Pronto Bella apareció delante de Edward. Iba con su albornoz. Edward tubo un escalofrío al pensar que mañana después de ducharse también se pondría aquel albornoz. Hacia un milenio que no tenía un escalofrío. Cada vez le sorprendía más lo que Bella provocaba en él. La observó serio. ¿A que esperaba? Aun que ya había visto gran parte de ella, se moría de ganas de verla… con aquella lencería. Bella tiró del cinturón y dejó caer el albornoz. Edward tragó saliva. Ese jodido sujetador y ese jodido tanga le quedaban mejor de lo que había podido imaginar.
- Gí…gírate. – le dijo, sin poder articular casi nada.
Ella se colocó bien el pelo, haciéndose de rogar y se giró. Eso aun excitó más a Edward. Se levantó, observando su espalda, las curvas de su cintura, el perfecto trasero desnudo, solo adornado por ese pequeño hilo que se escondía por un sitio completamente envidiable. Le rodeó la cintura con un brazo y la apretó contra él.Bella apoyó su cabeza en el hombro de el. Edward besó su cuello, totalmente expuesto para él. Acarició con su mano el vientre de Bella, hasta subir hasta uno de sus pechos.Esto está mal… Edward es el diablo en persona…se arqueó al sentir como los dedos de Edward acariciaban uno de los pezones. Gimió.
- Eso es… siente lo que te doy… - como esto sea otro jodido sueño no voy a poder aguantar otro despertar de ese modo. Pero tanto Edward como Bella sabían que eso era totalmente real.
Edward se separó un poco.
- Joder, que calor hace aquí. – se quitó la camiseta y pronto volvió a ponerse, ahora, en frente de Bella. La besó de nuevo como antes y la tumbó en el sofá. – no sabes lo duro que me tienes, Bella... – bajó su mano hasta la mojada tanga y la metió dentro.
Bella se tensó.
- No, cariño… - acarició sus labios con el pulgar – relájate… te va a gustar…
Y eso lo dijo mientras empezaba a tocar el punto más sensible y placentero que Bella tenía.
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