Edward POV
Tuve que salir huyendo, porque yo mismo no me creía el tipo muy ruin y canalla que había sido. Primero, no tenía nada que ir a hacer a la casa de Isabella a las tres de la madrugada. Segundo, antes de tomar hay que preguntar… y tercero, quien me manda a pensar con los jodidos pantalones. Había pasado de ser un chico normal y corriente, que amaba las matemáticas a un obseso- compulsivo psicosexual. Andaba pensando en sexo todo el puto día, pero no en cualquier sexo: sexo con ella.
Pero como mierda se le ocurre a ella salir en esas pintas a verme… No es que me lo hubiese hecho fácil tampoco…y yo quien me creo tomándola con esa furia…
Mi mente traicionera no podía sino pensar en sus piernas, sus labios, sus ojos… Algo había cambiado, estaba seguro de que en otras circunstancias Isabella me hubiese prácticamente violado… y ahora… me había llevado un buen golpe.
¿Pero que le pasaba? Mis manos se crisparon sobre el volante. Seguro es que yo le causo repulsión. Cualquier otro podría tomarla, pero yo no. El estúpido Edward se tiene que conformar con besar el suelo que ella pisa…
Maldije internamente. ¿Ella no quería a un tipo que la mereciera? ¿Ella no quería a un tipo que la tomara y le hiciese el amor como loco? ¿No era eso…? ¿Y porque podía ser cualquiera menos yo? Maldita Isabella.
Estaba viendo rojo de nuevo y frene con brusquedad cuando vi un bar abierto. Entre a él sin pensarlo mucho, y pedí un trago
- Whisky por favor, sin hielo
Luego de repetir esa frase unas siete veces, ya no estaba con mi cabeza muy bien puesta sobre los hombros. Sentía que el mundo estaba un poco mas en orden y que el pecho me dolía menos. Si podía ahogar lo que sentía en alcohol lo haría gustoso hasta que me diera cirrosis. Pero me temía que la solución no era tan sencilla. Además existían los trasplantes de hígado de todos modos.
Estaba en mi octavo vaso cuando una voz sedosa que yo recordaba bien me llamo la atención.
- ¡Pero si es el lindo de Edward Cullen! - ronroneo
Tanya. Claro. Esto solo para rematar.
- Tanya – escupí el nombre – No es hora de gárgolas. A esta hora debieras estar convertida en piedra o volando en una puta escoba… bruja.
- ¡Qué amable! ¡Yo también me alegro de verte…! – rio
- No estoy de humor- advertí- preferiría estar solo
- ¿Isabella verdad? – pregunto mirándome fijo
Parece que además de imbécil era un puto evidente. Se me notaba a leguas que Isabella me traía arrastrando de los pelos. Condenadas brujas.
- Vete Tanya – musite
- Sabes cariño… no creo que debieras perder el tiempo sufriendo por ella… es mi amiga, pero te aseguro que no es mujer para ti. Ella solo quería entretenerse contigo y seguro lo consiguió…
- ¡Mira quien habla…!- le dije, molesto – el diablo vendiendo cruces…
- Reconozco que yo también caí en su juego… pero vamos, yo también he sido una víctima…
- No te veías sufriendo cuando los encontré… le gruñí al recordar la escena- Así que por favor no te hagas la inocente en frente de mi. Es totalmente innecesario.
Ella hizo un puchero fingido y bebió de mi copa. Se estremeció.
- Creo que tú deberías tratar de olvidarla de alguna forma… dijo, acercándose insinuante- ¿Por qué no te vas conmigo y retomamos en donde nos quedamos esa vez en casa de Isabella?
Me reí ante la osadía de esta mujer. ¿Es que todas eran iguales?
- No gracias – le dije bebiendo otro poco de mi vaso – No tengo intenciones de terminar convertido en un maldito sapo.
- Oh vamos… la estábamos pasando tan bien… yo creo que deberías probar otras opciones… si no te gusta, siempre puedes intentar volver con ella…
Esta mujer era el demonio. O más bien otro demonio. Con razón eran amigas. Me reí como estúpido y respire hondo.
- No estoy bien Tanya… le dije molesto- solo deseo ir a dormir… así que si no te importa…
- Te acompañare con un trago mas y me iré… ¿ok? De todas maneras yo también pensaba irme pronto...
Alcé los hombros desinteresado. Me daba lo mismo si se quedaba allí toda la noche o se iba a su casa. Yo terminaría mi copa y me iría por donde vine… si es que encontraba el camino… todo se estaba moviendo mucho…
Por supuesto, ella no se fue. No estoy seguro en qué momento estaba ayudando a cargarme hasta mi coche, mientras yo balbuceaba incoherencias.
No conduje a casa. En realidad con suerte me podía tener de pie. Ella me llevo y mientras descendíamos del coche y me hacia entrar a casa, yo recordaba a Isabella… de hecho, la miraba y no veía a Tanya, la veía a ella… a mi Isabella…
- Isabella- decía con un hilo de voz
- Shhhh Edward, vas a despertar a todo el mundo – me respondía la voz sedosa
- No me importa, yo te amo… te amo y yo… no me importa que no me quieras… yo no puedo vivir sin ti… - lloriqueaba
- Yo sé eso Edward. Todos lo saben – me decía la voz
- Isabella… no te vayas, quédate conmigo… te necesito – murmuraba, inconexo- No me dejes, por favor…- casi lloraba
- No me iré…
- ¿Isabella? – pregunté dudoso
- Seré quien tú quieras amor….
Luego, todo fue negro.
Cuando desperté al día siguiente un dolor de cabeza insoportable me tenía el cerebro dividido en dos. Me dolía tanto que apenas y podía mantener los ojos abiertos. Maldije por lo bajo.
No recordaba cómo había llegado a mi cama, pero al menos estaba en ella. Genial, seguro había despertado a todo el mundo. Un escalofrío me recorrió la espalda al imaginarme que hubiese ido a la casa de Isabella a hacer algún escándalo. No recordaba mucho… algunas imágenes… el bar…
Tanya.
Me senté en la cama de golpe cuando oí algunas voces fuera de mi habitación. Alguien hablaba y reía y reconocí la voz de Alice. Fue entonces cuando se me ocurrió mirar a mi costado…
- ¡Puta madre!– se me escapo en forma poco amable
A mi costado, dormida, desnuda y con el cabello revuelto, estaba Tanya.
- ¡No puede ser… no puede ser…!- mi mente adolorida trataba en vano de recordar en que momento había metido a Tanya a mi cama. O en qué momento había hecho algo mas… no podía recordarlo.
Ella se movió, quejándose un poco, mientras removía las sabanas.
Yo estaba horrorizado. Además de no recordar, hubiese jurado que escuchaba la risa de Isabella fuera de mi habitación
- Tranquilo Edward estas alucinando- me dije a mi mismo, mientras trataba de buscar algo de ropa con mi mirada.
Dios debía odiarme mucho. Estaba convencido de esto. Porque cuando me puse de pie para buscar mi ropa, la puerta de mi habitación se abrió de golpe y en un segundo tenía a Alice e Isabella plantadas en mi habitación. Esto no podía ser putamente cierto. Que mierda estaba haciendo Isabella en mi habitación y con Alice… algo debí de haberme perdido. Quería que la tierra me tragase por completo.
Mis labios se sellaron por el terror y mis ojos volaron a los dos hermosos orbes chocolate de mi Isabella… por un momento fui testigo del dolor que curso por su mirada. La vi y sentí que el aire se escapo de mis pulmones. Fue inmenso. Fue mi culpa.
El rostro de Alice volaba del mío a mi cama, mientras Tanya se incorporaba enrollada en la sabana. Podría haber seguido durmiendo al menos, lo único que hizo fue empeorar las cosas.
- Edward – escuche pronunciar mi nombre de sus labios temblorosos.
- Isabella – masculle yo, mareado por la vergüenza y con un dolor en el estomago causado quien sabe por qué. Apenas si podía hablar.
Pero rápidamente sus ojos se endurecieron y el dolor en ellos desapareció. Fue reemplazado por un odio completo y absoluto, mientras insistentemente se fijaba en Tanya, que trataba inútilmente de buscar su ropa regada por el suelo.
- Solo necesitaba que habláramos- dijo con voz fría- Pero veo que estas indispuesto… yo lamento la interrupción- volvió a mirarme y fue como si me atravesara un puñal de hielo el corazón- en cuanto estés disponible te espero… disculpa
Y tan rápido como había entrado, salió de allí. Alice me quedo mirando con cara decepcionada, mientras seguía a Isabella.
- Por favor, no te tardes- me dijo, y oí el veneno en su voz
Mierda, mierda, mierda. Esto no podía ser. Ella había venido a hablar conmigo y me encontraba enredado en la cama con Tanya. Si tenía alguna esperanza, ahora estaba sepultada. Edward Cullen eres oficialmente el pendejo más grande de la historia.
- Necesito que salgas de aquí Tanya, por favor- masculle
- Edward, yo…- trato de explicarse, pero sinceramente no deseaba escuchar nada.
- Por favor… después hablaremos de esto, solo… necesito que te vistas y te vayas
Estaba siendo bastante grosero, pero lo último que deseaba era ser agradable. Solo quería que ella desapareciese como un mal sueño. Pero eso no ocurriría. Tendría que enfrentarme con el peso de mis actos.
Ella no hablo más y rápidamente entro al baño, con un manojo de ropa en sus manos.
Maldiciendo, busque un cambio de ropa y me vestí apresurado. Ni siquiera me peine o algo, pues deseaba con urgencia hablar con Isabella. Sabía que era una causa perdida antes de cualquier cosa, pero necesitaba explicarle…
"Y que le vas a explicar cabrón" me decía a mí mismo "Lo siento Isabella, pero estoy tan enamorado de ti que me acosté con Tanya" maldito. Yo no tenía arreglo. Era un jodido imbécil y me merecía todo lo que me pasara.
Cuando finalmente llegue al salón, Isabella se puso de pie para salir a la entrada. No se veía alterada y eso me dio más pánico aun. Esto no podía ser bueno.
- Isabella- dije, tratando de tomarla de un brazo.
- Hueles a ella – mascullo Isabella, entre dientes, retrocediendo.
No pude responder nada. Luego, ella se paso las manos por el cabello, como si tratara de componerse y hablo con voz serena. Demasiado para mi gusto.
- Tan solo quería explicarte – me dijo- que no has tenido la culpa de nada sobre lo que sucedió anoche… cuando fuiste a mi casa.
Eso si lo recordaba. Para variar, había sido un completo pendejo. Ya no era raro eso en mi.
- No… Isabella…- trate de explicarme
- Déjame hablar por favor – me dijo, mirándome.
Me quebró el alma con esa mirada. Podía volver a ver el dolor, pero estaba contenido. No se reflejaba en su voz. Ella se estaba tragando lo que sentía
- Solo quería que supieras que no quiero pelear ni discutir mas contigo- dijo- solo quiero que veamos la opción de ser amigos. Nuestras familias están un poco unidas… tu sabes… Emmett y Rosalie…
Asentí perplejo. ¿Por qué no me chillaba o golpeaba o hacia algo…? Esto no era la actitud que se esperaría, y solo me hacía sentir peor. O quizás no era la actitud que yo quería ver.
- Así es que… -me dijo, tratando de sonreír- solo piénsalo. Nosotros podemos llevarnos mejor, por el bien de los chicos… puede que hasta terminemos siendo familia… claro que no nosotros, por supuesto… me refiero a mi hermano y la tuya…
Ella rio tristemente con su broma. Yo no pude ni sonreír. Ella debía saber lo que yo sentía, lo que llevaba dentro… Tenia que decírselo. No podia más con toda esta angustia.
- Isabella… por favor… yo te…
- No lo digas- me corto- por favor, no lo digas. No lo soportaría.
Sus palabras terminaron por romperme el corazón. Como podía estarnos sucediendo esto.
- Yo- dijo ella luego.-… no quise interrumpir lo de Tanya y tu… lo siento… -me dijo avergonzada…- no volverá a ocurrir
- Bella – se me escapó en los labios
Vi como se estremeció… No había vuelto a decirle así desde que estuvimos juntos. Ambos lo sabíamos
- Esto jamás hubiera resultado Edward – me dijo con voz rasgada- Tú lo sabes, yo lo sé. Es mejor que estas cosas hayan ocurrido así…
Sin contenerme, la abrace. Ella ni siquiera trato de separarse de mí. La sentía destrozada. Me hubiese gustado decirle algo, verla sonreír. Pero no tenía una sola palabra que decir. Las explicaciones solo agravan la falta. Y la mía había sido muy grave.
- ¿Seremos amigos? – me pregunto separándose un poco de mi
- No puedo ser tu amigo- le dije. Y no mentía
- Está bien- susurró algo decepcionada- lo entiendo… yo… lamento todo el daño que te hice… fui una mala persona…
- No lo fuiste – le corregí – Jamás lo has sido. Solo eres tú.
Ella suspiro. Se termino de separar de mí y sentí que los ojos me picaban. Sentía que se me escurría entre los brazos sin haberla tenido jamás verdaderamente. Ella era mi vida y mi todo, y no sabía en qué punto las cosas se habían complicado tanto.
- Yo… tengo que hacer- dijo de pronto- Debo irme.
- No te vayas – suplique
- Es preciso – me dijo, sin mirarme
Luego de un momento en silencio, ella se volvió a mí con furia. Toda su aparente quietud se había disipado. Sentí dolor cuando se me acerco y su nariz se arrugo, sintiendo el aroma ajeno.
- ¿Porque te acostaste con ella? – pregunto temblorosa
La pregunta me tomo por sorpresa y me quede helado. No es que no la esperaba, pero sus cambios de humor me tenían consternado. Primero no decía nada, y quería ser mi amiga y ahora me pedía explicaciones. Me tense y no supe que decirle.
- Porque soy un maldito pendejo – fue lo único que se me ocurrió
Vi un dejo de decepción al escucharme.
- Pensé que me dirías que no lo habías hecho – murmuro con tristeza
La mire con una tristeza infinita. Sentía que en cualquier momento las lágrimas se me escurrirían por los ojos. Ella siguió atacando.
- ¿No debería quejarme, verdad? al fin y al cabo eres lo que yo buscaba. Ni más ni menos, con la simple diferencia de que pensé que terminarías siendo para mí. No lo fuiste. Sé que yo me lo busque, pero hubiese deseado que al menos tuviésemos una oportunidad… o algo… Ahora ya es demasiado tarde. Vete con Tanya. Ella es una maldita tanto o más que yo. Ten cuidado. Solo espero que tu novia no salga herida de todo esto.
- Tu bien sabes que no tengo novia. No podría tenerla - le recrimine
- Bueno, novias no, ¿pero si amantes? Que interesante- me dijo algo irónica.
- Yo hubiese querido que fueras tu… - susurré
La vi estremecerse ante mis palabras. Me miro con una mirada inexorable. Pero rápidamente se compuso y siguió hablando.
- Eso no es una excusa y lo sabes. De nada vale. Por favor no hables algo así, me descompone. Yo misma he dado esas excusas y no son más que eso. Excusas. No las quiero.
- Bella – intente por última vez. Pero no dio resultado.
- Adiós Edward. Espero que esta vez sí podamos hacer las cosas bien. Yo… prefiero tenerte como amigo a no tenerte en absoluto. Aunque me queme en el intento.
La vi alejarse y subir a su coche. Debía detenerla. Debía gritarle y decirle que todo no era más que un error. Que la amaba con mi vida y que nada cambiaría eso. Que mi cuerpo era solo suyo aunque mi mente la traicionara. Quería que me golpease o me dijese algo malvado e hiriente. Que me perdonara.
Pero no dijo nada. Me quede estático viendo como se alejaba – otra vez- mientras varios ojos me taladraban a mis espaldas, esperando mi reacción. Pero esa reacción no llego. No la tuve. En vez de eso, camine hasta la sala, en donde estaba Esme, mirándome con preocupación. Una vez que me tuvo en sus brazos, no lo resistí.
Llore amargamente, con lágrimas de sangre. Nunca en mi vida había llorado tanto. Esta vez era definitivo. La había perdido. Aun sin haberla tenido nunca. No había esperanza. Y esta vez, el culpable había sido yo. Había cavado mi propia tumba.
- Tú te lo buscaste Cullen – me dije a mi mismo, sumiéndome en la más negra de mis noches.
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que tal el cap chikas???
tanya si es una aprovechada argh como la odio :X
pobre bella vale ahora creo que ella entiende el dolor que sufrio edward cuando la vio con jacob y tanya aquella noche..!
pobre edward ahora cree que la perdio para siempre..! pero no sera x mucho tiempo, asi que descuiden chikas..! jejeje
espero que les haya gustado..!
saludos!
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