Mi Profesora de Seducción (+18)

Autor: LauraAtenea
Género: + 18
Fecha Creación: 11/03/2013
Fecha Actualización: 05/05/2013
Finalizado: NO
Votos: 13
Comentarios: 19
Visitas: 13710
Capítulos: 8

PREFACIO

—¿Crees….crees que si me enseñas todo lo que sabes sobre….sexo —susurró —podré estar con Tanya? —miré a Edward de arriba abajo. Gafas de pasta, ropa anticuada y…virgen. ¿Podría con este reto?

—Por supuesto, Edward….seré su profesora de seducción… 

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Capítulo 8: Capítulo 8 En el Cine

CAPÍTULO 8 EN EL CINE...

Era viernes. Al fin era viernes. Tenía ganas de dejar aparcados los apuntes y los libros y salir un rato y evadirme. No me importaría irme a tomarme algo y a bailar, hacía mucho que no lo hacía...aunque últimamente salir con los chicos era como salir completamente sola. Ellos se encerraban en su mundo, besándose y metiéndose mano y yo tenía que buscarme la vida sola; al menos yo no tenía ningún problema a la hora de buscar algo de compañía interesante. Vale, entonces salir a bailar quedaba descartado porque en estos momentos no podría buscarme compañía por las malditas normas que habíamos impuesto.

Joder, casi contaba los días para poder pasar a otro nivel con las clases de Edward. Me sorprendió muy gratamente la clase de ayer, no me había imaginado jamás que Edward podría besar de esa manera...teniendo en cuenta que yo había sido su primer beso. No podía esperar a comprobar las demás cosas que podría hacer con su lengua...Putona pervertida...esto no lo haces para tu propio placer...lo haces para que un par de amigos se ayuden mutuamente... ¿no?

Volviendo al tema que me preocupaba inicialmente...sí, casi queda descartado salir a bailar. ¿Los chicos querrían ir al cine? Puaj, estaba en la misma situación, iría con ellos y luego, ¿qué? Sentarme a su lado y escuchar la serenata de gemiditos y jadeos o sentarme sola en un rincón del cine agarrando mi bolsa de palomitas como si fuera un puto salvavidas, patético...no, gracias...a no ser...En ese momento se me ocurrió una idea. ¿Y si torturara a Edward para que viniera con nosotros? Siendo egoísta, yo no estaría sola...y así él podría espabilarse un poquito.

Sin pensármelo dos veces descolgué el teléfono y marqué el móvil de Rosalie. Tras cinco tonos iba a colgar, pero entonces me contestó con una voz un tanto rara.

— ¿Quién—coño—es? — gruñó a través del altavoz.

— ¿Rose? — se oyó un sonoro jadeo, entonces empecé a reírme — ¿Rosalie? ¿Molesto?

— Pues para ser – jadeo – sincera...un poco – jadeo.

— Está bien, está bien...Era para ver si hacíamos algo esta noche...yo ya veo que has empezado tu fin de semana a lo grande – jadeo – Ya si eso...llamo a Alice – jadeo – y luego te llama ella...

Marqué el teléfono de Alice mitad riéndome mitad rezando para no pillarla de la misma forma que a Rose. Salidos de mierda...no se podían esperar un poquito para echar el casquete...A los tres tonos me respondió agitada.

— ¿Bella?

— Dime que no os he interrumpido a ti y a Jasper el polvete de media tarde – Alice empezó a reírse a carcajadas.

— No, aún no – rio – No encontraba el móvil, estaba en el bolso maxi grande ese que compré...me he tenido que meter literalmente dentro, ¿sabes? — ahora me tocó reírme a mí.

— Ese bolso es más grande que tú.

— Ja, ja... ¿has llamado solamente para meterte con mi estupenda estatura, grandullona?

— No...en principio te llamaba para preguntaros si os apetece ir al cine — hubo un pequeño silencio al otro lado de la línea.

— ¿Ves cómo he hecho bien en no darle un meneo a Jasper? El cine es perfecto, tiene su punto y su morbo. ¡Vale! Esta noche toca cine — rodé los ojos.

— Eh...Alice, ¿puedes pasarme a Edward? — por un momento no se escuchó nada a través de la línea — ¿Alice?

— ¿Para qué quieres hablar con mi hermano?

— Para preguntarle si se quiere venir con nosotros – otro silencio.

— ¿Para qué? ¿Quieres pervertirle en un cine? — empezó a reírse fuertemente. No pude evitar rodar los ojos de nuevo.

— Cállate, enana gritona – bromeé – Lo que quiero es que se despeje, a que salga un poco...no sé, si quiere abrirse al mundo es necesario salir de casa y esas cosas – dije de manera irónica.

— Tienes toda la razón...espera... ¡Edward! — tuve que alejar el teléfono de mi oído para no quedarme sorda de por vida por el tremendo grito de la duende – Es Bella.

— Dios santo, que potencia de voz – le oí murmurar de fondo — ¿Sí? — preguntó Edward con un hilo de voz.

— Edward...Dios, no sé cómo soportas a tu hermana todo el santo día con esos gritos...— se rio bajito – Quería preguntarte que si quieres venir al cine con nosotros.

— ¿Yo? ¿Al cine? ¿Con vosotros? Eh...yo...no sé...— dudó y se calló por unos instantes – Tengo que estudiar y...

— Edward – le corté – es viernes. La gente suele salir y evadirse después de una dura semana de clases. Vamos a ir al cine y luego a comer algo, nada más. Debes salir un poco, tío...

— Supon...supongo que podré estudiar mañana – suspiré fuertemente, era incorregible – Está bien, iré con vosotros – susurró.

— Perfecto, me pasaré por vuestra casa en un par de horas.

— Vale.

Colgué con la sensación de ser muy perra...no, no era una sensación. Era muy perra y esta noche iba a ser un poquito traviesa con Edward.

Nada más colgar me metí en la ducha y comencé a arreglarme como Dios manda. Me maquillé discretamente y me puse un vestido de manga corta de color azul que me llegaba a la mitad del muslo. Recogí mi pelo en una sencilla coleta y me puse unos zapatos con tacón discreto. Antes de salir de casa me puse una chaqueta negra encima y cogí mi bolso.

Caminé hasta la casa de los Hale. Rodé los ojos cuando vi que el Jeep de Emmet seguía frente a la puerta de la casa de su novia...unos tantos y otros tan poco.

Tras subirnos los cuatro, la parejita de turno, Jasper y yo, en el enorme coche de mi amigo nos fuimos a la casa de los Cullen. Allí nos recibió Esme. Yo de mayor quería ser como ella; era tremendamente guapa, no debía de tener más de cuarenta y pocos años. Tenía una figura menuda pero proporcionada y su pelo era de color caramelo. Sus enormes ojos eran tan verdes como los de Edward y Alice. Nos sonrió cálidamente y nos invitó a pasar.

— Hola, chicos...sentaos un ratito, Alice está terminando de arreglarse – rodó los ojos riéndose — ¿Qué tal va todo? Bella, hacía tiempo que no coincidíamos.

— Bien – respondí — ¿Y usted?

— ¿Cuantas veces tengo que decirte que no me llames de usted? — me regañó con una sonrisa en los labios – Yo estoy más que contenta, hija...Al fin Edward va a salir un viernes.

— Se alinearon los planetas – murmuró Rose.

— ¡Qué va! Ha sido gracias a Bella – remarcó Emmet.

— Ah, ¿sí? — Esme me miró perpleja.

— Si, Bella sabe cómo manejar a un hombre para conseguir sus propósitos – bromeó el hermano oso ganándose una mirada envenenada por mi parte.

— Bueno...Edward necesitaba salir un poco. Yo simplemente me he limitado a preguntarle – me encogí de hombros.

— Pues a ver si consigues convencerle para que cambie de apariencia...con lo guapo que es mi niño – murmuró Esme.

— De eso ya me encargo yo – dijo Alice desde las escaleras. Edward venía tras ella algo sonrojado por la conversación que giraba en torno a él.

— Bueno, mamá – dijo Emmet – Nos vamos...no nos esperes despierta – dijo moviendo las cejas.

— Hormonas...— murmuró Esme mientras negaba con la cabeza – Tened cuidado, ¿vale?

Fuimos en dos coches; Alice y Jasper se fueron solos y Edward y yo en el Jeep con Rose y Emmet. El camino hasta el centro comercial fue un no parar de reír. Era inigualable ver y sobre todo escuchar a Emmet cantando Lady Marmalade y eso que era la versión light porque iba conduciendo – la versión guarrilla iba con baile. Incluso pillé a Edward sonriendo en un par de ocasiones.

Una vez dentro del recinto...de nuevo la misma pelea. Los chicos querían ver una de acción, sangre y pistolas...y las chicas querían ver una peli de amor con chico cañón incluido en el reparto, la típica del chico rebelde que se enamora de una chica...ahí dejé de escuchar. No sé para qué discutían si al final de lo último que extraían pendientes iba a ser de la pantalla. Entonces me dediqué a observar a Edward. Le había traído para que se evadiera, pero sobre todo para observar y medir sus reacciones. Estábamos a punto de comenzar un examen sorpresa.

Miré de reojo a Bella. Iba a mi lado en el asiento trasero del Jeep de mi hermano. Esta iba a ser la primera vez que saldría con ellos y mucho me temía que no iba a ser la última. Siempre me había parecido mejor idea quedarme en casa y leer o estudiar, o simplemente escuchar música...hasta ahora.

Reconozco que me había quedado un poco noqueado cuando mi hermana – tras un grito aterrador de los suyos – me tendió el teléfono diciéndome que Bella quería hablar conmigo, y más alucinado me quedé cuando me invitó a salir con ellos...

Volví a mirarla de reojo. Tenía que reconocer que estaba muy guapa con ese vestido azul...aunque el vestido en cuestión era demasiado corto para la salud de cualquier chico que la mirara, incluido yo. La falda le quedaba justo a medio muslo, revelando una pálida pero cremosa pierna...Jesús, tenía que parar con estos pensamientos subidos de tono con ella.

En verdad, necesitaba relajarme un poco, divertirme...y a eso exactamente había ido. Por los altavoces del coche de mi hermano iba sonando la banda sonora de Moulin Rouge. Y mi hermano iba cantándola a grito en boca como el payaso que era. Puedo jurar que la gente nos miraba desde fuera...No pude evitar reírme, eran taaan cómico ver a un tipo del tamaño de mi hermano cantado esa canción taaan femenina...

Cuando llegamos al centro comercial nos fuimos directamente a la zona de ocio. Había unas interminables colas para comprar las entradas para el cine. Grupos de amigos que querían ver la última peli de acción y grupitos de chicas que babeaban delante del cartel de la última peli del Pattinson. Y allí fue donde empezaron las discusiones. Los chicos empezaron a pelear por la película que querían ver mientras Bella se reía sin meter baza; obviamente ganaron las chicas. Y digo obviamente porque les amenazaron sin sexo durante una semana. ¿Qué tenía el sexo? ¿Cómo de adictivo podía llegar a ser? Bueno, pronto descubriría ese pequeño secreto, de eso no había duda.

Subimos las escaleras de la sala que nos había tocado casi en penumbra cuando un brazo de sacó de mis pensamientos con más fuerza de la necesaria. Era Bella.

— ¿Estás loco? ¿A dónde crees que vas? — dijo con cara de horror.

— ¿Qué? Pues a sentarme con ellos – señalé a mis hermanos.

— Ni se te ocurra, Cullen...— me amenazó; la miré sin entender — ¿Quieres oír los lengüetazos y los sonidos que producen ellos mientras se meten mano?

— Oh, Dios...

— Me lo temía – sonrió – Ven.

Tiró de mí hasta un par de sitios, algo oscuros, por cierto. ¿Iban mis nervios a soportar estar con Bella durante noventa minutos en un sitio tan...íntimo? Dios mío, ya estaba temblando. ¿Servirían infusiones de valeriana en el bar del cine? Entonces apagaron las luces...ay.

— ¿Quieres palomitas? — me susurró cuando empezaron los anuncios en la pantalla.

— Gracias – cogí un puñado intentado no tocar nada que no debiera...al menos de momento

Intenté concentrarme en la película, seguir la trama para ignorar el olor de Bella. Hasta un par de días no me había dado cuenta de que ese peculiar aroma a fresas que desprendía Bella me incitaba. Miré de nuevo la pantalla...se trataba de un drama romántico. Ya se sabe, chico ama a chica pero el destino no se lo pone nada fácil...típica película de chicas.

Entonces noté que Bella se inclinaba de vez en cuando a mi asiento, de vez en cuando su brazo tocaba el mío, como si fuera casualidad. Intenté mantenerme quieto a más no poder, después de esta noche iba a tener un par de contracturas en el cuello de lo tenso que estaba...Quizás eran imaginaciones mías...hasta que rozó una vez, dos y hasta tres veces su pierna con la mía. Vale, esto no me lo estaba imaginando. Mi respiración comenzaba a jugarme una mala pasada...sólo esperaba que Bella no lo notara.

El siguiente movimiento me dejó aún más confuso. Me besó en la mejilla con tanta dulzura que se me escapó un vergonzoso jadeo. Cielo santo, aún tenía el sabor de sus labios del otro día, quería repetir lo que hicimos en la última clase, pero...

— ¿Qué haces, Bella? — susurré.

— Schhhh, ¿por qué no te relajas un poquito? — volvió a besarme, pero esta vez cerca de la boca — ¿Te molesta?

¿Molestarme? Oh, por favor. Me puede molestar que alguien me meta en dedo en el ojo, ¿pero que Bella me meta la lengua en la boca? ¡Ja!

— No, para nada...

— ¿Quieres que pare? — dijo contra mi piel.

— No...

— Entonces...dime que quieres que haga – esto no podía estar pasando...

— Pues quiero...quiero que me...beses...

— Si quieres un beso... ¿por qué no te acercas y lo coges tú mismo? — definitivamente, esta mujer me iba a matar.

Veía el contorno de su cara simplemente por el reflejo de la pantalla del cine. Sus labios estaban entreabiertos, justo para darme lo que yo más anhelaba...Tragué en seco, suspiré de nuevo y después...la besé...

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Siento el retraso con la historia, he tenido algunos problemas de salud...espero poder actualizar cada dos días a partir de ahora =) Gracias por leer! 

Capítulo 7: Capítulo 7 Bésame otra Vez

 
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