Todo Gracias a mi Cuaderno de Historias (+18)

Autor: Lyhh_mt
Género: Romance
Fecha Creación: 21/04/2011
Fecha Actualización: 26/09/2012
Finalizado: SI
Votos: 16
Comentarios: 87
Visitas: 113344
Capítulos: 28

 

La vida de Bella Swan no es color de rosas. El hombre al que amaba ni la miraba. Al no poder transmitir sus sentimientos, plasmaba todas sus fantasías con ÉL en un cuaderno. Un día, ese cuaderno cambiará su vida para siempre... ¿cómo? averígualo aquí.

 

Amor… odio… dolor… felicidad… y sobre todo… suspenso… muuucho suspenso…

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Hola, me llamo Lyane y este es mi primer fanfic. Bueno, qué decirles… me gusta mucho escribir y espero la opinión de ustedes, las lectoras (yo también soy lectora, por eso sé la importancia de la opinión y críticas de ellas a las autoras). Me encantaría saber lo que piensan… claro, pondré todo de mi parte para que esta historia sea de su agrado… yyy con respecto a los mensajes que sé que envían en donde incluyen insultos y demás, pues solo los ignoraré… si es que en esos mensajes, e incluyen algo así como críticas constructivas, que me ayuden a mejorar, que es lo que me importa, entonces, los tomaré en cuenta; mas no aquellos que solo ofendan…

Bueno, espero que les guste la historia y espero sus opiniones…

Lyhaane.

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Capítulo 8: CHAPTER 8

DISCLAIMER: Los personajes le pertenecen a la grandiosa Stephenie Meyer... ¡la admiro tanto!... okz okz... yo solo plasmo las ocurrencias de mi mente y juego con sus personajes.


 

BELLA POV

Mi semana de “convalecencia” pasó demasiado rápido para mi gusto entre mañanas apasionadas y tardes entre amigos, ya que Rose y Emmett se habían convertido en eso para mí. Ahora, me encontraba en el Volvo de Edward dirigiéndonos al instituto, lo cual prometía ser muy interesante; empezando por mi repentina aparición con Edward en público… bueno, en esa clase de público. No sabía cómo lo tomarían y eso me ponía nerviosa… claro, como amo tanto ser el centro de atención… Pero no permitiría que me intimidaran. Además, qué importa lo que ellos piensen… nadie arruinaría el mejor momento de mi vida. Y menos Tanya. Menos ella…

-Bella, amor, ¿en qué piensas que no me prestas atención hoy?- me preguntó Edward mientras aparcaba en el campus del instituto. Ni siquiera me había dado cuenta de que habíamos llegado.

-No es nada… ya sabes, estoy algo nerviosa… será la primera vez que nos vean juntos.- le dije. No quería nombrar a Tanya, porque Edward me diría lo mismo: “No debes preocuparte por ella. Yo me haré cargo… no dejaré que te haga daño”. Pero no solo se trataba de eso. El problema no solo era con él sino conmigo y yo no me voy a quedar de brazos cruzados.

-Cariño, no pasará nada. Y si fuera lo contrario, solo hay que ignorarlos. No dejemos que malogren nuestro día, ¿sí?- con una de sus manos acarició mi mejilla y me atrajo hacia él. Estar en sus brazos me relajaba y me daba fuerzas. Solo eso necesitaba.

-Tienes razón… aunque, te voy a extrañar muchísimo.

-Y yo más, Bella. No sé qué voy a hacer si no te tengo a mi lado. Estas últimas semanas serán un infierno, pero ya verás que se pasarán volando y cuando menos te lo esperes, estarás entrando tomada de mi mano a la graduación, con un flamante vestido azul y serás la chica más hermosa de la noche. Además, hasta que ese día llegue, nos veremos en el almuerzo, pasaremos todas las tardes juntos y… no hay que olvidar la clase de Educación Física.

-Ayy… no me recuerdes eso. Si antes no me prestaste atención, ahora menos quiero que lo hagas. Soy un completo desastre en los deportes.- refunfuñé en su pecho.

-Sí,  lo sé. Pude observarte una vez. Pero no te preocupes, yo te cuidaré.- mala idea…

-Uhm… preferiría que te comportaras como lo hacías antes… vamos! Esto será realmente embarazoso y si estás siempre al pendiente de mí, será aún peor. No podré concentrarme del todo para mantenerme en pie durante 2 minutos… qué digo, 1 minuto.

-Pues, señorita, eso está muy difícil. No puedo dejar de estar mirándote en todo momento… eso está fuera de mi alcance. Tan solo, mi ser se rehúsa a no verte, así que no cuentes con ello. Bueno, tampoco seré como un acosador, lo prometo, aunque me encantaría ver los resultados de mi acoso…

-¡Edward!

-Ok, Ok. Lo intentaré, pero entiéndeme. A ver, si tú me tuvieras en frente tuyo, ¿qué harías? No me digas que pasaría desapercibido para ti, porque no te creería nada.- Tramposo… uff si antes lo miraba como una verdadera acosadora, mientras fingía leer, ahora que todos sepan que estamos juntos, no podría dejar de embelesarme con su cuerpo al flexionar cada músculo para correr o coger la pelota…

-Está bien, lo admito, haría lo mismo que tú. Es que tu mirada me pone… nerviosa.- le dije sin mirarle a los ojos. Aún me daba vergüenza admitir la influencia que él tenía en mí cada vez que me miraba como él sabía.

-Uhmm…- ronroneó en mi oído-¿y por qué te pongo nerviosa?- me susurró.

-Sabes por qué.

-No, no lo sé. Dime.

-Edward…

-Dímelo, amor.- me presionó contra sí y me empezó a besar el cuello. ¡Oh, no! Tramposo, tramposo.

Toc, toc, toc.

-Hola, Edward.- gritó Emmett del otro lado del cristal de la ventana del piloto. ¡Uff! No pensé decirlo alguna vez, pero… ¡Justo a tiempo!

Mi novio gruño y se volteó para encarar a su amigo, quien al ver la expresión de la cara de Edward, pareció entender en qué momento había llegado.

-Uhm… ¿interrumpí algo de suma importancia?

-Sí.- dijo Edward

-No.- dije al mismo tiempo que él- Justo estábamos por salir, ¿no, Edward?

-No. Llegaste en el peor momento, Emmett. Pero me las vas a pagar.- dijo un Edward muy enfadado.

-Ay, vamos, Edward. Tuvieron una semana para hacer esas cosas. ¿No te cansas? Ya deja a la pobre muchacha tranquila. Ya ni podrá caminar. Si sigues así, mañana Bella cojeará todo el día. Ya, contrólate, hermano.- me puse aún más roja que un tomate. Lo podía sentir. Había olvidado lo indiscreto que era Emmett. Pero no me intimidará… no lo hará.

-Emmett, si estuvieras en nuestro lugar, creo que no dirías eso. Será que no lo entiendes porque hace mucho que no la ves. ¡Qué triste! No sabes de lo que te estás perdiendo, ¿verdad, cariño?- le di un beso en la mejilla a mi novio, que se había quedado sorprendido por mi respuesta… bueno, solo un poco. No era para tanto, solo le devolvía el golpe- Además, para tu información, sí puedo caminar. Me falta muchísimo para dejar de hacerlo. Y ya vamos, que se nos hace tarde y… no querrás perder de vista a Rosalie, ¿cierto Emmett?- dije mientras salía del auto.

-Edward, ¿acaso se lo dijiste? Ahora, tú me las vas a pagar.- me di la vuelta al escuchar eso.

-Vamos, Emmett, soy mujer. ¿Crees que no me doy cuenta de la manera en que la miras y cómo te pones cuando te habla o sabes que te quedarás sola con ella o cómo la baba está a punto de caérsete cuando ella te sonríe? No soy ciega. Puedo asegurarte, después de 5 días de verte a su lado, que te mueres por ella. Y no tienes coraje para negármelo… y ahora menos para afirmarlo, creo.- le dije al mirar detrás de él.

-Espera, espera. ¿Me estás diciendo que puede ser que todo el mundo sepa qué… ya sabes… qué me pasa con Rosalie? ¿Crees que ella se haya dado cuenta? ¿Y a qué te referías cuando dijiste que sería incapaz de negarlo o afirmarlo?

-Digamos que… creo que ella ya se enteró y no podrás reaccionar del letargo que esto te causará, por lo cual no podrás hablar por unos minutos o sabe Dios cuánto tiempo más.

-¡Que ya lo sabe! ¿De qué estás hablando?... Edward, ¿acaso tú te atreviste a…- fue cortado por alguien que estaba a sus espaldas…

-¿Qué te pasa conmigo, Emmett? ¿Puedes explicármelo?- intervino Rosalie. Ella tenía el ceño ligeramente fruncido, como denotando confusión, pero yo sabía que no era así, porque había escuchado toda la charla. Ella ya sabía lo que Emmett sentía. Pensé en avisar su presencia, ya que creía que a ella no le gustaría que otro hombre más se aumente a su larga lista de admiradores frustrados, a los que ella ni caso hacía y de los que se mantenía a una distancia considerable; pero, me hizo un gesto que me indicó que siguiera, y así lo hice. Me extrañó, porque pensé que estaba cansada de oír lo que un chico siente por ella; supongo que lo escuchará seguido. Sin embargo, ella quiso que continuase. Tal vez, no le era indiferente a Emmett como él creía.

Al escuchar su voz, tanto Emmett como Edward se tensaron, pero por obvias razones, el primero fue el más afectado. La expresión del rostro de Emmett era para no olvidarse nunca de este momento. No tenía precio. Era una combinación de horror, nervios, pánico, confusión… hasta parecía que quería llorar. Eso sí que sería inolvidable. Ver a Emmett llorando porque la chica que le gustaba se enteró de sus sentimientos… Increíble. Mientras tanto, mi novio reaccionó y me miró con cara de me explicarás esto cuanto antes.

-Bueno, Bella, sí creo que tenemos que irnos ya. Tengo que decirte algo importante.- en el momento en que Edward terminó de decir esto, Emmett abrió sus ojos desmesuradamente y le pedía con ellos a mi novio que no se fuera. No creí que Emmett fuera tan cobarde… aunque, pensándolo bien… no quisiera estar en su posición, sabiendo que lo más probable sea recibir la despreciable negativa de Rose y la advertencia de que no se acercara a ella ni que ose mirarla o se arrepentirá de haberlo hecho… Sí, definitivamente, no me gustaría nada estar en los zapatos de Emmett.

-Sí, bueno, nos vemos chicos. Adiós, Emmett. Te veo en clase, Rose.- me acerqué a mi amigo y le di un beso en la mejilla como despedida. Aprovechando el momento, le susurré al oído- Todo saldrá bien. Solo sé seguro de ti mismo.- luego fui a despedirme de Rose de la misma forma y cuando estuve por separarme de ella, me tomó una mano y me apretó dedicándome una sonrisa ligera. ¿Eso significaba que no reaccionaría de la misma manera con Emmett o que actuaría como siempre?

-Adiós, hermano. Nos vemos, Rosalie.- se despidió Edward.

Nos fuimos, dejando una escena inusual. Emmett seguía inmóvil, más inmóvil que una estatua y Rose seguía detrás de él. Parecía como si ella quisiera decirle algo importante a él, como si ella lo estuviera buscando a él, en vez de que sea al revés. Los demás estudiantes se dieron cuenta de ello y empezaban a mirar con más interés, aunque obviamente eso era lo que menos le importaba a Rose.

Cuando Edward y yo llegamos a uno de los pasillos, me cerró el paso y me llevó a un lado.

-¿Qué fue eso de allá afuera?

-Bueno, mientras estaba hablando vi a Rose detrás de ustedes e iba a parar, pero ella me indicó que continuara. No estaba enfadada ni nada por el estilo. Más bien todo lo contrario… Sabes, hace días llevo pensando que Emmett es correspondido.

-¿Crees… crees que a Rosalie le gusta Emmett? ¿Estás segura?

-Solo digo lo que he visto en los últimos días, Edward. Pero llevo poco tiempo tratándola. Tal vez, me estoy equivocando.

-Sí, tienes razón. Bueno, creo que ya tengo que irme o llegaré tarde. Te voy a extrañar demasiado, amor.- me tomó de la cintura y me besó profundamente. Nos separamos lentamente. Pegó su frente con la mía mientras negaba con la cabeza.

-No…

-Sí, Edward. Amor, hace unos minutos me dijiste que el tiempo pasaría volando.

-Mentí.

-Pero…

-Solo lo decía para convencerme a mí en vez de a ti… Pero… pero así será, ¿verdad? El tiempo pasará desapercibido.- Yo solo asentí en silencio- Vamos, te llevo a tu salón.

-Edward…

-Te dejaré ir, lo prometo. Vamos.- Nos dirigimos hacia mi aula y en el transcurso nos cruzamos con 5 muchachos del equipo de Béisbol. En ese momento, Edward me pegó más a su cuerpo… ¿Acaso está celoso?

-¿Tenías que vestirte así? Creo que en estos momentos estoy anhelando que vuelvas a ser como antes. De todas formas, ya conozco lo que hay debajo, así que…

-Pero, ¿qué tiene mi ropa? ¿No te gusta?- si era así, mataría a Alice.

-¿De qué hablas? Me encanta, pero… todos los idiotas de este lugar te miran como si fueras carne. Me molesta… me… no me gusta que te miren así. Solo yo puedo hacerlo.- apretó más su agarre. Sí, definitivamente celoso.

-Pero yo no los veo a ellos. Para mis ojos, solo existes tú, Edward. No me importa quiénes o cuántos me miran, a no ser que esa persona seas tú. Ya déjalo, ¿sí?- lo besé lentamente y él me respondió arrinconándome en una de las paredes. Paramos por falta de aire y él me tomó el rostro con ambas manos.

-Te amo, Bella. Muchísimo.

-Y yo a ti, amor. No sabes cuánto.

-¿Edward? ¿Bella? Pensé que ya se habían despedido. Vamos, Bells, ya está por llegar el profesor. Tenemos que entrar.- Rosalie llegó sin que nos diéramos cuenta. ¿Qué habría pasado con Emmett?

-Bueno, ahora sí tengo que irme. Nos vemos en el almuerzo. Te amo.- me dio un beso casto y se fue. Al menos, tendría cerca a Rose; aunque…

-Rose, ¿no crees que sería sospechoso para ya sabes quién llegar juntas a clases?- Si Tanya nos veía, ella tomaría a Rose como una enemiga más y no le contaría absolutamente nada de sus planes.

-Ya no es necesario. Ella ya se enteró de que iba todos los días a tu casa. Me mandó un mensaje poco agradable. Pero qué más da; sabíamos que este momento llegaría. De todas formas, ninguno de nosotros permitirá que esa… arpía haga daño a inocentes, seas tú o cualquier otro. No sabremos sus planes, pero estaremos preparados para cualquier golpe, ¿no es así? No tenemos que preocuparnos demasiado. Vamos, el profesor ya viene.

Entramos juntas y al ver a Tanya, quien ahora se sentaba sola, ella nos dedicó una mirada fría y despreciable. Y yo se la devolví. Esa mujer, si así se le podía llamar, no me daba miedo. Las clases pasaron normalmente. Nos encontramos con Edward y Emmett en el almuerzo y nos sentamos juntos. Este último y Rose estaban muy sonrientes. Todo había salido bien entre ambos y ahora eran algo más que amigos… digamos que algo así como amigos con derechos. Emmett aún no le había propuesto ser su novio, pero, como Rose me dijo, ella esperaba que ese día llegara. En verdad, Rose se estaba enamorando de él. Ahora esperaba que Emmett no la defraudara, aunque no creía eso posible. Digo, ese hombre se moría por m amiga.

Los días y las semanas fueron pasando. Mis amigos, mi novio y yo estábamos más juntos que nunca. Salíamos todos los fines de semanas y nos divertíamos como nunca. Uno de esos días, Alice nos dijo que nos tenía una sorpresa, aunque algo me decía que sería más sorpresa para las chicas que para los chicos, especialmente para su hermano. Y no me equivoqué. La sorpresa salió siendo Jasper, quien fue presentado como el novio de Alice. Edward se puso tenso, pero lo tranquilicé. No iba a hacer una escena de esas que hacen los hermanos celosos debido a que su pequeña hermana tiene un enamorado. Después de unas cuantas salidas más, él, Emmett y Jasper se habían convertido en buenos amigos. Jasper era una buen muchacho y Edward se había dado cuenta que su hermana no podía estar en mejores manos. Además, ya se había oficializado su noviazgo. Jasper y su familia viajaron a Forks para asistir a una cena organizada por Esme y Alice para hacerlo posible. Mi amiga estaba súper ansiosa pero feliz porque ese momento había llegado por fin. Fue una velada estupenda, a la que fui debido a que era la novia de Edward.

Después de un mes de lo ocurrido el día de mi “almuerzo” con los Cullen, Esme y yo volvimos a hablar normalmente. Ella se había disculpado y yo las acepté con gusto. Esme no era una mala mujer, de eso me había dado cuenta. No podía estar enfadada con la mamá de mi novio y menos por una tontería inventada por la zorra de Tanya; así que, hicimos las paces y ahora nos llevamos de las mil maravillas. Y ya que nombré a Tanya, pues debo decir que se mostró de lo más pasiva hasta ahora. No había intentado nada, pero de todas formas nos manteníamos alerta.

Finalmente, así como dijo Edward, el tiempo pasó volando y ahora me encontraba en mi habitación, lista para encontrarme con mi novio, que me esperaba en la sala de mi casa para dirigirnos al baile de graduación. La ceremonia, que fue unas cuantas horas atrás, había salido no tan bien para mí, ya que cuando fui a recibir mi diploma, me tropecé y casi llevo al suelo al director del instituto. Noté cómo Emmett detenía a Edward, quien quería ir a ayudarme, mientras que muchos más se reían de mí. Bueno, al menos había logrado acabar con el aburrimiento que nos dejó el discurso del director.

Arreglé mi peinado, que consistía en una media cola desordenada de rizos hechos por Alice, en los que se encontraban dispersos pequeñas flores blancas (N/A: El peinado de Bella lo he colgado al final de la pág; es el peinado que yo me imagino, solo que con florcitas que lo adornan, solo esa es la diferencia). Mi vestido era azul oscuro y largo. Solo tenía un tirante en un hombro, mientras que el otro estaba desnudo. El escote era pronunciado la tela de la que estaba hecha el vestido se me pegaba mucho al cuerpo. Tenía una abertura en la pierna izquierda. Alice quería convertir esa abertura en una aún más pronunciada, pero se lo prohibí. Me sentía casi desnuda con ese vestido, pero sabía que le encantaría a Edward (N/A: También he colgado el vestido; la única diferencia es que el que describo es azul y el modelo de la foto es de otro color… solo imagínenselo en distinto color). En un primer momento, pensé que era muy elegante para la ocasión, pero Alice insistió y me dijo que no me arrepentiría. Me arreglé por última vez el escote y respiré hondo. Me dirigí a mi puerta y salí para encontrarme con mi novio.

Bajé cuidadosamente las escaleras, ya que corría el riesgo de tropezarme con mi propio vestido o doblarme el pie con los tacones que me había puesto gracias a Alice. Vi cómo Edward, quien estaba al lado de mis padres, se ponía de pie mientras yo terminaba mi entrada por las escaleras. Mi madre me había ayudado a ponerme el vestido y hacerme unos arreglos y luego bajó para acompañar a Edward junto a Charlie. Hace una semana, habíamos sido invitados por Esme a un almuerzo en su casa, acontecimiento por el cual Reneé estuvo muy emocionada y ansiosa por interactuar con la familia, como ella había dicho. A mi papá le incomodó un poco, pero luego se fue acostumbrando. El día indicado, fuimos recogidos por Edward y llegamos rápidamente. Reneé no esperó a que nadie le abriera la puerta; salió sola. Saludó efusivamente a los padres de Edward, quienes la recibieron con gusto. La pasamos muy bien es día. Fue todo lo contrario a lo sucedido aquel día. Antes de volver a casa, Reneé hizo prometer que pronto haríamos una parrillada en mi casa.

Desperté de mis recuerdos al sentir la cálida mano de Edward sobre la mía al ayudarme a terminar de bajar las escaleras. Dirigió mi mano a sus labios y los besó con dulzura.

-Te ves preciosísima, amor. Tendré que cuidarte más de lo que había planeado hoy.

-Edward tiene razón, hija. Recuerdo el día en que tu madre y yo fuimos a la fiesta de graduación. Ella llevaba un vestido fenomenal y yo estaba cautivado, pero al llegar al lugar de la fiesta, no faltaron los m…- Reneé no lo dejó continuar dándole un “pequeño” codazo.

-Que se diviertan, chicos. Hija, estás my hermosa hoy. Edward, serás la envidia de la noche.- comentó Reneé.

-Eso ni lo dude, Reneé. Tendré que ahuyentar a todo el instituto.- mi madre rió divertida.

-Estoy segura de ello. Bueno, chicos, si no se apuran, llegarán un poco más tarde de lo normal. Cuídense mucho. Adiós, hija.- me dio un beso en la mejilla y me abrazó. Se acercó a mi oído y me susurró- si deciden desviarse, a la hora de venir, a un… ya sabes, hazlo. Yo me encargaré de dormir a Charlie como una piedra. Aprovecha.- me ruboricé y solo asentí. Mamá se separó y se despidió de Edward.

-Tráela a una hora decente, hijo.- dijo Charlie después de despedirse de mí.

-Sí, señor. No se preocupe.

-Ay, no le hagas caso, Edward. Recuerdo que en nuestra fiesta de graduación, una hora decente para él fue a las…- mi papá la cortó.

-Bueno, los chicos tienen que irse ya, cielo. Los estamos retrasando. Diviértanse mucho. Cuídala, Edward.

-Con mi vida, Charlie. Adiós. Vamos, cariño.

-Adiós, papá. Mamá…

-Cuídate, hija.- sabía a lo que se refería. No le gustaba la idea de que la llamaran “abuela” aún. Asentí mientras salía seguida de Edward.

Nos subimos al auto, el cual era uno distinto. No sé mucho de autos, pero según lo que me dijo Edward era un Aston Martin V12 Vantage (N/A: El modelo está al final de la pág). Era muy lujoso, y en lo personal, hasta me daba miedo de tocarlo; temía hacerle algún daño, por más mínimo que sea. Tan solo pensar en lo que pudo costar, se me escarapelaba la piel. Mientras íbamos al local-bar donde se realizaría la fiesta, me percaté de que había un auto que nos seguía muy de cerca. Era negro.

-Edward, un auto nos sigue.- le dije empezando a sentir temor.

-No te preocupes, amor. Es el personal de seguridad. Ya sabes, solo por si acaso. Además, no es que sea el más amado del instituto y menos hoy que llevaré a la chica más bella del campus de la mano. No faltarán rufianes que quieran hacerle daño a este auto. Y si eso sucede, mi padre me mata. Solo usamos el Aston para ocasiones especiales y esta es una de ellas, pero antes de sacarlo del garaje, Carlisle me hizo jurar que lo cuidaría a capa y espada. Y así lo haré, o más bien lo harán los de seguridad.- entonces, lo que sospechaba no eran solo ideas mías. Hoy era el día perfecto para recibir un ataque de ella. Las últimas noches, me las pasé pensando en lo que podía hacer Tanya para arruinarnos la noche. Pero ya habíamos hablado sobre esto y acordamos de que no nos separaríamos en ningún momento. Si nos manteníamos juntos, ella no nos podrá hacer daño. Pero no creo que la seguridad esté respaldándonos hoy para protegernos de Tanya. También estaba la posibilidad de que James ataque o se alíe con Tanya y actúen juntos. Sabía que él era más peligroso que Tanya y Edward también era consciente de eso, por eso había decidido tener cerca a los de seguridad.

-Ah. Pensé que… podía ser… otra persona.- justo en ese momento, llegamos al lugar y Edward estacionó el auto. Apagó el motor y se volteó hacia mí. Sentí su mirada en mi rostro, pero aún así, no levanté la mía y me empeñé en mirar mis manos con sumo interés.

-Bella, cielo, no quiero que estés toda la noche pensando en qué momento o cómo puede Tanya o James arremeter contra nosotros. Confío en mi personal de seguridad. Ellos harán un buen trabajo. Estaremos bien, ¿sí? Hoy vamos a divertirnos como cualquier otro día entre amigos. Todo saldrá bien.- puso dos de sus dedos en mi barbilla y me levantó el rostro- hey, mírame. Bella, no pasará nada. Ella no se saldrá con la suya. Prométeme que esta noche solo será para nosotros. Nada de Tanya, ni James, no el qué dirán los del instituto. Solo nosotros y nuestros amigos y familia. Si tú no estás tranquila, yo tampoco lo estaré y sabes… si no te sientes bien, podemos ir a otro lugar. Si así lo prefieres, podemos decirle a los demás chicos que vayamos a un restaurante y podemos pasar una linda noche ahí. Solo quiero que hoy estés feliz y no preocupada por lo que otros puedan o no hacer.- Quería con toda mi alma, poder irme de aquí e ir al restaurante, pero no estaba bien impedirles a los demás que pasaran una bonita fiesta de graduación, solo porque yo esté trastornada con toda esta situación.

-No, está bien. Prometo solo pensar en nosotros.- Edward tenía razón, no tiene caso que esté pensando solo en el posible ataque de Tanya. Además, al permitir que eso esté todo el tiempo en mi cabeza, le estaré dando el gusto a ella.- Vamos, los chicos nos están esperando.

-¿Estás segura, amor? En verdad, no hay ningún problema. Podemos ir…- puse mi dedo índice en sus labios, silenciándolo.

-No. Quiero pasar una fiesta de graduación normal, al lado de mi novio, el hombre que más amo en el mundo. Nada ni nadie nos arruinará la noche. Te amo, Edward. Nunca me voy a cansar de decírtelo. Lo de hace un momento solo fue una tontería. Después de todo lo que hemos pasado, debí tener claro que haga lo que haga, ella no podrá separarnos y menos arrebatarnos la oportunidad de pasar un gran momento juntos y felices. Ahora, vamos a divertirnos… aunque para mí, bailar no es lo más divertido del mundo, pero siempre y cuando esté contigo, lo disfrutaré como nunca.

Edward no se movió y se quedó viéndome fijamente. Desvié la mirada en varias ocasiones, pero a pesar de ello, él no dejaba de mirarme.

-¿Sucede algo?- pero no respondió- ¿Edward?

-Ah, no, no… ehh… es solo que…- algo me decía que me iba a mentir para desviar el tema y no me iba a decir lo que en realidad había estado pensando- olvidé algo…- empezó a buscar detrás de su asiento. Sacó una caja adornada, muy bonita. Me la entregó.- Espero que te guste. Es tradición, ya sabes…- abrí la caja y vi que dentro había una orquídea hermosa, que venía adherida a una cadena de oro.- La pareja siempre le da una a la chica para que se la ponga en la muñeca. Nunca le había regalado algo igual a nadie antes. Pero, este momento es diferente, así que me tomé la libertad de comprarte una y como ya sabía que tu vestido sería azul, no fue difícil decidir por cuál.

La flor era realmente bella. Y no era de tela ni de plástico, sino, era real. Tenía destellos plateados en los pétalos, dispersos cuidadosamente. Se veía tan frágil que parecía que la marchitarías con tan solo mirarla. Edward la sacó con cuidado y me la colocó en la muñeca derecha. Tomó mi mano y la besó con amor. Era el más tierno regalo que había recibido en mi vida y nada más y nada menos que por el amor de mi existencia.

-… Y, ¿estás seguro que fuiste tú el que compró la flor o fue Alice?

-Me ofendes, amor. Yo también tengo buenos gustos… y estos son aún mucho más fáciles de encontrar cuando pienso en ti. Y debido a que no sales de mi cabeza ni un solo segundo, ni siquiera cuando duermo, encontré el indicado apenas entré a la tienda.- con mi mano izquierda acaricié su mejilla y lo miré con todo el amor que sentía por él y que crecía con el correr de los segundos.

-Muchas gracias. Es… el regalo más hermoso que he recibido desde que tengo uso de razón.- Edward hizo una mueca de descontento. ¿Qué dije?

-¡Qué lástima! Pensé que el mejor sería el que le sigue a este…- dijo encogiendo los hombros y con un tono triste pero fingido.

-¿Qué…?- No sabía a lo que se refería. Si me había comprado alguna joya que costaría una fortuna, lamentablemente no se lo aceptaría. No eran necesarias las joyas, si lo tenía a él a mi lado.

-Me sorprende que no lo hayas visto aún. Mira dentro de la flor.- le hice caso y se me paró la respiración por unos segundos. Probablemente, estaba con la boca abierta, pero ya ni eso me importaba. Estaba viendo el anillo más hermoso que pudiera existir. Bueno, nunca había recibido uno antes, así que así el anillo fuese de paja, sería el más bello para mí. Me había quedado como una estatua. No sabía qué hacer ni qué decir. Solo miraba el anillo que yacía en el centro de la orquídea (N/A: El diseño del anillo está al final de la pág.). Pero tenía que decir algo, ¿no?

-Es… es realmente hermoso, muy hermoso.- las lágrimas se fueron agolpando en mis ojos, empujando más y más fuerte por salir de ellos. Edward cogió el anillo con cuidado y lo colocó enfrente de mí.

-Quiero, a través de este anillo promesa, expresarte todo lo que significas para mí y la felicidad que me has traído desde que el día en que te conocí por medio de tu cuaderno y de las historias que había en él. Te amo, Isabella Swan, y te juro que el día en que te saques este anillo, será para ser reemplazado por otro aún más importante… un anillo de compromiso. Quiero pasar el resto de mi vida, y aún más allá de la muerte, contigo. Te amo, te amo, te amo más que a nada en este mundo y en el otro.- Ya no pude contener las lágrimas, así que dejé que estas cayeran libres por mis mejillas. Y cayeron más aún cuando Edward me ponía el anillo en el dedo anular izquierdo. Sin esperar más, me lancé a sus brazos y lo besé con efusividad y desesperación. Él me correspondió de igual manera y cuando nos faltó el aire, nos separamos. Tomé su rostro con ambas manos y lo miré fijamente.

-Te amo, Edward. Te amo demasiado… muchísimo. Y definitivamente, este es el regalo más importante que me han dado en mi vida…- vi cómo quería intervenir, así que agregué sonriendo- hasta ahora. Me haces la mujer más feliz del mundo, porque así es como me siento ahora, la mujer más afortunada y feliz del mundo… por tenerte conmigo. Muchas gracias, te amo.- lo besé nuevamente, aunque esta vez con lentitud y mucha dulzura. Nos separamos después de un momento. Él me tomó el rostro y limpió con sus pulgares mis lágrimas.

-Pues, tú me haces el hombre más feliz del mundo al aceptarme. Y a partir de este momento, prometo hacerte sentir la mujer más feliz del mundo todos los días de mi existencia.- me dio un beso en la coronilla y descansó su frente en la mía durante lo que me parecieron horas. De repente, Edward volvió a hablar-  Ahora, ya basta de lágrimas. Prefiero verte reír sin parar o gritar de alegría, mas aún no me acostumbro de verte llorar cuando algo te alegra. Y pues… sabes, si no nos apuramos, llegaremos a la fiesta cuando los de limpieza estén haciendo su trabajo. Vamos, tenemos que celebrar este acontecimiento con nuestros amigos. Quiero gritarle al mundo que tengo a mi lado a la chica más hermosa del universo y que la amo por sobre todas las cosas.- Salió del auto y mientras lo rodeaba para ayudarme a mí a salir, gritó- ¡TE AMO, ISABELLA SWAN!

Abrió la puerta del copiloto, me ayudó a incorporarme y me atrajo hacia sí, para besarnos. De tantos besos, ya no sabía cómo estaría mi maquillaje y si agregamos mi llanto, seguramente estaba horrible.

-Nunca me cansaré de besarte. Si por mí fuera, te subiría nuevamente al auto, te llevaría a un parque y te besaría sin parar; pero, tenemos cosas que hacer aquí y no hay que desperdiciar el apetitoso vestido que tienes puesto. Uff, tengo una vista espectacular desde aquí y estoy rogando porque se haga de noche de una vez para sacártelo con lentitud. Estoy completamente seguro de que sin él, te verás aún más preciosa.- se dirigió a mi cuello y dejó un beso húmedo.

-Edward, ya deja de hacerte ilusiones. Recuerda que tienes que llevarme a mi casa a una “hora decente”.- le dije mientras me retiraba de la tentación de sus labios.

-Tonterías, recuerdo bien lo que dijo tu madre y no hay que dejar de lado lo que te susurró cuando te despediste de ella. Tengo buenos oídos.- me ruboricé al instante, espero que eso ayude a que mi maquillaje se arregle; al menos, tendré color en las mejillas- No necesitamos regresar a tu casa si así lo queremos. Ahora, por favor, entremos antes de que me arrepienta y te lleve a un lugar más… privado.

Me tomó la mano derecha, donde tenía la orquídea, y nos dirigimos a la entrada del local. Posamos para la foto tradicional y  luego entramos. El lugar no estaba tan lleno. Todas las chicas llevaban vestidos de toda clase: atrevidos, formales, coloridos, modestos… había de todo. Pero, obviamente de toda la gente, supe distinguir a las chicas. Alice llevaba un vestido que le llegaba hasta la rodilla. El corsé le daba una figura espectacular y la falda con un vuelo ligero, le daba una elegancia que se palpaba con solo mirarla. Y qué decir de Rose. Tenía un vestido que se ceñía completamente a su cuerpo de sirena. Parecía estar hecho de cuero, y la falda era en forma de tubo, por lo que ninguna curva quedaba escondida. Ya me imagino lo que debió haber pasado el pobre Emmett cuando la vio. Sí, Emmett se atrevió a pedirle a Rose que sea su pareja en la fiesta, y ella aceptó. Nos acercamos hacia donde estaban nuestros amigos lentamente ya que yo tenía miedo de pisar mi propio vestido y terminar en el suelo.

-Hola, chicos, ya como que se habían tardado, ¿no? No quiero ni imaginarme lo que habrán estado haciendo antes de llegar.- el nada nuevo saludo de Emmett ni siquiera me incomodó. Nada podía sacarme la sonrisa estúpida que tenía en la cara.

-Hermanito, amiga, se les ve radiantes. ¿Algo que tengan que contarnos?- como siempre Alice tan perceptiva.

-Alice tiene razón, los dos tienen una sonrisa tonta en sus caras. Eso debe ser por algo… ¿qué dices, Jasper?- Efectivamente, Jasper era el acompañante de Alice. Después de largas conversaciones, Edward aceptó que Jasper sea la pareja de su hermana. Mi novio sabía cómo terminaban comúnmente estas fiestas y ese final no era precisamente en la casa de la chica o el chico, sino en un hotel.

-Coincido con las dos, chicas. Seguramente, algo tiene que ver con el anillo que lleva Bella en su anular izquierdo.- al decir esto, las chicas y Emmett vieron fijamente mi mano izquierda y mis amigas se quedaron con la boca abierta. Como siempre, la primera en estallar fue Alice.

-¿Anillo?... anillo… anillo… ¡un anillo!... Déjame verlo- se acercó corriendo hacia mí y tomó mi mano- Oh, Dios, está precioso. No puedo creerlo.- se volteó hacia su hermano y lo miró entrecerrando los ojos- ¿Edward por qué no me dijiste que le pedirías a Bella que se casara contigo? Te habría acompañado a comprar el anillo…- ¿Casarse? ¿Quién se casaba? Alice malinterpretó el significado del anillo y no sabía si sentirme emocionada porque pareciera que estaba comprometida con el hombre más bello del mundo u ofenderme, ya que no me veía casada a los 18 y pensaba que mis amigas tenían eso claro.

-No, Alice, no es un anillo de compromiso, sino un anillo promesa.- corrigió Edward a su hermana.

-Compromiso, promesa, es lo mismo… sé que terminarán casados. Felicidades, me alegra mucho que hayan dado este paso. Ahora ya no son solo adolescentes enamorados o encaprichados para la gente que los ve, sino son algo más… están comp… no, están prometidos.- todos reímos y uno a uno los chicos nos felicitaron.

Después de 20 minutos, nos encontrábamos bebiendo mientras hablábamos de lo que haríamos después de la escuela. Rosalie quería ser una modelo profesional, pero también quería estudiar Diseño Industrial. Emmett nos sorprendió cuando nos dijo que estudiaría Derecho. Yo más lo veía como fisicoculturista. Alice decía estar decidida por Diseño de Modas; mientras que Jasper dijo que estudiaría Psicología. Por último, Edward nos dijo lo que ya sabíamos, que estudiaría Medicina y que quería abrir su propia clínica; y yo les anuncié que ejercería la profesión de Gestión y Alta Dirección. Me apasionaba la administración de empresas y los negocios. Aunque también quería estudiar Publicidad, carrera que ejercería después de haber terminado Gestión. Así, seguimos la conversación cuando Jasper se puso de pie y sacó a Alice a bailar. Emmett lo imitó algo nervioso y con el rostro desencajado cuando Rose tomó una de sus manos y la colocó en su cintura y le dijo:

-¿Vamos o te quedarás ahí sentado?- Emmett se paró de un salto y con su mano aún en la cintura de Rose, se dirigieron a la pista de baile.

Yo me recosté en el pecho de Edward mientras veía con diversión a mis amigos bailar.

-Mi bella damisela, ¿me concede esta pieza?- me dijo Edward galantemente. Lo miré con una sonrisa y acepté la mano que me ofreció. Nos dirigimos con cuidado a la pista de baile y cuando llegamos, Edward me tomó de la cintura y me pegó a su cuerpo.

-No es un baile lento.- todos los estudiantes nos miraban porque ellos bailaban saltando y haciendo movimientos algo rápidos debido a la música, la cual no era ningún vals ni una balada.

-No me importa. Quiero tenerte así toda la noche. Sigue la melodía de tu corazón y encontrarás el ritmo que estoy siguiendo yo.- Cerré mis ojos y me recosté en su pecho para encontrar esa sintonía de la que hablaba. Di con ella después de un momento y bailé con Edward amenamente.

Después de lo que me parecieron horas, sentí cómo Edward me besaba el cuello. Ladeé mi cabeza para darle más espacio. Cuando el beso me empezaba a encender, sentí que alguien me daba toques en mi hombro pidiéndome atención.

-Chicos, disculpen que los moleste, pero…- Alice nos hablaba, pero eso poco le importaba a Edward, quien seguía besando mi cuello.

-No molestes, Alice.- dijo él.

-Edward, déjala un momento. Una zorra tiró una margarita en mi vestido y Rose casi se le echa encima a no ser porque Emmett la inmovilizó y ustedes ni siquiera se dieron cuenta. Vamos, necesito que Bella me ayude a limpiar mi vestido, no podré ver bien en la parte de atrás. Rose aún sigue tratando de controlarse. Será solo un momento, ¿sí?- Edward le prestó atención a su hermana y resignado me soltó.

-Está bien. Pero no se tarden. Prometí que no me separaría de Bella en toda la noche y pretendo cumplirlo. Si se tardan más de 5 minutos, iré al baño de chicas y la sacaré de ahí, ¿entendido?

-Ay, hermanito, estás muy especial hoy. Está bien, no te preocupes, vendremos en un abrir y cerrar de ojos.- Alice me tomó del brazo y me arrastró con ella.

Llegamos al baño, que no estaba tan lleno como había pensado y ayudé a Alice a dejar su vestido impecable. Terminamos nuestro trabajo, pero Alice me dijo que tenía que retocar mi maquillaje, ya que se me había corrido un poco el rímel y mis labios ya no tenían brillo. Hizo lo que se propuso con rapidez y de inmediato nos encaminamos a la salida. Como habíamos venido, Alice estaba atrás de mí, para cuidar que nadie pise mi vestido y yo me aseguraba de pisar firme para no caerme. De pronto escuché un grito ahogado, como si estuvieran tapándole la boca a alguien. Volteé para ver a Alice y vi cómo un sujeto con máscara la tenía inmovilizada impidiéndole hablar. Volteé rápidamente para proferir un grito que avisara a los chicos lo que estaba pasando, pero alguien me agarró por la espalda y también me tapó por la boca. Vi a otro que se ponía a mi costado, agarró mi brazo y sentí una punzada, seguida de un líquido que ingresaba a mi organismo. Me mareé al instante. Solo alcancé a ver cómo soltaban a Alice y ella abría la boca como si estuviera gritando. Yo me estaba sumergiendo en la oscuridad poco a poco, hasta que toda imagen de la realidad se alejó de mí y me hundí en la más profunda oscuridad.


 

 

EDWARD POV

Estaba esperando en nuestra mesa a Bella. Tan solo habían pasado 2 minutos y ya quería ir a ese baño y no salir de ahí si no fuera con Bella a mi lado. Miré nuevamente mi reloj. Ya iban 3 minutos.

-Deja de hacer eso, Edward, me enfermas. Tan solo fueron al baño.- me dijo Emmett, quien estaba al frente de mí con una aún enfadada Rose, la que tenía una de las manos de mi amigo en su cintura y la otra en uno de sus brazos, tratando de tranquilizarla. Jasper estaba un poco más relajado, pero de vez en cuando, miraba en dirección del baño de chicas para ver si Alice y Bella venían.

-Solo dices eso porque una de las que están en el baño no es R…- sentí una patada nada juguetona en mi canilla- Ouch… ¿qué te sucede?- reprendí a Emmett.

-No sé de qué hablas.- dijo mi amigo. Rose movió la cabeza reprobatoriamente. Obviamente se había dado cuenta de lo que había sucedido.

-¿Cómo que no sabes de qué hablas? Acabas de darme u…

-¡BELLA!...- al escuchar el grito, volteé de inmediato y vi a Alice correr hacia alguien. Bella estaba tirada en el suelo temblando levemente. No… Bella, no.

Me paré en menos de un segundo y corrí hacia donde estaban ellas. De pronto escuché a Emmett.

-¡Edward! ¡Cuidado!- volteé y solo vi a Emmett correr hacia mí y luego me empujó y caí al suelo. Al mismo tiempo, escuché un disparo y vi a mi amigo desplomarse a mi lado. La gente empezó a correr y gritar desesperada. No sabía qué hacer. Habían disparado a mi mejor amigo por mi culpa y mi novia estaba a unos metros de mí temblando cada vez más.

-¡Ve donde Bella, Edward! Yo me encargo de Emmett. El disparo le dio en el hombro. ¡Ve!- me puse de pie y atravesando a la muchedumbre llegué hasta donde estaba Bella, cuya cabeza reposaba en el regazo de Alice.

-¡Bella, amor!... ¿Qué pasó, Alice?- grité desesperado. Saqué mi celular como pude y le marqué a mi padre.

-Unos sujetos nos tomaron por sorpresa y me taparon la boca y… y luego cogieron a Bella y… le inyectaron algo en el brazo… Edward, su pulso es débil…- tomé a Bella en mis brazos y la llevé a un lado. La recosté en el suelo… Alice tenía que estar equivocada. Le tomé el pulso y apenas pude oírlo. NO.

-Bella… Dios…- había olvidado que había marcado a Carlisle- puse mi celular en mi oído y escuché su voz.

-Hijo, ¿qué sucede? ¿Qué son esos gritos?... ¿Estás bien?... ¿Dónde está Alice?- preguntó mi padre con rapidez.

-Alice está bien… papá, le hicieron algo a Bella. Alice me dijo que le inyectaron algo en el brazo e intentaron dispararme. Emmett se interpuso y recibió en disparo en el hombro. Carlisle, ayúdame. El pulso de Bella es muy débil y tiembla, tiembla fuertemente.

-Llama a una ambulancia- le hice señas a Alice para que lo haga; ella se paró y se fue donde los demás- Yo iré al hospital en este momento. Lo más probable es que le hayan inyectado una droga. Posiblemente, tiene una sobredosis. Ahora, Edward, trata de enfocar su piel. ¿Está azul?- me fijé rápidamente y vi que era así.

-Sí… ¿qué hago?

-Hay posibilidad que le dé un paro respiratorio. Dale respiración artificial, de boca a boca hasta que llegue la ambulancia. Cálmate, si te desesperas, no la ayudarás en nada. Ahora, haz lo que te dije… Hijo, todo saldrá bien.- y colgó. Solo oí el rugir del motor.

Volví a tomarle el pulso a Bella y este seguía siendo débil. Ella seguía temblando y de pronto vi cómo empezaba a vomitar. La puse de costado para que no se ahogue. Me sentía impotente. No podía solo ver mientras ella pasaba por todo ese dolor. De pronto sentí una mirada a mis espaldas. Volteé y vi en un rincón a Tanya, quien tenía una sonrisa en los labios. Vi que hacía algo en su celular, probablemente escribía un mensaje. Luego, volvió su vista en mí y con un movimiento de mano se despidió y se fue. Mi celular comenzó a sonar y vi que era un mensaje de un número que no conocía.

“Esto es solo el comienzo”

Fue ella. Todo lo planeó ella. Y yo imbécilmente dejé que pasara. No debí haber dejado ir a Bella. No la debí dejar ir. Nuevamente, Bella es herida por mi culpa. Si seguía a su lado, correría el riesgo de que algo le pase en cualquier momento. Tal vez, lo mejor sería que… No, esa no es la solución. Yo le prometí a Bella estar con ella pasara lo que pasara y así será. Si tengo que llevarla al fin del mundo para poder ser felices, lo haré.

-Te amo, Bella. Por favor, amor, resiste. La ayuda ya viene, resiste… no me dejes. Resiste, amor.- Bella seguí vomitando y yo lo único que podía hacer era esperar a la ambulancia. Me sentía tan inútil. Yo debería estar sufriendo; no ella. Yo merecía ese dolor; no ella.

Después de 5 minutos, Bella dejó de vomitar y con la ayuda de Alice, limpiamos a Bella lo más que pudimos y la llevamos al lugar más cercano a la puerta para que sea más fácil subirla a la ambulancia con rapidez. No podía creerlo. Todo había pasado demasiado rápido. Hace solo 20 minutos, estaba bailando con ella y ahora la tenía en mis brazos con pulso débil y respiración dificultosa. Empecé a darle respiración artificial, mientras esperábamos a la ambulancia. Se me hacía algo difícil porque ella no dejaba de temblar, pero lo logré. Dos minutos después, escuchamos a la ambulancia llegar. Los paramédicos asistieron con rapidez a Bella. La colocaron en la camilla y la llevaron hacia el vehículo. Obviamente, iría con ella. No la iba a dejar. Llamé a uno de mis hombres de seguridad, que poco me habían servido, y le di las llaves del auto para que lo llevara a mi casa. Si sabía lo que le convenía, ni siquiera se le pasaría por la cabeza robárselo. Subí a la ambulancia y vi cómo entubaban a Bella y le daban oxígeno, ya que no podía respirar bien. La conectaron a un pequeño monitor cardíaco y de acuerdo a los que mostraba empezaron a asistirla. Yo no soltaba su mano por ningún motivo. Acariciaba sus cabellos y le hablaba. Sabía que podía escucharme.

Llegamos al hospital. Vi cómo llevaban a Emmett en una camilla. Jasper lo había llevado en su auto. Las chicas venían con ellos. Seguí la camilla donde iba Bella. En el camino, nos encontramos con mi padre.

-¿Cómo se encuentra?- preguntó a uno de los paramédicos.

-Tiene una fuerte sobredosis de drogas. Le inyectaron la sustancia en las venas. Aún no sabemos qué pudo ser, pero tal parece que no fue una sola clase de drogas, sino una especia de mezcla. Recibimos un paciente en la misma situación la semana pasada. La sobredosis es muy fuerte y si no actuamos en seguida, la paciente puede sufrir un paro respiratorio y puede morir. No tenemos tiempo.

Todo el control que pude tener hasta ese momento, se fue al caño. Bella no podía morir. No. No sé qué haría si ella… No, no puedo siquiera pensar en eso. Ella se recuperará.

No me había dado cuenta de que estábamos en una especie de quirófano. Estaba ido, lo único que podía ver era a Bella inconsciente sobre la camilla. De pronto sentí cómo era arrastrado fuera de la habitación, me estaban alejando de ella. No.

-¡Suélteme, no me pienso mover de aquí!

-Tiene que salir, joven. Esta situación es muy delicada. No puede estar aquí.- Me solté bruscamente del agarre de la enfermera. Uno de sus compañeros, me quiso sacar pero lo empujé con tal fuerza que lo hice caer al suelo. No podía controlarme. Iba a estar a su lado a como dé lugar. Me estaba acercando a ella, cuando sentí que me empujaban contra la pared y me inmovilizaron en pocos segundos. Era mi padre.

-Hijo, lamento mucho esta situación y voy a hacer todo lo posible por salvarla, pero actuando así, no estás ayudando en nada. Si no nos dejas trabajar, ella puede morir. Esto es muy grave, Edward. Ahora, tienes que esperar afuera hasta que yo salga y te indique que puedes entrar. Hazlo por ella. No las estás ayudando si te comportas de esta manera.

-Carlisle, no…

-Entiende, hijo, por favor… sé que es difícil, pero tienes que…

-¡Doctor, entro en paro!- No… no…

Carlisle me soltó y corrió hacia Bella. Yo sentí que la consciencia me abandonaba. No podía escuchar nada, solo veía. Sentí que me tomaban del brazo y me sacaban de la habitación. Cerraron las puertas y me quedé inmóvil, viendo por las ventanas cómo reanimaban el cuerpo de Bella. Caí arrodillado, sintiendo impotencia y dolor. Ella estaba al borde la muerte y yo no podía salvarla. Sentí que alguien me abrazaba y lloraba en mi hombro.

-Edward, hijo, tienes que ser fuerte. Ten fe, ella se recuperará.- mi madre estaba conmigo en el suelo.

-Madre, si ella me abandona… no… no quiero seguir viviendo si ella deja este mundo, no quiero.- gruesas lágrimas corrían por mis mejillas.

-No digas eso, hijo. Bella estará bien. Tu padre la salvará.

Yo ya no quería hablar. Solo quería esperar a que mi padre saliera de la habitación y que me diga que Bella se pondría bien y que podía pasar a verla. Si me dijera lo contrario, la seguiría. Si ella moría, yo me iba con ella. Juntos, aún más allá de la muerte. La muerte no sería impedimento para que esté a su lado.

No sé cuánto tiempo después, me encontraba sentado en la sala de espera con mi madre, que apretaba mi mano dándome fuerzas. Alice, Rosalie y Jasper también estaban ahí. Emmett estaba siendo atendido. Todo el tiempo, no podía dejar de pensar en lo que mi padre nos diría cuando saliera del quirófano. Bella, Bella, amor… lucha, Bella, lucha… por nosotros… no permitas que Tanya se salga con la suya… nadie nos separará, nadie… lo prometimos…

-Hijo, tu celular está sonando.- no quería contestar, pero tal vez los de seguridad habían encontrado algo que no pueda ayudar a dar con los que le habían hecho esto a Bella. Fueron 3, eso quería decir que Tanya tenía cómplices. Y podía asegurar que James era uno de ellos. Cogí el celular, y sin mirar quién era, contesté.

-Hola, cariño. ¿Te estás diviertiendo?... Yo, sí. Espero que aprendas de una vez que conmigo no se juega. Y como te hice saber antes, esto es solo el comienzo. Me subestimaste, Edward y eso te costó la vida de tu amada Bella. Pobrecita, si pudieras verla como yo estoy haciendo ahora. Toda entubada y queriendo aferrarse a la vida. No lo logrará… y si lo hace, yo me encargaré de llevarla al otro mundo, porque, Edward, no descansaré hasta verla muerta.- rió como una desquiciada y colgó.

Si ella había dicho que la estaba viendo, entonces… Me paré como un rayo e ignorando los gritos de mis amigos y mi madre, salí corriendo en dirección al quirófano donde estaba Bella. No había nadie. Mi celular sonó.

-No me encontrarás, Edward. Soy más rápida que tú.

-Te hundirás en la cárcel, Tanya. Pagarás por lo que ahora estás haciendo.

-¿Y cómo piensas lograrlo? No tienes pruebas, además se supone que hace más de 2 horas, salí en un vuelo hacia Inglaterra. No puedes hacer nada, Edward, nada.- esa maldita había pensado en todo, pero algo tenía que haber para dejarla al descubierto- Ah, y lo del disparo no fue idea mía. Tal vez, alguien decidió actuar aprovechando el momento. Sí, ya sabes quién, ¿verdad?

-Dile a James…

-Yo nunca dije que pudiera ser James. Ay, mi querido Edward, es difícil saber quién intentó matarte. Teniendo tantos enemigos en el instituto… Pues, que bueno, que esa persona falló, porque de nada me sirve que mueras… Quiero que estés vivo y sufras… sufras tanto, que clames tu muerte. Nunca podrás ser feliz con esa, ¿me entiendes? Nunca… y de eso, me encargaré yo.- colgó.

No aguanté más y lancé mi celular al suelo, haciéndolo añicos. Nunca pensé que Tanya sería capaz de todo esto. Pero ella misma me lo había confirmado. Y lo peor era que tenía razón. No habían pruebas que la inculparan. Los atacantes de Alice y Bella llevaban máscaras, según lo que había escuchado decir a Alice cuando le contaba lo sucedido a mi madre. Y por la fuerza que ejercieron, lo más probable era que todos fueran hombres. ¡Maldición!

Regresé a la sala de espera con mi madre y los demás. Me senté sin decir nada y seguí esperando a mi padre. No sabía qué hacer. Tanya era la culpable de todo esto, pero no bastaban mis palabras. Necesitaba pruebas y no las tenía. Mis manos se cerraron en puños. No podía hacer nada… nada.

Resignado, seguí esperando. No quería comer ni beber nada. No podía pensar en nada más que en Bella en aquel quirófano.

Después de lo que parecieron años, mi padre salió. Me paré de un salto y me acerqué a él con rapidez.

-¿Cómo está, papá? ¿Se pondrá bien, verdad? ¿Puedo verla?- él no me respondía- Padre, ¿puedo ver a Bella? Contéstame.- él tomó uno de mis hombros y me miró fijamente.

-Bella… Bella está en coma, hijo.


Peinado de Bells

sii, me gustó mucho el k llevó kris en la premiere 

Vestido de Bells

 

Auto de Edward

luxury!

Anillo promesa de Bells

magic


 

Holaaaa, chicas... aki stoy de vuelta... medi una escapadita... ufff y no les escribo más pork mi escapadita m va a costar si no m apuro... las espero en el prox cap.... yyyyy como siempre, les agradezco de corazón su apoyo.... k les parece hasta ahora el fic??? va bien??? verdad k odian a Tanya??? nos leemos pronto... byeeeee

Lyhaane.

Capítulo 7: CHAPTER 7 Capítulo 9: CHAPTER 9

 
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