Hola Niiñas De nuevo Por akii, Se ke me He demorado, pero Tengo una Justificacion... si de Vuelta al Cole!! ya Kasi no tengo tiiempo Liibre, amemas este fin ke Staba muy dispuesta a subir, que Le pasa Algo Extraño a la Pagiina y No abre :S:S :/ :/...
ESTOY MUY EMOCIONADA... SI X Ke EMOS LLEGADO A LOS 300 VOTOS =D=D
no saben lo Feliz Ke me hace, Todos Stedes Son de lo mejor, siganApoyando y Tambien Apoyen Bodas por encargo! por favor, Cosas dificiles se aproximan en la Historiia, asii ke sigan apoyando como buenas lectoras ke son.
Los Adoro y Lo saben xoxo: LiiBiiThaA!
Edward, estoy demasiado nerviosa, no crees que… debería de esperar, digo, podría ser mal momento yo… -- tartamudeaba.
Bella – me miro dulcemente – has atrasado esto por una semana; si tu me dices que quieres olvidarlo y continuar con tu vida normal – sonrío – yo lo acepto, pero te conozco y se que quieres aclarar todas tus dudas – tomo mi mano.
Desde aquella noche que Edward me había ofrecido esta oportunidad de reencontrarme con mi madre estaba aterrada, venían miles de imágenes de ella a mi cabeza, a pesar de los años su rostro seguía plasmado en mi memoria, tenia miedo de su rechazo, después de todo si ella me Abia abandonado era por que no me quería, porque n le importaba, por eso le di largas al asunto.
Edward había comenzado a trabajar para mi desgracia, los chismes por parte de las revistas no se hacían esperar, insinuando que el tenia un romance con Catherine aun siendo mi novio; no podía evitar arder de celos al ver la fotos… pero todo se disolvía cuando Edward entraba a mi habitación por las noches y me demostraba de mil maneras diferentes que me amaba tanto como yo a el, me insistía en que no debía tener miedo e intento persuadirme de decírselo a Charlie, pero si yo estaba nerviosa no quería imaginar como se pondría mi padre, seguía insistiendo en irse a forks y seguramente si le comentaba lo de mi madre, no dudaría un segundo en hacerlo.
Estábamos dentro de el volvo de Edward, era fin de semana y habíamos pasado toda la mañana en mi casa, después de muchas horas había aceptado por fin ir en busca de la verdad.
Estas lista? – Pregunto.
Lo mire fijamente, esa hermosa sonrisa que siempre me ofrecía, me daba fuerzas – en lo absoluto – rió levemente – pero vamos – concluí.
Condujo por las calles cada vez mas hacia el sur, según el investigador Renne vivía en uno de los barrios mas pobres de Miami, sentía un nudo en la garganta cada vez que nos acercábamos mas.
Bella, sabes que te amo y estaré ahí en todo momento – dijo edward.
Lo se, gracias mi amor, por todo – dije sinceramente.
No es nada, yo también quiero conocer a mi suegra – bromeo.
Espero que ella quiera conocernos – murmure.
Oye, basta ya de pensar eso – apretó fuerte mi mano – es tu madre y te va a adorar cuando te vea, eres la creatura mas adorable que exista – bufe.
Eso lo dice por que me amas – conteste.
Te amo – dijo seguro – pero eres maravillosa, millones de personas lo piensan – fruncí el ceño.
Pero amor si ella… - me interrumpió.
Bella, si ella no te quiere, estará cometiendo el error mas grande de su vida, pero estoy aquí, tienes a tu padre, a Ángela… mi familia te considera parte de ella, tienes a muchas personas que te queremos – sonreí levemente – pero no quiero que saque conclusiones antes de tiempo – concluyo.
No conteste, Edward tenia razón, tenia a muchas personas especiales junto a mi, pero eso no mitigaba el dolor que sentiría si mi madre no me quisiera.
Las calles estaban llenas de basura y las casas en ruinas, era un barrio bastante feo, y parecía peligroso, me sentí preocupada por que ella vivía allí.
Llegamos – murmuro Edward – esta es la dirección – señalo hacia la ventana.
La casa era vieja y de colores deslavados, era pequeña y las ventanas estaban rotas, la basura estaba e la banqueta y tenia un pequeño porche con una llanta de columpio, mis piernas temblaron levemente, sentía mi corazón casi saltar de mi pecho.
No note cuando Edward se Abia bajado y me Abia abierto la puerta.
Ven aquí – dijo mientras me ayudaba a salir y me abrasaba fuerte – todo saldrá bien, estoy casi seguro – beso mi cabello – relájate un poco.
Lo estoy intentando de verdad – conteste – pero no es fácil – me miro fijamente.
Odio verte sufrir – acaricio mi mejilla – quiero verte feliz – susurro.
Me acerque y bese suavemente sus labios – lo soy, y si ella me acepta lo seré mas – sonreí.
Vamos – tomo mi mano.
Caminamos por el pequeño camino de piedras, mi corazón estaba prácticamente fuera de mi cuerpo, mis manos sudaban y mis piernas temblaban levemente.
Nos acercamos a la puerta y Edward toco , apretó el agarre de mi mano, y me miro infundiéndome valor, respire profundamente cuando escuche la puerta abrirse, este era el momento que mas Abia esperado desde hacia tantos años.
La puerta se abrió por completo pero no era lo que yo esperaba, solté aire de pronto; frente a nosotros estaba una pequeña, bueno en realidad parecía una adolescente, tenia puesto sus audífonos y miraba hacia su reproductor.
Edward me miro confundido y aclaro la garganta, ella levanto la vista y sonrío levemente, su cabello rubio y lacio caía sobre sus hombros, tenia un rostro muy hermoso y unos ojos azules bastante profundos, me pareció demasiado familiar.
Se quito los audífonos – OH, disculpen – dijo apenada – en que puedo servirles – pregunto amablemente mientras me miraba fijamente.
Edward me miro y al ver que no decía nada hablo el – hola pequeña, buscamos a la señora Renne Dwyer – dijo Edward amablemente.
Yo… - seguía mirándome de una manera muy extraña – mama salio con mi padre – contesto.
Me quede helada por un segundo, ya sabia por que me era tan familiar aquella niña, ella era mi hermana, hija de mi madre, sus ojos azules eran inconfundibles, me sentí dolida por un momento, ella no me quería me había abandonado y ahora tenia otra familia, luche por contener las lagrimas que acechaban - mis ojos.
A que hora regresara pequeña? – pregunto Edward.
Ella paresia confundida, sus ojos no se despegaban de mi – quienes son ustedes? - Pregunto
Mi nombre es Edward – sonrío – y ella es bella… - Edward se detuvo al escuchar un grito ahogado.
Bella! – Grito – No puede ser…. Bella Swan – grito de nuevo – esto no puede ser cierto – dijo emocionada.
Me miraba fijamente con una enorme sonrisa en sus labios, era muy hermosa, sentí un apretón en el corazón, ella era mi hermana, la hermana que siempre Abia querido, aunque estas no eran las mejores circunstancias.
Pero… esto no es posible – dijo nerviosa – que haces a qui?, digo, me alegra que estés aquí, pero que busca una persona como tu en un ligar como este – señalo su alrededor – no sabes como he soñado con conocerte algún día, seguramente esto es un sueño – se movía nerviosamente.
Tranquila – hable por fin – dime primero como te llamas? – pregunte curiosa.
Se detuvo y me miro fijamente – yo, yo… me llamo, eh, Ariadna – sonrío ampliamente; limpio su mano en su blusa y me la tedio tímidamente.
Sonreí y la tome al instante, Ariadna parecía una niña desprotegida, se veía tan tímida, cuando tome su mano sentí ese calor familiar, no pude evitar el impulso y la abrace, dejando salir las lagrimas de mis ojos, tenia una hermanita y Abia encontrado por fin a mi madre aunque no sabia su reacción, me sentí esperanzada; ella rodeo mi cintura con sus brazos y me apretó fuerte.
Señorita bella, por que llora? – su voz sonó triste.
Me separe levemente y me limpie las lagrimas – tranquila, es solo que estoy emocionada – respondí – me alegra mucho conocerte – sonreí.
Enserio? – Dijo incrédula – esto es increíble, digo, soy su fan – se sonrojo.
Sonreí y mire a mi ángel, tenia una enorme sonrisa en su rostro, sus ojos eran dulces y tiernos, el entendía perfectamente lo que pasaba y nuevamente me reiteraba su apoyo.
Mira Ariadna el es Edward mi novio – dije sonriente.
Si, lo se – contesto – lo he leído en las revistas – concluyo.
Mucho gusto señorita – Edward le tendió la mano – eres muy linda, cuantos años tienes? – pregunto amablemente.
Eh, yo… 15 años – contesto apenada.
Quince años? – Dije sorprendida – ya eres toda una señorita – agacho la mirada.
Mi madre Abia tardado algunos años en volver a tener hijos… se sentiría culpable por haberme abandonado?.
Y tienes hermanos? – pregunte.
No soy hija única, mama no quiso tener mas hijos – frunció el ceño.
Tu… querías hermanos? – la mire expectante.
Si, siempre quise una hermana, abría sido mas fácil – dijo triste.
Medite su respuesta, a que se refería con mas fácil, mire a Edward y parecía igualmente intrigado.
Disculpe señorita bella, no sabe cuanto me alegro de que este aquí, es como un sueño hecho realidad… pero me sorprende, conoce a mi madre? – pregunto confundida.
Me sentí nerviosa, no creía fuese lo mejor decirle la verdad por ahora – eh, si, necesito hablar con ella – conteste.
Sonrío – quieren pasar, pueden esperarla – dijo esperanzada.
Su carita me rompió el corazón, como podía sentir tanto por esta niña que apenas conocía, seguramente eso de que la “sangre llama” era cierto.
Que tal si vamos por un helado – sugirió Edward.
Si, vamos, te gustaría? – pregunte; señorío ampliamente.
Claro, aunque no debería salir, papa se puede molestar – frunció el ceño.
Regresaremos pronto, antes que ellos – sugirió Edward.
Esta bien, me pondré mis tenis, pasen – hizo un gesto con la mano.
Caminamos hasta llegar a una pequeñas sala de estar, el interior de la casa no era mejor que el exterior, en una esquina había una mesa rota con unas sillas descoloridas, la sala tenia solo un gran sillón de cuero deslavado frente a un televisor viejo; algunas fotos en las paredes y focos sobresalidos, eran condiciones muy humildes, mi casa de forks era una mansión comparado con esto, me sentí triste de que mi madre y mi hermanita vivieran en estas condiciones, las paredes ni siquiera estaban pintadas.
Bella, no te sientas mal – susurro Edward, mientras apretaba mi mano.
No puedo evitarlo, mira esto – murmure.
Listo – dijo Ariadna.
Vamos entonces – dijo Edward.
Caminamos hasta donde se encontraba el auto de Edward, me abrió la puerta y después hizo lo mismo con ella.
Tu auto es muy bonito – le dijo a Edward.
Gracias, cuando quieras – bromeo, ambos reímos.
Hablas en serio? – Pregunto ella – acabo de aprender a conducir – me gire para mirarla asustada.
Que? – casi grite – tu conduciendo? – La imagine a ella tan pequeña e indefensa detrás de un volante.
Eh, si, mi amigo Alec me ha enseñado, su padre le ha regalado un Nissan muy viejo, pero aun sirve – dijo apenada.
Tendré que cruzar algunas palabras con tu amigo – dije molesta – aun eres muy pequeña es muy peligroso que conduzcas – agacho la mirada.
Tranquila bella – dijo Edward – yo aprendí a conducir a esa edad no es tan peligroso – le guiño un ojo.
Tu por que eres un aventurero y atrevido – ambos sonrieron.
Llegamos hasta un pequeño parque, había una heladería enfrente, Edward bajo por los helados, casualmente ambas amábamos el de chocolate.
Señorita bella… - la interrumpí.
Llámame bella – le anime.
Bella, que se siente ser tan famosa? – su pregunta me sorprendió.
Bueno, es muy bueno cuando puedes ver el cariño de los fans y puedes ayudar a las personas – sonreí – pero los reporteros son un asco a veces – gruñí.
Lose, me enoja mucho cuando sacan notas amarillistas sobre ti, creo que con tu talento debería ser suficiente, aunque supongo que es su negocio – concluyo.
Nos quedamos un momento en silencio, tenía muchas preguntas y aun pocas respuestas
A que se dedican tus padres – pregunte por fin.
Bueno, mama trabaja como recepcionista en un hospital del centro y papa… el por ahora esta desempleado – dijo contrariada.
Ha, y tu estudias? – asintió.
Si, voy en último año de secundaria – me contó.
Y que mas te gusta hacer – necesitaba saber mas cosas sobre ella y mi madre.
Me encanta bailar – dijo triste.
Eso te entristece? – pregunte contrariada.
No… es solo que, antes llegaba a clases, pero mama ya no pudo pagármelas y tuve que dejarlas, lo entiendo ella se esfuerza mucho, pero aun así me duele haberlo dejado – contesto melancólica.
Sentí ganas de abrasarla, mi madre tenia un trabajo en el que no ganaba lo suficiente, su padre era desempleado, se podía ver todas las carencias que sufrían; pero no seria mas axial, yo las ayudaría desde ahora, esperaba mi madre no me aborreciera tanto como para aceptar mi ayuda.
Tranquila, pronto todo se arreglara, confía en mi – sonrío y asintió.
Edward regreso con tres helados de chocolate en las manos – hermosas señoritas, aquí tienen – nos tendió los helados.
Gracias caballero – respondí – veo que también has comprado de chocolate? – señale su helado.
Me encanta el chocolate – pero no miraba el helado, me miraba fijamente a mi, contrólate bella – me repetí.
Edward condujo de nuevo a la casa, ella parecía feliz, comía animadamente su helado, como reaccionaria cuando se enterara que era mi hermana, me dejaría mi madre estar cerca de ella?.
No puede ser – murmuro Ariadna.
Que sucede - pregunte.
Mis padres han llegado – señalo una camioneta Ford bastante vieja, que estaba estacionada frente a la casa.
Edward se estaciono detrás de la camioneta, y bajo para abrirnos la puerta; caminamos hasta la puerta y Ariadna la abrió.
Esperen un momento por favor – nos pidió preocupada.
Tranquila – le dije, pero era mas para mi, mis manos sudaban de nuevo, ahora si, por fin mi madre estaba a unos pasos de mi.
Ella entro y Edward me tomo de la mano infundiéndome valor, se escucharon algunas voces dentro, mas bien parecían gritos, me preocupe, la habíamos metido en problemas.
Te he dicho mil veces que no salgas sin permiso – pude distinguir la voz de n hombre.
Papa, lo siento, es que buscan a mama y Salí un momento con ellos – se justificaba.
Me importa un comino, te daré tu merecido – gritaban de nuevo.
No te atrevas a tocarla – intervino una voz femenina, mis huesos temblaron y mi corazón latió desbocado al escucharla.
No te metas – decía el hombre – o tu también recibirás tu merecido – amenazaba.
Edward me miro horrorizado al escuchar también las amenazas y toco la puerta sin esperarlas.
Quien demonios es – grito de nuevo el hombre.
Buscan a mama – repitió Ariadna.
Ahora voy – grito la mujer.
Pasaron segundos, pero talvez pudieron ser horas, la puerta se abrió por fin dejando ver claramente a dos personas, la primera era Ariadna que me sonreía apenada… y la otra… esa era imagen añorada, esos ojos azules que me miraban fijamente, algunas arrugas acentuadas y una pestañas pronunciadas; mi corazón dolido desde mi infancia, se rompió al verla de nuevo, sentí unas lagrimas rodar por mis mejillas y mi mano apretar exageradamente la de Edward.
Be…lla – su voz se quebró al decir mi nombre.
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