-¿A dónde vamos a ir hoy? -pregunté

Llevaba saliendo con Edward más de una semana a pesar de la advertencia qeu Alice me habia dado, pero como yo le prometí, no estaba enamorada de él, vamos, nisiquiera lo queria, que me gustaba no podia negarlo pero hasta ahi.

Habia terminado mi turno en la floreria y Edward habia pasado por mi para ir a algun lugar que eligió durante el dia

-Ya veras, espero que te guste.

Estacionó el carro a la orilla de un sendero y me hizo una seña para avanzar dentro del bosque.

-tendras que ser paciente conmigo, el senderismo no se me da muy bien que digamos -advertí

-No te preocupes, no iremos muy lejos.

una hora de treyecto despues me hizo detenerme y entramos en un prado muy hermoso que en una de sus lados tenia un arroyo.

-wow, que lindo

-Ajá, vamos a nadar -dijo tomando mi mano -Vamos, hay que nadar

-Edward, no tenemos trajes de baño

-¿y qué?

-¿cómo que y qué? no pienso mojar mi ropa, ademas quiero disfrutar el sol por el ratito qeu salió.

-eres una amargada ¿no quieres mojar tu ropa? pues quitatela.

El comenzó a sacarse su playera y me quedé estupefacta, desvié la vista pero él tomó mi mano.

-Vamos, relajate un poco y diviertete

Lo ví, su pecho era bien torneado, perfecto, él era perfecto; puse una mano en su pecho y lo alejé.

-Me quedaré aqui sentada, gracias.

-como quieras -dijo y me soltó.

Me recargué en un árbol mientras Edward se quitaba los pantalones y se metia al agua.

Tenía los ojos cerrados y escuchaba el chapoteo del agua, disfrutaba del sol cuando sentí unas gotas mojarme toda.

-¡Edward! ¿qué te pasa?

-Vas a divertirte quieras o no

-Voy a matarte

Me quité los tenia y la ropa importandome muy poco el hecho de quedarme solo en ropa interior y me metí al agua.

Empezamos a jugar como niños, nos lanzabamos agua, gritabamos, reiamos...

En una de esas me resbalé con una piedra y Edward estuvo delante de mi y me sostuvo contra su cuerpo.

De pronto todo cambió, lo miré directamente a los ojos y él hizo lo mismo, inclinó su cara y yo me puse de puntillas, entonces sus labios se unieron a los mios. Sus labios eran dulces, suaves y sentí que encajaron a la perfección con los mios.

Durante un segundo de lucidez recordé vagamente una advertencia, ¿qué habia dicho Alice respecto a besarlo? se me olvidó por completo en el momento en que se unieron nuestros labios.

Entonces comprendí que habia roto mi promesa y que todo se habia ido al demonio: me habia enamorado de Edward Cullen a pesar de todos mis esfuerzos por no hacerlo...