Bella POV
Desperté temprano con solo una idea en mente: hablar con Alice. Ese sería mi primer paso para hacer un cambio en mi vida. Pero uno real, ya estaba cansada de toda la porquería que me rodeaba. Además siempre podía contar con Emmett. Es increíble lo que te puede ayudar la familia.
Me vestí y me arregle dispuesta a asumir lo que fuera necesario, pero una cosa era clara: Alice tendría que escucharme.
Emmett me sonrió apoyándome mientras yo subía a mi coche y partí rumbo en dirección a la casa de Edward. Esto era matar dos pájaros de una sola pedrada. La idea era hablar con Alice y luego con Edward. Poder decir lo que llevaba dentro y sincerarme era el primer paso para asegurar que todo avanzara conforme a lo planeado.
Cuando finalmente llegue a la casa de Edward un nudo se me formo en el estomago. Estaba nerviosa. La última vez que había estado por allí había sido hace seis meses, cuando pase en búsqueda de Edward para llevarlo a mi casa…
Mire y respire con fuerza. Alice no sabía que estaría acá, pero esa era la idea. Si la ponía de sobre aviso, sabia por demás que ella se negaría a hablar conmigo como lo había hecho por meses. No le daría esa oportunidad esta vez. Así que con una fuerza que ni yo misma me conocía, me decidí y llame a la casa de Edward.
Una hermosa mujer que identifique como la madre de Edward, me abrió la puerta. Eran muy parecidos. El corazón me dio un brinco.
- Disculpe por haber venido sin anunciarme- le dije – pero sé que Alice Brandon se encuentra en esta casa…. Creo que esta con su hijo Jasper
Respiré profundo mientras la mujer me miraba con interés. Que templanza la mía, en realidad es que estaba asombrada de mi misma. Luego una autentica sonrisa se dibujo en su rostro.
- ¿Tú debes ser Isabella verdad? – me dijo ella.
Vaya, no sabía hasta que punto era bueno ser reconocida de inmediato. Eso podía tener múltiples interpretaciones. Quizás todo mundo se la pasaba hablando pestes de mi de tal modo, que ya todos me conocieran. O quizás podía ser lo contrario, aunque lo dudaba. También existía la opción de que Edward le hubiese hablado algo de mi… esa opción me gustaba mas, aunque si le había contado TODO, quizás la mujer debería odiarme.
- Si – dije con cierta timidez
- He oído mucho de ti- me dijo finalmente.
- Espero que no haya sido nada demasiado malo- comente, algo asustada
Ella solo sonrió y me hizo pasar. La casa era agradable, con una decoración hermosa a pesar de no ser muy grande. Se sentía el calor de hogar que en la mía no existía. Eso era envidiable.
- Iré por Alice- dijo ella, como quien habla de un hijo. Alice debía haber llegado a encajar muy bien en esta casa.
Me quede un momento a solas en la sala y mire la decoración. Divina. Mis ojos volaron a unas fotos de Edward, en donde salía con su antigua forma de vestir y peinar, abrazando a sus hermanos. Se veía feliz y radiante. No como era ahora. Me propuse que esa sonrisa debía volver a su rostro alguna vez.
De pronto, siento un chillido agudo a mis espaldas que yo conocía muy bien… me sonreí por los recuerdos
- ¿Bella? – fue lo primero que escuche luego del gritito
- Alice – dije, dándome la vuelta y enfrentándola.
Oh, vaya. Si que esta chica se veía bien. Increíble. Sea lo que sea que hubiese sucedido con ella, era evidente que le beneficiaba muchísimo. Ella estaba hermosa, siempre lo había sido, pero antes yo no tenía mucho tiempo ni interés en destacar al resto del mundo. Solo a mí misma. Es increíble lo que sucede cuando abres un poco los ojos.
- ¿Pero qué es lo que haces aquí? – pregunto ella, con un chillido de nuevo.
Yo la mire y no estaba segura de su reacción. ¿Sería que en unos segundos ella me jalaba por los pelos y me lanzaba de una patada a la calle? Últimamente no sabía ni que pensar, y dentro de todas las opciones eso no parecía tan terrible. Quizás si luego de eso ya me hablaba…
- Necesito hablar contigo, Alice, por favor… - le urgí- y quiero que esta vez me escuches, nada más que eso. Te lo ruego Alice, escúchame.
Ella me quedo mirando como si hubiese visto un fantasma.
- Es que no puedo creerlo… tu nunca intentaste hablar antes conmigo así… ¿y esas pintas Bella…? Pregunto algo contrariada- Creo que antes tu gusto de la moda era un poco extremo, pero esto es… ¡te ves demasiado simple!
Me reí de buena gana de la apreciación de Alice. De entre todas las mujeres del mundo, ella era la primera a la que se le ocurriría partir una conversación con un decálogo sobre moda.
Luego de eso, la vi revolverse un poco inquieta.
- Yo no sé qué es lo que tengamos que hablar… - dijo Alice
- Muchas cosas. Ya era tiempo que lo hiciera. Si tienes tiempo, tratare de explicarte algunas cosas. Sé que no soy nadie para pedir tu comprensión, luego de no escucharte jamás con respecto a nada. Estoy consciente de ello. Pero estaba digamos… bastante perdida. Ahora que mi mente esta menos enfebrecida – me reí de mi misma- puedo decirte que desde mi última actuación genial, estoy sola y arrepentida… ¡nunca me di cuenta lo mucho que te quería hasta que te perdí como amiga!
- En realidad tú piensas que éramos amigas Bella- me pregunto con algo de frialdad- Que yo recuerde, según tus palabras, todas éramos unas zorras malditas que te seguíamos para estar bajo tu sombra… Nadie valía mucho para ti
Moví la cabeza en signo de afirmación. Ella tenía razón. Jamás demostré ningún sentimiento especial por nadie y era justo que mis palabras ahora no tuvieran lógica para Alice.
- Sé que esto ha de ser extraño- insistí- pero hay muchas cosas que han cambiado en este tiempo… yo ya no soy la misma. El problema es que al parecer, el daño que yo he causado era bastante más profundo de lo que creí al principio.
- Ni que lo digas. Yo en realidad te estimaba Bella… es solo que… antes que tú me di cuenta de que el camino a que llevábamos no era más que una locura. Me di cuenta cuando empezaste con toda la locura de Ed… - me miro – y yo te pedí que lo dejaras pero no me escuchaste. Luego paso todo aquello… yo no fui capaz de ver como destrozabas a ese chico…
La mire algo afectada. En realidad era bastante difícil pedir perdón por una vida de errores, y más aun esperar a que te perdonaran así a la primera. Y tenía razón sobre Edward. Eso ni hablar.
- Bueno, creo que todo esto no es más que la justicia que tarde o temprano debía llegar. No te voy a insistir en que seas mi amiga, ni tampoco en que me perdones… eso debes sentirlo tú en tu corazón. Pero me gustaría que conversáramos un poco, que me dieras la oportunidad de demostrarte que ya no soy la misma de antes…
La vi reírse ante lo que yo decía y no supe como tomar eso… Sería que no me creía o que se burlaba de mí… un pequeño sentimiento de rabia comenzó a aparecer, pero lo deseche con rapidez. Debía aceptarlo. Lo que fuera. Todo esto no eran más que las consecuencias de mis actos.
- ¡Mira Bella que lio estas hecha!- me dijo al fin- es increíble, pero Increíble – remarco esa palabra – que estés tú acá, hablándome de esa manera tan afectada… ¡no es necesario! Yo he sido tanto o más culpable que tú en esto. Mi único punto a favor es que yo me di cuenta antes, pero no soy nadie para juzgar a la gente… menos aun a ti. Y si, es verdad, no sé si podamos ser amigas alguna vez… pero ¡no importa! El hecho de que hayas venido hasta acá y te hayas decidido a hablarme es algo que ni yo hubiese sido capaz de hacer. Eso es algo valorable. Te agradezco que lo hicieras.
- Gracias Alice, yo
- Nada de gracias. Igual sigues siendo una zorra
La mire asombrada mientras mi cara debía de ser un poema. Ella rápidamente lanzo una risa ahogada, mientras me daba un codazo en las costillas
- Mira nada más que cara has puesto… ¡es una broma, pendeja!
Me reí con algo de alivio. En realidad que me había asustado. La mire y desee que alguna día pudiéramos ser amigas en realidad. No iba a presionar las cosas, pero esto era mucho mejor de lo que esperaba.
- Bueno- me dijo finalmente- Ni creas que voy a pensar que estas acá solo para besarme el culo- rio – así que… ¿me dirás a quién realmente vienes a ver?
Me reí algo nerviosa. Últimamente era sumamente evidente y no conseguía engañar a nadie.
- ¿Tanto se nota? – decidí preguntar.
- Hace mucho tiempo que se nota Bella. Al menos yo lo supe desde que te vi ese día tratar de seguir a Ed… tu nunca habías tenido a nadie que te rechazara y era lógico que te remecería el piso… pero si hubieras visto tus ojos… tu ya estabas perdida para ese entonces. Me asombra ver que te diste cuenta, aunque te tardaste bastante
- Bueno si… yo soy una tonta… pero ahora que lo sé, me gustaría hacer algo…
- Edward no va a volver contigo Bella – me dijo tajante
Vaya. Que sincera.
- Supongo que no, aunque no negare que me gustaría haber tenido oportunidad de que las cosas fuesen distintas- murmure- Pero por ahora esa no es mi intención. Solo quiero arreglar las cosas y ver si podemos ser amigos. No es que lo desee – le dije al ver su cara de WTF – pero es al menos un pequeño paso… Yo solo deseo poder estar en paz con el, aunque sea de esa forma…
- Tu sí que estas mal de la cabeza- me sentencio Alice- ¿No deberías luchar por el o algo así…?
- Me gustaría contarte todo más a fondo Alice le dije – pero te aseguro de que mi vida turbia tiene un origen aun mas turbio. No es algo en lo que quiera ver a Edward inmiscuido. Lo quiero demasiado como para permitir que manche su vida con mis aberraciones. El no se merece eso
Alice me miro con los ojos como platos
- Ahora bien – me dijo saltando sobre mi y apretándome con suavidad el cuello, como si quisiera ahorcarme - ¿Quién eres tú y que hiciste con Isabella Swan?
Me reí de su broma. En realidad las palabras me salían casi sin pensarlo mucho, yo no hablaba, hablaba el corazón. Por primera vez estaba siendo cien por ciento sincera.
- Alice yo lo amo – dije para que no quedara ninguna duda. Y no es mi intención volver su vida de cabeza. Me vuelvo loca por lanzarme sobre él, pero por ahora, su felicidad esta primero. El no sería feliz conmigo
- Mmmm – me dijo – yo creo que eso debería decidirlo él, ¿no crees?
Para variar, Alice tenía razón. En toda mi locura, estaba anteponiendo mis decisiones a las suyas.
- Creo que tienes razón – le dije - ¿Tu qué crees que debería hacer? Me atreví a preguntar
Ella sonrió, como si estuviese feliz de que le hubiese finalmente preguntado. Se sentó mas cerca y me tomo un mechón de cabello
- Debes hablar con él- dijo ella- dile lo que sientes, abre tu corazón. Se sincera. Explícale con calma, como lo has hecho conmigo- me dijo- Aunque si hay algo mas turbio, creo que también debieses decírselo. Déjalo que él decida. Así tendrás tu conciencia tranquila y sabrás que las cosas que hiciste fueron las correctas.
- ¿Tú crees? – le dije algo dudosa
- Bella, ese hombre ha estado como loco desde que te vio de nuevo- me dijo – tú no sabes lo que yo sé, así que deja de dudarlo- Aunque tampoco te emociones, porque sé que él la ha pasado muy mal… así que déjalo respirar. Dile lo que sientes y deja que las cosas caigan por su propio peso. Hay un dicho muy sabio por ahí que reza: Si amas algo, déjalo libre. Si vuelve, es tuyo. Si no, es porque nunca lo fue.
Mire a Alice asombrada. ¿Es que ella siempre había sido así o también estaba muy cambiada?
- No te conocía esa faceta Alice- le dije – creo que tu corazón está contento
Ella sonrió satisfecha.
- Jasper es lo mejor que pudo pasarme. El es especial ¿sabes? Es como si fuese mi alma gemela, algo que siempre estuve esperando… creo que siempre lo supe. El saca lo mejor de mí…. Es un ser excepcional
- ¿Lo amas? – me atreví a preguntar
- ¿Y eso a ti que te importa? – me chillo, riendo – Ahora estamos hablando de ti, no de mi… Además quiero que sepas que no está disponible – me dijo seria – ya supe lo de tu desliz con él en Phoenix. Ahora es mío y yo luchare por el si es preciso…
Vaya con esta chica. Si que era de armas tomar.
- Eso es pasado – le dije – y no te preocupes, no pienso involucrarme en tus relaciones… lamento lo que sucedió con Jasper también. Creo que es alguien con quién debería conversar también…
- Si – dijo Alice, entrecerrando los ojos – deberías hacerlo, pero por ahora debieras hablar con Edward… creo que es lo primero.
- ¿El se encuentra…?- pregunté esperanzada
- Esta dormido aun. No se ha levantado. Vamos, te llevo a su habitación
- Alice… no sé si será correcto… - le argumente, recordando a su madre y todo eso…
- ¡Ya cállate pendeja, deja de ser tan remilgada! – me chillo – Habla con él y ya. ¿No es como si vayan a hacer algo malo por ahí o no?
Me reí de la broma tonta de Alice. Como la había extrañado.
Estábamos frente a la habitación de Edward y por un segundo dude. Alice vio mi cara de duda.
- Nada de dudas acá. Ya estás aquí, ahora a conversar. Y lo harás en seguida, antes de que cambies de parecer…
- Alice, no se quizás… ¿deberíamos tocar primero...?
- Dale una sorpresa anda… me dijo- estará feliz de verte
Dicho esto, Alice entro casi empujándome dentro de la habitación de Edward. Lo vi. Allí estaba el, de pie al lado de su cama, con poca ropa… se veía hermoso. Era como una visión celestial. Pero había algo malo en la visión. Un ángel así no podía tener esa cara de horror. Quizás no había sido tan buena idea venir…
Y entonces, la vi.
Reconocería ese cabello en cualquier sitio. Sabía antes de mirar dos veces lo que había ocurrido. Fue inevitable que mi corazón se crispara, adolorido.
- Edward – se escapo de mis labios, casi sin pensarlo
- Isabella- escuche que dijo él, mirándome
De pronto, una furia incontenible se me subió por el estomago. Pero no era por él. Jamás podría odiarlo. Además, aunque costase admitirlo, estaba en su derecho. Mi odio iba por otro lado. Tanya. Esa maldita resbalosa. Debí haberlo sospechado. La vi revolverse inquieta y tratar de buscar su ropa. Quería morderle el cuello, peo yo no tenía derecho. Tuve que tragarme mi propio veneno y hablar de una vez
- Solo necesitaba que habláramos- dije tratando de que mi voz sonara firme y mirando a Edward fijamente- Pero veo que estas indispuesto… yo lamento la interrupción- lo mire de nuevo y sentí ese dolor lacerante en el pecho - en cuanto estés disponible te espero… disculpa
Salí huyendo de allí como alma que lleva el diablo. Ni siquiera me percaté de que es lo que habrá hecho Alice, pero pronto la tuve a mi lado, con rostro preocupado.
- No es nada Alice – le mentí – solo lo esperare afuera… creo que es lo mejor…
- Bella- escuche decir a Alice…
- No – dije cortándola – estoy bien, en serio… lo esperare en la sala
Me senté como pude en la sala y trate de componerme. Respire a mil por minuto, tratando de contener las lágrimas traicioneras. No podía llorar. Tenía que ser fuerte. Esto era por mi causa. "Tú querías un monstruo, ahí lo tienes. Es tu creación… Nada más ni nada menos de lo que deseabas." Pensé para mis adentros. Así que a asumir mis actos, aunque doliera como nada en este mundo. De pronto comprendí tan bien a Edward cuando me vio aquel día con Jacob, que me sentí peor si eso era posible. Me merecía cada segundo. Y no huiría de esto. Lo enfrentaría.
Lo vi aparecer algo alterado, vestido con una linda camisa negra y pantalones oscuros. Me puse de pie tratando de no mostrar muchas emociones y salí a la entrada. Esto era algo que no debía escuchar nadie más que nosotros.
- Isabella- lo escuche decir, mientras se acercaba a mí.
Un aroma conocido me llego de golpe y reconocí el perfume de Tanya. Sin querer, se me revolvió el estomago. Me dolió tanto ese pequeño detalle, que no pude evitar que un poco de veneno destilara por mis labios
- Hueles a ella – me escuche decir, mientras retrocedía un paso. No debí decir eso.
Me arrepentí al momento de decirlo, pero ya era tarde. Tenía que contener mis emociones. Eso no era su culpa, era mía. Toda mía. Me repetí mentalmente. Me pase una mano por el cabello y respiré hondo antes de continuar.
- Tan solo quería explicarte – le dije- que no has tenido la culpa de nada sobre lo que sucedió anoche… cuando fuiste a mi casa.
Mi mente voló a esa noche. Si no hubiese sido por mi problema con lo del sexo y todas mis frustraciones con lo de dominar y ser dominada, probablemente la que hubiese despertado en su cama no sería Tanya. Hubiese sido yo, Maldita sea. Quizás las cosas se hubiesen arreglado, aunque no era seguro. Decidí no pensar más en esa posibilidad.
- No… Isabella…- trato de decirme. Pero no lo deje hablar. La que debía las explicaciones era yo, no él.
- Déjame hablar por favor – le pedí
Mi corazón estaba al borde del colapso, adolorido. Trate de no mostrar demasiado lo que sentía, tenía que cumplir mi cometido.
- Solo quería que supieras que no quiero pelear ni discutir mas contigo- dije- solo quiero que veamos la opción de ser amigos. Nuestras familias están un poco unidas… tu sabes… Emmett y Rosalie…
Lo vi asentir, pero no entendía nada lo que yo decía. Es probable que pensara que se me había zafado un tornillo. Es verdad que en mi fuero interno quisiera gritar y chillar hasta quedarme sin aliento, pero no podía… eso lo hubiese hecho la antigua Isabella, no la nueva. Yo quería mejorar. Yo quería ser mejor. Aunque el corazón me doliera.
- Así es que…-le dije sonriendo- solo piénsalo. Nosotros podemos llevarnos mejor, por el bien de los chicos… puede que hasta terminemos siendo familia… claro que no nosotros, por supuesto… me refiero a mi hermano y la tuya…
Me golpee mentalmente por dejar fluir un poco mis pensamientos Familiares. El y yo… ¡rayos! Mi lengua me traicionaba… Me reí con tristeza.
Lo vi acercarse un poco y mirarme.
- Isabella… por favor… yo te…
- Pero no lo deje continuar. Si decía eso, todo se derrumbaría. No podía escucharlo decir eso ahora. Lo quería con toda mi alma, pero eso lo amarraría a mí. No deseaba eso. Tenía que ser cuando el corazón libre y sin culpas lo sintiese y lo gritara. Ahora, luego de tantos errores y con nuestros corazones con dolor no era el momento. Además, si lo decía, yo me perdería en sus brazos y lo arrastraría conmigo, hacia su perdición.
- No lo digas- le corte- por favor, no lo digas. No lo soportaría.
Vi como mis palabras le dolieron. Por un momento desee mandar la compostura y lo correcto al diablo y solo perderme en sus brazos, decirle que la olvidara a ella y que yo podría darle lo que quisiera… pero eran sus elecciones y yo no era nadie para cambiarlas.
- Yo- dije luego, tratando de romper el silencio incomodo-… no quise interrumpir lo de Tanya y tu… lo siento… -le dije, realmente avergonzada…- no volverá a ocurrir
- Bella – me dijo despacio
Los recuerdos me golpearon con fuerza. El no me decía así desde… hacía tiempo. Mi nombre sonaba tan hermoso en sus labios rojos… No me cansaría jamás de escucharlo. Pero no podía hacerme ilusiones. Tenía que dejar mi corazón en paz
- Esto jamás hubiera resultado Edward – le dije, tratando de controlar mi voz- Tú lo sabes, yo lo sé. Es mejor que estas cosas hayan ocurrido así…
Ni yo misma me creía las palabras, pero tenía que decirlas. Lo que fuese por darle la libertad a él… y su felicidad antes que todo. Antes que nada.
Luego y para mi sorpresa, el me abrazo. Por un segundo quise retirarme, pero mi cuerpo no respondió. Deje que el tiempo transcurriera lento entre sus brazos, luchando contra las lágrimas. No quería separarme de él, pero debía hacerlo.
- ¿Seremos amigos? – me atrevía a preguntar. Tenía que saberlo.
- No puedo ser tu amigo – me dijo
Yo suspire algo decepcionada. Supongo que no sería tan sencillo como llegar y empezar a ser amigos de buenas a primeras. En el fondo lo sabía, pero valía la pena intentarlo. Habría que darle tiempo al tiempo
- Está bien- susurre - lo entiendo… yo… lamento todo el daño que te hice… fui una mala persona…
Eso era algo importante que decir. Y no había sido mala persona, había sido pésima. La peor de todas. Y el aun así estaba allí, escuchándome. Y como siempre, el me sorprendió con sus palabras
- No lo fuiste. Jamás lo has sido. Solo eres tú.
Se me escapó un suspiro al oírlo. Era tan sublime y tan perfecto que eso me demostraba lo inalcanzable que era para mí. Ahora, ya no podía continuar cerca de él o me doblegaría. Debía irme o todo lo avanzado se iría por el caño. Me separe de Edward sin ningún ánimo.
- Yo… tengo que hacer- dije - Debo irme.
- No te vayas – me suplico. El corazón se me encogió
- Es preciso- dije casi con un hilo de voz y sin mirarlo. Si lo miraba, caería.
La cabeza me daba vueltas y no entendía lo que aquí pasaba. Me enfurecí de pronto por todo. Por mí. Por Tanya. Por él y su amor tan inalcanzable. La pregunta me broto casi sin pensarlo, pero ya era tarde cuando supe lo que dije. Tenía la vaga esperanza de que todo no fuese más que un mal sueño.
- ¿Porque te acostaste con ella?
Y no era una recriminación. Solo necesitaba saber por qué, que era lo que ella le había dado. Quizás fuese masoquista, pero el amor es masoquista. Y yo estaba perdidamente enamorada y necesitaba escucharlo de sus labios. Aunque se me desgarrase el corazón.
- Porque soy un maldito pendejo – lo escuche decir.
Hubiese querido escuchar cualquier otra cosa. Que no era verdad. Que lo habían obligado (ridículo, pero vale) Que no había querido hacerlo o no se… alguna excusa. Pero él no se excuso. Como siempre, se culpo a sí mismo. Mis labios hablaron sin que lo pensara otra vez
- Pensé que me dirías que no lo habías hecho –dije, casi en un susurro. No supe si me escucho. Me dolió el pecho otra vez. Nunca debí preguntarle nada. Pero seguí hablando. ¿No debería quejarme, verdad? al fin y al cabo eres lo que yo buscaba. Ni más ni menos, con la simple diferencia de que pensé que terminarías siendo para mí. No lo fuiste. Sé que yo me lo busque, pero hubiese deseado que al menos tuviésemos una oportunidad… o algo… Ahora ya es demasiado tarde. Vete con Tanya. Ella es una maldita tanto o más que yo. Ten cuidado. Solo espero que tu novia no salga herida de todo esto.
No tenía control sobre mi lengua. Tenía todo tan claro y ahora la estaba cagando de nuevo. El veneno que llevaba en mi interior se comenzó a deslizar por mi lengua sin que tuviese control. Estaba perdiendo todo mi autocontrol de nuevo.
- Tu bien sabes que no tengo novia. No podría tenerla – me dijo, con cierto timbre de molestia. No lo culpaba.
- Bueno, novias no, ¿pero si amantes? Que interesante-dije con ironía
Estúpida. Mil veces estúpida. Pero ¿Qué demonios me pasaba? Después de todo el esfuerzo y todo el autocontrol, ahora estaba actuando como una noviecita celosa e imbécil. Felicidades Isabella te acabas de ganar el premio a la pendeja del siglo.
- Yo hubiese querido que fueras tú…
Escuche esas palabras, pero no me creía que las hubiese oído. ¿En realidad había dicho eso? Lo mire asombrada, confusa y… quise besarlo. Abrazarlo y adorarlo por lo que acababa de decir. Pero eso hubiese sido la guinda del pastel.
- Eso no es una excusa y lo sabes. De nada vale. Por favor no hables algo así, me descompone. Yo misma he dado esas excusas y no son más que eso. Excusas. No las quiero.
Trate de que no sonara como si estuviese celosa, sino más bien como que en realidad yo no era nadie para que el tuviese que darme explicaciones. Pero evidentemente, no lo conseguí. Seguía pareciendo una mujer herida. Y lo era, pero no quería que se notara. Ya era tarde de todas maneras.
- Bella – me dijo de nuevo. No, esto no estaba bien. Estaba naufrageando. Debía marcharme.
- Adiós Edward. Espero que esta vez sí podamos hacer las cosas bien. Yo… prefiero tenerte como amigo a no tenerte en absoluto. Aunque me queme en el intento
Prácticamente hui de allí. Ya se me estaba haciendo una rutina esto de huir de Edward. Me sentí mal y en la mitad del camino tuve que detenerme a vomitar. Asqueroso.
Me salí del coche y fume un cigarrillo para quitarme el mal sabor de boca. Era increíble cómo me descomponía a nivel físico. Un lagrima rodo por mi mejilla, luego otra más. Me sentí un poco mejor al llorar por lo que continué haciéndolo. Llore hasta que el dolor en el pecho fue menos, pero seguía existiendo. Me comportaba como una tonta cada vez que estaba cerca de Edward.
No sabía si sería capaz de seguir con mi postura de mujer fuerte súper amiga de Edward. Podría estar con el más seguido y eso, pero no sería capaz de soportar ver como hacia su vida lejos de mí. Era egoísta, lo sé, pero no podía evitarlo. Lo amaba y deseaba estar con él, tanto como alejarlo para que no sufriese daño. Estaba en una maldita encrucijada.
Suspire y apague el cigarrillo, caminando de nuevo hasta mi coche.
Estaba a punto de abrir la puerta, cuando una voz muy familiar me hizo saltar.
- Isabella – escuche que me decían
Me di la vuelta y no podía creer lo que veían mis ojos
- ¿Qué rayos haces aquí? – pregunte, mientras me sonreían.
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que tal el cap chikas???
que finoo ya bella y alice volvieron hacer mejores amigas =D
la cuestion ahora es con edward..! pobre bella
verlo asi con tanya en su cama, comprendio el dolor que sintio el aquella noche..!
pero sera cierto que tanya y el se acostaron o no???
uds que creen?? se los dejo de tarea jijijiji
que hara ahora edward para recuperar a bella..!
lo ayudaran???
con quien se habra encontrado bella???
mucho mas en el proximo cap..!
espero que les haya gustado..!
saludos a todas..!
PD: si comentan bastant subire mas caps..! jejejeje cuidense
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