Todo Gracias a mi Cuaderno de Historias (+18)

Autor: Lyhh_mt
Género: Romance
Fecha Creación: 21/04/2011
Fecha Actualización: 26/09/2012
Finalizado: SI
Votos: 16
Comentarios: 87
Visitas: 113342
Capítulos: 28

 

La vida de Bella Swan no es color de rosas. El hombre al que amaba ni la miraba. Al no poder transmitir sus sentimientos, plasmaba todas sus fantasías con ÉL en un cuaderno. Un día, ese cuaderno cambiará su vida para siempre... ¿cómo? averígualo aquí.

 

Amor… odio… dolor… felicidad… y sobre todo… suspenso… muuucho suspenso…

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Hola, me llamo Lyane y este es mi primer fanfic. Bueno, qué decirles… me gusta mucho escribir y espero la opinión de ustedes, las lectoras (yo también soy lectora, por eso sé la importancia de la opinión y críticas de ellas a las autoras). Me encantaría saber lo que piensan… claro, pondré todo de mi parte para que esta historia sea de su agrado… yyy con respecto a los mensajes que sé que envían en donde incluyen insultos y demás, pues solo los ignoraré… si es que en esos mensajes, e incluyen algo así como críticas constructivas, que me ayuden a mejorar, que es lo que me importa, entonces, los tomaré en cuenta; mas no aquellos que solo ofendan…

Bueno, espero que les guste la historia y espero sus opiniones…

Lyhaane.

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Capítulo 11: CHAPTER 11

DISCLAIMER: Los personajes le pertenecen a la grandiosa Stephenie Meyer... ¡la admiro tanto!... okz okz... yo solo plasmo las ocurrencias de mi mente y juego con sus personajes.


 

EDWARD POV

Llegué a casa pensando en Bella. Siempre pensaba en ella, pero esta vez era distinto. Ya no era MI Bella. Ella ya no me consideraba suyo ni tampoco que éramos novios. Prácticamente, rompimos… más que eso, es como si nada hubiera pasado para ella. Nada sucedió para ella.

Sin darme cuenta, ya estaba entrando a mi habitación. Cerré de un portazo. La rabia empezaba a invadirme. ¿Por qué todo le pasa a ella y no a mí? ¿Por qué Tanya le hace tanto daño a ella y no a mí, si fui yo quien rompió con ella?

Tal vez porque así te duele más…

Apareciste de nuevo. Pensé que te habías ido. Cuando más te necesito, no estás. Como sea, suena razonable. Preferiría mil veces que todo tipo de tragedia me destruyera la vida a ver a Bella sufriendo por una de ellas. Y Tanya lo sabe. Es por eso que arremete contra ella, para causarme más daño a mí. ¡Maldita! ¡Maldita la hora en que se me ocurrió relacionarme con ella para obtener información de James!

James… por lo que me dijo Tanya, deduzco que él también está involucrado en todo esto… no es sorpresa. Y en otro momento, hasta me hubiera dado gusto para que por fin nos enfrentemos y todo termine, con la muerte inminente de uno de nosotros… pero este no era el caso. Ahora se trataba de la mujer que amo, de la mujer que más amo en el mundo y la que me fue arrebatada de un momento a otro. ¿Cómo soportaré los días sabiendo esto y recordándolo cada segundo del día? ¿Cómo viviré si no estará ella a mi lado, si no sentiré su calor?

Ok, hombre. Sé que es un momento sumamente difícil. ¡Vamos! Yo también sufro, pero si seguimos con las lamentaciones, no llegaremos a nada. Tenemos que pensar en cómo recuperarla. Habrá perdido la memoria, pero si ponemos todo nuestro empeño, haremos que empiece a recordar más rápido. No todo está perdido… hay esperanzas… no te rindas… no lo eches a perder como la última vez. Suficiente tuve con eso.

Pues sí, esa voz que tanto me atormenta, tiene razón. No puedo arruinarlo como la vez anterior. Tengo que ponerme manos a la obra, si quiero que Bella recuerde con mayor rapidez todos y cada uno de los momentos que pasamos juntos… y más importante, que recuerde por fin que nos amamos como locos y que nos necesitamos más que al oxígeno.

Decidido, sentí cómo empezaba una nueva etapa… la etapa de devolverle la memoria a Bella y de reconquistarla. Me dirigí al cuarto de baño y me di una ducha relajante durante media hora. Salí, me vestí y salí de mi habitación. Bajé las escaleras y pude oír voces provenientes de la sala. Al dirigirme a ella, vislumbré a mis padres, junto con los padres de Bella, mi hermana, Jasper, Emmett y Rosalie. Todos estaban allí. Pero las que más resaltaban eran mi madre y Reneé. Ambas tenían los ojos hinchados y la preocupación en sus rostros eran la señal más representativa de estos. Mi madre levantó su mirada y se fijó en la mía.

-¡Edward!- se puso de pie y con paso acelerado se dirigió a mí y me abrazó con fuerza- Sé lo que estás pasando, hijo. No sabes cuánto sufrimiento siento al ver cómo la vida se empeña en ponerle obstáculos y más obstáculos. Me duele verlos a ambos tristes. No soporto ver cómo esto te consume. La vez anterior fue la peor cosa que me pudo pasar como madre. Verte agonizar, muerto en vida, fue tan horrible… no quiero verte otra vez así, hijo. Tienes el apoyo de todos, debes saberlo. No estás solo. Además, lo bueno es que Bella está bien… quitando su pérdida de memoria… Ya no está en coma. Está fuera de peligro… ella…- ya me estaba desesperando.

-Tranquila, madre. Después de meditar tanto, decidí hacer hasta lo imposible por ayudar a Bella a que vuelva a recordar. Si bien me duele en el alma ver su actitud distante conmigo y el hecho de que para ella, nada de lo que ambos tuvimos y vivimos existió, eso no me la devolverá. La muchacha que yace en el hospital no es MI Bella… pero la traeré de regreso… y si me encierro y me hundo en mi miseria, no la ayudará en nada.- Esme suspiró aliviada y afianzó aún más mi cuerpo.

-No sabes la calma que me proporcionan tus palabras, hijo. Tenía mucho miedo de que te derrumbaras nuevamente. Y, pues, tienes mucha razón. Es más, todos aquí estamos dispuestos a hacer lo que esté en nuestras manos para apoyar a Bella y ayudarla. A mí también me dolió mucho verla en la situación en la que la dejamos. Pero me reconforta saber que no será por largo tiempo. Ella pronto volverá a recordar y todo será como antes. Me alegra que tú también lo veas así. Sé que hay momentos en que el dolor y la tristeza te nublan la mente… y temía que eso te sucediera. Pero, con esto me demuestras que no será así.- tomó mi mano y nos dirigimos hacia los sofás, donde estaban los demás sentados, mirándome fijamente.

-Ya, no me miren así. En serio, no me iré a mi habitación y me convertiré en un muerto viviente. Estoy dispuesto a hacer lo que sea por traer de vuelta a mi niña. Y lo voy a conseguir.- les dije a todos con voz muy segura. Mi padre me dedicó una sonrisa pequeña pero alentadora, al igual que mi hermana. Los demás solo me miraron… orgullosos por mi actitud. Sí, hasta a mí me sorprendía. Lo normal sería que en este momento me encuentre en mi habitación, destruyendo todo, maldiciendo al aire e injuriando a Tanya por lo que hizo, pero… basta de idioteces. Bella me necesita y aquí estoy.

-Entonces, ¿qué haremos?- todos seguían mirándome con normalidad, pero nadie hablaba. Miré a mi padre y esperé que diga algo de utilidad, pero nada. Carraspeé y lo miré con mayor presión. Así, él pareció despertar y moviendo de un lado a otro su cabeza, por fin, empezó a hablar.

-Bueno, el caso de Bella no es tan grave como se pensó al inicio, cuando descubrimos su pérdida de memoria. Al estudiar más pacientemente su caso, descubrí que su, llamémosle, zona de almacenamiento no está totalmente obstaculizada, por lo que puedo afirmarles que puede recordar varias cosas, es lo más probable, aunque no sé cuál de todos sus recuerdos permanecen con ella. Pero esto ayuda, ya que así será más fácil hacerle recordar lo demás. Creo que ya saben cómo funciona esto. Tendremos que llevarle cosas, pertenencias que representen algún acontecimiento, de manera que le haga recordar el momento que vivió o llevarla a lugares que causen lo mismo. De momento, recomiendo la primera opción, ya que la segunda es un poco riesgosa. Recuerden que ella duda de nosotros. Y la entiendo. Para ella, somos desconocidos. Debemos tener paciencia y comprender en todo momento que si llega a recordar algo, no lo hará completamente. El tiempo se encargará de irle brindando cada vez más detalles.- todos escuchábamos atentos. Yo ya estaba haciendo una lista mental de las cosas que le podía llevar, incluso de los lugares a los que le podría llevar cuando se pueda.

-¿Y desde cuándo debemos ponernos en marcha? ¿Si vamos mañana, es seguro para ella? ¿No se alterará como hoy?- preguntaba Charlie preocupado a mi padre.

-Puede que se altere nuevamente, pero tenemos que intentarlo. Tal vez, si le llevan una foto de ustedes en familia o un álbum de fotografías que pueda demostrarle que en verdad son sus padres, todo saldrá mejor de lo que esperamos. Solo tienen que ser muy pacientes, responder cada pregunta que haga ella por más que la repita una y otra vez.- Todos asentimos- Ah, y por favor, hagamos esto poco a poco. Mañana pueden ir Reneé y Charlie y pasado mañana Edward, Alice, Jasper, Emmett y Rosalie. Otro día, Esme y Edward, etc. Deberán turnarse. Tampoco serviría que le lleven todo de golpe.

Genial. Ahora tenía que esperar un infinito día sin siquiera verla. Así, la estamos ayudando… no lo olvides. Sí, sí. Todo por su bien.

Después de dos días de la conversación que todos tuvimos, pude ir a visitar a mi amor. Fuimos los chicos y yo. Mi hermana estaba muy impaciente. Estábamos llevando un álbum de fotos que nos tomamos en numerosas ocasiones cuando salíamos los fines de semana en parejas. Optamos por el álbum ya que, según nos dijeron Charlie y Reneé, a ellos les había funcionado de maravilla.

Llegamos a la habitación y escuchamos carcajadas de Bella. Nos miramos extrañados, ya que teníamos entendido de que estaba sola. Nadie se movía. Estaban esperando a que yo mismo abriera la puerta. Tomé la perilla, la giré y empujé con suavidad. Las risas de Bella seguían. Lo primero que vi fue a ella, que no se inmutó ante mi presencia. Ni siquiera se dio cuenta de que había entrado. Miraba a un costado, a la persona que estaba a su lado. Ella seguía en la cama, pero ya se sentaba totalmente erguida y ya no tenía todos aquellos tubos de antes. Me fijé de la persona que estaba sentada en el sofá, que había sido arrimado más cerca de la cama.

El muchacho tenía una de sus manos sobre la de Bella. Ambos reían divertidos por algo que él contaba a mi niña. Por su vestimenta, deduje que era un enfermero, pero eso no evitó que una oleada de celos me invadiera. Yo quería estar en el lugar de él. Así era como debía ser. Yo debería estar con ella. No él. Respiré con fuerza, llamando la atención del joven. Él me miró y soltó la mano de Bella con rapidez para luego ponerse de pie. Mis amigos y mi hermana seguían atrás de mí, pero al asomarse se encontraron con la misma imagen que yo antes que el chico ese se parase.

Bella dirigió su mirada hacia nosotros y apretó un poco los labios.

-Bueno, yo me retiro. Vendré más tarde para ver cómo sigues, Bella.- le dijo el chico. Ella asintió con una sonrisa… esa sonrisa que solo me dedicaba a mí… a nadie más.

-¿Y tú eres…?- no pude evitar preguntarle.

-Jacob… Jacob Black. Soy practicante y me encargaron el cuidado de Bella desde ayer. Bueno, no exactamente su cuidado en todo el sentido de la palabra. Solo me asignaron controlar la velocidad con la que entra el suero a su sistema y velar por su estado de ánimo. No es recomendable que se altere demasiado.- contestó él con mucha tranquilidad y con una sonrisa en sus labios.

-Ah, mucho gusto.- le tendía la mano- Yo soy Edward Cullen.- él me miró un poco sorprendido y dirigió una mirada de reojo a Bella.

-El gusto es mío…

-Solo Edward.

-… Edward. Ok, yo me retiro. Cualquier problema con Bella, solo me llaman. No estaré lejos.- solo asentí. Tenía muchas, demasiadas, atenciones con ella. No me parecía del todo bien.

-Hola, Bella.- saludó Alice. Volví mi vista a Bella, quien me miraba también. No le respondió a Alice. Me acerqué un poco, con lentitud.

-Hola… ¿cómo estás?- la saludé. Ella pareció dudar un poco, pero me contestó luego.

-Bien.- bueno, aunque sea contestó. El cuarto se inundó de un silencio lleno de tensión hasta que mi hermana intervino.

-Mira, Bella. Trajimos un álbum de fotografías… pero no es cualquier álbum. Rose, tú y yo lo compramos un día. Nos demoramos más de una hora y media para escogerlo… ya sabes, todos eran hermosos. Pero este lo escogiste tú. Nos encantó y lo compramos.

Bella solo miraba el álbum, que aún estaba en las manos de Alice. Esta se fue acercando y al llegar a la cama, le tendió el álbum a Bella, quien lo recibió titubeando para luego dejarlo sobre su regazo.

-¿Qué te parece si empezamos a ver las fotos? Verás que son geniales.- Alice se sentó al lado de Bella. Esta última no se sentía muy cómoda con su cercanía, pero no dijo nada. Abrieron el álbum y comenzaron a ver las fotografías.

Me quedé observándolas… más bien, observándola. Alice le explicaba con muchos ánimos dónde, cuándo y cómo se había tomado cada foto. Bella solo escuchaba. Su rostro no se inmutaba. A veces, miraba con un poco más de interés, pero eso era todo. Después de un rato, Bella dejó de mirar la foto que Alice le estaba describiendo con todo lujo de detalles, y posó su mirada en otra. Me dio curiosidad y alargué el cuello para ver cuál era. En la imagen, se veía a Bella y Alice sonriendo divertidas mirando a la cámara. Yo tomaba la foto, por lo que no aparecí en ella. Rosalie, al costado de Bella miraba con algo de incredulidad y sorpresa a su novio, Emmett, quien miraba hacia atrás con una mueca de horror y la boca bien abierta por haber estado profiriendo un grito de muerte. Detrás de él, se veía la imagen de Jasper disfrazado del monstruo de la película que acabábamos de ver. Ese día fue tan divertido. Nunca había visto a Emmett así de asustado. Cuando le dijimos a las chicas la idea de ir al cine, estas aceptaron y para nuestra sorpresa, Bella quería ver desesperadamente una película de terror ya que según ella, había escuchado que tenía buenas críticas y que te ponía los vellos de puntas. Rosalie se puso del lado de Bella al igual que Jasper y Emmett. Alice prefería una romántica, pero la mayoría ganó. A mí me daba igual, siempre que esté con mi Bella. Compramos los boletos, las palomitas y las bebidas. Nos dirigimos a la sala, y ocupamos un buen sitio. Pero antes de sentarnos, Emmett nos contó a Jasper y a mí su “plan”. Se suponía que tendríamos que aprovechas los momentos de miedo, en que las chicas se asusten y se cojan de nosotros como conforte. Cada uno se sentó al lado de su pareja y así fuimos viendo la película. No estaba mal, y por más que esperé que Bella se sostenga de mí, nada. Nunca ocurrió, a diferencia de mi hermana que por poco y sale corriendo de la sala. Jasper estaba de lo más feliz. La consolaba con muchas ganas. Yo solo tomé la mano de Bella y no la solté en ningún momento. Aunque estuve tentado a hacerlo. Tuve la sorpresa de que en algunos momentos, saltaba del susto, aunque no tan notoriamente, pero saltaba. Bella no decía nada; solo me miraba de reojo. Y, por otro lado, Emmett, estaba tan o más decepcionado que yo. Rosalie tampoco se inmutaba. Más bien, miraba con mucho interés la película. Pero Emmett, a él sí le afectó la película. Oíamos cómo jadeaba en algunos momentos, consecuencia de la tensión del momento, o a veces reprimía un grito. Todos nos dimos cuenta de que se había asustado de verdad y al darse cuenta de ello, Jasper se aprovechó y le dio un susto cuando ya hubo terminado la película, que quedó grabado en la foto que les tomé.

Volví al presente y me quedé viendo a Bella, que ahora esbozaba una pequeña pero notable sonrisa. Tocaba con sus dedos la foto.

-Uff… ese día fue uno de los más divertidos de mi vida.- comentó mi hermana- Te cuento. Fuimos a ver…- Emmett la interrumpió.

-Vamos, Alice, no comiences de nuevo. Ya me cansé de decirles que ese día solo bromeaba. Quería darle el toque Emmett a nuestra salida y ustedes lo malinterpretaron. Lo hice a propósito.- nadie le creyó- ¡Oh, están bromeando! Vamos, era solo una pelíc…- pero ya no siguió porque Bella tenía la mirada perdida y de un momento a otro frunció el ceño y se llevó ambas manos a la cabeza. Todos nos alarmamos y acudimos hacia ella. Me adelanté a todos y sin poder evitarlo, tomé su rostro entre mis manos.

-Bella, ¿qué sucede, cielo? ¿Te duele mucho la cabeza?- no dejé que contestara- Rose, llama a una enfermera. Que vaya por Carlisle.- Bella me miró pero luego desvió sus ojos de los míos.

-No, no es necesario. Ya pasó. Hace unas horas me pasó lo mismo cuando mis… mis padres vinieron. Es como un flash. Se siente como un alfiler que entra en mi cabeza repentinamente y me produce dolor… y es tan rápido que no logro saber qué es realmente o la imagen que se ve en él.

-¿Estás segura? Puedo llamar a…- le estaba ofreciendo, pero no me dejó terminar.

-No, estoy bien.- me dijo escuetamente y mirándome. Desvió su vista rápidamente hacia Alice, instándola a que prosiga.

-Bueno, como te decía, Emmett…- relató todo con puntos y comas. Después de 3 horas, terminamos nuestra visita habiendo ya terminado el álbum. A veces, Bella reía, incluso hacía preguntas. Estaba entrando en confianza con Alice… con Alice; mas conmigo, no había avances. Apenas me miraba y cuando le preguntaba, me daba un sí o un no; pero eso era todo. Al pasar los minutos, mi ánimo se echaba cuesta abajo. Así no lograría nada. ¿Y si nunca llego a conseguir que ella vuelva a amarme? ¿Cómo viviré sin ella? ¿Podré hacerlo?

Mientras esté cerca a Bella, dejaré esas cuestiones a un lado. Pase lo que pase, tengo que luchar hasta el final… hasta que muera o hasta que ella me diga que me quiere fuera de su vida… para siempre.

-Edward, te estoy hablando.- Todos me miraban fijamente, con una excepción claro. Veía a mis amigos con miradas que escondían tristeza y lástima por mí, por lo que estaba pasando. Me dolía mucho esta situación. Ser como un extraño para el amor de mi vida. Pero tenía que ser fuerte.

-Lo siento, estaba… pensando en otra cosa. ¿Qué me decías?

-Que nos tenemos que ir. Una enfermera acaba de informarnos que la hora de visitas culminó. Nos estábamos despidiendo de Bella.- me explicó Alice.

-Claro.- ve volví hacia mi niña- Antes de irnos… ¿necesitas algo?...

-Sí. Llamen a Jacob, por favor. Que venga.- respondió mirando a Alice.

-¿Te sientes mal? Puedo llamar a mi padre…- ¿por qué Jacob?

-No. Traigan a Jacob, si no es problema.- me volteé resignado y de espaldas, me despedí. No quería que vea mi cara descompuesta.

-Nos vemos… pronto.- sin mirar atrás, salí. Caminé rápido y me metí al primer baño que encontré. No podía dejar que los demás vean cómo decaía. No quería compartir mi dolor más que conmigo. Pero solo tenía que calmarme. Me quedaba toda la noche en mi cuarto para lamentarme y maldecir una y otra vez aquella noche… como siempre hacía sin cansancio. Después de 15 minutos y 10 llamadas de Alice, que por supuesto no contesté, salí. En el estacionamiento me esperaban todos. Habíamos ido con 2 autos: el mío, en el que íbamos Alice, Jasper y yo; y el de Emmett, donde iba este y Rosalie.

-Edward…- comenzaba Alice, pero no quería oírla.

-Vayamos a casa. Mamá se preocupará.- supongo que con eso entendía que no quería hablar del tema. Cada quien entró a los respectivos autos. Me despedí con un “te veo mañana” de Emmett y encendí mi auto enseguida. En todo el camino, nadie dijo ni una sola palabra y lo agradecía. Cuando llegamos, me bajé y me fui dejando a mi hermana y a Jasper aún dentro del auto. Entré a casa.

-Hijo, ¿qué tal…

-Estoy… no me siento bien, madre. Hablamos mañana…- sin saber qué más decir, me di la vuelta y subí corriendo las escaleras. Entré a mi habitación y no supe qué hacer. Me quedé parado justo frente a mi espejo de cuerpo completo. Mi rostro estaba tan decaído y sombrío que ni yo mismo me reconocía. Ni cuando sucedió lo de James me puse así. Vi cómo una lágrima resbalaba por mi mejilla. No lo podía evitar… pero ¿qué ganaba llorando? ¿Estaba todo perdido? No… aún.

No dormí en toda la noche. No podía. No sabía qué hacer para recuperarla; y para complicar más las cosas, aparece ese tal Jacob.

A las 6 am, me levanté. Me di un baño y me cambié. No me sentía mejor, pero al menos intentaba vivir… con normalidad. Bajé al comedor y ahí ya estaban todos. Me extrañaba. Nunca se levantaban tan temprano.

-Buenos días.- me senté en mi lugar y le pedí a Lucía, la empleada, que me trajera una taza con café. No tenía hambre. Nadie decía nada. Pero claro, el silencio no fue eterno.

-Hijo…- comenzaba mi madre.

-Mamá, no…

-Nada que no, Edward. Hijo, te estás torturando. Esta situación… no puedes retenerlo todo. Tienes a tu familia contigo, hijo. No nos niegues ayudarte. Sé que estás sufriendo, y mucho, pero de nada te sirve guardarte todo ese dolor… desahógate, descárgalo con nosotros. Estamos aquí, Edward. No lo olvides. Me parte el corazón verte así, destrozado, desolado, y sé que no puedo hacer nada para que todo eso se convierta en felicidad; pero, prefiero mil veces que me cuentes, que me digas lo que sientes, que me preguntes qué hacer, que maldigas ese día estando yo contigo, que te desahogues conmigo. Es de lo más horrible que te puedes imaginar ver a tu propio hijo desmoronándose con el pasar de los días y que no sepas cómo ayudarlo y lo peor, que este te niegue alguna ayuda.- la escuchaba con atención, pero sin mirarla a los ojos. Se paró de su asiento y se dirigió al mío, frente a su silla- Te quiero demasiado, hijo. Déjame ayudarte. No te encierres. Déjame entrar y así ambos compartamos nuestro dolor.- la miré sintiendo mis ojos humedecerse.

-Mamá…- le susurré, pero no pude seguir. Me lancé a sus brazos y empecé a llorar como un bebé. Ella me abrazó con fuerza y me aferró a su pecho.

-Shh, hijo, todo saldrá bien. Ya lo verás, esto se solucionará, Edward.- me consolaba

-No podré, madre. Cada día, la pierdo más. Se aleja de mí y no podré soportarlo… no aguantaré el día que ella se vaya y me deje aquí.

-Eso no pasará, Edward. Te prometo que no pasará. Todo saldrá bien. Dios no permitirá que ustedes se separen… no cuando se aman tanto.

-Yo la sigo amando, mamá… pero ella… ella  no recuerda el amor que sintió por mí… y cada día que pasa, tengo menos esperanza de que eso cambie. Ella amará a otro… se irá e iniciará una nueva vida… con él.- sentí otros brazos rodearme… Alice.

-No digas eso, hermanito. Bella recordará todo. Debemos tener fe.

-Ellas tienen razón, hijo. Nunca pierdas la esperanza. La amas… lucha por ella. Apóyala, ayúdala y sobre todo tenle mucha paciencia. Ella te necesita. No te rindas. No después de todo lo que ha pasado juntos.

Sí… mi familia me apoya… no estoy solo… también están mis amigos. No puedo dejarme caer.

-Tienen razón. Solo que, a veces, siento que ya está todo perdido. Sabía que esto sería difícil, pero nunca me imaginé que ella me ignorara, que ni siquiera me mirase. Eso duele como no se lo imaginan.- tenía la mirada perdida recordando cómo ella se negaba a mirarme los ojos, como si se repeliera de mí.

Mi hermana y mi madre se separaron de mí, para mirarme.

-Sabemos que es imposible sentir lo mismo que tú estás sintiendo ahora, pero estamos aquí para ayudarte con esto, porque sabemos que no es fácil. No te vamos a dejar solo, hijo.

-Gracias, de verdad. Aprecio todo lo que están haciendo por mí. No sé qué haría en estos momentos, si no los tuviera conmigo.- les dije sinceramente.

-Somos tu familia, hijo. Para eso estamos.- me tomó de las manos y apretó su agarre en ellas- Ahora, deber tener confianza y paciencia. Todo saldrá bien ¿Ok? Solo sé tú mismo. Tal vez no recuerda nada, pero sigue siendo Bella. Si una vez la conquistaste, lo puedes hacer de nuevo.

-Es cierto, hermanito.- volvió su cara un poco pensativa y concentrada- ¿No te has puesto a pensar que si ella no te sostiene la mirada es porque tiene miedo de que descubras “algo en ella”? ¿Algo que deje al descubierto lo que en realidad siente?- Alice hablaba con mucha determinación, mientras que yo estaba confundido.

-¿De qué hablas? No… entiendo…

-¡Ay, Edward! Si serás lento.- dio un suspiro teatral y después continuó- Bella y yo hablábamos mucho sobre nosotras, como puedes saber. Yo siempre intentaba sacarle toda la información posible. Ya ves lo curiosa que soy.- movió graciosamente sus pestañas y sonrió angelicalmente. Rodé los ojos.

-¿Y eso que tiene que ver con todo esto?- le pregunté cansinamente. Ella puso los ojos en blanco.

-Que sé cómo funcionaba esto para ella.- dijo juntando sus dos dedos índices, como símbolo de una pareja- Bella me contó que desde que te vio por primera vez, supo que tú eras distinto. Vio algo en tus ojos…- en ese momento, mis ojos brillaron. No pensé que Bella hablaría de esto con Alice. Se sentía tan bien oírlo de otra persona… ella no se avergonzaba de la profundidad de sus sentimientos hacia mí, sentimientos que para muchos puede parecer cursi, pero no para nosotros; y  por lo visto, tampoco para Alice.- Bueno, tampoco te voy a contar todo. La cuestión es que desde el primer momento, ella supo que eras especial y además me dijo que se conocía lo suficientemente bien como para saber que eso que significabas para ella no era algo simple y superficial. Edward, Bella sabía que se enamoraría de ti, pero se lo negaba porque lo creía imposible. Pero después, todo cambió.- yo miraba a mi hermana fijamente. No pestañeaba, ni me movía- ¿No lo entiendes? Aquel día que despertó y te vio, ella pudo sentir los mismo que sintió cuando te vio por primera vez en el instituto. A pesar de todo, ella sigue siendo Bella; sus mismos ojos, su misma boca, su mismo cuerpo, su mismo cerebro, solo que con unas cuantas cositas malitas, pero el mismo. Lo que sucede es que ahora es como si ella tuviera que comenzar de nuevo. Tal vez, al sentir aquella sensación extraña al verte, ella se asustó. ¿Cómo sentir eso cuando ni siquiera recuerdas tu propio nombre?- terminó.

Todo lo que decía la duende me estaba dejando atontado y alucinado. ¿Sería eso posible?

-Lo que dice Alice tiene lógica, Edward.- después de haber permanecido callado por un momento, mi padre tomó la palabra- Todo debe ser muy extraño para ella. Lo más lógico es que esté aterrada y hasta insegura de sí misma. Gánate su confianza, hijo. Acércate poco a poco… y recupérala.

Las palabras de mi padre me transmitían lo mismo que una ahora lejana voz en mi mente. Pero no podía dejarme llevar por ella. Había una posibilidad de que ella eligiese a otro y aunque tampoco debía aferrarme a esa idea que tanto me aterraba, tenía que saber que podía pasar.

-Todo lo que me has dicho, padre, lo he pensado yo alguna vez. Pero no puedo hacerme ilusiones con eso y dejar de lado las demás posibilidades. Aunque mi vida se iría con ello, sé que Bella puede escoger a otro y dejarme. O también puede quererme… pero solo como un amigo. Tengo que tener claras todas las opciones… Pero algo sí les digo. No me daré por vencido, ni me alejaré de ella… hasta que ella misma me lo pida.

Mis padres y mi hermana me miraban fijamente. Carlisle, con una casi imperceptible sonrisa. Pero Esme y Alice, no sé qué veían en mi expresión o qué transmitía esta, pero sus ojos estaban nuevamente cristalinos. Mi mamá se me acercó nuevamente y me abrazó.

-Te amo, hijo. Solo quiero que seas feliz.

-Yo también, madre. Pero solo lo seré si estoy con Bella.

Los tres me quedaron viendo con un brillo en sus ojos. Ya me estaba cansando de que me miren tanto. Hasta que mi madre habló.

-Bueno, vamos a desayunar.- Nos dirigimos a la mesa y nos sentamos. No tenía muchas ganas de comer, pero tenía que hacer el esfuerzo.

-Si todo sigue bien como ahora, mañana por la tarde le daré de alta a Bella.- dijo mi padre, haciendo que mi vista se centrara en él y que una sensación de felicidad y alivio me recorriera. Al fin, se alejaría del enfermero ese.

-¿En serio, papá?- chilló Alice. Mi padre asintió con una sonrisa- ¡Ay, qué bien! ¿No te alegra, Edward?- ¡Uf! Ni te lo imaginas…

-No me cabe duda de que se esté recuperando rápido. Es una muchacha muy capaz y pone todo de su parte por mejorar.- opinó mi padre.

-Y no le quites el crédito a su enfermero- cuando Alice dijo eso, un gruñido amenazó con salir de mi pecho. No me gustó cómo dijo “su enfermero”. Él no es suyo- El chico hace muy bien su trabajo.

-Demasiado bien diría yo- pensé en voz alta, causando que tres pares de ojos se centraran en mí. Por supuesto, Alice fue la primera en hablar.

-¡Ah!- profirió un sonido raro, como cuando alguien descubre algo sumamente importante, de vida o muerte- ¡Estás C-E-L-O-S-O!- Mis padres sonreían y mi hermana se carcajeaba. Mi ceño se frunció.- ¡Vamos, Edward! No puedes estar celoso. ¿De Jake?- ¡Ah, ahora ya le había puesto un nombre de pila! ¡Genial!

No podía esconder mis celos, al menos, no de mi familia. Me conocían muy bien. Pero, a la vez, mi orgullo no me permitía admitirlo. Así que, decidí tomar el camino más fácil: ignorarlos, en especial a Alice.

-Hablando de eso, ¿qué pasó con la enfermera que antes se encargaba de Bella?- le pregunté a mi padre, tratando de desviar el tema “Jacob”. Carlisle se me quedó mirando, pero no me respondía. Mi madre le dio un “imperceptible” codazo, lo que le hizo reaccionar.

-¡Ah, claro! La enfermera. Eh… bueno, lo que sucede es que Bella me dijo que no se sentía cómoda con la muchacha y me contó que a veces la miraba extraño; no se sentía bien con ella. Por eso, decidí que lo mejor sería cambiarla.

-¡¿Y por eso tenías que esc…- Mi frase quedó inconclusa al darme cuenta de que había alzado la voz y mi familia me miraba con interés y diversión.- Me aclaré la garganta- ¿Y no pensaste que lo mejor hubiera sido escoger a otra enfermera y a un enfermero? Digo, no creo que él le pueda ayudar en situaciones algo… más personales, como ir al baño.

-La verdad, no consideré que sería mejor una enfermera que él. En el caso de que Bella hubiera requerido ayuda en situaciones más personales, como has dicho, sí hubiera optado por una enfermera, pero ella puede bañarse sola y obviamente para ir al baño, solo la acompañan hasta la puerta. Por otro lado, todas las enfermeras tenías sus responsabilidades asignadas; estaban ocupadas, así que… Hijo, no te pongas celoso de Jacob. Es un buen muchacho, y buen enfermero. Además…- decidí interrumpirlo. No quería oír cómo mi propio padre lo alababa.

-No estoy celoso… solo digo que hubiera sido más… apropiado que sea una enfermera que un enfermero.- traté de solucionar la situación… pero claro, no tengo tan buena suerte.

-¡Ay, vamos! Esa ni tú mismo te lo crees.- Alice, como siempre, demostrando cuánto me quería- Tus ojos tienen el mismo brillo que aquellas veces que descubrías a un chico mirando a Bella furtivamente en el instituto. ¿Me lo vas a negar a mí?- me desafió con la mirada. A eso podíamos jugar dos. La miré de igual modo y con el mismo tono de voz que ella usó, le dije.

-Ya te dije que no estoy…

-¡Ay, ya, ya! No quiero oír más. Odio cuando te pones más terco que una mula. Mejor, come rápido… Quiero ver a Bella, pero ya.- tomó con rapidez su tenedor y comenzó a comer su ensalada de frutas a la misma velocidad.

Pensé que estaba bromeando… pero no. Cinco minutos después, estaba tirando de mí con brusquedad, mientras me llevaba al garaje. Yo iba terminando de comer un sándwich.

Llegamos al hospital antes de lo previsto, gracias a Alice, que me exigía aumentar la velocidad a cada minuto. Tuve que ser muy cuidadoso; no quería ser detenido por un policía y que Charlie se entere de que me había saltado las leyes de tránsito.

Mi padre tenía el día libre, así que tuvimos que esperar un momento, mientras nos atendían. Diez minutos después de haber llegado, nos dirigíamos a la habitación de Bella. Alice estaba pegada a su celular, hablando con Jasper, obviamente. Al llegar al cuarto, me hizo una seña, diciéndome que entrara y que ella me seguiría cuando termine de hablar. Estaba por tocar la puerta, cuando escuché risas que provenían de la habitación. Mi mano voló inconscientemente a la perilla y la giró. En esos escasos segundos, me preparé para la imagen que me iba a encontrar. Estaba seguro que no me iba a gustar nada. Abrí la puerta y no me sorprendió lo que vi. Lo debí suponer.

Bella se encontraba recostada en la cama, con un montón de almohadas en el cabecero que la hacían erguirse un poco. Sonreía. Había estado soñando incontables veces con esa sonrisa, llena de confianza, alegría; pero, en mis sueños, me la dedicaba a mí… no a él. Jacob se encontraba sentado en el pequeño sofá, el cual había pegado a la cama. Su torso estaba tirado hacia adelante, de manera que este se situaba sobre la cama, junto a las piernas de Bella. Con su quijada sobre el colchón, también tenía una sonrisa en los labios y… su mano derecha unida a la mano de Bella. Esa fue la peor parte.

Sentí tanto odio por él cuando vi sus manos unidas, que estuve a punto de correr hacia él y golpearlo hasta dejarlo inconsciente por coger la mano de mi niña. Yo quería ser él. ¡Lo odio!

-¿Edward, por qué no ent…?- Alice no terminó de hacer su pregunta, ya que estaba viendo lo mismo que yo. Jacob volteó al escuchar la voz de mi hermana, al igual que Bella. Él se levantó de un salto, soltando la mano de Bella como si le hubiera pasado corriente- Edward…

-Lo siento, no escuché cuando entraron. Yo… ya me voy.- dijo atropelladamente.

-Jake, no…- decía Bella.

-Regresaré en otro momento, Bella. Con permiso.- dicho esto, le dio una mirada significativa y salió apresuradamente de la habitación.

Bella bajó la vista y la situó en su regazo. Ni siquiera se atrevía a mirar a Alice.

-Hola, Bella.- saludó Alice, pero la aludida no contestó.- ¿Cómo estás?- cerró los ojos, y cuando los volvió a abrir, por fin dirigió su mirada a mi hermana.

-Estoy… muy bien, gracias.

Ok, estaba claro que si yo no le hablaba, ella menos lo haría conmigo.

-Hola, cari… hola, Bella. Por lo visto, hoy te encuentras mejor que ayer.- le dije tratando de alivianar la tensión entre nosotros, pero no funcionó.

-Hola… Edward. Sí, estoy mejor.- solo me miró por un segundo y trató de sonreírme casi imperceptiblemente. Luego, volvió su atención a Alice, quien por lo visto esperaba que yo dijera algo más, pero al ver que ni siquiera me movía y que veía a Bella como un idiota, decidió hacerle caso a ella.

-Hoy, he traído algunos videítos que grabé de momentos súper divertidos. Te van a encantar. Ya verás. El primero es sobre…- el tiempo fue pasando, el día se convertía en noche y ella no me brindaba ni la menor atención. Terminaron de ver los videos y llegó la hora de irnos. Antes de salir, nos pidió nuevamente que vayamos por Jacob. No podía soportarlo. Resignado, salí de la habitación y Alice y yo nos dirigimos a casa.

Y así fueron los demás días. Al día siguiente, le dieron de alta y cuando pensé que eso sería lo mejor, ya que Jacob desaparecería de mi camino, pasó lo contrario. Como siempre, Emmett, Rose, Jasper, Alice y yo íbamos a visitarla, pero siempre en las tardes, llegaba Jacob a “visitarla” según él. La situación entre Bella y yo no cambiaba. Con las justas nos saludábamos; eso era todo. No hablaba conmigo, ni me miraba… nada. Todos esos días, me sentía tan desvalido, infeliz, que ponía mal a mi madre, pero es que por más que quería mirar el futuro con esperanza, el día a día me convencía de todo lo contrario. Pasados 15 días, dejé de ir a su casa. Estaba todo el día en mi habitación leyendo, viendo la TV, jugando xBox, incluso navegando en internet. Hacía lo que sea para distraerme, pero después de pasados unos minutos, me cansaba ya que ella no salía de mi mente. Pero, a pesar de que no iba a su casa, todos los días le mandaba a Alice un tulipán blanco con una tarjeta que rezaba “te quiero”. Bella nunca respondía o le mandaba algún recado a mi hermana. Alice me decía siempre lo mismo: que le entregaba la flor a Bella y que ella lo llevaba a la cocina y al regresar a la sala de estar decía un escueto “gracias”. Seguía viendo todos los días a Jacob y una vez escuché cómo Emmett decía fastidiado a los chicos que Bella empezaba a hablar más de Jacob… que era una gran amigo, que siempre la escucha, que es muy dulce… Me dolía en el alma, pero al parecer el enfermero se estaba ganando el corazón de mi niña… ese corazón que antes me pertenecía y el mío a ella; aunque, claro, mi corazón seguía siendo suyo, nunca dejaría de pertenecerle.

Mis padres se habían resignado a que permanezca todo el día en mi cuarto y que solo saliera a desayunar, almorzar y cenar. Eso era todo. Cada vez que oía volver a los chicos de la casa de Bella, esperaba que Alice entrara a mi habitación diciéndome que Bella le había dicho que ya no quería recibir más flores de mi parte y que me olvidara de ella. Era inminente. Sabía que eso pasaría en algún momento, solo estaba esperando que llegue… o peor, que ella misma venga y me diga que la deje en paz, que ahora era feliz con Jacob y que era imposible que yo sea para ella más que un simple conocido. Cuando ese día llegara, yo desaparecería de su vida. Ya había escogido una universidad lejos de Forks. Me mudaría en unos meses y la dejaría ser feliz. Al fin y al cabo, eso era lo que yo quería para ella, que sea feliz. Y si su felicidad no era conmigo, la dejaría libre.

Era viernes.

18:30

Estaba, como siempre en mi habitación, cuando tocaron mi puerta. Era Alice. Había oído llegar su auto. Contesté el llamado con un simple “adelante”. Y cuando la vi, supe que me había equivocado.

Por fin, el día que tanto temía pero que sabía que llegaría… llegó. Bella estaba en el umbral de mi puerta, tan hermosa como siempre y con una expresión en su rostro que emanaba seguridad.

-Hola.- me saludó con su voz dulce. Pero no le contesté; solo la miraba- He… venido porque quiero decirte algo muy importante.- movía sus manos, como cuando estaba nerviosa. Poco a poco se fue acercando a mi cama, donde yo estaba sentado.- Lo he estado pensando todo este tiempo y quiero que sepas que…

-No es necesario que lo digas. Sé a lo que has venido.- la corté.- Y… no podré… no podré soportarlo. Y por más que me duela decirlo, te prometo… te juro que dejaré de enviarte flores y tarjetas. Te dejaré libre de toda atadura conmigo. De hecho, me voy a mudar a Europa.- mi voz sonaba sin vida, pero no me importó.

-Pero yo pensaba que…

-Sí, sé lo que pensabas, pero por más que lo he intentado, no puedo ser tu amigo.- ella juntó sus cejas y su mandíbula se tensó.

-Edward…

-No te preocupes. Ni siquiera te darás cuenta de que existí. Ahora… por favor, déjame solo.- vi cómo lágrimas se acumulaban en sus ojos, al igual que en los míos.

-¿Es lo que deseas?

-Sí.

-Está bien.- cuando pensé que se daría media vuelta, se acercó más a mí y se inclinó para depositar un suave beso en mi mejilla.- Adiós.

No pude ver su figura saliendo por mi puerta. Mis lágrimas no me dejaron. Ya estaba hecho. La había perdido para siempre. Se iría con él.

Oí el motor de un auto sonar con fuerza y mientras pasaba el tiempo, el sonido perdía fuerza. Caí de espaldas en mi cama, pero no podía permanecer allí. Cada rincón me la recordaba y ese beso que me dio, me hundió aún más. Tenía que salir. Decidido, tomé las llaves de mi auto y corría escaleras abajo hacia el garaje. En la sala de estar, se encontraba mi familia. Al verme casi correr, Esme se acercó.

-¿Qué sucedió? Bella…

-Quiero estar solo, madre. Necesito ir a otro lugar.- al ver que nadie me decía nada, me di media vuelta y llegué al garaje. Subí a mi auto y arranqué.  Cada calle, cada lugar… todo me recordaba a ella. Tenía que irme de Forks. Pero hoy, eso no podría ser. Pasé frente a un extraño bar, situado en una calle solitaria; así que apagué mi auto y bajé. Entré al lugar y la verdad nadie tenía mal aspecto. Los clientes no lucían como delincuentes. Me dirigí a la barra y empecé a pedir trago tras trago.

Una hora más tarde, sin conseguir emborracharme, dirigí mi vista a mí alrededor. Vi una cabellera conocida, pero no me acordaba a quién le pertenecía. Este, al parecer sintió mi mirada y alzó la cabeza. Jacob. Bebiendo. Me miró extrañado y sin esperármelo, se puso de pie y se movió hacia donde yo estaba.

-¿Usted no debería… dónde está Bella?- lo miré furioso. No me encontró en mi mejor día. Estaba por explotar y sabía que en cualquier momento lo golpearía.

-No lo sé. Tú debes saber. Pasa todo el tiempo a tu lado.

-¿Yo? ¿De qué hablas? Ella me dijo que iría a hablar contigo. ¿Qué sucedió?

-¡Suficiente! No contestaré ninguna de tus estúpidas preguntas.

-¿Ah, no? ¿Sabes cuánto sufrí en convencer a Bella de que conversara contigo? Eres un malagradecido.

-Mira, estoy deseando golpearte desde hace mucho tiempo. No me hagas hacerlo.

-¿Golpearme? ¿Y qué te he hecho para que quieras golpearme?

-¡Déjame en paz! ¡Ya la tienes contigo, lárgate!- me paré y lo empujé.

-¡¿Qué te sucede?! Pensé que eras diferente. Llevo yendo todos los días a la casa de Bella tratando de convencerla de que comience una nueva vida contigo y ¿quieres golpearme? Si no me dices qué sucedió cuando Bella fue a tu casa, seré yo quien te golpee. Al parecer, no te la mereces.

-¿Crees que soy un idiota para creer todo lo que me dices? Tú la querías para ti y ella te escogió. Bella fue a decirme que la dejara ser feliz contigo y es lo que estoy haciendo.

-¿Ella te dijo eso? ¿Te dijo que me había escogido a mí, en vez que a ti?- me miraba como si no lo pudiera creer.

-No fue necesario. No lo hubiera soportado. Esto es muy difícil para mí, ¿no lo entiendes? Yo la amo, pero ella te escogió a ti. No puedo hacer nada contra ello. Pero tampoco podría sobrevivir si oía cómo ella me echaba de su vida para siempre. Solo le dije que la dejaba libre… para que sea… feliz contigo.

-Pues déjame decirte que eres el hombre más imbécil del mundo. Bella no fue a decirte que quería hacer una vida conmigo; ella fue para decirte que estaba dispuesta a iniciar una vida contigo, a tu lado. Ella tenía mucho miedo de equivocarse, pero yo siempre veía cómo ibas todos los días al hospital y te quedabas con ella, desde que entró en coma. Pensé que la amabas. Así que le aconsejé que lo intentara. Ella había visto muchas fotos y videos de ustedes juntos. Pero no se sentía segura de ello, hasta que empezó a tener recuerdos, a soñarlos y también estaba esa “primera” vez que te vio. Se sintió tan extraña que no pudo entender al inicio qué era ello, hasta que después de tanto tiempo, aceptó que se había enamorado de ti, como antes lo había hecho

. ¿Creías que yo estaba con ella porque la quería como mi novia? No fue así. Si así hubiese sido, no estaría ahora explicándote como a un bebé toda esta situación.- parecía una estatua… no podía ser…

-Pero…

-¿Qué demonios crees que hago aquí? ¿Celebrar mi cumpleaños… solo? No. La mujer que amo acaba de rechazarme. Vine a calmar, aunque sea por un momento, mi dolor. Nunca lo he hecho antes, pero siempre hay una primera vez, ¿no crees? Bella y yo hicimos un trato: ella iría a pedirte una oportunidad si yo le profesaba mis sentimientos a mi razón de existir. Y por lo visto, a los dos nos fue mal.- no podía proferir palabra alguna. Solo dos palabras estaban en mi mente: La cagué.- ¿Qué cojones haces aquí parado? Sí, lo echaste a perder, pero puedes solucionarlo. Búscala… reacciona, hombre. Muévete. Ve por ella. Bella te quiere. No la pierdas… no termines como yo.- enfoqué mi vista en él. Qué mal lo había juzgado. Soy un maldito idiota y estaba jodido. Palmeé mis bolsillos delanteros. Mis llaves estaban ahí. Las saqué y me volví, camino al aparcamiento del lugar.

-Gracias. Y créeme cuando te digo que la amo más que a mi propia vida.- di media vuelta y me eché a correr. Encontré mi auto, me subí rápidamente y encendí el motor. En ese momento, me di cuenta de que Jacob venía corriendo hacia mí.

-¡Espera! Acaba de llegarme un mensaje de ella… dice que está… en el aeropuerto. ¡Qué extraño! Ella no me dijo nada sobre…

-Mierda.- dijimos los dos a la misma vez. Bella se estaba yendo. Se iba a alejar de mí y no sabía a dónde iba. En este momento, soy el hombre más desgraciado del mundo… el más desgraciado y el más imbécil.

-¿Qué rayos sigues haciendo aquí? Ve al aeropuerto.- Reaccioné y aceleré a todo lo que daba el auto. NO, no, no… ¡Qué tonto había sido! Tuve la oportunidad de volver a ser feliz con ella y lo eché todo a perder… si llegaba tarde al aeropuerto, nunca me lo perdonaría. Me pasé luces rojas, rebasé los límites de velocidad, invadí carriles… gracias a Dios, ningún policía me había detenido.

Llegué en tiempo récord al aeropuerto. Corrí como alma que lleva el diablo buscándola por todos lados, pero no estaba. Corrí y corrí. No estaba. Era tarde. Ella se había ido de mi lado y por mi maldita culpa. Después de correr por todo el aeropuerto, caí rendido en una silla. Tomé mi rostro en mis manos y lloré de impotencia. Tenía ganas de gritar… gritar hasta quedarme sin voz…

-¿Edward? ¿Qué haces aquí?- levanté la cabeza como un resorte y ahí estaba ella… con una maleta en la mano y una mochila al hombro. No lo arruines esta vez… NO, no lo haría.


 

 

Holaaa chicas….Dios! lamento tanto la tardanza… pero he estado out… la universidad me consume. Pero weno, por fin tengo el cap listo.

Okz, sin más, espero que les hay gustado… ¿Edward se pasó, no creen?

Muchas, muchas, muchas, inmensas gracias por sus votos y comments… aprecio cada uno de ellos. Nos leemos prontito... ya saben k si kieren el cap antes de lo previsto, me avisan okz.... chauuuuuuuuu cdns.

Lyhaane.


 

 

Un agradecimiento a: Vampiressa, Jazz_666, Kriss, Marie10, Maacri_Cullen, Lolovampira, Silmo,  Rosiecullen y Rosemarycullen.... yy gracias tb a las chikas k no dan señales de vida, pero k están ahí... gracias por seguirme y por sus comments...

Capítulo 10: CHAPTER 10 Capítulo 12: CHAPTER 12

 
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