SI SUPIERAS!!

Autor: nunezna
Género: Romance
Fecha Creación: 18/08/2015
Fecha Actualización: 17/11/2015
Finalizado: NO
Votos: 5
Comentarios: 17
Visitas: 10602
Capítulos: 10

Lo amaba, era lo único que sabía como una certeza insoldable, él era todo lo que necesitaba para seguir viviendo, solo había un pequeño detalle, está casado con la chica más linda del pueblo, es un ascendado de los más ricos del condado, y mi mejor amigo de la infancia.

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Capítulo 3:

Sentía mis mejillas arder, no sabía donde rayos estaba Alice y quería salir de esa casa ahora mismo, antes de tener que cruzarme nuevamente con Edward y su esposa. Solo a mi me pasaban estas cosas, pero yo que iba a imaginar que los encontraría devorándose uno al otro en el cuarto de Alice.

La imagen de Edward devorando con fervor los labios de su esposa, volvieron a clavar finos cristales en mi pecho, ya estaba acostumbrada a ese dolor, lo venia viviendo desde asía tres años, pero lo que más me turbo, fue el hecho de que mi cuerpo reaccionara al verlo tan apasionado, por un segundo soñé con ser yo, en vez de Iriana quien estuviera en sus brazos, y mi cuerpo reacciono como si hubieran subido una llave.

Ahora estaba triste, porque nunca tendría la posibilidad de probar sus labios, de que sus brazos me aprisionen, ni su calor me envolviera, también me sentía avergonzada, sé que interrumpí, pero es que no podía dejarlo así, he irme, fue una pequeña venganza por no poder tenerlo y ella sí, así que deliberadamente, hice ruido para llamar su atención, la cara de frustración de ambos era la mejor recompensa.

Pero sobre todo me sentía frustrada, a mis veinte años aun soy casta y pura, en el sentido estricto. No soy una mojigata, como casi todos creen, he tenido algunos novios furtivos en mi adolescencia, pero nada que fuera importante, y Alice y Ros me han informado ciertas cosas que es bueno saber cuándo una piensa intimar con un chico, sin contar las películas para adultos que alquilamos un fin de semana hace tres años, al recordarlo, aun me sonrojo, Alice y Ros lo justificaron diciendo que era importante estar informadas, y que podíamos llegar a perder el amor de nuestras vidas, por ser demasiado puritanas.

Termine de bajar las escaleras cuando Esme apareció en el descanso de esta.

-Bella, cariño, no sabía que estabas aquí.- dijo abrazándome y besando mi mejilla, adoraba a Esme, había sido un apoyo m muy importante para mi luego de la muerte de mamá.

-Hola Esme, estoy buscando a Alice, se suponía que iríamos de compras, pero he subido a su habitación y no esta... – no quería decirle el momento bochornoso que había vivido en ese dormitorio- Edward me dijo que estaría contigo.- Esme me miraba con el seño fruncido, como si no entendiera porque Alice no estaba en su habitación.

-Pero si ella estaba allí hace un momento, conmigo no está, tal vez a salido a esterarte y se han cruzado, ven vamos y la buscamos juntas.- paso su brazo sobre mis hombros y salimos rumbo a jardín de la casa, en efecto Alice estaba hablando con Ros apoyada en el guardafangos del monovolumen.

-Te estaba buscando, donde te metiste.- dije a modo de saludo mientas besaba su mejilla

-He tenido que salir o cometería homicidio, y soy demasiado joven, bonita y con muy buen gusto, como para vestir esos uniformes naranjas de prisión.- Su expresión era de quien intenta ser gracioso en una situación desagradable.

-Iriana otra vez.- Esme lo pronuncio como una afirmación. Alice dio por toda respuesta un resoplido de enfado. Luego de eso, partimos rumbo a la tarde de tortura marca Alice Cullen.

-No siento mis pies!!!- traía unas cuantas bolsas de las diferentes tiendas que Alice nos había hecho recorrer, decir que fue una agonía sería quedarse corto, habíamos caminado por cinco horas, entrado a más de cien tiendas, probado docenas de vestidos, zapatos, perfumes, tanto así que ya ni siquiera sabía a que olía, era una mescla de perfumes que daba nauseas.

-Vamos, no fue tan malo. Tienes tu vestido para la fiesta del sábado, unos hermosos tacones con brillantes y lencería de infarto. No te sientes renovada, como con otra energía.- la voz de Ros sonaba jubilosa, mientras cerraba la puerta de la casa, llegamos a la hora de la cena, por lo cual Charlie estaba sentado frente al televisor mirando una competencia de rodeo, frente a él una mesita improvisada mostraba pizza y cerveza.

-Al fin llegan, creí que debería ir a sacarlas de arrastro del centro comercial, o peor, que hubieran tomado de rehenes a las dependientes y terminara el F.B.I. arrestándolas por secuestro y extorción por un vestido.- mi padre siempre tan gracioso, sabia como odiaba esto de salir de compra, y aprovechaba cada oportunidad que tenia, para mofarse de mi sufrimiento.

-Jajá! Estoy molida, voy a ducharme.- dije mientras subía las escaleras a mi recamara – Ros pide otra pizza, los hombres de la casa, seguro se habrán devorado todo para cuando estemos listas para cenar.- Charlie era algo inigualable con respecto a la comida, envidiaba que pudiera comer cantidades industriales de coas grasientas y llenas de carbohidratos y no subir un gramo, yo comía harina dos días y mis caderas parecían un globo.

Esa noche cenamos solas Rose y yo, luego fuimos a la cama, faltaban dos días para el baile, pero yo ya estaba agotada de solo pensarlo.

Los días siguientes se notaba el aire festivo en la gente, los peones cuchichiaban entre ellos cono niñas alborotadas, cuando la mañana del sábado debí ir al pueblo por algunas cosas para Nube, vi con asombro como el único salón de belleza estaba lleno de mujeres, todas ellas esperando su turno de ser atendidas, la pobre señora Darwin no se daba abasto, en días normales debería tener dos o tres clientas al día, y hoy eran más de cincuenta. Avance en mi monovolumen por la calle central hasta el dispensario del veterinario del pueblo, Nube había contraído un tipo de hongo en unas de sus patas y debíamos administrarle antibióticos, los cuales solo le vendían al Sr. Pattinson.

Entre en la tienda y habían unas cinco personas, mientras esperaba ser atendida, comencé a mirar las estanterías con artículos para caballos, nube necesitaba un cepillo nuevo, el que teníamos ya estaba muy usado, tome el más suave que encontré, mientras pasaba mis dedos por las sardas comprobando su textura una voz me sobresalto.

-Deberías dejar de consentir tanto a ese animal, un día creerá que él es tu dueño y no al revés.- su voz aterciopelada envió corrientes eléctricas atreves de mi columna vertebral, me maldije por ser tan receptiva a sus encantos, siempre había sido así, el solo debía hablar, y yo me convertía en un manojo de sensaciones y babas.

-Hola Edward, ¿que haces aquí?- Trate de sonar indiferente, podía sentir su presencia a unos pasos detrás de mí, seguí enfocada en los estantes de la tienda, sin animarme a mirarlo a la cara, en parte para que no percibiera como me afectaba su presencia, y también por la vergüenza que me asalto al recordar la interrupción de asía unos días en el dormitorio de Alice.

-Es la única tienda de artículos veterinarios de m{as cercana, necesitaba unas pastillas de cloro para el agua de los tanques del ganado, y la cuidad es demasiado lejos para ir solo por eso.- paso junto a mí y tomo un cepillo. No sabía que decir, siempre habíamos sido buenos amigos, o al menos lo fuimos cuando éramos mas jóvenes, en la secundaría él y Emmet hacían de hermanos mayores, espantando a los chicos que nos pretendían y cuidándonos de quienes nos molestaban, pero de eso asía mucho tiempo.

-¿Tú que haces aquí, no deberías estar en el mar de mujeres que coparon el salón de belleza de la Sra. Darwin?- Había humor en sus palabras, se estaba mofando de mí, eso me indigno, podría no ser Iriana, pero era una mujer y no iba a tolerar que me menospreciara por no ser tan hermosa como su esposa.

-Ho no, eso es para las mujeres que necesitan sentirse seguras de su belleza, yo no tengo problemas de autoestima.- fui un poco borde, pero me irritaba su insinuación

-No, claro que no. No quise sonar grosero, solo, no es lo que hacen todas las mujeres,¿ gastar fortunas tratando de ser más hermosas de lo que ya son? Eres muy bonita en natural, pero maquillada y con un lindo peinado, dejarías sin aliento a más de un Vaquero.- me miraba fijamente, mi pulso se acelero y contuve la respiración inconscientemente, no sé cuanto estuvimos observándonos sin decir nada, el aire era espeso, y me costaba hacerlo entrar en mis pulmones.

-Srta. Swan, aquí tengo los medicamentos de Nube, han llegado esta mañana.- la voz de el Dr. Pattinson me saco de mi nube, compuse mi rostro lo mejor que pude y me dirigí al mostrador.

-Gracias Dr. Pattinson, cuanto le debo..- luego de pagar, me dirigí a la puerta con intensión de irme sin mirar atrás, aun me sentía turbada por esos minutos con Edward, pero no podía irme sin despedirme, era grosero y no quería que supiera cuanto me afectaba.

-Adiós Edward, si ves a Alice, dile que nos veremos a las cinco en casa.- lo mire por un segundo, estaba parado en la fila de la caja para pagar, parecía perdido en sus pensamientos.

-Si, Si, claro se lo diré, adiós Bella.- Salí, mientras volvía a casa, me pateaba mentalmente por ser tan básica, el simplemente estaba tratando de ser amable, y yo me derretía como un helado al sol, solo por escucharlo, dijo que era bonita, él me veía como si fuera Alice, solo una hermana pequeña, no significaban nada sus palabras; además estaba casado, y no con cualquiera, sino con Iriana, una víbora rubia, de cuerpo de modelo y finos modales, no había comparación, deja de fantasear, me regañe, es solo Edward, tu amor platónico e inalcanzable. Suspire con resignación, y trate de poner mi mente en el baile de esta noche, tal vez debería de permitir que Alice y Rose me arreglaran un poco más esta vez, ya tenía veinte años, era hora de empezar a dejar atrás mis fantasías con Edward, debía buscar alguien que me quisiera y valorara, o simplemente, debía buscar a alguien que me ayudara con mis destellos hormonales, la verdad, necesitaba atención masculina.

Esa tarde Alice estaba más alterada que de costumbre, decía que tenía el presentimiento de que esa noche conocería al hombre perfecto, Ros y yo nos miramos sin entender, tratamos de no reírnos de sus delirios, así que nos pusimos manos a la obra, Ros  ya estaba duchada por lo cual yo me fui a hacer lo propio mientras Alice le arreglaba el cabello y la maquillaba, Cuando acabe, Salí envuelta en un albornoz, resignada vi como Rose se veía espectacular, con sus rubios cabellos recogidos en una media cola, mientras bucles perfectamente armados caían por su espalda y lo decoraba un broche de flores con incrustaciones de cristales rosa, esta hermosa, sus ojos maquillados en tonos más claros realzaban su tono azul zafiro, y sus labios voluptuosos están sutilmente maquillados con un brillo rosa, si por algún instante creí que podría verme bonita, ver a Rose, me hizo despertar de mi sueño, nunca llegaría a igualar su belleza, yo solo era una muchacha común, sin grandes atributos y con una cara simple. La felicite por su buen aspecto y me senté a dejarme torturar por Alice y Ros, no proteste cuando colocaron algo viscoso en mi rostro, que debí soportar por unos cuantos minutos antes de que lo quitaran con loción hidratante, me maquillaron, peinaron, y torturaron por un tiempo que pareció eterno, pero en realidad no fue más de una hora y poco, cuando me observe en el espejo de mí cómoda, dado que estamos en mi dormitorio, no podía creer que la chica del reflejo fuera yo.

Mis labios eran más gruesos y sensuales, con un brillo sensual y un color rojo pálido, mis mejillas parecían de porcelana, no habían rastros de las marcas del sol y el trabajo en el campo, y mis ojos, tenían un efecto resaltador, parecían más grandes y profundos, con las pestañas muy largas y expresivas, no sabía que decir, era otra, y eso que aun me encontraba en albornos.

-WAW, esto, gracias. No parezco yo.- fue lo único que se me ocurrió decir. Alice y Ros rieron por mi comentario, diciendo que no tenía idea de lo bonita que era, que debía cuidarme más y ser más femenina. Luego de eso nos vestimos, Ayudamos a Rose con su vestido, el cual era bastante ceñido, de n color rosa viejo, un estraples se ceñía en su busto y su cintura, era hermoso, el estraple contaba con una parte de la tela que subía hasta su hombro, los tacones de taco aguja eran el detalle que cerraba la perfección del atuendo, si no la conociera, juraría que era una estrella de Hollywood.

 

 

Luego me ayudaron con mi vestido y mis sandalias de taco, la verdad, dudaba que esto terminara en algo bueno, yo era un desastre de la coordinación y con vestido y tacos era un pase sin demora a un tobillo dañado.  El vestido lo habían elegido Ros y Alice, era azul, el frente tenia forma de corazón, cubriendo mi vientre y senos , por la espalda cintas se cruzaban para mantenerlo es su lugar de forma segura y una falda larga y de varias capas de tela caían hasta mis pies, dándole un efecto hermoso.

 

Alice por su parte llevaba un vestido con estraples ceñido al pecho, del cual salía el resto de la tela que caía hasta sus pies, estaba trabajado con un bordado de finos hilos y piedras en rojo, sobre una tela blanca, se veía hermosa con su cabellos arreglados de forma desordenado, pero sensual y sofisticado, se había maquillado desgarrando sus ojos con delineador y sus labios lucían un rojo fuego que combinaba perfecto con su vestido y su piel clara.

 

Una vez terminamos de arreglarnos bajamos para irnos en el coche de Alice, Adam Opel de color rojo, era bonito y compacto, como ella.

Llegamos a la fiesta pasada las ocho de la noche, ya estaban la mayoría de los invitados, Charlie, los chicos del rancho llegarían en cualquier momento, habíamos acordado llegar separados, para que no nos tuvieran que esperar, ya que siempre demorábamos demasiado según ellos.

Saludamos a los conocidos, familias de otros ascendados, compañeras de la secundaría y otros, éramos las que más llamábamos la atención, me sentía un poco ridícula en comparación con la vestimenta formal, pero no tan sofisticada de las otras chicas, me sentía observada he incomoda.

-Bella, no te acomplejes, te observan, porque estas hermosa.- Alice era pura sonrisa, estábamos bebiendo un coctel que nos habíamos servido de la mesa de bebidas, paradas cerca del escenario entre la multitud de personas que iban y venían, conversando y bromeando, la banda aun no tocaba, pero todo estaba ya dispuesto sobre el escenario, un dj pasaba música animada sin ser estridente, permitiendo así a las personas sociabilizar sin molestar.

Los Cullen nos encontraron y se quedaron junto a nosotras, Esme y Carlise, eran perfectos, vestidos de noche, se veían aun más hermosos de lo habitual, eran la pareja perfecta, y la envidia de muchos matrimonios del pueblo.

-Emmet ha llegado hace una hora, está en la casa preparándose para venir, no pudo llegar antes, las prácticas en el Hospital le dejan poco tiempo para venir a visitarnos, pero ha venido porque no quiere perderse la fiesta.- comentaba Esme animada.

Mire a Rose de reojo, sabía que no le agradaría que Emmet viniera a la fiesta, ellos habían tenido algo así como un romance el verano anterior y las cosas no habían cavado bien, ella aún se enojaba cuando lo mencionaba, por suerte al estar este cursando su ultimo año en medicina, tenía las practicas en un hospital al otro lado del estado, lo que limitaba sus encuentros a prácticamente cero.

Seguimos conversando sin mayores novedades, hasta que la música comenzó a sonar, la banda estaba interpretando una canción country, cuando Emmet se acerco a nosotros y saludo al grupo.

-Buenas noches.- era impresionantemente grande, aun no me acostumbraba a su tamaño, yo parecía una niña pequeña parada junto a él.

-Hola Emmet, ¿cómo has estado?.- Salude

-Bien, bien Bella.¿ Tú?- se le notaba tenso y sus ojos iban de mi a Ros, que se encontraba junto a Alice a unos pasos de mi.

-Bien, sin novedades.- el ambiente era tenso, Rose tenía su rostro rígido, con expresión de fastidio y enojo, los padres de Emmet y Alice también estaban incómodos, como si no supieran como llevar la situación.

-Hee, me encontré con Edward antes de venir asía aquí, al parecer iría por Iriana a la cuidad, para luego venir aquí.- comento Emmet a sus padre, eso me sorprendió, ¿ella no estaba aquí?, si yo la había visto hacia solo unos días, ese recuerdo me ruborizo.

-Esa niña me exaspera, vive haciéndole berrinches a tu hermano, y él no sabe ponerla en su lugar.- Esme sonaba molesta he irritada.

-Déjalo ya Esme, debes dejar que ellos arreglen sus diferencias, Edward ya no es un niño.- Parecía que Carlise trataba de conciliar a las partes, cosa difícil, si Esme decía que alguien le caía mal, que Dios lo ayudara, porque no habría forma de que eso cambiara.

-Ella se fue porque él no quiso ir a una fiesta con ella, a mitad de la semana, y de la clasificación del ganado y las crías. A ella no le importa nuestro hijo, solo lo cómoda que pueda estar, claro que intervendré, él merece una mujer que lo ame, y lo cuide realmente…- me aleje del grupo, uniéndome a Alice y Rose que se encontraban un poco  alejadas de los padres de esta.

-¿Todo bien?- pregunte mirando a Rose, quien me regalo una mueca que intento ser una sonrisa.

-Perfectamente.- su voz eran navajas afiladas.

-Bien.- fue lo único que dije, nos miramos con Alice e hicimos un gesto de resignación, Rose debería hablar con Emmet y aclarar las cosas que sucedieron la última vez que se vieron, pero la muy tonta, no escuchaba razones, solo repetía, que él la había humillado y que era un maldito cerdo.

La noche paso bastante rápido, entre cuchicheos y baile, para variar solo baile con conocidos, mi padre, Carlise, Emmet y Jasper, quien estaba particularmente atractivo esa noche, y se lo hice saber.

Lo vimos entrar junto con otros peones y mi padre, todos de traje y muy arreglados, no parecías los hombres que hoy en la tarde estaban cubiertos de barro y en jean y botas texanas.

Se acercaron a nosotras, y poder ver la cara de asombro e Alice al ver a Jas tan bien vestido, du traje de un gris grafito, se ajustaba a su cuerpo musculoso como un guante, se podía apreciar que tenia cada musculo marcado por el trabajo en el campo, su rubia cabellera prolijamente peinada hacia atrás terminaba en una pequeña cola en la base de su nuca, su piel tostada por el sol, resaltaba esos ojos zafiro que iluminaban su rostro, y si semblante serio y reservado, le daba una aire de misterio y peligro.

Me reí, parecía que Alice lo viera por primera vez, y su reacción había sido de asombro, tal vez Jass no era solo el chico bueno que ella quería ver, tal vez encontrara algo más.

Pasamos la noche entre risas y amigos, fue una velada interesante, Alice parecía más inhibida, hablo poco y la descubrí más de una vez observándolo a Jas, cuando este la invito a bailar una pieza lenta, ella titubeo, algo nunca visto en la más desinhibida de los Cullen, hasta su madre sonrió en complicidad.

Emmet y Ros, fueron otro cuento, parecía que esta última lo mataría con la mirada, mientras que él, parecía un cachorro herido, al cual lo tienen regañado en un rincón, me daba pena verlos así, pero no sabía cómo ayudarlos.

Cerca de a una de la madrugada el celular de Carlise sonó, algo extraño, ya que el pueblo entero estaba en la fiesta.

-Hola.- Carlise se paró de la mesa y salió fuera del recinto para poder hablar mas cómodamente, ya que el volumen de la música se lo impedía, Esme tenía cara de no saber quién podía ser a esa hora, se quedo junto a nosotros, pero miraba en dirección a donde había desaparecido su esposo, le apreté la mano por sobre la mesa, dándole a entender, que no sería nada, algo sin importancia.

Luego de unos minutos, Carlise volvió, se veía alterado, se acerco con paso firme y veloz a su esposa e hijo.

-Me han llamado del hospital de Bexar, Edward ha tenido un accidente de tránsito, debieron trasladarlo en helicóptero hasta allí, debemos irnos.- Esme palideció en un segundo, todos nos pusimos de pie automáticamente, mi cerebro tardo en procesar coherentemente lo que había dicho Carlise, Edward, herido, en el hospital, no podía moverme o hablar, u miedo aterrador me mantuvo quieta en el lugar.

-Iré por Alice y mi hermano.- dijo Rose quien se movió a mi lado. La vi decírselo a Alice y a Jas abrazarla cuando esta comenzó a llorar, avanzaron hasta Esme y Carlise, quienes ya estaña prontos para salir rumbo al hospital.

Los vi salir como la familia que eran, todos juntos, en auxilio del que los necesitaba en ese momento, Edward, quien yacía en un hospital al otro lado del estado.

 

 

 

 

 

 

Buenas, me gustaría que dejaran sus comentarios, es importante para mí saber que piensan de la historia, y si quisieran regalarme un voto, si consideran que la historia lo vale, también. Gracias

Capítulo 2: Capítulo 4:

 


 


 
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