Eran las 11 y media de la mañana y yo estaba en el sofá del salón tumbada y pensando en como decírselo. De pronto apareció por el saló con una sonrisa y vino al sofá y me abrazó y me besó dándome los buenos días.
-Buenos días cariño- me besó
-¡Felicidades!- le volví a besar. Esta vez fue más fuerte e hice fuerza para que no se me escapara. Él se tumbó encima mía y me besó descontroladamente, pero yo le paré, aunque me resultó difícil.
-Edward, tengo… algo que decirte- le dije con la voz entrecortada, tenía un poco de miedo.
-¿Qué pasa mi amor? – siguió besándome el cuello.
-Edward… esto es serio…- le cogí con ambas manos la cara.- Verás… - suspiré hondo antes de soltar aquellas palabras.- Estoy… estoy embarazada- le dije por fin. Él se quedó paralizado, pero al fin habló.
-¿En serio?- me preguntó.
-Sí… Edward, entiendo que a lo mejor te cueste asumirlo, pero…- no me dejó terminar
-Bella, Bella- me cogió con ambas manos mi cara y me miró fijamente a los ojos- Es maravilloso- esbozó una gran sonrisa y sus ojos brillaron de felicidad.
-¿Lo dices en serio?- le pregunté mientras mi boca también iba esbozando poco a poco una pequeña sonrisa.
-Más en serio que nunca- me respondió- ¿Por qué?- me preguntó fascinado. Tenía cara de felicidad, se lo había tomado mucho mejor de lo que me esperaba.
-Es que… es que… pensé que… que no te haría ilusión, que me abandonarías- le miré sus finos labios.
-¿Bromeas?- me dijo riéndose- ¿Eso pensabas?- nos incorporamos y nos quedamos sentados en el sofá. –Bella, es el mejor regalo de cumpleaños que me puedan dar- se acercó más a mí mirándome los labios, como yo a él.- Es maravilloso, es el fruto de nuestro amor y deseo, ¿cómo has podido pensar que te abandonaría?- me dio un ligero beso en los labios y yo se lo devolví, entonces nuestras respiraciones se volvieron más entrecortadas. Esta vez no podía pararlo, así que puse mis piernas al lado de sus costados quedándome encima suya. Y me eché el pelo a un lado para que él pudiera besarme la otra parte de mi cuello mientras yo me iba quitando la blusa. Me acarició mis pechos y yo comencé a desabrocharle la camisa del pijama. Le deseaba, le deseaba como a nadie le había deseado en toda mi vida. Ambos conseguimos quitarnos nuestros pantalones y Edward me quitó, o más bien, me arrancó el sujetador. Seguimos besándonos y él acariciándome y lamiéndome todo el cuerpo. Al fin, nos quedamos desnudos y Edward me penetró y ambos gemimos, pero él tapó mis labios con los suyos.
-Bella- gimió en mi oído lo que hizo excitarme más, y esto provocó que mis movimientos hacia arriba y hacia abajo sieran más agitados y más rápidos.
-EDWARD- grité en su oído mientras ambos llegamos al orgasmo. Entonces yo caí encima suyo y ambos quedamos con la respiración agitada. Descansamos unos minutos en el sofá tratando de recuperar la respiración.
-Te amo Bella- me dijo acariciándome con sus dedos desde el principio de mi espalda, hasta el principio del trasero.
-Yo también te quiero Edward- le dije cerrando mis ojos.
Nos quedamos un poco dormidos hasta que sonó el teléfono y me levanté a cogerlo.
-¿Si?- lo descolgué. Yo estaba totalmente desnuda y Edward seguía tumbado en el sofá.
-Hola Bella- era Charlie.
-Hola papá, ¿vienes ya para aquí?- le pregunté. Edward se levantó, completamente desnudo, y se situó detrás mía.
-Sí, en diez minutos salgo para allá, ¿quieres que lleve algo?- Edward empezó a besarme el cuello y a acariciarme los pechos.
-Va… vale- le dije tartamudeando, pues no podía resistirme a las caricias que me otorgaba Edward.
-¿Te pasa algo Bella?- me preguntó Charlie
-No papá, no me pasa nada.- Edward seguía acariciándome el cuerpo desnudo. Comenzó por el cuello, luego siguió por la espalda y el pecho y por último las nalgas y mi vientre, donde se encontraba nuestro bebé-
-¡Felicita a Edward!- me dijo mi padre en tono divertido.
-Vale, lo… lo haré- le dije tratando de no soltar ningún gritito o gemido.
-¿Cuántos cumple?- me preguntó
-27- estaba deseando colgar y entregarme a Edward.
-Bueno… hasta ahora- me dijo mi padre despidiéndose de mí.
-Chao- colgué el teléfono y me di la vuelta para besar a Edward. Nos besamos y él siguió acariciándome las nalgas de arriba abajo, lo cual me excitaba. Le empujé de modo que cayese al sillón y se quedó sentado esperando a que me sentara sobre él. Lo hice, me senté encima de él metiendo su miembro donde yo lo necesitaba. Puse mis manos en sus hombros y comencé a moverme de arriba abajo, de un lado a otro…
-Bella- gimió acariciándome los pechos.
-Edward- le respondí con otro gemido. Mis movimientos se volvieron más rápidos hasta alcanzar el orgasmo.
-Ah- gritamos los dos a la vez y paramos.
-Edward… será mejor que nos vistamos- le dije con la respiración acelerada y aun dentro de él.
-Está bien- me respondió. Me salí de él y me cogí mi ropa para vestirme al igual que él.
-Bella, ¿de cuanto estás?- me preguntó mientras se ponía los boxers.
-De 17 días. Me dejaste embarazada la primera vez que lo hicimos.- me acerqué a él para insinuarle y le besé.
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