Todo Gracias a mi Cuaderno de Historias (+18)

Autor: Lyhh_mt
Género: Romance
Fecha Creación: 21/04/2011
Fecha Actualización: 26/09/2012
Finalizado: SI
Votos: 16
Comentarios: 87
Visitas: 113338
Capítulos: 28

 

La vida de Bella Swan no es color de rosas. El hombre al que amaba ni la miraba. Al no poder transmitir sus sentimientos, plasmaba todas sus fantasías con ÉL en un cuaderno. Un día, ese cuaderno cambiará su vida para siempre... ¿cómo? averígualo aquí.

 

Amor… odio… dolor… felicidad… y sobre todo… suspenso… muuucho suspenso…

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Hola, me llamo Lyane y este es mi primer fanfic. Bueno, qué decirles… me gusta mucho escribir y espero la opinión de ustedes, las lectoras (yo también soy lectora, por eso sé la importancia de la opinión y críticas de ellas a las autoras). Me encantaría saber lo que piensan… claro, pondré todo de mi parte para que esta historia sea de su agrado… yyy con respecto a los mensajes que sé que envían en donde incluyen insultos y demás, pues solo los ignoraré… si es que en esos mensajes, e incluyen algo así como críticas constructivas, que me ayuden a mejorar, que es lo que me importa, entonces, los tomaré en cuenta; mas no aquellos que solo ofendan…

Bueno, espero que les guste la historia y espero sus opiniones…

Lyhaane.

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Capítulo 2: CHAPTER 2

DISCLAIMER: Los personajes le pertenecen a la grandiosa Stephenie Meyer... la admiro tanto!... okz okz... yo solo plasmo las ocurrencias de mi mente y juego con sus personajes.


 

 

EDWARD POV

No podía creer que mi vida había cambiado… y todo gracias a ELLA. Bella me había enseñado a ver al mundo de una manera que no conocía: con esperanza y sobretodo confiando en mí mismo y en los seres que quiero, como ella. Lo que no me cabía en la cabeza era cómo nunca me di cuenta de su existencia, cómo pude ser tan ciego, tenía mi felicidad tan cerca y yo nunca la vi. Desde que encontré su cuaderno, tuve tanto interés en conocerla que sentía que no era yo o tal vez que empezaba a ser yo, ya que todo este tiempo he sido egoísta y patán para los que me rodeaban, excepto mi familia claro. Pero cada vez que pensaba en ella me sentía pleno y a la vez sentía cómo el Edward de antes, el amable, caballero, cariñoso, bondadoso, responsable y confiable Edward empezaba a renacer de las cenizas; porque eso fue lo que quedó de mí después de que el que creí mi mejor amigo me traicionara.

FLASHBACK

Estaba en una de las tantas aburridas cenas benéficas de mi padre cuando vi a una muchacha muy guapa que me dirigía miradas nada santurronas. Quizás, hoy tendría otra más a mis pies. Siempre sucedía y no es que me gustara; más bien me sentía cansado de ello. Pero hoy tal vez pueda echarme un polvo. No le haría daño a nadie.

-Por lo visto ya tienes algo planeado para hoy… ya sabes, para luchar contra el aburrimiento… eh, Edward?- James acababa de llegar y al parecer adivinó lo que tenía en mente.

James y yo hemos sido los mejores amigos desde hace muchos años. Ambos éramos opuestos, pero nos complementábamos. Él era arrebatado, liberal, extrovertido y digamos que no era muy amante de los estudios. En cambio yo era responsable, cariñoso, ordenado, respetuoso y me encantaba estudiar. Claro que siempre salía a divertirme, pero moderadamente; lo contrario a James. Sin embargo, confiaba en él por sobre todas las cosas.

-Pues, atinaste mi amigo… hoy quiero dejar de ser el niño bueno, al menos quiero dejar de lado la responsabilidad y el respeto… quiero divertirme un poco.- le contesté.

-Y se puede saber quién es ella?

-Aún no sé su nombre, pero sí sé que quiere algo conmigo.

-¿Y cómo puedes estar tan seguro?

-No me ha dejado de ver en toda la noche, y estoy seguro de que en cualquier momento se acercará a mí y… puedes imaginarte el resto.

-Bueno, si tú lo dices… solo… ten cuidado. Tus planes pueden no salir como tú piensas.- me dijo de manera extraña. ¿Qué quería decir con ello? Que podría olvidar la protección y podría embarazar a la muchacha?... que quizás ella no quería acostarse conmigo? No creo que sea lo último, y sobre lo primero, siempre lo tendré en mente. No destruiré mi vida por una estupidez.

Después de haberme dicho eso, James se fue.

El tiempo siguió pasando y de repente me di cuenta que la muchacha que me miraba ya no estaba. Tal vez James tenía razón después de todo. Y hablando de él, lo vi dirigiéndose hacia mí.

-Ed, la muchacha que me señalaste hace un momento, me mandó decirte que te espera en el cuarto de limpieza… te tiene una gran sorpresa.- me dijo.

-¿En el cuarto de limpieza? ¿Estás seguro que fue la misma? Yo pensé que ella preferiría que la llevara a un hotel o algo así.

-¿Un hotel? Las mujeres de hoy ya no prefieren los hoteles… les gusta más hacerlo sabiendo que pueden ser descubiertas con las manos en la masa… es más excitante. Ya entenderás. ¿Por qué no te diriges hacia allá y disfrutas? Yo te cubro.

-Tienes razón. Si sucede algo, me llamas al celular y vuelvo en seguida.

-Ok, no te preocupes. Ya, ve, que ella te espera.

-De acuerdo, ya regreso.-  y me dirigía al famoso cuarto de limpieza. Nunca me había imaginado hacerlo en esa clase de lugares, pero si James decía que es excitante, pues le creería; él sabe más que yo en esos temas.

Cuando abrí la puerta del cuartucho, vi la imagen de la muchacha tendida en el suelo. Su vestido estaba desgarrado y le sangraba la boca. Al parecer estaba inconsciente. Pero, ¿quién le pudo haber hecho eso? ¿James? No, no lo creo. Tal vez otro hombre la vio entrar y la ultrajó.

Me acerqué y la sostuve. Traté de hacerla reaccionar y empezó a abrir los ojos lentamente. Cuando estuvo consciente, me separó de un manotazo y empezó a gritar.

-Cálmate, no te haré daño. ¿Quién te hizo esto? ¿Lo viste? No temas, quiero ayudarte.- le dije para tranquilizarla. Estaba muy alterada. Si no fuera por la música, todos escucharían sus gritos.

-No te me acerques. ¿Y tienes el descaro de preguntarme quién me hizo esto? Fuiste tú!!

-¿Qué? No sabes lo que dices. Estás muy alterada. Yo acabo de llegar y te encontré así.

-No es cierto. Yo escuché tu voz. Fuiste tú!

-No, cuando llegué, estabas desmayada…- de pronto, me empujó y salió corriendo. No podía dejarla así, así que la perseguí. Me vi envuelto por los invitados, que veían horrorizados a la muchacha, quien me señalaba y decía que la había tomado a la fuerza.

-¡Ayúdenme! Por favor, ese hombre abusó de mí. ¡Ayúdenme!- gritaba.

Yo me quedé estático. Yo no era el culpable. James me dijo que… cuando pensaba en ello, me di cuenta que él me miraba con una sonrisa socarrona y por el movimiento de sus labios, vi que me decía “¿y ahora qué harás?”.

-Detengan a ese hombre! Que no escape!!- muchos hombres me tomaron de los brazos y me estaban sacando del salón, cuando reaccioné.

-Yo no hice lo que esa señorita dice. Cuando fui al cuarto de limpieza, la encontré así. Yo quise ayudarla, pero ella huyó.- dije para tratar de defenderme. Veía a mi padre tratar de impedir que me dejaran, pero no logró. Al parecer, los hombres eran guardaespaldas del padre de la muchacha, quien supongo yo fue quien ordenó que me detuvieran. Mi madre y Alice estaban llorando a un lado y me miraban con decepción y tristeza. No podía creer que ellas piensen que en verdad ultrajé a esa muchacha. ¡Yo no soy así!

-Miente!! Yo escuché su voz, mamá. Cuando me dirigía al baño, me tomó por la cintura y me tapó la boca… Luego, me metió a ese cuarto asqueroso… que estaba oscuro y… él… ÉL ME VIOLÓ!!- la muchacha rompió en llanto y fue consolada por su madre quien también lloraba y me miraba con odio. No vi cómo, pero el padre de la muchacha se acercó a mí y me dio un puñetazo. Vi cómo Carlisle se dirigía hacia él, para detenerlo suponía.

-No puede defenderlo. Sé que es su hijo, pero él abusó de mi hija. Tiene que pagar.

-Usted no puede afirmar eso. Yo conozco a mi hijo y sé que sería incapaz de hacerle eso a una mujer. Lo mejor es que todos nos dirijamos a la estación de policías y aclaremos esto de una vez por todas. Estoy seguro de que su hija comete un error. Edward no fue quien abusó de ella.- dijo tajantemente.

Así, todos fuimos a la delegación y tomaron los testimonios de la muchacha y las mías. Pero con lo que no contaba era que James también estaba atestiguando. Mi amigo estaba a mi favor, lo sabía. Él y mi padre arreglarían esto.

Pasaron horas y yo estaba sentado en una banca, en un cuarto oscuro. Solo había un foco. Era una de esas habitaciones donde interrogan a los delincuentes y criminales, pero esta no tenía cámaras ni ese vidrio oscuro desde donde te observaban. De pronto, entraron dos oficiales junto a mi padre, James, la muchacha y su padre. Carlisle me miraba de manera extraña, como si no me reconociera. ¿Qué estaba pasando?

-Muchacho, no haber reconocido tu falta desde un inicio va en tu contra y ahora que finalmente sabemos que eres culpable de lo que esta muchacha te acusa, te espera un buen tiempo en prisión- ¿Qué?

-¿Pero qué está diciendo? Yo soy inocente. Yo no la ultrajé. Carlisle, tienes que resolver esto. Sabes que yo sería incapaz… James, tú me conoces, diles que no fui quien le hizo eso a esta mujer.

-Lo siento, Edward. Ya no puedo seguir mintiendo más. Mientras conversábamos, grabé lo que me dijiste y se lo entregué a la policía. Ya basta de todos tus abusos Edward. Te dije desde el principio que lo que hacías no estaba bien y no podía permitir que siguieras cometiendo estas violaciones.

-¿De qué hablas James? Carlisle, ¿de qué se trata todo esto? ¿De qué grabación habla James?- Estaba confundido. Mi amigo, mi mejor amigo, me acusaba de algo que yo nunca había cometido. ¿Quién era en realidad James?

-¿Qué grabación? Esta grabación, Edward. ¿Cómo fuiste capaz?- Carlisle me miraba con furia, y de pronto le arrebató un celular a uno de los oficiales y lo puso fuertemente sobre la mesa.

Esa grabación era sobre la conversación que habíamos tenido James y yo antes de que todo sucediera. Cuando hablamos de mis “planes” para esa noche, planes que nunca llegué a llevar a cabo.

-Pero…- traté de hablar, pero James me interrumpió.

-Ya basta, Edward. Deja de negarlo. Después de que tuvimos esa conversación, te ocultaste y esperaste por esa muchacha y luego la ultrajaste. Ya deja de mentir. Que no te das cuenta que has sido descubierto? Ya se acabó. No volverás a abusar de nadie más.

-¿De qué rayos estás hablando? ¡Sabes perfectamente bien que no hice lo que tú dices. Tú me dijiste que ella me esperaba en ese cuarto, que ella te había enviado por mí!- le grité con desesperación e impotencia. No podía creer que él me traicionara.

Los oficiales me detuvieron, ya que tenía ganas de golpear a James por todas las difamaciones que estaba diciendo en mi contra.

-Ya no mientas, Edward. ¡Ya no!

Estaba en shock. No podía estar pasándome esto. ¡No era posible!

-Hijo, no sé qué hice mal todo este tiempo. Nunca pensé que…- lo interrumpí antes de que prosiguiera. No quería escuchar esas palabras. Si venían de él, me dolerían en el alma.

-Papá, te lo juro por lo más sagrado que yo no lo hice.- no pude detener las lágrimas. No sabía cómo detener todo esto, cómo hacerle entender a Carlisle que no era culpable.- Por favor, créeme.

-Lo siento, hijo. No puedo hacer eso.- me dijo sin mirarme a los ojos.

Caí derrotado sobre la banca. ¿Cómo solucionar esta situación si nadie me creía?

-¿Me podrían dejar a solas con él? Tengo que decirle algunas cosas. Siempre fue mi amigo y quiero hacerle entender que esto que hago es por su bien.- pidió James. ¿Cómo se atrevía? ¿Después de todo lo que ha hecho?

Uno a uno fueron saliendo. Solo quedaban Carlisle y James en la habitación. Mi padre se me acercó y me dio un abrazo. Se acercó a mi oído y me susurró- Haz lo correcto.- Mientras tanto, me colocó algo en las manos, e instintivamente lo oculté bajo la mesa que había ahí, y se separó de mí.

Finalmente, solo estábamos James y yo en esa habitación. De pronto, supe a qué se refería Carlisle. Me había dejado su teléfono celular. No creo que James se haya quedado para darme palabras de aliento. Sea lo que sea que me diría, lo grabaría, al igual que él hizo conmigo. Eso significaba que mi padre no había perdido las esperanzas… en el fondo, él me creía y estaba agradecido y aliviado por ello.

Dirigí m vista hacia abajo, fingiendo que estaba derrotado, sin esperanzas, mientras colocaba la opción para grabar voz en el celular. Cuando al fin lo logré, sin que James se diera cuenta, empecé.

-¿Qué quieres de mí, James?

-Edward, Edward. Tenías que aprender que en este mundo no hay nadie que esté por encima de mí, ni siquiera mi padre y menos el tuyo. Tu caballerosidad, dedicación y todas esas tonterías tuyas simplemente me cansaron. ¿Puedes creer que mis padres te pusieron como un ejemplo para mí? Todos los días, “Edward esto, Edward el otro”. Me estresaba, así que decidí acabar con esa imagen de santo que tienes. No puedo creer lo ingenuo que fuiste. Te di pistas, pero al parecer ni te percataste de ellas. ¿Sabes? Me divertí mucho; y no sabes cuánto lo disfruté. La zorra esa era virgen y no fue fácil conseguir lo que logré al final, pero lo hice. Y… ¿sabes qué?...- se acercó a mi oído derecho, y rápidamente oculté más el celular- no sabes cuán estrecha era. Lo disfruté tanto, que tengo planes de conseguir lo mismo en otro lugar. Estoy seguro que Alice se siente aún mejor.

-¡Maldito, desgraciado! No te atrevas a tocar a Alice. Te mataré si lo intentas. No te vas a salir con la tuya, idiota. Te lo juro.- él solo se carcajeó.

-¿Y qué harás? ¿Seguirás gritando que eres inocente y que el culpable soy yo? Nadie te creerá. Yo sí tengo pruebas. Estás jodido, acéptalo.- Se escuchó un sonido proveniente de la puerta y James rápidamente se alejó de mí y puso cara de santo.

Nuevamente estaban en la habitación los dos oficiales y mi padre, quien me miraba esperanzado y yo le devolví la mirada. Puede ver cómo el alivio llenaba su ser, pero trató de fingir su anterior expresión decepcionada. Detrás de ellos, venía la muchacha que me miraba con odio y rápidamente se dirigió hacia mí y empezó a golpearme.

-Señorita! Deténgase!- gritaron los oficiales, pero ella no les obedeció. James reaccionó antes que ellos y la tomó de la cintura alejándola de mí. Yo pensé que él sería el último en detenerla, pero al parecer quería verme ya en prisión.

En ese momento, la muchacha miro a James con horror. Parecía que estaba en shock. Tal parece que acababa de reconocer a James como su agresor. Carlisle se movió instintivamente hacia la puerta, como para impedir que James escapara.

-¿Señorita, se encuentra bien?- le preguntó uno de los oficiales. James tenía una expresión asustada, como si se hubiera dado cuenta de que fue descubierto. La muchacha se alejó de él y empezó a temblar.

-Él… él… ese olor… es él… fue él…- tartamudeaba la mujer.

-¿Qué dice? No la entiendo, ¿qué quiere decir?- le preguntó un oficial.

-El olor que se desprende de ese hombre… lo reconozco… es la misma loción que llevaba el que abusó de mí… es él. No pude ver su… cara porque… estaba oscuro… solo pude oír su voz… y oler ese perfume… solo recuerdo que después de que todo pasara… me golpeó y cuando desperté vi a ese hombre-me señaló- y pensé que fue él quien me ultrajó, porque lo había estado viendo durante la fiesta y él me devolvía… las miradas. Y cuando… él- señaló a James- presentó la grabación… pude estar segura de quién fue el culpable… pero…yo… puedo… puedo acercarme a él?- dijo dirigiéndose a mí.

-Claro. Déjeme ayudarla.- un oficial le rodeó los hombros. La muchacha se inclinó a mí y me olió. Se alejó y de pronto empezó a llorar.

-No fue necesario que haga eso señorita… está claro que…- ella lo interrumpió.

-No… no entiende… él no es quien abusó de mí… sino él!- señaló a James.

-¿Qué dice?

-La fragancia de ese sujeto es la misma que recuerdo, la misma… este hombre esposado no fue quien me ultrajó… porque su perfume no es el que yo olí en ese cuarto… no es…- trataba de controlar su voz, pero las lágrimas no se la ponían fácil.

-¿Está segura de ello? ¿Está segura de lo que está diciendo?- preguntó el oficial que la ayudó.

-S…sí, estoy totalmente segura.

-Eso no puede ser. Yo tengo pruebas de que Edward es el culpable… No fui yo... Ustedes lo acaban de comprobar…- se notaba nervioso, así que decidí actuar.

-Tienen que escuchar esto oficiales- dije alzando el celular y colocando la grabación.

Todos estaban sorprendidos y el rostro de cada uno de los presentes fue llenándose de ira. La habitación estaba en silencio, cuando de pronto la mujer se lanzó contra James y lo empezó a insultar y golpear. En ese momento, ingresó su padre. Los oficiales detuvieron a James y Carlisle tomó el celular de la mesa y se lo entregó al padre de la muchacha, quien después de escuchar todo, empujó a todo mundo y golpeó fuertemente a James… se lo merecía.

Llevaron a James a realizarse unos análisis y a la muchacha al médico legista (N/A: no sé si así lo llamen en su país, pero en el mío significa los doctores que se encargan de verificar casos de violaciones o de revisar a víctimas de agresión física). Mientras tanto, a mí me dejaron libre y la muchacha se disculpó conmigo al igual que su padre. Yo les dije que no había problema, ya que si se hubiera tratado de mi hija, incluso de mi hermana, hubiera actuado de la misma manera, incluso peor. Después de todas esas horas en la delegación, por fin pude irme a casa con mi padre. Mi madre y Alice se encontraban llorando en la sala de estar y cuando nos vieron llegar, corrieron hacia nosotros y nos abrazaron. Les contamos todo y no podían creer lo que había pasado. Al final, intentamos ir a descansar, ya que el peligro había pasado.

FIN FLASHBACK

Después de 2 días de lo ocurrido con James, me enteré por mi padre que encontraron rastros de semen en la ropa interior de James y analizaron si coincidía con el que encontraron en el interior de la muchacha. Los resultados salieron positivos. Después de ello, me enteré que misteriosamente todas las pruebas, es decir, la grabación, los análisis hechos y el testimonio de la muchacha “se extraviaron”. La mujer y su familia se mudaron a otro país y liberaron a James. Desde que sucedió eso, no ha dejado de odiarme y por más que mis padres me pidieron que nos mudáramos, los rechacé. Ahora, tanto ellos como Alice y yo teníamos guardaespaldas e incluso agentes encubiertos que se hacían pasar por estudiantes.

Luego de esa traición, no pude confiar en las personas como lo había hecho antes. Me convertí en otro, en una persona por la que nadie puede pasar, a la que nadie volvería a humillar. Y estaba dispuesto a hacer lo que sea porque eso siga siendo así.

Pero desde que supe de Bella, ya no me importaba eso. Había algo en mi interior que me hacía olvidarme de todo y más bien me empujaba a empezar una nueva vida, a retomar la vida que antes tenía. Cuando tuve su cuaderno en mis manos y empecé a leerlo, no podía creer que todos esos sentimientos podían ser transmitidos con palabras plasmadas en papel. Quería conocerla a como dé lugar y para conseguirlo, le hablé a mi hermana, Alice, a quien no le he hablado desde hace varios meses, a pesar de que vivimos en la misma casa.

FLASHBACK

Me dirigí a la habitación de Alice dispuesto a averiguar si conocía a la misteriosa Isabella Swan. Toqué su puerta y ella contestó con un “pase”.

-Alice, quería preguntarte algo.- empecé

-Tú?... tú me estás hablando?

-Sí, ¿qué tiene eso de raro? ¿Somos hermanos no?

-Pues déjame decirte que ya hasta había pensado que habías olvidado que tenías una hermana. Y claro que es raro que me hables. No lo has hecho por meses.- me dijo muy seria.

-Perdóname, Alice. No quise lastimarte ni que pensaras eso que me dices. Todo este tiempo he vivido en un mundo que en realidad no existe y ahora me doy cuenta de ello. Y eso se lo debo a… ejem, ejem, bueno creo que eso no viene al caso.- vi su cara de curiosidad y decidí hablar antes de que me interrogara- No preguntes por favor… solo basta con saber que estoy tratando de cambiar. Siento que estoy cansado de ser alguien que no soy.

-Wao… pues sea quien sea, le quisiera dar las gracias y tratarla como reina, porque estoy casi segura que es una chica, por haber logrado eso contigo. Bueno, y entonces, ¿qué me querías preguntar?

-Bueno… eh… hace unos días encontré un cuaderno que tenía el nombre de una muchacha del instituto… Isabella Swan. ¿La conoces?

-¿Un cuaderno de Bella?... Claro que la conozco, ella y yo somos muy amigas. ¿Me muestras el cuaderno?- no, de ningún modo se lo daría. Primero tengo que terminar de leerlo.

-Uhm… bueno, no lo tengo aquí. Ya sabes, está en mi habitación, entreverada con mis cosas. Y ¿de quién se trata? ¿Cómo es que nunca he sabido de ella?

-Es que has vivido tan metido en tu mundo que no te percataste de ello. Bella se mudó aquí hace casi un año. Está en el senior year al igual que tú, e incluso sé que comparten Gimnasia- qué? Pero cómo es posible eso? Cómo rayos nunca la he visto?-. Vive con su padre, el Jefe Swan y es una gran persona. Es amable, inteligente, responsable, educada, en fin, todo lo contrario a las chicas con las que sueles salir. Tal vez, por eso nunca te interesó, por tanto no sabías de su existencia. Ella es una chica muy sencilla y bueno tengo que decirte que lo único malo es que no tiene gusto en lo referido a la moda.- Se levantó de su cama y se dirigió a su armario. Sacó un álbum de fotografías y volvió a sentarse en la cama.- De hecho, el pasado fin de semana, mientras tú estabas en tu dichoso campamento, ella y yo hicimos una pijamada aquí. Fue muy divertido. Le tomé algunas fotos con atuendos que le presté. Tengo que admitir que puede ser muy agraciada si se lo propone, ¿no crees?- me extendió el álbum y me quedé sin aliento. Un ángel apareció ante mis ojos, vistiendo la ropa más sexy que había visto en mi jodida vida. Ella era una belleza y yo nunca la había visto. ¿Cómo demonios era eso posible? ¿Cómo pude perder tanto tiempo y no haber conocido antes a esta preciosa mujer?

-Edward, hermano, cierra la boca por favor y cuidado que me llenas de baba todo el álbum.- Alice se burló de mí.

Me compuse y me dispuse a hablar.

-Lo siento. No me imaginé que fuera tan hermosa. No sé cómo nunca la vi.

-Pues digamos que nunca viste así como la ves en las fotos. Ella es más reservada.- me dijo haciendo una mueca- Pero eso va a cambiar- murmuró para sí misma.

-¿Qué dijiste? ¿Qué va a cambiar?- Tenía mucha curiosidad.

-Nada hermanito. Ya sabes, cosas de chicas.

-Ah, ok. Bueno, creo que mejor me voy, tengo deberes que hacer.- me dirigí a la puerta.

-Edward… y el cuaderno?

-Ah… eh, yo se lo entregaré, no te preocupes. Solo no le digas que yo lo tengo. Es que… ya sabes, por la fama que tengo, va a pensar que se lo robé o algo. Yo mismo le explicaré la situación, sí?

-Ok, no le diré nada. Pero, Edward, devuélvele el cuaderno. Quizás, lo está necesitando en este momento.

-Sí, yo se lo entregaré.- Justo cuando iba a abrir la puerta, vi en el tocador de Alice 3 fotografías más de Isabella y también otras de mi hermana.

-¿Es muy linda no crees?

-Sí… muy linda.- y salí rápidamente. Sabía que Alice era muy perceptiva y podía darse cuenta fácilmente de que estoy interesado en su amiga.

FIN FLASHBACK

Desde ese momento, intenté hablarle, pero no podía. Primero, porque me ponía nervioso, segundo porque no sabía qué decirle y tercero porque me imaginaba a mí y a ella como pareja y me encantaba la idea, pero no podía pensar en eso aún habiendo terminado hace tan poco con Tanya. Quería ganarme su confianza y de esa manera no lo lograría. Quería que tenga claro que quiero algo serio con ella. De manera que cuando decidí ir a su casa, estaba muy muy nervioso. Nadie respondía, por lo que pensé que no estaba, pero cuando iba a irme, apareció frente a mí vestida jodidamente sexy. Me la comía con la mirada, como lo venía haciendo los últimos días. Siempre vestía atuendos que delineaban su figura y la hacían ver deliciosamente bien. Todo pasó muy rápido y cuando me di cuenta, estaba besándome con ella en su habitación, sobre su cama. Hicimos el amor apasionadamente, porque para mí fue hacer el amor. Me sentía en el cielo, volando con ella junto a mí. Pensaba que todo era un sueño, pero no. Eso realmente pasó y no sabía que una persona podía estar tan feliz como yo lo estaba.

Ahora, aquí estaba yo en mi auto, dirigiéndome a mi casa para dejar mi auto y volver a mi paraíso. Aparqué en el garaje y salí corriendo. Entré a casa, subí las escaleras y abrí bruscamente la puerta de mi habitación. Alice se percató de ello y fue a ver qué sucedía.

-¿Edward? ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan apurado, desesperado o como sea que estés?

-No me lo creerías. Algún día te lo contaré o tal vez ella lo haga. No me importa. Solo quiero que sepas que soy el hombre más feliz del mundo.

-¿De qué hablas? ¿Estás ebrio?

-Nah. Solo quiero que sepas que ahora te comprendo. Entiendo tu estado. Siento que en estos momentos me sucede lo mismo.- le dije mientras metía una muda de ropa en una pequeña mochila y tomaba mi celular para llamar un taxi- Bueno, tengo que irme, me queda poco tiempo. Nos vemos… mañana hermanita.- y le di un beso en la frente.

-¿Esto es por Bella verdad?- soltó de repente.

-¿Bella?

-Ay, Edward. Tanto Bells como tú creen que soy idiota o retrasada mental. A ver, desde que me preguntaste por ella, tus ojos no han dejado de brillar y tu humor cada vez mejoraba más. En el caso de ella, pues me confesó que te amaba. Solo tengo que atar cabos. No creo que sea una coincidencia. Yo vi bien claro cómo se te caía la baba aquel día mientras veías sus fotografías. No te hagas. Ahora, dime, ¿están saliendo?- Estaría bien si le digo?

-Uhmm…

-Lo sabía!!! Están saliendo!!! ¿Desde cuándo? ¿Por qué no me lo contaron? AAAhhh qué emoción!! Nunca pensé que Bells se convertiría en mi cuñada. Ya era hora de que abrieras los ojos. Y la verdad…- Edward, ya para a tu hermana, o llegarás tarde… Aunque eso no es mala idea… ya quiero saber cómo me castigará Bella…- Hey, Edward!!!

-¿Qué?

-¿Me estás oyendo? Si te atreves a lastimarla, si veo que derrama una, escucha bien, UNA lágrima por ti, te juro que te castro y te despellejo vivo. ¿Entendido?- Esa fue mi hermanita querida??

-S… sí, Alice. Oí bien. Y nunca sería capaz de lastimarla.

-Sé que nunca lo harías intencionalmente, pero a veces puedes ser tan despistado que ni cuenta te das, así que cuida bien tus movimientos y piensa bien antes de actuar, ¿me oyes?- me dijo, cuando escuché el claxon del que debería ser mi taxi.

-Sí, señor.- le dije con el fin de aligerar la situación.

-Ok, espero que en verdad hayas captado el mensaje. No quisiera dejarte sin descendencia, pero no me obligues  quieres?

-No te preocupes. Seguiré todas tus indicaciones. Ahora, ¿puedo irme? El taxi me espera y no quiero llegar tarde, por favor.

-Ok, ok. Ya, puedes irte. Te deseo mucha suerte. Y por favor, por favor, Edward, no lo arruines. Confío en ti. Nos vemos…

-Adiós hermanita. Gracias. Y no lo arruinaré. Te lo juro por mi vida.- y diciendo esto, bajé corriendo las escaleras y fui directo al taxi, al que me subí como un rayo y le indiqué al conductor de que maneje lo más rápido posible.

Llegué a la casa de Bella cuando faltaban 2 minutos para que se cumplan los 40 que le prometí. Encontré la puerta abierta y una nota que decía “entra y cierra con seguro… luego, sube a mi habitación… te espero, no tardes”. Me moví más rápido que Flash (N/A: Flash es un súper héroe que corre rapidísimo… lo conocen?) y en un abrir y cerrar de ojos ya me encontraba en la habitación de Bella, que se encontraba vacía… ¿vacía? Me parecía muy raro. Me adentré y bajé la cabeza para ver si se había escondido debajo de la cama. Tal vez quería jugar… pero nada. No estaba.

-¿Me buscabas?- me susurraron en el oído. Me estremecí por el contacto, pero aún así  me volteé para encararla.

Un ángel.

Sí, eso fue lo que vi… el ángel más sexy de la existencia de todos los ángeles… malditamente sexy.

¿Y por qué?... nada por qué alterarse, claro… solo llevaba unos pedazos de telas, esos que se hacen llamar lencería, pero es igual si te los pones o no… aunque en ella se les ve jodidamente bien. Bella vestía uno de los conjuntos que encontré sobre su cama cuando entré a buscarle una pastilla o algo para tranquilizarla cuando se puso mal. El conjunto era negro, con transparencias que no dejaban nada a la imaginación… Dios!! Mis pantalones me aprietan justo ahora y mi dureza es más que visible. Mientras pensaba en todo esto, veía cómo una de las tiras del bra que llevaba caía por su brazo derecho.

Me quiere matar…

Ella se acercó lenta, muy lentamente hacia mí. Me cogió las manos y posicionó la derecha en su cadera; y la izquierda, en su nalga… sii!!! Su nalga!!!!

No pude soportarlo más. Apreté su trasero y la acerqué mucho más a mí, para que no tenga dudas de que prácticamente me tiene a sus pies. Lo que ella me causa, no me deja pensar con claridad y lo único que ahora tengo en la mente es su voluptuoso cuerpo pegado al mío y una cama detrás de mí, cama de la que no planeaba salir en un laaaaaaaaaargo tiempo.

Coloqué mi otra mano en su otra nalga y la cargué. Ella me rodeó con sus piernas y la estrellé contra la pared. Me estaba descontrolando, lo sabía, pero ella me había provocado. Me froté contra su caliente coño y me acerqué a su oído.

-¿Sientes cómo me tienes?... haces que pierda el control y me sienta como un animal que lo único que quiere es marcar lo que es suyo de la manera más excitante que te puedas imaginar. Haces que lo único que desee en el mundo sea tomarte una y otra…- capturé su lóbulo y lo chupé-… y otra vez.

-¿Y por qué… no empiezas… ya?- me dijo jadeando.

-Tranquila, nena. Cuando menos te lo esperes, estaré tan pero tan dentro de ti, que me sentirás en la garganta- le gruñí salvajemente. Con tan solo imaginarme la escena, sentía que me iba a correr en cualquier momento.

Bella gimió y se lanzó a mis labios como una fiera. Si el maldito oxígeno no nos hiciera falta, ahora nos estaríamos más que devorando, pero teníamos que separarnos para poder respirar.

-¿Ah, sí?... pues nos sabes cuánto anhelo… sentir eso que tú dices.

Al decir eso, se bajó de mí y me empujó fuertemente. Caí en la cama y me embelesé con la imagen de mi novia… MI NOVIA… qué bien sonaba eso, teniendo como protagonista a Bella.

Ella llevó sus manos atrás y se desabrochó el brasier. Lo dejó caer libremente, mostrándome sus gloriosos pechos. Quise levantarme e ir por ellos, pero ella levantó su mano derecha y con su dedo índice me negó esa posibilidad.

-Pero… no ves que… me estás haciendo… sufrir- las palabras salieron por sí solas de mis labios. Nunca le había dicho eso a una mujer, por más que me hacían bailes eróticos y stripteases. Pero claro, todas las demás no tenían comparación con Bella. Nadie me había excitado tanto en mi vida y era una de las mejores sensaciones de mi jodida existencia.

-Lo disfrutarás… créeme- me dijo con voz de seda. Hipnotizado, solo fui capaz de asentir como un robot.

Se fue acercando poco a poco y en su trayecto, acariciaba sus senos mirándome intensamente. Ya faltaba muy muy poco para saltarle encima.

-Recuéstate sobre las almohadas- me ordenó.

Obedientemente, lo hice. Ella saltó a la cama y se quedó parada colocando sus pies a los costados de mis muslos. Ohh, mi vista era genial!! Alucinante!!

Fue bajando lentamente a la vez que acercaba cada vez más su rostro al mío. Ya estando sentada sobre mí, no hice más que perderme en sus pechos. Quería devorarlos, quería lamerlos, quería…

-¿Qué quieres Edward?- me preguntó como si hubiera leído mis pensamientos.

-Quiero… quiero toc-arlos…- mi voz me decía que no me quedaba mucho tiempo.

-¿Qué más?- insistió

-Qui-ero… lamerlos y morderlos… lentamente- Ella gimió y fue lo último que soporté.

La atraje hacia mí y la besé como nunca. Ella abrió la boca para mí invitándome a entrar. No perdí tiempo y nuestras lenguas empezaron a danzar locamente.

Mientras tanto, ella no perdía tiempo y me arrancó el polo… no importa, en estos momentos no me sirve. El contacto de nuestros torsos nos hizo gemir y eso me recordó sus hermosos senos. Llevé mis manos hacia ellos y los empecé a acariciar delicadamente. Cogí sus pezones duros y los apreté suavemente. Bella jadeaba al igual que yo. Ambos parecíamos igual de desesperados. Las manos de Bella desabrochando el botón de mis pantalones y tirando de ellos, al igual que de mis bóxers, casi con salvajismo, me dejaron claro lo anterior. Lo único que me impedía unirme a ella eras sus bragas. Y por más que me gustaran, tenía que deshacerme de ellas. Se las arranqué y las miré con un poco de tristeza. Tal vez, le compre unas parecidas cuando tenga tiempo. Las tiré por ahí y me concentré en el cuerpo desnudo de Bella justo encima del mío, que me gritaba desesperadamente llevar acaba ese acto que nos vuelve uno. Pero justo en ese momento, me acordé que no me había colocado un preservativo. Iba a levantarme para coger uno de mi billetera, pero al parecer esos no eran los planes de Bella. Cogió con sus suaves manos mi pene y los dirigió a su cavidad, a su caliente y húmeda cavidad.

Oh por Dios!... Detenla, detenla… protección… protección

-Bella… Be… protección… para- balbuceé con dificultad. La punta de mi miembro estaba en su interior y no podía articular frases lógicas.

Ella empezó a mecerse y yo me sentía morir. Protección… protección…

Al diablo con la protección!

Pero… puede… ella puede embarazarse…

No le haría eso a mi Bella… tengo que ser fuerte y actuar con responsabilidad.

Coloqué mis manos en sus caderas con el fin de levantarla y coger un preservativo, pero ella pareció adivinar lo que pretendía y se aferró a mis hombros.

-Tomo… la pastilla… odio los… cólicos… menstruales… así que…- suficiente! Me lancé hacia sus labios y la impulsé con mis manos, haciendo que casi saliera completamente de ella para luego adentrarme nuevamente con cada vez mayor profundidad. Bella gemía y yo con ella. La sensación nos llevaba al extremo… sentía que no duraría mucho tiempo.

De pronto, Bella alejó mis manos y dejó de mecerse. Acomodó más almohadas en mi espalda enderezándome un poco, flexionó sus rodillas colocándolas a los extremos de mis muslos y tiró su cuerpo para atrás. Apoyó sus manos en mis piernas y empezó nuevamente con el movimiento.

Confirmado… es toda una DIOSA. Nunca pensé que le gustaría experimentar diferentes posiciones en tan poco tiempo. No cabía duda de que era una caja de sorpresas, unas sorpresas que me encantaban.

-Ahh… Edward… - gemía cada vez más fuerte.

Yo no podía hablar… ningún sonido salía de mis labios. La imagen que tenía al frente era tan abrumadora, desconcertante y malditamente erótica que me tenía totalmente deslumbrado. Ver cómo mi miembro desaparecía en su interior cada vez más rápido, me excitaba más, si era eso posible. Terminaría en unos minutos y no podía permitirme hacerlo solo. Coloqué una de mis manos en su cadera y la otra la llevé a su clítoris y lo acaricié, estimulándola.

Bella, que tenía la cabeza hacia atrás, la levantó y abrió los ojos para fijarlos en los míos. Los suyos desprendían pasión y entrega y sobretodo el amor que sentía por mí.

La ayudaba a impulsarse cada vez más rápido y con mayor fuerza.

-Oh, sii… más… más Edward…

La complací e irguiéndome totalmente, abrí mis piernas y la recosté sobre la cama. Me arrodillé, cogí sus piernas y las coloqué en mis hombros. Arremetí nuevamente en ella, causando que gritara de placer… eso  quería, que se desinhibiera y grite por más… más, que llegara al límite, y me lleve consigo. La penetré duro y rápido… ya quería llegar a mi liberación, quería volver a sentir ese maravilloso orgasmo que esperaba por mí y quería que ella también pueda sentirlo.

-Ahh… si… así… ya casi…- gemía Bella descontroladamente.

-¿Qui-eres… más?- le ronroneé… o bueno, eso traté… más pareció un gruñido.

-Oh, si… más… duro…

Arremetí lo más fuerte que pude y con 3 estocadas más, pude sentir cómo su coño me apretaba dolorosamente, causándome una sensación de los mil demonios… me vine… fue inevitable… sentí cómo llenaba su interior.

-Mierda… ahh!- terminé.

Bajé sus piernas y la abracé para luego besarla. Tuve cuidado de no aplastarla y después de la grandiosa actividad fue algo difícil, pero lo pude hacer.

Empecé a salir de su interior para recostarme a su lado, pero…

-No… aún no. Quiero sentirte por más tiempo… por favor.

Obviamente no pude negarme, y más porque yo también deseaba no salir nunca de ahí.

La levanté y la cargué para acomodarla bien en la cama. Abrí las cobijas y nos metí a ambos. Nos quedamos abrazados por mucho tiempo… mucho tiempo. De lo siguiente que fui consciente fue la luz del sol filtrándose por las cortinas. Aún seguíamos unidos y fue el mejor despertar que tuve. Verla dormir me llenaba de una tranquilidad inexplicable, una paz que estaba seguro, ella me transmitía.

Le dejé besos en todo su rostro, a manera de despertarla. Vi el reloj y eran las 11 am. Bella tenía que comer algo. Intenté liberarme de su abrazo, pero ella lo sintió y se aferró con mayor ímpetu.

-Espera, un momento más… sí?- me pidió.

-Por supuesto, preciosa… todo el tiempo que quieras.

Lentamente, Bella abrió los ojos y se encontró con mi mirada en ella.

-Buenos días- me saludó sonriendo.

-Muy buenos días, mi Bella.- le respondí.

-¿Es muy tarde?

-No precisamente, pero tienes que comer algo, cielo.

-Pero no…- y su estómago protestó antes que ella. Reí por lo que había querido hacer, pero su organismo le había ganado.

-No, tú sí. Vamos, preparemos algo para desayunar.

Salí de ella a regañadientes y me puse de pie buscando mi ropa. Cuando volteé hacia Bella, ella me miraba intensamente.

-Tranquila, no voy a desaparecer.- le dije divertido.

-Engreído… Ya verás- susurró eso último.

Se paró y me dio la espalda regalándome una hermosa vista de su trasero. Tal vez, el desayuno podía esperar unas… horas.

Volteó su rostro mostrándome una sonrisa burlona.

-No me desvaneceré por arte de magia…

-¿Eso crees?... más pareces un sueño, que una realidad, un precioso sueño, el más hermoso de todos.

-Pues tú no te quedas atrás.- me dijo sonriendo.

-Si tú lo dices…

-Ya… deja de ser engreído.

Nos vestimos y bajamos a la cocina. Preparamos tocino y waffles, y lo acompañamos con una humeante taza de café. Mientras desayunábamos no paraba de maravillarme con el rumbo que ahora tenía mi vida… mi vida junto a Bella. Y si planeaba una vida con ella, tenía que deshacerme de todos los secretos entre nosotros. Y empezaría yo por desaparecer los míos.

-Bella… quiero que sepas que no quiero que nada, ni nadie, interfiera entre nosotros. Sé que has oído muchas cosas sobre mí, pero así no es como yo solía ser antes. Algo me sucedió que me cambió la vida. Desde ese acontecimiento, me volví frío. Ya no quiero más eso. Como te dije antes, quiero ser tu compañero, y quiero protegerte, quiero amarte, quiero darte todo.  Por ello, quiero que conozcas todo de mí, al igual que yo me muero por saber absolutamente todo de ti. Quiero compartir ese hecho en mi vida que la cambió o más bien quiero que sepas de la persona que causó que mi vida cambiara:…- inspire hondo y lo solté- James.

Bella me miraba muy atenta y se sorprendió un poco cuando nombré a James. Todos en la escuela sabía que él y yo éramos rivales, enemigos, pero nadie sabía cómo se originó eso. Hubo tanto dinero de por medio cuando sucedió lo de la muchacha a la que él ultrajó que se había logrado que nadie en el pueblo se enterara. No sé cómo fue eso posible, pero supongo que el padre de James les dio a los policías y demás una gran suma de dinero para que la noticia no se difundiese. De hecho, se sabía lo que le había sucedido a la muchacha, pero nunca se reveló la identidad del culpable.

-¿James… te hizo mucho daño?- me preguntó con tristeza en su voz.

-No sabes cuánto.- Bella me tomó de las manos y me las apretó, dándome valor para hacer lo que iba a hacer.

-Sabes que puedes confiar en mí. Yo siempre voy a estar ahí, contigo, brindándote mi apoyo incondicional… nunca te dejaré solo. Pero si no te sientes preparado para contarme esto, sabré esperar. Yo tampoco quiero secretos entre nosotros y estoy dispuesta a contarte toda mi historia, pero vayamos despacio si? No quiero presionarte ni nada por el estilo. Tómate tu tiempo, Ed.- me habló con tanta ternura que me impulsó inconscientemente a narrarle mi historia.

-No me siento presionado, Bella. Así esperara años para contártelo, siempre será difícil hacerlo. Pero, quiero confiártelo.- di un suspiro y comencé a contarle todo sobre James a Bella.

No sé cuánto tardé, pero cuando terminé me vi envuelto en los confortantes brazos de mi Bella.

-No sabes cuánto siento todo ello. Pero no logro entender. No se supone que James debería estar ahora en la cárcel?- me preguntó desconcertada.

-Estuvo en prisión por algún tiempo, y por lo que me enteré, un maestro privado iba allí todos los días y le daba las clases necesarias. Su padre consiguió cambiar el veredicto del juez. Al principio, se había dicho que no había posibilidad de pagar una fianza, pero luego nos enteramos que el padre de James pagó una fuerte cantidad de dinero y sacó a su hijo de prisión. Después de ello, él regresó a la escuela como si nada hubiera pasado y dijo a todos que había estado de viaje en hawaii. No sé cuánto poder tiene su padre, pero logró con él logró librar a su hijo de un castigo que se merecía.- inconscientemente, mis manos se convirtieron en puños.

-Shh… de nada sirve seguir atormentándote por ello. Ya pasó; y lo más importante es que al final, se consiguió probar tu inocencia. Sé lo difícil que pudo ser para ti pasar por todo ello, pero ya es tiempo de pasar la página, dejar todo eso atrás de una buena vez, y vivir el presente… un presente conmigo, con ambos… juntos, y anhelo que vivamos así el futuro.- me habló reconfortándome y brindándome una hermosa imagen mía junto a Bella y una hermosa niña con los cabellos igual a los míos y la sonrisa de su madre. Me gustó más de lo que imaginé.

-Claro que estoy dispuesto a dejar todo atrás. Ahora que te encontré, no me importa el mundo. Solo me interesas tú… solamente tú. Y por supuesto que ansío vivir un futuro contigo. No sabes cuánto me agrada y me ilusiona esa idea. Y te parecerá algo cursi, pero ya puedo imaginarte con una pequeña en brazos, una pequeña que en un futuro será nuestra… y no olvidemos el perro.- le dije sonriendo de oreja a oreja.

Bella tenía los ojos aguados y me miraba con tanto amor que dolía. Se acercó a mí y me besó tiernamente. Después de unos minutos, nuestras frentes se encontraban unidas al igual que nuestras miradas. Y se me ocurrió una grandiosa idea… ya era tiempo.

-¿Sabes en qué estoy pensando justo ahora?- le pregunté.

-Mmmm… ¿en lo que haremos más tarde?- reí ante eso.

-No tontita. Si fuera así, no estaríamos precisamente aquí.- se ruborizó y sin poder contenerme, acaricié sus mejillas.- Lo que estaba pensando es que quiero presentarte a mis padres… oficialmente como mi novia. Y espero poder hacer lo mismo con tu padre. Quiero hacer las cosas bien y creo que esta es una buena forma de empezar. Lo que menos quiero es encontrarte a escondidas o mantener nuestra relación en secreto. Por el contrario, quiero que todo el mundo se entere cuán afortunado soy por tenerte a mi lado.

-¿Eso quieres?- asentí al instante- Pues hagámoslo. No me parece una mala idea… solo estoy un poco nerviosa, pero siempre y cuando esté contigo, soy capaz de hacer hasta la más grande de las locuras.- me dijo con determinación.

-Me parece genial. Tal vez hagamos unas cuantas locuras.- ambos reímos ante este comentario, pero luego nos pusimos serios.- ¿Te parece si mañana vamos a almorzar a mi casa? Estoy seguro que Alice nos ayudará para que todo esté listo e ilusione tanto a mis padres que quieran conocerte en este mismo instante.

-Estoy de acuerdo. No es por nada, pero yo también quiero conocer a tus padres. Sé que son grandes personas, pero quisiera tratarlos como…- se interrumpió y no continuó. No quería que me oculte nada.

-¿Cómo qué Bella? No te avergüences… dímelo.- Levantó la mirada y continuó.

-Quisiera tratar a tus padres como… a una… familia.- esas palabras me llenaron de una dicha tremenda.

-No sabes cuán feliz me hace escuchar eso, Bella. Es lo que más quisiera, que los consideres tu familia, nuestra familia.- le tomé el rostro y la besé con todas mis fuerzas.- Entonces, no se diga más… mañana, almorzaremos con nuestra familia.- le dije con la sonrisa tonta que no me quería dejar.

-Te quiero mucho, Edward.- me dijo acariciándome las mejillas.

-Y yo a ti, mi Bella.

Tenía la seguridad de que todo saldría estupendamente bien.

 

Capítulo 1: The begining Capítulo 3: CHAPTER 3

 
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