Sólo 24 Horas más

Autor: Day_Swan
Género: Fantasí­a
Fecha Creación: 31/12/2013
Fecha Actualización: 16/01/2014
Finalizado: NO
Votos: 9
Comentarios: 6
Visitas: 11502
Capítulos: 9

Sólo 24 horas más

Sinopsis

“Todas mis posesiones por un poco más de tiempo”. Edward ha prometido un amor eterno a Bella; no obstante, un accidente automovilístico hace lo impensable: los separa. ¿Cuáles son los pensamientos de Edward antes de morir? Bella. Sólo ella. Tiempo. Sólo un día, para decirle todo lo que no le dijo. Un deseo de navidad, un amor inmortal y la intensidad de dos almas con el único deseo de estar juntas, sólo 24 horas más… para luego decir adiós.


Hola chicas, creo que tardé en subir el fic en esta página. La tengo en Fanfiction bajo mi usario "Day M. Odair" Está prohibido publicarla sin autorización previa. 

La trama es completamente de mi autoría. Es súper triste, pero con final feliz.

¡Espero se animen a leer!

Day_Swan

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Capítulo 9: Epílogo

Epílogo

25 de diciembre, 2013. Lexington Kentucky.

Para Anthony la vida definitivamente nunca, ni siquiera en los momentos en los que pensó todo lo contrario, fue fácil. Desde que era niño tuvo que atravesar una fuerte decepción en cuanto a sus padres, y además, intentó madurar demasiado joven, dejando atrás su adolescencia y haciéndose cargo de responsabilidades que, indudablemente, no le pertenecían. Como todas las personas, ha cometido tantos errores que ha perdido la cuenta; a partir del momento en que las cosas se complicaron en su vida, supuso que debía escoger el camino más fácil. Pero lo que Anthony está tardando en comprender es que muy pocas personas se dan cuenta de sus peores errores, pocas personas asumen lo malo que han hecho, y por supuesto, muy pocas, quizás nadie aparte de él mismo, sean capaces de renunciar a su vida sólo para darle una oportunidad a otra persona, que además es casi un desconocido para él. Dime tú, ¿harías lo mismo que está dispuesto a hacer Anthony? Dejar atrás su vida... dejar solos a su hermana y sobrino, sólo para ofrecerle su cuerpo a un completo desconocido, que quizás está sufriendo lo mismo que Anthony sufre en silencio.

En el momento que Edward abandonó su cuerpo, Anthony supo que no tendría fuerzas suficientes para despertar del coma. Su alma está débil, quizás por las maldades que había hecho cuando vivía, o quizás porque Edward, al marcharse, lo dejó desolado y vacío; Anthony no puede dejar de pensar en el sufrimiento de quien comenzó a considerar su amigo, además de la novia de éste..., de hecho, eso es lo que más le duele, jamás había visto un amor como el de Edward y Bella, jamás pensó que un sentimiento parecido podría existir. Como siempre lo decía cuando era más joven: “ver para creer”, y al conocer los sentimientos que inundan el alma de Edward al ver a Bella, besarla, tocarla…, supo que como ese amor, no existe uno parecido, pues es único, de esos que jamás se olvidan, ni con el paso del tiempo.

Y Anthony no está dispuesto a permitir que ese amor entre ellos no tenga un final feliz.

El cuerpo de Anthony se encuentra ahora postrado en una cama de hospital, sin poder moverse, sin poder despertar. Se pregunta si algún día podrá hablar con Bella y explicarle que Edward no aceptó el regalo que él quiso darle porque es una persona completamente afable y leal y no puede vivir —en donde sea que se encuentre— con la idea de que alguien se ha sacrificado de esa manera por él. Anthony comprendió muchas veces a Edward y se dio cuenta que era el mejor hombre que ha conocido en toda su vida, es el reflejo de la amabilidad, honestidad, lealtad y firmeza, y Anthony entiende que, si va a tener una vida plena y regenerada, debe convertirse en alguien parecido a Edward, dejando a un lado todo aquel pasado oscuro y lleno de pecados.

—Edward me ofreció una oportunidad —dice para sí mismo, aún con voz cansada y con ganas de despertar y rogar al cielo porque el alma de Edward esté en paz donde quiera que esté—, ahora debo hacerlo sentir orgulloso, y cuidar de Bella.

...

Anthony no es consciente del tiempo que transcurrió, sólo escuchó cómo enfermeras entran y salen de su habitación hasta que, en un momento de la noche, o quizás de la mañana, siente que alguien toca su mano.

Y justo en ese momento, su alma cae en un profundo y tranquilo sueño.

Se halla en una cálida y soleada playa. Él siempre quiso estar en la playa pero nunca se atrevió a visitarla porque tenía demasiadas cosas por hacer. Ahora, definitivamente no puede creerlo aún cuando lo está viendo. El paisaje es precioso y atrayente y se siente infinitamente agradecido por el ambiente tan confortable donde fue enviado para descansar.

—No vienes a descansar, Anthony —dice una voz aniñada a su espalda. Anthony se estremece ligeramente, pues de inmediato reconoce la voz de quien le habla—, necesito hablar muy seriamente conmigo.

—Yo también —contesta él, sin detenerse a pensárselo dos veces. Él sabe exactamente lo que va a decirle, no tiene dudas de aquello.

—Oh. Eso imaginé, o eso fue lo que Edward me dio a entender —contesta Jane con una sonrisa perezosa en su rostro angelical—, ¿en qué estabas pensando, Anthony? Tú simplemente no puedes renunciar a una vida que te fue dada, es prácticamente un pecado.

—No es un pecado, no por los motivos que tengo. —Se apresura a contestar él, con el corazón latiendo fuertemente rápido—. Sacrificio. Lo he entendido, finalmente he comprendido de lo que se trata la vida. Sé que a pesar de todos los problemas, irse por el camino fácil es el equivocado. Odiar a mi propio sobrino fue un error del que me arrepentiré el resto de mi vida; por fin he comprendido que lo único importante, a lo que debo aferrarme cuando las cosas se vuelvan difíciles, es al amor. Quiero a Edward y quiero a Bella al igual que quiero a mis hermanas y a Sthep, por cualquiera de ellos sería capaz de dar mi vida. Comprendo ahora que la felicidad principalmente no se alcanza con grandes cosas superficiales, sino con pequeñas muestras de afecto que sólo las personas, que verdaderamente te aman, pueden ofrecerte.

—Sé que lo has entendido —repone Jane muy satisfecha por lo que Anthony ha dicho—, y por eso estoy aquí, para felicitarte, finalmente has encontrado la luz que tu alma necesitaba. Despertarás en cualquier momento.

—Eso es lo que menos quiero ahora —contesta el chico con el ceño profundamente fruncido—, ¿dónde está Bella? ¿Qué ha ocurrido con ella? Se quedó sola en mitad de la calle cuando Edward se marchó… ¿y Edward dónde está?

Jane le dedica una sonrisa cómplice.

—Bella está en el hospital contigo, Anthony.

—¿En serio?

—Completamente. Pero dime, ¿qué harás con tu vida a partir del momento en que despiertes? —Jane lo mira directamente a los ojos, de esa forma que estremece a cualquiera.

—Mejorar como persona. —Solamente contesta él, sin poder sacarse de la cabeza la imagen de Bella llorando por la partida de Edward. Ella sin duda no merece aquello, y lo sabe.

—¿En qué piensas? —inquiere Jane con curiosidad.

—En Bella, en Edward, en todas las personas que murieron… en todas las personas que mueren. ¿Por qué existe la muerte? ¿Por qué tenemos que morir algún día?

—Son cosas que no se pueden cambiar —repone Jane con un encogimiento de hombros.

—Haría lo que sea para cambiar las cosas, mi vida, mis vicios, mis pecados… cualquier cosa. —Él sacude la cabeza, lleno de incredulidad y desconfianza. ¿Cómo va a poder vivir después de todo lo ocurrido? Imposible, Edward dejó una huella en él que vivirá por siempre—, ¿sabes qué me depara el futuro? Quizás seré una persona como Edward, pero con mucha tristeza dentro de mi corazón.

Jane fija nuevamente sus ojos en Anthony, mostrándose impresionada.

—¿Tristeza?

—Sí, tristeza.

—Puedes cambiarlo, ¿sabes? Los deseos no sólo se hicieron para personas como Edward —insinúa Jane con una sonrisa tan gigantesca que abarca casi todo su rostro.

Anthony, a causa de la impresión, retrocede unos pasos lleno de incredulidad.

—¿Qué quieres decir?

Jane pone los ojos en blanco.

—Quiero decir muchas cosas, Tony.

¿Por qué esa chica tiene que estar tan llena de misterios? Anthony sacude la cabeza y se echa a reír por el comportamiento de Jane, quien prácticamente es una niña, y es raro recibir reprimendas o consejos de una cría tan pequeña. ¿Será que es un ángel? Porque su apariencia así lo resume: es rubia, de estatura baja y sonrisa infantil.

—¿Pero cuáles?

Jane suelta un suspiro, como si el darle las explicaciones que necesita a Anthony, fuese un gran esfuerzo para ella.

—Bueno, la primera: es que tú jamás has sido una persona mala. Eres bueno a tu manera, Anthony, eres grandioso y con un alma noble. No necesitas ser como Edward para demostrar tu punto, ¿de acuerdo? —Cuando Jane nota que Anthony asiente con la cabeza, continúa—: Tengo un gran deseo para ti, un deseo de navidad. Puedes pedir lo que quieras, Anthony, cualquier cosa hermosa que se te ocurra.

Anthony realmente no puede creerlo. ¿Personas como él también pueden conseguir un deseo? ¿O quizás esa chica sólo reparte deseos a quien sea que se cruce en su camino?

—Pero… ¿cómo? ¿Por qué?

Jane se echa a reír, completamente divertida por la incredulidad del chico rubio.

—¿Cómo que por qué? Te lo mereces. ¿No sabes por qué le concedí su deseo a Edward? ¡Él te salvó! Ni siquiera sé cómo tu hermana logró escucharlo, pero lo hizo, a pesar de que tú produjiste el accidente él sabía que no fue tu culpa. Otra persona en su lugar te hubiera odiado, pero él no lo hizo. —Jane luce orgullosa de todo lo que Edward hizo, y Anthony sonríe al escucharla—. Y ahora estás tú: eras completamente un chico lleno de rabia, pero en 24 horas te conviertes el alguien lleno de amor y compasión. Y créeme Anthony, nadie en 24 horas se convertiría en lo que tú te has convertido, nadie en 24 horas haría lo que tú quieres hacer por Edward y Bella: darles tu vida para que sean felices. ¡Es que ni Dios puede creerlo! Eres una sorpresa, una maravillosa sorpresa.

Anthony abre los ojos con la impresión instalada en sus facciones. ¿De verdad ella lo ve de esa forma? Se pregunta sin poder creérselo. ¿De verdad él es todo lo que ella ha dicho? Y entonces por primera vez en su vida siente que ha hecho algo bien, algo por lo que debe sentirse orgulloso y pleno, entonces ha conseguido su deseo, e indudablemente, sabe qué es lo que quiere hacer.

—Entonces yo… ¿yo puedo pedir lo que sea?

Jane asiente con la cabeza, y su rostro se ilumina al ver los ojos azules de Anthony inundados en lágrimas. Él realmente es un buen chico, un chico excepcional.

—Quiero una segunda oportunidad, sólo una. El 20 de diciembre se convirtió en un día catastrófico, yo sólo quiero…

Jane lo supo antes de que Anthony lo dijera, y su sonrisa se volvió aún más grande. La chica de cabellos rubios asintió enérgicamente con la cabeza y corrió a los brazos del chico, abrazándolo con una fuerza sobrehumana.

—Eres impresionante —solloza ella, dejándose llevar por el momento—, ustedes dos, son humanos excepcionales —musita refiriéndose a Edward y Anthony.

Anthony abraza a la chica de vuelta y suelta un suspiro.

—¿Entonces mi deseo…?

—¡Por supuesto! Sólo cierra los ojos y deséalo con todo tu corazón.

Anthony piensa que se encuentra en un sueño, en el que los deseos de navidad de esta magnitud se hacen realidad. Pero si algo ha aprendido de esta lección, es a saber elegir el camino que hay que tomar cuando las dificultades llenen su vida. No hay segundas oportunidades, no hay forma de corregir tus errores, sólo hay un ahora, y ese es el que debe importar, por eso Anthony se promete a sí mismo que, de ahora en adelante, sus elecciones serán más acertadas, y no dejará llevarse por cosas superficiales o por el resentimiento, sino por el amor.

Anthony cierra sus ojos y al fin lo dice:

—Déjame corregir mis errores de aquel día, y te prometo que lo haré bien esta vez, lo haré increíblemente bien.

Edward

20 de diciembre, 2013. Lexington Kentucky.

Cuando la oscuridad caiga sobre ti,
y no sepas que hacer…
Nada de lo que digas,
podrá hacer que te ame menos.
Estaré a tu lado
Estaré a tu lado
No dejaré que nadie te haga daño.
Estaré a tu lado…

Recuerdo que, la primera vez que vi a Isabella Swan, pensé que era la chica más remilgada del mundo. Sin embargo, cuando vi de cerca su rostro y su absoluta belleza, acompañados con ese ceño fruncido suyo mientras sus ojos marrones como el chocolate me fulminaron con la mirada, recuerdo haber convulsionado allí mismo, en mi pupitre. ¡Ella es tan hermosa! Pensé y no miento cuando digo que mis hormonas revolotearon alegremente cuando vi su figura curvilínea. La encontré irresistible desde ese momento, y aunque al principio me dije a mí mismo que sólo me acercaba a ella por sus apuntes de química, la verdad era que había caído completamente enamorado de ella.

Despierto en mi habitación después de lo que pareció un santiamén. ¿Cómo, en el cielo, ha ocurrido esto? Miro fijamente el techo de mi habitación y me percato de que estoy junto a Bella, en mi cama, como si nunca, como si jamás, hubiese ocurrido nada. Sacudo la cabeza cuando el escepticismo me invade, y aunque lo estoy viendo, no puedo creerlo. ¿Es así como me despediré de Bella? Pienso, pero una parte de mí, sabe que esto se trata de otra cosa.

¿Qué demonios? Me pregunto una vez más, cuando me levanto de la cama y observo fijamente a Bella y su cabello revuelto, aún sin poder creerlo. ¿Estoy soñando? Porque rayos, sé que todo eso que viví estos días ocurrió, sé que todo esto no fue sólo un sueño. ¿Este es un sueño? Me pellizco con fuerza en mi brazo, para descubrir que sí estoy despierto y que no es un sueño. Esto es real.

¿Entonces de qué va todo esto?

Frunzo el ceño e inmediatamente corro a una velocidad desconcertante a mi cuarto de baño para darme cuenta que mi rostro es el mismo de siempre, mis ojos son verdes, mi cabello cobrizo y despeinado. ¿He vuelto? ¿Mi cuerpo es real? ¿Esto es real?

¡¿Qué rayos ha pasado y por qué estoy aquí?!

Vuelvo a correr a mi habitación y comienzo a rebuscar en mis cajones en busca de mi celular, hasta darme cuenta que se halla debajo de mi almohada, cuando tomo el aparato entre mis temblorosas y frías manos, y veo la hora y la fecha en la pantalla de mi móvil, no puedo creerlo y casi me caigo para atrás a causa de la incredulidad que llevo dentro.

20 de diciembre, 2013. 6:36 am.

Me quedo absolutamente pasmado, aún con la mirada fija en mi celular, preguntándome qué debería hacer a partir de ahora. ¿Despertar a Bella? ¿Correr en busca de Anthony? ¿El día se está repitiendo? Si el día va a repetirse, es obvio que debo impedir que ocurra el accidente, pero, ¿Anthony me recordará o me echará de su casa? Esto definitivamente es la locura más grande que he presenciado en mi vida...

—¿Edward? —Escucho que una voz adormilada murmura, y mi corazón se acelera al reconocer aquella hermosa voz que tantas mariposas aparecen con tan sólo escucharla—, ¿qué estás haciendo? Ven aquí, es muy temprano.

¿Ella no va a recordar nada? ¿Entonces aquello que viví fue un sueño?

—Bella... tú... ¿recuerdas algo? —musito en medio de mi desconcierto. Me siento en la cama y miro intensamente a mi novia, hasta que ésta se remueve inquieta, luego se queda paralizada, y se levanta velozmente de la cama y coloca su mano sobre su boca—. ¿Bella? Yo...

—¿Lo que ocurrió no fue una pesadilla? —pregunta ella con sus ojos desorbitados, mientras retira el cabello de su rostro y camina por toda la habitación como una leona enjaulada. Cuando ve el celular en mis manos, me lo arrebata y al tiempo que observa la fecha, emite un “¿qué demonios?” y se gira hacia mí—. ¿Cómo es esto posible? ¡Oh Edward, no puedo creerlo! —Y se echa a correr a mis brazos, aspirando mi aroma y sujetándome con fuerza por medio de mi camiseta. Ella besa mi cuello, mis mejillas, mis labios, mi frente, mi nariz, y cuando veo las lágrimas en sus ojos, la alejo un poco y la abrazo por la cintura.

—Bella, no puedo creer que esto esté pasando —susurro cerca de su rostro, nuestros labios casi se tocan, pero mantenemos los centímetros de distancia, conforme nos observamos fijamente, esperando que esto sea real, que este momento sea eterno—, no puedo creerlo —repito sin aliento. Miro sus labios rosa para besarla suavemente, y aunque sólo es un roce, mi cuerpo responde con miles de descargas eléctricas.

Ella siempre ha causado eso en mí.

—Edward... por un momento pensé que había tenido una pesadilla, pero cuando me preguntaste si lo recordaba supe que había sido real, que habías muerto, que abandonaste el cuerpo de Anthony y yo, demonios, yo pensé que jamás te volvería a ver —solloza abrazándome una vez más. Su cabeza está en mi pecho y yo deposito mi cara en el hueco de su cuello e inhalo su aroma, mientras ella continúa hablando—: oh Dios, Edward, ¿cómo ha ocurrido esto? ¿Cómo es todo esto posible? ¿Por qué no nos dieron esta oportunidad desde el principio? Volver al pasado y... evitar tanto dolor.

—No lo sé, Bella —contesto, depositando besitos en su cuello—, se me ofreció aquel deseo, sólo me dieron 24 horas. Pero se me informó que Anthony consiguió su deseo y por alguna razón creo que esto fue obra de él.

—¿Qué vamos a hacer, Edward? Si el accidente se repite..., si te pierdo otra vez yo... no puedo, no puedo pensar en vivir sin ti nuevamente. —Sacude la cabeza con la incertidumbre plasmada en su voz—. Tenemos que ayudar a Anthony.

Asiento con la cabeza, y deshago nuestro abrazo, para entrelazar mi mano con la de ella y llevarnos de nuevo a la cama.

—Lo sé lo haremos en unos minutos. Ahora, tengo que decirte muchas cosas y no quiero perder el tiempo. Quiero aprovechar todo el tiempo del mundo, y que este deseo no sea en vano. —Cuando ella toma una respiración profunda, sé que ella está pensando lo mismo que yo, por eso tomo sus manos entre las mías y cuando me encuentro con una rodilla hincada en el suelo, ella abre los ojos como dos platos y en su boca se forma una hermosa “O”, por lo cual yo sonrío tiernamente—. Bella, tienes que saber que te he amado con todo mi ser desde el primer momento en que puse mis ojos en ti, quizás fui lo suficientemente tonto e inmaduro para no aceptarlo, pero ahora aquí estamos, he abierto los ojos, y sé que el tiempo para nuestro amor es demasiado valioso. Quiero tenerte por siempre, quiero poseerte, te deseo, te amo, eres la única que ha traspasado mi alma de esta manera. Eras, eres y serás la única en mi vida, y nunca tuve dudas de esto y sé que estos sentimientos que alojan mi corazón son enteramente correspondidos, por eso no voy a buscar ese anillo justo ahora, sólo te lo diré antes de cualquier cosa; y no voy a estar malditamente nervioso y cortante contigo como lo estuve aquella mañana que cambió mi vida, entiendo ahora que todo lo que quiero, para ser feliz, eres tú. Cásate conmigo Bella, cásate conmigo mañana mismo, dime que sí, por favor, y prometo que moveré el cielo entero para que seas feliz el resto de tu vida.

—Sí, Edward —contesta ella entre lágrimas. Me hala con tanta fuerza, y caigo encima de ella en la cama de mi habitación, y mi cuerpo responde ante su cercanía—. Por supuesto que sí. Siempre supe que eras el indicado. Te amo mi Edward, te amo con todo mi corazón.

Y yo quiero vivir mi vida entera junto a ella.

Me besa suavemente después de decirme aquel “sí” que mi corazón tanto anhelaba, y yo me dejo llevar por sus caricias suaves y dulces. Sé que estoy en casa, sé que ella es mía y lo será para siempre, no hay dudas, hemos recibido la oportunidad que necesitábamos. No más sufrimiento, habrá sólo felicidad en nuestros corazones a partir de este momento.

Por medio de los recuerdos que aún guardo de Anthony, sé dónde queda su casa, por eso, antes de la hora en la que ocurrió el accidente aquella fatídica mañana, Bella y yo nos dirigimos a la casa de Anthony con el sólo pensamiento de evitar que el accidente ocurra. Sin embargo, cuando estaciono el volvo en la entrada de la casa desgarbada del chico, el camión de su padre no se ve por ninguna parte.

—¿Qué crees que ha ocurrido con él? —pregunto a Bella cuando ésta sale del coche y se encamina a la puerta de la casa, yo la sigo un poco titubeante, temeroso de quién nos encontraremos al otro lado de la puerta—, ¿por qué el camión no está?

—Quizás porque se fue más temprano —contesta Bella con una tranquilidad sorprendente.

Ella toca suavemente la puerta y una chica con los labios completamente pintados de rojo, nos abre.

—¿Puedo ayudarlos en algo? —La mujer mira despectivamente a Bella, para después dedicarme una larga mirada a mí y luego de eso Bella me toma fuertemente de la mano y yo sonrío ante sus ilógicos celos—. ¿A quién buscan?

—Anthony —contesto rápidamente.

—Oh. —La chica sale de la casa y cierra la puerta detrás de ella, para después guardar su pintalabios en su bolso de mano—. Él está en el hospital —dice con la mayor naturaleza del mundo.

—¿En el hospital? —inquiere Bella, arrebatándome la pregunta que pensaba formular.

—Sip. Su sobrino estuvo enfermo la noche de ayer, bueno, estaba muy pálido y tenía una tos tremendamente escalofriante, así que Anthony lo llevó al hospital y le dijeron que el niño tiene principio de neumonía. Pero gracias al cielo Anthony lo ha llevado a tiempo. —Ella habla tan rápidamente y sé que la chica le encanta el cotilleo. Observa sus uñas, luego a Bella y finalmente sus ojos se clavan en los míos—. ¿Eres amigo de Anthony?

—Sip, podría decirse que sí.

—Oh, no te he visto en sus fiestas —contesta ella, como tratando de buscarme conversación.

—¿Nos puedes decir a qué hospital ha ido Anthony? —pregunta Bella con un tono inevitablemente cortante.

La chica, a regañadientes, nos dice rápidamente dónde se encuentra Anthony con el niño; luego comienza a andar hacia la carretera y toma el bus sin mirar atrás, supongo que se encuentra un poco dolida por el tono cortante de Bella o quizás está enfadada con Anthony, no lo sé. Recuerdo claramente que Anthony, la pasada noche, no prestó atención a su sobrino aunque éste tenía el rostro tan pálido como un papel cuando se fue a dormir, de acuerdo con lo que la chica de labios color rojo nos dijo a Bella y a mí, Anthony llevó a Sthep al hospital anoche, muchas horas antes del accidente. Evidentemente esto cambia absolutamente todo, lo que me dice que Anthony se despertó muy temprano, muchísimo antes que Bella y yo. ¿Por qué Bella recuerda todo? Quizás porque es la única enterada del deseo que pedí, aparte de Anthony.

Bella y yo nos dirigimos al hospital y pedimos información por Sthep Masen, y aunque no nos permiten entrar a la habitación donde se aloja éste, nos indican dónde se encuentra la familia del niño. Por consiguiente, Bella y yo caminamos a la cafetería y en un parpadeo, nos encontramos con Anthony, frente a frente.

Él nos reconoce al instante y traga su café rápidamente, para después acercarse a nosotros a paso vacilante, con sus manos en sus bolcillos y rostro cansado.

—Tenía que hacerlo. —Se explica él, respondiendo mi pregunta silenciosa—. Jamás pensé que alguien como yo ganaría un deseo de tal magnitud; pero al parecer, al decirte que podías tomar mi cuerpo, y vivir una vida con Bella, lo conseguí.

Asiento con la cabeza, entendiendo perfectamente lo que me está diciendo.

Bella a mi lado, suelta un largo suspiro y me doy cuenta de que estaba conteniendo la respiración.

—¿Puedo darte un abrazo? —susurra ella con un hilo de voz, y veo el agradecimiento brillando en sus ojos chocolate. Cuando Anthony asiente con la cabeza, ella lo atrapa en un cálido abrazo y solloza—. Gracias Anthony, gracias, sólo puedo decirte eso porque no tengo palabras que expresen lo que siento justo ahora. Sólo… gracias. Esto es… lo que hiciste es…

—Tenía que hacerlo —repite él sonriéndonos a ambos. Al tiempo que Bella se aleja de Anthony, yo me acerco a éste y lo abrazo con uno de mis brazos y golpeo levemente su espalda en agradecimiento—. No tienen que agradecer nada. Al contrario, gracias a ustedes aprendí y comprendí lo que antes no había notado.

Yo no sé qué decirle, así que sólo asiento con la cabeza.

—¿Cómo está Sthep? —pregunto para tratar de aligerar el ambiente; sin embargo mi mente hace cosas locas y comienza a imaginar si esto sólo fuese un sueño.

—Bien, muy bien, gracias. —Anthony me sonríe, y como si estuviese leyendo mis pensamientos, dice—: vamos Edward, esto es real, sólo créelo y disfrútalo. ¿De acuerdo? —Cuando asiento con la cabeza él comienza a caminar y me palmea el hombro cuando pasa a mi lado—. Gracias por venir. Sthep estará bien, todos estaremos bien ahora.

—Gracias, amigo —contesto palmeando su espalda cuando se comienza a alejar.

Bells me mira amorosamente y acaricia mi rostro con sumo cuidado.

—¿Y ahora qué?

Me encojo de hombros.

—Creo que tal vez deberíamos buscar ese anillo. —Sonrío ampliamente cuando la veo saltar y soltar un chillido—. ¡Shh! Estamos en la cafetería de un hospital —susurro en su oído al mismo tiempo que la abrazo.

En el momento en el que nos separamos, caminamos fuera del hospital, con nuestras sonrisas exageradamente grandes, pensando en los planes que no tardarán en hacerse realidad.

Porque sí, obviamente ella y yo nos casaremos mañana, ¡si no hay tiempo que perder!

—¡Oh Dios! Es tan precioso, no puedo dejar de verlo —susurra Isabella cuando estoy colocando el anillo de compromiso que siempre quise darle—, ¡¿Edward, que estás haciendo?! —Ella abre los ojos como platos al verme con mi rodilla hincada en el suelo, en medio de la joyería atestada de gente. Obviamente toda la clientela y los empleados me observan con los ojos abiertos de par en par—. ¡Pero si ya me lo habías propuesto y además ya me has colocado el anillo! —exclama ella sonriendo, ampliamente divertida.

—Oh, por favor, señor tenga, necesito que grave esto —le digo a un señor que se encuentra cerca de nosotros. Le paso mi celular para que grabe el rostro sonrojado y apenado de Bella. Sonrío ampliamente cuando el hombre comienza a grabar a mi futura esposa y a mí en este momento tan importante—. Bella, sólo sonríe y dime que sí, quiero grabar tu rostro sonrojado, aunque mi mente se encargará de rememorar esta escena todos los días.

—¿Entonces por qué lo grabas? —inquiere ella entre divertida y apenada.

—Para mostrárselo a nuestros hijos —contesto con un encogimiento de hombros y posteriormente tomo una respiración profunda—. Isabella Swan, delante de toda esta gente, quiero decirte que me haces extremadamente feliz y que deseo con todo mi corazón que me permitas ser tu esposo. Jodidamente necesito ser tu esposo, no quiero perder más tiempo, quiero estar contigo día y noche, quiero que todo el mundo se entere de que eres mi alma gemela. —Suelto un suspiro y luego una risotada, porque rayos, estoy siendo tan cursi, pero las palabras salen rápidamente de mi boca, ya que estoy abriendo mi corazón, y diciendo mis sentimientos sin miedo a nada.

Beso la mano de Bella cuando esta asiente con la cabeza y se agacha a mi altura y me besa con tanta pasión, que creo que mi corazón va a explotar por tantos sentimientos acumulados en él. Nuestras lenguas se encuentran entre sí, para después acariciar los labios de Bella con los míos con tanta pasión y amor que las personas a nuestro alrededor emiten gemidos al unísono e inician una onda de aplausos que nos sonrojan a ambos a la vez y nos separamos lentamente.

—Salgamos de aquí —susurro a Bella con una sonrisa de idiota en mi rostro.

—Por supuesto, Edward Cullen, podría ir contigo hasta el fin del mundo, pero lo que quiero hacer justo ahora es ir a tu cama —musita ella con las mejillas sonrojadas al tiempo que nos levantamos y salimos de la joyería después de despedirnos.

—¡Haberlo dicho antes! Andando —contesto empujándola dentro del volvo, pero ella se queda recostada en mi auto con su mirada intensa puesta en mí. Acuno su rostro entre mis manos y pego mi cuerpo al suyo, para que sienta la pasión que hay entre nuestros cuerpos en este momento—. Andando Bella, no hay tiempo que perder.

Sonríe tan ampliamente que mi corazón se acelera aún más al ser testigo de semejante belleza. Ella me hala por el cuello de mi chaqueta, hasta que nuestros rostros están solo a centímetros de distancia. Miramos nuestros labios con tal deseo que no tardamos nada en volver a besarnos y acariciar nuestros rostros con avidez.

Lo sé justo ahora, en este momento, sintiéndola, probándola, abrazándola, besándola, siempre lo supe, siempre, desde el primer momento en que puse mis ojos en ella, lo supe. Supe que escalaría cualquier muro para conseguirla, supe que volaría kilómetros de distancia para verla, supe que daría lo que sea por hacerla feliz. Y ahora, silenciosamente, le prometo que dedicaré cada segundo de mi vida para demostrarle cuánto la amo.

Fin

 


¡Holaaa! Oh Dios estoy muy apenada por subir esto taaan tarde, pero chicas, he estado enferma y sinceramente muy distraída también. Espero les haya gustado el final, agradezco el apoyo que ha recibido esta historia desde que la subí, gracias por sus comentarios, sus lindas palabras, sus votos y... en fin, sólo espero que les haya encantado, estaré al pendiente de sus comentarios, esperando sus opiniones. :D Gracias a Kris_9 y a Sadahy que han estado al pendiente de la historia. Muchas gracias chicas! 

Abrazos y besos,

Day.

Capítulo 8: Capítulo VII

 


 


 
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