Sólo 24 Horas más

Autor: Day_Swan
Género: Fantasí­a
Fecha Creación: 31/12/2013
Fecha Actualización: 16/01/2014
Finalizado: NO
Votos: 9
Comentarios: 6
Visitas: 11503
Capítulos: 9

Sólo 24 horas más

Sinopsis

“Todas mis posesiones por un poco más de tiempo”. Edward ha prometido un amor eterno a Bella; no obstante, un accidente automovilístico hace lo impensable: los separa. ¿Cuáles son los pensamientos de Edward antes de morir? Bella. Sólo ella. Tiempo. Sólo un día, para decirle todo lo que no le dijo. Un deseo de navidad, un amor inmortal y la intensidad de dos almas con el único deseo de estar juntas, sólo 24 horas más… para luego decir adiós.


Hola chicas, creo que tardé en subir el fic en esta página. La tengo en Fanfiction bajo mi usario "Day M. Odair" Está prohibido publicarla sin autorización previa. 

La trama es completamente de mi autoría. Es súper triste, pero con final feliz.

¡Espero se animen a leer!

Day_Swan

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Capítulo 3: Capítulo II

Capítulo II

20 de diciembre, 2013. Lexington Kentucky.

Mi alma no quiere irse sin despedirse de ella.
Mi alma sigue viva, aunque mi cuerpo esté a punto de morir.
¿Podré decirle que la amo?
¿Será posible que se me conceda este último deseo?

Edward

Su nombre es Jane y es un ángel.

Nos dirigimos al hospital donde trasladaron a todos los heridos del accidente, incluyendo mi cuerpo. Jane apenasy me dedica la palabra, pero es más que obvio que mi deseo va a ser concedido. Yo podré despedirme de mis seres queridos, y aunque ella no me explica cómo va a ser eso posible, no meimporta en lo más mínimo pues sólo sé que necesito despedirme, si de verdad debo morir e irme de la tierra, quiero hacerlo. Y por tan sólo hablar con Bella una última vez… haré cualquier cosa.

Pero hay reglas…

Cuando estamos dentro del hospital, a la primera que logro ver es a Isabella. Ella camina de un lado a otro, como un lobo enjaulado. Se halla pálida y sé que no ha comido nada a pesar de que ya son casi las dos de la tarde. Pienso que es inverosímil, el que yo me encuentre de esta forma —fuera de mi cuerpo que permanece con vida— por tantas horas. Eso sólo podría significar una cosa, y lo estoy asumiendo: moriré, mi cuerpo no resistirá.

—Bella es tu novia, ¿uh? —murmura Jane con los brazos cruzados—. Es muy bonita.

Asiento con la cabeza, corroborando que lo que ha dicho es cierto. Bella es hermosa.

No quiero hablar de Bella aunque mi mente sólo piensa en ella y en lo que ocurrirá con su vida cuando finalmente yo me marche. ¿Se casará? ¿Tendrá hijos? ¿Será feliz? No hay una garantía, no hay alguna promesa de ella que me asegure que continuará viviendo a pesar de no tenerme a su lado. Lo puedo ver ahora mismo mientras ella coloca su cara entre sus manos y solloza: ella me ama y sólo reza para que yo continúe viviendo.

Volveré… pero sólo por un día…

Jane comienza a caminar y yo la sigo aún cuando todo lo que quiero es quedarme con Bella. Sin embargo, mi deber ahora es asegurar que mi deseo será cumplido y Jane es la única que puede responder mis preguntas y decirme cómo proceder. Conforme la sigo, reflexiono sobre lo que ella me ha dicho: “Tu alma permanece intacta; sin embargo, el alma de Anthony Masen está desvaneciéndose”.

¿Qué significa eso?

—Su nombre es Anthony Masen —anuncia Jane cuando aparecemos en la habitación de éste. Él sigue con vida, pero por lo que entendí de Jane, su alma poco a poco se va desvaneciendo—. Realmente este accidente no debió ocurrir, pero Anthony estaba desesperado porque su sobrino tenía un ataque de asma, tomó el camión de su padre y condujo enloquecido rumbo al hospital. El niño cayó inconsciente y él pensó que había muerto, por lo cual perdió el control del camión y allí fue cuando tú apareciste, y las personas que estaban cerca del lugar.

Realmente fue un accidente.

—¿Cómo está el niño?

—Afortunadamente, está bien —responde ella.

—¿Y yo? Es decir… ¿mi cuerpo?

Jane suelta un suspiro y, la mortificación en su rostro, la hace ver un tanto más mayor. Siempre he creído en los ángeles, pero tenerla frente a mí es la cosa más loca que pude haber imaginado. Es totalmente impensable el que esto me esté ocurriendo a mí… moriré en cualquier momento, pero estoy a punto de regresar, ¿será que esto sólo me ha ocurrido a mí?

—No queda mucho tiempo —contesta sinceramente.

Asiento con la cabeza, aceptando totalmente su respuesta. ¿Qué sentido tiene negarme a aceptarlo? Ninguno, porque de todas formas estaré muerto.

—¿Sabes? Sería genial que me explicaras de qué va todo esto —digo solemnemente, conforme despeino mis cabellos en señal de exasperación—. ¿Salvé a Anthony?

Jane vuelve a asentir con la cabeza y pone los ojos en blanco.

—Edward, ustedes los humanos ignoran demasiadas cosas cuando están vivos. Se te dará una oportunidad para que hagas lo que no hiciste cuando viviste: decirle a la chica cuánto la amas. Sin embargo, nada es gratis y tendrás que cumplir tu parte.

—¿Cuál es mi parte? Acabo de salvar a Anthony.

Jane sacude la cabeza y coloca sus manos en sus caderas.

—Realmente no lo entiendes. El destino de Anthony era vivir hasta envejecer al igual que tú; sin embargo, cuando su sobrino estuvo a punto de morir, hizo lo que pudo para mantenerlo a salvo y manejó como un lunático para dirigirse al hospital. Pudo mantener la calma, y quizás las cosas habrían sido diferentes, pero no lo hizo. Tú te atravesaste en su camino, esas personas se atravesaron en su camino, y el destino cambió. Morirían todos menos el niño, realmente en el cielo no tenemos el control de eso, cada decisión, cambia el rumbo de la historia, cada acción te define. —Soltó un profundo suspiro y tocó mi hombro—. Si Anthony no hubiese descuidado a su sobrino mientras lo cuidaba, si no hubiese sido tan confiado, si no hubiese estado al pendiente de las chicas… drogas… y todo aquello, nada de esto había ocurrido.

—Pero ocurrió, y nos afectó a todos —musito sin aliento. Demonios, ¿Anthony descuidó a su sobrino, quien era su responsabilidad, y ocurrió todo esto? Por no ser responsable, se producen muertes… esto es tan inesperado… ¿es lo que ocurre todo el tiempo? Simplemente… ¿alguien muere cada día por cosas como esa?

—Exactamente. Y él debió morir, y tú lo salvaste. ¿No crees que él deba aprender algo de esto? ¿No crees que deba asumir todos sus errores y enmendarlos? —Jane me mira a los ojos, y ellos brillan.

—No lo entiendo.

—Su alma se está desvaneciendo, es decir, está muy débil porque estuvo a punto de abandonar su vida; sin embargo, bien podría decir que tú también estás a punto de abandonar tu vida, pero aquí estás. ¿Tan aferrado estás en la idea de despedirte de esa chica? —Ella quiere que sea sincero, lo veo en sus ojos azules.

—La amo —respondo, por primera vez diciendo esas palabras en voz alta—. La amo, y ella se merece saberlo, porque nunca se lo dije, nunca le dije que salí de mi departamento un poco enojado y nervioso porque buscaría su anillo de compromiso.

Jane vuelve a tocar mi hombro, y luego me abraza con fuerza, a pesar de que sus brazos son tan pequeños como los de una niña de doce años.

—Lo sé. —Acaricia mi rostro con una ternura que me infunde calma y esperanzas—. Y se lo dirás.

—¿Qué tengo que hacer?

Jane se aleja un poco de mi y vuelve a tomar su rol de ángel guía.

—Estarás dentro del cuerpo de Anthony Masen —responde con tal naturalidad que palidezco ante su revelación—, el 24 de diciembre, hasta el 25.

Mierda.

—¿Por qué en esa fecha?

Ella sólo me mira fijamente y después sonríe ampliamente, y veo lo que antes no vi en ella: la luz que irradia su alma, y se transmite por medio de su sonrisa. Ella en realidad es un ángel y me está ayudando, o mejor dicho, me ha ofrecido un trato. Pero, ¿cómo haré que Bella me reconozca cuando vaya a buscarla?

Jane toma mi mano, y aún con aquella sonrisa de niña pequeña en su rostro, responde:

—Porque es navidad, y en la navidad todo es posible.

***

Hace aproximadamente dos horas que mi cuerpo dejó de funcionar. Morí el 20 de diciembre a las 3 de la tarde, en medio de una operación riesgosa. Isabella ya ha recibido la noticia y tuvieron que sedarla, mi madre está desbastada y Carlisle sólo se ha encargado de consolarla, reprimiendo su propio dolor. Emmett no ha recibido la noticia pero Jacob está a punto de llamarlo. Nunca vi a Jacob llorar antes de este día; ahora lo veo muy seguido. Él limpia sus lágrimas pero ellas salen nuevamente, toma su móvil con manos temblorosas y marca el número de Emmett, y con voz suave, tratando de decirle la noticia con sutileza, le notifica que su único hermano ha fallecido.

Esto es el infierno y lo sé; pero he decidido presenciar todo esto aunque Jane me dijo que podría ir a otro sitio. Tuve que quedarme, me partía el corazón en pequeños y numerosos trozos el dejarlos solos y no acompañarlos en estos momentos.

Y siento que he perdido una parte de mí.

Y cada uno de ellos, también lo han hecho.

Camino a la habitación donde se encuentra Bella. La hallo rápidamente, y cuando intento abrir la puerta, me percato de que mi mano traspasa la madera, así que simplemente traspaso la pared y llego a mi Bella. En cuanto la veo, algo se remueve dentro de mí y quiero echarme a llorar y comenzar a gritar que estoy aquí, pero no lo hago. Me limito a recostarme a su lado, ya que no puedo sostenerla o acariciarla como me gustaría y comienzo a hablarle sobre nuestro noviazgo, a hablarle con voz quebradiza, a sabiendas de que ella no logra escucharme.

***

Bella no aceptó que me amaba a pesar de que llevábamos saliendo casi cuatro semanas. De hecho, cuando estábamos con nuestros amigos, se tornaba tan fría como el hielo que yo sólo tuve que acostumbrarme a la forma tan arisca en la que me trataba. Pronto descubrí por qué lo hacía: estaba avergonzada porque yo era su primer novio y no sabía cómo actuar delante de los demás.

Entonces decidí que cada día le robaría un beso delante de todos hasta que ella no tendría más remedio que acostumbrarse.

Pero por supuesto, la primera vez que intenté hacer resultó un desastre.

Bella podía llegar a ser una leona enfurruñada a veces. Aquella mañana la suerte no se hallaba de mi lado y cuando la tomé por sorpresa y planté mis labios en lo suyos, lo que hizo ella a continuación fue darme un rodillazo en mi entrepierna, por lo cual yo me incliné mientras soltaba un gemido de dolor y tomaba la zona afectada entre mis manos. En efecto, todos en la cafetería se echaron a reír y lo único que hizo Bella fue sonrojarse. Jasper y Alice, luego de preguntarme si me encontraba bien y que si necesitaba un médico, y yo asentir levemente, soltaron una enrome risotada y se marcharon de la mesa que compartían con Bella, palmeando el hombro de ésta y murmurando un “Buen golpe” que causó que ella se sonrojara todavía más.

Me dolía como el infierno, pero no le reproché nada porque seguramente ella pensaba que otro tipo la había besado.

—¿Estás bien? —me preguntó cuando el dolor lentamente desaparecía—. Siempre quise darte una patada en las bolas, pero no así.

Sonreí tensamente y sacudí la cabeza en completo desacuerdo.

—No puedes hacerlo, Bella —le dije con expresión seria.

Ella abrió los ojos como platos y alzó su barbilla, retándome.

—¿Por qué?

—Porque luego no podré darte hijos, y un montón de cosas más... —Meneé la cejas, añadiéndole más picardía a mi patética frase—. Mi chico es tu amigo, a los amigos se les acaricia.

Ella se puso roja como un tomate y se dio la vuelta para irse.

Pero yo hice lo que siempre hacía cuando ella se marchaba.

Corrí hasta que la alcancé y entrelacé mis dedos con los de ella, dándole dos apretones. Eso podría significar tantas cosas para nosotros: un lo siento, un te quiero, un eres un idiota. Lo que fuera, pero era nuestra señal, y ella lo captaba. Me respondió el apretón y continuamos caminando.

Agarrados de la mano.

Bueno, eso era un avance, ¿no?

***

—¿Lo recuerdas? —digo con un hilo de voz, e intento acariciar su mejilla, pero no siento nada. Mi piel no está, yo sólo soy una imagen difusa, una sombra, aire, agua, algo imposible de atrapar—. ¿Sabes? Era lo suficientemente inmaduro en ese entonces, y posiblemente cometía cada tontería diaria que tú odiabas. Sin embargo, te quedaste conmigo todo el tiempo, jamás me alejaste a pesar de lo idiota que era. Por eso siempre me he preguntado si para ti eso era justo. ¿Te amé lo suficiente para hacerte feliz? ¿Fue suficiente el tiempo que estuvimos juntos? —Suelto un suspiro que no me di cuenta estaba conteniendo. ¿Por qué estoy diciéndole eso cuando sé que no me escucha?

Continúo observando su hermoso rostro, guardando cada detalle en mi memoria, tatuándola en mis recuerdos para llevar su imagen en mi mente cuando tenga que marcharme. Me duele saber que pudimos tener una vida juntos; pero mi camino fue sentenciado y morí, y no puedo imaginarme cómo se estará sintiendo ella en este momento. Imaginar a Bella muerta... es inconcebible.

No me arrepiento de nada, Bella. No me arrepiento de entregarte todo mi corazón, y quiero que lo sepas, quiero que lo escuches de mi propia voz.

Sus ojos permanecen cerrados y me permito imaginarla mirándome a los ojos. Amaba el chocolate que había en sus orbes, define claramente su personalidad: dulce. Y es que Bella evidentemente es como el chocolate: pocas personas se resisten a él.

La quiero besar. Quiero sentirla. Quiero tantas cosas..., y ansío que sea 24 de diciembre dentro de poco, ansío encontrar la forma en que ella me crea cuando le diga que soy Edward y que tengo 24 horas para despedirme de ella y arreglar la vida de un chico que no conozco, ansío que me crea, y que acepte mis palabras.

Escucho voces y mis pensamientos se apagan. La puerta de la habitación donde permanece Bella, se abre y Jacob y mi padre Carlisle están dentro. Jacob recogió su cabello largo en una coleta y Carlisle se ha despojado de su chaqueta y la coloca sobe Bella, al mismo tiempo que Jacob la toma entre sus brazos y se la lleva de la habitación. Intento seguirlos, pero pienso que sería doloso para mí ver su sufrimiento, por eso permanezco en mi lugar, en la cama ahora vacía. Cierro los ojos, y aunque sé que no puedo dormir, permanezco con los ojos cerrados, fingiendo que estoy vivo y que sólo quiero descansar de toda esta pesadilla.

***

—Emmett es gay —musité a mi madre lo suficientemente fuerte como para que el eludido me escuchara. En esa época, sólo tenía once años y era tan inmaduro como podría ser un chico de esa edad, Emmett tenía quince y era un roquero en aquel tiempo y yo le molestaba por delinearse los ojos.

—Cállate, cabello de niña —dijo mi hermano con la boca llena de hamburguesa. Él me fulminó con la mirada y miró a mamá directamente a los ojos—. Oye mamá, hay una fiesta en lo de Chris.

—Ajá —murmuró mamá, sin retirar su atención de las verduras que cortaba—. ¿Ya hiciste tu tarea?

Emmett colocó los ojos en blanco.

—Mamá, ya tengo dieciséis.

—¿Y qué? ¿Está prohibido hacer la tarea a esa edad o qué? —inquirí con una sonrisa petulante, conforme me aproximaba al plato de Emmett y le arrebataba un puñado de papas fritas. Me gané un gruñido de su parte, pero el idiota no se atrevió a darme un zape delante de mamá.

—Vas a la fiesta si te llevas a Edward y haces tu tarea —contestó mamá con tranquilidad.

—¡¿Qué?! —gritó mi hermano levantándose de la mesa abruptamente—. No voy a llevar a un niño a una fiesta.

—No soy u niño —canturreé masticando las papas de Emmett—. ¿Sabes por qué no quiere que vaya, mamá? Emmett tiene una novia.

Mamá alzó una ceja en mi dirección.

—Pensé que Emmett era gay.

Me eché a reír al mismo tiempo que Emmett gruñía un:

—¡Que no soy una marica por el amor a Dios!

Automáticamente miré a Emmett con los ojos abiertos como platos.

—¿Qué es marica? —La curiosidad se hallaba en mi rostro. Y la cara de Emmett era todo un poema: sus mejillas se sonrojaron y sus ojos estaban muy abiertos.

—Es un hombre que le gusta follar con...

—¡Es una planta! —gritó la voz de papá, quien apareció en la cocina con una taza de café a medio terminar en su mano. Él miró a mamá, quien también se hallaba un poco sonrojada, luego a Emmett quien rehuía de su mirada, y por último a mí—. Es una planta, poco conocida, así que no la menciones a nadie.

Asentí con la cabeza, creyéndome todo el cuento.

—De acuerdo, ¿y qué es follar? —Todos se echaron a reír porque dije “Florear” y no “Follar” pero jamás me respondieron esa pregunta, obviamente.

***

24 de diciembre, 2013. Lexington Kentucky.

No sé cuántos días transcurrieron. Fue a mi entierro. Bella no estuvo presente; sin embargo estuvo ayer frente a mi tumba y dijo un montón de cosas que me habrían hecho llorar si estuviese con vida.

Vi a Emmett, a su esposa Rosalie y a mi sobrino y me sentí como la mierda, porque las lágrimas que vi en sus ojos eran por mi causa, y de alguna forma me siento culpable.

He permanecido en la habitación de Anthony todo este tiempo. Él ha mejorado pero permanece en coma. Su cabeza está vendada y le han dado puntos en la herida poco profunda de su hombro, además que está conectado a un montón de máquinas y cables. Sus signos vitales están bien, aún cuando un tubo se halla dentro de su garganta. Sobrevivirá, los doctores hablan de un milagro, pues cuando lo sacaron del camión se hallaba sin vida; no obstante, Jane me explicó que su corazón se había detenido por tan sólo dos o tres segundos, en el preciso momento en el que comprobaron su pulso. Coincidencia o no, le habría costado la vida, y así debió morir, pero yo lo impedí.

Independientemente de sus elecciones o no, independientemente de que yo esté muerto por las decisiones que él tomó, lo habría salvado de nuevo, porque es un ser humano después de todo.

La chica de cabello negro que se hallaba en la calle el día del accidente, es la hermana de Anthony, llamada Caroline y madre de Sthep, quien ya ha sido dado de alta. Usualmente está aquí todas las tardes; pero hoy no vino. He estado sentado junto a Anthony todo el día, observándolo fijamente y preguntándome cómo se sentirá estar en un cuerpo que no te pertenece.

¿Dónde estará el ama de Anthony? ¿Seguirá allí dentro mientras yo habite en su cuerpo por tan sólo un día? ¿Qué pasará cuando mi alma abandone su cuerpo? ¿Recordará mi invasión?

—Estará allí dentro —responde mi pregunta Jane, quien aparece de la nada a mi lado. Lleva el cabello rubio recogido en dos coletas y se ve aún más joven. Asumo que tendrá más años de lo que aparenta, pero no se lo pregunto—. Cuando salgas, él recordará todo, además de tu historia con Bella y cómo murió toda esa gente por sus elecciones. Es ahí cuando descubrirá que la clase de vida que lleva es la incorrecta.

Correcto. Sé que puedo hacerlo, sé que puedo ayuda a este chico y despedirme de Bella —que claramente es lo más complicado—, pero lo haré, asumiré esta misión.

—De acuerdo.

Jane sonríe ampliamente y yo tengo que inclinar mi cabeza para mirarla. Ella fácilmente puede medir un 1.50.

Me alegra de que estés listo, porque ya casi que es la hora.

Oh Dios.

—¿Qué? —De pronto el pánico impregna mi alma, como una corriente abrazadora.

Jane toca mi brazo y su toque me infunden calma.

—La cosa es esta, Edward: probablemente escuches al alma de Anthony en tu.. ejem, bueno en su cabeza. Puede ser un poco renuente al principio, pero a medida que le muestres tus recuerdos, lo entenderá. Él es humano y sabrá entenderte, debido a que sentirá lo que tú estás sintiendo y..., no te pongas celoso y él siente cosas por Bella. —Hay lágrimas en sus ojos de un momento a otro y frunzo el ceño porque no entiendo por qué le ha dado por llorar.

—¿Te volveré a ver de nuevo? —inquiero, porque algo me dice que no será así.

Jane sonríe tristemente y sacude la cabeza con pena.

—De aquí en adelante sólo será Anthony y tú. —Mira el cuerpo inerte de Anthony y suspira—. Ayuda a ese chico, Edward. Ha tenido una vida triste y lamentable, y todos merecemos la felicidad y la serenidad sin importar nuestros errores pasados. Lo importante es el presente y saber aprovechar la vida que tienes en este mundo, aprendiendo de los errores sin molestarse en repetirlos.

—Ahora lo comprendo realmente. —Asiento con la cabeza y limpio una lágrima que se resbala por su mejilla.

—Y recuerda, Edward. Sólo son 24 horas más. —Me abraza efusivamente y oigo su sollozo en mi pecho. Claramente ella puede tocarme porque prácticamente somos lo mismo: dos almas, ella un ángel y yo un fantasma—. Pero también recuerda que en la navidad todo es posible.

Vuelvo a asentir con la cabeza, sin tener nada que decir. No muy seguro de qué hacer, me acerco a Anthony y lo miro fijamente. Escucho la risita de Jane y sé que probablemente no es así como entraré en su cuerpo, por lo cual la miro con una sonrisa le pregunto:

—¿Qué debo hacer?

—Cerrar los ojos —responde ella con diversión.

Ella realmente no es muy comunicativa.

—¿Y qué más?

—Ya te lo diré —contesta restándole importancia al asunto con un encogimiento de hombros—. Quiero decirte otra cosa más, Edward. Eres un alma diferente a todas las demás, hay mucha calidez y ternura en ti, y probablemente eres el menos que merece un final como éste; sin embargo no pierdas las esperanzas, tu amor por Bella es del tamaño del cielo: infinito. Y tu amor por ella te ha mantenido aquí, tu alma brilla como un cartel de las Vegas cuando piensas en ella. Es tu alma gemela. Quizás en otra vida tu final sea diferente. —Su voz es tan suave que me acobija, y de pronto siento que debo cerrar los ojos, comienzo a sentirme casado, pero capto su mensaje, sé lo que quiere decir y lo entiendo perfectamente—. Ahora pide tu deseo.

Sólo pido 24 horas más... para decirle a Bella cuánto la amo, para decirle adiós.

Capítulo 2: Capítulo I Capítulo 4: Capítulo III

 


 


 
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