Edward POV
Pasaron muchísimos días luego de mi osada "performance" para con Bella. Ella me hablo muy poco después de eso, y llegue a pensar que en realidad había vuelto a meter la pata. Pero había algo en su mirada, en el brillo oscuro de sus ojos que me decía que no era así. Que mis tácticas surtían efecto, a pesar de que ella era incapaz de reconocerlo, pues me rehuía como la peste, pero a la vez, era incapaz de estar sin mí… era algo bastante extraño… pero no la presione… deje que ella siguiera su ritmo.
Sé que fui demasiado osado la última vez. Pero ella causaba ese efecto en mí. Ahora bien, yo buscaba que ella dijese que volvíamos a estar juntos… cosa que no conseguí… todavía. Luego de mi asalto, ella solo se dedico a mirarme y rehuirme, y cada vez que estábamos solos, ella se quedaba dormida, o al menos eso parecía. Yo no me creía para nada que fuese tan así, pero le permití seguir con su farsa. Sabía que ella estaba complicada, pero nunca espere que fuese tanto. Pero a pesar de todo eso, yo era el amo de la paciencia. Y no pensaba ceder. Ella seria mía de nuevo, costase lo que costase.
Luego de diez días en el hospital, por fin la habían dado de alta. Yo no cabía en mi de gozo, pues tendría muchísimo mas tiempo para estar con ella, a pesar de que ella no quisiera… tenia a Emmett y a Charlie de mi parte, por lo que los ases estaban en mi manga. Así es que el día en que por fin se marcharía a casa, yo la acompañaría… y la ayudaría como cualquier amigo.
Ese día estuve temprano en el hospital, solo con la esperanza de que la diesen de alta antes del mediodía. No fue así, pero no me importo estar toda la mañana allí, esperando. Luego de darle varias miradas envenenadas al doctorcito hormonal, a eso de las tres de la tarde finalmente ella fue dada de alta, con un cúmulo de recomendaciones. Se suponía que Charlie estuviese allí para llevarla a casa junto con Emmett, pero ellos estaban de mi parte y no aparecieron para buscarla… increíblemente yo estaba allí… así que no le quedo otra opción aceptar mi oferta de irse conmigo.
La ayude en silencio a ordenar sus cosas, y me llamo firmemente la atención que no estuviese en ninguna parte la medalla que le había dejado sobre su mesita de noche hace ya varios días atrás. Sería que no la había visto… ¿o quizás le importaba tan poco que la había olvidado por allí? Trate de pensar en que no era gravitante, pero eso me daba vueltas en la cabeza y no podía sacármelo.
Mi humor decayó mucho desde ese momento y no hable demasiado con ella a partir de ese punto. En silencio la ayude a sacar sus cosas y salimos en silencio del hospital. A pesar de que ella estaba bien hace varios días, la sacaron en silla de ruedas hasta la salida. La deje en la entrada para tomar el resto de sus maletas y subirla en el automóvil, pero al volverme, algo en la lejanía llamo mi atención. Había alguien mirando. Un hombre.
Deje las cosas a un lado y volví a mirar, pero esta vez, no había absolutamente nadie. No. Yo no estaba loco. Estaba completamente seguro de que había alguien mirándonos. O más bien diría, mirando a Bella. No pude distinguir muy bien sus facciones, pero me recordaba a alguien. Tendría que averiguarlo.
Algo inquieto, termine de acomodar a Bella y partí hacia su casa. Maneje con algo más de velocidad de lo que tenía planeado y se fueron al trasto todas mis intenciones de ser seductor e imaginativo camino a casa. Estaba preocupado. Algo se revolvía en mi mente, pero no tenía la seguridad de lo que era. No hable nada durante el camino y sentía que Bella me miraba con insistencia, probablemente preguntándose qué había sucedido para ocasionar ese demasiado evidente cambio de humor. Quizás estaba exagerando.
Decidí dejar los temores a un lado y mire a Bella, quien estaba con el ceño fruncido y la boca torcida en un puchero infantil. Me hizo gracia su actitud y me largue a reír, tratando de romper el hielo. Ella me miro como si se me hubiera zafado algún tornillo.
- Eres un pendejo bipolar, ¿lo sabías?- me dijo, bastante molesta
- Bueno, pero aun así se que te gusto- musite
- No tengas tanta seguridad Cullen- musito, poco convencida
- Se te nota hasta cuando respiras- le dije, sonriendo- No sé porque insistes en negarlo, eso es bastante infantil ¿sabes?
- Habla el rey de los maduros- bufo ella, sin mirarme
- Bueno… al menos yo reconozco que me traes de cabeza- dije- Tu sabes que beso el suelo por el que caminas… y que te amo…
Tuve el placer de ver como su respiración se agitaba, aun a su pesar y como crispaba sus dedos aferrándose al asiento. Las reacciones de su cuerpo eran completamente evidentes, al contrario de sus palabras.
- Tu solo eres un pervertido que busca sexo y mas sexo- gruño- No sabes nada de amor
- Permíteme rebatir eso- le dije, levemente molesto por su cinismo- pero ¿no eras tú la que quería tenerme sólo para su diversión personal y para tener sexo desenfrenado? Creo recordar que yo era bastante inocente hasta que tú apareciste…
La vi descomponerse levemente, pero fue lo suficiente como para saber que mis palabras habían causado efecto. Se mordió el labio, indicio inequívoco de sus nervios, y luego fijo su vista en el camino. No abrió la boca para rebatir nada.
Me sentí mal, aunque mis palabras no eran recargadas de rencor ni demasiado molestas. Solo estaba diciendo la verdad. De todos modos trate de suavizar la situación.
- Pero debo admitir que me gusto muchísimo tu forma de hacer las cosas- le dije, con voz ronca y mirándola- todavía recuerdo ese día en que me llevaste al parque y te subiste sobre mí en el automóvil… eso fue lo más malditamente sexy que nadie había hecho en toda mi vida… y hasta ahora sigo creyendo lo mismo…
- ¿Lo dices en serio?- me dijo ella, de pronto, mirándome con sus enormes ojos café- ¿O solo lo estás diciendo para hacerme sentir mejor?
- No sabía que tenía que decir algo para hacerte sentir mejor- le dije, frunciendo el ceño- Yo no suelo mentir Bella. Tú sabes que digo la verdad.
- Oh- dijo ella, quedando repentinamente silenciosa – ¿Y qué pasaría si…?
La mire, esperando que terminara su frase, pero lo que hizo me tomo del todo desprevenido. Antes de que me diese cuenta la pequeña mano de Bella se había puesto sobre mi sexo, haciendo que diera un salto del asombro. Casi pierdo el control del vehículo y jadee demasiado asombrado para emitir alguna palabra. Como pude estacione el automóvil y la mire molesto. No estaba para juegos.
- ¿Qué es lo que crees que haces Bella?- le gruñí, ansioso
Pero por supuesto, no recibí respuesta. Al menos no de forma verbal. La mano de Bella apretó sobre mi pantalón, haciéndome endurecer de golpe. Sus ojos eran algo más oscuros de lo habitual, y los vellos de todo mi cuerpo se erizaron, en una respuesta automática.
Luego, sucedió.
Ella se subió sobre mí, en un ágil movimiento que no creí que fuese capaz de hacer. La tenía subvalorada, eso era claro. Los recuerdos me golpearon con fuerza y sentí que era de nuevo el chico tímido y temeroso que estaba a punto de estallar ante el toque de la hermosísima Isabella Swan. Temblé tanto como aquel día, sin poder evitarlo. Una sonrisa de triunfo surgió en los labios de Bella, quien me miraba desde arriba, victoriosa.
- No te ves tan temible desde aquí Cullen – siseó ella, golpeándome con su tibio y dulce aliento
- No juegues – le advertí, asombrado de lo temblorosa que sonaba mi voz
Por toda respuesta, ella sonrió y se movió sobre mi sexo, dejándome sin aliento. Tomo una de mis manos y la llevo a su escote, dejándola allí, esperando a mi movimiento. Yo gruñí cuando mi mano alcanzó la curva generosa de sus senos, y lance un suspiro revelador al sentir el tibio llamado de su sexo sobre el mío. Había pasado mucho tiempo y yo estaba hambriento de su cuerpo. Ella lo sabía, y jugaba con sus posibilidades. Cerré los ojos, desesperado por no poder abrazarla y poseerla allí mismo como hubiese querido. No era correcto, no era el sitio y ella estaba convaleciente…
- ¿Tienes miedo Cullen?- pregunto ella, a mi oído.
- No - fue lo único que pude decir
- Pues pareces un pequeño bebe tembloroso- rio ella
Suficiente. La tome con un poco mas de fuerza de lo que hubiese querido y devore sus labios, que me estaban llamando entreabiertos. No trato de detenerme, al contrario. Ella me devolvió el beso con tal fuerza que temí que mis labios sangraran. Sentí el vaivén inconsciente de sus caderas sobre mi hinchado miembro, y jadee desesperado en su boca, mientras una de mis manos bajaba a su trasero y la otra se perdía bajo su blusa. Las manos de Bella aprisionaron mi cabello, jalándolo con fuerza, pero no sentí dolor alguno. Era un cable vivo de puro deseo, y sentí que todo mi mundo se volvía del color de los ojos de Bella. Ella estaba embotándome el cerebro, y yo no hacía nada para remediarlo. Me gustaba la sensación.
La mano que estaba bajo su blusa se deshizo con facilidad de la prisión de su ropa intima y apreté uno de sus senos, con fuerza. Temí haber aplicado demasiada presión, pero el gemido ahogado de Bella me indicaba todo lo contrario. Levante las caderas, tratando de seguir el ritmo apremiante del vaivén de su cuerpo, ganándome una serie de quejidos en mi oreja que me volvían loco. Esto no iba a terminar nada bien
- Edward- la escuche gemir, haciendo que mis latidos subieran a mil por minuto
- Bella- jadee yo, sofocado por su aroma y sus besos
- Quiero sentirte adentro de mi- la oí murmurar, haciendo que mi miembro latiera en respuesta
- Bella, detente- volví a decir, con una repentina escasez de vocabulario
Pero ella estaba muy lejos de detenerse. En vez de eso, al percatarse de mi reacción, utilizo con fiereza la nueva arma que había encontrado. El poder de sus palabras.
- Quiero lamer tu pene… quiero que te entierres tan profundo en mi que no me dejes pensar en nada mas que no sea tu cuerpo, devorándome… quiero que me tomes tan fuerte que ya no me queden fuerza para seguirte amando… te deseo tanto… deseo tu cuerpo, tu lengua en mi piel… tu boca en mi sexo….
Mi mente quedo en blanco por unos segundos. No me podía creer que Bella me estuviera diciendo todo esto, hacía mucho tiempo que ella no se comportaba así. Y me gusto. Me gusto demasiado. Ella arqueó su cuerpo hasta dejar un espacio entre ella y yo, lo suficiente para deslizar su mano y abrir mi pantalón, haciendo que mi erección saltara de su encierro.
Gemí extasiado, cerrando los ojos mientras me aferraba de sus costados, quizás con demasiada fuerza. Pero ella no se quejo.
Una de sus manos bajo a mis testículos, y la otra tomo con fuerza mi pene, mientras comenzaba con un ritmo desesperante de caricias, masturbándome con ímpetu, mientras mi boca se entreabría y yo tomaba aire como si fuese un pez fuera del agua. No podía hacer nada más que jadear como un desesperado.
- Eres tan grande Edward- murmuró ella, despacio- Estoy tan mojada… y todo por tu culpa.
- Bella, por favor…déjame… solo déjame
- Que es lo que quieres amor- murmuro ella, melosa… ¿Es que quieres tomarme Edward? ¿quieres estar dentro de mí…?
- Oh si… por favor… - rogué, demasiado desesperado por sentirla otra vez
- Amor no podemos- dijo terminando bruscamente de acariciarme, y pasándose a su asiento de golpe- creo que tendrás que esperar a que estemos en otro sitio…
La mire confundido, sin comprender el real sentido de sus palabras. No estaría hablando en serio… ¿O sí?
- Tienes que estar bromeando- dije, mirándola- ¡No puedes dejarme así!- gruñí
- No es que no quiera seguir…- me dijo mirándome-Pero aunque quisiéramos, no podríamos hacer nada. Estamos fuera de casa… y alguien viene…
Mire boquiabierto a mi alrededor… no podía creer que hubiésemos llegado a casa y menos aun que Charlie viniese hacia nosotros… ¡maldición!
Me arregle como pude el pantalón y en la prisa de subir demasiado rápido la cremallera me atrape un poco de piel allí…
¡Mierda!
Esto no estaba entre las cosas que yo podía dominar con calma… pero no me quedaban muchas alternativas. Mi rostro se contrajo en dolor y Bella me miro entre asustada y divertida. Más le valía no reírse…
- ¡Dios mío!- farfulle, tratando de hacer algo al respecto, de que el cierre no cercenara mi virilidad… pero sin éxito. Esto no podía verlo Charlie…
- Toma, tapate con esto- me dijo Bella, pasándome un pañuelo que no supe de donde saco- Y por favor, quédate quieto y no te quejes… o Charlie nos descubrirá- me dijo ella
- Es fácil para ti decirlo- dije temblando aun con el rostro perlado en sudor
La vi morderse el labio, tratando de evitar reírse.
- No me parece nada divertido- le dije, temblando
- Amor, te aseguro que no me agrada esto… yo te compensare todo el problema, te lo juro…
- ¡Mas te vale!- sisee, agobiado por el dolor lacerante de mi entrepierna
Charlie se acerco a nosotros sonriendo y trate de componerme, aunque mi rostro seguía mojado en sudor y yo estaba muy rojo. Esto no se veía nada bien
- Hey Edward, Bells- dijo Charlie- ¿Todo bien?
- Si- dijo Bella, sonriendo- Hum… Edward ya se iba…
- ¿Pero cómo?... no…. No puede irse aun… Renne quiere verlo… y Emmett
- No- dije yo, con voz agónica- debo irme… me esperan en casa…
- Pero Edward- rebatió Charlie- tú querías quedarte hoy acá…. Además no te ves muy bien… deberías pasar
"Mierda" pensé, al momento que miraba a Bella tratando de pedirle ayuda silenciosa.
- Charlie, es verdad… Edward tiene que hacer cosas en casa…. – dijo Bella, algo nerviosa
- No, no permitiré que se marche sin saludar al menos… él ha hecho mucho por ti y por nosotros…
- Bueno, pero solo un momento… - dije casi sin aliento, a la vez que tomaba mi chaqueta para ponerla sobre mis piernas.
Como pude salí del auto y me puse la chaqueta, que como me quedaba algo larga conseguía taparme al menos. Pero con cada paso que daba el dolor se intensificaba y no me creía capaz de soportar cinco minutos más en esa situación. Tome a Bella por el brazo.
- Esto me está matando- le susurre al oído
Ella me dio una mirada desesperada
- ¿Te duele mucho?- pregunto
- ¿Tú qué crees? – le conteste, casi cojeando
- Haremos algo en casa- susurro- yo te ayudare a sacarte… bueno, eso…
- Por favor- murmure, incapaz de hacer algo mas
Entramos a la casa y para mi mala suerte todo mundo estaba allí, esperando. Renne y Emmett… Charlie, Alice y Jasper…. Y también Rosalie. Esto se estaba poniendo mejor y mejor
- ¡Hey chicos!- grito Emmett, feliz- pero… ¡whoa! ¿Qué es lo que te pasa Ed…? Estas con el rostro de todos los colores…
- Me siento algo enfermo- gemí- Necesito pasar al baño
- Uhm… quizás podamos ayudarte… es algo con tu estomago?- pregunto Alice
- No… Ehmmm—si, en realidad si… es del estomago…- dije, nervioso
- Bueno, pues podemos darte algo a ver si te alivias- dijo Renne
- Por ahora deberían dejarlo ir al baño- dijo Bella, cortante
Bella me acompaño hasta el cuarto de baño, pero no pudo entrar conmigo. Me dejo entrar y suspire, tratando de arreglar el embrollo en el que me había metido. En realidad no era tanto… pero dolía como el demonio. De alguna forma el cierre había pasado sobre la piel y no era una opción echarlo hacia atrás nuevamente… habría que… tirar…
Lo intente, pero casi me quedo inconsciente por el dolor que me causo. Esto no iba a ser tan simple.
- Bella- sisee al otro lado de la puerta, con voz agónica- ¡Bella!- llame algo mas fuerte
- ¡Edward! …qué sucede… ¿estás bien?- pregunto, con la voz un poco alterada. Al parecer a ella tampoco le resultaba divertido ahora.
- No puedo hacer nada… necesitare ayuda… pero tú no puedes entrar, Jasper me joderá por toda la eternidad… y Charlie no es una opción… ¿podrías decirle a Emmett que venga?
- ¿Estás seguro Edward?- preguntó Bella
- En realidad no, pero no tengo más opciones…
- Ok- dijo ella- lo llamare… y por favor ten cuidado con eso… -me dijo, con un dejo de preocupación
- Lo dices por mí… o por…
- ¡Cállate Cullen, pendejo!- me grito ella a través de la puerta- claro que por ti... también
- Sólo preguntaba - sisee algo divertido entre todo el dolor que sentía.
Emmett entro al baño preguntando a todo grito porque demonios tenía que entrar al baño conmigo. Pero una vez que estuvo adentro, se quedo en silencio
- Supongo que no me traes acá para nada bueno- murmuro, mirándome
- Es algo no muy bueno, pero no para ti…- le aclare- para mi
Y le mostré el "problema"
- ¡Ouch! ¡por Dios… mierda! – grito Emmett
- ¡Cállate pendejo!- le grite – no quiero que todo mundo se entere…
- Lo siento- murmuro- esto se resuelve solo de una forma… una vez me ocurrió a mi… y hay que hacer que se deslice…
- ¿Y como se supone que hare eso?- le gruñí
- Con… algún humectante… o no se… algo que resbale…
- No creo que tengan lubricante en el baño de Bella- murmuré, ceñudo…
Emmett se tomo la barbilla, pensante, y de pronto se le ocurrió algo
- Oh, ya se… ¡Rosalie tiene en su bolso!
- Eso es algo que no quería saber- murmure molesto
- Bueno, no importa… lo importante es que con ese lubricante podrás sacar tu… bueno, eso de la cremallera… o seguro Bella me mata si no lo sacas pronto de allí…
Emmett salió del baño y Bella aprovechó de colarse.
- Edward, como siento todo esto… fue mi culpa, si no te hubiese incitado…
- No Bella, no es tu culpa… yo fui quien subió la cremallera… nadie mas… además si esto es el pago, valió la pena…
Bella se me acerco y me dio un beso en los labios, suavemente. Pero fue lo suficiente para activar a mi atrapado amigo... lo cual no fue del todo bueno
- ¡Demonios! – gruñí, presionando el bulto de mi entrepierna- ¡Bella, largo de aquí…!
Ella salió con rapidez del baño, mientras yo trataba de calmarme para que no me doliera más de la cuenta… Esta situación apestaba, oficialmente.
Emmett entro rápido al baño, con un pomo en la mano.
- Acá esta…. Rosalie no noto que lo tome o me preguntaría… así que lo saque a escondidas- dijo Emmett
- Está bien Emmett, solo dame eso… para ponerme un poco… - le pedí, quitándole el pomo
- No… así no… - gruño Emmett- con eso solo conseguirás mancharte la ropa… tienes que poner un poco en tu mano…
- Mierda, no soy experto en lubricantes- gruñí- además no creo necesitarlo en mis relaciones
- Eso es porque no has probado nunca la opción B- me dijo serio
- ¿La opción B? – dije yo- no… espera… no quiero saber nada de opciones tuyas con mi hermana - gruñí, imaginando a lo que se refería.
- Ya cállate pendejo y dame eso… yo lo hare- me dijo
- Cuidado Emmett… si me dejas sin pene Bella te perseguirá por toda la eternidad- le gruñí, nervioso
- Ya cállate idiota….- dijo él, arrodillándose ante mi
Y entonces, tenía que surgir el desastre. Mi propia ley de Murphy.
Oí un grito de advertencia, de Bella, que llego demasiado tarde… pues de pronto tenia a toda la familia de Bella y a la mía en el baño. Creo que a Emmett se le olvido poner el seguro. La escena no era del todo comprensible, pues Emmett estaba arrodillado ante mí, yo me afirmaba de su hombro y Emmett tenía una de sus manos en la cremallera de mi pantalón y la otra llena de lubricante. Eso sí que se veía raro…
- ¿Que se supone que hace mi hijo de rodillas ante el novio de mi hija tomándole… eso?- chillo Charlie
- ¡Emmett!… ¿porque le estás poniendo lubricante en el pene a mi hermano? – chillo Rosalie, enfurecida – Y de donde sacaste eso… ¿lo sacaste de mi bolso?
¡Ay mierda! Esto iba a ser muy, pero muy difícil de explicar…
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jajajajajajajajajajajajjaajajajajajajajajajajaja me meooooooooo de la risa jajajajajajaja pobre ed vale jijijijijijijiji XD
ahora como explicaran esa situacion embarazosa???
quien sera el hombre que miro ed al salir del hospital, sera phil???
espero que les haya gustado el cap chicas!!! =D
saludos a todas
no se les olvide comentar y puntear jijijijijijijiji ;)
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