Me enseñó su casa. Era un piso parecido al mío: con dos baños, una cocina, un salón y dos habitaciones. Era bastante bonito.
-Me gusta tu piso- le dije abrazándome a él
-¿Sí?- comenzó a besarme el cuello y luego fue a mi boca. Nos fuimos derechos a su cuarto que tenía una cama grande. Me tumbó debajo de él y comenzó a levantarme la camiseta mientras me besaba. Yo también se la quité a él y comencé a lamer su duro pecho mientras él me quitaba los vaqueros. Nuestras respiraciones se hicieron más intensas y nos giramos. Ahora yo estaba encima de él con mis piernas desnudas a los lados de su costado. Me incliné para besarle y él aprovechó para quitarme el sujetador y besar mis pechos. Yo fui bajando por su pecho hasta llegar a su pantalón y se lo fui quitando poco a poco mientras le acariciaba lo que había dentro de su bóxer. Él gimió de placer cuando yo le bajé el bóxer y su miembro me lo llevé a mi boca. Comenzó a gritar mi nombre, entonces yo me quité el tanga y él sacó del cajón de la mesilla un preservativo y se lo puso mientras yo le lamía el pecho. Ambos estábamos desnudos y muy excitados. Yo cogí su miembro y me lo penetré. Ambos gemimos. Yo me movía de arriba abajo. Subía y bajaba, subía y bajaba. Él gritaba mi nombre y eso me ponía más.
-Bella- gritaba- BELLA- gritaba más alto.
-EDWARD- le decía yo al oído.
Seguimos moviéndonos hasta alcanzar el orgasmo. Estuvimos toda la noche haciéndolo, Edward era increíble en la cama. Me hacía sentir mucho placer, y yo a él también.
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