Sonó el despertador. Eran las 8 de la mañana y había que ir a trabajar.
-Cariño…- Edward tenía cara de sueño y estaba bostezando cuando me movió para despertarme.
-Mmmm.- yo me quejé, estaba muy a gusto encima de su pecho, y quería seguir durmiendo. Edward se levantó y se fue al baño a ducharse y vestirse para ir a trabajar. Yo seguía durmiendo cuando de repente noté que algo me besaba la parte trasera del cuello, y entonces fue cuando abrí los ojos y le ví allí, con una sonrisa en la cara tratando de despertarme de la mejor manera posible.
-Cariño, despierta…- me decía Edward mientras me daba pequeños besos en el cuello haciéndome cosquillas.
-Ven… túmbate conmigo- le cogí con ambas manos su cara y le besé.
-Bella, cielo, tenemos que ir a trabajar…- me dijo acariciándome mi cara.
Yo me levanté y me vestí con la misma ropa que me había traído, pues en casa de Edward no tenía ropa.
Fue un día de duro trabajo hasta las 2 de la tarde, que fue cuando por fin salimos del trabajo y nos fuimos a mi casa. Edward y yo, dormimos un poco de siesta, estábamos agotados. Nos levantamos y nos vestimos para ir a casa de mi padre.
Mi padre vivía en una casita de dos pisos con un par de habitaciones (una de ellas era la mía), dos baños, un salón y una cocina. Estaba cerca de la mía, más o menos a 5 kilómetros. Mientras íbamos de camino, a Edward le sonó el móvil. Era Alice, se lo cogí.
-Hola Alice- descolgué el móvil y la saludé.
-¡Hola Bella!- Alice estaba muy contenta, ¿qué sucedería?
-¿Qué tal?- la pregunté inquieta. Sabía que tenía algo que decirnos, así que puse el altavoz para que Edward también lo escuchase.
-¡¡Muy bien!! ¡Me han dado las pruebas!- contestó alegremente, como si pasase algo especial
-¿Y qué tal?- le preguntamos Edward y yo a la vez mirándonos.
-¡¡ESTOY EMBARAZADA!!-Edward y yo nos quedamos paralizados y nos miramos con cara de felicidad.
-¡¡Qué bien Alice!!- gritó Edward con alegría, pues iba a ser tío.
-¡Enhorabuena!- grité yo
-Muchas gracias chicos. ¿Cuándo vais a venir a verme?- nos preguntó inquieta por esperar una respuesta.
-Pues… ¿el viernes te parece bien?- le preguntó Edward
-Perfecto- dijo Alice con tono alegre. Alice llevaba intentando quedarse embarazada desde que se casó, y por fin lo había conseguido.
Colgué el teléfono y justo llegamos a casa de Charlie, que estaba en la puerta esperándonos. Al vernos, soltó una sonrisa y nos saludó desde allí. Yo y Edward le devolvimos el saludo.
-Qué bien… Está muy contenta…- le dije a Edward mientras salíamos del coche. Me rodeó con su brazo por encima de mis hombros y fuimos caminando hasta la puerta de la casa de mí padre.
-¿Quieres quedarte tú también embarazada?- me dijo con una sonrisa pícara y ambos nos reimos.
-¡Hola papá!- me abalancé sobre él y nos dimos un fuerte abrazo. Hacía más de dos semanas que no le veía.
-Hola cariño- me dijo él con dulzura.
-Papá, este es Edward- le dije mientras le señalaba con mi mano.
-Encantado Edward- le dijo mi padre mientras se daban la mano en muestra de saludo.
-Lo mismo digo Charlie- le dijo Edward sonriendo.
Pasamos dentro y yo le enseñé la casa a Edward mientras Charlie terminaba de poner la mesa para cenar. A Edward le gustó mucho. Terminamos de cenar a eso de las diez, y al rato nos fuimos a casa.
-Tu padre es majísimo- me dijo Edward mientras entrábamos por la puerta de casa. Le sonreí, para mí era muy importante que los dos hombres más importantes de mi vida, se llevaran bien.
-Edward, el sábado es tu cumple- le dije acercándome a él y agarrándome a su cuello- ¿Qué vas a querer que te regale?- le dije mientras él me miraba fijamente agarrándome por la cintura para que no me escapase.
-Te quiero a ti, no necesito nada más- me apartó un mechón de pelo que ocupaba mis labios para que quedasen libres y él me los pudiese besar. Me besó.
-No, en serio, ¿qué vas a querer?- le dije
-A ti, solo a ti- me dijo volviéndome a besar.
-Ya me tienes- podía oler su dulce aliento. Estaba muy cerca de mi.- Edward, he pensado en que te vengas a vivir aquí, conmigo- le pregunté sin parar de mirar sus finos labios. Asintió con la cabeza y me volvió a besar. Eso significaba que sí.
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