agua Fría Capítulo 26: Esperanzas

 
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