Agente secreta

Autor: BaaarbyGuffanti
Género: + 18
Fecha Creación: 29/01/2013
Fecha Actualización: 28/04/2013
Finalizado: NO
Votos: 17
Comentarios: 48
Visitas: 32401
Capítulos: 22

Él… Edward Cullen. Coqueto, seductor. Con sólo mover su cabello dorado y lanzar una mirada con sus orbes verdosos, tenía todas a sus pies. Cursa último año de preparatoria en “Imperial London School” Escuela privada, donde sólo estudia gente con una muy buena posición económica. Está amenazado críticamente, pero el todavía desconoce eso. 
Ella… Isabella Marie Swan, agente 023, una importante espía, de uno de los centros de espionaje más importantes a nivel internacional. Irónica, sarcástica, sensual y muy atractiva, tiene todo fríamente calculado. Amante de los riesgos y de la adrenalina. Proviene de Estados Unidos Forks
Es encargada a una nueva misión, la cual implicará una nueva vida, una nueva escuela, un nuevo físico. Ella dejará atrás su sensualidad y atractivo, para entrar a Imperial London School, donde tendrá que simular ser una persona totalmente diferente, para proteger, especialmente, a él, Edward Cullen.
¿Pero que sucederá cuando su trabajo se cruce con los sentimientos?

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Capítulo 13: Momentos

Después de despejar mi mente de Edward y enfocarme en mi misión. Y bueno, Piccolo había ido, Claret también, pero Paulett no estaba en la lista. ¡Rayos! 
Pero era obvio que no estuviera en la lista, después de todo, ella era lo que todos clasificarían como una “nerd”. Aparte que era becada, no tenía tanto dinero como para estar en esa escuela. Y todos los de la fiesta parecían ser muy populares. Contando que estaban Edward, Emmett, Jasper y Alice y Ros. También Mike, Jhon y… ¿Nick Ross? Él fue la tercera víctima. Su nombre estaba en la lista, pero no había asistido… Bueno, era de esperarse. 

Pasó la noche y ya estaba en la escuela, de nuevo. Tenía sueño y estaba un poco malhumorada, aunque haya visto la lista, aún no tenía nada. Por lo menos ya había descartado a Patrice Piccolo y casi descarto a Patrice Claret, pero todavía era sospechosa. Paulett era la que debía vigilar más de cerca, ya que era mi sospechosa número uno. Y la ex alumna no me importaba mucho, ella estaba casi descartada.

Hoy era miércoles, veía a Edward en dos clases y eso me ponía, extrañamente, feliz. Aunque ya no era extraño, pues Edward me atraía y mucho. Pero era muy poco tiempo para que sintiera algo más que cariño hacía él. Sin embargo, sabía que él estaba interesado en mí, como Isabella Swan o Elizabeth Swan rayos para que le menti, pero como Elizabeth Moon no. Ayer habíamos dado un paso a “amistad” pero hasta le costaba decirlo, quizás apenas seamos unos conocidos. O quizás si podamos ser amigos. 

El trabajo de literatura era para mañana, aunque no tuviéramos literatura teníamos que entregarlo, a primera hora. Hoy debía ir a casa de Edward a terminarlo. Ya había leído el libro, era muy bueno. Se llamaba Nomeolvides. 

El día paso normal, las clases con Edward no tuvieron nada de emocionante, es decir, ni me volteó a ver y yo tampoco lo vi mucho. Historia fue muy graciosa, ya que la profesora, Trice, tenía una falda extremadamente corta y una blusa de botones con mucho escote. Los alumnos se le quedaban viendo sin disimulo. Dejo de ser cómico en el momento que Edward también se le quedaba viendo y se sonreían mutuamente. ¡BRUJA DEJA A MI HOMBRE! Es…pera, yo… ¿Yo pensé eso? ¡¿Qué dices Bella?! Si, definitivamente eso fue muy raro. 

Por fin sonó el timbre, que indicaba que debíamos salir de clases, esperé en el estacionamiento y él se acercó a mí al cabo de unos minutos. 

— Moon. – Saludó y sonrió.

— Cullen. – Respondí su saludo y también le sonreí. 

— Podemos ir a almorzar a y luego terminamos el trabajo, ¿Te parece? 
 
— Em… Sí

— Entonces, vamos a que conozcas el restaurant, es la comida favorita de Emmett, posiblemente por eso lo has escuchado tanto. – Sonrió. - ¿Acaso te vas a quedar ahí? Sube. 

El rió y yo reí apenada, subí y el cerro mi puerta. Luego se subió él. 

—Sigo sin entender porque usas anteojos.

— Yo sigo sin entender porque te molesta tanto que los use.

— No me molesta, sino que son innecesarios. No tengo nada en contra de los anteojos, pero siento que tu escondes algo atrás de esos anteojos. 

— Eres un obsesivo con que oculto algo, ¡No oculto nada! Soy una chica normal y corriente, con unos anteojos que no necesito, pero uso porque me gustan.

— Si tú dices. – Sonrió de nuevo, ¿Qué acaso no se cansaba de sonreír? Pobre, debe ser horrible callar todo su dolor en una sonrisa. ¿Cuántos sentimientos se pueden esconder detrás de esa sonrisa? - Y ¿Qué usas?

— ¿Ah? - Pregunté dudosa. – ¿A qué te refieres?

— Oh vamos Moon, es imposible que un día te vea con un escote que te hacía ver voluptuosa y al otro con una camisa que te hace ver, bueno, ¿Cómo una niñita? – Dijo dudoso en las últimas palabras. 

— ¡¿Los hombres sólo se fijan en eso?! – Pregunté exasperada, él era muy detallista, extremadamente detallista. No sé cómo no se da cuenta que Swan y Moon son la misma persona. 

— Tal vez sí, pero yo no me fijo en eso. Bueno, tal vez sí. Pero sólo te hago esos comentarios porque quiero saber la razón por la cual haces todo eso. Aparte que te vez menos aterradora cuando te sonrojas. - ¿Sonrojarme? ¿Yo? Toqué mis mejillas apresuradamente. Estas ardían. ¿Desde cuándo Isabella Swan se sonrojaba por pequeñeces? Muchos hombres hacían comentarios de mi cuerpo, no era una modelo, no era extremadamente delgada, sin embargo era linda y los hombres solían alagarme con frecuencia, nunca me fijaba en sus cumplidos, pero Edward me hacía sentir diferente. – Es más, cuando te sonrojas te ves tan adorable como una amiga mía. - ¡Dios, Dios, Dios! ¿Con amiga mía se refiere a yo? Bueno, como Elizabeth Swan Odio averle mentido con mi nombre. Sexta nota mental, nunca más sonrojarme.

— ¿En serio? – Pregunté y él asintió. 

Llegamos a el lugar y descubrí que era extremadamente rico, con razón a Emmett le gustaba tanto. Reímos un buen rato, nos estábamos llevando mejor. Pero él sentía atraído por Moon, no era la misma atracción que con Elizabeth o Isabella Swan. Se notaba por cómo veía a ambas, tan distintamente. Si se enterara que somos las mismas. 
Luego de comer, nos dirigimos a su casa. Llegamos a una extremadamente grande inmensa enorme monumental etc. Mansión. Abrí los ojos, casi tanto como mi boca y él se rió. 

— ¿Qué sucede? Cierra la boca o te entrarán moscas. – Lo vi apenada de nuevo y lo obedecí. 

— Es inmensa, ¿Esta es tu casa? ¿En serio? Es grandísima. – Pregunté y reí al verme como una niñita. Esta casa era enorme. Bueno, aunque ya yo conocía lugares así de monumentales. Es decir, no me llaman una de las mejores agentes por nada, ya había conocido muchas casas hermosas. Desde la casa de presidentes hasta palacios de reyes. Reí aún más al recordar esas misiones. 

— Si boba, entra. 

Obedecí y entré, Edward y yo nos estábamos tomando cariño, pero seguíamos tratándonos de Moon y Cullen. O de idiota y boba. 

— Bueno, empecemos. Aquí está el libro, ¿Leíste el que te dejé?

— Si, es muy interesante. Es increíble como una persona puede buscar cada pista y unirlas, para descubrir un caso. – Dijo maravillado, mientras tomábamos asiento en un sofá, debo decir, muy elegante.

Apenas entré a la casa puede sentir un aire a soledad mezclado con melancolía. Esta casa solo era habitada por él, ya que su mamá seguía en el hospital. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, debía ser terrible para él.

— Sí, es fabuloso. 
— Aparte, el hecho de que el detective se enamorara de la víctima, aunque sabe que es prohibido y se involucrara aún más en el caso, porque más que algo de trabajo, se convirtió en algo personal. Él se arriesga a que lo despidan y trata de evitarlo. Pero era obvia la atracción que había entre ellos, no se podía evitar. – Dijo maravillado viendo el libro. Lo vi fijamente, me sentí muy identificada, demasiado para ser exactos. Menos por el hecho de que él no le miente, ni se tiene que disfrazar, y son asesinatos, no drogas ni secuestros y… Por el simple hecho de que yo no estoy enamorada de Edward. 

— Si, es… Muy bueno. Adoro ese libro. Sin embargo, no entiendo, ¿Si te gustan los detectives porque no los temas de espías?

— Porque los detectives existen, los espías no. 

— ¿Cómo sabes qué no? – Pregunté alzando una ceja, viendo expectante. 

—Todo el mundo lo sabe Moon. Es obvio, ¿O acaso tú crees en espías? – Preguntó riendo fuertemente. 

— ¡Pues sí! Claro que existen. - Exclamé molesta y él siguió riendo. 

— Bueno, centrémonos en el libro. El resumen ya lo tengo hecho, me atrapó tanto cuando lo terminé de leer que quise hacerlo. – Dijo mostrándome una hoja, con su letra impregnada. Tomé la hoja y leí rápidamente, asentí, dándole mi aprobación.

— Es un buen resumen. – Dije y luego le hice márgenes y le puse un poco de color. 

— Y la parte que más te gusto, ¿cuál fue?

— Probablemente cuando revelan todo el misterio, es decir, tenía mucha intriga. Aunque también está la parte en que los dos aceptan lo que sienten. –Sonreí.
La tarde se pasó en eso. Escribimos, reímos, disfrutamos bastante a decir verdad. Él hizo palomitas y terminamos de hacer el trabajo.

— Creo que terminamos, fue un gran trabajo. – Sonreí terminando de pegarle una imagen a la portada. 

— Sí, es bueno hacer trabajos contigo, es decir, siempre me tocaba con alguna chica hueca y yo terminaba haciendo todo el trabajo. Pero eres realmente inteligente. – Reí un poco, sintiendo como la sangre subía a mis mejillas. - ¡Te estás sonrojando de nuevo! 

— ¡Claro que no! Lo dices para apenarme. – Reí lanzándole palomitas y el lanzándome a mí. Al final tuvimos que recoger el desastre.

— Disculpa un momento debo hacer una llamada. – Dijo con una sonrisa. Asentí recostándome en el sofá. El se fue un poco más alejado, me dio la espalda. Marcó unos números en el celular y se recostó de la pared. Lo vi fijamente, ¿A quién llamaría? Un sentimiento, parecido al que había tenido hace poco abordo mi cuerpo, esa rabia momentánea y un dolor pequeño, al pensar que llamaba a otra que no era yo. 
Sentí una vibración en mi bolsillo trasero y una música empezó a sonar. ¡Demonios! Mi celular sonaba, justo en ese instante… ¡HARRY ME ESTABA LLAMANDO A MÍ! ¡En su cara plásticas, me llamaba a mí! ¡A Elizabeth Swwwwwan oh bueno Bella Swan!
Abrí los ojos viendo la magnitud de la situación, corté la llamada rápidamente antes de que el oyera la música. Él automáticamente hizo un movimiento con la mano, protestando. Le quité él volumen al celular. Llamó unas dos, tres, cuatro, cinco veces más. No había respuesta. Ahora era Elizabeth Moon, no Elizabeth Swan o Bella Swan. 

— No contesta. – Dijo con un deje de tristeza. Rápidamente, cambió su rostro triste y sonrió. - ¿Y cómo está tu pie? 

— Está bien, mira. – Sonreí levantándome y saltando como loca, en ese momento, tuve un pequeño dolor y mi pie se dobló. Edward me agarró de la cintura, justo como la primera vez, pero esta vez caímos para atrás. El sofá amortiguó nuestra caída. Yo quedé debajo de él y el sofá debajo de mí. Nuestros rostros quedaron realmente cerca, tenía muchas ganas de unir nuestros labios. Pero él no pensaba lo mismo, después de todo aquí era Moon, no Bella. Él se levantó rápidamente. 

— Lo siento Moon. – Murmuró y rió de nuevo. Él no veía algo más que una amistad con Moon, ni algo menos. Éramos amigos, sí, lo éramos. Sonreí con nostalgia, el me consideraba su amiga y yo le mentía todo el tiempo. 

— No te preocupes, fue mi culpa por tontear con mi pie así.

— Prométeme que mañana irás al médico. – Dijo viéndome preocupado. 

— Si Edward, lo prometo. – Sonreí. – Bueno me voy, yo me llevo el trabajo ¿Sí? 

— Está bien, llévatelo. ¿Te llevo a tu casa?

Asentí y me fue a dejar a mi casa, tenía el trabajo en las manos y el estaba manejando. Reíamos a cada rato y simplemente, gozábamos. Llegamos y le sonreí, se despidió de mí y entré a casa.
Apenas llegué, esperé unos minutos y llamé a Harry, como Isabella Swan. Sonreí cuando me atendió con su voz lenta y gruesa. 

— ¡Edward! Vi tus llamadas, lo siento. No tenía el teléfono conmigo.

— Tranquila linda, ¿Cómo estás?

Y así seguimos hablando, dos horas prácticamente, amaba hablar con él.

— Eli, ¿Quieres ir conmigo a cenar el viernes? 

— Me encantaría. – Sonreí, ¿Qué podría tener de malo una cita?, obviamente, en mi posición, mucho. Luego nos despedimos y tranque el teléfono. Me tiré en mi cama y suspiré. Otro suspiro que se me escapaba por Edward.

Y empecé a recordar todo lo que había hecho hoy, todos los momentos que había pasado con Edward.

Hay momentos que se aprovechan, momentos que se recuerdan, momentos que se deben olvidar, momentos que te sacan una sonrisa, momentos de tristeza, momentos de egoísmo, momentos de generosidad, momentos lindos, momentos feos, momentos que deberían repetirse, momentos de errores, momentos que nos enseñan y por último, están los momentos perfectos… Como los momentos con Edward. 

Capítulo 12: Mi peligrosa y perfecta distracción Capítulo 14: Arriesgar todo por?

 
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