Me fui derecha al trabajo apenada por la marcha de Edward, ya le estaba empezando a echar de menos. Fue un día horrible sin él, y aun me quedaban 14 días por delante. Me acosté pronto, estaba rendida.
Me desperté con la luz del sol que entraba por mi ventana. Me giré para besar a Edward, pero me percaté de que estaba sola. Fue un día muy cansado en el trabajo. Llegué a casa, me puse ropa cómoda y me senté en el sofá a ver la tele. Estaba viendo un programa sobre los embarazos cuando sonó mi móvil. Me levanté sobresaltada al pensar que seguramente sería Edward, y efectivamente era él.
-Hola cariño- le contesté
-Hola mi amor, ¿qué tal?- me preguntó con su dulce voz al otro lado del teléfono.
-Bien- le mentí-Echándote de menos- no sabía vivir sin él cerca de mí
-Oh cielo, yo también te echo mucho de menos, estoy deseando volver- me dijo en tono cariñoso.
-Ya queda un día menos- le dije alegrándome de aquello
Continuamos hablando cerca de dos horas. Me estuvo contando donde se encontraba alojado y cómo le iba en la oficina. Allí eran las dos de la mañana, iban 7 horas adelantados.
Las dos semanas transcurrieron lentamente, aunque hubo días que estuve más o menos entretenida, pues uno de ellos fui a cenar con Charlie y otro vino Jessica (mi mejor amiga) a visitarme a mi casa.
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