Ola niiñas Y niños, que creen, este es el penultimo capitulo, estamos en la recta final!

es tan triste, pero tambien me alegra que pude sentir su apoyo todo este tiempo!

ahora si! manden sus finales alternativos, ya es tiempo de que lo hagan!

pasen por mi pagina de fanfiction ahi continuare con mas historias y mas sorpresas para ustedes!

votos y comentarios, el alimento de mi inspiracion!

miles de besos 

LiiBiiThaA!

Alice me pinchaste – me queje adolorida.

Lo siento, pero eso no sucedería si dejaras de moverte un poco – gruño.

Como quieres que este Alice, muero de los nervios – dije asustada.

No veo a que le temes – enarco una ceja.

No lo sé, además no tengo idea de a que me voy a enfrentar haya afuera – me queje.

Sabes que no puedo decírtelo, Edward quiere que todo sea una sorpresa, y no pienso romper mi promesa.

Vamos, me parece increíble que no me dejaran participar en la organización de mi boda – gruñí.

Alice termino de amarrar el corset de mi vestido y me encaro, se veía hermosa y angelical y sonreía intensamente, ese vestido azul que llevaba le quedaba precioso.

Sus ojos se cristalizaron al verme fijamente – bella, luces completamente hermosa, pareces un sueño – limpio su mejilla.

Oh, Alice, puedo verme ya? – pregunte ansiosa.

Me tomo de la mano y me llevo hasta el frente de un espejo enorme, parecía irreal lo que estaba viendo, frente a mi había una hermosa creatura de una belleza deslumbrante, su piel color crema resplandecía notoriamente y su figura se enmarcaba perfectamente en las curvas del más hermoso de los vestidos.

Era blanco como la nieve y caía artísticamente hasta los pies en una fina y delicada tela, el corset tenía finos cristales incrustados al frente y un escote que realzaba la belleza del pecho.

Su rostro lucia más hermoso que lo demás, rasgos finos y ojos chocolate enormes que resaltaban por el negro del delineador y rímel, el rostro completamente cubierto por una ligera pero notoria capa de maquillaje y los labios de un rojo intenso y abrasador.

No podía creer que esta fuera yo, mi cabello parecía una obra de arte completamente, un elegante chongo con algunas mechas de fuera que lo hacían más notorio.

Alice… esto es maravilloso – susurre con la voz casi inaudible.

Esta preciosa, más que nunca – dijo feliz.

El corset del vestido disimulaba completamente mi embarazo, que ahora era de cuatro meses.

Era tan maravilloso todo lo que sucedía en este momento, estaba simplemente a unos pasos de convertirme en la mujer mas feliz del mundo, lucia hermosa y aunque no sabía siquiera donde me encontraba, sentía que nada en el mundo podía arruinar este momento.

Este último mes había sido maravilloso, después del juicio de Jacob todo había vuelto a la normalidad, bueno por lo menos como debería ser la vida comúnmente, mis padres vivían en casa y Ariadna también, sentía como si hubiese recuperado a la familia que nunca tuve, Edward vivía con sus padres, pero me había contado que ya tenía el lugar donde viviríamos, no podía creerlo, por fin seria su esposa ante los ojos de todo el mundo y podríamos esperar a nuestro bebe dentro de un hogar lleno de amor.

Mire de nuevo a Alice, se notaba el brillo de emoción en sus ojos, sin dudas Edward le había hecho el mejor regalo del mundo, le había otorgado el control total sobre nuestra boda, sabía que ella era una artista, me lo demostraba ahora mismo el precioso vestido que portaba, pero también tendía a irse un poco a los extremos.

Este mes no me había dado tregua alguna, yo había escogido todos los colores, formas y texturas de todo respecto a la boda, también el sabor del pastel y el buffet, había sido el tiempo más agotador de mi vida, con el embarazo cada vez me costaba más trabajo aguantarle el ritmo a mi querida cuñada, siempre estaba hambrienta y de mal humor.

Mi Ángel me consentía mucho, me decía cada día que me quería más y que me veía hermosa, pero yo me sentía gorda.

Bella, tienes idea de lo que va a sentir Edward cuando te vea así – comento Alice.

Me sonroje notoriamente simplemente al imaginar sus preciosos ojos verdes mirándome de arriba abajo.

Alice, hay muchas personas alii afuera – pregunte nerviosa.

Si piensas que me excedí, no te preocupes, solamente están las personas que amamos a Edward y a ti – dijo segura.

No veo a que se debe el misterio Alice, no se siquiera donde nos encontramos – dije contrariada.

Edward quería sorprenderte, permítele hacerlo – me abraso y beso mi mejilla.

Tu vida comienza desde ahora bella, una vida a lado del amor de tu vida, el hombre que más te ama en este mundo – sonreí.

Yo también lo amo y amo a tu familia también, han sido maravillosos conmigo – tome su mano – sobre todo tu Alice, este vestido es precioso y estoy segura de que todo lo demás también lo será.

Sonrió – nosotros te adoramos, ahora saldré un momento porque alguien quiere verte – comento.

Salió de la habitación y me senté en el pequeño banco acomodando mi vestido.

La puerta se abrió nuevamente y mi madre entro, no pude evitar sonreírle, se veía hermosa, con un traje azul que le quedaba bastante bien y muy arreglada, su cabello rubio caía sobre sus hombros.

Se detuvo cuando su mirada se fijo en mí y me miro fijamente, como si no pudiese creerlo.

Dios mío, hija te ves precisa – me acerque a ella y la tome de la mano.

Tu también mama – le respondí.

No sabes lo que siento en este momento hija, durante todos estos años creí que me perdería este momento, que tendría que ser una espectadora mas de tu felicidad – las lágrimas cayeron por sus mejillas.

No digas eso mama, de alguna manera nos habríamos conocido, por que el amor que nos une es más grande que todo y esto no sería lo mismo sin ti – mis ojos se volvieron cristalinos.

Mi cielo, no sé cómo agradecerle a Charlie todo lo que hizo por ti, mira en que te has convertido, una hermosa mujer con un enorme corazón, este día te unirás al hombre que amas y comenzaras una nueva vida – me abraso.

Mama… - dije mientras dejaba correr las lagrimas, desde niña había soñado con esto, que mi madre estuviera conmigo el día de mi boda y ahora todo se hacía realidad.

Perdón… estoy arruinando tu vestido – se separo de mi.

No te preocupes mama, soy demasiado feliz, nada podría arruinar este momento – die segura.

Lo sé y me alegra que hayas encontrado un hombre tan bueno como Edward, este bebito no podría tener padres mas buenos – acaricio mi vientre.

No sé que tan buenos podamos ser, pero lo amaremos inmensamente y siempre cuidaremos de el – dije con el corazón en la mano.

No me cabe la menor duda – nos abrasamos nuevamente.

Vamos cariño, hay alguien haya afuera que se muere por verte – comento.

Mi corazón comenzó z palpitar como loco al imaginar a mi Ángel ahí, de pie esperándome, casi podía verlo, tan hermoso y perfecto.

Al salir al pasillo, papa nos esperaba, enfundado en un elegante traje negro con corbata roja, me miro fijamente y sonrió orgulloso.

Bella, hija te ver muy hermosa – dijo mientras me abrasaba.

Gracias papa – dije sinceramente.

Es hora de irnos cielo, te están esperando – dijo serio.

No estés celoso papa, siempre estaré a su lado, aunque ahora viva con Edward – intente tranquilizarlo.

No me hagas caso, es solo que es difícil perder a mi niña – limpio sus ojos.

No me perderás, te lo juro, ganaras un hijo mas – prometí.

Eso suena mejor – concordó.

Me condujo por un pasillo y bajamos unas escaleras, sentía mis nervios a flor de piel y mis manos temblar levemente, no saber donde me encontraba aumentaba el nerviosismo.

Escuche el sonido de la marcha nupcial y todo perdió sentido, no debían existir miedos ni arrepentimientos, esto era lo que había deseado toda mi vida y ahora lo tenía al alcance de mis manos.

Al abrir la enorme puerta lo primero de lo que pude percatarme fue del brillante sol que nos iluminaba, la arena pálida y caliente y el mar azul y profundo que adornaba el fondo, habían dos columnas de sillas y al medio el pasillo por el que caminaba en este momento, todos se pusieron de pie a mi entrada y no pude dejar de sonreír, todos esos rostros familiares, sonrisas sinceras invadieron el espacio, estaban algunos de mis amigos de la disquera, entre ellos aro, una de las personas más importantes de mi vida, aquel que me había permitido llegar hasta donde estaba, en la otra se encontraba toda la familia cullen, sus hermosos rostros denotaban felicidad y apoyo completo, ahora ellos también formaban parte de mi familia y me hacía demasiado feliz.

Mi madre y Ariadna que sonreían intensamente, no me bastaría esta vida para compartir con ellas tantas cosas que pensaba hacer, tenía un futuro para recuperar todos los momentos perdidos en el pasado.

Alice y Ángela al fondo vestían en mismo vestido, ellas era mis damas de honor, y ambas lucían felices y complacidas.

Desvié un poco la mirada y me encontré con mi sueño hecho realidad, mi Ángel personal, lucia perfecto y maravilloso como había imaginado, mientras me acercaba lentamente hasta él creía que nada podía ser más hermoso.

Portaba un elegante traje negro, lucia guapísimo y distinguido y su rostro ni mencionarlo, había desaparecido aquella barba y lucia perfectamente pulcro, sus facciones perfectas cada una a juego con la otra y esos preciosos ojos verdes, que se iluminaron completamente al enfocarse en mi.

Esto era la felicidad, mirar dentro de los ojos de mi Ángel, estaba en mi lugar, el momento mas feliz de mi vida y lo tenía todo, completamente todo.

Cuando por fin llegue a su lado no aparto su mirada de mi, estaba lleva de amor y de ternura, tanto que mis mejillas se incendiaron.

Edward, te entrego a mi tesoro más preciado, cuídala mucho – Charlie coloco mi mano sobre la de mi Ángel.

No se preocupe, bella es mi vida entera y jamás permitiré que nada le suceda – dijo firmemente.

Charlie se retiro y Edward me jalo suavemente hasta que ambos quedamos frente al sacerdote.

Buenas tardes a todos, estamos a que reunidos para celebrar la santa unión de nuestros hijos Edward Cullen e Isabella Marie Swan, ellos son una pareja de jóvenes que se aman completamente…

Sabia de las hermosas palabras que el sacerdote estaba pronunciando, pero yo solamente estaba concentrada en el hombre que tenía enfrente, aquel que había luchado junto a mí para permitir que todo esto fuese posible, el que me entrego su vida y acepto la mía para cuidarla y apreciarla, el que me había regalado los momentos más felices de toda mi vida, mi único y verdadero amor, el padre de mi hijo, Edward.

Es hora de escuchar sus votos – dijo el cura.

Edward sonrió y me miro fijamente – Isabella, mi bella, desde el primer momento en que te vi supe que mi vida no volvería a ser la misma de siempre, cruzaste mi cielo como una estrella fugaz, dejándome maravillado con tu belleza, pero desapareciendo – sonreí – tuve la dicha de volver a cruzarme en tu camino y en cuanto tuve la oportunidad no me separe di ti, fui el más afortunado de los hombres, porque aunque parezca increíble tu también me amabas – una lagrima rodo por mi mejilla – enfrentamos grandes pruebas, pero nuestro amor siempre pudo vencerlas todas, por eso nos encontramos hoy aquí, uniendo nuestras vida, te amo más que a mi propia vida y daré siempre todo de mi parte para que nuestra familia sea muy feliz – lo mire fijamente, no podía creer que este hombre maravilloso fuese mío.

Edward, eres el hombre más bueno y maravilloso que pude haber conocido en mi vida, luchaste por nuestro amor a pesar de todas las pruebas que atravesamos, siempre temí entregar mi corazón, pero cuando te vi, no dude en hacerlo, porque eres un hombre por el que vale la pena arriesgarse, me has hecho tan feliz todo este tiempo, pero aun no es suficiente, quiero pasar toda mi vida a tu lado y si existen más vidas también, te amor Edward cullen y siempre te amare – concluí.

Todo estaba dicho, nos habíamos declarado amor nuevamente y esta vez era para siempre, de eso no me cavia ni la menor de las dudad.

Por el poder que dios me confiere, los declaro marido y mujer, puedes besar a la novia – concluyo el padre.

Edward me miro fijamente y como si no pudiese ser más feliz me estrecho en sus fuertes brazos y me beso suave pero firmemente.

Podía sentir las lagrimas caer por mis mejillas, mientras nuestros labios se probaban en un beso tan tierno que parecía una caricia, nos separamos levemente, y el limpio mis lagrimas con sus dedos.

No puedo creer que seas mi esposa – susurro – te amo tanto mi bella – su sonrisa era de completa felicidad.

Te amo Edward, te amo – dije con el corazón,

Giramos y saludamos a todos nuestros amigos y familiares, todos nos decían lo hermosa que había sido la misa y toda la felicidad que nos deseaban, no había un momento en el que dejáramos de sonreír, Edward y yo estábamos juntos y tomados de la mano, mientras caminábamos nuevamente por el pasillo.

Caminamos un poco hacia un enorme patio que estaba adornado de manera exquisita, todo era blanco, era todo lo que yo había escogido, desde los manteles y servilletas, hasta la hermosa pista de cristal que estaba en el fondo.

Edward nos condujo a una mesa que estaba frente a todas las demás donde los invitados ya habían tomado sus lugares y brindaron por nuestra felicidad, cuando llego el momento del baile, me sorprendí demasiado al escuchar mi voz en el fondo, era nuestra canción, mía y de Edward, me condujo al centro de la pista en medio de aplausos y me envolvió entre sus brazos.

Luces tan hermosa mi cielo, que ya no se qué palabras usar para describirte – susurro.

Tus ojos lo dicen todo – recosté mi cabeza en su hombro.

Te ha gustado todo? – pregunto.

Ha sido más que hermoso Edward, gracias por todo, no podría haber sido más perfecto – me pegue contra su pecho.

Suspiro – no puedo creer que ya seas mi esposa, ahora si eres mía oficialmente – sonreí.

Siempre he sido tuya – asintió.

Sí, pero ahora nada podrá separarnos, esto es para siempre – murmuro.

Para siempre – respondí.

Mientras caminaba a mi mesa, vi como Ángela se acercaba a mí, pero lo que más e sorprendió fue ver a quien traía del brazo.

Hola bella – me saludo nerviosa.

Hola, ben me alegra mucho verte  - lo salude, llevaba un elegante traje gris y tomaba firmemente a Ángela del brazo.

Bella, luces muy hermosa, todo ha sido muy bonito, me alegra que por fin puedas ser feliz y dejar atrás todos los problemas que enfrentaste – dijo con ese acento griego.

Si, ahora todo está bien – mire a Ángela, parecía apenada – ahora solo quiero que Ángela sea muy feliz también – sugerí.

No te preocupes, yo me encargare de eso, hare muy feliz a mi angie – la miro y pude ver el amor en sus ojos, Ángela se sonrojo.

No me digan que ustedes…

Si bella, he aceptado ser novia de ben – dijo Ángela sonriente - Oh angie -  la abrace – me alegro tanto por ti amiga  dijo feliz.

Yo también soy feliz, tenías razón, tenía que darle una oportunidad al amor – dijo segura.

Me alegro tanto, vera que todo saldrá bien – sonreí a ambos.

Así será – dijo ben mientras la abrasaba contra su pecho.

La recepción fue más que hermosa, conversamos con los invitados y degustamos una deliciosa cena, ya casi entrada la noche Alice me tomo del brazo haciéndome entrar en la casa.

Que sucede Alice – dije asustada.

 Tienes que cambiarte, tu vuelo sale dentro de pronto – saco un vestido de una maleta y me lo tendió.

Vuelo?, de que hablas – pregunte.

Bella, hablo de tu luna de miel – comenzó a desatar mi corset.

No sabía nada de una luna de miel – dije confundida.

Bella, no juegues – término de quitarme el vestido y deslizo el otro por mi cuerpo y me tendió unas sandalias bajas.

No tengo nada preparado – dije asustada.

Tus maletas ya están en el auto, y Edward tiene todo listo – dijo tranquila.

Ellos nunca habían comentado nada de una luna de miel, no tenía ni la menor idea de a donde iríamos.

Salí de nuevo junto a ella y todos nos esperaban para despedirse, Edward había cambiado su traje por una camisa blanca y unos jeans obscuros, se veía muy sexy.

Hija, llámame en cuando sepas a dónde vas – dijo mama mientras me abrasaba.

Lo hare, no te preocupes – prometí.

Subimos al volvo de Edward y él me miro fijamente antes de arrancar – estas lista? – pregunto.

Muy lista – respondí.

Acelero y me despedí con la mano de todos nuestros seres queridos, recordaría este día toda mi vida, había sido perfecto y hermoso.

Al llegar al aeropuerto, entramos por una puerta apartada de las demás, abordamos un jet donde no había más pasajeros que nosotros.

A donde vamos amor – pregunte mientras nos acomodábamos en nuestros asientos.

Pronto lo sabrás cielo, no seas impaciente – sonrió.

Me recosté sobre su pecho inhalando su dulce aroma, sin siquiera darme cuenta me fui quedando dormida poco a poco bajo sus caricias.

Un brillo descomunal me hizo despertar, me incorpore un poco y mire a mi Ángel, dormía plácidamente, se veía muy tierno, me asome por la ventana y obtuve una hermosa vista, el mar azul en toda su inmensidad y el paisajes lleno de arboles y colores.

Buenos días señora cullen – susurro Edward en mi oído.

Señora cullen, me gusta cómo suena – me acerque a sus labios y los bese lentamente.

Enredo sus manos entre mi cabello y me atrajo más cerca de su cuerpo, fundiendo nuestras leguas en un beso frenético lleno de necesidad.

Te deseo tanto mi amor – susurro contra mis labios.

Yo también te deseo – respondí.

Pasajeros favor de abrochar sus cinturones, aterrizaremos en unos minutos en la ciudad de Florencia – me separe de él.

Estamos en Italia? – pregunte emocionada.

Si – sonrió – recuerdas ese viaje que prometimos hacer y nunca su pudo llevar a cabo – asentí.

Gracias por traerme – bese su mejilla.

Cualquier cosa que te haga feliz – abrocho mi cinturón de seguridad.

Aterrizamos y un auto nos esperaba afuera del aeropuerto, no podía evitar mirar hacia todos lados, era una ciudad muy hermosa y colorida, me moría de ganas por recorrerla toda.

El auto se detuvo al llegar a una especie de colina y el hombre le dijo a Edward que estaría a sus órdenes y este solo asintió.

Bajaron las maletas y no pude dejar de sonreír al ver la pequeña casa, era toda de madera y tenía una decoración muy hermosa, camine emocionada hacia una terraza, desde ahí se podía ver toda la ciudad, era hermosa.

Los brazos de Edward me rodearon por la espalda – que hermosa vista – susurre.

Si, muy hermosa – sus ojos no se apartaron de mí.

Me gire y quede frente a él – gracias por todo esto amor, cuando creo que no podrás sorprenderme más, me equivoco – dije.

Nada, se compara con la felicidad que tú me brindas, tener a nuestro bebe el camino y por fin haberte convertido en mi esposa – susurro.

Sin poder contenerme más atrape sus labios entre los míos y nos fundimos en un beso frenético, lleno de amor y necesidad, nuestras lenguas se encontraron y baje mis manos por su pecho abriendo uno a uno los botones de su camisa.

Sus manos bajaron por mis costados hasta tomarla orilla de mi vestido y sacarlo de mi cuerpo, solamente quede en esa pequeña lencería frente a él, mientras tiraba de su camisa sacándola de su cuerpo.

Te ves tan hermosa – se inclino y comenzó a besar mi vientre, mientras yo me estremecía notablemente.

Subió lentamente por mis pechos y mi cuello pegándome contra su cuerpo y acariciando mi espalda.

Jadee al sentirlo acariciar mis muslos y soltar el broche de mi sostén, dejándome expuesta ente él, su mirada era obscura y profunda, pero no se detuvo demasiado a pensar, tomo mi pecho entre sus labios obligándome a arquear la espalda y gemir audiblemente.

Edward… - susurre.

Volvió a mis labios mientras me ayudaba a bajar su pantalón junto a su bóxer, su lengua jugaba con la mía regalándome una hermosa sensación demasiado placentera.

Tome su erección entre mis dedos y lo acaricie lentamente, se separo de mis labios y no paraba de gemir, mientras acariciaba mis pecho y yo besaba sus hombros.

Bella… ha, mi amor – gemía descontroladamente.

Sentía un completo infierno en mi vientre y me detuve, mirándolo fijamente, sonrió de esa manera tan hermosa y me beso dulcemente mientras se deshacía de mis bragas.

Ahí desnudos, completamente excitados mientras este hermoso paisaje era testigo, me sentó suavemente encima de un mueble y entro lentamente en mi.

Entere mis dedos en su espalda intentando contener el sin numero de sensaciones que invadían mi cuerpo, era como si cada parte de mi ser se desfragmentara.

Te amo tanto, eres mi esposa – jadeo mientras embestía contra mí.

Tuya, solo tuya – comencé a besar su cuello y a lamer su suave y tersa piel.

No sabía si era el calor del sol el que quemaba mi piel o el simple roce del cuerpo de Edward.

Sentí mi cuerpo estremecerse completamente y me abrase mas contra él mientras veía miles de colores frente a mis ojos y llegaba al cielo en los brazos de mi Ángel, de mi esposo.

Dios… bella – susurro mientras dejaba caer su cabeza sobre mi hombro.

No existían palabras para describir lo maravilloso que había sido todo, de ahora en adelante así sería nuestra vida, llena de amor y pasión, porque ambos lo merecíamos y lo lograríamos día a día.