Pasaron los meses y yo ya estaba de poco más de tres meses. Era 13 de Septiembre y era mi cumpleaños, cumplía 26. Me desperté por la mañana, o más bien me despertó Edward con sus dulces y suaves besos.
-Felicidades mi amor- me dijo Edward mientras me daba pequeños besos en el cuello.
-Hola- bostecé y me giré para poder ver mejor su linda cara y besarlo.
Charlie, Jasper y Alice vendrían a comer a casa para celebrar mi cumpleaños, así que me duché y me arreglé para la ocasión. Alice llevaba una camisa de premamá, pues ya estaba de casi cinco meses. Su bebé iba a ser una niña y se llamaría Samantha. Ella y Jasper estaban muy contentos. Yo llevaba unos vaqueros pitillos, unas manoletinas negras y una camiseta de tirantes anchos y ajustada. Ya se me notaba un poco mi pequeña tripa de embarazada. Lo pasamos muy bien. Charlie me regaló alguna que otra camiseta de premamá y unas botas negras preciosas. Edward me regaló ropa y Alice me regaló mi colonia favorita de “Hugo Boss”. Llegaron las ocho de la tarde y los invitados se fueron a sus casas, por lo que nos quedamos Edward y yo solos.
Edward se acercó y me abrazó por detrás dándome pequeños besos en los hombros y en el cuello. Yo me giré y le besé. Me agarré con mis brazos a su cuello y él me cogió, quedando yo con las piernas enredadas a su cintura. Me llevó hasta el cuarto, donde me tumbó en la cama y me besó más apasionadamente. Comenzó a desnudarme al igual que yo a él. Al fin me quedé solo con mi ropa interior, la cual era lencería muy sexy. No tardó ni cinco segundos en quitármela y dejarme completamente desnuda debajo de él. Me besó los pechos haciéndome gemir.
-Edward- comencé a gemir mientras él me daba sensuales caricias por todo mi cuerpo hasta llegar a mi zona más íntima, en la cual metió uno de sus dedos.
-EDWARD- grité cuando introdujo su dedo en mi intimidad mientras me besaba y lamía los pechos. Después metió otro más, lo cual me produjo más placer del que ya sentía. Edward no paraba de repetir mi nombre, lo cual me excitaba mucho más.
-Edward hazme tuya- le grité, no aguantaba más, aquello era una tortura, quería que me hiciese el amor en ese mismo instante. Edward se percató de aquello, así que me penetró y ambos gritamos.
-BELLA- Edward gritaba mi nombre mientras se movía dentro de mí una y otra vez. Sus movimientos eran cada vez más rápidos y su lengua lamía parte de mi cuerpo.
-¡EDWARD!- gemí y le besé- MÁS, QUIERO MÁS- estaba muy excitada y necesitaba más. Edward aceleró sus movimientos y yo enredé mis piernas alrededor de su cintura para que me penetrase mejor.
-BELLA, BELLA- gritaba una y otra vez. Enredé mis dedos entre su pelo y el puso sus puños cerrados a ambos lados de mi cabeza, ahora estaba totalmente entregada a él, era toda para él, y él para mí. Ambos alcanzamos el orgasmo unas cuantas veces, hasta que paramos y caímos en un profundo sueño, al día siguiente había que trabajar.
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