Me levanté por la mañana y me fui a trabajar. Cuando llegué, allí estaba, esperándome en la puerta con una sonrisa torcida, de las suyas.
-Hola cariño- me dijo y me besó
-Hola- le dije devolviéndole el beso.
-¿Qué tal has dormido?-me dijo cogiéndome de la mano para entrar a la oficina.
-Bien, aunque echándote de menos.- le dije y entramos a la oficina juntos, cogidos de la mano, como una pareja normal. La gente nos miraba, y otra gente me miraba y me sonreía, había conseguido conquistar a Edward Cullen.
Fue un duro día de trabajo y de cotilleos por parte de los empleados. Alison, mi secretaria, me preguntó que qué tal con Edward, y yo le conté todo lo que había pasado el día anterior a la salida del restaurante. Al salir de la oficina, me reuní con Edward en el aparcamiento.
-¿Qué tal has pasado el día?- le pregunté mientras me acercaba a él.
-Bien, aunque lleno de preguntas, pero bien- me envolvió con su brazo encima de mis hombros y fuimos caminando hasta nuestros coches, que estaban aparcados uno al lado del otro.
-Bella, he pensado en que vayamos el sábado a comer donde mi hermana, para que os conozcáis- me dijo
-Oh, vale- le contesté. Esto iba en serio, me quería presentar a su hermana, que era la única familia que tenía.
-También he pensado si te apetecería cenar conmigo en mi piso el viernes- me dijo
-Vale- le dije riéndome y acercándome más a él. Entonces, él me agarró con sus brazos por mi cintura y me arrimó más a él, acercando su boca a la mía y presionando mis labios contra los suyos.- Si te quieres venir a mi casa- le dije separándome un poco de sus labios para poder respirar, pero sin dejar de besarle.
-Está bien- me dijo dándome el último beso, no era plan de darnos el lote en el aparcamiento del trabajo, al fin y al cabo, éramos jefes.
Edward me siguió hasta mi casa y subimos hasta ella.
-Esta es mi casa- le dije entrando por la puerta y dejando el bolso y el abrigo en el perchero.
-Es muy bonita, y grande-me dijo mirándola.
-Ven, este es el salón- le cogí de la mano y me lo llevé al salón para enseñárselo.- Y esta es la cocina- le cogí y me lo llevé a la cocina para enseñársela.
-Es muy bonita – me dijo
-Este es el cuarto de baño pequeño- le dije señalándoselo- Esta es la habitación pequeña-le dije entrando en ella para enseñársela.
-Mola- me dijo sonriéndome. Aquella habitación la tenía vacía.
-Este es el despacho- se lo señalé sin llegar a entrar- Y por último… este es mi cuarto- le dije entrando ambos en la habitación. Mi cuarto tenía una enorme cama de matrimonio y dos mesillas a los lados. En frente de la cama, había una televisión panorámica, y a un lado de la cama, estaba el armario empotrado de color blanco, al igual que las sábanas de la cama.
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